Murió Alberto Segado

15 dic. 2010 - Bartolomé Mitre 1571, local B, a las 23.59 ($ 20). A los 24 años, Pasqualini cuen- ta con varios éxitos e
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Espectáculos

Miércoles 15 de diciembre de 2010

LA NACION/Página 3

TEATRO Belén Pasqualini

A los 66 años: era actor del San Martín

Con idea de Mosquito Sancineto

Cierra encuentro de arte trans, en Caras y Caretas

Una actriz que se lanza como solista

Cursos, teatro y mesas debate abiertas al público

Con 24 años, anticipa su primer disco La mendiga del musical Sweeney Todd, Belén Pasqualini, dejará mañana por un rato sus andrajosas ropas para subir a escena con distinto vestuario y anticipar el lanzamiento de su primer disco solista. Este joven talento cantará temas inéditos de su autoría en el Teatro de la Piedad, en Bartolomé Mitre 1571, local B, a las 23.59 ($ 20). A los 24 años, Pasqualini cuenta con varios éxitos en su haber. Hizo un trabajo espléndido en Despertar de primavera y en Eva. Además, hasta el domingo actúa en el Maipo en Sweeney Todd, dirigida por Ricky Pashkus. En el disco, de género “canción con influencias pop”, su voz está acompañada por un piano, un contrabajo y una batería. “En 2011 quiero escribir un unipersonal musical, es una meta que me impuse y que cumpliré”, anticipó a LA NACION la prolífica artista.

Belén Pasqualini

Un incesante buceador de su profesión

ARCHIVO

Murió Alberto Segado Continuación de la Pág. 1, Col. 6 ses, que dirigió Laura Yusem en 2001. Luego vendría el descomunal éxito de Copenhague, la obra de Michael Frayn, que con la dirección de Carlos Gandolfo subió a escena durante tres temporadas seguidas. Más tarde volvió a brillar en En casa /En Kabul, Democracia, Un enemigo del pueblo, Tres hermanas. Sin estridencias, con un perfil bajo que se contradecía con su alta trayectoria, Alberto Segado fue también maestro de actores, una profesión que se empeñaba en compartir y enseñar más allá de que, de joven, pensó que en la medicina pudo haber estado su futuro. Sin saberlo fue su abuela la que lo impulsó a meterse en el mundo de las tablas cuando a los 14 años le regaló Bodas de sangre. El deslumbramiento lo llevó a devorarse todos los libros de teatro que se cruzaban en las bibliotecas de la zona Oeste, de donde era oriundo, y con el tiempo la fascinación se concretó al entrar a estudiar actuación en la vieja Escuela de Teatro de la UBA, donde estudió con Oscar Fessler y Patricia Stokoe.

Hacia fines de la década del 60 participó en diversos espectáculos y performances del Instituto Di Tella. Con el tiempo llegaría el importante aporte que le brindaron maestros y colegas como Juan Carlos Gené, Jaime Kogan, Augusto Fernandes y Hedy Crilla. En 1971 estrenó con el Equipo Teatro Payró la obra de Ricardo Monti Historia tendenciosa, trabajo por el que fue galardonado como revelación con el Premio Talía. Al año siguiente estrenó allí mismo El señor Galíndez, de Eduardo Pavlovsky. Al principio de la década del 80 pasó una temporada estudiando en el Actor’s Studio de Nueva York. La formación propia, y luego la de sus alumnos, siempre fue una obsesión (“nunca pierdan la curiosidad”, solía aconsejar). En 1988 participó de la inolvidable puesta de la ópera Mahagonny, que Jaime Kogan puso primero en el Teatro Colón y más tarde en el Luna Park. Cuando se separó del elenco del San Martín, el tiempo se le volvió tremendamente productivo y tuvo la oportunidad de diversificar su carrera a tal punto que se animó a la televisión

–formó parte de importantes ciclos de la década del 80 como Compromiso, Atreverse y Situación límite– y al cine, género que lo tuvo en títulos como Plata dulce, Gracias por el fuego, Asesinato en el Senado de la Nación, Yo, la peor de todas, Matar al abuelito y Potestad, entre otras. Tuvo un par de incursiones en el mundo de la dirección, pero no encontró allí su mayor realización, que tenía formato de gran sueño, hacer un espectáculo propio, personal, vinculado a lo que alguna vez hicieron Tadeusz Kantor o Pina Bausch. Su oficio de actor lo llevó también en dos oportunidades a pisar el escenario mayor del Cervantes, una con El campo, de Griselda Gambaro, obra en la que fue dirigido por Alberto Ure, y El relámpago, de Strindberg, puesta que dirigió su amigo Augusto Fernandes. Alberto Segado trabajó, conoció y formó parte del grupo más exquisito de teatristas de Buenos Aires, que ayer no podía terminar de procesar la noticia de su muerte. Sus restos son velados en Thames 1160.

Hoy termina el Festival Destravarte 2010, un encuentro de arte trans que ya tuvo una primera edición en la ciudad con el objetivo de promover y difundir el arte producido por personas trans o que tenga temática trans, “generando un espacio autogestionado de inclusión y visibilidad”, según la definición de Mosquito Sancineto, uno de los organizadores. Así, en el Centro Cultural Caras y Caretas (Venezuela 370) la jornada de hoy comenzará a partir de las 11, con una clase abierta de danza; a las 13, el propio Mosquito Sancineto ofrecerá una clase abierta de teatro, y a las 15 se inaugurará una muestra de artes plásticas y una fotogalería. Por

otra parte, a las 17, se realizará una mesa de debate sobre ley de identidad de género y acceso a la salud integral, y a las 19, otra que girará en torno al tema democracia, represión y travestismo, reflexiones sobre democracia y travestismo en los 80. En paralelo, a las 17, comenzará la primera obra de teatro del día, Epoca puta; a las 18.30, seguirá Quiero pasar una tarde con Franco, con texto y dirección de Martín Marcou, y a las 20, se presentará Presxs de la vida, con texto y dirección de Osvaldo Sabino. Y en el cierre, a las 22, habrá show, bandas en vivo y desfile. Toda la información, en www.carasycaretas.org.