La reconversión monetaria de Venezuela 2008 - Banco Central de

Biblioteca Ernesto Peltzer. Banco Central de ... El 6 de marzo de 2007, el presidente de la República, ... monetaria se
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Directorio Gastón Parra Luzardo Rafael J. Crazut Bernardo Ferrán Armando León Rojas José Félix Rivas Alvarado José S. Khan Fernández Haiman El Troudi (Representante del Ejecutivo Nacional)

Administración Presidente Gastón Parra Luzardo Primer Vicepresidente Gerente José Manuel Ferrer Nava

LA RECONVERSIÓN MONETARIA DE VENEZUELA 2008

CARACAS, 2008

Catalogación en fuente Biblioteca Ernesto Peltzer Banco Central de Venezuela (BCV) Memoria de la reconversión monetaria / Gastón Parra [presentación]. –Caracas: BCV, 2008. – 88 p. Edición Especial Incluye índice y presentación ISBN: 980-394-044-7 1. Banco Central de Venezuela – Política monetaria 2. Política monetaria – Venezuela – 2008 3. Bolívar – © Banco Central de Venezuela, 2008

moneda – Venezuela I. Título II. Parra Luzardo, Gastón

Producción editorial Gerencia de Comunicaciones Institucionales, BCV

Clasificación Dewey: 332.4987 / B689

Departamento de Publicaciones

Clasificación JEL: E51; E58

Avenida Urdaneta, esquina de Las Carmelitas Torre Financiera, piso 14, Caracas 1010, Venezuela Teléfonos: 801.5514 / 8380 / Fax: 536.9357 [email protected] www.bcv.org.ve RIF: G-20000110-0 Textos Departamento de Información Fotografías Betzaida Bonilla y facilitadores voluntarios del BCV Diseño y diagramación María Gabriela Rangel y Carlos López Chirivella Impresión Editorial Arte Hecho el Depósito de Ley Depósito legal: lf35220083302816 ISBN: 980-394-044-7 Impreso en Venezuela - Printed in Venezuela

PRESENTACIÓN | 07 INTRODUCCIÓN | 11

1. INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS Luces para emprender el inédito camino | 15 2. NORMATIVA Las pautas del estreno | 21 3. ADECUACIÓN TECNOLÓGICA Rutas en lenguaje de bits | 27 4. REORGANIZACIÓN INTERNA DEL BCV Nuevos latidos para la dinámica gerencial | 29 5. FABRICACIÓN DE LAS ESPECIES MONETARIAS Trabajo de impresión y acuñaciones en la Casa de la Moneda de Venezuela | 37 6. BILLETES Y MONEDAS Innovación, seguridad, ambiente e historia al portador | 45 7. DISTRIBUCIÓN DE LAS ESPECIES MONETARIAS Cada ciudad, cada poblado... un destino | 65 8. ESTRATEGIA DE COMUNICACIÓN Venezuela habla bolívar fuerte | 75 9. RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL 1˚ Premio al Mejor Diseño | 87

PRESENTACIÓN

El 6 de marzo de 2007, el presidente de la República, Hugo Rafael Chávez Frías, emitió el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reconversión Monetaria. A partir de esa fecha, el Banco Central de Venezuela, en coordinación con el Ejecutivo Nacional y sobre una base de cooperación con organismos públicos y privados, trabajó para hacer realidad un cambio inédito en la historia venezolana. La reconversión monetaria fue un compromiso para fortalecer la moneda y reafirmar el objetivo de estabilidad de la economía, fundamentado en la ejecución de un conjunto de políticas consistentes en el tiempo y orientadas a favorecer un crecimiento armónico de la economía y el desarrollo económico-social del país. La nueva escala monetaria logra una mayor eficiencia en el sistema de pagos con el manejo de cifras más pequeñas, lo que facilita tanto las operaciones comerciales y el cálculo de todas las transacciones económicas, como los registros contables. En términos prácticos, mediante una reconversión monetaria se eliminan ceros a la moneda nacional de un país, de modo que a partir de una fecha específica, todas las cantidades de dinero pasan a ser expresadas en una nueva y menor escala.

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En el caso de Venezuela, a partir del 1 de enero de 2008 se eliminaron tres ceros a la moneda como resultado de su división entre un factor de 1.000. Lo que el lector tiene en sus manos es la historia de cómo el Banco Central de Venezuela, con el concurso entusiasta de las instituciones públicas, la colaboración de los agentes privados de la economía y el apoyo de la población, condujo al país al estreno de siete monedas y seis billetes, producto de un cambio que refuerza la confianza en el signo monetario y refleja la fortaleza de una economía nacional que incluye a todos. Gastón Parra Luzardo Presidente del Banco Central de Venezuela

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Luego de 10 meses de intenso trabajo, las monedas estaban listas para salir al encuentro de la población.

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INTRODUCCIÓN

Cuando el 1 de enero de 2008 los cajeros automáticos dispensaron las primeras piezas de los nuevos billetes venezolanos, se llegó a una etapa culminante del proceso de reconversión monetaria. El novísimo papel moneda comenzaba su viaje de encuentros con la población, a la que sorprendería gratamente con el diseño vertical, su acuarela de tonos azules, anaranjados, rosados, marrones..., las imágenes de personajes históricos inusuales en los billetes y el llamado a la conciencia ecológica. En paralelo, desde el primer día del año, también las nuevas monedas metálicas iniciaban su contacto con el público, que progresivamente las fue haciendo sus compañeras de ruta en el transporte o sus aliadas en el pago del comercio minorista, entre muchos otros ámbitos de uso cotidiano. En total, Venezuela estrenó seis billetes y siete monedas, un nuevo cono monetario que simplificó las transacciones comerciales, alivió los registros contables e hizo más comprensibles las expresiones de cantidades de dinero. Diez meses antes de que los venezolanos miraran, tocaran y giraran el nuevo papel moneda y de que las nuevas monedas metálicas comenzaran a sonar con sus voces de cobre, níquel y acero en bolsillos y cajas registradoras, había arrancado la instrumentación de la

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reconversión monetaria. Precedida por exhaustivos estudios por parte del Banco Central de Venezuela (BCV) y normada en sus aspectos esenciales por el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reconversión Monetaria, del 6 de marzo de 2007, la introducción de una nueva escala monetaria implicó un intenso trabajo para el BCV, así como para diversos organismos, tanto de la esfera pública como privada, que se unieron en la construcción de un resistente tejido de cooperación para hacer posible la llegada exitosa del bolívar fuerte. Desde su entrada en funcionamiento, en octubre de 1940, el BCV ha cumplido a cabalidad las competencias monetarias del Estado venezolano, entre ellas, la emisión de billetes y la acuñación de monedas. Sin embargo, el reto planteado en 2007 era de una naturaleza radicalmente distinta, tanto porque la migración a una nueva y menor escala monetaria era un cambio inédito en Venezuela, como por el lapso perentorio en el que la ley ordenaba realizarlo. En una proporción institucional, habría que pensar en un corredor de maratón al que se le presentara el desafío de correr los 400 metros... con

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vallas. Tiene que repensar rutinas de entrenamiento y replantear su enfoque de la competencia: ya no se trata del esfuerzo que dosifica a lo largo de 42 kilómetros, sino del arranque explosivo, la aceleración en segundos y la velocidad alta y constante. El 1 de enero de 2008 se cruzó la meta como estaba previsto y si bien la satisfacción institucional puede asimilarse a la sonrisa del atleta que rompe con su pecho la cinta de llegada, es sustancialmente diferente la dimensión de lo alcanzado: no una hazaña individual, sino un logro nacional. Asimismo, no fue una medalla colosal colgada en la fachada de la sede del BCV lo que testificó el éxito, sino el hecho de que, desde las primeras semanas del año, la población había asumido con tranquilidad y confianza la nueva escala monetaria. La moneda, al tiempo que medio de pago, es síntesis de la confianza en la economía de un país y expresión del sentido de nación que comparten los habitantes de un territorio. Tras el cambio sin precedentes, el bolívar fue fortalecido en cada una de esas cualidades.

