Verdades prolíficas

la diferencia entre una teoría matemáti- ca y una lógica, introduce “los resultados más recientes de la lógica matemátic
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CRÍTICA DE LIBROS

EL CONCEPTO DE MODELO

TEORÍA DEL SUJETO

POR ALAIN BADIOU

PROMETEO TRAD.: J. M. SPINELLI 352 PÁGINAS $ 59

POR ALAIN BADIOU

LA BESTIA EQUILÁTERA TRAD.: VERA WAKSMAN 160 PÁGINAS $ 45

CRÓNICA ARCHIVO

FILOSOFÍA

Un collage del Oriente criollo

Verdades prolíficas La edición de los primeros libros de Alain Badiou permite adentrarse en las ideas del infatigable filósofo francés, platónico intempestivo que, a contrapelo de su tiempo, retoma la tradición y piensa para el futuro POR MARÍA DEL CARMEN RODRÍGUEZ De la Redacción de La Nacion

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n lo que va del año, Alain Badiou ha publicado en Francia su Segundo manifiesto por la filosofía (se espera, en breve, la traducción en español), L’antiphilosophie de Wittgenstein (“La antifilosofía de Wittgenstein”), el tomo 5 de la serie “Circunstancias”, L’hypothèse communiste (“La hipótesis comunista”), y Éloge de l’amour (“Elogio del amor”). Como en eco, y casi al paso de las reediciones de sus obras anteriores en tierras galas, acaban de aparecer, en traducción española, cuatro de sus obras, entre ellos sus dos primeros libros de filosofía. El primero, El concepto de modelo, subtitulado Bases para una epistemología materialista de las matemáticas, retoma una exposición del filósofo francés que tuvo lugar en abril de 1968 en la École Normale Supérieure y el texto de la exposición siguiente que, prevista para el 13 de mayo de ese mismo año, no se hizo porque el expositor, junto con tantísimos obreros y estudiantes, participaba ese día en la colosal movilización de Mayo del 68. Ese tropiezo con lo real de la política, ese acontecimiento, marcaría singularmente la trayectoria de quien, militante de campo, había publicado ya dos novelas. Al principio del libro –subdividido en diez capítulos–, Badiou aborda dos modos de concebir el “modelo”. Por un lado, el que caracteriza desde el estructuralismo Claude Lévi-Strauss, que propone una relación necesaria de adecuación entre el modelo (lo formal) y lo real empírico: una variante del empirismo en el que lo impensado es “la realidad de la ciencia como proceso de producción de los conocimientos”. Por otro, y en una suerte de inversión, el que concibe Carnap desde el positivismo lógico, con base explícita en una lógica matemática que termina por identificarse con la lógica formal o sintaxis: el modelo es así una interpretación del sistema formal, y lo 14 | adn | Sábado 21 de noviembre de 2009

Alain Badiou ARCHIVO

Teoría del sujeto nos llega con un prefacio, pero escrito especialmente para la edición en español. Allí, el autor cuenta la extraña historia de este libro que retoma sus cursos en Vincennes empírico, lo dado “son modelos del artificio sintáctico”. En esta concepción, la matemática es en cierto modo sierva de la sintaxis o el lenguaje, y, desde el interior de la lógica misma, Badiou establece la diferencia entre una teoría matemática y una lógica, introduce “los resultados más recientes de la lógica matemática y de la teoría de conjuntos” (hay un jugoso “Apéndice” sobre el teorema de la incompletitud de Gödel) y los expone con una claridad meridiana para sentar las bases de una epistemología materialista (el marxismo y el maoísmo son los grandes referentes) de las matemáticas. Este libro, publicado en 1969, tiene una curiosa historia de traducción en nuestra lengua. Fue publicado en espa-

