Diez causas (y mitos) de la inflación

11 abr. 2010 - Exageraba, pero no estaba errado, porque cuando nos preguntan automáticamente pensamos en la “tijera” de
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ECONOMIA & NEGOCIOS

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Domingo 11 de abril de 2010

INFLACION PROYECTADA PARA 2010 EN AMERICA LATINA

3,2%

4,1%

México enfrenta la suba de precios con metas de inflación, política monetaria activa y suba de inversiones

2,5%

Brasil fomenta la inversión privada, tiene una política de tasas activas (la Selic) y metas de inflación

Chile hizo un fondo anticíclico, y tiene un control estricto del gasto y una política de tasas activas

6,5%

Uruguay combina el control del gasto con metas de inflación y un enfoque exportador productivo

32%

Venezuela tiene control de cambios y de precios, el banco central financia gasto público y se devalúa el bolívar

Diez causas (y mitos) de la inflación Continuación de la Pág. 2, Col. 1

Inversión insuficiente

Más gasto que ingresos

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Cristina Kirchner dio la buena noticia. Dijo que la economía cerraba 2009 con un superávit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) de $ 17.277 millones, un 1,5% del PBI. Pero, como siempre ocurre con la información oficial, ciertos detalles fueron selectivamente olvidados. Se había registrado una caída del ahorro primario de un 47% en relación con 2008 y un déficit fiscal (tras el pago de intereses) de $ 7131,1 millones. Si no hubiera sido por recursos extraordinarios (el dinero de los jubilados y del FMI, por ejemplo), el resultado hubiese sido mucho peor. El gasto público había crecido un 30% anual, por arriba de los ingresos y de la inflación real, de un 15% en promedio, según los privados. Para el Gobierno,

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de cara a las elecciones de 2011, es fundamental mantener ese nivel de erogaciones: allí el germen del Fondo de Desendeudamiento, compuesto por reservas para pagar deuda. La mayoría de los economistas piensan que la inflación de hoy es consecuencia del incentivo (transferencias del Gobierno o cambios en la estructura impositiva) de la demanda agregada (la cantidad de bienes y servicios que demandan todos los habitantes de un país). Crece el gasto –financiado con emisión monetaria– muy por encima del ritmo de la recaudación. Según Bein & Asociados, se pasó de un superávit primario de 3,9% del PBI en 2004 a un déficit de 1% del PBI si no se consideran los recursos extraordinarios. Pero ¿cuál es esa política fiscal que fogonea la inflación? La obra pública, salarios estatales, aumentos a jubilados y la asignación por hijo, por ejemplo, sobre lo que es difícil producir un ajuste. Pero también aparecen, entre otros, los millonarios subsidios a privados (firmas energéticas, de transporte de pasajeros y compensaciones a productores agropecuarios), el sostenimiento del Fútbol para Todos o los US$ 57 millones que perdió Aerolíneas Argentinas durante enero y febrero de este año. Para el economista Roberto Cachanosky hay un stock de subsidios que “gatilla el aumento del gasto público”. Según sus cifras, en 2006 los subsidios al sector energético fueron de $ 4032 millones, mientras que en 2009 llegaron a 15.944 millones. En tanto, el sector transporte, que en 2006 tenía subsidios por 1876 millones, recibió el año pasado 11.584 millones. El total de subsidios y préstamos del sector público al sector privado pasó de 8800 millones en 2006 a 33.300 millones el año pasado.

