Autos: investigan una asociación ilícita

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Política

Página 8/LA NACION

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Martes 11 de marzo de 2008

Importaciones irregulares: avances en la causa judicial de los vehículos diplomáticos

Autos: investigan una asociación ilícita Una empleada de Cancillería dio detalles del vínculo estrecho entre el responsable de las franquicias y el gestor más sospechado Por Paz Rodríguez Niell De la Redacción de LA NACION El juez que investiga el escándalo de los autos diplomáticos tiene en su poder un documento que puede ser la clave para demostrar que en la Cancillería operó una asociación ilícita: un testimonio que revela la relación estrecha entre Jorge Matas, el ex responsable del área de franquicias, y Pablo Rodríguez, el gestor más comprometido en la causa. Se trata de la declaración de una empleada del Ministerio de Relaciones Exteriores que trabajaba para Matas. En su testimonio, al que accedió LA NACION, contó detalles de cómo operaban los miembros de la presunta banda. La identidad de esta empleada no trascendió y hasta ayer se mantenía en estricta reserva. Esta testigo relató que Rodríguez se manejaba con toda soltura dentro del Departamento de Franquicias, que Matas lo recibía en su despacho y que muchas veces los vio irse juntos de la Cancillería en autos con chapa diplomática que el gestor manejaba pese a no pertenecer a ninguna embajada. Declaró también que Cristina Santander y su hija, Marisol Rodríguez, que reportaban a Matas, controlaban los expedientes de las franquicias sin permitir que nadie más interviniera. Afirmó, además, que ambas tenían con Rodríguez un trato “muy familiar, de besos”. Lo mismo que con otro de los gestores, Néstor González, que solía usar sus computadoras. Esta declaración forma parte del sumario administrativo que instruye la Cancillería. Llegó al juzgado de Norberto Oyarbide la semana pasada y es una de las pruebas que le hicieron sospechar que existió una “asociación ilícita” con agentes del Estado y gestores involucrados. Fue sobre la base de esta investigación de la Cancillería que el juez ordenó ayer las indagatorias de cuatro funcionarios que trabajaban con Matas (su jefe y tres subalternos) y de Pablo Rodríguez (de lo que se informa por separado). Para el fiscal del caso, Patricio Evers, de la presunta asociación ilícita participaron también “miembros de delegaciones diplomáticas extranjeras”, pero el juez aún no tiene pruebas para sostener algo así, informaron a LA NACION en los tribunales. No obstante, ayer ordenó una medida que apunta contra la embajada de Rusia. Oyarbide pidió el número de teléfono de la sede diplomática y el de la residencia del embajador. Fuentes judiciales adelantaron que analiza hacer un cruce de llamadas entre estos números y los de los acusados. LA NACION se comunicó ayer con voceros de la delegación rusa, que prefirieron no hacer declaraciones. El principal gestor de Rusia para los trámites de importación de autos era Pablo Rodríguez. De acuerdo con el sumario interno de la Cancillería, él era un asiduo visitante del Departamento de Franquicias. Trataba con Santander y Marisol Rodríguez asuntos de la embajada de Rusia y también de las de Cuba y Belarús.

Viajes compartidos En el testimonio al que accedió LA NACION la testigo declaró que Rodríguez y las dos mujeres “se reunían, tomaban mate y fumaban”, y sostuvo que luego de que madre e hija fueran desplazadas el vínculo de Pablo Rodríguez con Matas se mantuvo intacto. Tanto es así que seguían yéndose juntos. “Cuando ellas ya no prestaban más funciones en el Departamento de Franquicias vi por la ventana que Matas entró por la puerta de atrás en un au-

Un negocio turbio En un mes y medio, la investigación por las importaciones irregulares de autos para diplomáticos avanzó a todo ritmo y ya hay seis acusados que fueron citados a declarar. Así se la detectó:

1 LA SOSPECHA Ante la sospecha de "irregularidades", el canciller Jorge Taiana ordena en agosto de 2007 realizar una auditoría en el Departamento de Franquicia del Ministerio de Relaciones Exteriores.

