La construcción de la política en las series de ficción

House of Cards11, Borgen y The West Wing. 11 Para este proyecto de investigación se propone utilizar la versión estadoun
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Máster en Comunicación, Cultura, Sociedad y Política | UNED

La construcción de la política en las series de ficción contemporáneas Análisis e influencia en los marcos políticoculturales de la ciudadanía española nacida tras la Transición: los casos de House of Cards, Borgen y The West Wing

Laura Garsando Nájera Culturas políticas, ciudadanía y democracia: procesos de transformación

Laura Garsando Nájera | Proyecto de investigación Culturas políticas, ciudadanía y democracia: procesos de transformación Máster en Comunicación, Cultura, Sociedad y Política | UNED

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN ………………………………………….. 2 Relevancia del problema de investigación ¿Por qué partir de las series de televisión?

2. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA ………………………… 5 La tradición interpretativa de la cultura La producción de lo político en la posmodernidad La lógica comunicativa en la política democrática

3. HIPÓTESIS Y OBJETIVOS ……………………………. 11 Presentación de las series y justificación de su elección Hipótesis Preguntas de investigación y objetivos

4. METODOLOGÍA ………………………………………… 20 Cronograma

5. BIBLIOGRAFÍA ………………………………………….. 27

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1. INTRODUCCIÓN Relevancia del problema de investigación

Durante los últimos años se ha producido una proliferación de investigaciones académicas cuyo objetivo era analizar las transformaciones de la política democrática en las sociedades contemporáneas, hoy bajo el influjo de la globalización y la modernización tecnológica (o digitalización) que ha traído consigo la entrada al nuevo milenio. Que la política sea un objeto de estudio muy común en el ámbito académico no es de extrañar, sobre todo si se tiene en cuenta que esta es una de las instituciones más importantes creadas por el ser humano para regular la convivencia en sociedad. Pero desde finales del siglo XX han ido detectándose algunos cambios en la relación existente entre la ciudadanía y sus representantes políticos en las democracias contemporáneas. Así, la distancia entre la sociedad civil y la esfera política se ha ensanchado hasta tal punto que gran parte de los ciudadanos no se sienten representados por el sistema político tradicional ni confían en su funcionamiento, por lo que lo valoran desde una perspectiva muy crítica.

En este contexto, y desde la concepción de política como una práctica social, este proyecto establece como principal objeto de estudio esas transformaciones producidas durante los últimos años en la relación entre ciudadanía y esfera política, pero desde un enfoque particular. En concreto, teniendo en cuenta relevancia de los medios de comunicación en la actualidad, se pretende indagar en cómo se produce la construcción de lo político en el imaginario televisivo de ficción contemporáneo, utilizando para ello las series de televisión. Posteriormente, se propone una comparación de dicha representación televisiva con el modo en que esta se percibe y asimila en los marcos político-culturales de la ciudadanía española, para comprobar hasta qué punto puede afectar y moldear su relación con el sistema político real. El tipo de perfil que se ha considerado de interés para este estudio es el del español nacido tras la Transición hacia la etapa democrática, puesto que se trata de una generación que únicamente ha conocido ese modo de organización política del Estado.

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Los postulados de la política democrática clásica, así como la perspectiva tradicional que apunta a la existencia de un único poder central se han visto desafiados por la irrupción del nuevo milenio. Las sociedades contemporáneas son hoy más complejas que nunca, y las viejas certezas de la sociedad industrial han sido abolidas. En este escenario de incertidumbre y cuestionamiento de la dinámica política tradicional, el proyecto que se desarrolla a lo largo de estas páginas comienza a gestarse partiendo de las siguientes inquietudes: ¿cómo afectan las series pertenecientes al género del drama político a los marcos político-culturales de sus espectadores? ¿Contribuyen a la idealización de la política? ¿O, por el contrario, fomentan la implicación ciudadana y la reflexión, difundiendo una concepción más deliberativa de la democracia?

¿Por qué partir de las series de televisión? Como ya se ha comentado, el proyecto de investigación aquí abordado parte de la aspiración de utilizar ficciones televisivas contemporáneas como herramienta para analizar el objeto de estudio propuesto: los marcos político–culturales de la ciudadanía española y cómo estos pueden ser influidos o moldeados. En este sentido, es necesario señalar como punto de partida que las series de televisión constituyen productos desarrollados en la industria cultural y que, a través de ella, se produce sociedad1. De aquí se deriva entonces que dichos productos contribuyen a crear identidades y significados, tanto en la propia sociedad (desde un nivel colectivo) como a nivel individual.

Resulta indudable que los hábitos de consumo en lo que a contenido televisivo se refiere han cambiado de forma drástica en la última década. La irrupción de las nuevas tecnologías de la información no ha hecho sino potenciar la fragmentación de la audiencia gracias a la ampliación de canales y especialización de la oferta, cambios muy significativos en las estructuras del negocio audiovisual y las conductas de los espectadores. Una de las manifestaciones concretas de este cambio en el consumo de televisión se traduce en la consolidación de las serie de culto2 (procedente especialmente de las cadenas de pago norteamericanas) como forma narrativa, pues

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CALLEJO, J. Introducción al análisis de la demanda cultural como marco para el análisis de la recepción, p. 1. 2

Según recoge Wikipedia, la calificación de película (o serie, para este caso) de culto se refiere a cualquier tipo de producción cinematográfica (o televisiva) que ha adquirido alguna clase de culto popular, ya sea por su formato, su producción, su trama o su significado histórico.

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tiene ya un alcance global y es uno de los productos culturales más consumidos por la población.

En el caso concreto de España, un estudio con fecha de octubre de 2014 realizado por la plataforma Outbrain, gestora de contenidos en Internet, revela que nuestro país es el segundo mayor consumidor de series del mundo, por delante de países como Estados Unidos3. Cabe destacar, asimismo, cómo estos productos culturales han comenzado a crear tendencia en España hacia la difusión de las plataformas de pago en Internet, como Netflix o Yomvi para su visionado.

Definitivamente, hemos asistido a la consolidación de lo que muchos expertos han calificado como tercera edad de oro de la televisión, una etapa cuyo camino comenzó marcando la cadena norteamericana HBO y que se caracteriza por la producción de ficciones seriadas ambiciosas y con altos estándares de calidad. En palabras del crítico de series Toni de la Torre, «el público que disfruta de la ficción televisada y el de la alta cultura ya no son opuestos ni excluyentes, sino colindantes e indistinguibles» (2015: 10).

