Un manifiesto político es como el carnet de identidad. Debe

ideología por vías diversas que van desde el control de los medios de ... Cobijadas bajo distintos paraguas ideológicos
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Un manifiesto político es como el carnet de identidad. Debe contener un análisis básico pero suficiente de la realidad en la que surge Podemos, por lo que debe contener pinceladas de análisis que sitúe el modelo económico global y la una visión que no se quede en el corto-medio plazo, capaz de prever y trabajar frente a las transformaciones del sistema y la amenaza de colapso civilizatorio con el diseño de las grandes líneas de actuación más allá de lo meramente electoral.

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Propuesta inicial de ponencia política del Círculo Podemos de Puerto Real.

“Crisis del sistema global y la amenaza de involución y colapso civilizatorio. Podemos como instrumento de cambio político y social” i.

Contexto: De la Globalización y las transformaciones que amenazan con un colapso de las llamadas “sociedades desarrolladas”.

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Ningún análisis político que pretenda un cambio puede prescindir de un diagnóstico de las transformaciones que están teniendo lugar en el orden capitalista en el cual se desarrollan nuestras sociedades. La lectura del orden social: A lo largo de la historia, en la mayoría de las sociedades se han impuesto modelos de organización jerarquizada en sus relaciones políticas, sociales y económicas, con unas minorías que han pugnado violentamente por el poder (señores feudales, shoguns, reyes, etc.), a fin de apropiarse de los recursos esenciales así como para disponer de la capacidad de dirigir y controlar las conductas del resto de la población, decidiendo por ellas. En la historia contemporánea el Estado ha sido el instrumento que permite disponer y controlar de los recursos esenciales en una sociedad: el capital, los recursos naturales y las materias primas, la información, el monopolio “legítimo” de la violencia con los cuerpos de Seguridad, el ejército, las leyes y el sistema judicial, o la “capacidad extractiva de recursos”, tasas e impuestos. El control del estado es lo que hace entendible lo incomprensible hoy: que quienes más ingresos obtienen de la sociedad sean los que menos pagan. ¿Cómo una minoría ha podido imponer sus condiciones y privilegios a la mayoría en un sistema, la democracia, donde se supone que gobiernan las mayorías? Un elemento clave para esta perversión de la democracia ha sido la casta. Toda élite precisa, para hacer aceptable lo incomprensible, de un discurso legitimador que haga dudar a la mayoría de su derecho a disponer en condiciones de igualdad los recursos básicos para su existencia. Dicho discurso de legitimidad se persigue y construye como ideología por vías diversas que van desde el control de los medios de comunicación y de conformación de la opinión pública a la socialización que se articula a través del sistema educativo. Se crean falacias que se repiten como dogmas del tipo “todos somos iguales ante la ley” o la “independencia del sistema judicial” porque al final el recurso fundamental que persiguen tener y controlar es la misma población sobre la que ejercen su dominación. Cobijadas bajo distintos paraguas ideológicos a lo largo de los tiempos (desde el designio

