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el mundo

| Martes 30 de abril de 2013

hoy, la entronización | la imagen de la futura reina consorte

Europa apuesta por el encanto de Máxima para oxigenar las monarquías Todos la destacan por sobre la figura de su marido, y coinciden en que logró renovar el aire de la casa real holandesa; en España, miran a los Orange-Nassau como un modelo por seguir Martín Rodríguez Yebra CORRESPOnSAL En ESPAñA

MADRID.– España mira a Amsterdam como un espejo. Tal vez un espejo de reflejo idílico, en medio de la grave crisis que atraviesa el rey Juan Carlos, envuelto en escándalos familiares y personales mientras se debate como nunca antes si debe o no seguir en el trono. Aquí se habla de Máxima Zorreguieta en los diarios, en las tertulias de televisión, en la calle. Tal vez como en ningún otro país que no sean Holanda y la Argentina. Su figura simboliza el cambio en la casa de Orange y, según opinan diversos especialistas en la realeza, de su éxito como reina depende en buena medida el futuro mismo de las monarquías europeas. Con menor repercusión, la figura de Máxima ocupa páginas en Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña… Se

la menciona casi tanto o más que al futuro rey, Guillermo. “Ella se ha ganado en poco tiempo la simpatía de los holandeses. Es de lo mejor y será una gran reina”, señaló Jaime Peñafiel, biógrafo del rey Juan Carlos y uno de los grandes especialistas en cuestiones reales a nivel continental. Según él, las instituciones monárquicas “necesitan un aire fresco, modernidad, como ha aportado Máxima, quizá la mejor de todas las consortes actuales”. Los elogios de Máxima suelen leerse aquí como dardos para la princesa Letizia Ortiz, esposa de Felipe, nunca del todo aceptada por los monárquicos españoles. Verdad o no, los principales diarios madrileños destacan la entronización de la princesa de origen argentino como foco central de su amplia cobertura sobre la nueva era en Holanda. “La Casa de Orange ha experimentado una dramática revi-

talización gracias a la personalidad de Máxima”, señaló ayer El Mundo, en un artículo sobre ella titulado “La joya de Holanda”. El monárquico ABC le dedica cuatro páginas a la previa del festejo, llena de loas a la futura reina, aunque se permite recomendarle que encuentre “un estilo propio” para vestir. La especialista en monarquía de El País, Mabel Galaz, señaló que Máxima ahora es uno de los miembros más queridos de la familia Orange por su “cercanía” con la gente. Y opina que el reinado de Guillermo y Máxima podría convertirse en “un rescate” a las casas reales europeas. Otro país en el que la sucesión de la reina Beatriz capta una fuerte atención pública es Alemania. En sus medios también Máxima parece eclipsar al futuro rey. “Guillermo tendrá que vivir con el hecho de que, aunque sea el número uno desde el martes, la mayor simpatía volará ha-

cia su esposa”, escribió el columnista Rainer Haubrich, en el conservador Die Welt. El sensacionalista Bild recuerda que antes del matrimonio “era una chica fiestera”, pero “demostró ambición para dominar perfectamente todas las tareas asignadas”. Ella “tira para adelante todas las encuestas de popularidad” de los Orange, añade. Los medios europeos resaltan la ausencia del padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, por su condición de ex funcionario de la dictadura militar. El Corriere della Sera y La Repubblica, en Italia, y los británicos The Sun y The Times apuntan el pasado de su padre como uno de los grandes desafíos que debió superar Máxima para llegar al reinado. En The Economist se reconoce “el toque latino” que ella le otorgó a la corona y también se vincula la sucesión holandesa con España, al recordar los esfuerzos de transparencia que

hicieron los Orange para esquivar las amenazas a su popularidad: “El príncipe Felipe está preparado para el trabajo. ¿Se bajará su padre?”. El periodista inglés Andrew Morton, especialista en la realeza, incluyó a Máxima en la “nueva generación de consortes sin sangre azul que salvaron a las casas reales de Europa, al tender puentes con el pueblo”. En Francia, menos deslumbrada por las monarquías, los grandes medios también analizan la sucesión holandesa en clave regional. Le Figaró le dedicó un artículo de tapa este fin de semana a la sombra que proyecta sobre España la abdicación de la reina Beatriz. Por su parte, el diario Le Monde se pregunta si hay futuro para reyes y reinas en la nueva Europa de la crisis. Y no deja de puntualizar la alta popularidad de Máxima sin olvidar que trajo “en la dote un parentesco aterrador”.ß

“Nos hizo la vida más fácil”, dicen los argentinos que viven en Holanda Muchos señalan que los holandeses los empezaron a recibir con más calidez Elisabetta Piqué EnVIADA ESPECIAL

