Victoria Bereziuk, la secretaria que conocía todos los

21 dic. 2007 - Victoria Bereziuk es la mujer que más secretos conoce de la relación entre el kirchnerismo y el gobier- n
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Política

Viernes 21 de diciembre de 2007

LA NACION/Página 7

El escándalo de la valija: un personaje clave

Victoria Bereziuk, la secretaria que conocía todos los secretos La ex colaboradora de Claudio Uberti participaba de los contactos con el chavismo Por Mariano Obarrio De la Redacción de LA NACION Victoria Bereziuk es la mujer que más secretos conoce de la relación entre el kirchnerismo y el gobierno venezolano de Hugo Chávez. Como ex secretaria de Claudio Uberti, llevaba el día de la agenda pública y personal del director del Occovi y, si su jefe no podía, conversaba ella misma, algunas veces, con el propio líder bolivariano o con el presidente de la petrolera Pdvsa, Rafael Ramírez. Tenía trato frecuente y amistoso, casi, con las secretarias privadas de los popes venezolanos. Quienes trabajaron muy cerca de ella, según pudo constatar LA NACION, observaron que Bereziuk, licenciada en relaciones internacionales en la UADE, con 29 años, llegó a transformarse en una pieza clave en la línea directa de Uberti con Caracas. Tenía manejo en cuestiones delicadas. Pese a dirigir el Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), Uberti tenía como misión paralela, aunque principal, aceitar los negocios energéticos, comerciales y financieros con el régimen chavista. Uberti los gestaba y

los cerraba. Algunos incluso aseguran que, pese a haber renunciado al cargo, sigue operando en las sombras. Según fuentes judiciales, Bereziuk no sólo reveló en su testimonio que Antonini Wilson estuvo en la Casa Rosada con Chávez, dos días después de intentar ingresar en la Argentina con una valija llena de dólares, sino que ella lo había visto “en muchas otras oportunidades” y en un restaurante de categoría de San Isidro esa misma noche del lunes 6 de agosto. La fiscalía no reveló detalles de esto último, porque pertenece al secreto del sumario. Pero ex compañeros de Bereziuk recuerdan que la secretaria vistosa, exuberante y verborrágica, solía imitar todos los rasgos compulsivos de su ex jefe, entre los cuales sobresalía la tendencia al consumo de prendas, accesorios y perfumes de marcas de alta gama, pese a que su sueldo rondaba los 6000 pesos mensuales. No llegó a trabar buena relación con sus compañeras de oficina, a quienes casi ni saludaba: su meteórico ascenso profesional y su aire avasallante le habían creado recelos. Algunos ex compañeros señalan que ella hacía y deshacía, ordenaba y mandaba, como si fuera Uberti.

Porteña de nacimiento, la secretaria privada había llegado al Occovi en 2002, en la gestión de Carlos Hidalgo, antecesor de Uberti. Pero Bereziuk, ex novia del hijo de Hidalgo, se ganó rápidamente un lugar clave en la oficina de Uberti.

Reubicada Algunas versiones indicaron que Bereziuk, tras renunciar con Uberti en agosto último por el escándalo de la valija, había sido reubicada dentro del Ministerio de Planificación, que dirige Julio De Vido. Más precisamente, en la Subsecretaría de Coordinación y Control de Gestión, que comanda Roberto Baratta. Pero ello fue negado ayer a LA NACION en la oficina de prensa del ministerio, en la subsecretaría y en la propia casa de la ex secretaria. Se recuerda en los pasillos del Occovi que Bereziuk solía recibir llamadas de importantes empresarios relacionados con el sector y gestionaba personalmente sus reuniones y el contenido de las tratativas con Uberti. Es por ello por lo que se había granjeado también, como buena intermediaria y anfitriona, la confianza de muchos ejecutivos, que le hacían regalos.

La última cena de Antonini en la Argentina fue en San Isidro Al día siguiente viajó a Montevideo; lo mismo hizo Chávez Haber intentado ingresar casi 800.000 dólares sin declararlos y ser descubierto en el intento no pareció afectar demasiado al venezolano-estadounidense Guido Alejandro Antonini Wilson. Dos días después de su traspié en el Aeroparque, el empresario no sólo habría ingresado en la Casa Rosada el lunes 6 de agosto, según declaró Victoria Bereziuk, ex mano derecha del ex titular del Occovi Claudio Uberti, sino que, según pudo averiguar LA NACION, ese lunes a la noche cenó en el restaurante La Rosa Negra, de San Isidro. La fuente, que pidió reserva de su identidad, no explicó si lo hizo acompañado y, en este caso, por quiénes. A la mañana siguiente tomó el primer vuelo de Aerolíneas Argentinas a Montevideo. El presidente venezolano, Hugo Chávez, también viajó ese día a Uruguay, en una visita protocolar a su colega Tabaré Vázquez.

