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POLÍTICA | 13

| Martes 10 de junio de 2014

EL caso cicconE | la mirada desde el gobierno

La Presidenta siguió desde Olivos la indagatoria y se aferra a la agenda positiva Evitó hablar en público del tema, pero mantiene su apoyo a Boudou; apuesta a anuncios sobre trenes y Ganancias

Cristina se reunió ayer con los gobernadores de provincias petroleras

Mariana Verón LA nACiOn

Vestía un traje azul, con el maquillaje impecable y su cara sin signos de tensión. Así apareció ayer en público Cristina Kirchner en una reunión que mantuvo en Olivos con los gobernadores de provincias petroleras, en el día en el que su vicepresidente, Amado Boudou, era indagado en los tribunales federales acusado de corrupción. En silencio, la jefa del Estado siguió minuto a minuto lo que pasaba en el despacho del juez Ariel Lijo y habló durante todo el fin de semana con el hombre que eligió para

compartir la fórmula presidencial. Su silencio público, al que se aferra desde que estalló el caso, tiene su contracara puertas adentro, desde donde impulsa las decisiones que llevó adelante Boudou para defenderse en la investigación. Ella misma fue la que designó a los abogados Diego Pirota y Darío Richarte para que encabecen la defensa, recordaban ayer quienes conocen los inicios del caso. Son los mismos letrados que asisten a la mayoría de los funcionarios. no hay matices en la Casa Rosada entre los funcionarios que conforman el círculo íntimo de la Presidenta. “Si cae el vicepresidente, van

presidencia

por Cristina”, resume un allegado a la jefa del Estado, que avala la teoría conspirativa contra el Gobierno, tanto de la Justicia como de los medios. “Va a dar la batalla hasta el final”, insisten, para describir cómo se mueve la Presidenta. El contacto entre Cristina y Boudou fue permanente desde que el vice fue llamado a indagatoria e incluso le abrió las puertas de su programa insignia, 6,7,8, para que se defienda. Las fisuras hoy en Balcarce 50 son por la estrategia que se implementó en el pasado ante la falta de explicaciones por parte de Boudou cuando la fórmula gozaba todavía, en el comienzo de 2012, de la gloria de haber

ganado las elecciones con el 54 por ciento de los votos. El Gobierno y el vicepresidente minimizaron desde el comienzo del caso el impacto que la causa podría traer para la imagen presidencial. Recién reaccionaron cuando el anterior juez Daniel Rafecas ordenó allanar el departamento del vice en Puerto Madero. Desde entonces, la Presidenta se puso al frente y terminó estatizando la imprenta Ciccone. Ayer, para que no quedaran dudas, la defensora del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Cintia Ottaviano, se presentó en los tribunales para pedir el registro audiovisual de la indagatoria, avalando la jugada de Boudou. En el mismo sentido lo protegió el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que ayer por la mañana, antes del comienzo de la indagatoria, reclamó que la declaración fuera televisada. El Mundial En la Casa Rosada reconocen que el caso perjudica a la Presidenta, pero advierten que no está en los planes soltarle la mano al vice. incluso se esperanzaban ayer con que el procesamiento, de llegar, se dé durante el Mundial. A partir de entonces, la defensa apelará. Pero con cierto gusto a poco resaltaban que lo mejor es que el caso haya estallado a más de un año de las próximas elecciones. Ayer, allegados a Boudou y dentro de la esfera oficial tomaron con alivio, aunque sin festejos, el fallo de la Sala i de la Cámara Federal que reclamó al juez que avance en la investigación sobre el origen de los fondos que permitieron la resurrección de la imprenta, en quiebra. Eso era lo que Boudou había pedido en 6,7,8 y lo había señalado como una falencia del juez. Por el momento, la Presidenta se mostrará ajena al derrotero judicial. “no es el momento político de salir a hablar”, explican en su entorno. Mientras tanto, Cristina apuesta a relanzar el Gobierno con medidas de corte social y popular. Mañana volverá a su agenda semanal dedicada a los nuevos trenes, acto que debió cancelar ayer en la línea San Martín. También estudia las alternativas para avanzar con los cambios en el impuesto a las ganancias como una manera de dar un salto hacia adelante.ß