divino de los faraones a otro designio no menos divino que se invoca hoy: la ley de los mercados), siempre han conjugado algún mecanismo de legitimidad con el recurso al miedo y la violencia en todas sus formas. Las democracias representativas diseñadas con un perfil de muy baja participación (como la española, donde la democracia queda limitada al voto cada cuatro años) constituyen el mejor vehículo para los fines de estas minorías parasitarias, ya que sin un control efectivo por la ciudadanía surgen fenómenos como el de “casta”. 3 ¿Qué es la casta? La casta la constituyen individuos que acceden a la política buscando el beneficio particular y que se valen del voto de los ciudadanos para ponerlo al servicio de sus propios intereses. ¿Cuál es el mecanismo? El concepto de democracia representativa es la clave. Representativa indica que la soberanía de cada ciudadano no se ejerce directamente, sino que se cede mediante la liturgia del voto cada 4 años a unos entes, los partidos, que la gestionan. Se supone que si cedes tu derecho a decidir sobre los asuntos de la cosa pública que te afectan a otro, es porque este intermediario al cual le cedes tu soberanía personal para que la gestiones conforme a lo que constituye un contrato tácito, tiene por objeto cumplir con unas propuestas fijadas en sus programas sobre cómo procederá con tu voto, con tu soberanía prestada. Pero el sistema elude el mandato imperativo y los programas electorales se esfuerzan en no mostrar la letra pequeña, con lo que el contrato social que se debería establecer mediante el vínculo del voto, ante la insuficiencia de otros mecanismos de participación y democracia como los referéndums o la revocación, se diluye y desaparece o directamente se pervierte. Una vez que el político de turno, tu representante, tiene el poder que le has conferido cediéndole la gestión de tu soberanía, mercadea con ella. ¿Dónde se da ese mercado? Se da en las redes clientelares, se da con las prebendas y las puertas giratorias que concede el poder financiero a cambio de actuar en su beneficio, se da en el uso de los recursos públicos... es decir, se da en un ámbito de corrupción.

Del sistema social: El mundo actual tiene características que lo diferencian radicalmente de cualquier otro período de la historia. ¿Cuáles son estas características y qué tendencias marcan? ¿Qué opciones de intervención tenemos como sociedad? Algunos de los principales procesos que determinan las tendencias a las que nos hemos de enfrentar en este siglo XXI son:

* Las enormes fuerzas que aceleran la velocidad de nuestra capacidad de producción (desde el conocimiento a su producto aplicado, la tecnología) que hace que nuestra capacidad para producir -y para consumir- siga en expansión. Sin embargo, este proceso de expansión y crecimiento cada vez más acelerado choca con un límite inexorable: un planeta finito. Así, mientras toda nuestra economía se fundamenta en el crecimiento ilimitado los recursos del planeta son limitados. Recursos que junto a las materias 4

primas incluyen nuestras fuentes de supervivencia: el agua, las energías fósiles, la agricultura, la pesca o los bosques, por un lado y, no menos desdeñable, la capacidad de regeneración que nuestra contaminación desborda ya ampliamente. Un reciente estudio indica que en todos los océanos del planeta, en cualquier profundidad, hay huella e índices de contaminación de origen humano. En España, nuestra huella ecológica, la relación entre la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas y la capacidad ecológica del territorio español para generar y regenerar sus recursos, incluyendo la contaminación y los residuos, es de tres veces y media, lo que quiere decir que en este país consumimos y contaminamos tres veces y media más de lo que nuestro ecosistema puede producir y regenerar. Esta situación se consigue mantener a día de hoy a costa de externalizar nuestra huella ecológica al Tercer Mundo y también convirtiéndola en deuda para las generaciones venideras, una deuda de la que no disfrutarán pero que habrán de pagar, como en el caso evidente de los residuos nucleares que hoy nos “abaratan” la luz. * Otro proceso tiene que ver con un factor en apariencia marginal pero central en el desarrollo del orden económico capitalista: la transformación del dinero y su función. El dinero ha devenido en un fin en sí mismo más que en un instrumento de regulación de los flujos de intercambio económico. Se ha erigido en el valor supremo. No sólo encarna valor (que se entiende como riqueza) sino que ha adquirido la capacidad de reproducirse en magnitudes desconocidas a través de los mecanismos de especulación que han sido creados. En el capitalismo el dinero se caracteriza por buscar las zonas y actividades donde puede rendir más y conseguir una mayor acumulación de capital. Si hasta finales de los años 60 las tasas de beneficios mayores estuvieron en la economía productiva, hoy esas ganancias han encontrado una varita mágica en una economía especulativa y virtual paralela a la economía productiva que permite obtener enormes ganancias en períodos muy breves. En

consecuencia, el capitalismo, lejos del dogma que afirma su capacidad para asignar eficientemente los recursos, se ha convertido en un instrumento que corroe la economía real, productiva, apalancada en las burbujas que se crean con este propósito y que permiten suculentas apuestas especulativas. La revolución tecnológica mencionada es clave en este proceso de conversión del capitalismo. Tiempo y distancia limitaban la integración de un mercado especulativo. Ahora las apuestas 5

