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economía | 7

| Domingo 27 De abril De 2014

en voz alta

twitter por dos Jim Goodnight CEO // SAS

“Los gobiernos aún no toman conciencia de todo el trabajo que hay que hacer en lo que respecta a control del fraude.” “Las jerarquías hacen más fácil generar más burocracia, con requerimientos para que cada cosa se haga de determinada manera.”

Cuentan loS bloGS

El CEO de SAS Institute dice que su firma puede ayudar a encontrar en el país a aquellos que no pagan impuestos

El Blog Salmón

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Jim Goodnight. “Los privados están mejor frente al fraude que los gobiernos”

La economía rusa

Con la crisis de Crimea (y su anexión de facto a la Federación Rusa) se ha empezado a hablar de Rusia. Es cierto que es una de las principales potencias militares del mundo, pero su PIB está muy lejos de ser equivalente. En realidad su economía es en términos de PIB equivalente a la italiana en términos nominales, lo que la coloca en un respetable octavo lugar, pero la sexta en términos de paridad del poder adquisitivo (lo que la sitúa entre Alemania y Brasil). De todos modos, es posible que la economía rusa no sea la mejor del mundo, a pesar de ser uno de los países integrantes del acrónimo de moda BRIC (Brasil, Rusia, India y China), pero si la vemos en detalle no es tan mala como muchas veces aparece en TV. Es posible que no nos estemos dando cuenta del potencial del gigante vecino. Muy probablemente los líderes sí se han dado cuenta.

Texto Juan Pablo Sioffi

W

ASHINGTON.– Arriba del escenario sólo hay un escritorio con una computadora. Un señor robusto tipea sin parar, hace pruebas, se equivoca y vuelve a probar. Dice pocas palabras, pero cada una recibe una ovación de la audiencia. Pasan menos de diez minutos, se levanta y da por concluida la presentación. Así se presenta Jim Goodnight, el CEO de SAS Institute, una de las empresas más grandes de software. Desde hace tres décadas, para conocer el horizonte del business intelligence y el análisis predictivo de datos, se debe mirar qué se está desarrollando allí. Pero la figura de este multimillonario, que relativiza los 7000 millones de dólares que le adjudica Forbes, no se agota en sus productos ni en la constante curva ascendente de sus ganancias. Goodnight fue pionero en un estilo de management y en una cultura de trabajo, que hoy son el ADN de las empresas digitales. Cuando Google decidió “mimar” a sus empleados, tocó el timbre de SAS para preguntarle cuál era el secreto. Hace pocos días en Washington, este hombre cautivó a los participantes del SAS Global Forum 2014, un evento de tres días que se centró en productos para la detección “instantánea” de distintos tipos de fraude: financiero, bancario, de seguros. En un paréntesis en sus exposiciones dialogó con la nacion. –¿Qué rubro de la economía o la administración pública es el que mejor entiende la necesidad de trabajar en la sistematización de datos?

–Los bancos son nuestro rubro más importante; ellos representan un gran desafío para nosotros por todas las nuevas regulaciones, por lo menos aquí en los Estados Unidos. Pero ahora uno de los campos más atractivos es el servicio de salud, por todo lo que está sucediendo en mi país. El Gobierno está abasteciendo de dinero a todos los hospitales y nosotros estamos ayudando ahí: para que se puedan ver todas las historias clínicas y estamos esforzándonos en detectar fraudes en el sistema médico y en los seguros de salud. –¿Qué otro sector debería prestarle más atención a la detección de fraudes? –Debería ser una responsabilidad primordial de los gobiernos. Creo que las organizaciones privadas están más preparadas para el control del fraude. Los gobiernos aún no toman conciencia de todo el trabajo que hay que hacer. Seguramente en la Argentina se producen fraudes, eso es algo en lo que nosotros podemos ayudar. Como los impuestos, podemos encontrar a aquellos que no están pagando sus impuestos. –SAS invierte en muchos países muy diferentes entre sí. Pero ¿qué tienen en común que le es tan atractivo a su empresa? –Simplemente, que hay empresas que entienden de la importancia del análisis de datos. Estamos teniendo mucho éxito en la Argentina. Especialmente con el sector bancario, donde también tienen que lidiar con regulaciones. Pero también con las administraciones públicas, telcos, retails, seguros. –Ustedes analizan datos, para determinar variables económicas. ¿Cómo se llevan con el factor impredecible de la política al momento de trabajar con gobiernos?

