casas de paja, solución verde

15 mar. 2014 - (BAM) y portavoz de la Red Española de Cons- trucción con Paja. Según Maini, “la construcción con paja ti
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Texto Yaiza Saiz

Son baratas, fáciles de construir, resistentes, y consumen muy poca energía... ¿Puede ser la construcción con balas o fardos de paja una alternativa a medio plazo a la crisis del ladrillo?

MINT IMAGES - PAUL EDMONDSON

Jordi Pich lo tiene claro. “Ni yo ni mi compañera queremos hipotecarnos para toda la vida”, explica. ¿La alternativa? La autoconstrucción de su hogar en Camallera (Girona) a partir de balas de paja. Adquirió a buen precio una parcela que, desolada por la crisis, presentaba el esqueleto de hormigón de una vivienda pendiente de concluir y decidió acabarla con dicho material. “Con paja es posible construir una casa mucho más aislante, tanto del frío como del calor, a un precio más económico”, ilustra. El autoconstructor asegura no sentir deseo por poseer una casa que perdure eternamente, sino que sea sostenible y simplemente cubra sus necesidades por el tiempo que le quede de vida a él y a su familia. Y “si mis hijas u otras generaciones pueden aprovechar algo el día de mañana, pues mucho mejor”, añade. En tiempos de crisis, la búsqueda de alternativas al hormigón está cobrando sentido. Cada vez más personas apuestan por materiales renovales y económicos para edificar. Y la paja es uno de ellos. “En estos últimos tres años hemos notado un crecimiento exponencial del interés por la construcción con balas o fardos de este material, tanto por parte de arquitectos técnicos como de personas sin formación”, explica Maren Terrens, pionera en España en este tipo de edificaciones y coautora junto a Rikki Nitzkin del libro Casas de paja. Una guía para autoconstructores (EcoHabitar). Construir con paja Mucha gente cree que con fardos de paja sólo es posible edificar cabañitas o casas de

FOTOS: VALENTINA MAINI

CASAS DE PAJA, SOLUCIÓN VERDE

En las fotos de estas dos páginas se puede observar, arriba, una casa de paja sita en Vallgorguina (Vallès Oriental), y bajo estas líneas, diferentes fases de la construcción

estilo hippy. En realidad no es así. La paja también se rinde al diseño arquitectónico, y la gran mayoría de los edificios que se levantan con este material siguen las mismas directrices en las fases de construcción que cualquier otro edificio. El proceso es el siguiente: primero se prepara el terreno excavando unos cimientos que se rellenan con grava. Una vez están listos, las paredes pueden erigirse en un tiempo récord, en comparación con otros materiales de construcción como el ladrillo convencional o incluso la madera. “Este tipo de obras, además de ser rápidas, permiten participar mucho más a las mujeres, a los niños y a los ancianos – explica Terrens –; porque las balas o ladrillos de paja compacta son muy fáciles de manipular”.

vez la estructura se ha finalizado, las paredes son recubiertas con redes similares a las de la pesca. El último paso tampoco reviste dificultad, ni retrasa la rapidez del método de construcción. Se aplica sobre la red una capa de estuco tan barato, resistente y local como las propias balas de paja. Y he aquí la nueva vivienda. ¿Sobre cuánto puede oscilar el precio de este tipo de construcciones? “Depende muchísimo del diseño, de los acabados, de si se decide poner un suelo de madera o de mármol… pero a lo mejor por 500 euros por metro cuadrado puedes construir, sin incluir el precio del terreno”. Eso sí, haciéndolo con tus propias manos, porque al dejarlo en manos de terceros el coste puede alcanzar el precio de cualquier obra convencional.

Los fardos de paja son sujetados entre sí con cuñas de bambú u otras técnicas de sencillez similar y, una

Asequibles, resistentes y verdes Más allá de la idea difundida por el cuento de los tres cerditos, en el

que el lobo sopla y sopla hasta que la casa de paja se viene abajo, una edificación que emplea este material como muro de carga puede mantenerse en pie por más de 100 años. “El hormigón armado suele perdurar aproximadamente unos 80 años, sin reformas, así que la paja no es una mala alternativa ¿no?”, añade Terrens. La siguiente duda que suele asaltar al que no está introducido en este tipo de construcciones es si son resistentes al fuego. La respuesta es sí. La paja es un material inflamable cuando se encuentra suelta, pero cuando está fuertemente compactada (como en el caso de las balas o fardos con los que se construye) no puede arder con facilidad. No obstante, para evitar sustos e incidentes, el muro de carga se recubre de morteros de diferentes materiales que ayudan a retardan muchísimo la propagación del fuego en caso de que haya un incendio.