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INVESTIGACIONES Y ESTUDIOS

Luces para emprender el inédito camino

Torre financiera del BCV en Caracas: epicentro del esfuerzo nacional para dotar al país de un nuevo cono monetario.

A partir del 6 de marzo de 2007, Venezuela se sumó al grupo de países que han realizado cambios en sus conos monetarios. Al lado de los estudios sobre el fenómeno inflacionario y las medidas orientadas a controlarla, muchas de las experiencias de otras economías fueron objeto de análisis por parte del BCV para derivar enseñanzas clave a tener en cuenta en el país, que no sustituiría sus especies monetarias en un contexto de hiperinflación, como Brasil a mediados de los años noventa del pasado siglo, ni como expresión de una unión monetaria, como en 12 naciones de la Europa comunitaria a partir de 1999. En Venezuela lo planteado era reordenar el cono monetario en un ambiente de crecimiento sostenido de la economía, a fin de superar las consecuencias de años de elevadas tasas de inflación, registradas desde principios de la década de los ochenta y que tuvieron su cúspide en el 103,2% anual del año 1996. Los venezolanos no vivieron cambios diarios de precios en los anaqueles de los supermercados ni llegaron a pagar cantidades millonarias por un refresco, pero sí vieron cómo a sus manos llegaban nuevos billetes de denominaciones cada vez más altas. Si en los años sesenta y setenta, el billete “más grande” era el de Bs. 100, para los ochenta ya lo era el de Bs. 500 y para finales de los noventa, los de Bs. 10.000 y Bs. 20.000. En 2002 habría todavía cabida a uno más: el de Bs. 50.000.

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Años de altas tasas de inflación sembraron muchos ceros en el papel moneda venezolano.

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La moneda venezolana sumaba ceros pero perdía eficiencia como medio de pago: los consumidores estaban obligados a cargar más efectivo y a realizar cálculos con cifras de muchos dígitos. En medio de una tendencia marcadamente alcista de los precios, se introducen monedas y billetes de mayor denominación y las de menor denominación pierden sentido, ya que se tienen que utilizar muchas unidades de ellas para adquirir un bien o pagar un servicio, por muy bajo que sea su precio entre los que prevalecen en el mercado. Sin embargo, cuando comienzan a aplicarse las medidas de política económica adecuadas, y el control de la inflación aparece como un objetivo factible de alcanzar en un plazo razonable, emerge la necesidad de sustituir el cono monetario existente por otro que contenga monedas y billetes de menor denominación. Esta sustitución implica la evaluación de cuál sería el factor que se tendría que aplicar para llevar los precios y cantidades que se miden en la moneda nacional a expresiones más pequeñas, así como de precisión del momento en el cual es conveniente que entre en vigencia el nuevo cono monetario. El proceso abarca muchas actividades, como el diseño, la fabricación y la sustitución de las especies monetarias; la adecuación de los sistemas de pagos y registros contables que utilizan todas

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Con el empleo de una menor escala monetaria se simplificaron las transacciones comerciales.

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las empresas, instituciones y organismos públicos y privados, así como el diseño e implementación de una estrategia de comunicación de los aspectos que las distintas audiencias, ubicadas a lo largo y ancho del país, deben conocer para que se preparen y continúen realizando con la mayor naturalidad posible sus actividades tras un cambio de esta magnitud. Para el momento cuando se decide la aplicación de la reconversión monetaria, la economía venezolana mostraba más de una decena de trimestres consecutivos de significativo crecimiento y estaban en marcha diversas políticas fiscales y monetarias orientadas a asegurar no sólo su estabilidad, sino también su calidad, reflejada en el logro de una mayor inclusión social. Como parte de esas acciones, el cambio de las especies monetarias apuntaba al fortalecimiento del signo monetario y al compromiso de los responsables de las políticas públicas con el objetivo de controlar la inflación. Una señal para los agentes económicos, pero también una medida de efectos prácticos. Se favorecería el empleo más eficiente de los sistemas de cómputo y de los registros contables, así como la comprensión de las cantidades de dinero; se simplificarían las operaciones aritméticas y se facilitarían las transacciones con dinero.

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NORMATIVA

Las pautas del estreno

Gastón Parra Luzardo, presidente del BCV: “La reconversión monetaria fue un compromiso para fortalecer la moneda y reafirmar el objetivo de estabilidad de la economía”.

Los estudios previos sobre reconversión monetaria no se limitaron al análisis propiamente económico para establecer la relación costo-beneficio de un cambio en el cono monetario y la identificación del momento oportuno de su adopción. Una nueva escala monetaria impacta en todos los órdenes de la actividad económica y es imprescindible establecer con claridad el marco normativo que rige su uso. El BCV analizó el tratamiento jurídico que dieron a los cambios de la moneda en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, España, Francia, México, Perú y Turquía, al tiempo que repasó internamente las implicaciones legales en todos los ámbitos sensibles al proceso de reconversión. El Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley de Reconversión Monetaria, dictado por el presidente de la República, Hugo Rafael Chávez Frías, el 6 de marzo de 2007, fue hecho sobre la base de estos análisis, así como de la revisión de las leyes vigentes en nuestro país, normándose de manera esencial el cambio. Se estableció con precisión cuándo entraría en vigencia la reconversión (1 de enero de 2008) y cuál sería el factor de conversión (1.000). Igualmente, cuál sería la regla para el redondeo de las cantidades que se llevaban de la anterior a la nueva escala monetaria y cómo

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sería el tratamiento de las obligaciones de pago (rentas, deudas, préstamos...). También cómo se expresarían los precios, salarios y otras prestaciones sociales, los tributos y estados financieros. Asimismo, se determinaron responsabilidades para el BCV como ente coordinador del cambio, el sistema financiero y los organismos supervisores y fiscalizadores del poder público. El decreto ley precisó asimismo que el viejo y nuevo cono monetario cocircularían durante una etapa definida por el Banco Central y cómo se diferenciarían durante esa transición. Aun cuando desde el punto de vista legal y comunicacional la denominación de la moneda no cambiaría, es decir, seguiría siendo el “bolívar”, a las nuevas especies monetarias que entrarían en circulación a partir del 1 de enero de 2008 se les conocería y llamaría “bolívar fuerte”. Este nombre no iba a aparecer impreso en los billetes ni estaría en las monedas, sólo se trataba de una convención circunstancial para distinguir los nuevos bolívares de los que ya estaban en circulación. El instrumento legal facultó al BCV para regular mediante resoluciones todo lo relacionado con la ejecución de la reconversión monetaria. En ejercicio de esta atribución se dictaron las normas que regirían la reexpresión monetaria y el redondeo; las reglas aplicables

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Las normas y resoluciones sobre aspectos específicos de la reconversión monetaria fueron el fruto de la cooperación interinstitucional y la consulta pública.

al cheque; los lineamientos comunicacionales; el tratamiento de documentos presentados ante registros y notarías; las normas sobre aspectos relativos a los salarios y demás prestaciones sociales; las reglas para la colaboración que brindarían al BCV los órganos del poder público; las normas aplicables al servicio de canje y la cocirculación de los billetes y monedas representativos del viejo y nuevo cono monetario; los aspectos relativos a la expresión y doble expresión de importes en moneda nacional, así como la obligatoriedad de las personas naturales y jurídicas, públicas y privadas, de realizar las adecuaciones tecnológicas pertinentes para garantizar el procesamiento de las operaciones en la nueva escala monetaria. La resolución sobre la reexpresión monetaria y el redondeo fue un ejercicio de participación y creación colectiva, pues el Banco Central de Venezuela se reunió con un gran número de entes públicos y privados, de los cuales obtuvo la información especializada necesaria para la redacción de esa norma. Además, llevó a consulta pública la propuesta de resolución sobre estos aspectos que, como proyectos, habían sido aprobados por el Directorio, así como los lineamientos sugeridos en cuanto a la adecuación tecnológica.

