La imparable adicción selfie

8 mar. 2014 - premios Oscar. No importa. Fue un día largo terminando de pintar el local de diseño que Ana Gutiérrez está
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sábado 8 de marzo de 2014

sábado Edición de hoy a cargo de Javier Navia y Violeta Gorodischer | www.lanacion.com/sociedad

moda en el súper

Chanel busCa aCerCar el lujo a la vida Cotidiana

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signos vitales Las Cifras qUE nOs tOman EL pULsO

En qué ámbitos las opiniones de las mujeres son menospreciadas Encuesta online efectuada a 420 mujeres argentinas 32%

Fútbol Manejo de automóviles

31%

Reparaciones hogareñas

28%

Opiniones políticas Decisiones financieras del hogar

24%

$

15%

Fuente: D´Alessio IROL / LA NACION

Gastronomía

Los cortes de carne baratos, estrellas de las nuevas cartas Ana Gutiérrez congela un momento de distracción junto a amigas y su novio en Muu Lechería

ignacio coló

Hábitos

La imparable adicción selfie Es la palabra de moda y la foto de los Oscar puso en evidencia su dimensión de fenómeno global y signo de época, aunque para algunos sólo es narcisismo digital Fernando massa LA NACION

Les faltan unas ocho personas más en esa mesa de un bar de plaza Armenia para poder replicar el selfie que Ellen DeGeneres inmortalizó en la ceremonia de los premios Oscar. No importa. Fue un día largo terminando de pintar el local de diseño que Ana Gutiérrez está por abrir en Palermo y qué mejor que distraerse un poco y convertir ese momento en un recuerdo visual. Smartphone en mano, preparados, sonrisas, listos, ¡selfie! Ahí está: sus dos amigas, su novio y ella. Su propia versión de la foto más retuiteada de la historia. La misma que imitaron Los Simpsons en su canal de Twitter esta semana con un Homero pisoteado por Bradley Cooper para que no apareciera, o esa versión de Lego o cualquiera de los incontables memes de esa foto que hoy circulan en las redes sociales llevando a

este fenómeno a un escalón más de popularidad. Y eso que creíamos que este nuevo género de autorretrato ya había alcanzado el súmmum el año pasado cuando el diccionario Oxford la coronó como palabra del año (“fotografía tomada por uno mismo que normalmente se realiza con un smartphone o una webcam y es luego compartida en una red social”). Ya nadie duda de que no es sólo una moda. Los selfies son hoy un imparable fenómeno cultural y global, aunque, para muchos, no representen más que un mero narcisismo. Lo fáctico es la cadena de eslabones que posibilitó esta adicción: un celular en el bolsillo, la tecnología de la cámara frontal que nos permite vernos a nosotros mismos mientras enfocamos, y la posibilidad de compartir la imagen al instante en una red social. Las ganas de sacarse una foto y capturar ese momento existieron siempre. El campo de las especulaciones comienza

entonces cuando nos preguntamos qué hay detrás del auge de esta herramienta de comunicación que encuentra su ámbito natural en una cultura esencialmente visual. Narcisismo o no, parece innegable su halo de signo de época del que nadie parece quedarse afuera: Obama en los funerales de Mandela, el astronauta Mike Hopkins en el espacio y hasta el Papa junto a unos jóvenes en San Pedro. Como si fuera poco, Yahoo ya estima que en 2014 se sacarán 880.000 millones de fotos, número estratosférico inflado por el fenómeno selfie. “El selfie, esa pasión por autorretratarse, se inscribe en el éxtasis que han adquirido las imágenes y el mundo virtual en la sociedad contemporánea, una virtualidad que representa la realidad, brindando la ilusión de controlarla”, dice el médico psiquiatra y psicoanalista de la Universidad de París XII Juan Eduardo Tesone. Continúa en la página 2

Chefs porteños diseñan ahora sus mejores platos en torno de los cachetes, el corazón o el cogote de la vaca Se los dejaba de lado y hasta se los miraba con desprecio en las góndolas de los supermercados. No entraban en ningún asado y apenas podían tener una chance en algún puchero. Pero eso era el pasado. Los cortes de carne más baratos y que más desconfianza generaban en los consumidores ahora son estrellas en las cartas de los mejores restaurantes porteños. Desde los cachetes de la vaca (una exquisitez llamada carrillera), el cogote y el corazón hasta la lengua y los intestinos se han convertido en platos sofisticados y demandados. El fenómeno

experiencias

que llegó a Buenos Aires se inscribe como parte de una filosofía conocida como The Whole Animal Movement, que promueve aprovechar el 100% de los animales faenados y que el popular chef Anthony Bourdain ayudó a extender al afirmar que si tuviera que elegir la última comida de su vida ésta, sin duda, sería ensalada de caracú. Además, estos cortes se acompañan con vegetales, legumbres y frutas habitualmente menospreciadas por la alta gastronomía, que ahora encontró en ellas una oportunidad de reducir los costos. Página 5

mesa para dos

Un viaje por la historia y cocina mendocinas

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Vida digital

Las mejores apps para acompañar la vuelta a clases

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Sebastián Gordín. “Es difícil definir qué es el arte” Página 9