Siglo XX - Universidad Nacional de Colombia

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Desarrollo económico y social en Colombia.

Siglo XX Monitores de la Cátedra Manuel Ancízar

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Augusto Iván Mejía

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María Carolina Arguello R.

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Katherine Cartagena P.

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Tatiana Amador O.

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Ana María Sánchez María Carolina Várela

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EdithAristid Óscar Loaiza Eduardo Arias R.

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Natalia Arias

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La modernización inconclusa - v", CONSUELO CORREDOR MARTÍNEZ Decana Facultad di Ciencias Económicas. Universidad Nacional de Colombia

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"L^A MODERNIZACIÓN INCONCLUSA. Colombia: una modernización a medias y una caricatura de modernidad". Este no es un título formal, vacío de contenido. Al contrario, sintetiza la tesis central, que en mi opinión contribuye a explicar la difícil situación por la que atraviesa la sociedad colombiana. Los propósitos centrales de este trabajo son presentar el contexto de la crisis actual y la insuficiencia de los paradigmas para su interpretación; sustentar como alternativa de interpretación, el proceso de configuración de la sociedad moderna; y argumentar su pertinencia para el caso colombiano. .

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E L C O N T E X T O D E LA CRISIS Y LA I N S U F I C I E N C I A DE LOS P A R A D I G M A S

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La crisis vivida a lo largo de los años ochenta, en la mayor parte de los países de América Latina llevó a muchos analistas a señalarla como una década pérdida. Los hechos más destacados fueron el alto endeudamiento externo, continuos procesos de desindustrialización, crecimiento del desempleo y de las actividades informales, crecimiento de la población en situación de pobreza. Estos y otros factores conllevaron la adopción de planes de ajuste orientados, principalmente, por organismos internacionales. En esa misma década, Colombia se destacó en el concierto latinoamericano por su estabilidad económica y por sonear con relativo éxito las graves restricciones derivadas del endeudamiento externo y de la crisis financiera doméstica. Esta estabilidad económica se perdió una década des-

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DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBIA SIGLO XX

pues, y hoy se debate en la más profunda crisis económica, política y social del siglo. El solo enunciado llama la atención sobre dos aspectos importantes: por una parte, la insuficiencia de una explicación meramente económica, y por otra, las particularidades de cada uno de los procesos de desarrollo. Razones que invalidan las pretensiones de universalidad que postulan el diseño de recetarios a aplicar sin tener en consideración las especificidades nacionales. „ . •=• Las teorías del desarrollo imperantes desde la posguerra, y vigentes hasta bien entrados los años setenta, identificaron crecimiento con desarrollo y progreso, entendidos como procesos unilineales e irreversibles. La clave de este tránsito se ubicó desde entonces, en la industrialización y de ahí la acogida al proceso de sustitución de importaciones seguido en la región, con la confianza de que la industrialización permitiría superar el subdesarrollo y aminorar la brecha con los países centrales. En efecto, se adelantó la sustitución de importaciones, se lograron procesos de industrialización, la ampliación del mercado, la monetización de la economía, la mayor diferenciación de las relaciones de trabajo, la mayor división del mismo, una mayor integración al mercado mundial, y una mejora en las necesidades básicas, principalmente de la población asalariada, entre otros logros. Sin embargo, a partir de los años setenta las cualidades asociadas a la idea de progreso se van revelando como su contrario: la discontinuidad, la reversibilidad y la incertidumbre anuncian el agotamiento del proceso de sustitución de importaciones, fundado en una estrategia desarrollista que privilegió la modernización económica. El proceso de salarización creciente se revierte, haciendo visibles y crecientes las actividades informales, y la vulnerabilidad de la economía a los cambios externos cobra nitidez. La creciente urbanización revela el caos, y los problemas cruciales de pobreza, desigualdad social y regional y de heterogeneidad estructural, lejos de haber sido solucionados, se muestran más complejos. Una de las formas privilegiadas para enfrentar la situación, fue acudir en forma creciente al endeudamiento con las condiciones del mercado internacional. No obstante, a comienzos de los años ochenta la crisis de la deuda mostró la imposibilidad de cumplir los compromisos, lo que se tradujo en un menor margen de maniobra de los distintos gobiernos, que se vieron abocados a planes severos de ajuste y de reestructuración. i6