La conveniencia de escoger este producto cultural como herramienta para radiografiar los marcos político-culturales de la ciudadanía e identificar rasgos concretos en el imaginario colectivo, se justifica con el siguiente planteamiento: «El alcance mundial del fenómeno de las series las convierte en una forma de arte en la que participan múltiples culturas, de modo que se asegura no solo una diversidad estimulante para cualquier espectador, sino también la pervivencia de la serie como el medio que mejor captura las preocupaciones de la sociedad moderna, creando imaginarios colectivos que, gracias a la difusión global que supone Internet, tienen un alcance único en la historia de la ficción moderna» (de la Torre, 2015: 34).

Así pues, la realización de este estudio basado en series de televisión contribuirá a demostrar hasta qué punto la ficción sirve también para explicar la realidad y los comportamientos del ser humano. Al fin y al cabo, las series son un reflejo de la sociedad que las produce, y en ese sentido nos muestra cómo somos. 3

http://www.marketingdirecto.com/actualidad/medios/espana-es-serieadicta-se-situa-como-elsegundo-pais-consumidor-de-contenidos-relacionados-con-las-series-de-television/.

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2. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA El marco teórico sobre el que descansará esta propuesta de investigación se articula en torno a una serie de conceptos que tienen su origen a partir del giro cultural y lingüístico que se produce en las ciencias sociales desde finales de los años 70. Esta corriente supuso un punto de inflexión en la metodología sociológica y conllevó un replanteamiento de la naturaleza del conocimiento y el lenguaje (Ibáñez, 2003: 21), así como una reinterpretación del propio concepto de cultura (Morán: 2010). Ello implica abandonar el paradigma funcionalista, que entiende cultura como un sistema de valores internalizado por los individuos mediante procesos de socialización (y que encuentra sus referentes en Almond y Verba4); y adoptar una concepción más interpretativista en la que se considera cultura como un sistema de significados, construidos en el transcurso de la acción social y manejados por los actores sociales.

La tradición interpretativa de la cultura

El enfoque metodológico de este proyecto de investigación comparte, por tanto, las premisas teóricas de los estudios sobre cultura y política que se enmarcan dentro de la perspectiva interpretativista. En ese sentido, cabe recordar que investigadores como Morán (2010: 123) y Lichterman y Cefaï (2008: 408) coinciden en la necesidad de adoptar una perspectiva cultural para abordar el estudio de los fenómenos políticos con el objetivo de entenderlos e interpretarlos adecuadamente. Porque la relevancia de la dimensión cultural en la política es innegable si se considera cultura como contexto de significados y representaciones compartidas (Morán, 2010: 110) en el que se desarrollan tanto la vida sociopolítica como sus propios actores.

Los factores culturales pasan a explicarse así como elementos dinámicos que influyen en el modo en que los individuos definen e interpretan lo que ocurre en la esfera pública y, por tanto, en cómo se desarrollan con esa esfera colectiva y cómo actúan en ella. La política, desde este planteamiento, debe entenderse como una práctica eminentemente social y, en consecuencia, el análisis de los cambios y fenómenos sociopolíticos, como el que centra esta propuesta de investigación, deberá abordarse desde una perspectiva cultural e interpretativa. 4

La cultura cívica: actitudes políticas y democracia en cinco naciones, 1963.

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Un enfoque basado en la cultura política permitirá descifrar los procesos por los cuales se construyen los significados o marcos comunes que configuran la vida política, y en los cuales los actores integran sus prácticas para darles sentido. De hecho, es el análisis de estas lo que debe priorizar en el estudio de la realidad sociopolítica desde una perspectiva cultural, lo que conlleva necesariamente captar la cultura “en acción” (Fernández de Mosteyrín y Morán, 2014: 53). A este fin, resulta relevante rescatar la concepción dinámica que Swidler (1996) plantea de la cultura, entendiendo esta como repertorio de habilidades, hábitos, destrezas, marcos, etc., que los individuos manejan de distinta forma, en función de la situación a la que se enfrentan.

Puede afirmarse que la pretensión de investigar sobre cómo se construyen las dimensiones políticas en las series de ficción contemporáneas permite, precisamente, privilegiar el análisis de las prácticas y captar la “cultura en acción” en los términos en los que aconsejan Fernández de Mosteyrín y Morán. De hecho, siguiendo a Morán (2010: 117), ya existen líneas de investigación que parten de la premisa de que las culturas políticas poseen una dimensión representativa que no puede negarse, es decir, de escenificación y actuación frente al público. El objetivo reside en analizar la puesta en práctica de representaciones y significados compartidos, siempre desde la consideración de que las narrativas y los discursos políticos están concebidos para ser interpretados y actuados. La ficción televisiva engloba, sin duda, este componente de “performance” que reivindica dicho ámbito de investigación, ya que las tramas y los personajes que se desarrollan en las series reflejan la esencia de la acción política.

La producción de lo político en la posmodernidad El advenimiento de la posmodernidad y la globalización en las sociedades contemporáneas5 ha marcado necesariamente la dinámica del sistema político y la de los actores que en este intervienen, así como los propios procesos de producción de lo político. Además, con la entrada al nuevo siglo se han acentuado ciertos rasgos sociopolíticos en las democracias contemporáneas que son intrínsecos a la sociedad posmoderna, y que han desembocado en lo que Beck bautiza como reinvención de la política (1997), cuyo marco teórico se repasará en las próximas líneas. De esta

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El estudio de este fenómeno ha sido abordado por notables sociólogos, como Ulrich Beck o Anthony Giddens, quienes se han erigido como principales referentes académicos de las teorías de la modernidad y la sociedad del riesgo.

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manera, la nueva etapa se caracteriza por un escenario donde la complejidad y la incertidumbre se ubican en primer plano, y en el que se produce una quiebra de los consensos morales tradicionales, puesto que «las convicciones morales ceden su espacio a los interrogantes y a los debates en torno a ellos» (Martínez Lucena y Cigüela, 2015: 22).

Como se anunciaba, para comprender los efectos que ha tenido la irrupción de la posmodernidad en las formas de entender y generar lo político se recurrirá a la obra de Beck, pues logra trasladar y aplicar los postulados teóricos sobre la modernidad al plano político. Así, el sociólogo concluye que en un contexto social definido por la modernidad reflexiva (1997: 14) y dominado por la incertidumbre y el nuevo protagonismo de los individuos se produce la activación de la subpolítica. Esto significa que lo político «irrumpe y se manifiesta más allá de las responsabilidades y jerarquías formales» (1997: 33) y que, en cierto modo, es la ciudadanía la que adquiere una presencia importante en las nuevas formas de desarrollar la política. De este modo, los actores tradicionales se ven obligados a interactuar con nuevos actores en el tablero de la política.

