Conflicto de Antioquía

presbíteros para tratar este asunto. (Hch 15,5-6). La asamblea de. Jerusalén ... Toda la asamblea calló y ... aparte a l
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Conflicto de Antioquía Asamblea de Jerusalén. Inicio de la misión independiente de Pablo

Antioquía fue una importantísima ciudad en el Imperio Romano Se piensa que era la tercera ciudad del imperio después de Roma y de Alejandría, una ciudad muy poblada en la cual había una población judía muy importante, se calcula en aquella época unas veinte sinagogas; por lo tanto había muchos judíos en Antioquía en aquella época

Los cristianos judaizantes Pablo y Bernabé habían admitido a cientos de gentiles en la fe cristiana directamente, por medio del bautismo, sin hacerlos previamente judíos. Habían seguido en esto la praxis iniciada por la Iglesia de Antioquía.

Se les suele llamar

judaizantes. Pero un grupo de cristianos de Jerusalén no están de acuerdo. No se oponen a que los gentiles se integren en la comunidad cristiana, sino a que lo hagan directamente, sin hacerse previamente judíos y prescindiendo de la Ley de Moisés.

Corre el año 48

Un grupo de ellos va a Antioquía a exigir que los nuevos cristianos se circunciden, es decir, se hagan judíos: Bajaron algunos de Judea que enseñaban a los hermanos: “Si no se circuncidan conforme a la costumbre mosaica, no podrán salvarse”. (Hch 15,1)

Pablo y Bernabé se oponen frontalmente. Que un cristiano judío se circuncide y siga cumpliendo la Ley de Moisés, pase, no es malo; al contrario, es una praxis que tiene su origen en Dios y Moisés y ha sido practicada por miles de judíos piadosos. El mismo Pablo sigue practicando algunas de sus normas por devoción. Pero no se puede imponer esto a los no judíos como necesario para la salvación. Basta la fe en Jesucristo, único salvador, que ha relativizado la Ley.

Discuten y deciden ir a Jerusalén para aclarar estos puntos con los apóstoles: Se produjo con esto una agitación y una discusión no pequeña de Pablo y Bernabé contra ellos; y decidieron que Pablo y Bernabé y algunos de ellos subieran a Jerusalén, donde los apóstoles y presbíteros, para tratar esta cuestión. Ellos, pues, enviados por la Iglesia, atravesaron Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles y produciendo gran alegría en todos los hermanos. Llegados a Jerusalén fueron recibidos por la Iglesia y por los apóstoles y presbíteros, y contaron cuanto Dios había hecho juntamente con ellos. (Hch 15,2-4)

La asamblea de Jerusalén Algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron para decir que era necesario circuncidar a los gentiles y mandarles guardar la Ley de Moisés. Se reunieron entonces los apóstoles y presbíteros para tratar este asunto. (Hch 15,5-6)

Pedro interviene afirmando que no hay que imponer la circuncisión, pues sólo salva la fe en Jesús:

“Después de una larga discusión, Pedro se levantó y les dijo: “Hermanos, ustedes saben que ya desde los primeros días me eligió Dios entre ustedes para que por mi boca oyesen los gentiles la Palabra de la Buena Nueva y creyeran. Y Dios, conocedor de los corazones, dio testimonio en su favor comunicándoles el Espíritu Santo como a nosotros; y no hizo distinción alguna entre ellos y nosotros, pues purificó sus corazones con la fe.

¿Por qué, pues, ahora tientan a Dios queriendo poner sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos sobrellevar? Nosotros creemos más bien que nos salvamos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos.” (Hch 15,7-11)

Toda la asamblea calló y escucharon a Bernabé y a Pablo contar todas las señales y prodigios que Dios había realizado por medio de ellos entre los gentiles (Hch 15,12).

Los presentes asienten y escuchan a Bernabé y Pablo que dan a conocer los dos milagros realizados por ellos como señal de que Dios aprobaba su forma de actuar:

Lo narra el mismo Pablo en la carta a los Gálatas, ofreciendo otros datos, como que les acompañaba Tito, gentil, al que no obligaron a circuncidarse; que Pedro y Pablo reconocieron mutuamente el carisma que había recibido cada uno y que Pedro pidió a Pablo que se acordase de los pobres de Jerusalén:

Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén con Bernabé, llevando conmigo también a Tito. Subí movido por una revelación y les expuse el Evangelio que proclamo entre los gentiles - tomando aparte a los notables - para saber si corría o había corrido en vano (2,1-2) .

