La Recaudación Fiscal - PAD - Escuela de Dirección

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Este artículo fue publicado originalmente en la Revista Business - Edición Agosto 2008. .

La Recaudación Fiscal Una reflexión sobre la evolución de la tasa del IGV

por Ing. Alejandro Fontana Prof. del Área de Control Directivo PAD, Escuela de Dirección de la Universidad de Piura En este artículo queremos centrarnos en la evolución que han tenido los ingresos fiscales desde 1998 hasta la fecha, y a partir de ella, plantear algunas reflexiones sobre la tasa del IGV. Pensamos que esta exposición también brindará a varios de los lectores una base numérica precisa, y más que seguro, servirá para que muchos de nosotros podamos formular nuestras propias recomendaciones y sugerencias. Déficit y superávit Nuestro mayor déficit en estos dos lustros llegó a ser el 3.3% del PBI, en el año 2000. Hoy en día, el superávit fiscal asciende al 3.1% del PBI. Ante tales cifras, alguien podría argumentar que a pesar de que nuestra situación ha mejorado, aún no conseguimos tener una posición positiva del mismo orden a la peor situación que tuvimos en la última década, es decir, la del 2000. Sin embargo, si hallamos las cifras globales que están tras estos porcentajes, encontraremos que en el año 2000 nuestro déficit fiscal ascendió a 1,759 millones de soles, pero que, en el 2007, nuestro superávit fiscal alcanzó los 6,010 millones de soles. Una situación mucho más favorable de la que podría pensarse inicialmente. La evolución Si estamos alcanzando estos resultados económicos es porque el estado peruano está recaudando más de lo que conseguía hace diez años. La variación en los ingresos fiscales entre el año 1998 y el año 2007 ha sido nada menos que 248%. Pero ése no ha sido el único cambio significativo. En el año 1998, la principal fuente de ingreso del gobierno central provenía de la recaudación por IGV. En ese momento dicho monto significaba el 46.7% del total de los ingresos del estado. En agosto de 2003, además, la tasa del IGV se incrementó por un decreto legislativo. Los tres años anteriores habíamos sostenido un déficit fiscal y ese mismo año, aún lo tuvimos, aunque de un orden menor (tan sólo un 1.7% del PBI). No obstante el aumento en la tasa del IGV, ese año la recaudación por este concepto llegó a ser el 45.5% de los ingresos totales. En el año 2007, la recaudación por IGV representó el 43.3%. Es decir, a pesar de mantener una tasa más elevada que la que tuvimos entre 1998 y 2003, la recaudación por IGV ha perdido

preponderancia con relación a las otras fuentes de recaudación. El impuesto a la renta ha sido la fuente con mayor crecimiento en esta última década: 390%. Las proyecciones Nuestros cálculos no terminan allí. Si hacemos una proyección para los ingresos del gobierno central, utilizando los porcentajes de variación que han presentado en los últimos cuatro años las distintas fuentes, encontraremos que para el 2008 el ingreso por impuesto a la renta sería la fuente más importante, con un 44% de los ingresos totales, mientras que el ingreso por recaudación del IGV significaría tan solo un 43% del total. En este contexto de mayores ingresos, el gobierno ha reducido algunas tasas impositivas en el último año. Así por ejemplo, en octubre del año pasado redujo el arancel de los autos de 12% a 9%, y en diciembre, reducía el impuesto selectivo al consumo (ISC, equivalente al 10%) para la importación de unidades gasolineras de hasta nueve pasajeros. Como consecuencia de esto, Semana Económica señalaba en su número 1107, que el costo de importación de estos vehículos se había reducido en un 13% desde finales de diciembre, lo que ha generado reducciones de entre 7% y 9% en el precio final al consumidor1. Y es que, en conjunto, una reducción de las tasas impositivas termina en reducción de los precios al consumidor. Por tanto, centremos a partir de este punto nuestra atención en el IGV. Los demás países de América Latina En América Latina observamos una tendencia ascendente del PBI a partir del año 2002-2003. Sin embargo, la historia económica de cada uno de los países ha sido distinta. Argentina venía con una economía que ostentaba un PBI de 250 mil millones de dólares cuando bruscamente cae el 2001. Al 2006, su economía no recupera aún los niveles previos al 2002. En ese mismo período, Venezuela descendió de los casi 122 mil millones de dólares, pero a fines del 2006, su PBI ya supera los 180 mil millones de dólares. Durante la misma crisis, Chile sólo descendió de 82 a 67 mil millones de dólares, pero al 2006, su PBI llegaba a los 145 mil millones. Por su parte, Colombia bajaba de los 106 mil millones a los 79 mil millones, y al 2006 se situaba en los 135 mil millones. Perú en cambió no sufrió el traspié de las otras economías y, aunque partiendo de niveles más bajos del PBI a finales de 2007, éste ya ha alcanzado los 113 mil millones de dólares. Tasas impositivas De todos los países mencionados, sólo Argentina tiene una tasa impositiva a las ventas de bienes y productos superior a nuestro 19% de IGV. Chile tiene 18%, Venezuela, 9% y Colombia, 16%. Si además miramos las economías más grandes de América Latina, Brasil y México, encontraremos que sus tasas son, respectivamente, 11% y 15%. Es decir, una economía grande tiene aparejada una tasa baja. En el caso de Argentina, que es la excepción a dicha regla, la explicación podría estar en la grave crisis que atravesó.

1

Apoyo, Semana Económica, El gran Prix de los Precios, 3 de febrero del 2008.

Como también se conoce la proporción que ha representado para cada país el ingreso por impuesto general sobre los bienes y servicios con relación al total de los ingresos tributarios (para Argentina, 27% sobre el total recaudado; para Venezuela, 56%; 42% para Chile; 41% para Colombia; para Perú, 42%), podemos afirmar que una tasa alta no implica necesariamente un mejor nivel porcentual de recaudación. En este sentido es que planteamos el siguiente análisis para la situación de Perú. Un ejercicio numérico Si en el año 2007 el IGV hubiese sido 18% en lugar del 19% que hemos mantenido, la incidencia en los ingresos fiscales hubiera representado, en el peor de los casos, 1,300 millones de soles menos de recaudación. Como nuestro resultado fue de 6,010 millones de soles, aún con esos ingresos menores, hubiésemos alcanzado un superávit fiscal. Pero si además analizamos las cifras presupuestadas en el Marco Macroeconómico Multianual 2006-2007, los ingresos reales por IGV superan a los estimados en 10% y 7% respectivamente. Si además efectuamos un ejercicio numérico para el año 2008, asumiendo que obtendremos un incremento en los ingresos fiscales del orden del promedio de los últimos 4 años, es decir, pasar de 58,000 millones de soles a 68,000 millones de soles, la recaudación por IGV a una tasa del 19% sería de 29,000 millones de soles, aproximadamente. Y si en lugar de buscar recaudar dicho monto, nos conformáramos con una cantidad semejante a la recaudada este año, es decir, 25, 000 millones de soles, nos sorprendería saber que sería suficiente una tasa de IGV del 17%. Como el IGV es un impuesto que afecta al consumidor final, una reducción en la tasa llegaría de forma bastante directa a ellos, porque, o su efecto se traslada directamente en la reducción del precio, o significa un margen adicional con el que el contará el canal para buscar incrementar sus ventas. Ni qué decir, además, del aumento de liquidez en el canal que generaría esta reducción de la tasa, pero ¿nos imaginamos el efecto económico y psicológico que significaría estar un punto por debajo de la tasa de Chile? (*) Con la colaboración especial del Sr. Gerald Shimabukuro, MBA Part Time PAD 2007-Economista.