AMSTERDAM.– Los cerca de 2500 argentinos que viven en Holanda se preparan hoy para festejar a lo grande la entronización de Máxima como reina consorte del país europeo. Para la mayoría, Máxima les hizo la vida más fácil. “Vine a vivir a Holanda hace ocho años porque, como Máxima, me enamoré de un holandés. Al ser ella argentina, la vida se me hizo más fácil. Entonces, ella ya se había casado con Guillermo y siempre tuvo más popularidad que él”, contó a la nacion Cecilia Piccinini, una rosarina de 41 años que vive en Geldrop, un pueblito del sur del país. “Cuando vine a vivir a Holanda y me presenté a los vecinos del barrio, una costumbre muy común acá, todos me recibieron con buena onda apenas dije que era argentina. A Máxima la quieren mucho los holandeses. no sé, te reciben de otra manera, son más amables. Te relacionan inmediatamente con ella”, agregó. “Este año, entre el papa argentino, Messi y Máxima, los argentinos que vivimos en Holanda estamos muy agrandados. Yo los vuelvo locos a mis colegas de oficina”, detalló Cecilia. Para celebrar hoy el gran día, Cecilia y varios otros argentinos que viven en este país que tienen un grupo en Facebook se hicieron hacer una remera naranja que, por supuesto, tiene un agregado: un corazón con la bandera argentina y atrás, la inscripción “argentinos en Holanda”. Cynthia Robotti, que vive desde hace dos meses en Amsterdam junto con su marido Adrián Herzkovich –que viajó por trabajo– y sus hijos Melina y Teo, coincide en que Máxima en cierta forma le hizo la vida más fácil en Holanda. “Todo se hizo mucho más sencillo porque a ella la adoran. Aunque es muy fácil adaptarse en este país porque hay reglas claras, todo funciona y es ordenado, los holandeses están tan felices con Máxima de que todo es más relajado. Hay más conexión con la gente y eso siempre facilita las cosas”, señala. Cynthia no ocultó su inmensa expectativa ante los festejos de hoy, en los que Holanda suele estallar. “Para nosotros es el primer año que festejamos el Día de la Reina, y coincide justo con la coronación de Máxima y Guillermo. Vamos a ir recorriendo un poco Amsterdam para ver cómo se festeja”, relató esta porteña de 41 años. Su amiga Laura Stenweg, de la misma edad y oriunda de Olivos, casada con Sergio Pupkin y madre de Jack y Eitan, de 15 y 11 años, intentará acercarse a la Plaza del Dam, donde tendrá lugar la entronización. “no sé si vamos a llegar

porque va a haber una multitud, pero vamos a estar vestidos de naranja con una escarapela. Mis hijos llevarán banderas argentinas y a la tarde haremos un asadito con amigos”, adelantó Laura, que vive desde hace cinco años en Amsterdam, donde su marido trabaja en una multinacional, Juan Joaquín Medina, manager de Argentinos, uno de los cientos de restaurantes de carne argentina de esta capital, “pero verdadero”, según asegura, será el único que no celebrará porque tiene que trabajar. A diferencia de lo que sienten los demás, para él la llegada Máxima significó sólo un aumento de las exportaciones desde la Argentina hasta Holanda. “Salvo eso y el orgullo de que sea argentina, como el Papa, para mí Máxima no me significó ningún cambio”, dijo Juan, de 61 años, que vive en Holanda desde 1977, cuando

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opinión Enrique Valiente Noailles PARA LA nACIOn

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s posible pensar que la entronización de la princesa Máxima tenga impacto sobre la imagen externa de la Argentina, tal como la tuvo la designación del papa Francisco. Estas dos figuras sobresalientes, a la que puede agregarse la de Lionel Messi, suponen un desembarco argentino en el corazón de Europa y, aunque muy diferentes entre sí, irradian su influencia al mundo entero. Sin embargo, uno podría preguntarse: ¿mejorará la coronación de Máxima la “marca país”? O, simplemente, ¿ahondará la perplejidad que produce la Argentina para cualquier observador medianamente informado que sigue de cerca nuestra historia? Mi impresión es que, estrictamente hablando, esta entronización, así como la asunción del Papa en su momento, no mejora la imagen de la Argentina, sino que simplemente torna más patente nuestro enigma. Lo que hace es ahondar la percepción internacional de nuestra profunda ambigüedad como país. Ambigüedad que se encuentra perfectamente retratada, por ejemplo, en el hecho de que a la monarquía luminosa que se erige en el exterior le corresponda una monarquía velada intentando erigirse en su interior. O que al mensaje de concordia de un Papa argentino le corresponda un liderazgo político, también argentino, que hace del conflicto un fin en sí mismo. Es que la Argentina se comporta, ni más ni menos, como El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Stevenson. En efecto, ¿qué hacen los argentinos accediendo a la corona holandesa, o liderando espiritualmente a los católicos de

La entronización ahonda la percepción internacional de nuestra ambigüedad como país Queda resaltada nuestra capacidad para producir casos extremos