Piden citar a funcionarios Decidido a destacar la responsabilidad del Poder Ejecutivo en el escándalo de la valija, el diputado Adrián Pérez (Coalición Cívica) pedirá hoy a la Justicia que cite a declarar al ex responsable del Occovi, Claudio Uberti, y a otros funcionarios que llegaron juntos al Aeroparque Metropolitano la madrugada del 4 de agosto último. Exequiel Espinosa (Enarsa), Ricardo Echegaray (jefe de la Aduana) y el venezolano Diego Uzcátegui Matheus están incluidos en el escrito que Pérez presentará a las 12.30 ante el juez en lo penal Jorge Ballestero.

En la madrugada del sábado 4 de agosto, Antonini había llegado al aeroparque metropolitano en un vuelo contratado por Enarsa a la empresa Royal Air. En principio, habría previsto alojarse con el Sheraton Park Towers, pero el mismo 4 de agosto habría dejado ese hotel y se habría mudado al Sofitel de la calle Arroyo.

Falso domicilio Sin embargo, en el acta que labró personal de la Aduana en el Aeroparque tras el hallazgo de los 800.000 dólares en la valija que él aseguró que le pertenecía, Antonini Wilson no consignó como domicilio ninguno de esos hoteles. El que anotó no era tal: Viamonte 352, quinto piso. Era la dirección de las oficinas de Royal Air, la empresa de taxis aéreos que años atrás, y con el nombre de Lanolec, perteneció al fallecido magnate postal Alfredo Yabrán y cuenta entre

sus socios a uno de sus hijos. En su momento, un directivo de esa firma dijo a LA NACION que ignoraba por qué el venezolano dio esa dirección y aseguró que en la empresa no lo conocían. El periplo porteño de Antonini aún permanece en las sombras y no es objeto de investigación en ninguna de las tres causas abiertas a raíz del escándalo de la valija, una en el fuero penal económico y las otras dos en el federal. De todos modos, el corpulento empresario vinculado con Pdvsa conocía la ciudad. En los últimos doce meses había arribado por lo menos en seis oportunidades, generalmente por pocas horas. Luego, solía partir rumbo a Montevideo. En su anterior viaje a esa ciudad, el 26 de mayo último, se había alojado en el hotel Radisson y el alojamiento lo pagó la sucursal uruguaya de Pdvsa.

Tanta era la confianza que Uberti depositaba en “Vicky”, que le llegó a encomendar el manejo de diversas cuestiones operativas y hasta económicas de la oficina, un despacho por el cual ella misma comentaba entre sus compañeras que circulaban muchos recursos. “Era la sombra de Uberti, y éste le confiaba incluso trámites personales, como gestionar pagos personales o regalos para familiares”, comentó un funcionario de aquella área a LA NACION. Tal cercanía también le había permitido contar con un automóvil y un chofer particular, o sea, para ella sola. Uberti se manejaba con otro vehículo. Le gustaban las marcas caras, sobre todo para vestir: sus compañeras le reconocían buen gusto. No siempre trabajaba para Uberti, claro. A veces, cuando lo ameritaba, colaboraba con De Vido en algunas tareas. Por ejemplo, cuando llegaba Chávez, Bereziuk se encargaba de organizar todas las recepciones y de garantizar al visitante bolivariano las mejores comodidades. No era cuestión de defraudar al socio bolivariano. Con la colaboración de: Mariana Verón

ARCHIVO

Victoria Bereziuk dijo que Antonini Wilson estuvo en la Casa Rosada

Viajar era casi una rutina Uno de los rasgos distintivos de la rutina de Victoria Bereziuk era su condición de secretaria itinerante: acompañaba a Claudio Uberti a todos los destinos que el director del Occovi viajaba. Principalmente, iba a Venezuela, para asistirlo en la relación con Hugo Chávez. También hizo muchas salidas a Bolivia y a Paraguay. Según quienes trabajaron con ella, los viajes a Caracas tenían una frecuencia promedio de una vez por mes. Si las

circunstancias políticas lo requerían podía viajar dos veces en 15 días. Para cada salida a Venezuela, Bereziuk solía abastecerse de vestimenta nueva y refinada: trajes, perfumes, accesorios y zapatos eran su debilidad. Incluso, hizo algunos viajes sola. Pero si Uberti viajaba, ella lo acompañaba. En su oficina contaba sus incursiones con entusiasmo, lo que no siempre era bien tomado por sus compañeros, a los que consideraba casi subalternos.