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LAS MANIOBRAS AL DESCUBIERTO

MECANISMOS DE IMPORTACION

Los resultados confirman, a fines de octubre, las sospechas del ministro. Se detectan maniobras de contrabando de automóviles. En noviembre, Taiana ordena el desplazamiento de Jorge Matas, titular del Departamento de Franquicia.

La maniobra consistía en importar rodados a bajo costo gracias a la exención de impuestos que rige para miembros del cuerpo diplomático. Los beneficiarios conseguían el permiso de circulación y nacionalización de los vehículos antes de los plazos estipulados, lo que les permitía venderlos a precio de mercado y obtener así grandes beneficios.

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LA DENUNCIA PENAL

INDAGATORIAS

El 22 de enero, Taiana impulsó una denuncia penal ante la justicia federal. Está en poder del juez Norberto Oyarbide. Un día más tarde, la Aduana presentó una denuncia similar, pero por contrabando, en la justicia penal económica. Quedó a cargo de Jorge Brugo.

El juez Oyarbide supone que en Cancillería se montó una asociación ilícita. La semana pasada ordenó la indagatoria de Matas (fue postergada para el 1° de abril) y ayer citó a cinco acusados más: cuatro funcionarios y un gestor.

Facsímil de la denuncia LA NACION

to con chapa diplomática estacionado sobre la calle Esmeralda”, relató. “A continuación, el señor Rodríguez entró en la oficina para dejar un expediente y luego ingresó en el auto donde se encontraba el ministro Matas, arrancó y se fueron.” La testigo dijo haber visto esto “más de una vez”, que Matas subía en el asiento de atrás y que los autos eran distintos, pero “siempre con chapa diplomática”. Según este testimonio, había otro gestor que también tenía asiduo acceso a las oficinas de Franquicias: Néstor González. “Tenían con él el mismo trato que con Pablo Rodríguez. Incluso muchas veces lo vi leyendo cosas de la computadora de Santander”, sostuvo la testigo. En cuanto a Santander y su hija, la testigo afirmó: “Nunca me quisieron explicar el trabajo. Ellas eran quienes lo hacían exclusivamente. Incluso cuando ellas no estaban y había que buscar algo no se podía, porque todo estaba guardado bajo llave”. Consultada por el director del sumario, la declarante dijo que ambas mostraban una posición económica “muy holgada”. La testigo relató además que Matas iba muy poco tiempo al Palacio San Martín: “Un par de horas a la mañana y un par de horas a la tarde. Prácticamente sólo a firmar”. Y que había temas que ni siquiera controlaba. “Se remitía a firmar solamente.” En un primer momento, estaba previsto que Matas declarara ayer ante Oyarbide, pero su indagatoria se pospuso. Le dieron más tiempo porque el objeto de la investigación se amplió y ahora se lo acusa también de presunta “asociación ilícita”. Sus abogados ya están trabajando para esa presentación, pero antes pedirán otras medidas de prueba. Fuentes cercanas a Matas informaron a LA NACION que su abogado, Diego Pirota, tiene previsto presentar hoy un escrito para atacar el sumario interno de la Cancillería. La presentación tendrá por objeto cuestionar a los autores del sumario por las “contradicciones” y las “omisiones”. Por eso, pedirá que se realice una nueva auditoría.

El escenario

El caso que equipara a la diplomacia con la política Por Lucas Colonna De la Redacción de LA NACION Dos razonamientos resuenan en la Cancillería cuando se trata del affaire de los autos. Uno se manifiesta en favor del avance de la investigación y en respaldo del derrotero que seguirán ahora en los tribunales cinco funcionarios del Palacio San Martín. El otro se interroga por las consecuencias de un caso que, para bien o para mal, prematuramente o no, ha logrado poner en tela de juicio la imagen de la diplomacia ante la opinión pública, a punto tal de exhibirla equiparada con las remanidas prácticas de la mala política. He aquí el elemento nuevo: un profundo malestar invade a muchos diplomáticos de carrera que observan de lejos los irregulares manejos en el departamento de Franquicias. En parte de “la Casa” –como se llama al cuerpo estable del servicio exterior de la Nación– consideran que el episodio, denunciado por el propio canciller Jorge Taiana, arrojó un manto de sospechas sobre las conductas de quienes están, a priori, entre los cuadros más calificados del Estado. ¿Están justificadas esas sospechas? La pregunta está en boca de muchos funcionarios que no han tenido nada que ver con el asunto. Lo cierto es que, por estos días, el caso parecería ensombrecer incluso a quienes fueron lejanos a los hechos investigados. Y en tanto y en cuanto no se conozca a los res-

