Luis Scola.

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básquetbol

| Sábado 13 de julio de 2013

Modelo de compromiso con la camiseta argentina, el capitán liderará al equipo en el Premundial; desmiente que las franquicias impidan la participación en los seleccionados

“Hay que buscar la manera de que los clubes inviertan”

Luis Scola. “Lo de la presión de la NBA es una de las grandes leyendas urbanas”

Luifa piensa que la Argentina debe crecer en infraestructura y espectáculo para atraer más público a este deporte

Textos Xavier Prieto Astigarraga | Foto Emiliano Lasalvia

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ay que remontarse al año 2005 para hallar un antecedente de ausencia de Luis Alberto Scola en el seleccionado nacional desde que debutó en el equipo. No aparecerán más; es el único. La Argentina tenía asegurado su lugar en Japón 2006 y ese Premundial, Dominicana 2005, tenía para el conjunto albiceleste el valor del título americano, no el de la clasificación. Viene otro Premundial, el de Caracas, desde agosto. Y por las ausencias de muchas figuras, Luifa será la estrella excluyente argentina. Siempre inteligente y prudente al mover su lengua, el capitán y máximo goleador histórico del seleccionado tuvo mucho y muy sustancioso por decir en una charla con la nacion.

—En seis años de NBA, sólo te perdiste 8 de 475 partidos. Para el seleccionado siempre estás disponible. ¿Qué tenés físicamente para sostener la continuidad? —Nada en especial. Siempre me cuido lo más que puedo, pero muchos jugadores lo hacen. Hay que tener algo de suerte, porque existen muchas cosas que uno no puede controlar: un golpe, una gripe... Y mi juego, al no ser tan explosivo, me protege de algunas lesiones. Hay jugadores más expuestos. —¿Y qué tiene Scola, que puede ir a todos los torneos y las franquicias de la NBA no lo presionan para que no lo haga? —Creo que lo de la presión de la NBA es una de las grandes leyendas urbanas que hay. Yo nunca sentí ninguna presión, y los jugadores actúan en sus seleccionados sin ningún problema. Participan en Juegos Olímpicos, mundiales, torneos americanos... Evidentemente la franquicia no va a estar contenta, porque no gana nada con eso y se arriesga a que tenga un problema alguien que cobra un montón de dinero y que es una parte

importante en su equipo. Eso es tan obvio como legítimo. Pero de ahí a que la franquicia presione, hay un trecho muy largo. Y de eso a que la franquicia prohíba a su jugador ir, uno muchísimo más largo. De todo eso yo nunca he vivido nada, y he jugado 14 años en el seleccionado y seis en la NBA. Ahora bien: que una franquicia le diga a su jugador “¿no pensás que éste es el año como para que no juegues?” me parece válido, no me parece que implique presionar. A casi todo un equipo le han sugerido que no jugara, sus integrantes jugaron y no ha pasado nada. Tenemos el derecho a jugar y lo hemos hecho. Muchas veces, en cambio, los jugadores no quieren estar en su seleccionado, y tampoco pasa nada. La actividad es un mundo libre; la posibilidad de jugar está contemplada en nuestro convenio colectivo. Cambia la situación cuando un jugador está lastimado, pero también eso está contemplado en el convenio. —¿Cómo ves el Premundial de Venezuela? —No es un Mundial ni un Juego Olímpico, pero para mí es importante. Es nuestra competencia continental y es lindo jugarla, la disfruto. —¿La exigencia para la Argentino va a ser muy alta o el seleccionado es favorito a pesar de la ausencia de varias figuras? —Será un torneo difícil. Este será distinto, porque antes sabíamos que íbamos a ser protagonistas, ahora podemos serlo pero no lo sabemos y me gusta el desafío. —El título de campeón mundial quedó muy cerca en Indianápolis 2002. ¿Lo siguen sintiendo como una deuda? —Creo que el oro en Atenas borró la deuda. Si no hubiéramos ganado, estaría pendiente. Juegos Olímpicos y mundiales son relativamente parecidos; según la época, uno ha tenido más protagonismo que el

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| Sábado 13 de julio de 2013

El mayor goleador histórico de la Argentina faltó sólo una vez en sus 14 años de seleccionado otro, y en el futuro el Campeonato del Mundo podría ser más importante que los Juegos. —¿Por el próximo cambio del calendario internacional? —Lo que intenta FIBA es conseguir lo que tiene el fútbol: que su competencia sea la más fuerte. Hoy mundiales y Juegos son parecidos, por eso no siento que haya quedado una deuda. Si la hubo, se saldó en Atenas. —Hablando de deudas, ¿lo de Rusia por el bronce en Londres 2012 pasó o quedó como una espina? —Y... fue una derrota dolorosa, está claro. Pero ganamos otras definiciones iguales de cerradas e importantes. Estuvimos cerca, muy cerca. Ya está. —¿Cómo ves el futuro de la Generación Dorada, a la que siempre se quiere exprimir un poco más? —Está durando más que lo que pensábamos hace diez años. En algún momento el último de los que jugamos en Atenas va a retirarse, y oficialmente podremos decir que la Generación Dorada llega a su fin. Pero, ¿qué es la Generación Dorada?

