Ezeiza. La tierra de los Granados, la cuna de la nueva ...

Entre Ríos, Sergio Urribarri, como delfín y candidato ... rio de Comercio Interior, Guillermo. Moreno. .... trema: el eq
1MB Größe 10 Downloads 53 Ansichten
14

|

POLÍTICA

| Domingo 22 De septiembre De 2013

elecciones 2013

Conurbano bonaerense, la clave de los comicios

Apoyo en el distrito para la designación de Granados al frente del Ministerio de Seguridad

maxi amena

Desde hace 18 años gobierna el flamante ministro de Seguridad; su familia está dividida por el pase al massismo de su hermana; los índices delictivos y el negocio inmobiliario

Ezeiza. La tierra de los Granados, la cuna de la nueva “mano dura” Jésica Bossi LA NACION

No son tiempos de calma en Ezeiza. Una feroz pelea familiar y política amenaza con a abrir nuevos frentes y seguir en Tribunales. Enfurecida, Leonor, senadora bonaerense, envió una carta documento a su cuñada, Dulce, diputada, candidata a renovar su banca, y esposa de su hermano, Alejandro, intendente de Ezeiza en uso de licencia, flamante ministro de Seguridad provincial y, a la vez, postulante a concejal por el distrito que gobierna desde hace 18 años. Los tres, envueltos en el juego por el poder, tienen una marca indeleble: son los Granados. “Voy a ir a fondo”, asegura Leonor a la nacion. En el texto, pide que se retracte por haber usado “expresiones injuriantes” en su contra, como “sinvergüenza”, “convertida” y “traidora”. El torbellino interno se produjo luego de la migración de la senadora a las filas de Sergio Massa, máximo rival del Gobierno de cara a octubre. Ella había logrado un escaño por el Fren-

te para la Victoria, en 2011, luego de que el jefe comunal la incluyera en la lista. El sacudón dentro de la familia se traduce en las calles: se reavivó la actividad política, aderezado además por el deterioro del caudal electoral de un caudillo que solía cosechar cifras arrolladoras. Esta vez, embolsó un resultado magro para su vara: en agosto sacó 39%, a menos de diez puntos del Frente Renovador, y lejos del 67% que había logrado en 2011. El apellido Granados se multiplica en cada cuadra. En la panadería Las paisanitas, frente al municipio, un pasacalle le desea suerte en su cargo en el gabinete de Daniel Scioli: “Felicitaciones compañero. Éxitos en su nueva función”. Cerca, sobre la ruta 205, un enorme cartel celeste, color insignia del kirchnerismo, lo muestra a él y a Dulce, con los dedos en V, rodeando a Martín Insaurralde. Más adelante, en el mismo camino, emerge el rostro de Leonor, pegado al de Massa. Mientras esté “a préstamo” en la provincia, como definen en la jerga futbolera, Granados dejó las rien-

das de su proyecto en manos de su mujer y de Gastón, hijo de su primer matrimonio, y actual secretario de Obras Públicas. Ambos fueron promovidos, con distinta intensidad, por el propio jefe comunal para su sucesión en 2015. La campaña que planean será “mostrar gestión”. Sólo hay en agenda tres grandes actos partidarios, uno el 17 de octubre. Lejos de esquivar el problema, la gestión Granados hizo de la seguridad una bandera con estilo y marketing propio que ahora busca “exportar” a la provincia: el continuo desfile de patrulleros, un centro de monitoreo que funciona en el segundo piso del municipio, las flamantes camionetas Volkswagen Amarok en las que se mueve Gendarmería, y la cartelería gubernamental sobre la política de tolerancia cero son una postal cotidiana. “Lo mejor que tenemos es la prevención. La presencia policial es lo que nos dio resultado”, explicó Oscar Villalba, a cargo de la sala de situación. El municipio dispone de 50 móviles propios las 24 horas de día, a los

que se sumaron 100 gendarmes enviados por el Gobierno. Y, según sostienen, hay 80 cámaras de vigilancia. Casi sin datos oficiales, los pocos que surgen lo favorecen. Por caso, del total de robos de autos del sur del Gran Buenos Aires, Ezeiza representa el 1,5% de ranking que encabeza Lanús, con casi 30%, según datos del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi). Con matices, incluso los más acérrimos opositores reconocen que la inseguridad no es la principal preocupación. “Dentro de todo, no nos podemos quejar”, sostiene Juan Carlos Barrionuevo, de Libres del Sur y candidato a concejal por el Frente Cívico y Social. Claro que, asegura, gravita otro asunto sensible. “Hay mucha droga. Los que vivimos acá sabemos donde se distribuye, cómo, y, evidentemente, hay complicidad”, denuncia. Durante la era Granados, explotó el negocio inmobiliario. En su administración, resaltan el boom de emprendimientos de barrios cerrados, cuya radicación se centró en Can-

