La hija de Mandela, nueva embajadora en la Argentina

DURBAN.– Poco sorprende que uno de los hijos de Nelson Mandela se in- corpore a las filas de la diplomacia sudafricana.
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POLÍTICA | 11

| Miércoles 20 de febrero de 2013

en salta

Boudou y Scioli, juntos Después de tildarlo de “cobarde” por pedir una nueva ley de coparticipación, Amado Boudou coincidirá hoy con Daniel Scioli en el acto central por el bicentenario de la Batalla de Salta, en la capital provincial. La ceremonia convulsionó a la provincia, que reforzó la seguridad después de los abucheos que el vicepresidente recibió en otro acto en San Lorenzo a principios de mes.ß

corrientes

“Camau” va por la gobernación Zenani Dlamini abraza a su padre, días antes de partir hacia Buenos Aires

gentileza adrian Steirn

La hija de Mandela, nueva embajadora en la Argentina Diplomacia. Llegó al país hace una semana y espera afianzar los lazos

políticos; la difícil vida a la sombra del máximo líder sudafricano

Fiona Forde

PARA LA NACIoN

DURBAN.– Poco sorprende que uno de los hijos de Nelson Mandela se incorpore a las filas de la diplomacia sudafricana. Al fin y al cabo, Nelson Mandela es el decano de todos los diplomáticos, el hombre que cambió el curso de la historia en su país cuando se embarcó en una misión de moral y de principios que puso fin a la inhumana era del apartheid. Sin embargo, Zenani Dlamini, la hija de Mandela que acaba de presentar sus cartas credenciales de embajadora de Sudáfrica en la Argentina, tiene un aire de “diplomática accidental”. Ella no aspiraba a un lugar en la vida pública, pero el gobierno sudafricano descubrió que una Mandela de primera generación era la candidata ideal para levantar el perfil internacional de su país en el exterior. Esta mujer de 54 años toma la posta en un momento difícil, como ella misma explicó en esta entrevista concedida en vísperas de su partida. “Me preocupa dejar atrás a mis padres ancianos”, dijo en referencia a Mandela, que en julio cumplirá 95 años. Winnie Madikizela-Mandela, madre de Zenani Dlamini, es 19 años menor que su marido y también ha padecido reveses médicos. “Estoy ansiosa por mi nuevo trabajo, por empezar algo por mí misma, sin mis hijos, que ya son grandes, en un país nuevo, hablando otro idioma. Éste es mi nuevo comienzo.” Todo empezó en enero de 2012, cuando recibió una llamada del presidente Jacob Zuma. “Tenemos un trabajo para usted como embajadora en la Argentina”, le dijo. “Me tomó por sorpresa”, recuerda. “Soy la última persona del mundo que quisiera estar en el ojo de la opinión pública.” A lo largo de su vida, ha ocupado por elección propia un rol secundario en la historia de los Mandela. “Pero escuché al presidente, escuché lo que tenía para decir. Era hacer algo por mi país.” Pensó en la propuesta durante varios días. “Para ser franca, no tenía idea de lo que implicaría la vida de un diplomático. Lo que me proponían era totalmente nuevo para mí. Después de consultarlo con mi familia, con amigos y gente de la comunidad diplomática, acepté.” En los meses que siguieron se abocó a su entrenamiento diplomático y a estudiar español de manera intensiva. Inicialmente, su llegada a la Argentina estaba prevista para el 8 de enero. “Pero mi padre se enfermó, y no podía dejarlo”, dijo. Aunque muchos no lo sepan, la salud de Nelson Mandela se deterioró rápidamente en diciembre. “Casi lo perdemos, ¿sabe? –dijo Dlamini–. Pero ahora está bien. Lo miro a su edad y pienso en cómo sobrevivió, en cómo en pocas semanas se recuperó y se puso fuerte de nuevo. Ahora me puedo ir tranquila.” En los últimos días antes de partir lo visitó diariamente y Madiba [como llaman en Sudáfrica al ex presidente] le hacía indefectiblemente la misma pregunta: “¿Cuándo te vas?”. Quería saber, en un olvido propio de la gente de su edad. “Estoy orgulloso de ti”, le dijo con

una sonrisa al despedirse de ella en su hogar de Houghton. “Vos podés –le dijo su madre–. Tengo fe en vos, siempre la tuve.” La madre ha sido el pilar de su hija en estos últimos dos años, desde que Dlamini decidió seguir adelante con su vida. “Acababa de salir de una relación muy abusiva”, dice en referencia a los nueve años que pasó junto a Zwelakhe Mankazana. El abuso no era físico. “Era un abusador emocional, muy controlador. Y yo estaba empantanada en esa relación.” Lo que sucedió a continuación fue una combinación de hechos trágicos que sacudió a la familia Mandela hace un par de años. Aunque Dlamini se niega a hablar del tema, era el hijo de Mankazana quien condujo el auto donde su sobrina nieta Zenani murió en vísperas del Mundial 2010. Los miembros de la familia presentaron cargos por asesinato contra el hijo de Mankazana en un caso que se prolongó hasta el año pasado, cuando finalmente fue sobreseído. Pero para entonces ya poco importaba hacia dónde se inclinaba la balanza de la justicia. La familia estaba emocionalmente destrozada. “Me di cuenta de que me había pasado la vida a la sombra de alguien. En mi infancia, a la sombra de mis padres. Luego me casé con su alteza real [el príncipe swazi Thumbumuzi Dlamini] y viví bajo su sombra.” Tuvieron cuatro hijos. Fue madre, constructora de hogar y empresaria de medio tiempo hasta el fin de su matrimonio, a principios de 2000. Luego conoció a Mankazana. “Sólo cuando esa relación terminó pensé: «Éste es mi momento. Necesito un nuevo comienzo».” Esta “diplomática accidental” toma la posta dejada a fines del año pasado por Tony Leon, que estableció una fuerte plataforma para el crecimiento de las relaciones comerciales bilaterales, que crecieron un 70%, con énfasis en la importación de carbón, plásticos y fertilizantes. También creció el turismo y se fortalecieron los lazos diplomáticos. Pero en los últimos meses la economía argentina está en una pendiente, y el miércoles, al llegar a Buenos Aires, Dlamini (aún usa el apellido de su ex marido) se encontró con una sensación generalizada de desesperación por la economía. “Primero quiero instalarme, saber dónde estoy parada, conocer a mis colegas de la embajada y decidir juntos los proyectos a futuro. Tengo mucho por aprender, y en los próximos meses espero llegar a entender la Argentina y a explorar áreas en las que puedan jugar un rol las empresas sudafricanas”, dijo. Sabe que recae sobre ella la expectativa por ser “una Mandela”: “Es inevitable. Eso es así, y soy quien soy, y pienso dar un paso a la vez”. Dlamini es una persona querible y afable, aunque también muy cauta. “A mis espaldas, mis hijos me llaman la CIA –bromea Dlamini–. Me dicen que no digo nada, que no divulgo nada. Supongo que soy una persona reservada.” Es un rasgo de su personalidad que le será de gran ayuda en su nueva vida profesional. Al ser una Mandela, es experta en establecer contactos, y la diplomacia parece caerle

