Espectáculos
Domingo 2 de septiembre de 2007
LA NACION/Sección 4/Página 3
Por Pablo Sirvén
Entrelíneas
Cuarenta años de hacernos bien Pasado mañana, Les Luthiers soplarán las velitas y celebrarán la vigencia de su aplaudido estilo A pesar de Onganía y de la Guerra de Vietnam, 1967 fue un año luminoso para el país y para el mundo. Los bastones largos, es cierto, ya se habían estrellado desafortunadamente sobre unas cuantas cabezas de estudiantes y profesores, pero su nefasto legado resultaba demasiado reciente como para opacar tan pronto, como sucedió luego, esa fábrica de inteligencia y materia gris que todavía era la Universidad de Buenos Aires. Los chiquitos famélicos de Biafra, la Guerra de los Seis Días en Medio Oriente y la emboscada mortal en la selva boliviana a Ernesto Che Guevara ponían tensión en el marco internacional, pero al mismo tiempo soplaba una brisa renovadora, muy creativa y psicodélica, empujada por la banda del Sargento Pepper de Los Beatles, la aparición del movimiento hippie con aquello de “hagamos el amor y no la guerra” y el nacimiento de la revista Rolling Stone. Acá, en Buenos Aires, Primera Plana, el Instituto Di Tella y los happenings animaban una rica movida cultural y la editorial Sudamericana descubría para el mundo entero el tesoro de un escritor colombiano: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. En ese marco de tan intenso florecimiento cultural –Julio Cortázar daba a conocer La vuelta al día en ochenta mundos, Susana Rinaldi grababa su primer disco de tango, Los Gatos alumbraban el rock nacional, emergía la Camerata Bariloche y Ediciones de la Flor y la revista Todo es historia, de Félix Luna, daban sus primeros pasos– nacieron Les Luthiers. Pasado mañana se cumplirán 40 años exactos de cuando, tras una discusión en camarines, I Musicisti se partió en dos y Gerardo Masana acaudilló una retirada que arrastró primero a Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich y Jorge Maronna y, al poco tiempo, también a Carlos Núñez Cortés. Dos años más tarde, ingresarían Carlos López Puccio y Ernesto Acher. Sí: durante un tiempo, Les Luthiers fueron siete, aunque la muerte de Masana, en 1973, y la partida de Acher, en 1986, los volvió el definitivo quinteto que hoy, 40 años después, siguen conformando. * * * Desde entonces, 7.500.000 de espectadores en quince países vieron sus 32
En escena HOY
Espectáculo del grupo de teatro del Borda ■ Con la presencia de Zulma Faiad, el grupo de teatro del Hospital Borda presenta un espectáculo donde compartirán poemas y aforismos, entre otras manifestaciones artísticas. El encuentro se realizará esta tarde, a las 16, en el Teatro La Comedia, Rodríguez Peña 1062. Entrada: $ 15. ARLEQUIN
Una propuesta para todo público ■ Arlequín, servidor de dos patrones, la obra de Carlo Goldoni, con dirección de Alicia Zanca y la actuación protagónica de Daniel Casablanca, sigue en cartel en el Teatro de la Ribera (Pedro de Mendoza 1821), y hoy, como todos los domingos, tiene su función a las 12.30, lo que amplía considerablemente el rango de edad del público que concurre, ya que en esta función es fácil encontrar a familias enteras, incluso con niños chiquitos. La propuesta bien lo merece. Entradas: 15 y 20 pesos. CAMARIN
Ultimos días para Un hombre que se ahoga ■ Un hombre que se ahoga, la versión que realizó y dirigió Daniel Veronese de Tres hermanas, de Chéjov, realizará hoy y el próximo domingo, a las 16, sus últimas funciones en El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960). Las entradas para ver esta obra que protagonizan Claudio Dapassano –quien reemplazó a Osmar Núnez–, Luciano Suardi y Claudio Tolcachir cuestan 15 y 25 pesos. PUERTA ROJA
Mirada divertida y melancólica de los 80 ■ Hoy, a las 18.30, se presenta en Puerta Roja (Lavalle 3636), Pelota paleta, de Ezequiel Tronconi y que muestra una mirada divertida y melancólica sobre los años 80. Actúa el mismo Tronconi, junto con Pablo Cerri, Esteban Coletti, Mariana Levy, Nicolás Maiques y Carolina Marcovsky. Entradas: 10 y 15 pesos.