¿El equipo de Indianápolis? ¿El de Atenas? ¿El de Pekín? ¿El de Japón? Muchos jugadores han participado en estos 11 años, muchos se han agregado, muchos se han retirado, y es bastante difuso quiénes son la Generación Dorada. Mi respuesta sería que una mezcla de todos. Me parece bueno, entendible, sano, hasta inevitable, que la gente hable de cuándo vamos a retirarnos, del recambio generacional. Pero hay que tomarlo con un poco más de naturalidad. —¿Te ves algún día en la Liga Nacional o falta para pensar en eso? —Me gustaría terminar mi carrera en la NBA. Sería un objetivo cumplido hacerlo hasta que yo tomara la decisión porque no quisiera jugar más, pero habiéndolo hecho hasta último momento en el mejor nivel. No siento que sería un fracaso terminar mi carrera en la Liga Nacional, pero sí me gustaría hacerlo en el nivel más alto. —¿Y cuántos años más de básquetbol tiene Luis Scola? —¿Qué sé yo? [risa] Algo más tengo, no sé cuánto.ß

En apoyo de los más jóvenes

Con Phoenix, la extraña experiencia de quedar... último

b^b^b El compromiso de Scola va mucho más allá de su participación con la selección. Aunque no participó en la Copa Stankovic, en sus vacaciones, acompañó en algunos entrenamientos del equipo, especialmente para ayudar a los pivotes más jóvenes, Marcos Delía (21 años) y Matías Bortolín (20). Además, desde el año 2010, por su iniciativa, se realiza el programa TAP (Transición al Profesionalismo), un curso en el que enseña a los deportistas juveniles a prepararse para su carrera. El curso incluye administración del dinero, cuidado en el uso de las redes sociales y comportamiento con la prensa, entre otras cosas. Este año, además sumó a los jugadores de voleibol.

b^b^b Por una de esas transferencias no muy comprensibles de la NBA, a Luis Scola le tocó dejar Houston Rockets, franquicia en la alcanzó dos veces los playoffs en cinco campeonatos, y recalar en Phoenix Suns, equipo que terminó en el fondo de la Conferencia del Oeste. Un puesto raro en la carrera del campeón olímpico. Que, por cierto, en la última temporada cayó un poco en números: 12,8 puntos y 6,6 rebotes por partido, frente a 14,2 y 7,5 a lo largo de su trayectoria en los Estados Unidos. Sólo en asistencias mejoró, un poco: 2,2 contra 1,9. Luifa, no obstante, está a gusto en esta ciudad de Arizona, donde permanecerá otras dos temporadas. –¿Cómo te sentís en Phoenix? –La gente me recibió bien, el equi-

po me recibió bien. Lo único malo es que las cosas no salieron. –¿Cómo analizás tu juego? –Mi producción estuvo parecida a la habitual, pero con un poco menos de minutos y, en algunos momentos, con una función diferente. Cuando tuve una similar a la que venía teniendo, la producción fue parecida. –¿Qué le dio a tu juego la NBA a lo largo de estos seis años? –La NBA exige mucho y hay muchos chicos nuevos, cada vez más atléticos, más fuertes, más altos. Con los años uno va cambiando el juego: usa más la cabeza y menos el cuerpo, se pone un poco más fuerte, tira un poco mejor... También, pierde una marcha de velocidad, salta un poco menos, se mueve un poco más lento... Pero la idea es seguir mejorando.