como anillo al dedo. Exceptuando a su sobrino Mandla –nieto de Madiba, ex miembro del Parlamento sudafricano–, el clan de los Mandela se ha mantenido al margen de la política. Dlamini insiste en que ella no será otra excepción. “Vine a la Argentina a representar a mi país y a mi gobierno, y los representaré sin importar qué gobierno ocupe el poder mientras yo esté en el servicio exterior de Sudáfrica”, dice secamente, aunque con toda diplomacia.ß Traducción de Jaime Arrambide

El kirchnerismo consagró a Carlos “Camau” Espínola candidato a gobernador de Corrientes, que elegirá mandatario en septiembre. También se oficializó la postulación del diputado Fabián Ríos, que peleará por la intendencia de la capital, hoy en manos de “Camau”. “Queremos resolver los problemas de la provincia”, dijo el ex windsurfista.ß

buenos aires

Guiño de Carlotto al gobernador En medio de las críticas que aún genera la cita entre Daniel Scioli y Julio Cobos, Estela de Carlotto dedicó un guiño al bonaerense. “Gobierna una provincia que es casi un país, no es fácil. Hay muchos problemas”, dijo. Deslizó, sin embargo, que “tiene esas formas que no son las normales” y arremetió contra Cobos: “No me sorprende, es un traidor”, lanzó.ß

La Anses rechazó la demanda de De la Sota en la Corte Suprema

FonDos. Bossio dijo que Córdoba desfinanció su caja previsional y que no le deben plata Adrián Ventura LA NACIoN

La Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), a cargo de Diego Bossio, responsabilizó al gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, por el desfinanciamiento de la Caja de Jubilación provincial. Ésa fue la respuesta que Bossio ofreció en un escrito judicial ante la Corte como respuesta a una demanda por 1040 millones de pesos que había presentado Córdoba. En la década del 90, once provincias transfirieron sus cajas a la Anses, pero Córdoba y otros doce distritos prefirieron conservarlas, a cambio de lo cual el gobierno nacional se comprometió a financiar sus déficits de caja. En 2009, para ponerle fin a una primera causa judicial, la Nación prometió hacer un aporte anual, pero en 2011 y 2012 omitió ingresarlo. Por eso, el año pasado De la Sota demandó a la Anses ante la Corte por una deuda de 1040 millones de pesos, y el máximo tribunal, antes de dar curso a la demanda, convocó a una audiencia. Durante aquel espacio de negociación judicial, que se llevó a cabo en septiembre, los ministros de la Corte intentaron un acercamiento, pero Bossio y el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, se negaron. Los motivos de la Anses para no negociar son claros: por un lado, De la Sota ya blanqueó sus aspiraciones presidenciales para 2015 y tomó distancia del Gobierno. Y por el otro, cualquier sentencia de la Corte

tardará varios años en llegar, por lo cual no preocupa a Bossio. Por eso, presentada la demanda, llegó el turno de la Anses de responderla. Según el organismo, la demanda de Córdoba carece de causa, por lo cual solicitó al tribunal que preside Ricardo Lorenzetti que la rechace. Asimismo, la Anses, dando vuelta el argumento presentado por Córdoba, reclamó a la provincia que adhiera a los parámetros jubilatorios que estableció la legislación nacional: si no lo hace en un tiempo razonable, el organismo anunció en el escrito judicial que reclamará las sumas que ya le dio a ese distrito. “De la Sota no ha explicado que en su demanda habla de sólo tres de cada 20 jubilados de los que viven en Córdoba, y que además son jubilados estatales. Está en todo su derecho hacerlo, pero es importante poder entender que 17 jubilaciones de cada 20 de los jubilados cordobeses las paga Nación”, señaló Bossio. Según Bossio, la raíz del problema se remonta al Pacto Federal de 1999 (ley convenio 25.235). El funcionario plantea que desde entonces la Nación le transfirió a Córdoba enormes recursos y que el Poder Ejecutivo no puede renegociar con Córdoba si, al mismo tiempo, no negocia con todas las otras provincias. El jefe de Gabinete de Córdoba, oscar González, calificó de “tonterías” las afirmaciones de la Anses y consideró que forma parte de la “campaña de hostigamiento” de la Nación contra De la Sota.ß