Al “raspar” un material aislante, logran que conduzca

bidimensional de apenas dos nanó- metros [millonésimas de milímetro] de espesor” ... Rivas, jefa del Servicio Fisiopato-
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CIENCIA / SALUD

Martes 7 de junio de 2011

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TECNOLOGIA s HALLAZGO DE UN EQUIPO INTERNACIONAL

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SUPERBACTERIA EN EUROPA

Al “raspar” un material aislante, logran que conduzca electricidad Esto permitiría fabricar células solares más eficientes o transistores multifuncionales GABRIEL STEKOLSCHIK PARA LA NACION Las edades de la humanidad están demarcadas por revoluciones tecnológicas acaecidas a partir del dominio de materiales cada vez más complejos. Comenzamos con la madera, el hueso y la piedra. Tiempo después logramos manipular los metales. Hoy, suele decirse que vivimos en la era del silicio, un material con el que se fabrican los transistores que dan vida a todos los artefactos electrónicos que comparten nuestra cotidianeidad. Pero la mayoría de los científicos del área coinciden en que el fin de esta era puede estar próximo. Algunos expertos arriesgan que la posibilidad de miniaturización de los transistores de silicio alcanzará su límite en menos de diez años. En este contexto, un material con propiedades novedosas está haciendo pie en el terreno de la llamada “electrónica de óxidos” y, según parece, superará a la tecnología del silicio en algunos aspectos. Se trata del titanato de estroncio (TE), un compuesto transparente y aislante. Curiosamente, hace poco menos de una década se descubrió inesperadamente que si se lo ponía en contacto con la superficie de otro aislante –el aluminato de lantano–, en la interfase entre ambos compuestos aisladores se creaba un estado metálico, es decir, conductor de la electricidad. Algo así como si se juntaran madera y vidrio, y que, entre ambos, comenzaba a circular corriente eléctrica. Aún no se sabe la causa de este fenómeno. Ahora, un experimento publicado en la revista Nature por un equipo internacional integrado por dos científicos argentinos da un paso trascendente para la explicación del fenómeno y abre la puerta a aplicaciones impensadas hasta el momento. “Trabajando con TE en condiciones de vacío ultraalto –un vacío mayor que el del espacio interestelar–, descubrimos que alcanza con «raspar» su superficie para crear un estado metálico en la zona

REUTERS

En Europa se hacen análisis para conocer mejor la nueva bacteria

Activan el sistema de vigilancia local Expertos aconsejan prestar atención al lavado de manos con agua y la cocción de alimentos

CEPRO-FCEN

Los argentinos Marcelo Rozenberg (foto) y Rubén Weht interpretaron los resultados de los ensayos expuesta”, explica el doctor Marcelo Rozenberg, del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, quien firma el trabajo científico junto con el doctor Rubén Weht, de la Comisión Nacional de Energía Atómica. Ambos, investigadores del Conicet, fueron los que realizaron la interpretación teórica de las observaciones efectuadas por un grupo encabezado por el doctor Andrés SantanderSyro, de la Universidad París-Sud de Francia. “Encontramos que esa capa conductora que se forma en la zona donde se fractura el material está constituida por un gas de electrones bidimensional de apenas dos nanómetros [millonésimas de milímetro] de espesor”, añade Rozenberg. Según el investigador, la formación de esa delgada nube de electrones se debería a que, en escalas tan pequeñas, al “raspar” el TE se produce un proceso muy violento desde el punto de vista mecánico, que “arranca” átomos de oxígeno

(uno de los componentes del TE) de las capas más superficiales del material. Cada átomo de oxígeno que abandona la estructura deja dos electrones “huérfanos”, que quedan confinados en el área dañada y que son los responsables de conducir la electricidad.

Muy atractivo Las propiedades de este nuevo material lo hacen muy atractivo en cuanto a sus probables aplicaciones: “Se pueden imaginar superficies transparentes pero metálicas, que serían muy útiles para fabricar células solares mucho más eficientes, o nuevas memorias no volátiles, que permitirían prender y apagar las computadoras como si fueran lamparitas eléctricas”, ilustra Rozenberg. El hecho de que el proceso de fractura al vacío es relativamente simple y económico, como también que el TE no es tóxico y que los elementos que lo constituyen –titanio, estroncio y oxígeno– son recursos naturales su-

ficientemente abundantes, potencia las cualidades del hallazgo. Por ahora, una de los desafíos que se presentan para poder utilizar este material en el campo de la microelectrónica es lograr controlar el proceso de “raspado”, es decir, cómo levantar las primeras capas de la superficie del material de manera precisa para poder “dibujar” circuitos integrados muy pequeños. Mucho más que los de los microchips de silicio. “Lo que publicamos en Nature es un procedimiento grosero porque, simplemente, «arrancamos» un poco de material de la superficie del titanato de estroncio y vimos que ahí se creaba un estado metálico”, considera Rozenberg. “Habrá que ver cuál será el «lápiz» que nos permita diseñar los circuitos de manera controlada”, se pregunta, y revela: “En los últimos meses hicimos avances en este sentido, pero, por ahora, los mantenemos en secreto”.

Centro de Divulgación Científica de la FCEN de la UBA

Las autoridades sanitarias anunciaron ayer que “se activó la red de vigilancia de laboratorios” en el país para detectar “un posible primer caso en la Argentina” de la nueva cepa híbrida de la bacteria Escherichia coli que circula en Europa. “Por las migraciones y los viajes, en salud no existen las fronteras”, dijo ayer el ministro de Salud, Juan Manzur, a la salida de una reunión con representantes de la Sociedad Argentina de Pediatría, la Sociedad Argentina de Infectología, la Asociación Argentina de Microbiología, la Asociación Latinoamericana de Medicina del Viajero, el hospital Garrahan, el Instituto Nacional de Alimentos y el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas AnlisMalbrán. En nuestro país, cada año se registran unos 500 casos de síndrome urémico hemolítico (SUH), la enfermedad que produce el consumo de alimentos o agua contaminados con E. coli productora de la toxina Shiga. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, “ocupa el primer lugar del ranking de las bacterias más frecuentes”, informó ayer la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria porteña. “Es un habitante normal de la flora intestinal de los seres humanos y los animales y toma contacto con los alimentos por una mala higiene”, explicaron

desde esa dependencia de la Agencia Gubernamental de Control. Por su parte, la doctora Marta Rivas, jefa del Servicio Fisiopatogenia del Instituto Malbrán, señaló: “Frente a estas bacterias, es muy importante prestar atención a todo lo referido a la higiene. En cuanto a la higiene personal, es indispensable el lavado de manos con agua y jabón. Esto debe hacerlo la población en general, especialmente en las instituciones de cuidado diario como los jardines maternales, los jardines de infantes, las escuelas y los geriátricos”. Además, les recordó a quienes manipulan alimentos que “se aseguren de que estén bien cocidos” y que presten atención a la higiene. “Hay que lavarse las manos mientras se prepara la comida, sobre todo cuando se está manipulando carne y se deja momentáneamente esa actividad para preparar vegetales, darle la mamadera al bebe o atender el teléfono.” Los expertos aconsejaron consultar de inmediato al médico ante la aparición de diarrea y evitar la automedicación, los tés y los yuyos. “Este tipo de diarreas asociadas con la infección por E. coli no se tratan con antibióticos –advirtió Rivas–. Hay varios antibióticos que incluso aumentan la liberación de la toxina (que produce la bacteria).”