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Durante el proceso de reconversión monetaria hubo frecuentes encuentros entre las autoridades del BCV y los medios de difusión masiva.

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Durante dos semanas, entes públicos, personas, empresas y gremios remitieron al BCV sus observaciones. Para cerrar el período de intercambio, se convocó a actos públicos simultáneos en la sede del emisor en Caracas y en la subsede de Maracaibo. Alrededor de 800 personas en ambas ciudades transmitieron a las autoridades y técnicos del Banco Central sus opiniones, las cuales se consideraron junto con las recibidas por correo ordinario y electrónico.

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ADECUACIÓN TECNOLÓGICA

Rutas en lenguaje de bits Sustituir a un mismo tiempo toda la familia de monedas y billetes implica un reto logístico y administrativo de acuñación e impresión, acopio y distribución de nuevas especies monetarias y retiro de las anteriores; una exigente labor para normar diversos aspectos y el desarrollo de una campaña extraordinaria de comunicación que debe llegar a todos los habitantes de un país. Supone igualmente un desafío tecnológico de adecuación de todos los sistemas de cómputo y demás mecanismos de procesamiento de importes monetarios. Para llevar adelante la reconversión monetaria, el BCV tenía que adecuar todos sus sistemas de información, entre ellos, los que lo relacionan y son fundamentales para el funcionamiento del sistema financiero nacional. Igualmente, debía adelantar las acciones necesarias para que los resultados esperados se dieran en diversos organismos públicos y privados. La experiencia de países europeos, así como el intercambio técnico con México y Perú, sirvieron de apoyo al cambio tecnológico. Aquí también mostró todo su valor la red de cooperación interinstitucional activada por el BCV, ya que las experiencias y conocimientos de otras organizaciones permitieron validar los lineamientos para programadores y áreas de tecnología. Por ejemplo, en conjunto con el Servicio Nacional Integrado de Adminis-

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tración Aduanera y Tributaria (Seniat), que regula todo lo relacionado con la facturación, se establecieron las guías a seguir en esta materia. Asimismo, hubo un trabajo coordinado con el Servicio Autónomo Nacional de Normalización, Calidad, Metrología y Reglamentos Técnicos (Sencamer) para las pautas de calibración de las máquinas de pesos, surtidores de gasolina y otros mecanismos de medida utilizados en el comercio. Otro caso fue el algoritmo de conversión de sueldos y salarios, así como el efecto del redondeo sobre ellos, que se abordó de común acuerdo con el Ministerio del Poder Popular para el Trabajo y Seguridad Social. El BCV elaboró el documento “Lineamientos tecnológicos para la adaptación de los sistemas y tecnologías de información basados en la reconversión monetaria”, que guiaría a las empresas e instituciones y a los organismos públicos en sus procesos de adecuación. Al Banco Central también correspondió hacer el seguimiento de resultados en diversas entidades de los poderes públicos y responder las dudas planteadas por los agentes económicos y el público en general sobre el impacto tecnológico.

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REORGANIZACIÓN INTERNA DEL BCV

Nuevos latidos para la dinámica gerencial El Banco Central de Venezuela vivió tres momentos fundacionales: en 1939 con la promulgación de la ley que lo creó; octubre de 1940 con el inicio de operaciones y enero de 1941 con su inauguración formal por parte del presidente de la República, Eleazar López Contreras. Con la perspectiva de los desarrollos históricos, quizás marzo de 2007 figurará en los estudios futuros de su trayectoria como otra fecha fundacional, dada la magnitud de la tarea asumida: adelantar la primera reconversión monetaria en la historia de Venezuela en el lapso perentorio de 10 meses. En la práctica, para hacer realidad el cambio en la moneda nacional, la autoridad monetaria tuvo que repensar prácticas gerenciales y sus flujos habituales de información, así como sus mecanismos ordinarios de coordinación, no sólo entre sus diversas unidades, sino también puertas afuera, con organismos públicos y privados. La máxima instancia de decisión continuó siendo el Directorio del BCV, pero se integró un Equipo Guía de la Reconversión Monetaria con el Presidente del BCV, su Primer Vicepresidente Gerente, tres de sus seis directores, los vicepresidentes de Estudios, Operaciones Nacionales, Operaciones Internacionales, Administración, Casa de la Moneda, Consultoría Jurídica y Subsede Maracaibo, y los gerentes de Comunicaciones Instituciona-

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ESQUEMA DE ORGANIZACIÓN Y FUNCIONAMIENTO COORDINACIÓN INTERINSTITUCIONAL

DIRECTORIO BCV

RECOMENDACIONES Y ALERTAS

INSTRUCCIONES Y LINEAMIENTOS

EQUIPO GUÍA

SECRETARÍA TÉCNICA

EQUIPO TÉCNICO

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PODER EJECUTIVO

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LAS FINANZAS

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA PLANIFICACIÓN Y DESARROLLO MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA ECONOMÍA COMUNAL

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA COMUNICACIÓN E INFORMACIÓN MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA PARTICIPACIÓN Y PROTECCIÓN SOCIAL

les, Estadísticas Económicas, Seguridad y Planificación. A esta instancia correspondió establecer la orientación general del proyecto, analizar los aspectos estratégicos y proponer cursos de acción, así como alertar sobre la configuración de eventuales rutas críticas e informar semanalmente al Directorio. A su vez, se conformó un equipo técnico con representantes de las áreas integrantes del equipo guía. Dedicado exclusivamente al proceso de reconversión monetaria, sus miembros tuvieron la responsabilidad de establecer planes y cronogramas de trabajo; coordinar los esfuerzos al interior de sus dependencias y entre ellas, hacer seguimiento y generar alertas, así como informar semanalmente al nivel superior. Se creó así una estructura cuya velocidad de respuesta llevó de tres meses a una semana el ciclo de análisis, debate y toma de decisiones. Reunidos semanalmente, el equipo guía y el técnico hicieron del diálogo y los diagramas sus principales herramientas de interacción. Su dinámica de trabajo logró transmitirse al resto de la organización, pero cuando se superaron las fases de planificación y programación del proyecto y se entró en la etapa operativa, se reveló la necesidad de complementar la actuación de los equipos Guía y Técnico con otras instancias que permitieran acelerar aún más la veloci-

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dad de desempeño del BCV y su proyección externa. Se crearon entonces, a partir de septiembre de 2007, la Sala de Control para la Estrategia Territorial del Plan Comunicacional; la Sala de Control para la Recepción y Distribución de Especies Monetarias; y la Oficina de Proyectos para la Adecuación Tecnológica. Hacer seguimiento, analizar desviaciones en la programación y recomendar correctivos para procesos operativos críticos, figuraron entre las funciones de estas instancias. Así, pues, en la medida en que las áreas jurídica, técnico-operativa y de estudios, entre otras, formulaban la base normativa necesaria para avanzar en el proceso a la velocidad que éste imponía, los procedimientos administrativos se adaptaron igualmente a este ritmo. En coordinación con las unidades responsables de cada aspecto de la reconversión, el área administrativa adelantó rigurosos y veloces procesos de adquisición de bienes y contratación de servicios, desde las propias especies monetarias hasta las empresas publicitarias; desde el alquiler de vehículos y el traslado de personal a todo el país hasta el reacondicionamiento de espacios físicos. En sintonía con esta labor, marchó la acción contralora, a fin de verificar que la efectividad de los procedimientos se alcanzara sin riesgos de incumplimiento de las normas internas y las leyes. Todos estos cambios se verifica-

