Un día en la vida de Jesús

Conocer un día de la vida de Jesús no es un simple acto de ... vivir también cada día la Buena Nueva que Jesús ha .... a
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(1,21-34)

21Llegaron

a Cafarnaún y el sábado siguiente entró en la sinagoga a enseñar. 22La gente se asombraba de su enseñanza porque lo hacía con autoridad, no como los letrados. 23Precisamente en aquella sinagoga había un hombre poseído por un espíritu inmundo, que gritó: 24—¿Qué tienes contra nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: ¡el Consagrado de Dios! 25Jesús le increpó: —¡Calla y sal de él! 26El espíritu inmundo sacudió al hombre, dio un fuerte grito y salió de él. 27Todos se llenaron de estupor y se preguntaban: —¿Qué significa esto? ¡Una enseñanza nueva, con autoridad. Hasta a los espíritus inmundos les da órdenes y le obedecen. 28Su fama se divulgó rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.

29Después

salió de la sinagoga y con Santiago y Juan se dirigió a casa de Simón y Andrés. 30La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo hicieron saber enseguida. 31Él se acercó a ella, la tomó de la mano y la levantó. Se le fue la fiebre y se puso a servirles. 32Al atardecer, cuando se puso el sol, le llevaron toda clase de enfermos y endemoniados. 33Toda la población se agolpaba a la puerta. 34Él sanó a muchos enfermos de dolencias diversas y expulsó a numerosos demonios, a los que no les permitía hablar, porque lo conocían.

Marcos ya ha hecho las presentaciones. Después del primer anuncio de la Buena Nueva y del comienzo de su realización por medio de la marcha a Galilea y la formación del primer grupo de discípulos, el evangelista da un paso adelante. Nos muestra la actividad de Jesús en un día, qué hace, con quién convive y cómo reacciona el pueblo frente a El.

Conocer un día de la vida de Jesús no es un simple acto de curiosidad, se trata de un día-tipo, de una jornada a la que también son invitados los discípulos de Jesús, la Comunidad Cristiana, para vivir también cada día la Buena Nueva que Jesús ha anunciado. Será este día el espejo donde debemos mirar nuestra realidad personal y comunitaria y descubrir lo cerca o lejos que estamos de continuar también nosotros la misión del Mesías

Marcos divide este día de Jesús en tres momentos distintos, que marcan la realización de la Buena Nueva por medio de curaciones y de la reacción de la gente. Vamos a ver cada uno de estos momentos con mayor atención.

El día de Jesús transcurre en Cafarnaúm. El texto dice “Llegan a Cafarnaúm”, es decir, Cafarnaúm será el lugar donde Jesús comenzará su trabajo, donde establecerá su “centro de operaciones” y desde ahí saldrá en los distintos viajes.

Cafarnaúm era una ciudad costera, a orillas del mar de Galilea. Bastante grande, era el centro comercial de la zona, donde se vendían y compraban los productos del mar y las cosas necesarias para las otras ciudades alrededor del lago. Así Jesús asegura una amplia difusión a su labor y mensaje. Desde Nazareth no habría logrado mucho, por ser una aldea alejada y pequeña.

El día Sábado entraron a la Sinagoga. El sábado era el día principal de la semana, donde no se trabajaba, y se dedicaba el día a la familia, al amor en pareja y el culto a Dios.

No deja de ser curioso que precisamente el día de descanso se muestre a Jesús pleno de actividad, contradiciendo el sentido de inmovilidad con que se había cargado el sábado con el paso de los años.

Jesús comienza a enseñar. Marcos no nos dice que es lo que enseñaba, pues ya lo ha resumido en la sección anterior y lo irá contando más con hechos que con palabras. Pone su atención, en cambio, en la reacción de la gente:

“Quedaban asombrados de su doctrina, porque enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas”

Su mensaje asombraba. Jesús sacaba conclusiones nuevas de la tradición de su pueblo y de los textos sagrados. La gente se había acostumbrado a escuchar lo mismo, a leer sin comprender y sin practicar las consecuencias que la fidelidad a la alianza exige.