con inspiración, ostensible calidad artística y don de buena gente desde el escenario en estas semanas atraviesa la muestra del Recoleta. Ver a sus integrantes por allí, entremezclados a toda hora con la gente o asistiendo a la mayoría de las múltiples actividades que se llevan a cabo diariamente en la carpa anexa (recitales, paneles, reportajes, presentación de libros, etcétera), que completa la muestra de la sala Cronopios, confirma que están despojados de divismo y que hacen de la cortesía una militancia activa digna de ser imitada. * * * ¿Qué es lo que viene? Pasado mañana, la fiesta propiamente dicha de cumpleaños para amigos y conocidos en el Auditorio Buenos Aires; después, el 15, un espectáculo gratis y al aire libre, que iba a realizarse en las escalinatas de la Facultad de Derecho, pero que se decidió correr al más amplio espacio de Figueroa Alcorta y Pampa para dar mayor cabida a lo que, según se supone, será una convocatoria más que concurrida. Luego, a fines de este mes, irán una semana de gira a Córdoba y en octubre pasarán por cuatro ciudades españolas. Cerrarán el año en Mendoza, La Plata y Salta. Habrá que esperar, eso sí, a septiembre de 2008, para disfrutar de un nuevo espectáculo que ya están escribiendo y ensayando. * * * Los genios López Puccio, Mundstock, Núñez Cortés, Rabinovich y Maronna
espectáculos nutridos, sin excepción, por un humor elegante e ingenioso, cero basura verbal y con melodías de todos los géneros escapadas de los 37 instrumentos informales conocidos hasta ahora y de esas voces cinceladas en el coro de la Facultad de Ingeniería, allá por 1959. Desde que el 16 de agosto se inauguró la Expo Les Luthiers en el Centro Cultural Recoleta, por la que hasta el jueves habían pasado
65 mil personas, y que continuará abierta, con entrada libre y gratuita, hasta el 16 de este mes, el conjunto de humoristas músicos (o viceversa) vienen de emoción en emoción, muy merecidamente. En un ámbito artístico un tanto degradado en lo masivo como el porteño, que Les Luthiers mantengan su norte de calidad sin ceder a facilismos o a golpes bajos es un mérito extra que la gente agradece muy
especialmente en estos tiempos de ásperas y mediocres estridencias. Mañana, a las 16, en la Legislatura, se los distinguirá como ciudadanos ilustres. Los considerandos del diputado Fernando Melillo no pueden ser más acertados. “Estos últimos 40 años –precisó– han sido más agradables acompañados por Les Luthiers.” El excelente trato que durante tanto tiempo nos han dispensado
¿Por qué, con tanto arrastre y prestigio, Les Luthiers, salvo como fugaces invitados, nunca desembarcaron con un programa propio en la televisión? Es que a ellos les sobra lo que la televisión actual más aborrece: elegancia, sutileza y buen gusto. Quizá como esas primitivas tribus que no se dejaban fotografiar por temor a ser despojados de sus almas, ellos tampoco la entregan a la pequeña y, últimamente, tan tumultuosa pantalla. En cambio, cada vez que asistimos a uno de los espectáculos de Les Luthiers, ellos toman prestadas las nuestras y nos las devuelven mejor.
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¿Una historia sin fin?
La tercera parte de un clásico Sigue Lo que el viento se llevó En 1939 se convirtió en uno de los clásicos imperecederos de la historia del cine, gracias a un elenco irrepetible (Clark Gable, Vivien Leigh, Leslie Howard, Olivia de Havilland) y un aura casi de leyenda que perdura hasta nuestros días. Hoy, Lo que el viento se llevó sigue su historia por ahora sólo en el libro, aunque, a juzgar por todo lo que significó en su época el film de Victor Fleming, nadie descarta que en algún momento esta nueva versión pueda seguir los pasos de la novela original de Margaret Mitchell y llegar a la pantalla grande. Lo cierto es que luego de una exitosa segunda parte escrita por Alexandra Ripley (Scarlett, de 1991), el Corriere della Sera informó que Donald McCaig, ex publicitario y autor de novelas sobre la Guerra de Secesión, con buena repercusión, se convirtió en el heredero literario oficial de Mitchell y después de doce años de disputas legales e intentos fallidos se hará cargo de continuar con la historia. El libro, que llevaría como título Rhett Butler’s People, aparecerá luego de haber fracasado un par de intentos por continuar la historia, vetados por los nietos de Mitchell. Uno de ellos fue Tara, de Emma Tennant, cuyo manuscrito de 600 páginas obtuvo una negativa de los herederos y propietarios de los derechos, que lo consideraron demasiado inglés.