monseñor ruta

Siempre fui una persona de fe, ni en los momentos más difíciles de mi vida la ... de los días lunes a las que asistimos
8KB Größe 7 Downloads 55 Ansichten
MONSEÑOR RUTA

Siempre fui una persona de fe, ni en los momentos más difíciles de mi vida la perdí y eso se lo agradezco a Dios y le pido todos los días que me conforte y ayude a acrecentarla. Pero cuando conocí personalmente a Monseñor Ruta, mi vida comenzó a cobrar otro sentido pues comprendí realmente que sin ella no me era posible vivir con esa felicidad que da el ganarse la paz interior todos los días. Como tantas veces , todo sucedió casi por azar. Yo estaba haciendo un curso de Biblia con Zulma Blassi y ella nos habló de las clases o charlas de exégesis que estaba dando Monseñor en la Parroquia San José. Inmediatamente me interesé y comencé a asistir, fue en el año 1995. Poco tiempo después, se lo comenté a mi amiga Susana Pouchou quien se demostró sumamente interesada y se sumó al grupo. Nos encontramos con un Monseñor totalmente despojado de toda ceremonia, una persona jovial, directa y absolutamente fascinante cuando comenzaba sus clases. Tenía el don de la palabra, manejaba la voz como un actor, nos apuraba y nos reprendía en la demora para encontrar las citas en nuestra Biblia, (todo era casi parte de un juego) aunque su impaciencia era real y cuando los temas eran profundos y requerían de nuestra máxima concentración , de pronto, como si diera vuelta la página, contaba algún chiste o episodio gracioso para distendernos y retomar nuevamente el tema central. Un día le dije: _ perdóneme, pero yo le voy a decir Padre y no Monseñor_. El se sonrió como acostumbraba a hacerlo y estuvo totalmente de acuerdo pero yo le di la explicación del caso: - para mi, decirle Padre es lo máximo que se me ocurre decirle-. Efectivamente, era un MAESTRO, así con mayúscula. Su apertura, la libertad de pensamiento que nos transmitía, al mismo tiempo que esa pasión por lo que enseñaba, _ ¿De qué otra cosa vamos a hablar si no de Jesucristo? - nos decía siempre, pero tenía un enorme respeto por quienes pensaban diferente. Por los Maestros de otras religiones de los cuales era amigo. Su tozudez de vasco que llevaba en la sangre, no le impedía escuchar razones sin embargo. Abrevaba en las mejores fuentes mientras escribía sus innumerables libros. Magníficos y variados. Sería muy largo enumerar todas las conferencias que dictó además de esas clases de los días lunes a las que asistimos durante 5 años consecutivos, pero lo más importante fue la marca indeleble que dejó en nuestra vida cristiana. Gracias a él me he sentido y me siento cada día más cerca de Dios. Me emociono escuchando su voz en las grabaciones de sus clases, leyendo sus libros, recordando sus enseñanzas . Logró lo mejor a que puede aspirar un verdadero MAESTRO , sembrar la inquietud en el alumno para que seguir creciendo , en este caso en la fe. Todas estas reflexiones y recuerdos son compartidas por Susana y por mi. Yo sólo he aceptado la tarea de escribirlo en nombre de las dos a modo de agradecimiento. MARÍA CARMEN MERBILHAA DE TETTAMANTI SUSANA POUCHOU