soCIEdAd

11 mar. 2014 - que volvieron desde Alemania, Suiza,. Estados Unidos y Francia. Éstos publi- .... DEPORTE. Se desarrollar
1MB Größe 6 Downloads 47 Ansichten
16

|

Sociedad

| Martes 11 de Marzo de 2014

lo pequeño que hace uNa graN difereNcia La modificación de materiales en escalas de las milmillonésimas partes del metro ya está transformando los objetos que usamos en múltiples actividades

DEPORTE Se desarrollaron raquetas, pelotas, tablas de snowboard más livianas, más fuertes, más durables y menos contaminantes. también, telas que repelen el agua y que contrarrestan los gérmenes y evitan los malos olores

FÁRMACOS Y COSMÉTICOS Los liposomas (vesículas diminutas que permiten encapsular y transportar principios activos sin que se degraden) mejoran la penetración en la piel y anticipan una nueva era en la farmacología

PINTURAS Y ANODIzADOS poseen colores y propiedades particulares que no ofrecen los tratamientos tradicionales

ELECTRÓNICA La nanotecnología se usa en telefonía y comercio electrónico. El “laboratorio en un chip” permite además detectar agroquímicos y bacterias patógenas

soCIEdAd Edición de hoy a cargo de José Crettaz | www.lanacion.com/sociedad

@LNsociedad

Facebook.com/lanacion

[email protected]

CIENCIA | el conocimiento aplicado a la industria

Nanotecnología. Lejos de las promesas futuristas y más cerca de la vida cotidiana Son innumerables los productos fabricados con estas técnicas; alrededor de 500 investigadores las desarrollan en el país Viene de tapa

Soler Illia y colegas, entre los que se cuentan biólogos, físicos, químicos, bioquímicos e ingenieros de diversas especialidades, están desarrollando en el país los fundamentos científicos que permiten manipular la materia en dimensiones de 1 a 100 o 200 nanómetros (un nanómetro es la millonésima parte del milímetro), una escala en la que presenta propiedades diferentes de las que posee en el mundo macroscópico. Soler Illia es un experto en hacer poros increíblemente pequeños. Junto con su equipo desarrolló un tipo de cristales recubiertos con una fina película de un óxido con poros del tamaño de pocos nanómetros que permite detectar moléculas específicas (como un gas tóxico, por ejemplo). Otra de sus creaciones es una membrana artificial, en la que trabajó junto con Omar Azzaroni (del Inifta, de La Plata) y Lía Pietrasanta (de la UBA), basada en un cerámico nanoporoso que deja pasar ciertas sustancias químicas en presencia de iones de calcio y permanece “cerrada” en su ausencia. “Logramos imitar los canales de calcio de las células. Es un lindo ejemplo de cómo los nanocientíficos imitamos a la naturaleza”, comenta. Para acometer este tipo de desafìos se requieren recursos humanos, una tarea en la que el Centro Interdisciplinario de Nanociencia y Nanotecnología (CINN) cumple un rol importante. “En poco más de cuatro años –cuenta Lía Pietrasanta, coordinadora, junto con el doctor Carlos Balseiro, del programa de recursos humanos–, permitió la radicación de seis investigadores que volvieron desde Alemania, Suiza, Estados Unidos y Francia. Éstos publicaron 148 trabajos de investigación en revistas internacionales, dirigieron 41 proyectos científicos, supervisaron a 43 becarios de grado y de posgrado y obtuvieron tres patentes.” Pero la tarea de los investigadores no se reduce al laboratorio: poco a poco, el conocimiento que obtienen está impulsando una nueva generación de compañías tecnológicas. La Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), fundada en 2005, tiene en su haber una treintena de proyectos en diversos grados de avance. “Buscamos (o nos buscan) doctores recién recibidos o posdoctorados cuyo trabajo de tesis parece prometedor como para transferirlo a un prototipo y ofrecerlo a una industria –cuenta Daniel Lupi, presidente de la FAN (ver aparte)–. Si funciona, tratamos de que ese muchacho o muchacha se transforme en empresario, invertimos una suma aproximada a los 90.000 pesos para darle el envión inicial y le damos un plazo de un año para concretarlo. Alrededor de una decena ya son exitosos o están en condiciones de serlo.” Muchos de los proyectos evolucionaron a partir de la creación de redes de nanotecnología que emergieron de tres nodos de investigación en Buenos Aires, La Plata y Bariloche.