ning, una exclusiva zona en la que pululan palmeras al estilo Miami. También se potenció su patrimonio, hecho que critican sus rivales que ven la sombra del intendente en cada nuevo proyecto. Las insignias del negocio familiar son El Mangrullo, una parrilla que heredó de su padre, y el hotel emplazado al lado, de la cadena Holiday Inn. La otra pasión del clan es el club Tristán Suárez, presidido por su hijo Gastón, apodado “Gato”. Su vice es Damián Boccaccio, jefe civil del Aeropuerto Internacional, amigo de Alejandro Granados, el hijo mayor del intendente, que dirige la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), un sillón que ambiciona La Cámpora. Y la tesorera es Soraya Yulakian, jefa de gabinete de Ezeiza y mano derecha del jefe comunal. La comunión con la entidad es extrema: el equipo vistió casacas con la estampa de Néstor Kirchner y hasta usó indumentaria color naranja en honor a Scioli. El pase de Leonor, la “rebelde”, comenzó a gestarse a fines de junio, poco después del cierre de listas, cuando se hizo añicos la promesa del vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto: habilitarle una colectora. Su enojo la arrimó al massismo y su adhesión se cerró el mediodía del viernes 23 de agosto, en el tradicional café La Bicicleta, en el centro de San Isidro. Con vorágine, la colonización de Leonor se abre paso en un territorio dominado por su hermano. Puso al servicio de Massa su estructura: reabrió cuatro locales con la fachada del Frente Renovador, que se suman a un centro cultural, y planea estrenar otras dos unidades básicas. Es jueves, a la tardecita, y en la sede de Sarmiento y Nata, un puñado de vecinos que viven sobre la calle Gaddini deshojan reclamos: desde regularización de tierras hasta la odisea por encontrar cupo en los colegios. Casi no se adivinan las paredes rosa pálido empapeladas con afiches con el logo “+a” de Massa. El local aprovecha su ubicación táctica: brinda asesoramiento a quienes salen derrotados o embarullados de la Secretaría de Desarrollo Social del municipio, enclavada a sólo 20 metros. Allí, además, hace quince días comenzaron los denominados “cursos de dirigencia”. “Vamos a empezar con la capacitación de fiscales”, anticipa a la nacion Daniel Mercado, uno de los encargados del adoctrinamiento. La otra pata de Massa en el terruño está referenciada en la lista de concejales que encabeza Roberto “Bebe” Mosto, que fue secretario de Gobierno y hombre de confianza de Granados, un vínculo que algunos sospechan que jamás se terminó de cortar. Es viernes y la Presidenta, desde los bosques de Ezeiza, invita a “recuperar la maravilla que imaginó el peronismo en los años 50”. El acto se realizó en el interior de una de las tres enormes piletas del predio en refracción. “Aunque no haya agua, nos tiramos igual”, lanzó Cristina y se llevó un aplauso cómplice. Incluso el de Granados, jefe del lugar.ß

Dulce no quiere suceder a su esposo Desestimó la posibilidad que Cristina Kirchner lanzó hace dos años “Yo no heredo nada. No estoy en carrera.” Así, sin más, Dulce Granados busca apartarse de la idea de suceder a su marido al frente de la intendencia en 2015. En diálogo con la nacion, la diputada rechaza aquella posibilidad que instaló la propia Presidenta durante una visita a Ezeiza, en 2011. “Para la próxima, es Dulce sí o sí”, había dicho Cristina Kirchner. “Ella me instala en una pelea que no quiero”, sostiene, en referencia a Leonor Granados, la hermana de su marido. En su rol de legisladora, Dulce elaboró un proyecto de ley para castigar las fugas que presentó poco después del portazo de su cuñada. “Yo tenía la idea de antes. Pero es cierto que lo de ella fue la gota que rebalsó el vaso. Me dio un empujón, me pareció justo hacerlo”, explica. “Lamento mucho esta pelea interna familiar”, intenta componer. Cuando le enrostran su pasado menemista, Dulce contraataca. “En la política no empecé con los marcianos. Entré por el cupo femenino en 1993. Estuve cuatro años en la misma banca, no me fui a ningún lado, hasta 2001 estuve en el mismo lugar”. Después, dice, volvió “encantada” con el proyecto que planteó el kirchnerismo. Cada vez que la nombra en público, Cristina la llama “querida dulce”. Rubia, delgada, siempre suele vestirse en tonos pastel. El viernes, en el acto que encabezó la jefa del Estado en Ezeiza, la custodió a sol y sombra. “Chicos cuidado”, advertía a los militantes que se abalanzaban para tomarse fotos con la Presidenta. Con perfil bajo en el Congreso, impulsa con fuerza una iniciativa para nacionalizar la universidad de su distrito. No pide, casi nunca, la palabra. Isabel Visconti, el nombre que figura en su documento, conoció a Granados cuando ella, junto a su hermana melliza Graciela, solían hacer números folklóricos en El Mangrullo, el restaurante que fundó el padre del intendente. Las jóvenes son hijas, nada menos, que de Abel, uno de los líderes del tradicional dúo Los Visconti. Tiene dos hijos, Bárbara, de 25, que está por recibirse de abogada, y Santiago, de 11. Sin matices, califica de “valiente” la actitud de su marido de haber aceptado el cargo de ministro de Seguridad provincial y jura que se enteró de la noticia por TV, algo que quienes conocen al matrimonio descartan, ya que entre ellos, dicen, casi no hay secretos.ß

