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Por Arlina Cantú. Lectura bíblica: Filipenses 3:20 y 21. Texto clave. “En un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta
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EL TRASPLANTE MATUTINO Por Arlina Cantú Lectura bíblica: Filipenses 3:20 y 21 Texto clave. “En un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta...nosotros seremos transformados”. 1 Co. 15:52 Ayudaba a mi tía en el jardín. Intentábamos separar en porciones con raíz, una planta de ornato y trasplantarla a lo largo del pasillo desde la cochera hasta la entrada de su casa nueva. Empezamos a remover la tierra y a separar cada ramita de la planta que ahora debía transformarse en muchas plantas que, con sus flores, alegrarán la entrada de quien llegue a la casa. Me puse de rodillas y fui haciendo hoyos a determinada distancia y metiendo en cada uno los bracitos de aquel enorme geranio. Arranqué la hierba inútil que había alrededor, retiré las piedras que pudieran lastimar las raíces y arrimé la tierra nueva para que se sostuvieran erguidas y firmes. Los que conocen de jardinería aconsejan que los trasplantes se hagan únicamente en los meses que llevan una “r” en su nombre, y que el riego que se les dé sea o muy temprano por la mañana o muy tarde en la noche para que el sol no queme las raíces con su calor. Seguramente que esas plantitas recién separadas de su raíz principal, tardarán un poco de tiempo en afianzarse a la tierra y empezar a florecer, pero para fortuna de mi tía es una planta que mantiene sus flores la mayor parte del año. Y entonces, al ir metiendo mis manos en la tierra para colocar cada trozo con vida de aquella planta, al sentir la suavidad y la tibieza de la tierra, pensé en que nosotros los humanos algún día también seremos enterrados en ese suave lecho. Pero al mismo tiempo vi, con los ojos de la fe, que así como las plantas, nosotros también seremos trasplantados en el cielo cuando nuestra vida termine en este mundo. Así como fui abriendo la tierra para que cupiera las raíces, así será abierto el sepulcro para enterrar nuestro cuerpo. Y de igual manera que las plantitas florecerán en el lugar donde han sido trasplantadas, nosotros renaceremos a una vida eterna en la Jerusalén celestial. ORACIÓN:- Gracias te damos, Señor, porque tu Espíritu Santo nos da lecciones de vida para el alma, aun de las cosas más pequeñas que existen. En Jesucristo te damos gracias. Amén. Oremos por todos los jardineros del mundo. Usado con permiso

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