son factibles en el gran casino, sea en Hong Kong Londres y Nueva York. Estos procesos en curso están teniendo como consecuencia una serie de tendencias que marcarán el siglo XXI. * El proceso de globalización que impacta en todos los órdenes económicos y culturales: desde el transporte y las comunicaciones a la fuerza de trabajo. El rápido crecimiento al que asistimos (económico, tecnológico, urbano) contrasta con la pérdida de empleos en todos los sectores pero significativamente en el ámbito agrícola. En unas pocas décadas la población dedicada a la agricultura en el mundo ha caído dramáticamente tanto en los países desarrollados como en Asia o África y la tendencia indica que va a seguir siendo así. Este empleo, antes absorbido en gran medida por la industria, cada vez tiene menos opciones de recolocación. La revolución informacional (informática y robótica) indica una tendencia similar de pérdida de empleo en la industria, ya que ni el sector servicios ni los creados al amparo de la propia revolución informacional tienen la capacidad de absorber el creciente desempleo en los demás sectores. Otra evidencia es el rápido cambio en la distribución de la riqueza, así como del poder y la cultura, señala Hobsbawm, de un patrón establecido que duró de 1750 a 1970 a uno todavía indeterminado. Lo anterior se traduce en dos tendencias contrapuestas: l 1. la aparición de fenómenos que Rifkin denomina “economía colaborativa o del procomún”, ya que el propio capitalismo favorece nuevos desarrollos económicos en los cuales los costes marginales son insignificantes, prácticamente cero, lo que abocaría al capitalismo a su propio fin en dos o tres décadas. A la vez surgen movimientos y tendencias de economía colaborativa, u otras orientadas al bien común, basada en parte en el desarrollo tecnológico y en parte en la aparición de formas comunitarias y no capitalistas de producir, intercambiar y consumir.

2. La evolución a un capitalismo de casino, cuyas consecuencias son significativas: a.

La economía productiva (real), a efectos de acumulación de capital, está siendo desplazada por esta economía de la especulación que tiene lugar en un “espacio virtual”. No hay ninguna actividad productiva que pueda competir con la capacidad del dinero de producir valor y crear millonarios de la noche a la mañana a través del casino global, simplemente apostando contra una prima de riesgo, el valor de la soja o el impago de la

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deuda de un país. b. Esta economía virtual genera o refuerza a la élite financiera pues le permite abrir nichos de ganancia más eficaces y menos riesgosas que las actividades ilícitas y mafiosas de “alto rendimiento económico” como el tráfico de armas, drogas, prostitución, tráfico de menores, ciberdelincuencia. Actividades en las que hay constancia de participación de grandes bancos, bien como inversores, bien como agentes que facilitan el blanqueo del dinero negro. c.

Como se ha señalado, esta transformación del capitalismo puede prescindir del factor trabajo. Por tanto, no está sujeta a consensuar normas para regular el factor trabajo ni mantener la paz social. Su afán de control se dirige a otros aspectos clave del sistema. Así, al riesgo potencial que representan los estados soberanos cuyos gobiernos pueden verse condicionados por la mayoría de sus ciudadanos se han contrapuesto entes no democráticos al servicio directo de estas minorías. Son los que supuestamente regulan los principales baluartes del sistema y el sacrosanto y manipulable mercado. Los Bancos centrales y la banca privada, el FMI, la Organización Mundial del Comercio, las agencias de rating, o inventos conceptuales como “la prima de riesgo o el mercado de derivados, entre otros constituyen entes, estructuras e instrumentos creados en el orden capitalista tras la crisis del 29 para ordenar y proteger al sistema creado para beneficio del 1% de la humanidad.

d. En este nuevo orden que aflora, con un horizonte de once mil millones de habitantes para final de este siglo, la capacidad de control y manipulación de las mayorías adquiere, si cabe, más importancia de lo que siempre ha tenido. Un requisito clave para este control es la degradación de la democracia, su reducción a un simple marco legitimador de su actividad que les permita amordazar y controlar a sus ciudadanos dejándoles manos libres para actuar sin control, traba ni cortapisa alguna, contando, además, con la protección de los aparatos de seguridad del estado.

e.