De acuerdo con lo expuesto, es importante destacar que lo político ya no se reduce únicamente al espacio público: ya no acontece solo en los despachos y pasillos institucionales de las esferas políticas tradicionales, sino que también se ha desplazado al ámbito de lo privado y a nuevas arenas como los entramados empresariales, Internet, tribunales de justicia, colectivos sociales, las calles, etc. En ese sentido, puede afirmarse que, en la actualidad, «la política real se da fuera del guion establecido» (Carrión, 2015: 257), y esta es una tendencia que también se ve reflejada en las series de televisión sobre ficción política.

El propio concepto de poder, eje central en la configuración de lo político, se ve también sometido a la influencia de la modernidad y, en una época que Bauman explica con la metáfora de la liquidez6, puede verse cómo el poder político, además de ser un asunto público y privado como ya se ha mencionado previamente, es fluctuante (Crisóstomo, 2015: 43). El juego de la política se convierte en un vertiginoso 6

La modernidad líquida –como categoría sociológica (Bauman, 1999)– es una figura que refleja el cambio y la transitoriedad que caracterizan la sociedad contemporánea, así como la desregulación y liberalización de los mercados. La metáfora de la liquidez intenta también explicar la precariedad de los vínculos humanos en una sociedad que se ha vuelto individualista y privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil de sus relaciones.

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entramado de relaciones y marcos cognitivos que constantemente pugnan por lograr una posición hegemónica pero que, al mismo tiempo, están condenados a lo efímero.

En lo que respecta a la situación concreta de España, Benedicto (2004, 2014) radiografía acertadamente los cambios acontecidos en torno a la configuración de su sistema político desde la muerte del dictador Franco hasta la actualidad. Esta contribución debe ser tenida en cuenta como trasfondo teórico de cara a una correcta caracterización y contextualización de los marcos político-culturales con los que opera la ciudadanía española, una vez se lleve a cabo la contraposición entre las dimensiones políticas que se reflejan en las series televisivas analizadas en este proyecto y la percepción real por parte de los espectadores.

Benedicto llega a la conclusión que la estructura cultural que se había mantenido en una posición hegemónica desde la Transición en España se está empezando a resquebrajar de forma progresiva, especialmente con el paso del siglo XX al XXI. Hasta el momento, la matriz cultural de la Transición7 había aglutinado un gran poder simbólico que le había permitido organizar los significados de la vida política española. Con la quiebra paulatina de dicha estructura cultural dominante se produce una pérdida de significación simbólica en la Constitución española (Benedicto, 2014: 16); elemento que, cabe recordar, se había consolidado como uno de los ejes con mayor poder para cohesionar y vertebrar la sociedad española durante la Transición.

Por otro lado, como rasgos político-culturales definitorios del escenario español, Benedicto también hace hincapié en la ausencia de una tradición democrática entre la sociedad a causa de la dictadura franquista, que genera unos mecanismos de participación muy poco desarrollados. Este fenómeno, unido a una articulación pobre de la noción de ciudadanía (2004: 301), que termina construyéndose desde una óptica eminentemente pasiva, ayuda a situar la pérdida de confianza generalizada en la clase política y las instituciones que han experimentado los españoles, especialmente durante los últimos años.

Este alejamiento entre ciudadanos y representantes políticos no es un fenómeno consustancial al escenario español, sino que son varios los trabajos que apuntan que la desafección política es un problema muy extendido en las democracias 7

Para una caracterización de mayor profundidad sobre la matriz cultural española originada tras el periodo de la Transición, consultar BENEDICTO, J. (2004): «Cultural structures and political life: the cultural matrix of democracy in Spain», en European Journal of Political Research, 43: 287-307.

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contemporáneas y, en consecuencia, en gran número de países (Torcal, 2003; Norris, 2010). En una entrevista reciente para El País8, Bauman identificaba la crisis que vive la democracia actual con un «colapso de la confianza», y la atribuía en parte a la irrupción de la modernidad. En ese sentido, apuntaba que la sociedad se halla dividida entre una etapa en la que existían certezas y otra en la que la vieja forma de actuar ya no funciona, puesto que las certezas han sido abolidas. «Estamos experimentando con nuevas formas de hacer cosas», afirmaba en un guiño a la emergencia de nuevas formaciones políticas y a innovadores modos de practicar y entender la política.

Indudablemente, la perspectiva crítica que gran parte de la sociedad mantiene ante la política institucional tradicional es alimentada, en parte, por la creciente percepción de que la democracia es incapaz de satisfacer las demandas y expectativas de los ciudadanos. Sin embargo, para dimensionar adecuadamente el fenómeno de la desafección política, Norris recomienda huir de la exageración y el alarmismo. De hecho, Torcal constata en su investigación que no existe relación entre los niveles de apoyo al sistema democrático y la desafección política (2003: 17), por lo que desafección política no implica necesariamente el cuestionamiento de la legitimidad democrática.

Lo que ocurre, según Norris es que la satisfacción con el funcionamiento de la democracia se ha ido alejando de las aspiraciones de los ciudadanos (2010: 7), generándose entonces el llamado déficit democrático. En ese sentido, apunta a los medios de comunicación como causa del fortalecimiento de los valores e ideales democráticos (2010: 10), lo que puede haber contribuido a la idealización de la democracia y, junto con esta a una visión idealizada de la propia política.

En cualquier caso, es necesario aclarar que el fenómeno de la desafección por la política no conlleva necesariamente desinterés, sino que de hecho se ha trasladado a la ficción política, provocando lo que Tous define como «pérdida de inocencia en el público» (2015: 16). De esta manera, las series televisivas consiguen retratar los aspectos positivos y los negativos de la política, que es una de las instituciones más importantes creadas por el ser humano para regular la convivencia en sociedad. Lo que debe analizarse es si, mediante la representación de las dimensiones políticas, dichas ficciones se constituyen como un elemento de reflexión para los espectadores, 8

La entrevista completa a Zygmut Bauman puede consultarse en el siguiente enlace: .

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fomentando la implicación política o, por el contrario, refuerzan el pesimismo al difundir una visión idealizada y utópica de la práctica política que no se corresponde con la realidad.

La lógica comunicativa en la política democrática

La evolución y consolidación de los medios de comunicación en las sociedades contemporáneas, y su entrelazamiento con la dinámica política y el debate público propio de los procesos democráticos ha conducido al fenómeno que algunos investigadores denominan mediatización de la política (Mazzoleni, 2010; Gil Calvo; 2013). De este modo, en el escenario actual de democracia mediática9, medios y política se convierten en dos actores de la comunicación política que establecen relaciones de interdependencia. En su análisis sobre la influencia de la lógica comunicativa en el sistema político de la democracia, Vallés concluye que los medios de comunicación son, en gran parte, responsables de ese sentimiento de desencanto y decepción que experimenta la ciudadanía de las democracias contemporáneas en relación con la política (2014: 34).