Estructuras edilicias impresionantes. Casi 20.000 butacas. Pantallas varias de brillante LED. Baile, algo de humor, gratificaciones a los hinchas... Asistir a un partido de NBA implica sorprenderse con las instalaciones y disfrutar la salida como algo mayor que el juego en sí. Y presenciar todo eso hace pensar en una distancia sideral al básquetbol doméstico argentino. Luis Scola, que lleva seis años en la mejor liga del mundo, tiene una visión amplia y lúcida del tema. Y cree que no hay copiar todo de la exitosísima National Basketball Association... —En espectáculo e infraestructura, la NBA está a años luz de la Liga Nacional. ¿Cuáles ideas creés aplicablesaéstaenlarealidadbasquetbolística y económica argentina? —Lo primero que tenemos que hacer es cambiar nuestro concepto de estadio. Consideramos estadios a gimnasios con tribunas, y a veces ni siquiera llegan a ser eso. Alguien me preguntó cuándo iba a ir la NBA a Argentina. Le dije: “No puede, porque no tenemos estadios”. Y me contestó: “¿Cómo que no? El Luna Park, el Polideportivo...”. El Polideportivo [de Mar del Plata] es reválido para la Liga Nacional, pero está lejísimos de poder albergar a un equipo de NBA, y no necesariamente por la cantidad de espectadores. Además de que alberga a 8000 personas y está a otras 8000 de lo mínimo que la NBA acepta, no tiene los vestuarios de la NBA, los estacionamientos, los accesos... Hay que pensar cuál es nuestra necesidad. ¿3000 personas por estadio? ¿5000? Evidentemente no es 20.000, como en la NBA, pero hay que hacer algo cómodo, limpio, que tenga calefacción, asientos, buenos vestuarios, buenos accesos... Debemos entender que no podemos llamar “estadio” a casi ninguno de los que tenemos en Argentina. Sí al Polideportivo, al Orfeo [de Córdoba] y a algún otro, pero son muy poquitos. —¿El espectáculo convoca a la gente y ésta después obliga a hacer el estadio, o el estadio atrae a la gente para que luego se le ofrezca el espectáculo? —A la gente hay que ofrecerle un lugar acorde. Estamos muy influidos por el fútbol, cuyo público tiene tanta pasión que va a cualquier lado como sea, sin importarle si no tiene asiento,

si debe dejar el auto a cien cuadras, pasar entre los caballos de la policía... Esa gente no necesita ningún maketing, infraestructura, nada. Y eso nos influye: el básquet quiere ser como el fútbol, y no dando ninguna comodidad, pretende que la gente vaya. Pero la gente no tiene esa pasión por el básquet, por lo cual hay que ofrecer un buen show. Hay público que va a ver básquet como sea, pero es minoritario, no sirve solo. Hay que mantener ese grupo y sumar gente. Para eso hay que proponer cierto espectáculo. El principal va a ser el básquet, siempre, pero hay que llegar bien al estadio, sentarse cómodo, consumir algo, ver algo en los descansos, tener buena iluminación y buena música. Y además ver un partido divertido. —¿Cuál inversión harías antes: la grande, del estadio, o la menor, del espectáculo? —Las dos cosas están muy relacionadas. El estadio es show. es una parte del espectáculo. En algún momento alguien deberá empezar a invertir. —¿Pensás que lo de Pepe Sánchez en Estudiantes, de Bahía Blanca, que trata de cambiar la mentalidad de la Liga, tendrá éxito? —Creo que sí, pero hay que buscar que todos los clubes lo hagan. En algún punto la infraestructura debe ser obligatoria, porque esto es una

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competencia, el club quiere ganar y la plata termina yendo a un plantel. Lo cual en cierta forma es entendible. Ahora bien: si se obligara a todos los clubes a invertir un porcentaje de sus presupuestos o un monto fijo en infraestructura, espectáculo, marketing y promoción,sedaríaunasituaciónjusta, porque todos gastarían por igual. En cambio, si uno lo hace y otro, con esa plata, forma un equipo mejor y saca ventajas deportivas, el que invirtió piensa: “Al final, gasto toda esta plata en brindar espectáculo y dar comodidades pero pierdo porque el otro, que ofrece un espectáculo horrendo, tiene un mejor jugador”. Y el jugador, claro, va a donde le pagan más. Hay que buscar la manera de que los clubes inviertan. En la NBA las franquicias ya están muy arriba en infraestructura y espectáculo, entonces la liga no les dice cuánto deben gastar. Y yo no pienso que haya que hacer todo igual que la NBA. Creo que hay cosas que en Argentina no funcionarían. Si en un partido de fútbol de Boca uno pusiera shows de la NBA, a los hinchas no les gustarían. La gente quiere ver el partido, no un gorila corriendo, las chicas bailando... Las culturas y las sociedades son diferentes, y hay que ver qué nos gusta a nosotros. —De esta Liga Nacional, que está a años luz de la NBA, salió... [interrumpe] —Deportivamente no estamos a años luz, ¿eh? Infraestructuralmente, sí. —¿Qué puesto en la NBA ocuparía el campeón de la Liga Nacional? —Sería difícil competir, pero deportivamente estamos muchísimo más cerca que estructuralmente. Muchísimo. Hay jugadores de Liga Nacional que pueden jugar en la NBA, y jugadores de NBA que no pueden jugar en la Liga Nacional. —¿Podés profundizar en eso? —No, no voy a decirte un jugador. Pero hay muchos en la Liga Nacional que pueden jugar en la NBA. —¿Porniveloporcualidadesdejuego?Unopiensaquetodojugadorde NBA podría estar en la Liga... —Hay jugadores de NBA que no podrían jugar en la Liga Nacional.ß

Show y buenas instalaciones en el estadio que usa Indiana

afp