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La Vieya y la Virgen María. 47. 6. La Virgen Fugitiva. 71. 7. Orcabella. 91. 8. .... Como no hay ninguna fuente, antigua
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LA CREACIÓN DEL MUNDO Y OTROS MITOS ASTURIANOS

Cristobo de Milio Carrín

Índice I LA VIEJA

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1. Hubo una vez

11

2. La vieja

17

3. La Vieya por Europa

27

4. La Vieya, los carnavales y el 1 de febrero

33

5. La Vieya y la Virgen María

47

6. La Virgen Fugitiva

71

7. Orcabella

91

8. El origen de la Vieya

103

Resumen de la Parte I

137

II EL NIÑO

139

9. El Gran Mito

141

10. Asturies o el hijo de la Vieya

155

11. El druida que otaba en las aguas

171

12. El mito completo y el huevo primordial

187

13. La buena salladora y los ritos de la cosecha

211

Resumen de la Parte II

221

3

Índice

III EL REY

225

14. La violencia mimética

227

15. Xanas y reyes (I)

245

16. Xanas y reyes (II). El pan y la yegua

261

17. La muerte del rey

297

18. El rey sagrado en las fuentes no mitológicas

317

Resumen de la Parte III

325

IV EL CABALLERO

331

19. El bizcocho de la muerte

333

20. Santiago, el jinete divino

347

Resumen de la Parte IV

377

Conclusión Anexos Bibliograa

379 385 421

4

1 Hablando hace años sobre las leyendas de su pueblo con un anciano asturiano, de los de misa diaria, decía él: ...Porque nuestra religión... (pausa dubitativa y miradas furtivas en torno) ...Bueno, la religión que hay ahora es la auténtica: (bajando la voz) pero antes había otra y esa era

1

la nuestra .

González - Mata, Arturo (biblio)

Agradecimientos Hace tiempo, antes de empezar a escribir este libro, solía pensar que los  Agradecimientos de una obra eran una simpleza, un alarde de falsa humildad por parte del autor.  ¾A qué tanto agradecer? , pensaba yo.  El libro lo ha escrito él solo, después de todo . Necesité unos cuantos años de trabajo para comprender que ningún libro puede escribirse sin ayuda. Ninguno que merezca la pena leer, al menos. Si hubiese estado yo solo en esta labor, habría terminado por escribir un simple refrito de las cuatro obras ya publicadas sobre mitos asturianos. ¾Qué otra cosa podría hacer? Pero tuve suerte y encontré quien me ayudase. Quiero dar las gracias a todas las personas que leyeron este libro, que corrigieron sus fallos más patentes, que me proporcionaron, de modo desinteresado, datos inéditos procedentes de su propia experiencia en la cultura oral asturiana. A Poliorcetes (él sabe de quién hablo), que me enseñó lo fácil que es maquetar. A Víctor Miralles Santacréu, que no tiene ni idea de mitología, asturiana o no, pero que me obligó sin contemplaciones a barrer la paja de mi prosa. A Abel M. González, uno de los pocos hombres de mi generación que ha mantenido el vínculo con la de nuestros abuelos y con la cultura tradicional. A

7

Agradecimientos

Carlos, que tanto ha leído y a Nedi, que oyó contar tantas leyendas en la cocina de su casa para luego contármelas a mí. Gracias a Rivers, que me presentó a su padre y a Juan, su padre, que rescató para mí una frase olvidada. A Milio, mi padre, registro viviente de las tradiciones de Medal. El vicio de la cultura asturiana me viene de él, me temo, así que este libro ha salido de sus genes. Gracias al Colectivo Belenos, porque sin el trabajo que llevan desarrollando en su publicación  Asturies,

moria Encesa d`un País 

Me-

habría sido imposible para mí

acceder a tanta información y a Alberto Álvarez Peña, porque he tomado de sus archivos tal cantidad de leyendas y cuentos que este libro debería llevar su nombre como coautor; también porque, sin su apoyo, nunca hubiese sido publicado. El último nombre de esta lista es el de Nicolás Bartolomé Pérez, un buen amigo y un gran bibliólo. Nicolás me ha dado tantas ideas y tantos datos que, de no ser por él, este libro (especialmente su primera parte) hubiera sido totalmente distinto...y peor, por supuesto. Gracias a todos, porque comprendisteis desde el principio lo que pretendía este libro y os ilusionasteis con la idea tanto como yo mismo; porque me ayudasteis sin esperar la menor recompensa, por puro amor a una cultura que ha sido despreciada y perseguida durante siglos y que ahora se extingue tan calladamente como pervivió.

