Siempre será después

(Taurus, 2009) fue ternado para el premio Bartolomé Hidalgo. Es autora de los libros de poesía Taller de juguetes (1987)
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Marisa Silva Schultze

Siempre será después 126 páginas - $ 350

Primer Premio de narrativa inédita del Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, 2011

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La autora Marisa Silva Schultze nació en Uruguay en 1956. Es escritora y profesora de historia. Ha publicado en Alfaguara: La limpieza es una mentira provisoria (1997, Primer premio compartido de concurso de narrativa inédita de la Intendencia de Montevideo y mención del concurso narrativa édita del Ministerio de Educación y Cultura), Qué hacer con lo no dicho (1999) y Apenas diez (2006). Su ensayo histórico Aquellos comunistas (Taurus, 2009) fue ternado para el premio Bartolomé Hidalgo. Es autora de los libros de poesía Taller de juguetes (1987), Las casas son una ilusión necesaria (1994, mención en concurso poesía inédita del MEC) y Leyes de gravedad (inédito, segundo premio en concurso del MEC, 2000). Poemas y cuentos suyos han participado de diversas antologías.

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El libro Álvaro trabaja en una inmobiliaria. Lleva siempre consigo un juego de llaves. Todas las noches vuelve a recorrer los espacios vacíos: recrea, imagina, inventa una escena de su pasado. Las consecuencias invisibles de la violencia doméstica. Una infancia marcada por el acoso psicológico, por el sufrimiento y el dolor, huellas que son difíciles de borrar. Una interrogante se instala y permanece: ¿todas las heridas pueden cicatrizar?

“En esta cautivante novela, la autora – con estilo tenso, depurado – apela al cambio de puntos de vista, al sagaz cruce de tiempos y espacios, a la repetición, en ocasiones a la ambigüedad, sumiendo a sus “creaturas” – y al lector – en un clima opresivo de alto vuelo poético.” Sylvia Lago, jurado del Premio de narrativa inédita del MEC, 2011.

“Las razones por las cuales esta novela impacta al lector y lo precipita, sin pausas, hasta el final, no están solo en el interés de la historia de Álvaro, sino en el trabajo con que el lenguaje va presentándola. La riqueza de recursos distancia los datos y los hace materia de reflexión al mismo tiempo que los expone. Esa actitud, consistente en confiar en el modo de captar lo vital y concretarlo a fuerza de insistir, es lo que hace de esta novela un hecho singular en las letras uruguayas contemporáneas.” Roberto Appratto, jurado del Premio de narrativa inédita del MEC, 2011.

Los personajes Álvaro: Cuando niño sufre por el miedo de su madre, no entiende porqué ella no puede controlar al padre. Tiene diez años y aún se orina por las noches. Quiere a sus padres pero no logra entenderlos. Cuando adulto trabaja en una inmobiliaria y vuelve por las tardes a los apartamentos que muestra en el día para recrear un episodio que no logra recordar. Las puertas, los espacios vacíos, las personas que buscan su lugar para vivir, son objeto de reflexión, son reflejo de su soledad y de su búsqueda permanente de una salida para escapar de su encierro interior y también de alguna manera son su refugio. 3 http://www.bajalibros.com/Siempre-sera-despues-eBook-22389?bs=BookSamples-9789974956261

La madre:

Es una mujer que tiene mucho miedo a las agresiones de su ex esposo pero ha tenido el valor de separarse. No responde a sus llamados telefónicos insistentes o a sus visitas a la casa fuera de hora pero siente miedo al punto de temblar cuando esto ocurre. Tiene una actitud sumisa, no responde verbalmente a las agresiones, se calla, solo escucha, no es capaz de enfrentarlo. Promueve que su hijo siga viendo a su padre, desea que se haga cargo de las cosas que el niño necesita pero no le permite la entrada a la casa.

El padre:

Es un hombre violento y obsesivo. Siente que su vida no tiene sentido si su esposa no está a su lado. Desea controlarla, lo vuelve loco pensar que pueda estar con otro hombre. Es conductor de un taxi y se estaciona frente a la parada del ómnibus a la hora que ella llega de su trabajo para controlar que no se atrase. Todos los días toca el timbre de la casa o llama por teléfono a la hora de la cena. Lleva a su hijo al estadio y le pregunta si su madre tiene novio. Se irrita con facilidad y levanta la voz e insulta a su ex esposa delante de su hijo en la calle.

La abuela:

Es costurera y vive sola. Se aleja de su hija luego de un episodio familiar violento. Habla con ella solo por teléfono y quiere denunciar a su yerno. Casi no conoce a su nieto.

Fragmentos de Siempre será después “¿Cuántas puertas abriste en estos dos años que hace que trabajás en la inmobiliaria? Las puertas cerradas son una costumbre, un hábito de las casas, una orilla rígida donde termina o empieza algo: una pared, un piso, a veces, incluso, un olor. No hay puerta sin cerradura. Sin la cerradura la puerta no es puerta aunque lo parezca, aunque de lejos alguien pueda confundirse y creer que hay allí una abertura, una posibilidad, un principio. La puerta: su picaporte, su cerradura, su llave.” “Tu madre se concentra buscando algo en la cartera. Tu padre prende un cigarrillo y empieza a hablar bajito y va subiendo el tono y la voz de tu padre entra en los oídos de tu madre, en cada centímetro de su piel, en la cartera que ahora ella cierra bruscamente. Vos no lográs oír qué dice tu padre, no sabés qué palabras le está diciendo a tu madre, oís el tono, ese tono que le conociste, ese modo de gritar contenido, ese modo de hablar bajo como si estuviera gritando. Tu madre quiere bajarse del taxi. Ah, ¿querés bajarte, puta? Esas palabras resuenan en el living que ahora ya está completamente oscuro. ¿Así que querés bajarte, yegua?.” “Duró unos meses. El padre llega puntual, toca el timbre, uno solo, corto, simpático, con ese tono cordial que tienen los timbres cuando alguien los está 4 http://www.bajalibros.com/Siempre-sera-despues-eBook-22389?bs=BookSamples-9789974956261