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“En vez de aumentar la oferta, los empresarios incrementan los precios”, vociferó el ministro del Interior, Florencio Randazzo. El Gobierno admite, así, que la inversión –el motor de la oferta– está por lo menos amesetada en relación con la creciente demanda. El último informe del Centro de Estudios para la Producción (CEP) indicó que, a pesar de que superan ampliamente los promedios registrados durante la convertibilidad, ya en 2008 todos los componentes de la inversión comenzaron a mostrar una merma con respecto a 2007. Los números del economista Orlando Ferreres no reflejan semejante amplitud con relación a los años 90. Mientras entre 1991 y 1994 se registró un crecimiento acumulado del PBI de un 36%, la tasa IBIF/PBI (la relación entre la inversión y el producto bruto interno) fue de 17,9%. En el período 1996-1998, con una expansión de un 18%, la tasa IBIF/PBI fue de 19,7%. Esto no cambió mucho durante el kirchnerismo. Durante 2003 y 2008, el crecimiento del PBI acumulado fue de un 50%, mientras que la inversión en relación con el producto fue de 19,8 por ciento. “Hoy se invierte, pero no hay proyectos grandes y nuevos. Buena parte de la inversión es amortización; reponer lo que se desgasta”, explica Ferreres, para quien la inversión está en un 19%, una tasa insuficiente. La meseta de la inversión tiene una explicación. Los empresarios se quejan de la falta de reglas claras e incentivos, la incertidumbre que genera la ausencia de estadísticas creíbles, la pérdida de competitividad del peso –casi anclado frente al dólar, pese a la inflación– y “un clima hostil de negocios”.

     

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La expansión monetaria

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ENE

JUL 2008

El Banco Central de Martín Redrado recibió muchas críticas en los últimos años. A grandes rasgos, los economistas cuestionaron la expansión de la base monetaria –mediante emisión de pesos– para financiar el aumento del gasto público, hecho que fogoneó la inflación en vez de ponerle un techo. Además, se criticó la pasividad del BCRA a la hora de inducir tasas de interés reales más altas, que promuevan

JUL 2009

ENE 2010 LA NACION

el ahorro en vez del consumo. El circulante, dice Marina Dal Poggetto, del estudio Bein & Asociados, avanzó un 18% anual en 2009 y estuvo en sintonía con el Programa Monetario difundido por el BCRA. Para este año, el mismo informe oficial prevé una expansión del M2 [en la jerga de los economistas, la sumatoria del dinero circulante y el depositado en cajas de ahorro y cuentas corrientes] de entre el 11,9% y el 18,9%, contra un 20,2% estimado por Bein. El ex secretario de Política Económica de Martín Lousteau, Gastón Rossi, completa el cuadro. “En 2006 y hasta principios de 2008, la expansión monetaria era un subproducto de la política cambiaria: se emitía para comprar el excedente de dólares y sostener la paridad cambiaria nominal. Hoy debido al afiebrado ritmo de expansión del gasto y de la incapacidad para obtener financiamiento, la política monetaria pasó a estar determinada por la política fiscal. El Central emite para financiar al Tesoro”, concluye. Mario Brodersohn, ex secretario de Hacienda de Raúl Alfonsín, puso el foco en otro lugar. “Hay una política monetaria muy pasiva para los depositantes con tasas de interés negativas, o sea, muy por debajo de la inflación real”.

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Sin puntos de referencia sobre la verdadera realidad de los precios con los que indexar contratos y salarios, y determinar costos, algunos economistas creen que se genera una inercia inflacionaria que se monta en los problemas puramente estructurales. Desde la destrucción de la credibilidad del Instituto de Estadística y Censos (Indec), ningún actor económico y social sabe con certeza cuánto suben los precios. Así prolifera una decena de índices para medir la inflación. Pero, desconociendo la variación promedio, se amplifican los saltos en los precios y los formadores compran cobertura frente al riesgo. Remarcan mirando al vecino y por las dudas. “Creo que la responsabilidad del estímulo fiscal y monetario son fenómenos sobrestimados”, opina el economista de la consultora Prefinex Osvaldo Cado. “Una inflación del 15% anual a la par de un derrumbe de la demanda agregada de un 6% durante 2009 es la prueba incontrastable de que hoy la evolución de los precios tiene una dinámica que se explica a sí misma”, agrega Cado. Así, no son pocas las voces que coinciden en que, para empezar a atacar el problema de la inflación, es necesario antes encontrar una solución al problema de la falta de estadísticas confiables.

