Sta. Bernardita Soubirous Sn. Juan Bautista de la Salle

Vidente de. Lourdes llevó una vida simple de devoción. 1844–1879. Fiesta: Abril 16. Siendo hija de una pobre familia fra
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D E L A R ZO B I S P O

S A N T O S D E L M E S ( I N E N G L I S H : PA G E 5 )

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Pascua: Invitación a tomar en serio nuestra fe Las implicaciones del encuentro con Cristo resucitado

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na de las cosas que a los niños no les gusta escuchar es “Ya lo entenderás cuando seas grande”. De hecho, probablemente también a los adultos nos disgusta decir eso, pues la razón por la que lo decimos es porque es muy difícil explicar con palabras algunas de las verdades que la vida nos ha enseñado.

La Resurrección fue un hecho histórico

Envíe sus intenciones de oración a la Lista de Oración del Arzobispo Sartain a: Archdiocese of Seattle, 710 Ninth Ave., Seattle, WA 98104.

1844–1879 Fiesta: Abril 16 Siendo hija de una pobre familia francesa del pueblo de Lourdes en los Altos Pirineos, Bernardita padeció de asma y de cólera. Sin poder recibir educación, no había hecho su Primera Comunión en 1858, año en que tuvo 18 visiones de una hermosa señora que se nombraba a sí misma la Inmacu­ lada Concepción y que llamaba a la penitencia y a la peregrinación. Bernardita fue cambiada por esta extraor­ dinaria experiencia y en 1866 se unió a las Hermanas de la Caridad, tomando el nombre de María Bernarda. Después de 1875, sus enfermedades crónicas de asma y tuberculosis de los huesos agravaron, hasta que murió a sus 35 años. Fue canonizada en 1933, no por haber sido una vidente de Lourdes, sino por haber llevado una vida sencilla de oración, devoción y obediencia.

Sn. Juan Bautista de la Salle

El mayor de 11 hermanos llegó a ser el santo patrono de los maestros 1651–1719 Fiesta: Abril 7

Fundador del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, Juan Bautista era el mayor de 11 hi­ jos de una familia francesa de la clase noble. Sus estudios en París fueron interrumpidos por la muerte de sus pa­ dres. Volvió a Reims, donde terminó su formación y fue ordenado en 1678. Tras adaptarse a la vida cómoda como canónigo de la catedral, fue desafiado por un laico que había abierto escuelas gratuitas para los pobres en Ruan a hacer lo mismo en Reims. Esto lo condujo a involucrarse cada vez más con los niños pobres y con la fundación, crecimiento y administración de su orden, que sobrevivió la oposición e innovó en los métodos de enseñanza y en el uso de la lengua vernácula. Canonizado en 1900, fue declarado patrono de los maestros en 1950. CNS

24 Northwest Catholic / April 2015 / www.NWCatholic.org

Sn. Juan nos dice que la resurrección de Jesús provocó tanta emoción en María Magdalena, Pedro y el discípulo amado, que María “corrió” a contarle a Pedro, quien con el otro discípulo “corrieron” a ver por ellos mismos. Viendo y casi sin aliento, creyeron. Las implicaciones de su Resurrección son enormes: No es simplemente un maestro, un sanador o un conciliador. Jesús es el Hijo de Dios, que destruye las ataduras de la muerte, nos rescata de la esclavitud del pecado y nos abre la puerta de la vida eterna. La muerte se murió en la cruz. Existe solo la vida para los que siguen al Señor resucitado. ¿Soy lento en entender de las Escrituras que Jesús debía resucitar de entre los muertos o correré por sus caminos proclamando su Resurrección con el cambio de mi vida? Viviendo nuestra fe y confiando en su verdad, especialmente cuando las cosas se ponen difíciles, fortalece y profundiza nuestra fe. La fe es para creer pero también es para vivir. Que la fe nos ayude a ver las cosas como realmente son ante los ojos de Dios. “Jesús les dijo … ‘crean en la luz, para que sean hijos de la luz’”. (Juan 12,35-36) ¡Felices Pascuas! Que la victoria de Cristo sobre la muerte los llene de luz y esperanza, y que encuentren en Él la realización de sus más profundos anhelos. Photo: Wolfgang Sauber/San Martino della Battaglia, Italy

Desde el primer Domingo de Pascua, la resurrección de Cristo ha sido una de esas verdades que suscitan reacciones diversas. Cuando el “discípulo amado” entró en la tumba vacía, inmediatamente creyó; para él, ver era creer. En contraste, los evangelios na­rran las historias de los discípu­ los que vieron a Jesús después de la Resurrección y sin embargo difícilmente creyeron que era Él. ¡María Magdalena primero pensó que era el jardinero! Sn. Juan nos recuerda que los discípulos no habían entendido en las Escrituras que Jesús debía resucitar de entre los muertos. Sí, es un hecho histórico: El Señor Jesús, el Hijo de Dios y Salvador del mundo, murió dolo­ rosamente en una cruz y tres días

Las implicaciones de la Resurrección son enormes

Vidente de Lourdes llevó una vida simple de devoción

CNS

Sabemos que nuestras palabras no logran decir ciertas cosas. ¿No hemos todos tenido la expe­ riencia de saber y creer en algo — estar convencidos y estar dispuestos a jugar­ nos la vida en ello — y sin embargo sentirnos imposibilitados de expresarlo con palabras? Me refiero al tipo de cosas que se aprenden con los golpes de ARZOBISPO la vida, a las más profundas alegrías y J. PETER SARTAIN penas de la misma. Por contrapartida, hay momentos en que envidiamos la capacidad de los niños de entender inmediatamente cosas que a los demás nos parecen difíciles de creer. ¿No nos ha sucedido que vemos cosas claramente — ante nuestros ojos y sin margen de error — pero no entendemos su significado? A veces nos es difícil aceptar las noticias muy buenas, quizá porque la vida nos ha hecho duros y escépticos, o porque siempre estamos analizando las cosas buscando la conexión. En esos momentos quisiéramos tener el llano entendimiento de los niños.

después resucitó de entre los muertos. Vendrá de nuevo en su gloria, y nosotros esperamos su regreso al final de los tiempos. Con frecuencia me sorprendo de la emoción y reacción espontánea provocada por Jesús en los que se encontraron con Él. Escuchando su llamada, pescadores dejaron sus familias y oficios; tocados por su mano sanadora — y a pesar de pedirles lo contrario — los sanados fueron divulgando alabanzas; liberados del peso del pecado por su misericordia sin límites, los perdonados saltaron con gozosa libertad; sintiendo su autenticidad y claridad, los escépticos dejaron atrás su sarcasmo y se rindieron ante Él; viendo la verdad de su Camino, pecadores se arrepintieron y cambiaron para siempre. Reflexionando en semejante espontaneidad, me pregunto: ¿Estoy yo tan dispuesto a seguir inmediatamente a Jesús, a proclamarlo y a perseverar en la libertad? Después de todo yo soy tan llamado, sanado y perdonado como todos ellos.

Sta. Bernardita Soubirous

Catholic News Service

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