Pues bien, ni siquiera Tito que estaba conmigo, con ser griego, fue obligado a circuncidarse (2,3).

Pero, a causa de los intrusos, los falsos hermanos que solapadamente se infiltraron para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, con el fin de reducirnos a esclavitud, a quienes ni por un instante cedimos, sometiéndonos, a fin de salvaguardar para vosotros la verdad del Evangelio... (2,4-5)

Y de parte de los que eran tenidos por notables ¡qué me importa lo que fuesen!: en Dios no hay acepción de personas - en todo caso, los notables nada nuevo me impusieron. Antes al contrario, viendo que me había sido confiada la evangelización de los incircuncisos, al igual que a Pedro la de los circuncisos, - pues el que actuó en Pedro para hacer de él un apóstol de los circuncisos, actuó también en mí para hacerme apóstol de los gentiles - y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos; (Gal 2,6-9)

sólo que nosotros debíamos tener presentes a los pobres, cosa que he procurado cumplir con todo esmero (2,10). Por ello organizó la colecta en favor de los pobres de Jerusalén al final de su viaje.

¿Otra

asamblea posterior?

Lucas continúa su relato presentando otra intervención de Santiago, el responsable de la comunidad de Jerusalén. Lo hace aquí posiblemente, no porque tuviera lugar en este contexto, sino porque se trataba de la misma problemática.

Fue una asamblea posterior, a la que no asistió Pablo (en Hch 21,25 se le dan a conocer las decisiones tomadas), en la que se estudiaron los problemas de las comunidades mixtas, compuestas de judeocristianos y étnico-cristianos, pues éstos últimos mantenían unas costumbres que repugnaban a los judíos. Se ratifica el acuerdo de la primera asamblea y se acuerdan limitaciones en los usos de los étnico-cristianos.

En un discurso en labios de Santiago se exponen ambas cosas: Tomó Santiago la palabra y dijo:

“Hermanos, escúchenme. Simeón ha referido cómo Dios ya al principio intervino para procurarse entre los gentiles un pueblo para su Nombre.

Con esto concuerdan los oráculos de los Profetas... “Por esto opino yo que no se debe molestar a los gentiles que se conviertan a Dios, sino escribirles que se abstengan de lo que ha sido contaminado por los ídolos, de la impureza, de los animales estrangulados y de la sangre. Porque desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores y es leído cada sábado en las sinagogas.” (Hch 15,13-21).

Una carta que recoge las conclusiones de las dos asambleas Entonces decidieron los apóstoles y presbíteros, de acuerdo con toda la Iglesia, elegir de entre ellos algunos hombres y enviarles a Antioquía con Pablo y Bernabé; y estos fueron Judas, llamado Barsabás, y Silas, que eran dirigentes entre los hermanos. Por su medio les enviaron esta carta:

“Los apóstoles y los presbíteros hermanos, saludan a los hermanos venidos de la gentilidad que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia. Habiendo sabido que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, os han perturbado con sus palabras, trastornando vuestros ánimos, hemos decidido de común acuerdo elegir algunos hombres y enviarlos donde vosotros, juntamente con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que son hombres que han entregado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. Enviamos, pues, a Judas y Silas, quienes os expondrán esto mismo de viva voz:

Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza. Harán bien en guardar de estas cosas. Adiós.” (Hch 15,22-29)

Se prohíbe alimentos con sangre (animales estrangulados y no sangrados), alimentos ofrecidos en los sacrificios a los ídolos, impureza (posiblemente uniones matrimoniales inválidas según Lev 17-18).

Misión cumplida. Bernabé y Pablo regresan a Antioquía con el problema solucionado. Aparentemente, porque los judaizantes continuarán su campaña queriendo imponer la Ley de Moisés a los gentiles convertidos. Pablo tendrá que tratar este problema ampliamente en las cartas a Gálatas y Romanos.

Ellos, después de despedirse, bajaron a Antioquía, reunieron la asamblea y entregaron la carta. La leyeron y se gozaron al recibir aquel aliento. Judas y Silas, que eran también profetas, exhortaron con un largo discurso a los hermanos y les confortaron.