ponsables de las maniobras irregulares que se denunciaron, no dejará de hacerlo. LA NACION recogió esa respuesta entre varios diplomáticos argentinos que no objetan la investigación promovida por Taiana, pero que no dejan de preguntarse por el costo que pagará la credibilidad de la diplomacia argentina en el mediano plazo. * * * Nadie cuestiona –al menos de viva voz– el avance de la investigación judicial sobre las concesiones irregulares de las franquicias. Lógico: hacerlo sería sugerente y por demás sospechoso. Sin embargo, las citaciones formuladas ayer por Norberto Oyarbide para que cinco funcionarios de la Cancillería, entre ellos el director de Ceremonial, Marcelo Pujó, y el ex encargado de Franquicias, Jorge Matas, presten declaración ante la Justicia no fueron precisamente auspiciosas para “la Casa”. Ocurre que entre muchos diplomáticos persiste la idea de que la sucesión de títulos en los diarios que vinculan a la Cancillería con la Justicia no hacen más que profundizar las generalizaciones sobre un comportamiento reprochable en el cuerpo diplomático. “Se corre el peligro de que nos tomen a todos por delincuentes, cuando estamos lejos de serlo”, dijo un funcionario con rango de embajador. Fueron las autoridades políticas del ministerio, con Taiana a la cabeza, las que presentaron la denuncia que destapó las maniobras sospechosas en la entrega de franquicias

para los autos diplomáticos. El razonamiento que prima entre los promotores de la investigación es que no debe importar el impacto que el caso pueda provocar sobre la imagen de los funcionarios del servicio exterior. Lo importante, indican, es no convalidar irregularidades que, según se sospechaba, corrían como moneda corriente desde mucho tiempo atrás. “Una manzana podrida debe ser sacada antes de que contagie a las demás”, explicaron ayer en la Cancillería. * * * Una multiplicidad de hipótesis recorrió el espectro político apenas se conoció la denuncia de la Cancillería, en enero último. Se habló de una cortina de humo y de un chivo expiatorio. Más allá de si tenía o no intencionalidad política, de si provocó malestar o no entre los miembros del cuerpo diplomático extranjero, lo innegable es que ha puesto la atención de la opinión pública sobre un ámbito de la vida institucional que había permanecido indemne a las recurrentes crisis de credibilidad que azotaron en los últimos años al sistema político. El servicio exterior, vale decir, fue una isla que sorteó el vendaval del “que se vayan todos” de 2001. El caso exacerbó la peor imagen pública de la diplomacia, que es la que sugiere que está pasada de privilegios y muy distanciada de la ciudadanía. Todo está ahora en manos de Norberto Oyarbide, uno de los jueces más mediáticos de la Argentina.

