El jardín: juego de niños, obsesión paterna

el pedagogo Robert Owen. Pero se le debe el nombre Kindergar- den al pedagogo alemán Frie- drich Fröbel. El concepto pro
943KB Größe 5 Downloads 74 Ansichten
20

SOCIEDAD

I

Sábado 30 de junio de 2012

EDUCACION s DEL PAPEL GLACE A LA COMPUTADORA

El jardín: juego de niños, obsesión paterna Para los padres se volvió un espacio clave en la formación de sus hijos y eligen meticulosamente a cuál enviarlos; el idioma, fundamental LAURA REINA

Primeros pasos el primer instituto ➽ deOrigen: educación preescolar fue

LA NACION “Yo lo mando al Jacarandá...”, dice una mujer de unos 30 años a otra que le pregunta por el jardín donde Benicio, el circunstancial amigo de plaza de su hijo, cursa salita de tres. “¡Qué bueno! Me dijeron que tiene un proyecto educativo interesante”, responde la otra, que sabe perfectamente de qué jardín hablan. El tema se cuela, indefectiblemente, en cualquier charla de madres con niños menores de 5 años. Y es que ahora la elección del jardín de infantes pasó de ser “el que queda más cerca de casa” a uno que tenga un programa educativo completo, que incluya la enseñanza de idiomas, especialización en artes o música y un marcado interés por el cuidado del medio ambiente. Los años de jardín –hoy formalmente llamados “educación inicial”– se han convertido en una instancia clave de la formación de un niño. Algunos incluyen materias como filosofía, muchos tienen doble escolaridad y casi todos ofrecen inglés y brindan la oportunidad del primer contacto con la tecnología, algo que los padres consideran indispensable. Ya no alcanza con el papel glacé y la brillantina. La preocupación por el jardín al que irán los hijos los primeros años de vida está cada vez más presente en los padres, que pretenden encontrar un lugar en el que el niño no sólo juegue y socialice con sus pares, sino que además pueda desarrollar todo su potencial. Antes de los 6 años. Es una obsesión que antes no existía o, al menos, no llegaba hasta que el niño ingresaba en la escuela primaria. A tal punto hay hoy una demanda y oferta tan compleja que algunos jardines cuestan tanto o más que una cuota universitaria. Según Alejandra Scialabba, licenciada en Ciencias de la Educación y directora de Diéresis Consultora, que brinda asesoramiento a familias para la búsqueda del colegio adecuado, los últimos años ha cobrado suma importancia todo lo relacionado a la primera infancia. “Es un tema muy en boga. Hoy se reconocen los primeros años de vida como realmente importantes en el desarrollo

fundado en 1816 en Escocia, por el pedagogo Robert Owen. Pero se le debe el nombre Kindergarden al pedagogo alemán Friedrich Fröbel. El concepto pronto se propagó por toda Europa. Masividad: los jardines de ➽ infantes se multiplicaron después de la Seguenda Guerra Mundial en Estados Unidos, cuando las mujeres salieron a trabajar y debían contar con lugares en donde dejar unas horas a sus hijos. En un principio contaban con personal sin perfil académico. La atención de los niños estaba dirigida a fomentar ideas sobre la buena alimentación e higiene personal y la conquista de los niveles pedagógicos no era un objetivo a alcanzar. en la Argentina la ➽ Sistema: educación inicial empieza

SILVANA COLOMBO

La tecnología se ha convertido en un aliado clave de las maestras jardineras, como las de Puerto Crianza, en Puerto Madero de una persona. Esto los padres lo toman y se preocupan más que antes por el jardín adonde irán sus hijos. De hecho, hay colegios muy buenos pero con jardines con propuestas no tan novedosas y entonces no los quieren. Prefieren mandarlos a un jardín con un proyecto innovador y ver más adelante qué hacen con la primaria”, explicó Scialabba. Eleonora Mascarucci, docente y directora pedagógica de Puerto Crianza, un espacio de aprendizaje para la primera infancia –desde 45 días hasta 4 años–, ubicado en Puerto Madero, amplía. “Hoy los papás se muestran inquietos por saber qué va a aprender el niño en el jardín. Ahora existe otra valoración de esta

