VIVIR CON PROPÓSITO “La necesidad del perdón” Héctor Alas
[email protected] Usado con permiso. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda. Hay una historia española de un padre y de un hijo que por motivo de falta de perdón se separaron. El hijo se fue lejos, el tiempo transcurrió y el padre se propuso encontrarlo. Él lo buscó por meses sin ningún resultado. Finalmente, en un último esfuerzo desesperado para encontrarlo, el padre puso un anuncio en el periódico de Madrid. El anuncio decía: "Querido Paco, reúnete conmigo frente a la oficina de este periódico el sábado al mediodía. Todo está perdonado. Te amo. Tu Padre." El sábado al mediodía 800 Pacos se presentaron, buscando el perdón y amor de sus padres. Que historia más conmovedora, alarmante y, por qué no decirlo, esperanzadora. Es alarmante porque son cientos de miles de familias que se separan por la falta de perdón, y no solo eso, muchas veces son separaciones de por vida, que llegan al momento de la muerte, sin haber buscado la oportunidad de perdonarse y reconciliarse. Somos tan imperfectos que nos equivocamos y desilusionamos a otros, es así como se pierden buenas amistades, cónyuges, hijos y demás familia. Nos volvemos tan incapaces de buscar el perdón por puro orgullo, porque creemos que tenemos mucho que perder, cuando es todo lo contrario. Hasta presentamos una falsa piedad diciendo: “Yo no soy Dios para perdonar”. Quizás lo que voy a decir a continuación choque con la mentalidad de muchos, ya que estamos acostumbrados a esperar que sea la persona que ofendió, la que tome la iniciativa de arreglar las cosas. Pero, Jesucristo nos enseña en su palabra, la Biblia, que la iniciativa del perdón debe venir tanto del ofensor como del ofendido, de ahí que la historia arriba sea esperanzadora. Muchos van por la vida enemistándose con medio mundo, guardando resentimientos, con raíces de amargura profundas, esclavizados al rencor y en casos extremos, con un deseo vehemente de venganza. Jesucristo te quiere liberar de esa destrucción interior, trayendo paz a tu alma, reencontrándote y reconciliándote con tu familia, ya que todavía es tiempo. Pedir perdón no es para cobardes, ni mucho menos muestra de debilidad, es mostrar valentía, porque sólo haciéndolo, es cuando te das cuenta que tienes mucho que ganar Es reconciliándote con Dios a través de Jesucristo, que puedes encontrar el propósito por el cual tienes esto que se llama vida. No tardes, ven al encuentro con Dios.