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ron también en la Subsede del BCV, ubicada en la ciudad de Maracaibo, desde donde el emisor coordinó y llevó a cabo acciones en varios estados del occidente del país. Esta preparación interna resultaba necesaria, pero era insuficiente para llevar adelante la reconversión monetaria. Se trataba de un proyecto del Estado venezolano que atañía a toda la sociedad y, por tanto, había que considerar intereses y recomendaciones de diversos sectores, así como poner a su servicio capacidades de supervisión, regulación, almacenamiento, transporte, custodia y difusión, entre otras, presentes en el poder público (nacional, estatal y municipal) y en la esfera privada de la economía. Más allá de la relación con el sistema financiero y el despacho ministerial de las finanzas públicas, el Banco Central configuró una agenda de contactos y se convirtió en el epicentro de una vasta y efectiva red de cooperación, que sumó a otras entidades oficiales, sectores productivos y comerciales ajenos a sus competencias monetarias, y a redes sociales de participación, como los consejos comunales. Se celebró una treintena de encuentros de alto nivel entre las autoridades del BCV y sus pares en otras instituciones, que se multiplicaron en 109 reuniones técnicas, las cuales, a su vez, se concretaron en acciones conjuntas. Igualmente, el instituto emi-

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sor trabajó en conjunto con la Asamblea Nacional. El Poder Legislativo aprobó los recursos financieros necesarios para acometer la reconversión, al tiempo que la Comisión Permanente de Finanzas fue un valioso interlocutor durante todo el proceso. Con cambios en su dinámica organizacional y un enfoque ambicioso de sus vínculos externos, el BCV estaba listo para llevar adelante la reconversión monetaria, a cuyos efectos trabajó en cinco componentes: dotación, distribución, adecuación tecnológica, plan comunicacional y aspectos normativos y contractuales.

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La sede del Banco Central de Venezuela fue el epicentro de un vasto esfuerzo de cooperación interinstitucional.

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FABRICACIÓN DE LAS ESPECIES MONETARIAS

Trabajo de impresión y acuñaciones en la Casa de la Moneda de Venezuela

Ubicada en Maracay, capital del estado Aragua (centro-norte del país), la Casa de la Moneda de Venezuela entró en funcionamiento en 1999.

La Casa de la Moneda de Venezuela (CMV) inició operaciones en 1999. Dos siglos después del funcionamiento de la Real Casa de la Moneda (1802-1830) y 100 años luego de que cerrara sus puertas la última ceca caraqueña (1876-1890), el país retomaba la producción de sus especies monetarias. Ubicada en la frontera sur del Parque Nacional Henri Pittier, en Maracay, capital del estado Aragua, con sus modernas instalaciones el BCV cumple desde entonces con la dotación de monedas y billetes requeridos por la economía nacional. Sin embargo, producir todas las piezas del nuevo cono monetario en menos de un año era una exigencia que excedía su capacidad instalada y fue necesario que la CMV coordinara con sus similares de otros países para dotar oportunamente al país de las nuevas especies monetarias. En paralelo se pusieron en marcha varios procesos: la procura para la adquisición en el extranjero de especies monetarias terminadas; el diseño de las monedas y billetes, y la readecuación de instalaciones y cambios en rutinas de trabajo en la propia CMV. Con esto último, la ceca no sólo se preparaba para producir lo que le correspondiera de los nuevos billetes y monedas sin descuidar las exigencias ordinarias ya en curso para

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Giseck & Devrient Alemania De La Rue International Gran Bretaña Canadian Banknote Canadá

Verres Italia

South African Mint Suráfrica

Casa de Moneda de Chile

Casa de la Moneda de Venezuela

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Saxonia Eurocoin Alemania

La Casa de la Moneda de Venezuela recibió asistencia técnica y apoyo de sus pares de varias partes del mundo.

el año 2007, sino que también se amoldaba para satisfacer completamente los requerimientos futuros de numerario. En la Casa de la Moneda de Venezuela se establecieron dos turnos de producción en las fábricas de billetes y monedas. El trabajo en horarios redoblados se hizo con el equipamiento existente, el cual fue sometido a un profundo mantenimiento para funcionar sin desperfectos bajo las nuevas condiciones. La ceca venezolana es una instalación fabril asentada en un área total de 42 hectáreas y en el amplio espacio a cielo abierto también hubo un cambio destacado. Se construyó un patio para contenedores, a fin de que, desde las instalaciones de la Casa de la Moneda, el BCV cumpliera dos funciones particulares: servir de centro de distribución de monedas metálicas y también como lugar de acopio de las piezas que saldrían de circulación y tendrían como destino final la fundición. El proceso de elaboración de los seis nuevos billetes y las siete monedas estuvo bajo la responsabilidad de la Casa de la Moneda de Venezuela, que recibió asistencia técnica y apoyo de varias fábricas en diversas partes del mundo: Verres (Italia), Saxonia Eurocoin (Alemania), South African Mint (Suráfrica), Casa de

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Diversos pasos de la producción de billetes en las instalaciones de la Casa de la Moneda de Venezuela.

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La Casa de la Moneda de Venezuela trabajó en turnos redoblados para responder oportunamente a la demanda planteada por la reconversión monetaria.

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Moneda de Chile, Canadian Banknote (Canadá), Giseck & Devrient (Alemania) y De La Rue International (Gran Bretaña). En nueve meses se fabricaron más de 1.700 millones de piezas de billetes y más de 10.000 toneladas de monedas. No se trataba sólo de ordenar o ejecutar oportunamente una adquisición de grandes proporciones, si no que tenía que asegurarse la calidad de forma simultánea en diversas plantas, molinos y fábricas, a fin de igualar las tintas, acoplar las diversas tecnologías de fabricación y sustratos para garantizar su fiel reproducción posterior en la Casa de la Moneda de Venezuela. El equipo de la Casa de la Moneda coordinó y tomó decisiones en tiempo real, pues en el período comprendido entre los meses de agosto a octubre del año 2007 se contaba con técnicos trabajando simultáneamente en Europa, África y América. Se recibían documentos e informes técnicos cada día y había necesidad de responder casi instantáneamente, sin importar las diferencias de horario, porque los técnicos estaban en medio de los procesos productivos.

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BILLETES Y MONEDAS

Innovación, seguridad, ambiente e historia al portador Los billetes que entraron en circulación en 2008 eran nuevos en más de un sentido, no sólo porque sus denominaciones expresaban el estreno de una menor escala monetaria. Con anverso vertical y una rica paleta de colores, con imágenes de personajes históricos que reflejaban la riqueza del mestizaje y el llamado a preservar el ambiente y proteger animales en riesgo de extinción, el papel moneda producto de la reconversión monetaria se diferenciaba radicalmente de lo conocido hasta entonces en el país. La selección de las imágenes, el diseño y las maquetas de los billetes estuvieron a cargo de un equipo multidisciplinario del Banco Central. Se propuso una primera ruptura: el diseño vertical del billete. Esta orientación se reservó sólo para el anverso, como una fórmula intermedia de introducir una característica notable sin abandonar del todo la tradición horizontal. Venezuela aplicó a toda la familia esta combinación entre las diversas posibilidades ensayadas ya por otros países. Por ejemplo, Colombia (2003) aplicó el diseño vertical para el anverso sólo en su billete de 50.000 pesos, mientras que Brasil prefirió la horizontalidad en el anverso y la verticalidad en el reverso en todas las piezas de su papel moneda de 1993. En el caso venezolano también se atendió a la consideración de no hacer un cambio tan

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Registro perfecto.