El capitalismo no sólo no es un orden racional sino que es lo opuesto a la racionalidad y a la humanidad. No sólo no asigna eficientemente los recursos sino que los dilapida. Ver los crecientes problemas en la pesca o la velocidad a la que desaparecen las especies vivas en nuestro planeta. En poco más de un siglo estamos quemando los combustibles fósiles que han tardado millones de años en formarse.

De esta manera las políticas neoliberales basadas en la austeridad de la mayoría y el beneficio y 7

ganancia de una minoría de la población ha conseguido favorecer la recuperación de la tasa de ganancia de los empresarios y ha estimulado una redistribución de la renta a favor del capital y las rentas más altas a costa de aumentar enormemente las desigualdades sociales. No obstante, los economistas que predican las recetas neoliberales no consiguen explicar cómo la actividad económica real no despega. En consecuencia, nos encontramos con una situación económica caracterizada por el estancamiento de la zona euro, tasas de desempleo muy elevadas en varios de los países de la zona, el débil crecimiento en USA y Japón, la paralización de las inversiones en los países emergentes y la ralentización del crecimiento en China y en las economías de la OCDE. El sistema no encuentra una salida clara a la situación de crisis estancamiento iniciada en 2007.

ii.

España y la continuidad del viejo régimen con la Constitución del 78.

La corrupción se le presenta a gran parte de la ciudadanía como origen de todos los males que padece la sociedad española, y piensan que la llegada de políticos “honrados” resolvería todos los problemas. La corrupción no es un fenómeno exclusivamente personal, sino que tiene que ver con la corrupción inherente a toda esfera de poder y con la propia cultura del sistema político. Nadie duda que hacen falta políticos honrados, pero desconocer el carácter sistémico de una corrupción que es consustancial al propio sistema no conseguiría atajar de forma eficaz la corrupción. Un modelo de representación que usurpa la soberanía individual de los ciudadanos es la base sobre la que se asienta la corrupción. Unicamente la implementación de mecanismos de control eficientes de quienes ceden su soberanía circunstancialmente que les permita recuperarla o hacerla cumplir (revocabilidad, referéndums vinculantes) permitiría al modelo representativo dejar de ser una fuente de redes clientelares y corrupción. El cambio del artículo 135 de la Constitución en contra de los intereses de la ciudadanía, hurtando al pueblo la posibilidad de pronunciarse al respecto, representa el ejemplo más palpable de cómo la casta, amén de alimentarse y alimentar la corrupción sistemática, va más allá y es capaz de traicionar a sus

conciudadanos tratándolos como menores de edad que no pueden decidir sobre sus vidas. Esto forma parte de la cultura política de este país. La transición de una economía feudal a una economía capitalista no conlleva necesariamente la desaparición de sus estructuras políticas. Basta observar el caso de la China Popular. En España, el capitalismo ha tenido un desarrollo lastrado por unas élites políticas ancladas a una cultura de poder feudal. Posiblemente esto constituya uno de los factores que pueda explicar el capitalismo 8