Para llegar a la tesis anterior, Vallés parte de la premisa de que «la política democrática actual ha sido “raptada” por una lógica comunicativa que influye de manera determinante sobre el proceso de toma de decisiones, las instituciones que las canalizan y las políticas que producen» (2010: 14). La información política, a priori, se caracteriza por poseer mayor complejidad y densidad que otras ofertas informativas, lo que dificulta su consumo por parte del público. En un intento por atraer mayores cotas de audiencia en el competitivo mercado del sistema mediático, los medios de comunicación recurren a estrategias para lograr que la información política se convierta en un producto interesante para el público, cayendo como consecuencia en su espectacularización y la banalización del debate público10. Según lo explica Vallés, «las características de la lógica comunicativa que impera en las sociedades contemporáneas estimulan la puesta en escena de un proceso político cuyo carácter es marcadamente teatral» (2010: 19). El protagonismo que cobran los actores políticos 9

El politólogo Josep M. Vallés trabaja este concepto en su artículo «Política democrática y comunicación: un rapto consentido» (2010, Revista de Estudios Políticos, 150). No obstante, el término no es nuevo en absoluto dentro del ámbito de las ciencias políticas: ya en 1998 el francés Bernard Manin hablaba de democracia de audiencias en su obra Los principios del gobierno representativo. 10

Algunos autores han denominado a este fenómeno que mezcla política y entretenimiento, o información y entretenimiento, politainment (Delli Carpini, M. – Williams, D., 2000) o infotainment, respectivamente.

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desencadena un proceso de personalización de la propia política (Maarek, 2014) que conduce a su despolitización, puesto que el foco de atención se desplaza de los debates y propuestas programáticas a los rasgos personales de los propios candidatos. Todo ello con el objetivo de convertir la información política en un producto más asequible y que interese a un mayor número de ciudadanos.

Analizando estas tendencias intrínsecas a la dinámica política contemporánea, en cuyo origen se encuentra la pura lógica mercantilista de los medios de comunicación, Vallés entiende que la influencia de estos «desfigura el concepto mismo de la política democrática y socava su legitimidad» (2014: 10). En ese sentido, el planteamiento de esta investigación no puede obviar la influencia de la dinámica mediática en la construcción de los fenómenos políticos, pues se presupone que las ficciones de televisión reproducirán, en cierto modo, las tendencias reseñadas en este apartado.

3. HIPÓTESIS Y OBJETIVOS Presentación de las series y justificación de su elección

Antes de detallar los objetivos que persigue este proyecto de investigación se hace necesario definir primero los soportes de análisis sobre los que se trabajará. En el apartado anterior se ha justificado la conveniencia de emplear productos audiovisuales, concretamente series de televisión, para estudiar cómo estas construyen los elementos políticos y cómo esta representación de la política en el imaginario televisivo es percibida en el imaginario colectivo de los ciudadanos. El siguiente paso es establecer y argumentar de qué títulos concretos se servirá la investigación, y para ello se han seleccionado estratégicamente tres series concretas que, de acuerdo con la hipótesis que se formulará, suponen tres formas muy diferenciadas de reflejar los aspectos políticos y el propio modo de entender la política: House of Cards11, Borgen y The West Wing.

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Para este proyecto de investigación se propone utilizar la versión estadounidense, desarrollada y producida por Beau Willimon, quien adapta en 2013 la miniserie británica del mismo nombre que se emitió por la BBC en 1990 y fue escrita por el guionista Andrew Davies. A su vez, este se basó en la novela homónima que Michael Dobbs publicó en 1989.

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Para contextualizar las series elegidas se empleará una escala que ya ha sido propuesta en otros estudios sobre ficciones cuyo género es el drama político12 y en cuyos extremos se ubican dos perspectivas opuestas: la ficción distópica y la ficción utópica13. El modo en que cada una de las tres ficciones seleccionadas en este proyecto representa y concibe los aspectos políticos permite situarlas en una posición distinta de la escala que se propone: extremo izquierdo, centro y extremo derecho, tal y como se ilustra en la siguiente imagen.

Gráfico 1. Representación de la ubicación de las series escogidas para este proyecto de investigación en la escala distopía – utopía. | Elaboración propia. función de

Utilizando esta escala, se plantea una hipótesis por la que se vincula cada una de las series a una categoría de representación de la política, teniendo en cuenta el modo en que retratan las cuestiones que derivan de esta. A continuación se reseñan los principales rasgos de cada una de las ficciones escogidas, atendiendo a estos tres niveles.

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Javier Gallego Crudo (2015): «¿Sueñan los presidentes con series políticas?» en el monográfico La vida en series, publicado por eldiario.es. También destaca la perspectiva que se recoge en el compilatorio La política en las series de televisión: entre el cinismo y la utopía, coordinado por la doctora en Periodismo Anna Tous (2015). 13

De acuerdo con Wikipedia, los términos «ficción utópica» y «ficción distópica» sirven para designar a dos géneros literarios donde se exploran las estructuras sociales y políticas. La ficción utópica se refiere a utopía, término utilizado para designar a un mundo ideal donde todo es perfecto. Por el contrario, la ficción distópica (a veces conocida como literatura apocalíptica) se refiere a una sociedad que pretendiendo felicidad, hace sufrir sistemáticamente a sus ciudadanos o degradándolos a un olvido irreversible.

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House of Cards: cinismo y distopía

Este drama político narra las maquinaciones del congresista estadounidense Francis Underwood ―del partido demócrata― y su esposa Claire para ascender en la escala política y alcanzar el poder. Se trata de un relato en el que se aprecian grandes dosis de crudeza, e incluso de cinismo y exageración, a la hora de reflejar el funcionamiento de la dinámica política. A través del personaje de Underwood y sus constantes manipulaciones el espectador percibe cómo los hilos del poder no se manejan desde la parte visible de la representación política (encarnada en la figura del presidente de los Estados Unidos), sino desde la parte trasera, en la sombra.

En líneas generales, House of Cards presenta un modo de hacer política que no busca en absoluto el interés general de la sociedad, sino la ganancia personal: esa es la meta principal de Underwood. La dinámica política se presenta tan espectacularizada que la teoría de la conspiración cobra fuerza en el planteamiento de la serie. En palabras de Javier Gallego, «en House of Cards encontramos las razones por las que hemos perdido la confianza en los políticos» (2015: 15).