Pasado algún tiempo, fueron despedidos en paz por los hermanos para volver a los que los habían enviado. Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía enseñando y anunciando, en compañía de otros muchos, la Buena Nueva, la palabra del Señor (Hch 15,30-35).

Volvamos a la historia de la comunidad de Antioquía Estamos al principio y han pasado muchas cosas, es una comunidad que tiene ya bastantes años, casi 20 años de existencia porque allí el evangelio llegó muy pronto y ese episodio que vamos a evocar lo haremos partiendo de un testimonio de Pablo. Este episodio ocurrió a finales de la década de los años 40, aproximadamente en el año 49, es lo más probable.

El evangelio había llegado allí muy al principio, alrededor del 31 o 32, o sea que ya había pasado como 15 o 16 años de la configuración de la comunidad. Una cosa que sabemos es que la fundación de la comunidad y su desarrollo estuvo marcado por misioneros anónimos que junto con estos helenistas pasaban por la ciudad antes de partir a Chipre o a Cirene en el norte de África

Pablo llega años después. Y narra con detalle en el cap. 2 de la carta a los Gálatas, 11-14, un conflicto en la que participan no solo él, sino también Pedro, Bernabé y algunos que eran enviados desde Jerusalén, “algunos de parte Santiago.”

La carta a los Gálatas es una carta muy peculiar porque en los dos primeros capítulos Pablo cuenta muchas cosas de su vida, explica cómo le había llegado el evangelio, qué es lo que había hecho después de recibir el testimonio de Jesucristo y cómo parte para Jerusalén…un testimonio de vida que no lo encontramos de manera tan ordenada en ninguna de las otras cartas. Es casi una especie de autobiografía de Pablo; por eso estos dos capítulos de la carta a los Gálatas son muy importantes en la reconstrucción de los orígenes del cristianismo

En el testimonio que Pablo hace en estos capítulos cuenta otros acontecimientos, por ejemplo dice que fue a Jerusalén y ahí estuvo conversando con Pedro 15 días para informarse, etc.; pero no dice más, no nos dice de que hablan, que le comenta Pedro de su experiencia con Jesús. Sin embargo este episodio que ocurrió en Antioquia lo cuenta con mucho detalle; lo leamos juntas…

Cuando Cefas llegó a Antioquía me enfrenté con él abiertamente, pues era censurable. 12 Antes de venir algunos de parte de Santiago, solía comer con los paganos; en cuanto llegaron, se retraía y se apartaba por miedo a los judíos. 13 Los otros judíos cristianos se pusieron a disimular como él, hasta el punto de que incluso Bernabé se dejó arrastrar a la simulación. 14 Cuando vi que no procedían rectamente según la verdad de la Buena Noticia, dije a Pedro en presencia de todos: Si tú, que eres judío, vives al modo pagano y no al judío, ¿cómo obligas a los paganos a vivir como judíos? 15 Nosotros, judíos de nacimiento, no paganos pecadores, 16 sabemos que el hombre no alcanza la justicia por observar la ley, sino por creer en Jesucristo; nosotros hemos creído en el Mesías Jesús para alcanzar la justicia por la fe en el Mesías y no por cumplir la ley, pues por cumplir la ley nadie alcanza la justicia. 17 Ahora bien, si los que buscamos en el Mesías nuestra justicia resulta que también somos pecadores, ¿es el Mesías un agente del pecado? De ningún modo. 11

Fíjense, antes de que vinieran algunos de los de Santiago en la comunidad de Antioquía todos comían en común. Pero hay un dato que debemos traer de nuestra memoria, Santiago era el líder en una época importante de la historia de la comunidad de Jerusalén, cuando esta iglesia se centra principalmente en los judíos convertidos al cristianismo.

Estamos en esta época, en el año 49 justo en su apogeo; entonces unos emisarios de Jerusalén vienen a Antioquía.

Pedro antes de que vinieran no tenía reparo de comer con los paganos, sin embargo cuando llegaron los de Santiago comenzó a retraerse y a apartarse por miedo a los partidarios de la circuncisión, y éstos venidos desde Jerusalén, que se habían configurado en una comunidad cristiana que era judaizante, querían que todos se hicieran judíos antes de recibir el bautismo, por lo tanto que se circuncidaran. La circuncisión era el signo de incorporación al pueblo de Israel.

