HOTEL. El Alvear Palace festeja sus 75 años, y la moda ...

4 oct. 2007 - Moda & Belleza. MOMENTOS. COUTURE. Cuenta Gino Bogani que su local daba a la calle, pero también al in
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Moda & Belleza

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Jueves 4 de octubre de 2007

HOTEL

Recuerdos de . El Alvear Palace festeja sus 75 años, y la moda los celebra con anécdotas a todo glamour POR FLAVIA FERNANDEZ

A la izq., Mariana Arias en el desfile invierno 90 de De la Cruz. Arriba, Gino Bogani y una presentación de 1988: gran saludo final Arriba, a la salida de una noche de fiesta. A la der., un desfile de Caramell con Teresa Garbesi y Mariana Arias en pasarela né el colegio comencé a desfilar y recuerdo que en algunos salones había goteras. Luego viví con gran felicidad el resurgimiento, y con éste las cataratas de desfiles de los años 80 y 90. Llegué a hacer tres por día. Vivíamos dentro del hotel”, comenta la modelo Teresa Garbesi. Otra top que conoce de memoria cada recoveco es Mariana Arias: “En los años 80 y principios de los 90 la moda transitaba con excelencia por el espacio de la cultura argentina. Diseñadores como Gino Bogani, los hermanos De la Cruz, Manuel Lamarca, Graciela Zito, y boutiques como La Clocharde, Zeta, Graciela Vaccari, Ménage à Trois, Caramell, Puzzle, entre otras, se destacaban por los shows impecables. Se reunían artistas, políticos, profesionales, escritores y señoras elegantes. Recuerdo que las modelos llegábamos unas horas antes para prepararnos. Primero ensayábamos, hacíamos unas pruebas y luego

di. Hace un par de años vino el fotógrafo Mario Testino y vivió en el hotel. Hicieron una producción importantísima, que fue tapa de la Vogue París”, dice.

Suites-boutique

nos maquillábamos nosotras mismas. Como el tiempo era eterno, luego terminábamos en el bar de la galería Promenade para tomar un cafecito o, en mi caso, un oportuno gin tonic. Fueron épocas gloriosas. Y el hotel Alvear era el marco perfecto”. La productora de moda Josefina Laurent recuerda especialmente una colección de Chanel, que trajo a la argentina la ex modelo Inés de la Fressange y que se presentó con gran pompa en el Alvear. “Hubo muchos acontecimientos especiales. Fue muy interesante trabajar con Oscar de la Renta, que vino a presentar un perfume y también trajo una colección de alta costura. Otra presencia importante fue la de Trussar-

MOMENTOS COUTURE

Y un día el palacio se vistió de fucsia. Fue una tarde de 1969, a raíz de un capricho de Gino Bogani, que presentaba una colección primavera-verano. “Prácticamente tapicé el hotel con azaleas. Estaban a lo largo de la pasarela, en los laterales del salón, arriba del escenario, en la entrada del hotel. La gente entraba y todo era de ese color tan formidable. Cada desfile era, además un acontecimiento social único. Las mujeres se vestían para la ocasión, y comenzaron a traer a sus maridos o amigos. Yo instalé el horario de las 19 para eso, para que también participaran los hombres. Cuando hay señores, la actitud es otra, hay un estímulo diferente. Y bueno, todo esto sucedió en el Alvear durante muchísimos años”, recuerda el diseñador, que tuvo su boutique en el hotel que hoy está festejando su 75° aniversario. Muchísimos diseñadores y modelos hablan del lugar con gran cariño. “Lo mío es muy especial porque yo viví todas las etapas del hotel. Mi padre, que hoy sigue trabajando ahí, fue el administrador en la época de la quiebra y yo de chica me lo pasaba en su oficina. Cuando termi-

