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La oficina de la Casa del Cronista tiene sus paredes tapizadas de libros, estantes con figurillas prehispánicas, un cua
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ÉL QUE ATRAVESÓ EL VALLE DE LA MUERTE “He llegado a pensar que soy invencible”, cuenta el escritor Herminio Martínez.

Macaria España 11 de julio 2013. Celaya, Guanajuato.

La oficina de la Casa del Cronista tiene sus paredes tapizadas de libros, estantes con figurillas prehispánicas, un cuadro de la Mona Lisa iluminado por una lámpara roja. Ahí atrás de un enorme escritorio se encuentra el escritor Herminio Martínez en una silla de ruedas, comiéndose una manzana. Como música de fondo se escucha una entrevista que le hicieron al escritor hace más de dos décadas en Radio Universidad. “Macaria, pásale. Escucha. Ahora escucho mi voz y no me reconozco, parece que escucho al viento cargado de gorriones”, me dice a modo de bienvenida Herminio Martínez. Pero su voz siempre será su voz, con esa misma voz, ¿qué diría que siente por Celaya?: “Mira Macaria, yo creo que todos los que nacieron aquí y los que fuimos adoptados por la tierra llana, pues sentimos un cierto afecto. No quiero exagerar, porque hay quienes se rasgan las vestiduras, que dan la vida por un mezquite, por el río Laja y son hipócritas. Yo he demostrado lo que siento por Celaya a través de varios libros, en donde si se habla de Celaya”. ¿Cuál libro sería el más representativo que escribió sobre la ciudad?: “Tengo muchos; sobre los Combates de Celaya, historias callejeras, y como no, en este momento hay un libro nuevo de ediciones La Rana que se llama Historia y Narraciones de Celaya para jóvenes y niños. Yo he escrito de Celaya lo más bello, no lo más preciso, pero si lo más bello”. Aparte de su oficio de escritor, ya tiene seis años al frente de la Casa del Cronista, ¿qué ha significado este cargo?: “Para mí el hecho que me hayan nombrado cronista de la ciudad, vitalicio, me dio miedo al principio, porque pensé que era Entrevista

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una responsabilidad tan grande que a lo mejor me iba a morir, y no, ni me morí y aquí estoy”, cuenta Herminio mientras termina de comerse su manzana. Ahora que menciona qué pensó que le iba a costar la vida estar al frente, si hubo un incidente que casi lo llevó a la muerte, ¿cómo afrontó esa etapa?: “Mira yo cuando caí en este valle, de inmediato supe que iba a cruzar el Valle de la Muerte, luchando contra un dragón diez mil veces más poderoso que cualquier ser humano y yo no llevaba ninguna arma. Llevar un cáncer en el cerebro no es cualquier cosa, un cáncer maligno de nivel tres, yo me sostuve tan aferrado a mi entusiasmo a mi trabajo, que no me dejé caer, a pesar de que quedé hemipléjico, ahora puedo caminar con bastón, entonces el hecho de lucha contra una limitación así, te hace muy fuerte Macaria, te hace tan fuerte, que yo he llegado a pensar que soy invencible”. ¿Y su talento fue invencible también durante ese trance, escribió algo?: “Estuve mes y medio en el hospital donde me dieron treinta radiaciones con rayo gamma y siete quimioterapias, era para morirme y en una de esas, en esos momentos, lo único que escribí fue un presagio que dice: Me moriré en silencio como las hojas, en medio del verano sin ventarrones, se morirán conmigo mis ilusiones en el preciso instante de las congojas, se romperá el hilito que me sostiene incorporado al árbol de la existencia y en un breve destello de trascendencia, saludaré a la muerte porque ya viene, eso será una tarde y en lejanía, muy distante de aquellos que me han querido, como soy candidato para el olvido, una callada muerte será la mía y no tendrán sollozo mis funerales, ni escuchare responso de las luces, solo mis tenues pasos por los senderos y un apacible viento por los trigales”, declamó con voz clara y fuerte el cronista. ¿Ha pensado cómo le gustaría ser recordado?: “Yo quiero que me recuerden como un profesor, como un hombre que pasó por la tierra haciendo el bien, yo soy candidato para el olvido, me gustaría que si algún día me recuerdan fuera como el profesor Herminio”, concluyó Herminio Martínez mientras se sostiene con su bastón. Entrevista

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