LA MODERNIZACIÓN INCONCLUSA

Este difícil camino fue el que dio la idea de la década perdida en América Latina, y conllevó las agresivas estrategias de reestructuración de las economías, que guiadas por el Consenso de Washington pretendieron relanzar el proceso de acumulación defendiendo las virtudes de ios mercados libres y sentenciando el fracaso de la intervención del Estado. Partiendo del hecho de que la crisis por la que atraviesa la sociedad colombiana desde los años ochenta y que se expresa en su forma más contundente, como es la violencia, es el problema más apremiante en Colombia, país en el que la idea de futuro pierde cada vez más sentido. • El poder de dislocación que ha tenido este fenómeno, hace imprescindible una reflexión sobre las causas del resquebrajamiento del orden establecido, en busca de posibles soluciones, puesto que ya no se puede ocultar ni esquivar la magnitud de la crisis que toca los más diversos ámbitos de la vida nacional. La temática no es ajena a la problemática del desarrollo. Las múltiples carencias que padecen importantes sectores de la sociedad colombiana no sólo con relación a unas mínimas condiciones materiales de sobrevivencia, sino también en cuanto a integración social y política, han hecho que la problemática del desarrollo mantenga su vigencia. Con la crisis, esta problemática se ha convertido en un verdadero desafío tanto para los sectores que ven amenazado su orden de privilegios, como para quienes aspiramos a un orden basado en una mayor justicia e igualdad. Analistas y políticos han señalado reiteradamente que la sociedad colombiana ha sido escenario de profundas transformaciones y se hacen referencias múltiples desde la política, la sociología o la economía, pero en la mayor parte de estas perspectivas se ha subrayado un solo aspecto de la crisis, centrando la atención especialmente en las instituciones, las clases sociales o las estructuras económicas. La complejidad de la crisis en Colombia y la escalada de violencia desatada desde los primeros años del decenio de los ochenta, ha hecho evidente la insuficiencia de estos análisis parciales para ofrecer una explicación que proporcione una visión integral del fenómeno. De ahí que el efecto positivo de esta compleja situación haya sido revitalizar la problemática del desarrollo en una perspectiva más amplia que los tradicionales estudios antes mencionados. En particular, la de los análisis económicos que privilegiaron el examen de las trabas al crecimiento, sin preguntarse por la apropiación de

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los beneficios y los costos sociales del mismo, ni por el marco de las relaciones de poder en el cual se daba. Las causas y consecuencias de la crisis son de orden económico, social, político, cultural e ideológico. Hasta un pasado reciente entre la mayor parte de los analistas colombianos, se privilegió el estudio del sistema económico, para derivar de allí las consecuencias sociopolíticas. La complejidad de la crisis ha mostrado la necesidad de examinar todas las instancias desde una perspectiva integral, y de ahí que sea insostenible confinar la problemática del desarrollo a una perspectiva meramente económica. Los elementos de orden sociopolítico explican la crisis al igual que los de orden económico y los estudios sobre la cultura y la ideología deben complementar la comprensión global de la sociedad. El propósito de la reflexión que sigue es contribuir al esclarecimiento de algunos de los factores estructurales y coyunturales que han propiciado la crisis en lo económico y lo sociopolítico en la historia reciente del país, reconociendo que para la comprensión total del fenómeno se requiere no solo el concurso de otras disciplinas como la antropología o la semiología, sino la profundización ulterior en la perspectiva de análisis que aquí se propone. Identificar los factores estructurales permite desvirtuar la idea general de que la crisis en Colombia se reduce al narcotráfico y la guerrilla. Además de su extrema simplificación, esta visión ignora por completo el proceso de constitución de esos actores y no se profundiza en el contexto que hizo posible su configuración y arraigo en el escenario nacional. Por otra parte, el esclarecimiento de los factores coyunturales, desvirtúa la tesis, que desde un lado opuesto, sostiene que la crisis actual no es más que una prolongación de crisis anteriores, que no presenta características diferentes. Desde esta perspectiva, la violencia adquiere el carácter de fenómeno endémico en la sociedad colombiana, y llega, incluso, a afirmar, que se ha aprendido a convivir con aquélla. La generalización incontrolada de la violencia ha puesto al descubierto el equivocado diagnóstico sobre la crisis y los enormes costos que sin distinción está pagando la sociedad colombiana por el tratamiento inadecuado de la misma. La crisis actual no es reductible a la violencia. La violencia anida en la crisis y es la forma extrema de su expresión. Por consiguiente, lo que resulta imperativo, es identificar los factores que han precipitado al país a esta profunda crisis y que han propiciado el uso de la fuerza como medio de resolución de los diversos conflictos individuales o colectivos, en la perspectiva de i8