En 2007 y 2010, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica hizo llamados a proyectos productivos de asociaciones públicoprivadas por montos importantes, que permitieron incorporar nuevo equipamiento esencial para encarar investigaciones más ambiciosas. “En 2011, ganamos un proyecto de alrededor de tres millones de dólares –cuenta Ernesto Calvo, director del Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (Inquimae), dependiente de la UBA y el Conicet–. Pudimos incorporar equipos y dar un salto muy, muy grande.” Calvo y su grupo pudieron encarar el trabajo con Laring, una pyme productora de pinturas y especialista en el tratamiento de superficies. “La historia de esta compañía es similar a la de muchas otras –cuenta–: abuelo inmigrante llegado de Ucrania funda una primera fábrica en Mataderos. Hijo graduado en nuestra facultad funda otra empresa. Tras algunos años, ambas se fusionan y se dedican a galvanoplastia, anodizado de aluminio, producción de solventes para limpieza. Con ellos estamos desarrollando anodizado de aluminio funcional (una nueva versión del que se usa en los marcos de ventanas).” Se trata de hacer crecer sobre el aluminio una capa de óxido que forma una estructura nanométrica. “Empleamos microscopía electrónica y otras técnicas que una empresa argentina mediana no puede ni siquiera imaginar –explica Calvo–. Este esfuerzo conjunto permitió montar una planta piloto que podrá hacer lo que hacemos nosotros en el laboratorio, pero en otra escala.”

Conocimiento de vanguardia Hay desarrollos de distintas áreas en todo el país Nanodetector Lo gestaron investigadores del Inifta, el Inta y el Instituto Balseiro. Junto con la empresa Sancor Seguros, de Sunchales, están desarrollando un equipo para detección de agroquímicos Alimentos funcionales La compañía Omega Sur intenta encontrar una manera de encapsular Omega 3 para incorporarlo al yogur sin que altere el gusto Snowboard La compañía nairoby, de Mar del Plata, produce tablas reciclables

Entre las nuevas aplicaciones que permitió encontrar esta asociación entre el mundo académico y el productivo está algo que existe en el mundo, pero no en el país: cristales fotónicos que permiten obtener anodizado azul, anaranjado, violeta... “Los producimos con un proceso muy económico que podría dar lugar a una nueva tecnología para pantallas planas –cuenta el científico–. La idea es darles apoyo a empresarios argentinos para que ganen competitividad.” El mismo centro también está trabajando en nanotecnología para desarrollar pilas de litio. “Las baterías de este material se inventaron alrededor de 1990, pero no sirven para un auto, porque no tienen suficiente energía por unidad de peso –detalla Calvo–. Se emplean en teléfonos celulares, cámaras digitales, computadoras portátiles. Pero una nueva alternativa de litio oxígeno permitiría alcanzar la densidad de energía que poseen hoy los combustibles fósiles. El 60% de las reservas mundiales de litio está en un triángulo formado por el salar de Uyuni, en Bolivia; el desierto de Atacama, en Chile, y la Puna argentina. Nosotros hicimos una prueba de concepto y demostramos que podemos extraer el litio más rápido y más barato.” Pero sin duda el emprendimiento más ambicioso que avanza en este momento en el país es el de Unitec Blue, empresa del grupo Eurnekian que ya está produciendo chips y semiconductores para telefonía, transporte, comercio electrónico (tarjetas de crédito) y e-government (voto electrónico). En su planta de Chascomús, construida en apenas ocho meses, entre mayo de 2012 y febrero de 2013, y con una inversión de 300 millones de dólares, trabajan 250 personas que producen 1150 millones de chips anuales. “Fue un desafío enorme –cuenta Matías Gainza Eurnekian, sobrino del conocido empresario y ejecutivo del grupo–. Tuve que dedicarme ciento por ciento a esta compañía, que me demanda muchas horas por día. Es un mercado que avanza rapidísimo.” Asociada con Six, de Brasil, Unitec Blue promete dominar todo el ciclo desde la producción de placas de silicio (wafers) hasta el chip, y ya exporta su producción a aquel país, El Salvador, Uruguay, Chile y Nicaragua, entre otros. “Vimos un nicho industrial atractivo, porque el 97% de la región importa estos productos –dice Gainza Eurnekian–. No hay otra planta como ésta al sur de México: tiene más de 120 máquinas de alta complejidad, salas completamente asépticas (con menos de 10.000 partículas de polvo por metro cúbico), personal en constante capacitación... Haber logrado esto nos enorgullece.” Para agregar inteligencia local a su producción, Unitec Blue ya firmó acuerdos con el INTI y el Conicet. “Con los científicos nos entendimos enseguida”, asegura.ß