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acentuado que, eventualmente, generara algún tipo de rechazo en la población. En relación con el sentido de nacionalidad, que usualmente ha estado presente en el papel moneda venezolano con las imágenes de próceres de la Independencia y de personajes ilustres de los primeros años de la República, se incorporó por primera vez la imagen de una mujer: Luisa Cáceres de Arismendi (billete de Bs. 20), quien ha quedado registrada en la historia como emblema de la participación femenina en las luchas de liberación frente al poder español. Igualmente, se incluyeron la figura del cacique Guaicaipuro (Bs. 10), líder de la resistencia indígena a la colonización peninsular en el siglo XVI, y Pedro Camejo (Bs. 5), también conocido como Negro Primero, teniente de las filas independentistas. Con ambos, no sólo se

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Registro perfecto.

reafirmaba el espíritu de oposición a cualquier yugo extranjero, que está en la base de la venezolanidad, sino que también se reconocía otro rasgo esencial de ésta: el rico origen de su población, a un tiempo europeo, amerindio y africano. Junto a Cáceres, Guaicaipuro y Camejo, se conservaron figuras de otras emisiones: Simón Bolívar, genio militar e ideológico de la liberación de cinco países suramericanos y visionario propulsor de la integración regional (billete de Bs. 100); Francisco de Miranda, creador de la bandera venezolana y precursor de la independencia hispanoamericana (Bs. 2); y Simón Rodríguez, filósofo y mentor del Libertador, autor de una relevante obra pedagógica y defensor ferviente de la idea de que la América libre ensayara sus propios caminos de organización (Bs. 50).

Hilo de seguridad.

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Fondo continuo.

En el reverso, paisajes y animales autóctonos. Venezuela es una suerte de muestrario de la diversidad de ecosistemas del planeta. Basta un recorrido de algunos cientos de kilómetros para conocer costas, nieves perpetuas, desierto, llanuras, selva y las formaciones geológicas más antiguas de la Tierra. En los seis billetes está parte de ese viaje. El Guaraira Repano o Ávila, inmensa pared natural que niega a la capital venezolana la vista del mar Caribe pero a cambio la recompensa con una cambiante variedad de verdes, en el billete de Bs. 100; la Laguna del Santo Cristo en la Sierra Nevada, un espejo de agua para coquetería de las nubes en las alturas blancas de Mérida, en la pieza de Bs. 50; las montañas de Macanao en la isla de Margarita, silenciosos vigías de la inmensidad marina (Bs. 20); el salto Ucaima y las presencias eternas de los tepuyes Venado y Kurún

Elemento ópticamente variable.

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en el Parque Nacional Canaima, estado Bolívar (Bs. 10); los Llanos, ese lugar donde el horizonte tiene cuatro lados, en el billete de Bs. 5 y finalmente los Médanos de Coro, una inmensidad de arena moldeada incansablemente por el viento, en el de Bs. 2. Se buscó resaltar el rico patrimonio natural de Venezuela y, al hacerlo, mantener vigente la exhortación de que todos somos responsables de su conservación para el disfrute presente y futuro. El propósito conservacionista se acentuó con la inclusión de animales autóctonos en peligro de extinción por la reducción de sus hábitat, la caza furtiva y los intereses comerciales: el Cardenalito, el Águila Harpía, la Tortuga Carey, el Cachicamo y la Tonina. La escogencia de personajes, paisajes, animales y colores, así como de otras ilustraciones, buscó la

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Marca de agua.

Elemento ópticamente variable.

unidad conceptual del diseño en toda la familia de billetes. En este sentido, en ellos es común el uso de colores de tonalidades cálidas y frías como reflejo de la variedad de climas en las diversas regiones del país escogidas para ilustrar el papel moneda. Los colores se emplearon de forma alternada para generar un atractivo contraste: si predominaba el color frío en los fondos, entonces en la impresión calcográfica (sensible al tacto) se colocaba una tonalidad cálida. Entretanto, en los billetes se identifican diversas relaciones entre sus elementos gráficos. Por ejemplo, personaje y paisaje en el de Bs. 100: Simón Bolívar y el Guaraira Repano guardan un nexo al compartir el valle de Caracas, lugar de nacimiento del Libertador; así como en el de Bs. 20, Luisa Cáceres de Arismendi y las montañas de Macanao tienen un vínculo en la isla de Margarita,

Fondo continuo.

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Registro perfecto e hilo de seguridad.

Imagen oculta.

en uno de cuyos castillos estuvo presa la esposa del general independentista Juan Bautista Arismendi. Otras veces la correspondencia se observa entre paisaje y animal, como en el billete de Bs. 50, con la Laguna del Santo Cristo y el Oso Frontino unidos por los páramos merideños, alturas que forman parte del hábitat de este mamífero; y el Águila Harpía y los tepuyes en el de Bs. 10, vinculados por la región sur del país, donde la imponente ave alza su vuelo. Junto con las imágenes principales o predominantes, se encuentran otras menos destacadas pero complementarias de aquéllas. Francisco de Miranda, en el billete de Bs. 2, está sobre un fondo en el cual se observan varias banderas, un barco y el mapa de Venezuela, que en su conjunto contextualizan una de las acciones destacadas de este prócer: la creación del tricolor nacional

Impresión en alto relieve.

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Marca de agua.

Marca para invidentes.

Fondo de seguridad.

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Imagen oculta.

y su izamiento en La Vela de Coro, al occidente de Venezuela, en 1806, cuando desembarcó al frente de la Expedición Libertadora. En la pieza de Bs. 5, al teniente Pedro Camejo lo acompañan jinetes, en una referencia a la Batalla de Carabobo, donde Negro Primero fue ejemplo notable del arrojo libertador que animaba a los alzados en armas contra el imperio español. En el de Bs. 10, Guaicaipuro aparece con un juego de lanzas, armas cuya desventaja evidente ante el arcabuz y el caballo europeos no minó la determinación de enfrentar al conquistador. Se aprovechó cada oportunidad para el atractivo visual de los billetes. Así, al unir ambos extremos del reverso, se completan motivos relacionados con el concepto de la pieza. En el billete de Bs. 2 se puede observar una brújula; en el de Bs. 5 un cuatro musical; en el

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de Bs. 10 una vasija de barro; en el de Bs. 20 una concha marina; en el Bs. 50 un frailejón y en el de Bs. 100 la empuñadura de la espada del Libertador Simón Bolívar. El concepto que rigió el diseño, la selección de imágenes y las maquetas de los billetes estuvieron a cargo de un equipo multidisciplinario del BCV. En la etapa final, se trabajó con la empresa británica De La Rue Giori, seleccionada mediante una licitación internacional, para la disposición final de todos los elementos gráficos, así como la compaginación de los elementos de seguridad con la propuesta estética. El resultado fueron billetes de una extraordinaria riqueza visual y con sólidas defensas contra la falsificación. Las características de seguridad, inflexibles en su misión de frustrar la fabricación fraudulenta de los billetes, sin embargo son amables con la población: es

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Recubrimiento de los cuños del bolívar fuerte con nitruro de titanio en la Casa de la Moneda de Venezuela.

suficiente con tocar y mirar el papel moneda para identificarlas. El tacto revela la impresión en alto relieve en, por ejemplo, el texto “República Bolivariana de Venezuela” y en la imagen del personaje, así como en las figuras geométricas de las marcas para invidentes. Si el reconocimiento se deja a la vista, al trasluz se descubre la marca de agua (imagen del personaje y la denominación en número) y el registro perfecto, conformado por una miniatura del animal en extinción y una estrella de cinco puntas. Si se inclina el billete y de acuerdo con el ángulo de incidencia de la luz, aparece en la franja inferior del anverso la denominación en números (imagen oculta o latente). Ladearlo muestra también el elemento ópticamente variable: en el anverso, la denominación en número cambia de color (salvo en los billetes de Bs. 2 y Bs. 5). Otras características son igualmente

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observables pero con alguna ayuda adicional. Por ejemplo, una mirada con apoyo de una lupa distingue las finas líneas, los dibujos alegóricos al concepto visual del billete y los microtextos que componen los fondos de seguridad. De igual modo, con apoyo de luz ultravioleta se ven fluorescencias en líneas, zonas de fondo, microtextos y fibrillas multicolores. Todos los billetes de la nueva familia tienen hilos de seguridad, que entran y salen del papel (aventanillado), como en las piezas de Bs. 100, Bs. 50, Bs. 20 y Bs. 10, o insertos de forma continua en las de Bs. 5 y Bs. 2. El billete de más alta denominación es el único con los dos tipos. Si se les observa al trasluz, los hilos muestran microtextos y/o imágenes, y bajo la luz ultravioleta, fluorescencias, cambios de color y una forma continua en el caso de los aventanillados.