ñol en 1972 y reeditado, incluso, en 1976. Esa “apretada” versión (Siglo XXI) incluía dos textos que habían aparecido casi simultáneamente en los Cahiers pour l’Analyse 9 y 10, y que siguieron circulando, desde entonces, en nuestro medio: “La subversión infinitesimal” y “Marca y carencia: a propósito del cero”. Y ahora tenemos esta nueva y aireada versión, bellamente traducida y editada (la originalísima tapa recuerda que filosofía rima con alegría), que retoma la nueva edición francesa de 2007, con un magnífico prefacio del autor. Teoría del sujeto, el segundo libro de filosofía de Badiou, nos llega a su vez con un prefacio, pero escrito especialmente para la edición en español. Allí nos cuenta la extraña historia de este libro que retoma sus cursos en la Universidad de Vincennes entre 1972 y 1978, cursos que él combinaba con un activismo político extremo que lo llevaba a menudo a ausentarse de su propio curso, ya que no podía estar al mismo tiempo en la toma de una fábrica y en su lugar magistral en los claustros. Cuando el volumen fue publicado, en 1982, los tiempos políticos devenían grises y los mediáticos “nue-

vos filósofos” ocupaban la escena, por lo cual, a pesar de la buena recepción de Gilles Deleuze o Jacques Rancière –entre otros–, pasó casi inadvertido. “El libro se fue a dormir, tal como la Bella Durmiente del Bosque”, despertada unos años más tarde, desde Estados Unidos, por el brillante filósofo de origen belga Bruno Bosteels, que vio en la Bella –entre otras cosas– un libro que renovaba el concepto de dialéctica y distinguía la dialéctica estructural de la dialéctica materialista. Imposible entrar en los detalles de este libro tan singular en la obra de Badiou. Posible es mencionar algunos puntos, además de los señalados por Bosteels, que hacen a su singularidad: el título no es en vano, porque está aquí en germen lo que Badiou elaboraría a posteriori acerca del sujeto, particularmente en El ser y el acontecimiento y en Lógicas de los mundos (sus obras mayores); es un libro-límite en la conjunción filosofía-política: en adelante, la política, así como como la ciencia, el amor y las artes, serán consideradas por el autor “condiciones” de la filosofía, mundos en que tienen lugar acontecimientos que la filosofía, como el búho de Minerva, retoma en vuelo al anochecer; es una obra maestra en la que Lacan y Mallarmé (“maestros”, los llama el autor), junto con Mao, Hölderlin y tantos otros, están presentes en el tejido del lenguaje de una construcción no menos fulgurante que rigurosa. Y si eso no “pasa” exactamente en lengua española, es porque no se le pueden pedir milagros a un traductor. También acaba de ser publicado, por el mismo sello editorial, Compendio de metapolítica. Buen momento para intentar atrapar el presente de Badiou. Porque, en el reverso de la antifilosofía y del antiplatonismo de Nietzsche, él es un platónico intempestivo que retoma la tradición filósofica, la da vuelta y, a contrapelo de su tiempo, piensa para el futuro. Y que afirma, para quien quiera oírlo: “Hay verdades”. Es toda una orientación.

POR FELIPE FERNÁNDEZ Para La Nacion

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n el viaje argentino a Oriente hay “una suerte de vacío de tradición” y por eso representa “un terreno mucho más propicio para el eclecticismo”, explica María Sonia Cristoff en el prólogo de Pasaje a Oriente. Para el libro, seleccionó veintitrés textos de diecisiete autores nacionales, que van desde mediados del siglo XIX hasta el presente (diez de ellos pertenecen a la época contemporánea). La antología arranca con una carta de Sarmiento, de 1847, sobre su estadía en Argelia. Al principio, el sanjuanino, desde una decidida óptica colonialista, pide a Dios “que afiance la dominación europea en esta tierra de bandidos devotos”, pero, como bien señala la compiladora, más adelante logra identificarse “con el árabe, paralelo oriental del gaucho”. Jorge Max Rohde mira Jerusalén con los ojos del pasado y unción evangélica. En cambio, Eduardo Wilde brinda un abordaje zumbón; al llegar al sitio en el que San Pedro negó tres veces a Cristo, comenta: “Ya se ve, hasta en la otra vida, la mejor recomendación de un portero es saber negar a su amo”. La Jerusalén modelo 1997 de Rodolfo Rabanal conserva el peso de su historia y transluce la incertidumbre de un presente en el cual “la guerra parece siempre potencialmente posible”. Una búsqueda espiritual conduce a Raúl Ros-