Tato Bores enseña cómo se fijan los precios Valsecchi recuerda al humorista para explicar que compradores y vendedores determinan el valor de bienes y servicios

or qué una gaseosa y un viaje en subte cuestan lo que cuestan? ¿Por qué sube el precio de las flores el Día de la Madre, y disminuye la tarifa de los hoteles en baja temporada? ¿Por qué en algunos países suben todos los precios, y en otros no? Buscando respuestas apropiadas me comuniqué con el argentino Francisco Valsecchi (1907-1992), devenido economista como consecuencia de la crisis de la década de 1930, que fundió la empresa

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Fuente: Estudio Bein&Asociados

SERIO PERO NO SOLEMNE | POR JUAN CARLOS DE PABLO

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En miles de millones de pesos

Problemas de expectativas

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Paritarias y costos empresariales

Más impresión de billetes Efectivo en circulación más los depósitos a la vista

paterna. Valsecchi nos enseñó microeconomía a miles de argentinos, en las universidades de Buenos Aires y Pontificia Católica Argentina (en esta última fue mucho más que profesor). Además de lo cual fue embajador ante los Países Bajos. –¿Quiénes y cómo se determinan los precios? –Puntualicemos antes que precio es el número al cual se realiza la transacción. Lo primero fue clarificado por el humorista Tato Bores, contando la

Los salarios no son la causa de la inflación. Pero en un contexto de expectativas inflacionarias que se suma a un descontrol fiscal, reclamos desmedidos en las paritarias pueden impulsar la suba de precios. Ningún gremio reclama alzas menores al 23%. Usan, claro está, el “Indec del supermercado”. Pero además de los salarios, otros costos empresariales siguen subiendo mientras se recalienta la economía, algo que obliga a las compañías al ajuste para mantener su rentabilidad. Sólo para citar algunos ejemplos, los costos del sector de la construcción tuvieron un alza de un 27,02% (materiales y salarios) durante el último año, según la Cámara Argentina de la Construcción (CAC). En tanto, el índice de la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (Cedol) –que incluye el transporte– avanzó, en sólo tres meses, un 5,75 por ciento.

La matriz productiva

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La Argentina sufre, aunque no debiera, por ser “el granero del mundo”. De esa hipótesis nació el uso de las retenciones a la exportación. La idea es simple: la matriz productiva nacional es fundamentalmente agropecuaria o agroindustrial. Son también estos productos los que mayormente se exportan. Cuando el mundo crece y demanda alimentos o derivados, los precios internos suben al ritmo de los internacionales. Las soluciones se duplican: mayor producción –más inversión– o un ajuste por precios. Actualmente, créase o no, la Argentina elabora alimentos para 300 millones de personas. Pero la inversión en el sector agroalimentario (el campo y su industria) está en standby. “Las trabas a las exportaciones, las normativas oficiales, las alzas en los impuestos nacionales, provinciales y municipales, la intervención en todos los mercados

         

 

 





       

 

retrotraen la inversión. Se produce, pero no se sabe a cuánto se va a vender. Hay mucha incertidumbre”, afirma Ernesto Ambrosetti, economista de la Sociedad Rural Argentina (SRA). Las retenciones, que gravan todos los productos, no sólo al agro, fueron impuestas para diferenciar precios internos de los externos. Pero los empresarios del agro y la agroindustria desestiman que fueran usadas para proteger el plato de comida de los argentinos. El fin fue recaudar más, dicen.