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Las innovaciones no se limitaron a los billetes, en las monedas metálicas también se introdujeron cambios notables. Después de muchos años, volverían a circular piezas de cinco céntimos, que varios lustros antes se conocían popularmente como “puyas”, y piezas de 12,5 céntimos, que la gente bautizó en su tiempo como “lochas”. Además, se estrenarían monedas de un céntimo. En total, siete denominaciones (1; 5; 10; 12,5; 25; 50 céntimos y 1 bolívar) que, entre otras ventajas, harían más fluidas las transacciones en el comercio minorista al posibilitar pagos y vueltos justos. Hay una serie de elementos comunes a las monedas en sus dos caras. En el anverso, la denominación en números en forma destacada, las ocho estrellas de la Bandera Nacional y asimismo líneas onduladas alegóricas del tricolor patrio, además de la ceca de la Casa de la Moneda de Venezuela. En su reverso, la inscripción “República Bolivariana de Venezuela”, el Escudo Nacional y el año de la acuñación. Las monedas de 1 y 5 céntimos tienen un color rojizo, propio de su aleación de cobre y acero, mientras que las de 10, 25 y 50 céntimos son plateadas: acero y níquel.

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Las líneas onduladas, alegóricas de las franjas de la Bandera Nacional, son, entre otros, un elemento común a las piezas metálicas del nuevo cono monetario.

Del conjunto, se diferencia por su diseño en el anverso la moneda de 12,5 céntimos, de acero y níquel: conserva la denominación resaltante y las ocho estrellas, pero no exhibe las ondas alegóricas de la Bandera Nacional, sino dos hojas de palmas. Finalmente, la moneda de Bs 1. Bicolor por su centro de alpaca y el anillo de bronce y aluminio, con ella permaneció el diseño novedoso que el país conoció en 2006 con la introducción de la moneda de Bs. 1.000. En su anverso, donde se lee “Bolívar Libertador”, se mantiene la efigie de Simón Bolívar, presente en las monedas metálicas desde 1873, seis años antes de que el bolívar pasara a ser la unidad monetaria de Venezuela; fue obra del grabador de la Casa de la Moneda de París, Albert D. Barre. La imagen del ilustre caraqueño integra una composición con las ondas del tricolor nacional y la ceca de la CMV. En el reverso, presenta los elementos ya descritos para el resto de la familia, además de su denominación en número.

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Archipiélago de Los Roques, en el mar Caribe: el BCV desplegó a sus facilitadores en todo el territorio nacional.

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DISTRIBUCIÓN DE LAS ESPECIES MONETARIAS

Cada ciudad, cada poblado... un destino Venezuela tiene 916.455 kilómetros cuadrados. Hasta el poblado más remoto de esa inmensa geografía había que hacer llegar las nuevas especies monetarias. Se trataba de distribuir en seis meses una cantidad de monedas y billetes que, en condiciones ordinarias, supone un año o más de planificadas acciones logísticas y de seguridad. Habitualmente, el Banco Central de Venezuela tiene a disposición de la banca privada y las empresas de transporte de valores dos centros de distribución de billetes y monedas: su sede principal en Caracas y la subsede del BCV en Maracaibo, en el occidente del país. Sin embargo, por las características especiales del proyecto de reconversión se habilitaron cinco centros adicionales: Barquisimeto (centrooccidente), Barcelona (oriente), Puerto Ordaz (sur), Valencia (centro-norte), Barinas (región de los Llanos) y un punto especial de distribución de monedas en la sede de la Casa de la Moneda de Venezuela, en Maracay. En Caracas y Maracaibo se distribuyeron billetes y monedas, en la CMV sólo piezas metálicas y en los cinco centros especiales restantes únicamente papel moneda.

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Como la vanguardia de un entusiasta equipo, personal del Banco Central de Venezuela informó directamente a la población para preparar la llegada de las nuevas especies monetarias.

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Después de un ritmo de actividad frenético durante los tres últimos meses de 2007 y el primer trimestre de 2008, al 31 de marzo de este último año el circulante de papel moneda de la nueva familia ya había alcanzado los niveles habituales con respecto a la masa de billetes y monedas que estaba circulando antes de la reconversión monetaria. En enero de 2008 se alcanzó el pico más elevado de actividad: se distribuyeron 359,2 millones de billetes, cifra que representa 40% del total de papel moneda distribuido desde el 1 de octubre de 2007 hasta el 31 de marzo de 2008. Para el 15 de noviembre de 2008, el BCV ya había puesto a circular en el torrente de la economía 1.018 millones de billetes, equivalente a Bs.F. 20.665 millardos, cantidad suficiente para el perfecto desenvolvimiento de la economía venezolana. Entretanto, al cierre de 2008, se había colocado una cantidad significativa de monedas nuevas que permitió abastecer al mercado de sencillo. Para lograr estos resultados, el BCV se apoyó activamente en la banca privada y en las empresas de valores, las cuales en su mayoría cumplieron a cabalidad con el cronograma de asignaciones de remesas que fue diseñado para cada institución, en función de su

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La distribución de los nuevos billetes y monedas estuvo acompañada de actividades informativas y promocionales del canje. Recorrido del Autobanco del BCV.

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ubicación geográfica y su proximidad respecto a los centros nacionales de distribución. Igualmente se ejecutaron operativos especiales, entre ellos, canje directo de billetes y monedas a grandes cadenas comerciales, venta de combos de monedas en todos los estados del país, en entes gubernamentales y estaciones del Metro de Caracas, con la finalidad de familiarizar a la población con las nuevas monedas. En el caso de las poblaciones más remotas y las zonas no bancarizadas, la distribución de monedas y billetes fue desarrollada por la gente del BCV en el marco de un plan especial de envíos, que en materia de seguridad contó con la colaboración de la Guardia Nacional. Uno de los mecanismos empleados fue un Autobanco que visitó muchas localidades del país. En forma paralela, el BCV aceleró la recolección de las viejas especies monetarias. A finales de 2008, más de 90% de los billetes del anterior cono monetario estaba en poder del emisor. En el caso de las monedas metálicas, hubo que hacer frente a la liberación de una importante cantidad de viejas piezas: a propósito de la reconversión, la población inundó la economía con monedas que tenía almacenadas en sus casas.

