Inminente definición sobre la cúpula militar

25 nov. 2007 - El general de brigada Rafael Barni es otro infante bien posicionado, 14° en la escala. Hoy ocupa uno de l
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Política

Domingo 25 de noviembre de 2007

La relación con las FF.AA.

Inminente definición sobre la cúpula militar Cristina Kirchner analiza candidatos para liderar las fuerzas Por Daniel Gallo De la Redacción de LA NACION La presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, designará en los próximos días a la cúpula militar que acompañará su gestión. Sólo su esposo y actual presidente Néstor Kirchner tendrá capacidad de influir en esa decisión. El Ministerio de Defensa regentará el área castrense con los jefes que determinen los cohabitantes de la Casa Rosada. Continuidad, como en el nivel ministerial o cambio para dar sensación de otra etapa, es el interrogante que los militares no pueden hoy develar. Ninguno de los cuatro hombres con mayor responsabilidad en las Fuerzas Armadas conoce su propio futuro. En conversaciones con los interesados, LA NACION supo que los jefes no recibieron señal alguna si serán ratificados después del 10 de diciembre. Si bien todo es especulación, entonces, los corrillos militares mencionan a sus “papables”. A Cristina Kirchner no se le conoce acercamiento a la zona militar. Cualquier elección así no nacerá del conocimiento propio de la presidenta electa. El presidente Kirchner tampoco hizo amigos entre los altos mandos, a los que nunca franqueó el acceso a la Casa Rosada. Ellos eligen, pero otras personas de su entorno acercan los nombres. La decisión será rápida; por la incertidumbre sigue sin formarse la estructura de mandos para 2008, que incluye retiros, ascensos y destinos. En el Ejército, el teniente general Roberto Bendini se prepara interiormente para dejar el mando. Si la presidenta electa opta por un cambio, un puñado de generales están en boca de todos. En la continuidad de la Caballería, el arma de Bendini, aparece el jefe del III Cuerpo, general de brigada Gustavo Schurlein, que a comienzos del gobierno de Kirchner fue comandante de la apetecida IX Brigada Mecanizada, en Río Gallegos. Figura en el puesto 10° en la escala del Ejército. Otro oficial de Caballería señala-

do es el general de brigada Eduardo Anschutz, actual Inspector General del Ejército. Está en la posición 13° y, como Schurlein, estuvo a cargo de la brigada santacruceña. El general de brigada Sergio Fernández es el hombre que la Infantería mira para volver al mando después de dos décadas repartidas entre la Artillería y la Caballería. Es el comandante del II Cuerpo. Aparece en el puesto 15° en el organigrama. El general de brigada Rafael Barni es otro infante bien posicionado, 14° en la escala. Hoy ocupa uno de los mayores cargos internacionales, el de force commander de Chipre, en el que tiene a su cargo a las tropas de la ONU. La Artillería –comandó el Ejército con Martín Balza y Ricardo Brinzoni– tiene como principal postulante al general de brigada Eduardo Lugani, jefe del V Cuerpo. Tuvo mando de tropas internacionales en Haití y está en el puesto 11° de los generales.

Otro método Kirchner se mostró poco atento al protocolo castrense que establece órdenes de mérito. Los candidatos que todos mencionan por sus capacidades se establecen entre los puestos 10° y 15°, con lo cual la salida de generales proporcional a la ubicación del ele-

gido no debería ser confundida con una purga. Sin problemas a la vista, nada haría prever un corte más profundo en el generalato. El almirante Jorge Godoy tampoco fue informado sobre su destino militar. El Gobierno no tuvo en estos años recelo del marino que llevó adelante la autocrítica naval, que administró el traspaso de la ESMA y que anticipó con seminarios internacionales sobre derechos humanos el camino que luego sería recorrido por otros funcionarios. Si deja la conducción de la Armada su destino podría ser el Estado Mayor Conjunto, porque en ese cargo se requiere al oficial más antiguo en actividad. El comandante de Operaciones –el cargo más trascendente en la reforma militar–, general de división Daniel Camponovo, también es candidato a esa jefatura, si es que el brigadier general Jorge Chevalier se retira. Logró una relación armoniosa con la ministra de Defensa, Nilda Garré. Para hacer valer la reforma implementada, Garré se comunicó con los jefes casi siempre por medio de Chevalier. Con un año en el puesto, se especula con que el brigadier general Norberto Costantino seguirá al frente de la Fuerza Aérea, única rama que tuvo cambios de mando en el kirchnerismo.

“Razones de mejor servicio” El Ministerio de Defensa sorprendió ayer al referirse por primera vez oficialmente al relevo del jefe de Inteligencia del Ejército, general Osvaldo Montero, sin nombrar ni al afectado ni el cargo que ocupaba ni dar mayores precisiones sobre las razones por las cuales fue removido. “El reciente relevo del cargo de un oficial superior del Ejército fue por razones de mejor servicio en el marco de las funciones específicas de las Fuerzas Armadas”, mandó decir la ministra Nilda Garré. En el comunicado que distribuyó el ministerio se puso más énfasis en

negar versiones sobre que las conversaciones telefónicas de Montero habrían sido escuchadas por la SIDE en lugar de explicar qué fue lo que llevó al Gobierno a relevar al militar. Desmentida casi obvia: la SIDE sólo puede hacer escuchas telefónicas por pedido de un juez. Si se probara que Montero fue escuchado, entonces podría convertirse en la víctima de esta historia y reclamar ante la Justicia como lo hicieron recientemente varios diputados nacionales de la oposición y del oficialismo que sus teléfonos estaban “pinchados”.

LA NACION/Página 15