“Carter es un killer cerebral”

17 oct. 2009 - torial Hachette. Especialmente una nove- la que admiro mucho, Noche de brujas, de. Frederick Brown, o Nic
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ENTREVISTA | JOSÉ PABLO FEINMANN

“Carter es un killer cerebral” De la Redacción de La Nacion

L

os relatos se suceden incansables en el estudio atestado de libros y discos de José Pablo Feinmann. Desbordado por el entusiasmo, el autor de La filosofía y el barro de la historia comenta entre risas cada uno de los detalles de su más reciente creación, el detective estadounidense Joe Carter. Anticomunista, homofóbico y racista, asesino despiadado, Carter protagoniza una serie de novelas plagadas de referencias a la cultura de masas, en las que el humor negro, la violencia y el sexo se mezclan con la política para crear una cruda caricatura del conservadurismo estadounidense. Feinmann contó a adncultura la génesis de las dos primeras novelas, Carter en New York, en la que el maduro detective investiga a la esposa de un mafioso, y Carter en Vietnam, de reciente publicación, donde se relatan sus fechorías juveniles en la guerra del sudeste asiático. –Comencé a escribir para entretenerme cuando mi mujer viajó a Nueva York, en diciembre de 2007, y me quedé solo. Hacía tiempo que tenía ganas de escribir una novela norteamericana. Una de las mayores creaciones de esa tradición es el detective clásico, el Marlowe de Chandler o el Sam Spade de Hammett. También el detective malvado, como Mike Hammer, de Mickey Spillane. Escribí primero algunos cuentos jocosos, porque me salía un humor cruel. Cuentos como “El asesinato de Lady Di”, que no está publicado, en el que Carter va a Londres a investigar el asesinato de Diana con Helen Mirren. Ese tipo de cosas me mataban de risa. Después escribí Carter en New York y Lloraré por ti, Stella Collinwood, que en principio eran nouvelles. Carter en Vietnam ya es una novela. Con ese libro me convencí de que tenía un personaje, de que me entusiasmaba la temática y el lenguaje que había encontrado. Me interesaba escribir en un lenguaje de traducción. –¿Cómo elaboró ese lenguaje? –Me inspiraron las traducciones precarias de la Serie Naranja de bolsillo, de editorial Hachette. Especialmente una novela que admiro mucho, Noche de brujas, de Frederick Brown, o Nick Charles, detective, de Dashiell Hammett. También to10 | adn | Sábado 17 de octubre de 2009

El autor de La astucia de la razón habla del detective que protagoniza sus dos últimas novelas, donde se divierte con el género negro y ofrece una sombría visión del Estados Unidos más conservador SEBASTIÁN SZYD

POR MARTÍN LOJO

PROLÍFICO. Feinmann ya tiene listas cinco novelas de la serie Carter

mé el doblaje de las series de televisión: “Eres un apestoso”, ese tipo de cosas. El lenguaje surgió de ahí y exageré un poco para darle forma. Al ser una lengua de doblaje, doy por supuesto que el lector argentino entiende que los personajes hablan en inglés, porque pueden decir cosas como “vete de aquí o te romperé la

crisma”. Eso me fascinó muchísimo. También contrastarlo con el narrador, que es muy distinto, tiene un estilo. Hay oraciones larguísimas, sin punto aparte, porque Carter es un loco que empieza a pensar y no puede salir de su paranoia. –¿Cómo describiría a Joe Carter? –Es el detective clásico norteameri-

cano, pero en el siglo XXI. Después del atentado a las Torres Gemelas, tendría que estar muy preocupado, ya no por el comunismo, sino por el islam. Todos los odios de Carter, a los negros, a los judíos, a los gays, a los hispanos, son tradicionales en un fascista como él. Pero el odio al islam se mezcla con el miedo y la derrota. Por eso en Carter en New York dice que siempre que va a la ciudad tiene que visitar el Ground Zero. No puede creer esa injuria a su patria. Se siente atacado por un sujeto al que no conoce. Carter asume el destino de América, por eso su discurso encarna todos sus símbolos, desde Mighty Mouse, Popeye y Captain Marvel hasta Cassius Clay. Aun cosas terribles como las bombas atómicas le parecen formidables. Lo veo muy ligado a Mike Hammer, y creo que en la Argentina va a ser inevitable asociarlo a Boogie el Aceitoso, el personaje de Fontanarrosa. Boogie es un mercenario más frontal; Carter no, es un contract killer cerebral y un detective. No se sabe hasta qué punto tiene poder porque, aunque vive como una rata, puede llamarlo el FBI o la CIA para encargarle un asesinato sofisticado. –¿Cuáles fueron sus modelos? –Además de los literarios, los detectives y villanos del film noir. Cuando me imagino su cara pienso en Sterling Hayden, el protagonista de Casta de malditos, la película de Kubrick. O actores como Robert Ryan y Robert Mitchum. Son los que me gustan, no Gregory Peck ni Glenn Ford. Admiré desde muy chico a los antihéroes. Jack Palance o Lee Marvin en su etapa brillante en Hollywood. Tendría seis años cuando vi El beso de la muerte, con Richard Widmark, y quedé loco con la escena en que Tommy Udo tira a la viejita por la escalera. Hoy podría ser el villano de Dennis Hopper en Terciopelo azul, un personaje muy poderoso. Me gustan los villanos. –En Carter en New York, el personaje dice que Estados Unidos hoy no necesita héroes sino asesinos. ¿Cuál es la diferencia entre el héroe estadounidense clásico y el actual? –Ésa es la tesis fundamental de la novela. Como en Irak, América está dispuesta a hacer la guerra donde sea necesario. Ése es el concepto de guerra preventiva. Carter es el detective de la era Bush,