2008 y 2013

Repitió ayer el vestido que usó en el cumpleaños 60 del príncipe Carlos

“Los holandeses te reciben de otra manera [si sos argentino], son más amables. Te relacionan inmediatamente con ella” “Entre el papa argentino, Messi y Máxima, los argentinos que vivimos en Holanda estamos muy agrandados” dejó la Argentina debido a la situación política. Juan reveló que conoció personalmente al príncipe Guillermo porque solía ir a comer a su parrilla, ubicada en un lugar estratégico, en la calle Damstraar, que une el Palacio Real con el barrio rojo. “Todo el mundo pasa por ahí y en los años 90 me acuerdo de que Willem venía al menos una vez por mes, se comía un pinchito o un lomo y era muy simple”, contó. Como tiene un bebe de cinco meses José Villegas, salteño de 31 años que vive en la sureña ciudad de Eindhoven, donde hace un doctorado en matemáticas desde hace siete años y trabaja en diseño de software, hoy no podrá festejar a lo grande. “Con el bebe es complicado, pero igual están mis viejos que vinieron a visitarme y tenemos planeado vestirnos de naranja y dar una vuelta por el centro, porque suelen ser festejos muy lindos”, dijo. “Los holandeses no suelen salir mucho, no es como en la Argentina donde uno sale con los amigos todo el tiempo, y eso hay que aprovecharlo”, concluyó.ß

Ante el mundo, un país de dos caras

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4 fotos efe y ap

1- El príncipe Carlos de Inglaterra y Camilla, la duquesa de Cornwall. 2- El príncipe heredero de España, Felipe, junto a la princesa Letizia. 3- Alberto de Mónaco y los grandes duques Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo. 4- La reina Beatriz y el príncipe Guillermo, al llegar a la cena de gala

Su relación con los Kirchner Máxima visitó dos veces la Casa Rosada y se reencontró con Cristina el mes pasado Máxima Zorreguieta, que hoy se convertirá en la nueva reina de Holanda, siempre mantuvo presente a la Argentina, su país, al cual debió renunciar formalmente para poder casarse con Guillermo. La princesa impulsó el primer viaje oficial de la reina Beatriz a la Argentina, en 2006, y dos años más tarde se reunió con la entonces flamante presidenta Cristina Kirchner, con quien volvió a cruzarse este año en el Vaticano. Así se forjó

una relación cordial. La reina Beatriz y los príncipes Guillermo y Máxima hicieron la primera visita de Estado de la casa real holandesa al país el 30 de marzo de marzo de 2006. Fueron recibidos en la Casa Rosada por el entonces presidente néstor Kirchner y la primera dama y senadora Cristina Kirchner. En vez de firmar acuerdos de cooperación o económicos, el encuentro sirvió como marco para un intercambio de regalos. La segunda visita de Máxima a la Casa Rosada fue el 22 de abril de 2008, cuando la princesa llegó al país como asesora de la OnU. En pleno conflicto del Gobierno con el campo, Máxima mantuvo dos

encuentros con el entonces ministro de Economía, Martín Lousteau, que dos días después renunciaría en medio de la fuerte crisis. Cristina Kirchner la recibió también en su despacho de la Casa Rosada. De esa reunión sólo se supo que se trató de una visita de cortesía. Aquella visita a la Casa Rosada fue la última de Máxima. Sin embargo, la princesa de Orange tuvo la oportunidad de reencontrarse con Cristina el mes pasado, en la ceremonia de inicio del pontificado de Francisco. Por el momento, no está previsto un nuevo encuentro entre Máxima y la Presidenta. Cristina decidió enviar a Holanda en su representación al vicepresidente Amado Boudou.ß

todo el mundo, y simultáneamente pactando con un líder de Medio Oriente que niega el Holocausto y que considera que Israel debe ser borrado de la faz de la Tierra? O, de manera más exótica, ¿por qué exaltamos un vínculo con el presidente venezolano, nicolás Maduro, que sostiene que su fallecido líder le habla a través de un pajarito, en una democracia abiertamente autoritaria que nos sirve de guía? Por eso, la paradoja es que un cúmulo de luminarias individuales contrasta con un destino colectivo que permanece en la oscuridad. La “marca argentina” es como una fábrica que produce simultáneamente, para el consumidor mundial, productos de altísima o de siniestra calidad. Por eso, lo que estas cosas van ahondando es la percepción de cierta esquizofrenia, de ser grandes productores de símbolos antagónicos. El impacto de la nueva reina será positivo, pero la gente no se engaña en cuanto a su alcance. Lo que queda resaltado nuevamente es nuestra capacidad para producir casos extremos y el desconcierto por el destino de la Argentina, que cada vez agranda más la distancia que media entre sus signos positivos y negativos. La Argentina sigue siendo una moneda de dos caras que caprichosamente cae de un lado o del otro. Lo único que puede mejorar la marca registrada como país, a estas alturas, no es una gran figura, o los genios aislados. nuestra marca sólo podrá mejorar mediante la continuada emisión de signos de equilibrio, racionalidad y respeto a la ley que permitan emerger al país latente que sigue postergado. Una larga y consistente producción de pequeños signos positivos, sostenibles en el tiempo, harán más por nosotros que continuar en la senda de la excepcionalidad, aunque ésta sea positiva.ß Twitter: @evnoailles