Cuando Pedro comenzó a apartarse por miedo a los partidarios de la circuncisión los demás judíos lo imitaron en esta actitud y hasta el mismo Bernabé. Bernabé había sido compañero de Pablo desde los comienzos, él lo había ido a buscar a Tarso y lo trajo a Antioquia; hasta el mismo Bernabé, que había sido “su compañero”, se dejó arrastrar por Pedro.

Viendo pues este proceder que no se ajustaba a la verdad del evangelio, Pablo le dice a Pedro en presencia de todos:

“si tú que eres judío y vives como pagano y no como judío, por qué obligas a los de origen pagano a comportarse como judíos”.

Este es un episodio fuerte, un enfrentamiento duro entre dos figuras muy importantes de la iglesia antigua, Pablo y Pedro, y se configura como un hecho determinante en el proceso de evangelización de la primera iglesia.

Este conflicto va a determinar nada más y nada menos que el inicio de la misión independiente de Pablo.

Pero ahora analicemos por qué discutían; discutían porque Pedro se apartaba de la mesa donde compartía con los paganos, y todo esto por el problema de la comunión de mesa.

Fíjense para nosotras esto nos puede resultar un problema poco importante, pero para los judíos era fundamental

Si leemos solamente los primeros libros de la Biblia, nos daremos cuenta de la cantidad impresionante de textos que hacen referencia a las prescripciones en las comidas. La comida es un elemento importantísimo en todas las culturas, qué es lo que se come, con quién se come, a quién se le sirve primero, quién preside la mesa, la comida es un micro cosmos del sistema social.

Ese sistema social es pequeño, normalmente en una familia a la cabecera de la mesa está el padre y normalmente al padre se le sirve primero, es una manera de reconocer y reforzar la autoridad del padre sobre la familia, al invitado se le da un puesto de honor y las comidas son un espejo importante en la estructura familiar y grupal; los judíos no quedan al margen de este dato referencial

De manera que esto de comer con los paganos o no, no era una cosa menor, era una cosa muy importante. Ya en este cap. de Gálatas y en el libro de los Hechos se había acordado que no era necesario que los paganos fueran circuncidados, pero ¡cuándo se trataba de la comunión de mesa eso era necesario! ¿Por qué?, porque los judíos no comían ciertos alimentos y le repugnaba mucho ver que alguien que estaba sentado en la mesa con ellos comieran esos alimentos que consideraban impuros. Este es el motivo de la discusión.

Recordemos algunos datos, en el cap. 15 de los Hechos, podemos encuadrar mejor el relato. Lucas nos cuenta este mismo acontecimiento, pero parece decir otra cosa. Pablo dice que cuando fueron a Jerusalén a plantear la cuestión de los gentiles expresa que nada me impusieron: sólo pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa que yo mismo me había propuesto. Sí queda claro en este encuentro la división en el campo de la predicación.

Las palabras de Pedro y de Santiago en los Hechos (15,6-21), así como la división de los campos de misión en la que insiste Pablo (Gal 2, 7.9: “nosotros a las naciones; ellos a la circuncisión”) indican que hubo un reconocimiento explícito de la misión a los paganos tal como había sido llevada a cabo en y desde Antioquía Pablo habla que se encontró con los pilares de la Iglesia, y son ellos los que no le imponen nada sobre el tema de la circuncisión o de las comidas.

Esta división en la primera iglesia nos plantea desde ya dos misiones separadas, y aunque nos resulta en los comienzos algo extraño, para ellos era normal porque pensaban que la parusía iba a venir de manera muy inmediata, entonces corría mucha prisa, debían advertir a los judíos, por un lado, y a los paganos, por otro, que eso iba a suceder

Este enfrentamiento tuvo enormes consecuencias para la siguiente etapa de la misión. Pedro y el mismo Bernabé que había participado junto con Pablo en la primera experiencia misionera en la diáspora anunciando allí el evangelio también a los paganos, se alinearon con la posición de la iglesia de Jerusalén, mucho más sensible a la forma de entender la incorporación de los paganos al pueblo elegido en la tierra le Israel. Pablo, por el contrario, se mantuvo firme en sus convicciones, pero quedó al margen de la posición oficial

Tanto el libro de los Hechos como el mismo Pablo levantan acta de su ruptura con los apóstoles vinculados a la iglesia de Jerusalén.