EcoAmericano www.blogs.elpais.com

Inversión árabe Edad: 71 años Profesión: ingeniero de software. b Fue cofundador de SAS Institute como profesor de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en 1976. Desde entonces, ha sido el director general durante más de tres décadas. Su estilo de trabajo ha sido estudiado por otras empresas y por académicos

–Sólo podemos hacer pronósticos basándonos en la historia pasada. Así que miramos la evolución de los últimos diez años. Por ejemplo, estamos trabajando muy fuerte en el análisis de costos médicos, de su evolución para determinar cómo estarán en los próximos años. Estamos tratando de entender cómo gasta nuestra economía en el sistema médico. –Se destacan por sostener una organización horizontal. ¿Por qué se decidió a sostener esa estructura en lugar de transformarse en una compañía vertical?

–Pretendemos que nuestros managers escriban código de programación. Que no sean sólo managers. La idea es mantener a la organización muy chata. Las jerarquías hacen más fácil generar más burocracia, con requerimientos para que cada cosa se haga de determinada manera. Y después de unos años ya no se sabe por qué se hace así. –También llama la atención que nunca haya vendido su compañía y se dedicara a una vida tranquila. –No hubiera sabido qué hacer. Yo siempre pertenecí a SAS. Estaría perdido de otra manera. –Aún trabaja como en el primer día, pero resulta que ahora es millonario. ¿Qué cambió en su cabeza al despertarse antes y ahora? –No cambió demasiado. Despachar nuevos productos me mantiene motivado. Y mi trabajo es mantener a todos contentos y motivados. Si yo puedo hacer eso, ellos harán un buen trabajo; tratarán bien a nuestros clientes y estarán contentos. –¿Cuál cree que será su legado: el hombre de negocios, la compañía o la cultura de trabajo? –Estoy seguro de que será la cultura de trabajo.

–Se rumorea que, gracias a los miércoles de M&M, sus empleados comen millones de confites al año. ¿Por qué no compró esa empresa y ya? –Es una empresa demasiado grande. Antes los teníamos en fuentes, para que la gente los tomara. Además, a medida que nuestra gente se está poniendo vieja, aparecen cosas como la diabetes y obesidad. No son tan buenos. Pero me preocupa que, si los sacamos, la gente se va preguntar qué está pasando. La gente va a empezar a preguntarse “qué está pasando con SAS”. Ahora los pusimos en contenedores sólidos, para que la gente no se tiente. Y, de hecho, bajó el consumo en un 20 por ciento. –¿Qué sueña con predecir y todavía no pudo? –Nosotros predecimos un montón de cosas, pero la cuestión no es cuánto puedes predecir, sino qué tan preciso puedes ser. Pero estaría bueno predecir el precio de las acciones al cierre de cada semana. –Una misión de la firma es transformar el mundo. ¿Qué hizo desde SAS para que eso suceda? –La única cosa que estoy tratando de hacer es mejorar la educación.ß

Emiratos Árabes es un país del tamaño de Austria. Los PIB de ambos también tienen un tamaño similar, un poco menor a la de Argentina. El país asiático es la 28° economía del mundo, la octava de su continente. Su renta per cápita (39.058 dólares) es la 26°, un escalón por encima de la británica y un tercio más que la española. Tiene solo 9 millones de habitantes, pero el 10% de las reservas probadas de petróleo del mundo y uno de los polos financieros más importantes de Oriente Medio, Dubai, cuyo aeropuerto es el de más viajeros internacionales del planeta, ha superado este año a Londres-Heathrow. De ese país llegó una visita muy especial esta semana a latinoamérica: el primer ministro y vicepresidente de Emiratos Árabes, el jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, que recaló en México, Brasilia, Buenos Aires y Santiago, Chile. Buscan invertir en la región.