tardío en España. En este país lo más próximo a una revolución que pudiera haber modificado la cultura feudal de nuestras élites abriendo cauces a la sociedad civil fue el movimiento comunero en Castilla, que terminó como todos sabemos. El proceso de desamortización y centralización política, acentuado durante el siglo XIX con el liberalismo contribuyó decisivamente a la decadencia de las instituciones comunales y a la formación, principalmente en Andalucía y Castilla, de redes de clientelismo político. Estas redes se basan en una cultura de la corrupción que busca transformar la cosa pública y las instituciones que deben gestionar y controlar dichos recursos en fuentes de beneficio tanto personal como del clan mafioso que ocupa el poder. El desvío de fondos públicos al sector privado, o la falacia de la gestión privada de lo público son muestras de esta cultura corrupta, amparada en un supuesto liberalismo. El recurso de las élites de poder a la violencia, como muestra nuestra historia con golpes de estado y dictaduras, es parte de su lógica. Pero en 1970 esa lógica los dejaba fuera del marco económico occidental y necesitaban resolver su capacidad de dominio sobre la sociedad sin tener que recurrir a la violencia visible. La Constitución del 78 fue la solución que se impuso, con fondo de ruido de sables, como fundamento de la pervivencia de las estructuras de poder de la oligarquía hispana. Esta Constitución consagró un modelo de democracia limitada y controlada, con una aparente división de poderes (ejecutivo, legislativo, judicial) que, en la práctica, es inexistente. Todo el poder se concentra en una persona, a semejanza de una dictadura, mediante la alquimia política que tiene lugar en los partidos políticos. El partido mayoritario (Ley D´Hont) es quien puede controlar el legislativo, quien designa al ejecutivo, y quienes tienen el control en la designación de los órganos fundamentales de la judicatura (fiscalía, CGPJ y Tribunal Constitucional). Cierto que un partido no siempre tiene la mayoría absoluta para gobernar, pero el modelo bipartidista que consagra el sistema político español corrige los peligros de que la élite oligárquica pueda perder el control pues ambos, PP y PSOE, son instrumentos dóciles de la oligarquía y copartícipes del viejo régimen tuneado con la constitución del 78.

Podemos: el cambio del viejo régimen a una democracia verdadera. ¿Qué es Podemos? Es un fenómeno único y complejo. Puede definirse como un instrumento para el cambio social y político en este país. Pero eso es lo que se supone que deberían ser los partidos políticos, los cuales se han mostrado incapaces de ello al acatar el marco del 78 y la regulación que instaura el bipartidismo. Podemos es una gran ilusión colectiva, enraizada en la misma esencia de la que surgió el 15 M, 9

que ha adoptado una estructura organizativa orientada a la acción electoral, como modo de responder al reto de la vieja política y encarnar, en el espacio institucional, la resistencia ciudadana contra la gran estafa. Cristalizado como movimiento político, a diferencia del 15M que decidió asentarse como base moral y filosófica, cultural, del cambio, Podemos tiene en su raíz quincemayista una diferencia fundamental con todo lo existente: es una expresión política surgida desde la misma ciudadanía en defensa de una verdadera democracia. Esta ilusión que encarna es su gran fortaleza y, por ello, el aspecto que más debe cuidar. Podemos es la expresión de una sociedad que descubre la política en su sentido originario, harta de la externalización a que ha sido sometida la sociedad en nombre de la representación, y consciente de la necesidad de recuperar la política, privatizada por la casta para sí misma, como instrumento moral para la gestión del bien común. Podemos es una demanda de la sociedad civil para cambiar este estado de cosas, para recuperar la soberanía y la dignidad de los ciudadanos que han sido tratados como imbéciles por la casta. Podemos es la expresión de la demanda de una democracia verdadera, participativa, de un sistema político donde los ciudadanos tengan la capacidad de control del poder y de la gestión de la cosa pública que se supone deberíamos pagar todos conforme a nuestra capacidad, y no como sucede ahora. Podemos es un reto gigantesco que va a tener enfrente toda la artillería mediática que controla el poder y la oligarquía del viejo régimen. Ejes estratégicos de la acción política de Podemos Primera: promover un proceso constituyente que sancione una nueva Constitución para un orden verdaderamente democrático y que facilite el empoderamiento de la ciudadanía y el ejercicio de la soberanía y la autonomía personal. a. Una carta magna que constituya el pilar consistente de una democracia real, participativa, con una separación real de poderes, y que sancione el control efectivo de la actividad pública y de los gobiernos que gestionan la soberanía popular.

