Jazmines, sueños y buena mesa

30 abr. 2011 - cinco coquetos cuartos en un campito de 8 hectáreas con mucha intimidad. La casa espera a los viajeros qu
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Turismo

Página 6/LA NACION

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AQUI NOMAS COLONIA

Sábado 30 de abril de 2011

Por Silvina Beccar Varela

Jazmines, sueños y buena mesa En Uruguay, un hotel rural a cargo de un chef argentino para alejarse del mundanal ruido, pero no de la mejor gastronomía COLONIA.– En la cocina de la Casa Los Jazmines, integrada con el comedor y el living con hogar de leños, hay una pizarra que dice The dream is everything (El sueño es todo). Huele delicioso, al platillo que Marcial Fernández, director, cocinero y alma máter del lugar, cocine en ese momento. Y en este hotel rural y chic de Colonia, Uruguay, abierto hace casi un año, la frase de la pizarra parece cierta. A una hora de lancha rápida desde Buenos Aires, la escena transcurre en una romántica casona de estilo colonial mexicano pintada de amarillo de cinco coquetos cuartos en un campito de 8 hectáreas con mucha intimidad. La casa espera a los viajeros que crucen la anchura del Río de la Plata hasta Colonia de Sacramento y allí sigan 8 kilómetros hasta alcanzar esta zona de chacras con costa de río. La cocina con isla de producción se separa del living por medio de una barra que invita a sentarse y charlar con Marcial mientras prepara la comida; sólo trabaja con la ayuda de Carlos y Fabiana. Marcial trabajó en los años 90 en la célebre pizzería Filo; más tarde fue embajador del vodka Absolut en Buenos Aires y Punta del Este, y luego como consultor para el Cono Sur y el Caribe viajando a Puerto Rico, República Dominicana, Aruba, San Pablo y Río de Janeiro. Luego se radicó en Los Angeles durante siete años, donde cocinó para la compañía de catering Bread & Wine. Hasta desembarcar hace dos años en el Uruguay de adentro, como dijo Francis Mallmann. El jardín, extensas lomadas de pas-

to recién cortado, tiene camas y hamacas paraguayas, piscina y próximamente un pequeño restaurante cercano a la zona de los caballos, en principio sin paredes, con parrilla y horno de barro, más la cocina vidriada. Ondulada y siempre verde, la región fue poblada originariamente por piamonteses que cuidaban sus árboles frutales, sus quintas de verduras y animales. Aún ellos resguardan el olor y los sonidos del campo, y el agua que asoma en los ríos de playas limpias y barrancas abruptas. El boom inmobiliario de las chacras en la zona del Caño, San Carlos y alrededores surgió en la década del 90, pero todavía son muchos los argentinos que deciden trasladar sus sueños (e inversiones) a Uruguay. En Casa Los Jazmines el día trans-

curre plácidamente. Cierta pereza embargará a los huéspedes para salir de sus cuartos de camas con sábanas de algodón egipcio de 400 hilos, toallas de la línea Americana Náutica y ba-

tas de algodón hindú, sin televisión, con baño moderno de ducha vidriada, amenities glamorosos y terraza privada que da al jardín. En total son cinco habitaciones, una con baño pri-

DATOS UTILES LDurante mayo, tres días, dos noches

con masajes incluidos, con una botella de champagne por persona, US$ 310 por pareja. Promoción para socios American Express, del 2 de mayo al 15 inclusive, tres noches de hospedaje por el valor de dos. LEl almuerzo cuesta US$ 25 por persona; la cena, 45. El almuerzo consiste en una entrada liviana (ensalada, sopa) y un plato principal, postre, bebidas sin alcohol y un expreso italia-

Estilo colonial mexicano, en 8 hectáreas con mucha intimidad

no. La cena incluye tapeo y una botella de vino cada dos personas. La merienda dulce o salada puede incluir tostex de pan integral con mozzarella, tomate y albahaca, budines, tortas; 10 dólares. Sólo con reserva previa. LCamino del Caño, Colonia. Tel.: 00598-45202799/00598-94523624, [email protected], [email protected] www.casalosjazmineshotel.com.ar

vado y el resto, compartido. La casa fue decorada con pinturas de mujeres de Marcelo Bolonine, antigüedades y hermosas obras realizadas por el propio Marcial. A partir de octubre la casa tendrá un proyecto de arte de la mano de Fernanda Mir, que incluirá de uno a cinco artistas que ambientarán cada habitación, arte en el jardín y una muestra fotográfica sobre mujeres hecha por mujeres. El desayuno puede ser tardío e incluye requesón uruguayo, jugo de naranja exprimido, tostadas de panes integrales y blancos, mermeladas caseras (de la higuera cercana; de los manzanos, con clavo y canela), fruta fresca recién cortada –¡pruebe la granada!–, yogur y cereales. Se puede casi ni salir de este mundo de ensueño donde todo es posible, recibir masajes de Alejandro (un masajista en serio), descansar y relajarse en el charme y el confort del hogar. O pasear por los alrededores: asoman cascadas escondidas en bosques olvidados, playas a las que se accede por una escalerita caracol y donde aún se encuentran restos fósiles, y hay otros paseos a no más de 4 kilómetros. Otra playa cercana donde se puede caminar y caminar es La Arenisca, con fondo de arena y agua limpia y clara; la playa El Calabres; la bajada de Valdéz; el muelle viejo; la Colonia Valdense para comer quesos hasta decir basta; las bodegas. Finalmente, siempre está la Ciudad Vieja que late al ritmo de extranjeros y locales que se asentaron en este sitio de callecitas empedradas.

Menú completo Tanto al mediodía como a la noche, los platos de Marcial son una ceremonia para no perderse. Platos modernos y no tanto, todo casero, con ingredientes de la región y siempre una vuelta de tuerca: tapeo de ravioles fritos con salsa de soja; croquetas de carne con salsa de tomate y vino tinto; chicken cake con mayonesa de wasabi; aceitunas adobadas; berenjenas en aceite; cazuela de langostinos, limón, ajillo, pepino y durazno, todo en tamaño finger-food para comer en la mesa ratona del living frente a la chimenea. Luego, al pasar a la mesa llegan las entradas, como el carpaccio de remolachas, con aliño de aceite de oliva extra virgen de la flamante fábrica vecina La Primavera, o la sopa de pescado, jengibre y ciboulette; principales, como la carne cocinada mil horas con vino Tannat de la vecina Cooperativa Caluva; la pasta seca italiana con una salsa de ingredientes simples y frescos; las verduras del campo que cuidan don Ricardo y doña Matilde; los corderos de Di Nora –¡otro vecino!– alimentados a grano y leche, de no más de 11 kilos, marinados 24 horas con romero, lavanda, ajo, nueces y limón, cuyo perfume invade todo.

Dolli Irigoyen, madrina

La pasta está de fiesta En su primera edición, la Fiesta Nacional de la Pasta Casera se celebrará en General Las Heras, el próximo domingo. Habrá stands gastronómicos, espacios para que los chicos experimenten con la cocina y una muestra dedicada a la Pastalinda. Al mediodía, todos los restaurantes de la ciudad ofrecerán un menú basado en pastas. Luego habrá clases gratis (a cambio de un alimento no perecedero) a cargo de los cocineros Christophe Krywonis, Osvaldo Gross, Pamela Villar, Donato De Santis, Juliana López May y Dolli Irigoyen, madrina del encuentro en su pueblo natal.