Lía Pietrasanta forma recursos humanos en microscopía avanzada en la UBA

rodrigo néspolo

Una ciencia poco conocida, pero que todos consideran importante opinión Daniel Lupi

PArA LA NACION

N

uestro país tiene una tradición muy grande en ciencia, formada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y los distintos organismos, y la aparición de la nanotecnología nos brinda una muy buena oportunidad de desarrollo. La situación de la nanotecnología en el país sigue un patrón propio, ya sea por las vicisitudes de los mercados globales que nos amenazan como por la realidad de nuestras pymes. La continuidad de las políticas en nanotecnología comienza a dejar su huella: por ejemplo, en la metalmecánica se habla de endurecer superficies para partes de motor o tornillos de cosechadoras, empleando deposiciones de nanomateriales como la mejor alternativa. Muchos grupos están trabajando en los denominados “laboratorios en un chip”, donde confluyen prestigio y saberes en microelectrónica, biotecnología y medicina en dimensiones y alcances que sólo la nanotecnología permite. En este momento, más de 500 investigadores han respondido a la encuesta de nuestra última publicación Quién es quién en nanotec-

nología, y eso conforma una fuerza intelectual y de trabajo muy importante. Nuestro objetivo es que los laboratorios sigan estando cerca de la industria, lo que nos dará como resultado un futuro interesante en muchos aspectos. Hoy, si se les preguntara a los investigadores sobre el rol de la nanotecnología en nuestro país, sin duda muchos dirían que la disciplina es capaz de generar cambios sustantivos. Pero si se les preguntara cómo se puede aplicar la nanotecnología

Nuestro objetivo es que los laboratorios sigan estando cerca de la industria a la industria en realidad no lo sabrían, porque es una disciplina muy nueva. Lo mismo pasaría del lado de los industriales: todos han escuchado que hay algún producto que usa nanotecnología, pero en la práctica son pocos los datos concretos que tienen. Todavía no hay una toma de conciencia de la importancia de la nanotecnología. La Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN) apunta al aumento de la competitividad de las

empresas argentinas a través de la difusión y creación de valor. Y esto lo hace a través de un conjunto de herramientas que se complementan con las acciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Es por ello que desde la FAN cumplimos un rol interesante en este ecosistema conformado por la ciencia, la técnica y la innovación productiva y su vínculo con la industria. En ese sentido, la Fundación tiene entre sus misiones la organización de encuentros en donde se les pide a los investigadores hablar sobre temas con valor para las cámaras industriales y para el mejoramiento de algún aspecto de sus productos. Así nacieron las jornadas Nanotecnología para la Industria y la Sociedad, que tienen como objetivo la comunicación entre ambos grupos. Éste es el primer escalón de pasos mucho más exigentes, como los que está realizando el Ministerio a través de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, con fondos sectoriales como el Fonarsec, que permiten la asociación entre industriales y académicos para la resolución de los problemas de la producción.ß El autor es director de la Fundación Argentina de Nanotecnología