Sin embargo, pese a las connotaciones negativas que se atribuyen al funcionamiento de la política desde la perspectiva de House of Cards, lo cierto es que el personaje de Francis Underwood, interpretado por Kevin Spacey, no termina de despertar rechazo en el espectador, si bien se presenta como una suerte de antihéroe extremo. Martínez Lucena y Cigüela (2015) analizan los motivos por los que la serie logra una identificación del espectador con un protagonista cuyos principios éticos son bastante cuestionables, y concluyen que la moral de Underwood coincide con algunos aspectos de la moral hegemónica de la posmodernidad:

«La atracción por psicópatas como Francis Underwood podría tener que ver con nuestro apego a ciertos imaginarios como el del éxito, la competitividad, la fama y el sueño americano desencantado de sí mismo, la caída de determinados valores morales, cívicos y religiosos originarios, sustituidos por una ética indolora del bienestar en la que el espectador posmoderno se siente confortablemente identificado» (Martínez Lucena y Cigüela: 2015, 32).

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Pero, además, Underwood establece complicidad con el espectador gracias a la técnica de lo que se conoce como ruptura de la cuarta pared o pantalla televisiva. Esto permite a los personajes dirigirse directamente a los televidentes, mientras la acción que transcurre en la pequeña pantalla queda momentáneamente paralizada. Así, el protagonista Underwood comparte sus pensamientos y sus maquinaciones en exclusiva con el espectador.

Borgen: realpolitik

Esta serie de origen danés, creada por Adam Price, supone un claro ejemplo de realpolitik, es decir, política o diplomacia basada en intereses prácticos y acciones concretas, sin atender a la teoría o la filosofía como elementos «formadores de políticas»14. En otras palabras, los intereses del país son el centro de las decisiones, pero estas se toman teniendo en cuenta las circunstancias contextuales de cada momento, dejando en segundo plano principios filosóficos y teóricos. La trama aborda los problemas y dilemas ―lo realmente interesante es que esto abarca tanto el nivel político como el cotidiano―, de la primera ministra danesa Birgitte Nyborg quien, ante todo, trata de ser decente y no traicionar ni sus principios ni los de sus votantes. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos muestra cómo poco a poco los imperativos de la dinámica política empiezan a limitar la moralidad. En un momento en el que una parte significativa de la sociedad adopta una perspectiva crítica con la dinámica política tradicional, propia de las instituciones, «Borgen surge en el panorama televisivo sin ocultar su voluntad de instrumento de reflexión ciudadana» (Ros, 2015: 161).

De acuerdo con este planteamiento, puede decirse que se realiza una representación política más realista, lo que permite situarla aproximadamente en el centro de la escala de distopía – utopía que se ha presentado anteriormente. El pragmatismo político por el que aboga la realpolitik se refleja en la cultura de pactos de gobierno, negociación y diálogo que está presente a lo largo de toda la serie, un fenómeno común en la política europea pero desconocido de momento en España.

En Borgen el espectador puede familiarizarse con el día a día de los políticos y conocer su realidad. Los representantes públicos se presentan como personajes 14

De acuerdo con la definición que da Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Realpolitik.

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humanos y creíbles, que también deben hacer frente a problemas familiares como el resto de personas. Así, para Gallego esta serie «rompe con el tópico de mujer poderosa y masculinizada y aborda cuestiones que la vieja política deja de lado: familia, conciliación, los cuidados» (2015: 19). En definitiva, Borgen se erige con un papel reivindicador de la política, una serie que puede ser referente y reflejo de los partidos emergentes. También de los nuevos significados políticos que tratan de encontrar su espacio frente a los marcos hegemónicos tradicionales, así como de dinámicas innovadoras de acción política.

The West Wing: idealismo y utopía En el extremo opuesto a House of Cards se encuentra The West Wing, una alegoría en clave política de la propia política, en la que muchos críticos coinciden al apuntar que se realiza una representación naíf y benévola de la política y su dinámica. La trama narra los entresijos del trabajo diario que desempeñan un ficticio Presidente de los Estados Unidos, Jed Bartlet, y su gabinete en la Casa Blanca: a lo largo de los capítulos se enfrentan a múltiples problemas que cuestionan el prestigio y la credibilidad del Gobierno estadounidense.

Lo cierto es que esta serie, creada por Aaron Sorkin, introduce unos personajes que destacan por poseer un gran nivel de humanización, tan modélicos y con tan alto nivel de moralidad que, incluso, en ocasiones llegan a ser inverosímiles. En este retrato político, la vocación y la propia concepción de política como servicio público orientado a la persecución del bienestar general son los ejes principales: El Ala Oeste de Sorkin «es una perfecta reproducción de lo que debería ser el poder político: una amalgama de librepensadores, bien preparados y sobre todo conscientes de la enorme responsabilidad que recae sobre sus espaldas» (García Ramón, T., 2012). Se trata de «un mundo en el que el diseño institucional no es necesario porque prácticamente todo funciona bien ya que quien está en política lo hace para mejorar la vida de los demás» (Jorge Galindo, 2013).

De este modo, el idealismo y la utopía conviven en esta forma de concebir la política, conduciendo a la figura de un Presidente excesivamente deificado, presentado como un individuo inquebrantable ante cualquier situación y que, en cierta manera, se sitúa por encima del bien y del mal. Resulta difícil trasladar este personaje a la realidad, y de hecho hay quien aventura que «un hombre como él duraría cinco minutos en el

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gran teatro de la política moderna, porque para ser como Bartlett debería tener un equipo igualmente imposible: inteligente, arriesgado, capaz y con muchos bemoles» (García Ramón, T., 2012).

Hipótesis

Tras un breve recorrido por los principales rasgos de las series que se emplearán en la investigación y su clasificación en tres niveles, ha podido comprobarse cómo existe una tensión entre la realidad y lo que se desea como realidad, pues algunas series muestran en determinados momentos el poder político tal y como es y, en otros, cómo gustaría que fuera. Esta es la hipótesis de la que parte el proyecto de investigación que se desarrolla a lo largo de estas páginas. Así, series como House of Cards, llevando el cinismo al extremo, pueden servir al espectador como una llamada de atención, pues realizan una denuncia de la realidad. Las representaciones más utópicas y edulcoradas de la política, en cambio, corrigen esa realidad y la presentan tal y como se espera que sea.

Mientras puede aventurarse que en el término medio de Borgen se encuentra el retrato más fidedigno del poder político y la democracia existente en las sociedades contemporáneas15, con sus luces y sus sombras.