Cristina piensa cómo recobrar El massismo pide debatir con terreno si pierde en octubre urgencia la policía municipal Quiere mostrar logros en transporte, precios y seguridad e imponer a Urribarri como delfín Mariano Obarrio LA NACION

El Gobierno analiza el escenario posterior a las elecciones del 27 de octubre si le toca enfrentar una derrota más severa que la de las primarias. La presidenta Cristina Kirchner buscará recuperar entonces la iniciativa política, con una batería de medidas orientadas a obtener logros en seguridad, control de precios, inversiones y transportes, en especial el ferroviario. Tras el fracaso de agosto, el plan de la segunda reelección de Cristina está descartado. El proyecto ahora es reconstruir capital político para intentar imponer al gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, como delfín y candidato presidencial para 2015, según pudo saber la nacion de fuentes oficiales. Si no lo logra, el Plan B será un buen acuerdo con el mandatario bonaerense, Daniel Scioli, que lanzará su postulación nacional tras los comicios de octubre. El modelo de recuperación política es el mismo de la derrota electoral de 2009. Aquel traspié se interpretó como producto de la crisis social y de la influencia de la prensa. Cristina Kirchner decidió entonces la Asignación Universal por Hijo y la ley de medios audiovisuales para combatir al Grupo Clarín. “Ese esquema exitoso se intenta-

ría replicar luego de octubre”, confiaron a la nacion en el primer piso de la Casa Rosada. Si la derrota fuera peor a la esperada –más de 10 puntos de diferencia entre Sergio Massa y Martín Insaurralde–, Cristina Kirchner reflotaría la tesis conspirativa de “un intento destituyente” de las corporaciones, con las que identifica al candidato del Frente Renovador. Se victimizaría con la denuncia de que no la dejan gobernar. “Quieren evitar una diferencia mayor de 15 puntos”, confió un allegado a la mesa chica de Olivos. En cambio, ante una derrota previsible, la Presidenta procurará hacer anuncios y mostrar logros visibles en 2014. En seguridad, pretende mucha presencia policial en las calles, instalación masiva de cámaras para vigilancia, policías municipales y compras de insumos para las fuerzas de seguridad. El secretario de Seguridad, Sergio Berni, y el ministro bonaerense del área, Alejandro Granados, impulsarán en conjunto los cambios. “Quieren mostrar logros visibles en 2014”, aseguró una fuente oficial. Si es posible, antes de octubre, para apuntalar a Insaurralde. Lo mismo en el área ferroviaria. El ministro del Interior y Transportes, Florencio Randazzo, busca capitalizar la compra de vagones y formaciones a China para que el año próximo se vean los cambios. La semana última, Cristina Kirchner llenó de elogios la “buena gestión” de Randazzo. Podría ascender a jefe de Gabinete o a candidato a gobernador en 2015 para sostener

la boleta de Urribarri o la de Scioli. La economía es la otra pata del plan. Luego de octubre, Cristina haría un ajuste, sin llamarlo así, para moderar la inflación y promover inversiones y empleo. La idea es lograr que el modelo no se complique ni haga crisis antes de 2015. Se estudian subas de tarifas en gas, luz y combustibles, para recortar el gasto en subsidios de $ 120.000 millones previstos para 2013 y para acotar las importaciones energéticas de US$ 13.000 millones este año y un déficit de US$ 7000 millones. También ajustarían gastos en obras públicas, seguridad, y en envíos de fondos a las provincias, como se informa por separado. Todo ello buscaría moderar la emisión, controlar la inflación y cuidar las debilitadas cajas de la Anses y del Banco Central. Además, se reacomodaría algo el tipo de cambio para mejorar la competitividad, la inversión y el empleo. Se evalúan, incluso, cambios de gabinete: designar un ministro de Economía en reemplazo del desgastado Hernán Lorenzino y algunos impulsan la salida del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Por ahora, Cristina lo sigue sosteniendo en el cargo. Luego diseñará la estrategia de 2015. Cristina podría ser candidata a senadora para apuntalar a Urribarri o a Scioli. Trataría de impedir que Massa compita en las primarias del Frente para la Victoria y llegue al poder en dos años. Incluso, antes preferiría como sucesor a un opositor para, como jefa del PJ, culparlo de un eventual ajuste.ß