El peronismo muestra distancia y mide el impacto del escándalo Sus referentes buscan no quedar pegados al vice, aunque tampoco reclaman que se aparte Jesica Bossi LA nACiOn

no la consideran una batalla propia y mucho menos quieren ponerle el cuerpo. En el peronismo, el grueso de gobernadores, intendentes y dirigentes se mantiene lejos de las esquirlas del caso Ciccone y la única luz de alarma que se enciende es qué efecto concreto tendrá en el tablero político. Más allá de la resistencia que siempre generó la figura de Amado Boudou, sin prédica dentro del PJ, son marginales las voces que por lo bajo reclaman que se tome licencia ante un eventual procesamiento. La discusión recién se abre y, reconocen, dependerá del pulso del expediente, de cuánto perjudique la imagen del Gobierno y si el malestar se derrama en los liderazgos provinciales. Con origen en la Ucedé y ascenso rápido de la mano de Cristina Kirchner, el vice fue relegado del peronismo desde que arrancó la investigación y el aislamiento tomó su forma más cruel en Parque norte, el mes pasado, cuando se renovó la cúpula del partido. “Estoy dolido. no puede ser que no me den nada”, se quejó amargamente. Resultó excluido no sólo de la mesa de conducción –que fue ampliada a un centenar de miembros–, sino que tampoco renovó su condición de congresal por Mar del Plata, como en 2008, antes de su fulgurante escalada en el poder. La falta de respaldo del PJ tradicional quedó plasmada ayer, cuando no envió representación a la convocatoria informal para alentar al vice fuera de Comodoro Py. La mayor porción de militancia la aportó José Ottavis, un joven K que supo tejer una alianza con Boudou y, como gesto, arrimó diversas banderas bajo su manejo: Peronismo Kirchnerista, la

JP y La Cámpora-Quilmes, que responde a Mayra Mendoza, alineada con el diputado provincial. Tampoco los intendentes del conurbano sumaron su despliegue de fuerzas. Sólo se vieron flamear identificaciones de Berazategui, municipio de Patricio Mussi, referente de Los Oktubres, un espacio de jefes comunales que se autodenominan herederos del modelo. El resto surgió de un surtido ecléctico: referentes sueltos de San Miguel y Morón, empleados del Senado y un grupo del Partido Humanista, de Lía Méndez, directora de Relaciones institucionales de la Cámara alta, designada por Boudou. Diferencias no hay una posición unificada sobre el vice. En público, sólo se refirieron a la causa tres mandatarios, con respuestas de ocasión. El más enfático fue el jujeño Eduardo Fellner, presidente del PJ nacional, que apuntó contra los “medios concentrados”, en sintonía con la estrategia defensiva de la Casa Rosada. Daniel Scioli, visiblemente incómodo con el affaire en el que el mismo Boudou lo salpicó en 2012, pidió “esperar que las cosas ocurran”. Y, ya desacoplado del discurso oficial que apuntó sus cañones al juez Ariel Lijo, el salteño Juan Manuel Urtubey señaló que la citación a indagatoria demuestra independencia de poderes y “calidad institucional”. no hay intención de hablar sobre el caso ni de salir a defenderlo”, se escudaron desde una gobernación. ¿Cuál es el impacto en sus territorios? Algunos, de distritos alejados, interpretan que por ahora tiene un anclaje básicamente porteño; otros lo ven como una mancha venenosa con capacidad de daño. El derrotero del vice se cuela en las conversaciones. no dudan de la gravedad del cuadro, pero esperan que la espuma baje, como otras veces. “Hace dos años que Amado arrastra la cabeza cortada y sigue andando. Buena parte del costo ya se pagó”, argumentó un dirigente con largo recorrido en el peronismo.ß