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EN CASA

Bajo estas líneas, dos imágenes, una interior y otra exterior, de una casa de paja en Austria

ción al bolsillo del propietario, estas casas emplean materiales renovables de la biosfera y no obligan a erosionar el terreno a la hora de construir. Y en los tiempos que corren esto es vital. “Si queremos seguir manteniendo el mismo nivel de bienestar y reducir de forma exponencial el impacto medioambiental de tóxicos, residuos, energía, etcétera, no podemos seguir construyendo como lo hicimos hasta ahora, debemos recurrir a otro tipo de materiales”, afirma la arquitecta Valentina Maini, presidenta de BioArquitectura Mediterránea (BAM) y portavoz de la Red Española de Construcción con Paja. Según Maini, “la construcción con paja tiene el mismo impacto ambiental que la agricultura (derivado del uso de fertilizantes), pero por lo menos no es el de la industria petroquímica”. Además, hay que tener en cuenta que la paja y la madera, material que también se suele utiliza en este tipo de construcciones para levantar la estructura de la edificación, son recursos transpirables y vivos que absorben el CO2.

CASAS SANAS Y ECOLÓGICAS

Aparentemente frágil, la paja posee además un gran valor térmico. “No existe ningún material en el mercado que iguale en capacidad aislante al muro de paja”, afirma el arquitecto bioclimático Iñaki Urkia, quien asegura que estas casas disponen de las mismas garantías de habitabilidad que las convencionales, con la diferencia de que la paja resulta infinitamente más barata y no daña el entorno. “Al precio de tres euros por metro cuadrado tienes un aislante de 50 centímetros, es decir, 5 veces más de lo que pide la normativa del código técnico sobre aislamientos térmicos”, explica el arquitecto. Lo que se traduce, según Urkia, en “una casa que va a consumir cinco veces menos energía que las convencionales”. Calientes en invierno y frescas en verano, además de ahorrar un gran coste en calefacción y refrigera-

Respetuosa con el medio ambiente, económica y eficiente; la bioconstrucción es una buena alternativa para hacer frente a la crisis de la construcción. A parte de la paja, muchos otros materiales brindan posibilidades infinitas a precios muy razonables. “La misma tierra del terreno donde excavamos los cimientos de una casa puede servirnos para construir”, explica Petra Jebens, arquitecta alemana afincada en España y presidenta del Instituto Español de Baubiologie (filial del prestigioso Institut für Baubiologie de Neubeuern, en Alemania). Baubiologie, traducido al castellano, quiere decir biología de la construcción. Cáñamo, bambú, cubiertas ajardinadas que permitan al hogar respirar, o la vuelta al adobe son algunas de las soluciones que propone esta especialista. Según Jebens, la bioconstrucción en los tiempos que corren es de vital importancia, ya no sólo por la crisis económica, sino porque “o cambiamos

nuestras actitudes hacia la construcción o no habrá futuro”. Si edificásemos con materiales ecológicos, además de consumir menos energía y disminuir muchas veces el precio de los costes, también ahorraríamos en salud. “Un dato curioso es que la construcción orgánica utiliza formas redondeadas porque estudios científicos han constatado que la forma del edificio donde vivimos

nos influye psicológicamente – explica la arquitecta –; las viviendas convencionales son cajas rectangulares, pero si observamos la naturaleza muy raras veces encontramos líneas y ángulos rectos”. Las soluciones para construir casas más sanas y energéticamente más eficientes existen, ahora “lo que tiene que cambiar es la conciencia de la gente – añade Jebens –; igual que con la comida o con

la ropa, si no nos preguntamos que es lo que hay dentro y compramos sin elegir, seguirán fabricándonos los mismos productos dudosos”.