Se trata, por tanto, de una

representación que encaja con la perspectiva crítica que muchos ciudadanos mantienen ante la política institucional tradicional y que Norris entiende como beneficiosa para el fortalecimiento de la democracia (2010: 11): «Cierto grado de escepticismo sobre la confianza en las autoridades gubernamentales es saludable para la democracia»16. No obstante, Norris también advierte de que adoptar un prisma excesivamente alarmista, que profundice el desencanto con la actuación de los políticos y las principales instituciones terminará corroyendo la fe en la propia democracia. Ese grado aconsejable de espíritu crítico, constructivo pero no destructivo, es precisamente lo que Borgen consigue reflejar y transmitir. Sin embargo, 15

Resulta evidente que los sistemas políticos y la concepción de la propia democracia adopta particularidades específicas que pueden variar en función de los países. En el caso de Borgen, al tratarse de una serie de origen danés, somos conscientes de que probablemente resalte rasgos muy concretos del funcionamiento de la dinámica política danesa que no se dan en otras democracias. Por ello, en este trabajo, nos referimos a los sistemas políticos y a una concepción más genérica del poder, no circunscrita necesariamente a España u cualquier otro país europeo. 16

La cita original, en inglés: «A degree of skepticism about the trustworthiness of government authorities is healthy for democracy». Extraída de NORRIS, P. (2011): «Conclusions and implications» en NORRIS, P., Democratic Deficit: Critical Citizens Revisited, Cambridge University Press, pp. 11.

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quedará comprobar cómo lo percibe el espectador y si existen diferencias entre individuos en función del grado de confianza que tienen en el sistema político.

Hay que recordar, en cualquier caso, que estas primeras implicaciones se enmarcan en la hipótesis que maneja este planteamiento de investigación. Partiendo de la delimitación genérica realizada en las páginas anteriores, se pretende profundizar en el retrato de distintos rasgos políticos para comprobar hasta qué punto se cumple la hipótesis formulada sobre los tres niveles de representación política. En ese sentido, se propone una plantilla que esquematiza los principales elementos, constituyentes de lo político, que se pretenden estudiar en las tres ficciones televisivas seleccionadas para, posteriormente, establecer la comparativa correspondiente entre ellos que permita identificar similitudes y diferencias.

¿Cómo se representa…? … a la clase política y las instituciones …a los ciudadanos … el poder … el concepto de democracia … la relación entre poder y política … la relación entre clase política y ciudadanía … la relación entre los medios de comunicación y la política

Tabla 1. Listado de elementos y rasgos constitutivos de la política cuya representación en las ficciones televisivas seleccionadas se procederá a estudiar. | Elaboración propia.

Hay que recordar que indagar en la construcción de estos elementos constitutivos de la política permitirá adoptar una perspectiva de investigación acorde con la propuesta teórica aconsejada por Fernández de Mosteyrín y Morán, que busca privilegiar el análisis de las prácticas y encontrar la “cultura en acción” tal y como la entiende Swidler.

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Preguntas de investigación y objetivos Tras haber establecido la plantilla de trabajo que recoge los elementos y dimensiones de la política que se pretenden analizar en las tres series elegidas, se procede a formular las distintas preguntas de investigación, cuyas respuestas articulan los objetivos que persigue el proyecto que se presenta. ► ¿Cómo se representan los siete elementos mencionados en las tres series? ► ¿Tras la confrontación de dichos elementos, es posible confirmar la ubicación de las series en cada uno de los tres niveles que se había aventurado en la hipótesis? ► ¿Es Borgen la serie que mejor refleja la realidad política de las democracias contemporáneas? ► ¿De qué manera influye cada una de las series en los espectadores? ¿Modifican o condicionan de algún modo su actitud frente a la política? • ¿Fomentan la reflexión y la implicación política? • ¿Denuncian la realidad? • ¿Difunden un idealismo que no se corresponde con la realidad y, en consecuencia, refuerzan el cinismo? • ¿Idealizan la política hasta el punto de que refuerzan el déficit democrático del que habla Norris? ► ¿Contribuyen a difundir una concepción deliberativa de la democracia? ► ¿Existen diferencias en la percepción que los ciudadanos tienen de la política reflejada en las series, en función de su grado de escepticismo respecto al sistema político?

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► ¿Existen diferencias en la percepción que los ciudadanos tienen de la política reflejada en las series, en función de características estructurales como la clase social o la edad?

En las siguientes líneas se procede a realizar una recapitulación de los objetivos que persigue este proyecto, a partir de las preguntas de investigación planteadas. El primer objetivo es, por tanto, conocer de qué modo se construyen la política y los fenómenos que de esta derivan en las series de ficción televisivas de la actualidad, y contrastar si se ajustan a la realidad política existente en las democracias contemporáneas (1).

Asimismo,

se

persigue

averiguar

qué influencia

tienen

estos productos

audiovisuales en los marcos político-culturales de la ciudadanía española (2), concretamente en las generaciones que nacieron tras la transición a la democracia (durante los años 80 y los 90). El motivo es que estos jóvenes tienen mayor probabilidad de estar más desvinculados de los significados políticos asociados con la matriz cultural hegemónica española, atendiendo a las tesis de Benedicto (2010, 2014). En ese sentido, se quiere comprobar si el modo en que House of Cards, Borgen y The West Wing presentan los elementos que conforman la política al espectador moldea o condiciona de alguna forma la actitud que estos mantienen frente a la esfera política en España. Resultaría interesante, por otro lado, constatar si existen diferencias entre la percepción que los ciudadanos tienen de la política reflejada en las series, en función de su grado de escepticismo con el sistema político (3), contraponiendo los que confían en su funcionamiento y los que no.

Finalmente, en una línea similar al objetivo anterior, se pretende comprobar si se detectan diferencias entre la percepción que los ciudadanos tienen de la política reflejada en las series, en función de variables estructurales (4) como la edad (diferenciando entre los nacidos en los años 80 y los 90) y la clase social.

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4. METODOLOGÍA Con la pretensión de cubrir los objetivos propuestos y poder dar respuesta a las preguntas de investigación formuladas, se propone una doble estrategia de perspectiva eminentemente cualitativa y basada en el procedimiento de la grounded theory o teoría fundamentada17. Así, la metodología propuesta se articula en torno a dos grandes ejes de trabajo: ► Análisis de contenidos. Conlleva la visualización de los capítulos de las tres series seleccionadas (House of Cards, Borgen y The West Wing) para realizar una recogida empírica de datos que, tras ser analizados, permitirán detectar cómo se refleja la acción política, expresada a través de los elementos y relaciones entre ellos que se han enumerado en la plantilla18 del apartado anterior.