Reclama una sesión especial para tratar la ley; el oficialismo lo acusa de demorarla Marcelo Veneranda LA NACION

De toros y toreros. Luego de que el kirchnerismo acusara al Frente Renovador de demorar el tratamiento del proyecto de ley para crear la policía municipal, los legisladores bonaerenses que responden al intendente de Tigre, Sergio Massa, decidieron pasar al contraataque: desafiaron al oficialismo a que llamen a una sesión especial para dar debate, que, de esa manera, podría convertirse en el eje de confrontación en el último mes de la campaña. “Esto es muy fácil: que el kirchnerismo ponga día y hora para una sesión especial y debatimos sobre policía municipal”, afirmó el jefe del bloque de diputados del Frente Renovador, Rubén Eslaiman, en diálogo con la nacion. “Es más, estamos dispuestos a resignar nuestro proyecto y hacer concesiones, porque –perdóneme la expresión– no se puede seguir jodiendo con la seguridad”, se envalentonó. El enojo de los legisladores massistas había quedado en evidencia anteayer, durante una conferencia de prensa en Mar del Plata, luego de que el kirchnerismo los acusara de demorar el debate sobre policía municipal. En rigor, había sido el secretario de Ambiente de la Nación y primer candidato a diputado provincial por la tercera sección electoral, Juan

José Mussi, quien acusó al senador massista Jorge D’Onofrio de “tener pisada” esa ley en la comisión de Seguridad del Senado provincial, de la que es presidente. “Mussi está mal asesorado”, respondió D’Onofrio, irónico, antes de postular que hubo “ocho sesiones de la comisión en las que las diferencias entre lo que decía el proyecto del gobernador [Daniel Scioli] y lo que querían los intendente kirchneristas impidieron que hubiera dictamen”. Según el senador, el oficialismo podría haber votado el proyecto durante la última sesión. “Incluso sobre tablas, si realmente hubieran querido”, añadió, para sumarse al desafío: “Este jueves habrá sesión ordinaria en el Senado, salvo que no la convoquen”. En lugar de cuerpos de policía netamente municipales, el proyecto sciolista planteaba la creación de una suerte de escalafón aparte de la policía provincial, dividido en áreas municipales, pero bajo control del ministro de Seguridad bonaerense. El que esgrime el massismo, en cambio, crea cuerpos autónomos de agentes, controlados por los intendentes, pero pagados y equipados con fondos de la provincia. En el último mes, el sciolismo acercó posiciones con el proyecto del diputado de Nuevo Encuentro Marcelo Saín, que otorga mayor autonomía a los agentes municipales. Así lo indicaron a la nacion el diputado sciolista Guido Lorenzino y fuentes del sabbatellismo, aunque estos últimos remarcaron que “las negociaciones no están cerradas”. Lo curioso es que el proyecto de Saín se parece bastante más al del massismo que al de Scioli.

La diferencia fundamental, en toco caso, pasaría por quién saca mayor provecho político del debate. “Ricardo Casal me dijo que no le iba a dar los laureles de la policía municipal a Massa”, acusó D’Onofrio, en alusión al ex ministro de Seguridad de Scioli. “Ahora presentaron un proyecto distinto y postulan un debate mediático, pero Massa fue uno de los primeros intendentes que consensuó con Casal y [el jefe de Gabinete] Alberto Pérez el proyecto original de Scioli”, retrucó Lorenzino. Como Mussi, el joven diputado sciolista tampoco se privó de pasarle facturas a D’Onofrio. “No hizo nada por tratar el proyecto durante un año y medio. De hecho, siempre tuvo una actitud opositora, aun cuando estaba en el bloque del Frente para la Victoria”, dijo a la nacion. “Si fuera cierto que el problema era el Senado, podrían haberlo tratado en Diputados. Desafiamos al kirchnerismo a que llame a sesión para que digan ante los vecinos qué es lo que no les gusta de nuestro proyecto o que pongan sobre la mesa qué proyecto de seguridad tienen”, apuntó Mónica López, diputada del Frente Renovador. “Estamos dispuestos a resignar nuestro proyecto y acompañar el de Saín”, agregó Eslaiman. “Queremos que se vote cuanto antes”, dijo Mussi el jueves. “Queremos tratarlo ya”, coincidió, ayer, Eslaiman. Lo mismo que vienen haciendo, en campaña, Massa y su rival del kirchnerismo, Martín Insaurralde, que piden que los intendentes se conviertan en jefes de sus propias policías. A coro, desde veredas enfrentadas, pero, aún, sin ley.ß