Indagarán al jefe de Ceremonial de Taiana Es Pujó, que era el superior de Matas El juez federal Norberto Oyarbide ordenó ayer la indagatoria de un funcionario de la Cancillería en actividad: Marcelo Pujó, actual director de Ceremonial. Este diplomático, que reporta directo al ministro Jorge Taiana, era el jefe de Jorge Matas, el director de Franquicias que fue desplazado cuando se descubrieron las irregularidades en los trámites para importar autos para delegaciones extranjeras. La indagatoria de Pujó fue ordenada ayer por el juez federal Norberto Oyarbide, que también citó a declarar como acusados al gestor Pablo Rodríguez y a tres empleados que trabajaban a las órdenes de Matas: Roberto Zárate Barrios, Cristina Santander y su hija, Marisol Rodríguez. Como sospecha que ellos trabajaron juntos en lo que podría haber sido una asociación ilícita, el juez ordenó cruces telefónicos entre ellos y analizará sus movimientos de dinero. Entre las medidas dispuestas ayer, Oyarbide solicitó informes “urgentes” sobre las cuentas bancarias y los patrimonios declarados entre 2004 y 2007 por los seis acusados que están citados a declarar. También dispuso que se solicitara a las compañías telefónicas y de celulares que remitieran los registros de llamadas entrantes y salientes a las líneas de los acusados y que determinaran las comunicaciones existentes entre ellos entre 2004 y 2007. Además, Oyarbide ordenó que se le pidiera a la Cancillería que remitiera, si lo tiene, el registro de firmas “de Matas, Pujó y de los funcionarios extranjeros vinculados al asunto que se investiga”. Y que envíe “copia del acto administrativo mediante el que se designó a Jorge Matas a cargo del Departamento de Franquicias”. Según informaron a LA NACION fuentes de la investigación, ese acto formal de designación no existe. Las indagatorias ordenadas se tomarán entre el 25 del actual y el 1° de abril, fecha prevista para que declare Matas. Antes, el juez ordenó citar a tres testigos. Ellos son dos empleados de Cancillería, Mirta Noemí Medina y Raúl Giménez, y un abogado que denunció al gestor Pablo Rodríguez en otro expediente, Edgar Clementi. Con la resolución del juez de ayer, la investigación se encamina hacia una posible asociación ilícita. Así lo requirió el fiscal Patricio Evers, que fue quien le pidió al juez las nuevas indagatorias por medio de un escrito, en el que sostuvo: “Conforme a los nuevos elementos recabados, deberá investigarse el presunto accionar organizado que habrían desplegado funcionarios y empleados de la Dirección Nacional de Ceremonial de la Cancillería, particulares que habrían revestido el carácter de gestores y miembros de representaciones diplomáticas extranjeras quienes unidos por una voluntad común habrían tomado parte en las presuntas maniobras delictivas”.

El caso de la valija

Uberti mantuvo contactos diarios con Antonini Continuación de la Pág. 1, Col. 5

y Hugo Chávez, de Venezuela. En el mismo escrito en el que negó cualquier relación con Antonini, presentado el 1° del mes pasado, Uberti deslizó que si había mantenido algún contacto con el valijero tras su llegada al país había sido para manifestarle su descontento por la situación en la que lo había colocado por el descubrimiento de los 800.000 dólares. Pero además de las llamadas, ahora también se sabe que, si bien la reserva del hotel en el que se hospedó Antonini, el Sofitel de la calle Arroyo, estaba a nombre de Pdvsa, la petrolera estatal venezolana, la hizo Bereziuk por orden de Uberti. Y que la secretaria del hoy ex funcionario compartió una cena con el valijero y con parte de la delegación venezolana luego de la reunión en la Casa Rosada. La mesa también la había reservado ella, por pedido de su jefe. Eso fue lo que declaró la secretaria. Uberti es uno de los cuatro imputados que tiene la causa que instruye la fiscal en lo penal económico María Luz Rivas Diez. El mes pasado, ella reclamó la indagatoria del ex funcionario como partícipe del intento de

contrabando por el que se pidió la extradición de Antonini, ciudadano venezolano-estadounidense. Ese planteo sólo se resolverá tras la designación del nuevo juez de la causa, demorada en el Senado. Los otros imputados son Daniel Uzcátegui Specht, otro de los venezolanos que iban en el avión, hijo del entonces vicepresidente de Pdvsa, Diego Uzcátegui Matheus. La primera llamada que recibió el valijero de parte de Uberti, ex director del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) y responsable de la relación bilateral con el gobierno de Hugo Chávez, se produjo el sábado, entre las 8 y las 9, pocas horas después del secuestro del dinero, en el aeroparque metropolitano. Según precisó Bereziuk ante la fiscal en lo penal económico María Luz Rivas Diez, ella llamó a Antonini, por pedido de su jefe, y luego hizo un “puente” telefónico para que hablaran entre ellos. Declaró que fue en respuesta a dos mensajes que el valijero le había dejado a ella alrededor de las 5 de la mañana del sábado. A esa hora, Antonini seguía retenido en Aeroparque debido al trámite que terminó con el secuestro de los 800.000 dólares. “Ese día, el 4 de agosto, a eso de las