Por ello Jesús asombra, porque los textos no son para recordarlos, sino para vivirlos y comprometerse en la tarea de hacerlos realidad.

Enseñaba con autoridad. Jesús, constituido como Mesías e Hijo predilecto de Dios, enseña con la autoridad que el Espíritu le ha dado. Toma los textos sagrados y los actualiza, no se limita a repetir lo que los textos decían o lo que enseñaban otros maestros, sino que se atreve a tener ideas propias y a vivir el mensaje de la Ley y los profetas con creatividad liberadora.

La autoridad es propia de Dios, por lo que Marcos afirma que en Jesús, la autoridad de Dios comienza a manifestarse, es decir, su reino, su acción soberana.

No como los escribas. Este modo nuevo de comprender la tradición de Israel, provocaba una diferencia radical entre su enseñanza y la de los escribas, que eran los encargados de escribir las copias de los textos sagrados y de enseñar su correcta interpretación. Jesús hace que los textos tengan vida, que motiven el cambio de mentalidad y el compromiso con la Buena Nueva.

Los escribas, en cambio, explicaban el texto a partir de las tradiciones de otros maestros, cuidándose de ser exactos y fieles en esa transmisión. Por ello, el conflicto con las autoridades ya se vislumbra y el asombro de la gente irá creciendo cada vez más.

Se hacía necesaria una opción: o seguían leyendo los textos sagrados como hasta entonces, o escuchaban a Jesús y se comprometían, con lo que quedaba en entredicho la autoridad de los escribas.

Este conflicto se ve reflejado en la irrupción del endemoniado, que no soporta el mensaje que Jesús trae y se pone a gritar:

“¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazareth? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé que tú eres el Santo de Dios”

En la mentalidad bíblica no existe la separación entre el mundo espiritual y el corporal, entre los demonios y ángeles y los humanos.

Así, toda presencia del mal (opresión, enfermedad, injusticia) es un signo de la presencia del demonio, así como los signos de liberación y vida son señales de la presencia de Dios (sanación, liberación, vida, dignidad, etc)

El rechazo y la incapacidad de aceptar la Buena Nueva son, en el fondo, vivir sometidos al mal, al La inquietud demonio y su acción. del Quien se niega a cambiar endemoniado para poder acoger la era la llegada del Reino se inquietud de pone a sí mismo, aún sin los poderosos saberlo, al servicio del y de los que se Maligno, provocando solidarizaban división e injusticia. con ellos.

Con su predicación, Jesús parecía venir a destruir el orden establecido, contradecir la El endemoniado lo tradición e incitar al llama “de Nazareth”, pueblo a la rebelión. recordando su pueblo de origen, pueblo que Desde su tenía la fama de ser un óptica, la del mal y lugar lleno de del poder, Jesús es revoltosos y un tipo peligroso revolucionarios, de dónde no podía salir nada bueno.

El origen de una persona marcaba su lugar en la sociedad, por lo que la mención de su pueblo de origen no es un elogio, sino una denuncia.

La expresión “El santo de Dios” aludía al Mesías, el que había de liberar al pueblo de la opresión.

Con estos dos títulos, el endemoniado hace sospechar de las intenciones de Jesús.

La orden de Jesús (“cállate y sal de él”) hace que el demonio pierda la partida y quede en evidencia que lo que Jesús enseña es la voluntad de Dios (porque demuestra autoridad, incluso sobre el demonio), y que los que se niegan a aceptarlo sólo sirven al demonio, oponiéndose a que pueblo se libere.

La reacción de la gente deja claro que Jesús lleva la razón y confirma que su doctrina nueva viene de Dios, de su autoridad y su poder. El impacto de Jesús es grande y comienza a crecer cada vez más, junto con la oposición de los que se niegan a cambiar

Saliendo de la Sinagoga, Jesús y sus cuatro primeros discípulos van a la casa de Simón y Andrés. Era costumbre en sábado compartir una comida entre amigos y por ello van a celebrar juntos. Pero hay alguien que no participa de la fiesta: la suegra de Pedro, que está con fiebre, en cama.