Kenzo en la pasarela con Pelito Gálvez

Cuenta Gino Bogani que su local daba a la calle, pero también al interior del hotel, así que le resultaba inevitable enterarse y ver casi todo. “El local abarcaba también lo que hoy es el guardarropas, así que era como vivir en el hotel. He visto pasar artistas, príncipes, presidentes. Me parece que fue ayer cuando estábamos sentados con mamá charlando con Josephine Baker. Ella se tiraba en la alfombra, se sentía en su casa. También he compartido agradables momentos con Nureyev, Romina Power, y tantas amigas. Anécdotas buenas tengo miles, y también alguna policial. Dos veces se nos metieron automóviles dentro del local. Es que en esa época Ayacucho tenía la dirección contraria y la vereda no tenía protección…” La diseñadora Fortuna Dayán, de Caramell, recuerda: “Los desfiles eran algo increíble, con modelos fabulosas... Duraban casi una hora, con 120 pasadas. La gente se vestía muy bien. Era algo así como ver dos desfiles. Uno en la pasarela. Otro, el de las invitadas”. Mora Furtado habla del Alvear con devoción. “Epocas inolvidables, de mucha sofisticación. Los desfiles de Gino hacían parar el tránsito. Recuerdo especialmente los de Hernán Fragnier, los de los hermanos De la Cruz. Y uno de Greta, que comenzó más tarde porque yo estaba amamantando a mi hija mayor, María”, dice divertida. Laurencio Adot era muy chico, pero jura que se paraba en el local de Bogani y soñaba con un futuro brillante en la moda. “Yo nací en la esquina y toda la vida frecuenté el hotel con mamá y mis abuelas, que vivían en la misma cuadra. De chico, la niñera me llevaba a dar unas vueltas por la Promenade, y en esos escalones me di mi primer golpazo. Pasaron los años y mi primer desfile, por supuesto, fue en el salón Versalles. Cerró el show María Inés Rivero. Para mí fue tocar el cielo con las manos. Y ya pasaron veinte años, no lo puedo creer.”

Hubo una época, la década de los 80, en la que las suites del primer piso del hotel se alquilaban para uso comercial. “Yo tenía la 104 y la 105. En el mismo piso estaban Graciela Zito y Dolores Navarro Ocampo. Era espectacular porque, obviamente, también hacíamos los desfiles en el hotel. Fue mi primera oficina y la recuerdo con enorme cariño. ¿A quién no le gusta estar a metros del cafecito, de esos desayunos divinos que hacen ahí? Ahora sigo yendo a eventos o desfiles, y siempre pienso que me debo un regreso. Es que el lugar es auténtico, mágico, amigable”, explica la diseñadora Adriana Costantini. Graciela Zito se siente afortunada por haber ocupado una suite-esquina, esas que tienen ambientes ovalados: “Era un lujo. Pisos de roble, ventanales a Posadas. En ese entonces el hotel no funcionaba como ahora y yo me instalé por muchos años. Hacía los desfiles en el magnífico salón Versalles, que no estaba espléndido como hoy día, pero tenía una magia diferente. Podrán abrir mil hoteles, pero la mística del Alvear es única. Por eso yo sigo haciendo mis desfiles ahí”. Marina Lafuente, de L y U, dice que elige el lugar porque su marca se identifica con ese refinamiento. “Es muy europeo, pero tiene ese glamour porteño que resulta el marco ideal.” El segundo desfile de Olga Naum fue en el Alvear, acontecimiento que jamás olvidará. “No sé, es que uno se siente muy bien en sus salones. Por eso después hice tantos desayunos y tés, que siempre fueron impecables”, comenta. Amelia Sabán, de Ménage à Trois, habla del palacio de Ayacucho y Alvear como “el emblema de la elegancia y la sofisticación para la moda”. Susy Chebar, dueña por décadas de La Clocharde, hace hincapié en el servicio y el carácter del hotel. “Mis desfiles eran multitudinarios. Teníamos que abrir las puertas para evitar amontonamientos. Y se daba algo particular: los maridos pasaban a buscar a sus mujeres y se quedaban en el cóctel a tomar champagne. Sin duda, éste era un acontecimiento social, y eso lo generaba el lugar, que tiene un servicio y una personalidad espectacular.” Con ella coincide Luisa María Haberman, de Camomille, que también disfrutó durante treinta años del lugar. “Fueron muchísimos desfiles y recuerdos maravillosos, sobre todo en los años 80, cuando desfilaban Tini de Boucourt, Mora Furtado. Yo también quisiera resaltar el tema del servicio. Siempre me han ayudado mucho, en el Alvear se hace todo con absoluta armonía, buen gusto y calidez.”

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