En Hch 15, 36-40 se describe sin paliativos la ruptura con Bernabé, aunque la verdadera motivación de esta ruptura se camufla aduciendo su discrepancia sobre si Juan Marcos, que los había abandonado en la primera misión, debía o no acompañarlos.

En Gal 2, 11-14, sin embargo, se pone de manifiesto el verdadero motivo: Pablo se negó a aceptar una comunión de mesa que obligara a los paganos a adoptar el modo de vida judío.

Como ven: ¿podemos compartir la mesa judíos y paganos? es un problema relacionado con la misión.

Cuando una comunidad tiende a ser plural, en la que todos no pensamos lo mismo, y no todos vemos las cosas de la misma manera, es posible que eso provoque conflictos y a veces, como en este caso, provoque rupturas; rupturas menores pero rupturas, que en este episodio ¿llegan a romper la comunión?

Frente a esta situación es importante recordar la relación entre Jerusalén y Antioquia; ésta era muy estrecha y fluida, piensen que casi todos los judíos debían partir del puerto de Antioquía para volver a sus comunidades, la gente pasaba continuamente por la tercera ciudad del imperio, y los primeros cristianos viven esa misma comunicación, no son ajenos a ese intercambio.

Otro elemento que nos puede dar luces a esta relación tan estrecha es cuando se vive la guerra judía, muchos de los judíos que vivían en Palestina se refugiaron en Antioquia porque era donde tenían más conocidos

Pero también había intercambio de las normas y prescripciones; lo que se cumplía en Jerusalén valía también para Antioquia, de manera que Antioquia era un poco como una Jerusalén, como otra Jerusalén muy estrechamente vinculada, esto hace de que la relación entre ambas hiciera que el evangelio llegara muy pronto a Antioquia

Si recordamos la noticia de los vv. 20 y 21 del cap. 11 de Hechos que ya relatamos, podemos tener una mirada gráfica en ese sentido 20

Entre ellos había algunos chipriotas y cireneos que, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar a los griegos anunciándoles la Buena Noticia del Señor Jesús. 21 La mano del Señor los apoyaba, de modo que un gran número creyó y se convirtió al Señor.

Si el incidente de Antioquia tuvo lugar en el año 48-49, ya para entonces estaba esta comunidad bastante asentada. El evangelio, seguramente se anunciaba personalmente, se anunciaba transmitiendo una experiencia. Poco a poco desde esta experiencia se han ido formando pequeñas comunidades que constituían la comunidad de Antioquia. Y fue tan eficaz esta primera evangelización, que muy pronto la comunidad de Antioquia se convierte en una comunidad misionera y aquí nos encontramos con otras experiencias misioneras que nos ayuda a ver esta riqueza de los comienzos.

Hay por lo menos 3 experiencias misioneras que pasan por Antioquia. Una es la misión que llevan a cabo Pablo y Bernabé. La describen con todo detalle el libro de los Hechos en los capítulos 13 y 14. Ya la hemos recorrido Esta misión es la misión que Pablo aparece o actúa como un delegado o misionero de la comunidad de Antioquia, muy diferente de lo que hará después del conflicto Antioquia. Luego él emprenderá una misión en cierto modo por su cuenta, la llamamos una misión independiente.

Hay una segunda misión desde Antioquia que llevo a cabo Pedro; Pedro fue un personaje importantísimo en Antioquia, más allí está su sede, no en Jerusalén, paradójicamente en Jerusalén está la sede de Santiago. Su huella la vemos sobre todo en el evangelio de Mateo, ya que el texto se compuso en Antioquia, por lo tanto la comunidad pone bajo su nombre el evangelio predicado y relatado entre ellos.

Y por último tenemos la misión de Pablo, que también parte de Antioquia, pero en una circunstancia muy especial. Tenemos muchas noticias de ella, por lo tanto parece haber tenido su importancia en las primeras comunidades

El libro de los Hechos cuenta las diversas misiones de Pablo, tres viajes apostólicos, como si todo fuera igual, pero históricamente son muy distintas. Los Hechos presentan un esquema diferente a las cartas. En las cartas tenemos a Pablo que describe esta segunda misión, y se presenta como misionero independiente; este dato quizás les va a llamar un poco la atención pero tiene también para nosotros una enseñanza muy importante y es el hecho de que Pablo inicia esta misión independiente después del conflicto de Antioquia, y diríamos en desacuerdo con la iglesia de Jerusalén.