setti a Nepal y a Calcuta, donde junto al “repulsivo olor a descomposición” puede encontrarse “una suerte de eternidad esencial”. En Egipto, Pastor S. Obligado diserta sobre las pirámides y transcribe una exposición feminista de una compañera de viaje norteamericana. Desde Shanghai, Raúl González Tuñón glorifica en 1954 la revolución china, que ha rescatado a esa ciudad de “la rapiña imperialista y la invasión de los fascistas japoneses”. En tanto, Ricardo Güiraldes recuerda que en un fumadero de hachís de Kandy (ciudad de la actual Sri Lanka) tuvo la visión de una Argentina carente de personalidad, “salvo en el gaucho”. La mayoría de los textos son relatos independientes, otros son fragmentos de narraciones más extensas y algunos se publican por primera vez en formato libro. Se hallan agrupados en tres secciones: “Reflexiones en viaje”, “Apuntes nómades” y “Ficciones de viaje”. Esta organización, aclara la antóloga, “no responde al rasgo excluyente sino al acentuado”. En Japón confluyen varias plumas: el hermetismo conceptual de Pablo Schanton y las impresiones minimalistas de Matías Serra Bradford. Martín Caparrós desconfía de la pulcritud nipona (“el horror por la mancha”) y se pasa los días golpeándose la cabeza “con carteles bajos, puertas bajas, lámparas más bajas”. Wilde, siempre pródigo en ironías, cuenta su visita a un distinguido burdel de Yokohama y cal-

Ricardo Güiraldes

cula cuánto tiempo emplearía la provincia de Tucumán para levantar un Fujiyama de azúcar. Anna-Kazumi Stahl rememora tres viajes a Japón que, en palabras de Cristoff, proporcionan “algunas claves para entender una pertenencia cultural bifurcada”. Penang (Malasia) es el escenario de un relato de María Martoccia, que opone la hiperactividad occidental a la inmovilidad oriental. En otro cuento María Moreno busca su Oriente en Marrakech, pero sólo parece encontrar “un conjunto de clichés” y siente como si hubiera en ella “un desencanto profundo por la inaccesibilidad de una verdad esencial acerca de África”. La crónica de Matilde Sánchez sobre Bangkok (Tailandia) ocurre en vísperas del sangriento “Mayo Negro” y describe las habilidades vaginales de prostitutas menores de edad como un “Pussy horror show” cuya peculiaridad más exótica

PASAJE A ORIENTE MARÍA SONIA CRISTOFF (COMP.) FCE 423 PÁGINAS $ 62

es “su total ausencia de obscenidad”. El Beirut de Edgardo Cozarinsky surge, tras quince años de guerra civil, “como un set a la espera de una filmación postergada” e incluye un perspicaz análisis político. Lucio V. Mansilla ficcionaliza una anécdota de juventud en Chandernagor (hoy Chandannagar, India) a través de la divertida informalidad de cuatro Causeries que combinan un romanticismo becqueriano con el cuento de fantasmas. El concienzudo estudio preliminar de Pasaje a Oriente explora cada aspecto de la temática propuesta por la antología; organiza e interpreta sin dogmatizar. Brinda una nota biográfica de los autores y precisa el contexto de las escrituras seleccionadas. Las asociaciones literarias, la traducción de lo desconocido a términos conocidos, la dificultad del idioma y la comida son algunos de los “tópicos constitutivos” examinados por Cristoff. Una de las virtudes de esta compilación es el haber conservado una imagen unificadora dentro de tanta diversidad. Las diferentes sensibilidades (lo racionalista, lo intuitivo, lo descreído o lo místico) prueban que viajar, en definitiva, es una manera de ser como cualquier otra actividad humana, y la copiosa variedad de estilos compone un collage del Oriente criollo que trasciende épocas e ideologías y que, a pesar de la globalización, continúa siendo inasible. © LA NACION

© LA NACION

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