Uí MODERNIZACIÓN INCONCLUSA

construir un orden en el que se aminoren las desigualdades y los antagonismos, y que en cualquier caso no se aborden a través del enfrentamiento violento. Para ofrecer una alternativa de interpretación es conveniente señalar unas pautas de orden metodológico. Cinco de ellas son particularmente relevantes: 1. Fijar la atención en las especificidades del proceso de desarrollo, en tanto resultado de la tensión e interacción de fuerzas económicas, soi cíales y políticas. • ' ••-''' ' "'-•,..:• 2. Abordar la realidad como un contexto, es decir, como el producto de múltiples condiciones y actores en continuo movimiento. 3. Desentrañar las tensiones derivadas en ese proceso, las formas y los espacios de expresión de los conflictos que de ahí surgen, prestando atención a su diferente naturaleza para poder esclarecer vías de solución duradera. 4. Examinar simultáneamente los escenarios y los actores del proceso de desarrollo, en su devenir y en la crisis. 5. Otorgar un lugar de primer orden a lo político como proceso de constitución de sujetos en actores, e identificar el rol central del Estado en la constitución de lo social. Destacar el papel del Estado en la problemática del desarrollo, conduce a superar el mito de la mano invisible -el mercado- o la utopía de su destrucción. •

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E L PROCESO DE CONFIGURACIÓN DE LA SOCIEDAD MODERNA

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La opción analítica elegida para abordar tan compleja problemática - ^ es el proceso de configuración de la Sociedad Moderna, entendida como un proceso histórico complejo de construcción del hombre como actor de su obra. En otros términos, el advenimiento de la sociedad moderna recoge un doble ideario: por un lado, la aspiración de transformar el entorno material y por otro, colocar al hombre como centro del mismo. El primer ideario alude a la Modernización y el segundo a la Modernidad. .,, Por consiguiente la Modernización se refiere al proceso de apropiación de la naturaleza por el hombre, con el fin de desarrollar las fuerzas productivas y poder disponer de una mayor riqueza. La Modernidad se refiere a la apropiación del hombre de su propia naturaleza, lo que significa hacer de los individuos no solo sujetos transformadores de su entorno material, sino también, y principalmente, sujetos de su propia transformación. rp