Abajo, casa de paja a medio construir situada en Gales, Reino Unido

Una técnica ancestral Construir con el tallo seco de ciertos cereales (como el trigo, la avena, el centeno o el arroz) no es algo nuevo. Al contrario. La paja es uno de los materiales de construcción más antiguos del mundo y, combinada con el barro, se ha empleado durante miles de años atrás para edificar. En Alemania o Inglaterra, por ejemplo, es posible encontrar aún habitadas algunas de estas viviendas con más de 500 años de antigüedad. Lo que sí es actualmente innovador es la construcción con balas o fardos de este material, resultado de la prefabricación industrial. “Gracias a la tecnología de las empacadoras o embaladoras (las máquinas que comprimen la paja) podemos trabajar con estas balas, superpuestas unas encimas de otras, para configurar el muro de carga”, explica Maini. En países como Holanda, Alemania o Austria esta tipología de construcción está mucho más extendida que en España; y al otro lado del charco, en EE.UU., “llevan más de 100 años edificando así. Allí no es ninguna novedad”, añade Urkia. La primera casa de fardos de paja se construyó en Nebraska en 1896. En esa región no había ni madera ni piedra con que construir y se necesitaba dar solución rápida a una serie de viviendas de uso provisional, pero rápidamente la idea se propago por el continente al ver que era un material resistente y fácil de manipular, y lo que era temporal se convirtió en perdurable. En Europa la construcción con balas de paja es algo relativamente reciente, pero nuestros vecinos

centroeuropeos del marco comunitario ya nos sacan unos treinta o cuarenta años de adelanto. Hace unos 15 años que tanto el gobierno austriaco como el alemán comenzaron a apostar e invertir, junto a sus universidades, en la investigación de las posibilidades que puede brindar este material. “Es una cuestión de cultura y de conciencia. En España siempre ha imperado la cultura del ladrillo y hasta ahora nadie se ha preocupado por abrir nuevas vías”, sostiene el arquitecto bioclimático Iñaki Urkia. Y si miramos a pocos kilómetros de nuestras fronteras, “la red francesa de construcción con paja, que nació al mismo tiempo que la española, ha asimilado mucho más rápido los conceptos técnicos. Allí existen ahora más de 700 casas de paja y se están construyendo bloques de siete pisos destinados a vivienda social”, asegura Maren Terrens. El caso de Mongolia, en Asia, también es digno de señalar. Ante la grave problemática de emisión de humos y contaminación a la que se enfrenta el país, consecuencia del alto uso del carbón que se hace en los hogares, el gobierno mongol ha decido promover e incentivar la construcción con paja como sistema de ahorro energético. ¿Y en núcleos urbanos? En España casi todas las edificaciones de paja se proyectan en zonas rústicas o en urbanizaciones de vivienda unifamiliar. Pero, ¿es posible construir con un material bioecológico de este tipo dentro la ciudad? “Sí, incluso podría dar solución a todas esas viviendas que, como herencia de la crisis, han quedado a medio construir – explica Valentina Maini –; o a rehabilitaciones de edificios antiguos”. Está comprobado que la paja se puede trabajar junto a una estructura de hormigón ya existente, aunque es verdad que hay que controlar más los problemas técnicos que puedan surgir del cambio de material. Pero en países como Alemania o Holanda existen muchas rehabilitaciones de este tipo en el centro de las grandes ciudades. Levantar bloques de pisos con paja también es factible. “Como muro de carga la paja permite construir una casita pequeña de dos alturas, pero si le metes madera a la estructura puedes subir todo lo que necesites”, asegura Iñaki Urkia. La construcción con paja puede cumplir los mismos requisitos legales que la de viviendas convencionales, tanto fuera como dentro de las ciudades. Demostrado esto, ¿cuál es el siguiente paso? “Nos falta que se redacte una normativa específica de la construcción con balas de paja, en otros países sí la hay –concluye Maren Terrens–; el día que logremos eso seguro que mucha gente se anima”. s

UN MURO DE PAJA REVESTIDO AGUANTA 100 AÑOS, EL DE HORMIGÓN UNOS 80 ALEMANIA O INGLATERRA PRESUMEN DE CASAS DE PAJA DE HASTA 500 AÑOS