Bendito dólar

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Hoy se habla de atraso cambiario. Esto suele ocurrir cuando la inflación diluye la competitividad del tipo de cambio real. En el país, el Gobierno y los empresarios impulsaron principalmente sólo una competitividad cambiaria –aquella

siguiente historia: una persona entra en un local y pregunta por el precio de un cenicero. “Diez pesos”, contesta el vendedor. “¡Cómo, si enfrente lo venden a siete!”, retruca el comprador. Entonces cómprelo enfrente. Lo que ocurre es que enfrente se terminaron. “Aquí, cuando se terminen, también los vamos a vender a siete.” Inmejorable. En épocas de control de cambios, el tipo de cambio oficial es el precio al cual no se consiguen dólares. –Usted agregó algo más. –Para hablar de precio, no solamente tiene que haber disponibilidad, sino que debe realizarse la transacción. Los números que aparecen en las vidrieras de las inmobiliarias no son los precios de las propiedades. Lo que vale un inmueble recién se sabe cuando comprador y vendedor se juntan; uno entrega dinero y el otro, las llaves. –¿Por qué cada bien cuesta lo que cuesta? –Bernard Shaw solía decir que si a un loro le enseñamos a repetir “oferta y demanda”, lo que obtenemos es un economista. Exageraba, pero no estaba errado, porque cuando nos preguntan

que se basa en el valor de la moneda– en vez de una real, apoyada en la inversión tecnológica–. Pero más allá de eso, una política de tipo de cambio alto mal administrada genera presiones inflacionarias. No es el caso actual de China o de Chile entre mediados de los 80 y mediados de los 90, según Roberto Frenkel y Martín Rapetti, del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes). Además, según Rossi, actualmente la política cambiaria sólo tiene “incertidumbre hacia la suba” (la devaluación fue de un 27,62% desde 2006, según datos del BCRA). El economista afirma que nadie anticipa una apreciación nominal del peso, lo que desincentiva su demanda. Esto se agrava por tasas reales de interés fuertemente negativas. La relación dólar-salario desaparece, explica Cado, si la moneda local es la de referencia, como ocurre en Brasil. “Al ser baja la inflación, la gente ahorra en reales”, aclara. La cultura dolarizadora en la Argentina destruye esa opción.

Oligopolios y formadores de precios

meses, un ritmo levemente superior al 2% mensual. En tanto, el sistema bancario local ofrece una tasa promedio del 8,93% anual (o 0,73% mensual) por dejar inmovilizado su dinero por al menos un mes en un plazo fijo. Es un rendimiento casi tres veces menor que el ritmo de depreciación que espera en su poder de compra. A esto se suman virulentas campañas publicitarias con el afán de incrementar las ventas. A contramano, los empresarios de todos los sectores se quejan de la falta de créditos blandos para aumentar la oferta.

  

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La teoría del crecimiento

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Incentivo al consumo

 



El efecto “vuelo de la perdiz” aparece cuando, en tiempos de inflación, parece que el consumo interno crece, pero en realidad se consume porque es la mejor manera de ahorrar. A la larga se asoma el freno de la economía. El sistema financiero fogoneó esta idea. Los consumidores (según la encuesta de expectativas de la Universidad Torcuato Di Tella) esperan una inflación del 25% para los próximos 12

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Los oligopolios en sectores formadores de precios clave aceleran la tasa de inflación, pero siempre una vez que ésta está lanzada. Nunca “crean” inflación. Ante la acusación oficial, Nicolás Salvatore, economista de la Universidad de Buenos Aires (UBA), asegura que hoy existen los mismos grupos concentrados que funcionaban en el país en 2005. Aunque aclara: la inflación en ese entonces era de un dígito. Advierte, además, que grupos concentrados también existen en América latina, cuyo PBI crece al 5% y con un 5% de inflación anual desde hace diez años. “¿Serán los capitalistas argentinos los más avaros del mundo, más avaros que hace cinco años?”, se pregunta Salvatore. Luego de esa pregunta, y siguiendo la premisa oficial, viene una reflexión aún más interesante: si en la economía actual hubiera una mayor concentración, como dicen los funcionarios más cercanos a la Presidenta, significaría que la política del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, fracasó. Desde hace cuatro años tiene bajo su mando la política de defensa de la competencia. Además indicaría que la política económica del Gobierno en los últimos años no generó nuevas pymes. “Es un Gobierno que generaliza algo no generalizable. La de concentración es una definición sectorial y geográfica”, afirma Fernando Navajas, de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). No obstante, estima que no es visible que haya un aumento de la concentración.

