Al fin, un nuevo Falstaff

21 sept. 2014 - brogio Maestri (Falstaff); Fabián Veloz. (Ford); Bárbara Frittoli (Alice); Paula. Almerares (Nannetta);
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espectáculos

| Domingo 21 De septiembre De 2014

clásicA

Al fin, un nuevo Falstaff FalstaFF, comedia lírica en 3 actos de Giuseppe Verdi. ★★★★ muy bueno. director musical: Roberto Paternostro. director de escena :

Arturo Gama. escenografía e

iluminación: tuario : coro:

Juanj Carlos Greco. ves-

Aníbal Lápiz.

director del

Miguel Martínez. elenco: Am-

brogio Maestri (Falstaff); Fabián Veloz (Ford); Bárbara Frittoli (Alice); Paula Almerares (Nannetta); Elisabetta Fiorillo (Quickly); Emanuele D’Aguanno (Fenton); Guadalupe Barrientos (Meg); Sergio Spina (Dr Caius); Gabriel Centeno (Bardolfo); Gustavo Gibert (Pistola). orquesta y coro estables del colón. teatro colón.

D

icen, quienes lo escucharon en la década del 30, que Salvatore Baccaloni era el prototipo de Falstaff. Pero después de haber visto y escuchado a Giuseppe Taddei, el público de 1954, debe haber retocado aquel recuerdo. La identificación de Taddei con Falstaff era asombrosa. Algo muy parecido también sucedía con su Boccanegra, su Rigoletto, su Figaro, su Leporello, su Yago o su Scarpia. Pero a Falstaff, lo llevaba puesto. Estas añoranzas acompañaron al redactor durante años, hasta que en 2002, vio en el Real de Madrid a Ambrogio Maestri, que entonces, tenía 32 años. Sobre una escena creada por Giorgio Strehler, su autoexigencia era descomunal. Pero hacía un Falstaff estupendo, pleno de noble agudeza, profundo y querible. Al fin, un nuevo Falstaff. Fue muy interesante volver a encontrarlo como cabeza de elenco en esta nueva puesta del Colón. No se podía haber elegido mejor. Con 12 años más, el barítono de Parma está vocalmente irreprochable. Sigue jugándose en integridad, porque sin duda puede. Su voz no está cansada ni débil. Caracteriza al personaje con notable carga de humanidad. Su timbre es muy grato. Y musicalmente, su difícil Verdi para quienes lo canten, se hace fácil de escuchar. Estuvo muy bien acompañado. Bárbara Frittoli en su Alice, transmite seguridad y comodidad auditiva con una línea de canto impecable y

Bárbara Frittoli y Ambroglio Maestri un refinamiento digno de la seductora gran dama que encarna. Elisabetta Fiorillo como Mrs. Quickly y Guadalupe Barrientos como Meg, estuvieron vocalmente irreprochables y teatralmente muy convincentes. Una mención especial para la Nannetta de Paula Almerares, en la tierna e inteligente exaltación de este personaje adorado por Verdi. Su amplio margen expresivo y su tan agradable color, se enriquecieron con una demostración de maestría actoral poco común en cantantes argentinas. Entre las sopranos locales no es la única con estos méritos, pero por ahora, es difícil encontrar mejor. En el resto de este excepcional elenco, el Ford de Fabian Veloz, un señor escénico con notable riqueza de matices; Emanuele D’Aguanno en el Fenton, enardecido por Nannetta; el Dr. Caius de Sergio Spina, Gabriel Centeno, Gustavo Gibert y el coro del teatro, todos en un empinado nivel de calidad. Tan eficaz dirección musical para las voces tuvo su correspondencia precisa en la orquesta, en manos de un director capaz de lograr la sonoridad ideal para cada uno de los fragmentos sinfónicos de esta obra, cargada de policromía, cambios y

máximo parpagnoli

gradaciones. Con su fluidez, musicalidad y ponderación expresiva, Roberto Paternostro apareció como el responsable absoluto de esta versión llena de virtudes musicales. Pero no escénicas. Después de un primer acto relativamente bien logrado (aunque escenográficamente un tanto aséptico para Falstaff, que a veces reclama ambientes más figurativos) tanto el segundo como el tercer acto fueron de una insólita pobreza expresiva. Tal paupérrima visión inyectó una dosis de aburrimiento que inundó la escena de cierta grisácea imagen, exactamente lo contrario de lo señalado por Verdi. La coreografía impuesta para el grupo de mujeres que encarnan los espíritus del bosque es de un increíble infantilismo colegial. Sin embargo, todo tuvo su reivindicación sobre la gran fuga final, al proclamar Falstaff que el mundo es burla y, especialmente, con el legítimo golpe de efecto escenográfico de dar vuelta y exhibir del revés todo el aparato escénico, además del despojo de máscaras y vestuarios de la ficción. Una supuesta pero convincente respuesta a la pregunta que se hace Ford en el segundo cuadro: “¿Es sueño o realidad?” ß Jorge Aráoz Badí