etapa porque las investigaciones en neurociencias demostraron que el cerebro en los primeros años de vida es mucho más elástico y el niño tiene un potencial enorme para incorporar conocimientos.” Mascarucci afirma que la información con la que hoy cuentan los padres es mucho más amplia que la que tenían años atrás. Y entonces piden que se estimule a sus hijos desde muy temprano. “Una vez que se aseguran que están contenidos, cuidados y en un entorno seguro, los padres quieren que sus hijos reciban una estimulación adecuada para su edad, que no estén todo el tiempo en la cuna o sentados. A un bebe y a un niño hay que ofrecerles desafíos,

despertarles la curiosidad.” En los últimos años se pusieron de moda los jardines con un abordaje pedagógico constructivista, en el que el individuo construye el conocimiento teniendo como base los saberes provenientes de afuera y los marcos de referencia con los que cuenta su mente. No son saberes dados, sino aprendidos mediante la experiencia y el razonamiento. Jacarandá, El jardín de la Esquina, La Escuelita y Risas de la Tierra, entre otros, se encuadran dentro de este tipo de aprendizaje. Pero aunque existe una clara preferencia por los jardines que tienen una propuesta innovadora, muchos padres se inclinan por un proyecto más

tradicional en la primaria. “En el jardín se busca la estimulación, lo lúdico, lo creativo. Pero en general, para primaria buscan un proyecto más tradicional y los cambian de colegio. Muchas de estas escuelas no tienen un nivel tan alto en inglés, y eso los padres no lo negocian”, dijo Scialabba. Mariana Sosa es mamá de dos niños, de 7 y de casi 2 años. El más grande fue al Jacarandá hasta sala de 4 inclusive, y el más pequeño asiste allí. Pero en preescolar, decidió que el mayor fuera a un colegio con una propuesta educativa que encuadra dentro de la enseñanza convencional. “Otra madre que evalúa cambiar a

La penosa destrucción de la escuela HORACIO SANGUINETTI PARA LA NACION

Docentes y especialistas debaten sobre las reformas introducidas en los últimos años LA NACION “Ya se hace la vista la gorda con las inasistencias, con las calificaciones y hasta con las faltas de conducta; si ahora tampoco se les puede pedir que aprueben un examen con contenidos básicos, ¿qué escuela les estamos ofreciendo a nuestros chicos?”, se pregunta Silvia López, maestra de quinto grado de un colegio de Palermo al referirse a la decisión de convertir al primer y segundo grados una unidad pedagógica con un único docente y prohibir que los chicos repitan el primero. La resolución del Consejo Federal de Educación difundida esta semana hizo resurgir la vieja discusión en torno al facilismo o rigurosidad necesarios en el sistema educativo. “De esta forma, la escuela se afirma en el papel de guardería contenedora de los niños cuya educación en serio parece que ningún adulto se arriesga a asumir”, dijo a LA NACION una profesora de matemáticas que dirigió el nivel primario de un colegio privado durante una década y ahora es inspectora de las escuelas públicas porteñas. Pero “en un contexto como el actual donde todo vale, ¿se puede pedir a la escuela que sea más exigente?”, se preguntó Eduardo Corbo Zabatel, director del Centro de Estudios Educación y Sociedad (CEES) y del programa de Acciones e Investigaciones Educacionales de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. “En un momento en el que la viveza parece ser un valor, la escuela tiene que mostrar que no todo vale y, en este sentido, tiene que ser contracultural para no ser más de lo mismo”, dijo el investigador, que considera que la evaluación del alumno recién al término del segundo grado “no necesariamente implica una menor exigencia”. Sí advierte menos exigencia en otros aspectos educativos, sobre todo, de los sectores más desfavorecidos socialmente. “Muchos docentes están convencidos de que los chicos más pobres no van a llegar muy lejos y, por eso,