La fiesta del sábado, fiesta de descanso y alegría, de libertad y fraternidad, no puede empezar mientras haya alguien que no puede participar, que no ha sido liberado. Si bien los discípulos no siempre entienden las intenciones de Jesús, hay una característica de su persona que resalta en todo momento: su cercanía y preferencia por los que sufren.

“Por eso de inmediato le hablan de ella”. Jesús se acerca a la enferma, le toma la mano y la levanta. El hecho pretende significar no sólo el poder de Jesús sobre el mal, sino su misión en medio del pueblo: sanar, liberar, levantar al que está abatido e inmovilizado por el mal, para integrarlo a la fiesta.

La enferma es una mujer, considerada como persona de segunda categoría en aquella época. De hecho, las mujeres no participaban del culto del sábado, ni leían los libros sagrados, sólo observaban desde un lugar aparte. Jesús viene a levantar a la mujer desde su situación abatida e integrarla a la vida y la salud. Su acción refuerza lo ocurrido en la sinagoga: El triunfa sobre el mal y devuelve la dignidad y la importancia a los marginados y excluidos.

La mujer ya recuperada de la fiebre, “se puso a servirles”. Jesús libera a los marginados y reivindica su dignidad, pero no para sí mismos, sino para que se pongan al servicio de los demás.

Quien está sometido al mal, ya sea por enfermedad, opresión o cualquier otra forma, no es libre y por ello no puede sumarse al servicio a los demás, que es lo propio de quienes han acogido el Reino.

Durante el día Jesús ha ido liberando. A los de la sinagoga, de una religión inmovilizante y represiva. Al endemoniado, del mal que no le permite comprender la Buena Nueva y aceptarla. A la suegra de Pedro del mal que la inmoviliza y no le permite levantarse y

servir a los demás. Ahora el día se cierra con una curación y liberación masivas.

El pueblo entero se va a la casa de Pedro “al atardecer, a la puesta del sol” cuando el descanso del sábado había terminado. Entonces ya se atreven a cargar a los enfermos y llevarlos a Jesús para que los sane.

El cambio de mentalidad es algo lento y el pueblo aún no se ha liberado de la inmovilidad del sábado. Buscan a Jesús como sanador y, aunque admiran su nueva forma de entender la religión, no han conseguido comprenderla totalmente.

Jesús sana a muchos enfermos y libera a muchos endemoniados. A los demonios les prohíbe hablar, para que no confundan al pueblo, pues el mal, en cualquiera de sus formas, no aceptará nunca perder su poder sobre el pueblo sin tratar de frenar el avance de la Buena Nueva. Los demonios intentarán repetir lo dicho en la sinagoga, pero Jesús se adelanta.

Concluyamos… Jesús se dirige donde la gente está y anuncia su mensaje en medio de ellos, sea en la sinagoga o en una comida en casa

Libera al pueblo de una mentalidad represiva e inmovilizadora, para hacerlo comprender que el Reino ya empieza y hay que ponerse a su servicio.

Se enfrenta a los que pretenden desfigurar su mensaje y confundir al pueblo. Jesús los hace callar y demuestra que su negativa es obra del mal y no de Dios. Reivindica a los que son marginados y levanta a los que se sienten abatidos, para que se pongan al servicio de sus hermanos.

Libera a todo el pueblo del mal y la opresión, simbolizado por curaciones y liberaciones, porque sólo un pueblo libre puede aceptar la Buena Nueva.

No se preocupa por quienes son los que buscan la liberación ni pide requisitos para liberar. Aunque el pueblo no comprenda bien sus intenciones, no por eso les niega la participación en la libertad y fraternidad que el Reino trae y provoca.