Para lograr que la investigación sea abarcable y proporcionada, se ha decidido trabajar únicamente con la primera temporada de cada una de las tres series elegidas. De otro modo, si se contemplasen los 225 capítulos que componen todas las ficciones con sus temporadas al completo, se generaría un corpus de tamaño desproporcionado y que exigiría más de un año de investigación. Por tanto, la muestra de material audiovisual quedará compuesta de la siguiente manera: 13 episodios de la primera temporada de House of Cards, 10 de la primera temporada de Borgen, y 22 de la primera entrega de The West Wing. Ello da como resultado un corpus de investigación formado por un total de 45 capítulos. ► Entrevistas en profundidad y grupos de discusión. Esta segunda parte de la investigación se plantea con el objetivo de contrarrestar el excesivo protagonismo que el investigador ha tomado en la tarea anterior, mediante el análisis de contenidos. En ese sentido, es cierto que los resultados de dicho análisis estarán influenciados por el significado que el investigador aporta a los contenidos, por lo que mediante entrevistas en profundidad y grupos de discusión se quiere conocer el significado que los 17

Según la define Chicarro (2003), la teoría fundamentada o grounded theory es la opción predominante en el ámbito de investigación cualitativo, y tiene por objetivo primordial la elaboración de teoría centrada en los casos concretos que se estudian. Sus requerimientos metodológicos no son tan rigurosos como en otras opciones (por ejemplo, la de la inducción analítica), por lo que se erige como una alternativa de investigación adecuada para este proyecto de investigación. 18 Consultar la plantilla de la tabla 1, ubicada en la página 17.

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espectadores de las series televisivas atribuyen al problema de investigación que se plantea. Así, se llevará a cabo un muestreo estructural y de corte intencional, basado en una selección estratégica de individuos que permita cumplir las pretensiones del estudio que se va a acometer. Para establecer la muestra se seguirán los siguientes criterios de selección: • Seguidores de las series estudiadas Es fundamental que los individuos que compongan la muestra hayan visto, al menos, la primera temporada de las ficciones televisivas con las que trabaja el presente proyecto de investigación. • Edad Dado que el objetivo es indagar en las percepciones y marcos políticoculturales de personas nacidas tras la Transición española, el perfil de edad que se establecerá vendrá definido por un límite temporal de nacimientos entre los años 1980 y 1995. En ese sentido, quienes nacieron en 1995 ya han alcanzado en la actualidad la mayoría de edad, por lo que se les presupone cierta conciencia política. Cabe recordar, además, que se trata de un abanico de edad al que se atribuye mayor probabilidad de ser seguidor de los nuevos productos del mercado audiovisual, concretamente las series de televisión contemporáneas.

En este periodo de 15 años distinguiremos tres subgrupos de edad: los nacidos entre los años 80 y 85, los nacidos entre los años 86 y 90 y, finalmente, quienes nacieron entre los años 91 y 95. Para lograr una muestra equilibrada, se pretende que haya 10 individuos dentro de cada uno de estos grupos, por lo que el total de la muestra estaría compuesta por 30 personas. Es deseable que haya cierta equidad de género en estos grupos, en la medida en que sea posible, aunque no será la prioridad, ya que el género no consta como una variable a considerar para este estudio. • Confianza en el sistema político Se pretende, en la medida de lo posible, que la muestra quede compuesta por individuos que manifiestan distinto grado de confianza hacia la clase política y el funcionamiento de las instituciones. De este modo se posibilita la comparación de sus respuestas, con el objetivo de detectar si existen

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diferencias en la percepción que los participantes tienen de la representación que se hace de la política en House of Cards, Borgen y The West Wing. • Clase social Finalmente, la posición ocupada en la estructura social sí será una variable a tener en cuenta para configurar la muestra, puesto que se le presupone cierta capacidad para moldear los marcos cognitivos y las formas de entender tanto la dinámica política como la propia concepción de la democracia y el poder. Para determinar la clase social de los participantes, se tomará como referencia el nivel de renta en el hogar: menos de 1.000 euros al mes se asociará con clase baja y más de 3.500 euros se asociará con clase media-alta. De esta manera, en cada uno de los subgrupos de edad definidos en el apartado anterior, compuestos por 10 individuos, deberán estar representadas las dos clases sociales, a razón de 5 – 5.

En síntesis, la muestra queda configurada por 30 individuos con distinto perfil estructural: pertenencia a tres grupos de edad diferentes y dos clases sociales diferentes. Como ya se ha expuesto, para satisfacer los objetivos de la investigación se propone una estrategia de interacción conversacional con los participantes que tiene dos componentes básicos: la entrevista en profundidad y los grupos de discusión. Ambas resultarán útiles para indagar en la cultura política de los individuos, entendiendo esta como un conjunto de representaciones compartidas que, según las define Morán, son «maneras específicas de entender y comunicar la realidad social, por lo que poseen capacidad de dotar de sentido a esta» (2010: 110). Tanto la entrevista como los grupos de discusión tienen ventajas e inconvenientes, por lo que la aspiración de realizar ambas se explica porque entre ellas contrarrestan los efectos negativos de la otra opción.

Se considera que la entrevista en profundidad otorga una gran oportunidad al individuo para expresarse sin cohibirse por la presencia de otros participantes (como ocurre en el caso de los grupos de discusión, en los que habitualmente suele haber integrantes que intervienen más que otros). Asimismo, la entrevista permite al investigador prestar una atención individualizada al participante, centrándose en todos los detalles. Por su parte, el grupo de discusión aportará la interacción grupal y el intercambio de opiniones e ideas que se echan en falta en la entrevista y, al mismo tiempo, permite la

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construcción razonada de argumentos mediante el debate deliberativo entre participantes.

Los 30 componentes de la muestra se someterán a la entrevista en profundidad antes de pasar a la dinámica grupal. Cabe recordar que es mediante ese mecanismo como se indagará en la posible existencia de diferentes percepciones en la forma que tienen las series de reflejar la política, según el grado de confianza en el sistema político de los entrevistados. Para guiar dicha entrevista se plantean las siguientes preguntas que, evidentemente, podrán variar según las necesidades de la investigación. En concreto, es posible que tras realizar el análisis de contenidos de House of Cards, Borgen y The West Wing, se considere pertinente realizar algún ajuste al cuestionario.