les permiten estar más tiempo en el patio o en el comedor. No es una cuestión de piedad o de una mirada compasiva; esto no beneficia a chicos para los que la dureza de las reglas de la escuela no se pueden comparar con la dureza de la vida que viven en esos barrios”, dijo Corbo Zabatel. “Hay, de hecho, un clima más relajado y eso no contribuye en ningún sector, pero menos entre los más necesitados. Las medidas que buscan la inclusión tienen que educar, es decir, preparar para la vida real en la que se requiere capacidad de competencia”, agregó. Con otra mirada, además del ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, varios de sus pares provinciales descartaron que esta medida vaya a debilitar el sistema educativo o implique una disminución en las exigencias a los alumnos. “Muy por el contrario, se trata de garantizar una oportunidad para que todos los alumnos que inician la escolaridad puedan transitarla con el mejor acompañamiento posible”, afirmó la secretaria de Educación de Santa Fe, Rosa Retana.

Reformas ¿facilistas? Entre las modificaciones que se hicieron en los últimos años con intención de mejorar el sistema y que podrían haber provocado, en opinión de expertos, una menor rigurosidad, figuran las que afectaron los aspectos disciplinarios y académicos. La anulación de las amonestaciones y otras medidas punitivas, hace una década y media, fueron reemplazadas por reglas de juego dispuestas por un nuevo órgano escolar, el “consejo de convivencia”. No es ajena a esta discusión el esfuerzo por mejorar la asistencia a una cantidad de jornadas escolares predeterminada. Por ley se había dispuesto la obligatoriedad de que los chicos tengan 185 días de clase en un ciclo lectivo. Ante los magros resultados y la comparación con sistemas educativos de otros países –muchos tienen ciclos lectivos más extensos que el argentino–, se aumentó, también por una decisión de las autoridades políticas, a 190. Pero “es sabido que hay chicos que

su hijo una vez que termina la etapa de educación inicial es Laura Márquez, que lleva desde sala de 2 años a su hijo, que este año cumplirá 6, a La escuelita, en Colegiales. “Yo en el jardín busqué una contención desde lo humano. En La Escuelita a las pocas semanas sabían quién era cada chico. Es un colegio donde propician el entendimiento hablando, que el chico comprenda cuáles son las consecuencias de cada acción. Además, me interesaba que tuviera una orientación en arte. A las salas no se las llama salas, sino talleres.” Pero a pesar de que Márquez está feliz con el jardín, no sabe si su hijo estará allí el año próximo. “Estoy evaluándolo”, reconoció.

OPINION

¿La educación nunca fue menos exigente que hoy? SILVINA PREMAT

a los 45 días y se extiende hasta el preescolar, que es el único nivel obligatorio para el sistema educativo nacional. Sin embargo, se está estudiando la posibilidad de ampliar la obligatoriedad para la sala de 4 años.

Las notebooks llegaron hasta la Puna Miles de estudiantes de escuelas jujeñas de nivel secundario participaron ayer del intercambio de experiencias sobre el manejo y el uso de las notebooks que distribuye en escuelas de todo el país el programa Conectar Igualaprueban de grado habiendo asistido a un cuarto de clases de este total”, dijo a LA NACION un ex ministro de Educación de la ciudad de Buenos Aires, y agregó: “Conozco casos de chicos que pasaron de grado habiendo ido a la escuela sólo 35 o 40 días durante todo el año”. La dedicación para que los alumnos escriban con corrección no sólo desde el punto gramatical, sino también ortográfico, muchas veces es reemplazada por otras urgencias. “Escriben muy mal, por ejemplo, Bartolomé [por Mitre] con «ve», o la palabra época con hache, pero si les bajo puntaje por cada error ortográfico, no tengo resto para descontarles

TELAM

dad. La experiencia se realiza en el marco del Primer Congreso Regional Conectar Igualdad, que inauguró ayer el ministro de Educación, Alberto Sileoni. En la imagen, chicos de la localidad de Hornillos.

por los errores de contenido”, explicó Inés Chávez Méndez, profesora de Historia. Como docentes de otras disciplinas, Inés se lamentó: “A veces, me da mucha pena por los chicos y me pondría a enseñarles a escribir, pero no puedo porque no estoy en la escuela para eso”.