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automáticamente pensamos en la “tijera” de la cual hablaba Alfred Marshall. La clave está en entender qué hay detrás de la oferta y la demanda. De un lado hay seres humanos, quienes en función de sus necesidades e ingresos desean adquirir determinadas mercaderías y servicios; del otro hay seres humanos, quienes en función de su esfuerzo, sus máquinas y herramientas pueden abastecerlos. Demandantes y oferentes no somos seres humanos diferentes: somos los mismos seres humanos, en roles diferentes. Yo demando viajes en taxi y dicto cursos universitarios, el estudiante que maneja un taxi para pagarse la universidad privada hace exactamente lo contrario. –¿Por qué se modifican los precios? –Los economistas distinguimos entre los precios absolutos y los precios relativos. Los primeros son los precios denominados en moneda. Los relativos son los precios de unos bienes en términos de los de los otros (ejemplo: una plancha equivale a dos pizzas). –¿Para qué sirve esta distinción? –Porque mientras el aumento sistemático y generalizado de los precios

“El sendero del crecimiento sostenido con adecuados niveles de empleo sólo se logrará con estabilidad de precios; la inflación es el principal obstáculo.” La definición no proviene de la Reserva Federal de los Estados Unidos ni del Banco Central Europeo, sino del Banco Popular de China. Las experiencias de otros países desmienten la tesis oficial que indica que la suba de precios es una consecuencia del exitoso crecimiento económico, una idea difundida por la Comisión Económica para América Latina (Cepal) entre los año 60 y 70 y que tiene cada vez menos adeptos a nivel internacional. “A nivel teórico, esa idea no se discute más. Es poco seria”, califica el economista de Fimades Luis Palma Cané. La inflación en la Argentina “es nueve veces más alta que la internacional y cinco o seis veces más elevada que la de los países vecinos”, estima Brodersohn. Pero esos países también crecieron. La variación del IPC de la Argentina en 2009 fue superada sólo por seis naciones (Congo, Etiopía, Venezuela, Paquistán, Ghana y Egipto). La inflación local triplicó el promedio de América latina (excluyendo del cálculo a Venezuela). Otro ejemplo sirve para ilustrar este fenómeno. Durante el ciclo de expansión de la economía mundial más importante de la historia (20032007) fue la Argentina la que más inflación reflejó si se la compara con economías avanzadas, Estados Unidos, la zona del euro, Japón y China.

        

     

 

  

 



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absolutos es básicamente una cuestión inflacionaria, la variación de los precios relativos obedece a causas reales. Sube el precio relativo del tomate cuando se quema parte de la cosecha, sube el precio relativo de una marca de zapatillas cuando se pone de moda, disminuye el precio relativo de un modelo de computadora cuando aparece otro más moderno. –¿Cuándo se habla de distorsión? –Cuando la variación de cierto precio relativo no obedece a una causa real, sino a un control directo del Estado. Ejemplo: cae el precio relativo de la carne vacuna como consecuencia de la fijación del precio máximo al producto, o el de la energía eléctrica cuando se congela la tarifa. Hay una distorsión porque el demandante actúa como si el producto fuera barato, cuando su costo de producción es bien caro. Esto genera derroche, que luego se pretende corregir aconsejándonos ser “racionales”. Ejemplo: la tarifa eléctrica es barata, pero la publicidad nos aconseja ahorrarla. ¿Qué tiene de racional economizar su uso, si “me la regalan”? –Don Francisco, muchas gracias.