CUESTIONARIO - ¿Por qué eres aficionado a las ficciones televisivas cuya trama versa sobre política? - Bloque específico sobre House of Cards: * ¿Qué rasgos valoras positivamente y negativamente del personaje ficticio de Francis Underwood? * ¿Cuál es, desde tu punto de vista, la mayor motivación de Underwood para ejercer la política? * ¿En tu opinión, qué cualidades de Underwood son extrapolables a la clase política contemporánea? ¿Cuáles no se corresponden con la realidad? * ¿Te sientes identificado con el modo que tiene la serie de presentar a los ciudadanos? * ¿Crees que la imagen que se presenta de la práctica política en la serie se corresponde con la realidad? ¿Y la del poder? * ¿Se presenta una forma innovadora de hacer política? ¿En qué sentido? - Bloque específico sobre Borgen: * ¿Qué rasgos valoras positivamente y negativamente del personaje ficticio de Birgitte Nyborg? * ¿Cuál es, desde tu punto de vista, la mayor motivación de Nyborg para ejercer la política? * ¿En tu opinión, qué cualidades de Nyborg son extrapolables a la clase política contemporánea? ¿Cuáles no se corresponden con la realidad? * ¿Te sientes identificado con el modo que tiene la serie de presentar a los ciudadanos?

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Laura Garsando Nájera | Proyecto de investigación Culturas políticas, ciudadanía y democracia: procesos de transformación Máster en Comunicación, Cultura, Sociedad y Política | UNED * ¿Crees que la imagen que se presenta de la práctica política en la serie se corresponde con la realidad? ¿Y la del poder? * ¿Se presenta una forma innovadora de hacer política? ¿En qué sentido? - Bloque específico sobre The West Wing: * ¿Qué rasgos valoras positivamente y negativamente del personaje ficticio de Jed Bartlet? * ¿Cuál es, desde tu punto de vista, la mayor motivación de Bartlet para ejercer la política? * ¿En tu opinión, qué cualidades de Bartlet son extrapolables a la clase política contemporánea? ¿Cuáles no se corresponden con la realidad? * ¿Te sientes identificado con el modo que tiene la serie de presentar a los ciudadanos? * ¿Crees que la imagen que se presenta de la práctica política en la serie se corresponde con la realidad? ¿Y la del poder? * ¿Se presenta una forma innovadora de hacer política? ¿En qué sentido? - ¿En tu opinión, cuál de las tres series propuestas refleja mejor la realidad política de las democracias contemporáneas? - ¿Consideras que el planteamiento que se realiza de la dinámica política en estas series refuerza el cinismo o más bien difunde una concepción utópica e idealista de la propia política? Argumenta tu respuesta para cada una de las tres series. - ¿Cuál de las tres representaciones de la dinámica política satisface en mayor medida tus aspiraciones democráticas? - ¿Crees que la proliferación de series políticas en los últimos años es una respuesta al fenómeno de la desafección política para tratar de impulsar la reflexión ciudadana o se trata simplemente de un programa más entretenimiento? - ¿Qué lecciones puedes extraer de estas series? - ¿Dirías que ver estas series de televisión ha acrecentado tu interés e implicación política? - ¿Qué debería aprender la clase política de los personajes de House of Cards, Borgen y / o The West Wing?

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Por lo que respecta la dinámica grupal, se propone realizar tres grupos de discusión mixtos de 10 integrantes cada uno, en los que se combinen las variables de edad y clase social de acuerdo con la siguiente distribución: • Grupo 1: 5 personas nacidas entre 1980 y 1985 de clase baja; y 5 personas nacidas entre 1991 y 1995 de clase baja. • Grupo 2: 5 personas nacidas entre 1980 y 1985 de clase media-alta; y 5 personas nacidas entre 1991 y 1995 de clase media-alta. • Grupo 3: 5 personas nacidas entre 1986 y 1990 de clase media-alta; y 5 personas nacidas entre 1986 y 1990 de clase baja.

Los grupos 1 y 2, en los que el rasgo más definitorio es la participación de personas de dos generaciones distintas (los 80 y los 90), permitirán centrar la atención en el contraste de experiencias y discursos hegemónicos en cada una de estas generaciones. Por otro lado, el grupo 3 se orienta hacia la detección de diferencias en los modos de articular los significados políticos de individuos que parten de una posición desigual en la estructura social (clase baja y media-alta).

La elección de una metodología de estas características, que ha llevado a descartar otras opciones de carácter más cuantitativo (por ejemplo, mediante encuestas a una muestra más amplia), se justifica porque consideramos que la estrategia de indagar en los significados e imágenes que son socialmente compartidas por la ciudadanía, así como interpretar dichas percepciones, será de mayor utilidad que un conjunto de cifras cerradas para poder dar respuesta a los interrogantes planteados.

Cronograma Se prevé que el plan de trabajo diseñado para esta propuesta de investigación dure aproximadamente 3 meses y medio (en total, unas 16 semanas). En él, se contemplan las dos estrategias que se han descrito en el apartado anterior (con sus respectivas tareas derivadas), cuya correcta ejecución llevará al complimiento de los objetivos establecidos: analizar cómo se representan los elementos propios de la dinámica política en las tres series de ficción elegidas y de qué modo esta construcción influye en los marcos político-culturales de la ciudadanía. Finalmente, se añade una última

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etapa en la que se recopilarán los resultados obtenidos de la investigación, para realizar la consecuente síntesis e informe final con las principales conclusiones extraídas. El cronograma de la investigación quedaría conformado del siguiente modo:



















10ª

11ª

12ª

13ª

14ª

15ª

16ª

FASE I Recopilación material audiovisual Visualización capítulos Codificación elementos

FASE II Configuración muestras Celebración entrevistas Grupos de discusión

FASE III Transcripción entrevistas

FASE IV Análisis resultados Elaboración informe final

Tabla 2. Calendario estimado para el desarrollo del proyecto de investigación que se plantea. | Elaboración propia.

FASE I. Supone la visualización completa del material y la identificación de la representación que se realiza de los elementos propuestos en la plantilla, así como su posterior codificación (1 a 31 de marzo).

FASE II. Contempla la elaboración de la muestra para conformar los grupos de discusión, lo que supone buscar y encontrar perfiles adecuados que encajen con los objetivos propuestos en la investigación (1 a 15 de abril). Celebración de los grupos de discusión y realización de entrevistas en profundidad (16 a 30 de abril).

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FASE III. Transcripción e interpretación de las entrevistas en profundidad y los debates de los grupos de discusión (1 a 15 de mayo). FASE IV. Estudio de los resultados a partir de la contraposición de las conclusiones del análisis de contenidos y las conclusiones de las entrevistas y grupos de discusión. Extracción de conclusiones definitivas y elaboración del informe final, que contendrá la síntesis de los principales resultados de la investigación (16 de mayo a 16 de junio).

Hay que recordar que esta propuesta de calendario es meramente orientativa, por lo que es susceptible de recibir modificaciones en el caso de que las necesidades de investigación así lo aconsejen o exijan.

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