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La distribución de cantidades significativas de billetes y monedas en corto tiempo ameritó asimismo una estrategia extraordinaria de custodia y protección. En virtud del lapso perentorio de la reconversión, muchas de las nuevas especies monetarias se hicieron en el exterior e ingresaron a Venezuela por puertos y aeropuertos, puntos de partida de los traslados hacia los centros de distribución definidos por el BCV. Para el momento de la reconversión, el personal de seguridad del Banco Central acumulaba amplia experiencia en el ramo de blindados y transporte de valores, pero el reto planteado superaba sus capacidades. Una vez más, fue determinante la coordinación con otros entes del Estado, en este caso, la Fuerza Armada Nacional (FAN), y la empresa privada (transporte de valores). Antes del traslado, el BCV desarrolló un mapa de rutas y sus respectivos análisis de entorno. En esta fase del proceso, se realizó un estudio riguroso de los riesgos, fortalezas y vulnerabilidades de los múltiples recorridos que debieron realizarse hasta los puntos de distribución. Los traslados comenzaron en octubre de 2007 y hasta finales de febrero de 2008, la movilización realizada equivalió a la ejecutada normalmente en un año: en el lapso mencionado, se fletaron 1.049 camiones con

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La llegada de las monedas a manos de la población estuvo precedida por traslados masivos de especies monetarias hacia todas las regiones del país. La actividad tuvo su punto más alto en diciembre de 2007, cuando se movilizaron 519 unidades de carga.

una capacidad de carga de 25 toneladas cada uno. En total, el volumen de las remesas de billetes y monedas trasladados en el período registró un peso conjunto de 26.225 toneladas. El ritmo de trabajo fue ascendente y tuvo su pico de máxima actividad durante diciembre de 2007, cuando se contabilizó el movimiento de 519 camiones. En octubre del mismo año viajaron 73 unidades de carga, en noviembre 167, mientras que en enero de 2008 se movilizaron 239 unidades y en el mes de febrero 202 unidades. En el caso de los centros de distribución de efectivo propios del BCV (Caracas, Maracaibo y Maracay), las tareas de protección y custodia del personal especializado del emisor no terminaban con el traslado, ya que una vez colocado el dinero en las bóvedas esa tarea siguió siendo responsabilidad del emisor. En los otros cinco centros especiales que se habilitaron la custodia pasó a ser responsabilidad de las empresas contratadas para tal fin. El Banco Central fue completamente autónomo para desarrollar, instrumentar y ejecutar los operativos especiales de protección y custodia para trasladar y movilizar este volumen extraordinario de billetes y monedas en un lapso también extraordinario. Sin embargo, en esta

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fase del proyecto de reconversión el BCV contó con la estrecha colaboración de todos los componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Aviación, Armada, Ejército y Guardia Nacional). La FANB fue un apoyo esencial y especial para la seguridad de todo el plan de distribución. Tuvo una participación importante en las labores de inteligencia, puesto que el Departamento de Protección y Custodia del BCV presentaba de manera regular y con anticipación los mapas de rutas y los cronogramas de trabajo para que los efectivos militares efectuaran sus recomendaciones.

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La distribución masiva de especies monetarias se cumplió a través del sistema financiero y de diversas cadenas comerciales, pero la población también pudo acceder a las monedas en centros de canje que funcionaron en las estaciones del Metro de Caracas, mercados municipales y plazas.

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ESTRATEGIA DE COMUNICACIÓN

Venezuela habla bolívar fuerte

La estrategia comunicacional del BCV llegó a toda la población de Venezuela, incluyendo a las comunidades indígenas.

La reconversión monetaria consiste en eliminar ceros a la moneda nacional de un país, de modo que a partir de una fecha específica, todas las cantidades de dinero pasan a ser expresadas en una nueva y menor escala monetaria. Este era el caso de Venezuela. Una definición sencilla que, sin embargo, encerraba un cambio de dimensiones complejas, tanto por las exigencias materiales para garantizar, por ejemplo, la dotación y distribución oportuna y suficiente de las nuevas especies monetarias, como por sus demandas en el ámbito intangible del conocimiento y las percepciones. En otras palabras, la reconversión monetaria, aparte de su lógica estrictamente económica, implicaba la afectación de variables culturales, que incluyen aspectos formativos (manejo de la conversión, el redondeo, las equivalencias…) y otros de más difícil aprehensión, que trascienden a la moneda como medio de pago y unidad de cuenta para valorarla como símbolo nacional y síntesis de identidad colectiva para una nación. Para el Banco Central de Venezuela estaba claro el reto comunicacional: la aceptación del proceso de reconversión monetaria por parte del público se facilitaría en la medida en que los responsables de su instrumentación lograran responder clara y suficientemente

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Como parte de las iniciativas de comunicación, facilitadores del BCV dictaron charlas en todo el país.

a las interrogantes de cuándo y cómo tendría lugar el cambio y por qué y para qué el Estado lo emprendía. Pese a que Venezuela sólo estrenaría una nueva escala monetaria y su signo monetario continuaría siendo el bolívar, la asignación comunicacional resultaba descomunal tanto en su alcance (el mensaje debía llegar a cada rincón del país), como en su contenido, pues se trataba no sólo de educar sobre una operación matemática para hacer la conversión y favorecer la comprensión de las equivalencias, sino también de retomar el empleo de las monedas fraccionadas y, más importante, formar conciencia sobre el valor del bolívar. El BCV hizo un empleo creativo y audaz de todos los medios, tradicionales y alternativos, para que el mensaje llegara a todo el país, oportunamente y de manera diferenciada a diversas audiencias para contribuir en forma decisiva a que toda la población, infantil, joven y adulta, sin distingos de clases ni de credo político, asumiera con facilidad y confianza la escala monetaria que Venezuela estrenaría el 1 de enero de 2008. Escogidas mediante procesos de selección rigurosos, el BCV trabajó con varias empresas publicitarias para desarrollar el concepto rector de la campaña, las piezas audiovisuales e impresas y el material POP.

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La referencia al contexto económico favorable, la reafirmación de la confianza en el signo monetario y la idea de un país con unas bases sólidas para mirar al futuro se recogieron en la composición del logotipo que identificó la campaña.

Toda la estrategia comunicacional se ejecutó bajo el eslogan “Una economía fuerte, un bolívar fuerte, un país fuerte”, que resumía el ánimo de la reconversión, la cual era reflejo y parte a su vez de las políticas económicas orientadas a la estabilidad del crecimiento económico, en el marco nacional de las transformaciones sociales, económicas y políticas en marcha. La estrategia de comunicación desarrolló la intención de la frase publicitaria, al explicar ampliamente el cambio del cono monetario, sus motivos, condiciones, características y contexto. Al mismo tiempo, los mensajes, productos e iniciativas comunicacionales reflejaron, con su tono, contenidos implícitos del eslogan, como el sentido de logro nacional propio de una medida de Estado y el orgullo de nación sintetizado en su signo monetario. El BCV ejecutó la estrategia comunicacional en etapas de dos niveles: temporales, las primeras; conceptuales y de énfasis de la orientación de las iniciativas de comunicación, las segundas. La estrategia fue formulada para atender tres dimensiones: emocional, informativa y educativa, y es el acento otorgado a ellas entre ciertos límites de tiempo lo que determinó las etapas de su ejecución. A fin de conocer el impacto en la población objetivo, en términos del conocimiento, percepciones

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El contacto directo fue una valiosa herramienta para explicar los detalles del cambio en la escala monetaria.

y expectativas generadas por la acción comunicacional, la Gerencia de Estadísticas Económicas del BCV realizó una secuencia de sondeos entre abril de 2007 y enero de 2008. Los resultados de estos estudios contribuyeron a la determinación de los énfasis en los mensajes y asimismo brindaron una valiosa retroalimentación para calibrar la efectividad de los medios empleados. La primera etapa de la campaña comunicacional, correspondiente al lanzamiento, cubrió el trimestre marzo-mayo de 2007. Inicialmente, estuvo centrada en acciones informativas, con alta exposición de las máximas autoridades del BCV en los medios de difusión masiva para posicionar el mensaje institucional sobre el cambio monetario; en el arranque, el Presidente del Banco Central, acompañado por los miembros del Directorio, se dirigió al país en cadena de radio y televisión; esta cobertura nacional se repitió a finales de 2007, a propósito de la entrada en vigencia del nuevo cono monetario a partir del 1 de enero de 2008 y también en ocasión de la transmisión de varios micros audiovisuales. Luego, en este mismo período, se enfatizó toda la identidad visual de la reconversión monetaria y, en correspondencia con esta orientación, se otorgó mayor