esperando. Álvaro ya está vestido. La madre nunca se atrasa, nunca hay ningún motivo para que el padre tenga que esperar, nunca hay ningún motivo para que su padre atraviese la puerta y entre. El padre es una persona que está del otro lado de la puerta. El padre nunca entra. Casi nunca. Entonces Álvaro sale rápido, contento, tal vez un poco nervioso, cierra la puerta de un golpe y sube al auto. El padre habla poco, pero a él no le importa. No es hablar sino mirar lo que quiere hacer. Observar cómo la mano derecha del padre toca la palanca del cambio, cómo la lleva hacia atrás, hacia el costado, hacia delante (…) Lo más difícil es mirar los pies. Por más que se concentre, Álvaro tiene dificultad para entender cuándo su padre usa el pie derecho y cuándo el izquierdo.” “Álvaro dice sí y siente miedo pero no sabe a qué. Un miedo que no es a que su padre le pegue porque su padre nunca le ha pegado, un miedo que no es a que su padre no lo traiga más al Estadio porque está seguro de que seguirán siempre viniendo porque nada les gusta más a los dos que el fútbol, que el momento en que la pelota entra en el arco y ellos dos gritan gol y, a veces, incluso, se abrazan. Siente un miedo largo y puntiagudo que después se le instalará todos los días en el estómago cada vez que ve a su padre.” “Su madre tiene miedo y él se lo descubrió hace tiempo, adentro de su abrazo, con su cabeza sobre su pecho agitado, rozándole los brazos que temblaban. Así se lo descubrió.” “La tercera o cuarta vez que fueron al Estadio el que empezó a preguntar fue su papá. Fue durante el primer tiempo. La pelota está rodando, el Estadio no respira y su papá le pregunta si su mamá tiene novio. Álvaro no contesta. Oyó muy bien. Pero no contesta ni esa ni la siguiente pregunta: ¿tu mamá vuelve siempre a las seis y media o vuelve más tarde? Álvaro no contesta y su papá empieza a hablar más fuerte y a él le empieza a llegar desde el estómago mucha vergüenza y la vergüenza lo distrae de lo que está pasando en la cancha y le dan ganas de hacer pichí.” “Álvaro y su madre están cenando. Suena el teléfono. Una y otra vez. Se corta solo. Empieza de nuevo. Una y otra vez. Álvaro y su madre siguen cenando. No hablan. El televisor está prendido y los dos aparentan mirar la pantalla. El timbre del teléfono interrumpe las palabras que intentan salir del televisor pero que quedan adheridas a la pantalla antes de llegar a ellos dos. Saben que no puede ser, pero cada vez que empieza de nuevo a sonar, los dos creen que el maldito sonido ha subido de tono, que es más fuerte, más agudo, más prolongado, que entra más adentro en sus oídos, en las dos bocas cerradas que ya no se abren ni para dejar entrar la comida. La madre se levanta, camina cuatro o cinco pasos hacia el teléfono. Álvaro le mira la espalda, le ve el temblor en los brazos. Tiene diez años y mira a su madre. Cree que va a contestar. Pero se equivoca. Quiere que su madre conteste para que se acaben los timbres, el ruido, la cena, la noche, que ya sea mañana, que sea de día, que él esté sentado en el banco de su clase, que su madre conteste, que le diga que no llame más.” 5 http://www.bajalibros.com/Siempre-sera-despues-eBook-22389?bs=BookSamples-9789974956261

Se dijo sobre Apenas diez (Alfaguara, 2006) “En Apenas diez la escritora uruguaya Marisa Silva Schultze emprende una empresa poco frecuente en la narrativa uruguaya. La escritora trata en estilo de ficción, el impacto que tuvo la dictadura militar, que se extendió entre 1973 y 1985, en cuatro generaciones de uruguayos: abuelos, padres, hijos y nietos. La fractura entre el adentro y el afuera, los encuentros y desencuentros, las incomprensiones mutuas, los recelos agazapados estallan comos si se destapara una olla a presión, que tarde o temprano se iba a desbordar.” Silvina Friera, La República, 26 de junio de 2008.

Se dijo sobre Aquellos comunistas (Taurus, 2009) “Aquellos comunistas es, sin dudas, su obra más ambiciosa, en la medida que condensa la lucha, la militancia, los códigos y las representaciones simbólicas de una de las fuerzas políticas más arraigadas en nuestro imaginario social contemporáneo (…) Es un ensayo tan minucioso como revelador, que transita el itinerario de casi dos décadas de historia del Partido Comunista, que coincidieron con un período de crisis económica y social y la salvaje escalada represiva de la derecha reaccionaria. En este trabajo, Marisa Silva Schultze corrobora su sensibilidad y madurez para analizar acontecimientos y circunstancias históricas, en una mirada que escruta las tensiones y subjetividades de la peripecia de una de las fuerzas políticas vertebrales de la izquierda nacional.” Hugo Acevedo, La República, 13 de setiembre de 2009.

Presentación

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