Recuperar la asimetría Para la psicóloga Claudia Messing, autora del libro Por qué es tan difícil ser padres y directora del Instituto para el Abordaje de la Simetría Inconsciente (IASI), hay un nivel de exigencia en el sistema educativo y otro que puede ser distinto en cada una de las escuelas. “Puede

Santa Fe demora la promoción directa SANTA FE.– En la provincia de Santa Fe, la promoción directa del 1º al 2º grado, medida acordada por los ministros de Educación de todo el país, no se implementará desde el próximo ciclo lectivo 2013, según confirmó la ministra de Educación, Letizia Mengarelli. “Estamos hablando de procesos que hay que acompañar y que dan como resultado una decisión normativa. El hecho de no repetir no es algo que se deba resolver de un día para otro por decreto”, declaró la funcionaria. Mengarelli consideró que “primero deberá darse un trabajo en las escuelas para que se ponga atención en el fenómeno de la repitencia, buscando caminos alternativos”.

haber escuelas o padres más o menos exigentes, pero el verdadero problema es la exigencia interna de cada chico”, señaló. Y agregó que del modelo de relaciones autoritarias se pasó a vínculos más explícitamente afectivos, lo que produjo un cambio psíquico estructural. “La educación está intentando manejar un cambio que aún no se conoce a fondo” y que se refiere a un proceso interno en el que los chicos desde que son pequeños están mimetizados inconscientemente con sus padres, a quienes copian, y con quienes se ubican en una posición de paridad. “Esta simetría se convierte en los chicos, con el tiempo, en una hiperexigencia interna; creen que tienen todo el saber y el poder, y no se dan tiempo para aprender”, apuntó. En este contexto, Messing afirmó que el chico “asimétrico” es el que más exige, es poco flexible y muy literal. Por lo que es menester “ayudarlo si requiere más tiempo para aprender algo y evitar que rápidamente adopte rótulos como puede ser el de repetidor”.

El Consejo Federal de Educación acordó que los alumnos de primer grado no repitan el año, cualquiera sea su capacidad, resultado y aprendizaje. Desde luego, la penosa repitencia no debe enfrentarse con parches. Esta medida suscita graves objeciones, primero por su condición furtiva: cambios de tal envergadura debieran ser precedidos por debates amplios y consultas a personas e instituciones apropiadas. La decisión encuadra en una política de facilidades y retrocesos que se ejerce desde hace tiempo: las calificaciones “de 0 a 10”, que permitían evaluar con sutileza y exactitud, fueron remplazadas por “conceptos” precarios. Desaparecieron las sanciones, como si cualquier grupo humano no las precisase para convivir, agotadas las participaciones y acuerdos. En algunas provincias, grupos enteros fueron promovidos por decreto. Familias desertan de su función educativa, enfrentan a la escuela para que no regale títulos y ciertos padres exigen que sus hijos fracasen para seguir cobrando el subsidio. Se pretende, incluso por pedagogos, que enseñar es una actitud autoritaria. Se niega la sagrada relación maestro-discípulo, porque se los presume simétricos; el joven ya lo sabe todo y debe plantearlo por sí. La escuela es para divertirse, comer, socializarse, resguardarse, casi nunca para aprender. La vocación docente cae, es una profesión peligrosa. Estas políticas catastróficas llevan al estado de postración y desigualdad que campea e impulsan a la urgencia de huir de la escuela pública para hallar módico refugio en la privada, a la que se cree libre de males. El rigor, la exigencia, el esfuerzo, la dignidad de no esperarlo todo de regalo se esfuman, en la escuela y en la sociedad, porque aquélla no puede corregir lo que nadie corrige. Después de colaborar decisivamente en la formación de nuestra patria y de haber merecido estima universal, resulta penoso observar cómo se destruye el instrumento educativo, democrático y republicano, que los poderosos no salvarán.

El autor es presidente de la Academia Nacional de Educación.