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL EN COLOMBIA. SIGLO XX

Por su parte, el Modernismo se refiere a la ideología que acompaña estos procesos y que como tal, le otorga sentido a los mismos, es decir construye un imaginario. Esta diferenciación conceptual no surge de la necesidad de fragmentar el análisis para aprehender la complejidad del objeto. Surge del hecho de que la modernización es un proceso indispensable para la modernidad, pero por sí misma no conduce a ella. Desde esta perspectiva los procesos sociales no son explicados por razones trascendentales o derivados de la dinámica de la evolución en el tiempo. No son ajenos a la organización económica, social y política. Es éste el caso de Colombia, donde hoy son los hombres los enjuiciados: los gobernantes, la clase política, los partidos políticos, las élites económicas, las Fuerzas Armadas, la Iglesia, los sectores de oposición y sus estrategias. En fin, tanto la Sociedad Civil como el Estado están comprometidos en el desorden. Esta opción analítica permite precisar la tesis central en torno de la cual se articula esta reflexión y que se puede enunciar como sigue: La crisis en que se debate la sociedad colombiana desde los años ochenta, es el resultado de un largo proceso de erosión del orden tradicional, inducida por las transformaciones derivadas del proceso de modernización económica, que contrastan con el conservadurismo del sistema político y de la organización estatal. Las dificultades por hacer compatibles un proyecto de modernización, que por definición comporta cambios en la organización social de la producción y en las expectativas y valores de la población, con la permanencia de un proyecto político fundado en la exclusión e inmovilidad social, no puede menos que resultar profundamente conflictivo e inhibir, finalmente, la continuidad de los dos proyectos. La crisis actual de la sociedad colombiana es la expresión de la extrema tensión resultante entre un proyecto de modernización económica ajeno a un proyecto de modernidad. La razón central, que como hipótesis explica el curso seguido, es que el Modelo Liberal de Desarrollo ha sido el contexto que ha permitido el avance de la modernización económica y la contención de la modernidad. Es un modelo integrador de los intereses de las élites dominantes, pero profundamente desintegrador de los intereses sociales, que ha significado la subordinación del Estado, minimizando su función de interpretar, gestionar y regular los intereses colectivos. De esta forma se comprenden las dificultades para configurar un espacio público en el que se puedan expresar, confrontar y resolver los conflictos sociales. El Estado colombiano es un xo

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Estado privatizado atrapado entre el liberalismo económico y el conservadurismo político. Con el fin de lograr los propósitos analíticos esta presentación se divide en tres partes: . i En la primera, se sustenta la opción analítica y se argumenta su pertinencia para la comprensión de las sociedades latinoamericanas en general, y para la interpretación de la crisis colombiana en particular. En la segunda, se precisa el carácter de la modernización económica seguida en Colombia. Y en la tercera, se analiza la crisis desde los años ochenta, vista como el resultado de los límites del modelo liberal de desarrollo. Pasemos ahora a precisar los aspectos centrales contenidos en cada una de ellas, para sustentar su conveniencia y articulación: L A OPCIÓN ANALÍTICA

El examen de la modernización y la modernidad como procesos permite apreciar, en el caso colombiano, un creciente divorcio entre ellos con enormes consecuencias. En efecto, la modernización económica se convirtió en el abecé del progreso y en el paradigma a seguir por las distintas sociedades, con lo cual se alimentó la visión de que la modernización económica es una fase de transición de una sociedad atrasada a una sociedad moderna, un tránsito entre el subdesarrollo y el desarrollo. Esta reflexión destaca el papel del mercado y del Estado como fundamentos de la organización de la vida material y de la organización social y política respectivamente, en tanto su imposición se convirtió en un imperativo para el desarrollo y expansión del capitalismo a escala mundial. El examen de las formas y consecuencias del tipo de inserción de América Latina en el mercado mundial, muestra cómo que se exportaron a ésta los productos finales -el mercado y el Estado— sin importar la forma y el costo de producirlos. Así se fueron tejiendo las distintas realidades sociales, en un lento, conflictivo e inconcluso proceso de configuración republicana, afectando en forma desigual la organización social y política entre países, por cuanto las mutaciones dependen en lo fundamental del tipo de alianzas o relevo de los grupos en el poder, del carácter del proyecto de modernización implementado y de la representación que acompañe ese proceso de cambio. La referencia a América Latina no va más allá de señalar algunos lineamientos comunes a la región, cuyas especificidades sólo podrán esclarecerse con el estudio de cada país. II

DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCL\L EN COLOMBL\. SIGLO XX

Sin embargo, lo que fue común en el proceso de modernización en América Latina, fue el predominio de la idea de que la modernización por sí misma conduciría a las transformaciones sociales y políticas propias de una sociedad moderna. Se identificó industrialización con modernización y se la concibió como un proceso gradual e irreversible. Por todo esto el discurso de la modernización encerró promesas e ilusiones de democracia política y de mayor autonomía en el ámbito internacional. La reversibilidad del proceso de modernización y los enormes costos sociales revelados en todas sus dimensiones y complejidad en la crisis desde los años ochenta, han fracturado la idea de progreso y han hecho que la democracia y la autonomía se mantengan como ideario, pero ya desencantados de las promesas de la modernización. A partir de esta referencia general de interpretación sobre la configuración de las sociedades en América Latina, se examinan las características específicas de la inserción de Colombia en el mercado internacional, y más exactamente en la dinámica de la modernización económica. Tres interrogantes articulan la temática: a) ¿Cómo se configuró la tensión entre modernización y modernidad? b) ¿Cuál ha sido el contexto que ha hecho posible el relativo avance de la modernización y la contención de la modernidad? Y c) ¿Cuáles son sus principales implicaciones? Para responder estas preguntas, examinemos las características económicas y políticas de la inserción en el mercado internacional que se dio a través del modelo primario exportador y prevaleció con nitidez hasta los años treinta del presente siglo. Dos características se destacan en este proceso en Colombia: su carácter regional y el papel casi imperceptible del Estado. Características que no son ajenas a la precaria integración nacional dadas las dificultades de articulación geográfica, económica y política. Factores de suma importancia para comprender, por qué las élites políticas organizadas en torno de los partidos Liberal y Conservador, y las élites económicas agroexportadoras e industriales emergentes, coparon desde muy temprano los espacios económicos y políticos, e hicieron del principio liberal del respeto a la iniciativa privada un baluarte utilizado según su conveniencia para afianzar su hegemonía y dominación. Los numerosos poderes regionales y locales fueron desde entonces, un obstáculo central para la formación de un Estado con capacidad para promover la configuración de una comunidad política, la cual requiere una subordinación relativa de los intereses y decisiones privadas a los intereses y decisiones públicas.

LA MODERNIZACIÓN INCONCLUSA

De esta forma se va perfilando un modelo liberal de desarrollo que no se opone a la intervención del Estado, pero que le define una orientación y unos límites. El carácter liberal del proceso de modernización que se abrió paso desde los años treinta, fue avalado por el modernismo como ideología e hizo del desarroUismo la mejor política para la consecución de sus fines. El enorme costo se debe a su carácter profundamente discriminatorio, configurando amplias 'masas de extras' involucradas parcialmente como constructoras directas de las transformaciones económicas, pero excluidas de los beneficios resultantes. El sistema de dominación vigente apoya este orden y le confiere legitimidad a través del mantenimiento de los valores y la cultura política más propias de un orden tradicional. Así pues, el modelo liberal de desarrollo, afianzado en la temprana alianza entre los intereses agroexportadores e industriales y en la omnipresencia del bipartidismo en la vida política colombiana, se identifica como el contexto que hizo posible la estrategia de modernización, con un claro divorcio de un proyecto de modernidad. '^

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E L CARÁCTER DE LA MODERNIZACIÓN ECONÓMICA ENTRE 1930 Y 1980

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Se eligió este período porque en los años treinta se dio el quiebre del modelo primario exportador en un contexto de crisis mundial y en los años setenta se hizo evidente el agotamiento del proceso de industrialización por sustitución de importaciones, que fue el que le otorgó la dinámica a la modernización económica. , , , , ,...»., Se trata de poner de relieve las características específicas de este proceso, útiles para explicar sus modestos alcances y tempranas limitaciones. Esto nos permite precisar las distintas restricciones que se fueron consolidando hasta convertirse en factores estructurales que han inhibido la continuidad de la modernización económica y dificultan aún más la búsqueda de la modernidad. El examen de la modernización en este período nos lleva a destacar tres aspectos fundamentales: la configuración del problema agrario, el desarrollo industrial, y los alcances y límites de la modernización económica. ••.,,-.

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