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Parte I

LA VIEJA

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Capítulo 1

Hubo una vez1 Hubo una vez, hace muchísimo tiempo, una vieja giganta tan alta como el cielo. Vivía en la cima de las montañas, donde siempre está nevado, y de allí bajaba cada invierno para cubrir la tierra de blanco. Dominaba los elementos: la lluvia, las heladas, la nieve y los grandes calores. Al comienzo del año decretaba cómo iban a transcurrir las estaciones: con una palabra suya podían perderse las cosechas y perecer los ganados. Era dueña del año y señora, por tanto, del tiempo. Llevaba consigo un huso de hilandera con el que hilaba el destino de los hombres. La giganta modeló el paisaje a su gusto cuando el mundo era aún joven. En ciertos lugares dejó plantadas rocas gigantescas como su huso, en otros marcó la huella de su pie sobre la peña. Fue madre de dioses y de ella nació también la humanidad. La gente la temía pero también la amaba porque a veces se apiadaba de sus hijos, favorecía

1

Se utilizarán algunas veces lo largo del libro las siglas BIDEA,

 Boletín del Instituto de Estudios Asturianos DALLA,  Dicciona-

riu de la Academia de la LLingua Asturiana  y GEA,  Gran Enciclopedia Asturiana .

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Capítulo 1. Hubo una vez

las cosechas, curaba las enfermedades y ayudaba a concebir a las mujeres estériles. Se levantaron santuarios en los lugares donde se mostraba con un rostro más amable, y los peregrinos acudían a las playas, las rocas llamativas y los manantiales a pedirle favores. Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Llegaron otros dioses que arrinconaron a la vieja hilandera. La gente no la olvidó por completo, pero mezclaron poco a poco la vieja y la nueva religión y nalmente la giganta se convirtió en un recuerdo vago, desperdigado en mil rincones de la memoria: un nombre de lugar, una costumbre supersticiosa, una leyenda incompleta... Ya os lo he contado todo: ahora me falta demostrároslo. Estoy convencido de que existe dentro de la mitología asturiana una diosa Tierra de múltiples funciones: es la dueña del tiempo atmosférico, de la prosperidad de los campos y de la salud de las personas. También es muy posible que esta diosa intervenga en el mito de la Creación. Me propongo mostrar, a lo largo de las siguientes páginas, el modo en que llegué a esta conclusión. Aunque a esta diosa no le ha sobrevivido un nombre concreto hasta hoy la llamaré, genéricamente,  la Vieya . Como no hay ninguna fuente, antigua o moderna, que trate este tema por extenso, he tenido que recurrir a una gran cantidad de datos dispersos, casi siempre procedentes de la cultura oral. Ninguno de estos datos prueba nada por sí solo, pero las numerosas conexiones que los relacionan entre sí apuntan en mi opinión hacia un sistema general. Todos estos cabos sueltos conducen a una auténtica  mitología que los integra (o mejor, los integraba) a todos en una estructura coherente, en un relato. Aquí tengo que pedirle al lector que haga un esfuerzo, porque

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La creación del mundo y otros mitos asturianos

