Para celebrar los 125 años del automóvil, un viaje por la

11 sept. 2011 - El clima ayuda, ya que por su ubi- cación –protegida por la Selva Negra y los Vosgos– Baden es uno de lo
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Página 10/LA NACION

Turismo

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Domingo 11 de septiembre de 2011

[ EUROPA ] Sur de Alemania

Los 104 kilómetros de Bertha PIERRE DUMAS PARA LA NACION

Para celebrar los 125 años del automóvil, un viaje por la ruta que recuerda la legendaria travesía de la esposa de Karl Benz

Entre los muchos factores que contribuyeron al desarrollo del turismo en el mundo desde fines del siglo XIX, el automóvil tiene un lugar de privilegio. Como toda innovación, al principio fue accesible para pocos, difícil de mantener (requería incluso un chauffeur encargado de calentar el motor, origen del actual término chofer) y extravagante a los ojos del gran público. Karl Benz solicitó la patente del primer automóvil el 29 de enero de 1886, en Baden Württemberg, Alemania. Y 125 años después, se puede hablar de un éxito planetario sin precedente. Además de haber cambiado numerosos aspectos de la vida cotidiana, el auto se coló de lleno en el turismo, dándole impensada difusión y libertad. Por eso el jubileo del automóvil es una buena excusa para recorrer las rutas alemanas, en particular aquella histórica que llevó a una mujer, Bertha Benz, a realizar la primera hazaña al volante. Ella fue la esposa de Karl Benz. Dos años después de que él patentara el primer automóvil, hizo el primer viaje verdadero, ya que hasta entonces sólo se realizaban tramos cortos de prueba. Ese recorrido, considerado el primer gran trayecto del mundo en auto, es un circuito cada vez más buscado por los turistas, especialmente desde la creación, en 2008, del camino turístico Bertha Benz Memorial Route. Seguir sus huellas significa internarse en algunas de las más hermosas rutas de Alemania, en un recorrido de poco más de cien kilómetros entre Mannheim de Pforzheim. Trayecto corto, historia grande Se recorre la región vitivinícola de Baden, el tercer viñedo en magnitud del país. Aunque por tamaño es comparable con la región francesa de Alsacia, sus vinos tienen una difusión menor: es una buena ocasión entonces para descubrir algunas de las peque-

El casco antiguo de Heidelberg concentra el interés de los que visitan esta ciudad llena de estudiantes

ñas bodegas establecidas en las localidades de la zona, desde tiempos tan remotos como el siglo XII. El clima ayuda, ya que por su ubicación –protegida por la Selva Negra y los Vosgos– Baden es uno de los lugares más cálidos de Alemania. Si el punto de partida es Mannheim, hay que echar un vistazo al castillo local, hoy convertido en sede de la Universidad, y luego poner rumbo a Ladenburg, solo 10 kilómetros al Este. En esta antigua ciudad, encantadora por su centro histórico medieval, vivió Karl Benz entre 1906 y 1929: aquí también se encuentra el museo del automóvil que lleva su nombre (aunque no se conserva el primer automóvil de la historia, aquel de la patente 37435 con sus tres ruedas, hoy en el Deutsches Museum de Munich). Muy cerca, Heidelberg –una de las grandes ciudades universitarias alemanas– es también parte de esta ruta. Su casco antiguo, de estilo barroco, concentra el interés de los visitantes junto con el castillo local, hoy en ruinas, pero siempre considerado como una de las estructuras renacentistas más importantes al norte de los Alpes. Con una magnífica ubicación sobre las colinas, domina la vista de la ciudad vieja y fue fuente de inspiración romántica desde los tiempos de su destrucción, siglos atrás: los aficionados a la pintura podrán reconocerlo en obras de J.M.W. Turner, que visitó Heidelberg varias veces en la primera mitad del siglo XIX. La ruta de Bertha Benz también pasa por Bruchsal, una ciudad que funciona como importante centro de conexión comercial y tiene también su castillo. Más adelante atraviesa Pforzheim, conocida como la puerta de la Selva Negra y famosa por sus joyerías y manufacturas de relojes. Hoy se la ve como si nunca nada hubiera pasado, pero fue una de las ciudades más castigadas por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, una verdadera superviviente reconstruida con germánica minuciosidad. Bretten es la estación siguiente en el itinerario. Aunque merece la visita en cualquier época del año, por la belleza de sus casas medievales, el mejor momento es cuando se realiza el Festival de Pedro y Pablo, que atrae a decenas de miles de visitantes durante un fin de semana largo veraniego. Hay toda clase de espectáculos relacionados con el mundo medieval, sobre todo una larga procesión donde se mezclan los juglares con los caballeros, todos eclécticamente disfrazados. Después de ese momento tan histórico como colorido, hay que ir a conocer la cercana abadía de Maulbronn, el complejo monástico cisterciense mejor conservado de Europa. Fundada en 1147 en un estilo que ya mostraba la transición del románico al gótico, está rodeada de murallas y tiene un lugar en la historia de la literatura gracias a Herman Hesse y su novela Bajo las ruedas, donde el escri-