O sea Pablo no salió de Antioquia con todas las bendiciones como hace ver Lucas. El tercer evangelista lo presenta como el personaje principal del libro de los Hechos, pero Lucas escribe mucho tiempo después, y pretende de alguna manera reivindicar la misión de Pablo, pues dice que Pablo y Bernabé discutieron por una tontería.

La verdadera discusión es la que Pablo muestra en la carta a lo Gálatas, eso sí que era un tema de importante discusión.

Hay dos momentos en la experiencia misionera de Pablo que son radicales: Primero la que hace en comunión con la iglesia de Antioquia y con la iglesia de Jerusalén como delegado de la iglesia de Antioquia junto con Bernabé, y otra misión que él empieza un poco por su cuenta y en oposición a la iglesia de Jerusalén. La iglesia de Antioquia, junto Pedro y Bernabé se alineó con la iglesia de Jerusalén, dada la posición de los que venían de parte de Santiago, y desde ese momento Pedro y Pablo ya no tenían lugar en Antioquia. Pablo se va de Antioquia.

Pero fíjense la enseñanza, Pablo fue fiel a una profundísima convicción que él tenía, que había recibido de Dios: ser apóstol de los paganos, y él es fiel a ese mandato recibido del Señor que consideraba la verdad del evangelio como una verdad para todos, aunque la autoridad, que era la iglesia de Jerusalén, no lo viera con esa claridad; no solamente fue fiel a ese encargo que él había recibido sino que en todo momento

procuró mantener y cultivar la comunión con la iglesia de Jerusalén

¿Cómo fue esto?

Su gran preocupación en los seis o siete años que duró esta misión independiente, del año 49 hasta el año 55, el llevar el evangelio a los paganos, estuvo transitada por el bienestar de la iglesia de Jerusalén

¿Saben cómo lo hizo?

Haciendo una colecta que finalmente llevó a Jerusalén. Llama muchísimo la atención que en estos seis o siete años de misión, sobre todo alrededor del mar Egeo, prácticamente dos se los pasó organizando la colecta, escribiendo a las iglesias, reuniendo y buscando a los delegados, y así logró reunir una suma de dinero considerable, con el aporte de todas las comunidades

Es significativo lo que escribe en la carta a los Romanos (15,25-31) 25

En este momento me dirijo a Jerusalén para el servicio a los consagrados. 26 Pues los de Macedonia y Acaya han decidido solidarizarse con los cristianos pobres de Jerusalén. 27 Lo han decidido como era su obligación: pues si los paganos se beneficiaron de sus bienes espirituales, es justo que ellos los socorran en los materiales. 28 Cuando haya concluido este asunto, garantizando la entrega de la colecta, me dirigiré a España pasando por vuestra tierra. 29 Y sé que, cuando llegue a visitaros, lo haré con la bendición colmada del Mesías. 30 Por nuestro Señor Jesucristo, hermanos y por el amor que infunde el Espíritu, os recomiendo que luchéis a mi lado rezando por mí a Dios, 31 para que me libre en Judea de los que no creen y para que mi misión entre los consagrados sea bien recibida.

La organización de esta colecta ocupa como vemos, un lugar llamativamente importante en sus cartas, no solo porque habla de ella varias veces (1 Cor 16, 1-4; 2 Cor 89; Rom 15, 25-28.31), sino porque absorbió sus energías durante mucho tiempo. Fue ciertamente algo muy importante para él y, a juzgar por el lenguaje que utiliza para referirse a ella (gracia, bendición, servicio, comunión, servicio público), tuvo un significado muy especial.

Al planificarla y realizarla, seguramente tuvo en cuenta la recomendación que le habían hecho los líderes de la comunidad de Jerusalén de “acordarse de los pobres” (Gal 2, 10); pero había algo más: sin duda, el deseo de establecer lazos de comunión entre las iglesias fundadas por él y la iglesia madre; y tal vez, llevar a la ciudad santa un anticipo de la “ofrenda de las naciones” (Rom 15, 16) en cumplimiento del oráculo de Isaías que inspiraba e impulsaba su proyecto misionero (ls 66, 20)