b. Que defienda a los ciudadanos frente a la acción y posibles abusos de poder de las élites. c. Que establezca un sistema electoral verdaderamente democrático, la que se define como “un hombre, un voto”, pues cualquier mecanismo corrector de este principio es un falseamiento en el cómputo de las mayorías y por ende, una falsificación de la soberanía. d. Que establezca fórmulas de independencia judicial que permita el control por los jueces de las acciones del poder y que impida la constitución o la acción impune de la casta. Necesidad de una policía judicial independiente de cualquier poder político o económico. 10

e. Que siguiendo el principio de culto instaurado de no gastar más de lo que se tiene, se aplique a los recursos finitos y a la naturaleza, de tal forma que por la carta magna no se permita ninguna actividad económica que no esté sujeta a tasas de reposición del recurso explotado. f. Fijar como delito de máxima gravedad el expolio y la malversación de fondos públicos y la persecución de la corrupción y las redes clientelares. Segundo: Promover un orden económico del bien común, al servicio de la calidad de vida de los ciudadanos, que persiga y promueva la satisfacción de las necesidades de todos los individuos y que sea respetuoso con el medio tanto como con los derechos de las generaciones que están por venir ya que la naturaleza no es una pertenencia exclusiva de nuestra generación.

Para ello debe considerarse en el pacto constituyente mecanismos que

promuevan y faciliten a. Construir y articular una economía del procomún que prevenga y nos prepare para el período de transición del capitalismo que conlleva un riesgo real de colapso civilizatorio. Unas políticas orientadas a reconstruir una economía real y social frente a los modelos de economía virtual especulativa que antepone el valor del dinero al bien comunitario. b. Políticas redistributivas que impidan los privilegios de las minorías y establezcan que el aporte de recursos a la comunidad esté ajustada a la riqueza de cada cual. c. Articular leyes que contemplen mecanismos de adaptación a la economía del bien común, así como una renta de transición a una sociedad sin empleo durante el proceso de adaptación a la nueva realidad económica, pues durante el período que viene el empleo seguirá cayendo hasta llegar al momento en que la humanidad vivirá sin necesidad del trabajo tal y como lo conocemos actualmente. Tercero: Bases ecológicas de un nuevo modelo (Decrecimiento, destecnologización, desurbanización, desmilitarización…)

El llamado progreso de los últimos siglos nos ha llevado a una situación en la que la base de la vida en la Tierra está gravemente amenazada. Si bien el desarrollo tecnológico puede retrasar el deterioro del medio ambiente por un tiempo, no se puede evitar el colapso ecológico y social de la civilización sin un cambio fundamental en la ideología del crecimiento material incuestionable, que aún prevalece. El modelo actual es ineficiente energéticamente, es insolidario pues no tiene en cuenta la calidad 11

en el empleo, y las necesidades básicas de vivienda, educación y salud; es pernicioso pues es intensivo en la producción de residuos y emisiones que dañan nuestra salud y la de la naturaleza; Es injusto pues no tiene en cuenta la igualdad entre géneros, la afectación sobre los mayores, la infancia y los excluidos, la influencia sobre otros pueblos o la afección definitiva para las generaciones futuras. En definitiva la economía funciona exclusivamente bajo parámetros de crecimiento económico. Es necesario poner la economía al servicio de la política, y no a la inversa. Los objetivos básicos de una nueva política económica son: 1 Sustituir el modelo energético no renovable por el renovable 2 Desmaterializar la economía disminuyendo la necesidad de insumos 3 Humanizar la economía incrementando la solidaridad, la igualdad y la calidad en el empleo 4 Disminuir fuertemente las emisiones y residuos 5 Aumentar la eficiencia sin poner en riesgo la eficacia 6 Incentivar la investigación y la ciencia para generar tecnologías limpias 7 Considerar las consecuencias de los procesos sobre los entornos naturales y ambientales 8 Aumentar los índices de salud y seguridad ambiental