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relevancia al componente propiamente publicitario de la estrategia. En otras palabras, hubo un énfasis en la dimensión emocional sin descuidar lo informativo. Entre junio y noviembre de 2007, tuvo lugar la etapa que bajó el perfil del elemento emocional para centrarse en iniciativas educativas e informativas. Este arco de tiempo, denominado “fase racional”, encerró a su vez dos segmentos definidos en función de su contenido. En este sentido, el trimestre junio-julio-agosto estuvo dominado por mensajes asociados al contexto económico nacional en el que se estaba dando el proceso de reconversión monetaria; por qué era necesario el cambio y cuáles eran sus ventajas; explicación de la operación de conversión y de las reglas del redondeo, así como los aspectos inherentes a la adecuación tecnológica de los sistemas informáticos y contables en general. Mientras, el trimestre septiembre-octubre-noviembre fue un espacio con dos hitos del proceso: la doble exhibición de precios, en bolívares actuales y bolívares fuertes, y el conocimiento de las nuevas monedas y billetes, sus características formales y elementos de seguridad. Asimismo, en este trimestre se abordó el tema del canje y se mantuvo la presencia, aunque con menos énfasis, de los otros aspectos mencionados arriba.

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Los mensajes sobre reconversión monetaria se diferenciaron por tipo de audiencia: el BCV editó 5.000.000 de ejemplares de un cuaderno infantil que se distribuyó en 20.000 escuelas públicas.

En diciembre, la estrategia comunicacional comenzó a cerrar su círculo, con un nuevo énfasis en la dimensión emocional. A la etapa iniciada entonces se le denominó “clímax” y fue marcada por el ánimo de que el país ya estaba listo para asumir la reconversión el 1 de enero de 2008. Canje y cocirculación de las viejas y nuevas especies monetarias fueron dos mensajes resaltantes de esta etapa. Finalmente, la curva del énfasis comunicacional comenzó a declinar hacia finales de febrero de 2008, a efectos de abrir la última etapa, bautizada como “acompañamiento” y cuyo final estaría marcado por el fin de la cocirculación. El BCV hizo un uso intensivo y complementario de medios. Las dimensiones emocional e informativa tuvieron espacio privilegiado en la televisión (pública, regional y por suscripción), la prensa (nacional y regional) y la radio (comercial y comunitaria). Se realizaron 20 cuñas para TV con versiones para radio y ocho micros de cinco minutos; se publicaron más de 2.000 avisos de prensa y se instalaron vallas (publicidad exterior) en todo el país. El Banco Central mantuvo durante seis meses su propio espacio radial con entrevistas a autoridades y técnicos del emisor que explicaban aspectos clave

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Publicidad exterior y avisos en diarios nacionales, regionales y locales: el Banco Central hizo un uso intensivo y complementario de medios.

del proceso; Al día con la reconversión, con una hora de duración, se transmitió semanalmente por Radio Nacional de Venezuela. La dimensión informativa se cruzó con la pedagógica en la impresión de alrededor de 30 millones de diversos materiales, como trípticos, afiches y encartes, además de cinco millones de un cuaderno educativo dirigido especialmente a la población escolar. Los niños de las más de 20.000 escuelas públicas recibieron esta publicación, que los iniciaba en la reconversión monetaria y favorecía su papel de eventuales multiplicadores del mensaje en sus hogares. Igualmente, el emisor publicó la guía Aspectos fundamentales de la reconversión monetaria, que ofreció un panorama completo del complejo proceso de cambio que se estaba instrumentando. Igualmente, al servicio del aspecto educativo estuvo la celebración de encuentros cara a cara en todo el país. Personal del BCV dictó más de 2.400 charlas en empresas públicas y privadas, así como en espacios de las comunidades organizadas, al tiempo que el emisor se convirtió en una escuela de formación de facilitadores de la banca privada y redes públicas (bibliotecas, infocentros), de algunas instituciones de educación superior y del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis, anteriormente

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El BCV editó impresos en altos tirajes para informar en detalle la medida de reconversión monetaria, incluyendo ediciones especiales para discapacitados visuales.

Indecu) entre otras entidades. Ya en la etapa de acompañamiento, los expositores del BCV fueron responsables de los Centros de Atención a la Comunidad: puntos de información itinerantes, instalados en mercados municipales, plazas, centros comerciales..., que también sirvieron como taquillas para realizar canjes que contribuyeron a familiarizar a la población con las nuevas monedas. El BCV estuvo presente en todo el país. Con los contactos directos se atendieron a las comunidades indígenas en los estados Amazonas y Bolívar, al sur; Delta Amacuro, en el este; y Zulia, al oeste. Asimismo, a los poblados fronterizos, como la localidad de Santa Elena de Uairén, en los límites con Brasil, y sitios remotos de la costa venezolana, como el poblado de Güiria, en la península avistada en 1498 por Cristóbal Colón, cuyo asombro ante el imponente paisaje quedó encerrado para el futuro en el nombre “tierra de gracia”. Los expositores del Banco Central visitaron también a la población penitenciaria en los estados Barinas, Portuguesa y Nueva Esparta. Aquí nuevamente la cooperación interinstitucional se reveló como un efectivo mecanismo para llevar adelante una acción de Estado. Gobernaciones, alcaldías, empresas, misiones (programas sociales) oficiales, ministerios y universidades prestaron su apoyo para la

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movilización y la organización de los encuentros cara a cara. Cuando los Centros de Atención a la Comunidad funcionaron como puntos de canje, se contó con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional e igualmente del sistema financiero, público y privado. Los mensajes asociados a la reconversión monetaria fluyeron así desde y por diversos medios, con inclusión del ciberespacio: se abrió un sitio en Internet, donde se podía acceder a toda la información oficial, descargar recursos comunicacionales y un conversor, así como consultar un tutorial con ejemplos prácticos. Los niños tuvieron su “mini-site”, con juegos y mensajes propios, al tiempo que escolares de todo el país tuvieron oportunidad de participar en el concurso interactivo (vía Internet) De la Primera Moneda al Bolívar Fuerte, con el que aprenderían sobre las diversas especies monetarias que han circulado en Venezuela desde tiempos coloniales al presente. El BCV complementó estas acciones con un centro de atención telefónica (0-800-Bolívar) y con el envío de mensajes cortos de textos a través de la telefonía celular. Igualmente, distribuyó lapiceros, lápices, borradores, reglas, llaveros y monederos con el motivo de la reconversión monetaria entre la población escolar y el público en general.

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RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL

1˚ Premio al Mejor Diseño La orientación vertical en el anverso y la rica combinación de colores, el homenaje a las raíces de la población venezolana y a la mujer, junto a los llamados a conservar los variados paisajes naturales del país y a preservar la fauna en peligro de extinción, se conjugan en perfecta armonía en la nueva familia de billetes de Venezuela. Este equilibrio ideal le valió al papel moneda venezolano el 1˚ Premio al Mejor Diseño, otorgado por la International Association of Currency Affairs en el marco de la Conferencia de Monedas y Billetes (Currency Conference) realizada en Praga, República Checa, entre los días 12 y 15 de octubre de 2008. La International Association of Currency Affairs es una prestigiosa asociación internacional que se reúne cada dos años. A ella asisten más de 70 países, representados por los tesoreros de sus bancos centrales y/o casas de moneda, además de los más prestigiosos impresores privados y proveedores estratégicos de materias primas a escala mundial. Para el Banco Central de Venezuela y la Casa de la Moneda de Venezuela, este premio es motivo de celebración, pues reafirma el compromiso de quienes dedicaron esfuerzo, talento y creatividad en la realización de la nueva familia de billetes y monedas.

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Esta edición de 225.000 ejemplares, se imprimió en los talleres de Editorial Arte, durante diciembre de 2008.