8 o 9 de la mañana, recibí la primera llamada de mi jefe, quien me pidió varias comunicaciones –detalló Bereziuk–. [...] Mi jefe, cuando estábamos coordinando telefónicamente las invitaciones a los empresarios argentinos y a todos los que íbamos a invitar al acto de los presidentes en la Casa de Gobierno, me pidió que ubicara el teléfono de Wilson. Le pasé el teléfono que Wilson había dejado en el mensaje. Creo que lo comuniqué telefónicamente a través de un puente.” Menos de siete horas antes, Bereziuk y Uberti habían dejado en el aeropuerto a Antonini, que se quedó acompañado por Uzcátegui Specht. Siempre según el testimonio de la secretaria, ella y su

jefe fueron los últimos en abandonar el lugar en el que se quedaron el valijero y el hijo del vicepresidente de Pdvsa. “Estaban Daniel Uzcátegui, Antonini, la gente del aeropuerto, mi jefe y yo”, precisó. Un momento antes se habían ido Exequiel Espinosa, presidente de Enarsa, la petrolera estatal argentina que contrató el vuelo, y los tres funcionarios venezolanos Ruth Behrends Ramírez, Nelli Cardozo Sánchez y Wilfredo Avila Driet.

Encuentro en Caracas Según coincidieron Uberti y su ex secretaria, el funcionario conoció a Antonini el 3 de agosto, en un almuerzo en Caracas organizado por Uzcátegui

Consejo nocturno ■ Entre los detalles de la declaración de Victoria Bereziuk, la ex secretaria del desplazado funcionario Claudio Uberti, figura un encuentro que ella mantuvo con Daniel Uzcátegui Specht, otro de los pasajeros del avión, en el Sofitel de la calle Arroyo. La funcionaria admitió haber visto en esa visita al valijero Guido Alejandro Antonini Wilson, pero dijo que no había hablado con él. Contó que fue hasta el hotel para tomar un café con Uzcátegui, que le había mandado un mensaje de texto para consultarle dónde podía salir esa noche. Ella le recomendó que fuera al bar El Gran Danzón.

Matheus. Ella contó que lo había conocido en Buenos Aires dos meses atrás, cuando Antonini le pidió una entrevista con Uberti, a la que, dijo, su jefe no había accedido. La secretaria dijo bajo juramento que no sabía de quién era la valija ni quién la había subido al avión. Aseguró que sólo vio el dinero en el control de Aeroparque. “Los vi a 5 metros de distancia y se notaba claramente que eran dólares dentro de la valija. [...] Yo me acerqué a mi jefe, quien estaba en vías de acercarse a donde estaba Wilson para ver qué pasaba. Le dije que tenía los pasaportes y ahí nos fuimos”, relató. Según Bereziuk, Uberti no comentó el tema ni llamó a Antonini hasta el día siguiente. El segundo contacto se produjo el domingo al mediodía: “Recuerdo que estaba almorzando en la casa de mis padres y ahí Uberti me pidió un puente con Antonini [...]”. El valijero dejó el país el martes 7 a las 6 de la mañana, cuando despertaba el escándalo. El día anterior, el mismo de la reunión en la Casa Rosada, mantuvo el último contacto con Uberti. “El lunes recuerdo que volvió a hablar con Antonini, porque Antonini me hizo muchas llamadas pidiendo hablar con Uberti”, declaró Bereziuk.

BAJO SOSPECHA

■ Claudio Uberti, ex director del Occovi y quien era el responsable de la relación con el gobierno de Hugo Chávez, mantuvo por lo menos tres conversaciones telefónicas con Antonini Wilson durante la visita a la Argentina. ■ Lo reveló ante la Justicia Victoria Bereziuk, que era la secretaria de Uberti. ■ La testigo dijo que desconocía de quién era la valija y quién la había subido al avión. ■ Uberti había dicho que podía haber llamado a Antonini para reprocharle el episodio de la valija.