Adiós a Ekaterina, la grande del ballet

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Espectáculos

Miércoles 29 de abril de 2009

LA NACION/Sección 4/Página 3

DANZA La bailarina rusa murió ayer, en su casa de Moscú

Adiós a Ekaterina, la grande del ballet A los 70 años, falleció la legendaria Ekaterina Maximova, esposa y pareja en los escenarios de Vladimir Vassiliev MOSCU (AP).– La bailarina rusa Ekaterina Maximova, quien agració el escenario del Teatro Bolshoi por 30 años, falleció ayer en esta ciudad. Tenía 70 años. * * * “Ekaterina la grande” –conocida así por su técnica y versatilidad– o simplemente “Katia” –como la llamaba su círculo íntimo– había nacido el 1° de febrero de 1939 en la capital rusa donde ayer, repentinamente, murió. Según precisó la portavoz del Bolshoi, en ese momento, su marido no se encontraba en su casa: “Vladimir Vassiliev estaba fuera del país”, dijeron, además de informar que hasta aquí se desconocen las causas de su deceso. Maximova ingresó en el Ballet del Bolshoi en 1958 y en esa compañía interpretó durante tres décadas todos los roles principales del repertorio clásico, desde su Masha iniciático en El cascanueces hasta su despedida en 1990 (no

Repercusiones N Silvia Bazilis (ex primera bailarina del Colón y docente. Desde España.) “Qué mujer frágil, tierna, la pareja ideal para su esposo... Emocionaba verlos bailar. Fue como recordás, en 1977, que esperándolos más como admiradores que como colegas tuve que reemplazarla en Giselle, porque ella estaba muy engripada. Ensayamos antes de la función y fue una de las cosas más emocionantes que viví en mi carrera. Fue tan cálida y sencilla como pocas personas he conocido en esta profesión.” N Nelly Skliar (de la empresa productora Daefa, que traía a Maximova-Vassiliev al país). “La conocía mucho y la quería mucho. Es éste un momento muy triste. Vi a Vassiliev por última vez en noviembre último, en el Festival de La Habana, y le pregunté por Katia y me dijo que estaba bien. Era una muchacha tan dulce... Su vida no fue fácil, porque no es fácil estar al lado de un dios, con mucha luz.” N Eleonora Cassano (bailari-

na). “Bailé con ella en el Luna Park en las galas de ballet que presentaban Ekaterina Maximova, Julio Bocca y Vassiliev. Entonces, yo bailaba con Maximiliano Guerra. Siempre admiré mucho a Maximova, fue una de las bailarinas

Cassano ARCHIVO

que más me gustaban; siempre, desde que yo era chiquita y la veía hacer en el Colón sus Quijotes. Es la bailarina que más influencia tuvo en mí.”

Cristina Delmagro (ex bailarina, ex directora del Ballet del Teatro Argentino de La Plata, coreógrafa). “Era una mujer maravillosa, una bailarina sin palabras. Su Don Quijote en el Colón es una de las cosas que más recuerdo del teatro y fue ése el estilo que tomé. Recuerdo con mucha emoción el saludo que nos brindó tras la función cuando bailamos con Julio Bocca en Moscú en 1986. Me angustia mucho la noticia de su muerte.” N

N Paloma Herrera (primera figura del ABT). “La conocí cuando era alumna del Instituto del Colón. Entonces, la veía como una personalidad superfuerte, por su forma en el escenario. Pero en la década del 90 fui a bailar a Moscú con su compañía y ella personalmente me preparó para hacer Don Quijote. Pensé que iban a ser ensayos duros por ese recuerdo que tenía de chiquita, pero me di cuenta de que ella era una persona frágil y dulce. Así la recordamos hoy, en el ABT, con Irina Kolpakova.” N Vladimir Putin (primer ministro de Rusia). "Hemos perdido a una gran bailarina, una personalidad destacable y talentosa cuya obra marcó toda una época en la historia de la danza rusa e internacional.”

obstante, su última vez con el baile en ese escenario fue cuando cumplió los 60). Por su propio brillo, pero además por la pareja artística tan complementaria que formó con su marido –de las más emblemáticas en la danza del siglo XX–, la diva rusa se transformó internacionalmente en una mujer querida, artista aplaudida y bailarina admirada, que se animó también a lenguajes más modernos. Nuestro país la conoció en 1977, cuando por primera vez llegó al Colón para hacer Giselle. Desde entonces hasta ahora, siempre con Vassiliev, construyó con el público local un fuerte lazo. Juntos volvieron en 1979, y en 1980 fueron protagonistas del estreno de Don Quijote, con coreografía de Zarko Prebil. A esa Kitri insuperable es a la que balletómanos y artistas de nuestra escena recuerdan hoy con singular afecto. En esa década, fueron varias –por lo menos cinco– las presentaciones que la dupla ofreció en la sala de la plaza Lavalle, en el Luna Park

ARCHIVO/E.FITISOVA

La diva de flequillo, ojos claros y expresivos

y en teatros de las provincias. “Cuando hacía Giselle –decía ella, que había debutado en ese rol a los 19 años, preparada por su maestra Galina Ulanova–, la adoraba, pero después venía Don Quijote y también me encantaba. Cada personaje aporta su mundo, su idiosincrasia, emociones y características a las

que hay que darles vida con la sensibilidad propia. Pero los ballets son como los hijos para una madre: no puedo decir que tuve preferencias”, decía Maximova a LA NACION en una entrevista concedida en Buenos Aires, en 2001. Entonces, habían pasado algo más de diez años de su interpretación en Aniuta, de Vassiliev, y dejaba a la Argentina que llevaba “marcada a fuego en la memoria como un tesoro maravilloso” sin poder cumplir con su misión de estrenar, Paganini, también de su marido, en el Teatro Argentino de La Plata, por problemas gremiales. Desde fines de los 90, Maximova estaba dedicada a la docencia. “Katia”, la mujer frágil, de flequillo corto, inmejorable marco para unos grandes ojos claros, falleció en la víspera del Día de la Danza. Fumaba mucho, comentaban. “Ekaterina la grande” ya es inmortal en la historia de la danza.

Constanza Bertolini

AP

Maximova-Vassiliev, una pareja que marcó la historia de la danza del siglo XX