no hay ningún dato trivial. Debe estar atento a todos los detalles que se mencionarán de ahora en adelante, sean refranes, topónimos o tradiciones festivas. No existen largas baladas ni espectaculares epopeyas que hablen de la Vieya: como mucho aparecerán un par de leyendas de apenas medio folio de extensión. La Vieya es una diosa precristiana, y sólo pudo sobrevivir a la llegada de la religión nueva escondida bajo esos pobres disfraces. Únicamente hay una forma de reconocerla: reconstruir su historia a partir de los pocos pedazos reconocibles que aparecen aquí y allá. La Vieya no es una gura exclusivamente asturiana. Bajo distintos nombres aparece como mínimo en la Península Ibérica, al menos desde Extremadura hacia el norte, abarcando después Francia casi entera y las Islas Británicas. Para estudiarla he analizado las distintas variantes, buscando en cada una de ellas algún matiz nuevo del personaje. Que no nos engañen los colores de los mapas: Europa es un continente pequeño y apenas tiene sentido trazarles fronteras a los cuentos, las leyendas, las supersticiones y los mitos que se cuentan al oeste del Elba. Las diferencias entre las variantes de la Vieya son mínimas, y el  aire de familia entre todas resalta al primer vistazo. Todas son mujeres viejas, de tamaño sobrehumano; todas están muy relacionadas con las rocas, en las que dejan huellas impresas; todas o casi todas tienen algo que ver con la rueca o con el huso de hilar. Compararlas es útil, por ejemplo, cuando tropezamos con una leyenda asturiana difícil de interpretar; buscaremos entonces en el folklore de Francia, Escocia o Alemania, y encontraremos nalmente una versión casi idéntica a la asturiana pero que conservará algún detalle, olvidado ya en nuestro país, crucial para comprender su signicado.

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Capítulo 1. Hubo una vez

He investigado también cuándo nació. Le atribuyo un origen precristiano, fundamentalmente, porque las vieyas son guras religiosas (sus funciones, sus rasgos, son los de auténticas diosas), que sin embargo no encajan en el cristianismo. Por tanto, lo más lógico es suponer que provienen de un sistema de pensamiento no cristiano, y la única inuencia religiosa no cristiana que afectó a las masas campesinas del occidente europeo antes de la Revolución Industrial fue la herencia del paganismo. Podemos llamar a este sustrato  paganismo celta , pues lo conocemos (fragmentariamente) como parte de la religión de los celtas históricos, pero en realidad no sabemos cuál es su origen. Podría remontarse, teóricamente, mucho más allá de la Edad del Hierro...O todo lo contrario, podría ser una creación contemporánea del Imperio Romano e inmediatamente anterior a la cristianización: no hay modo de averiguarlo con certeza. La hipótesis precristiana parece conrmarse al tener en cuenta las analogías entre la Vieya de la tradición oral y cierta diosa celta, Brighid. Para analizar este asunto he estudiado las festividades tradicionales del medio invierno, tanto en Asturies y su área de inuencia como en las Islas, donde sabemos con seguridad que se rendía culto a Brighid el 1 de febrero; al parecer los asturianos también dedicaban estas estas a su Vieya. Otro indicio es la existencia de santuarios consagrados a Santa Brígida, posiblemente herederos del culto a la diosa pagana, muy similares a emplazamientos típicos de la Vieya. El caso más claro de esto es el de Le Plec, en Bretaña. Le Plec tiene un hermano gemelo (o al menos mellizo) pero consagrado a la Virgen María en Finisterre: el santuario de Muxía.

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La creación del mundo y otros mitos asturianos

En una interpretación restrictiva, la Vieya es exactamente eso: una diosa de aspecto venerable. Pero yo mostraré que tiene otros rostros, y que puede manifestarse a veces como joven hermosísima o como madre. Incluiré muchas leyendas, ritos y creencias del folklore leonés; considero que la continuidad cultural entre asturianos y leoneses es absoluta, y trataré cualquier dato recopilado en León como si fuese de procedencia asturiana.

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Capítulo 5. La Vieya y la Virgen María

 Hubo una vez, en Coaña, un robo del que fue acusado un inocente. Su hija, desesperada, pidió ayuda a la Señora de la piedra, y ella le dio un pergamino donde se demostraba la inocencia de su padre: la niña le pidió a la Virgen que fuese donde estaban juzgándole, pero ella le contestó que no podía moverse de la estela. La muchacha corrió con la prueba en ayuda del desdichado, pero el verdadero ladrón cogió el pergamino y lo rompió en mil pedazos: nada más hacer esto cayó al suelo, retorciéndose entre espasmos epilépticos. Entonces todo el pueblo se acercó hasta la piedra y hallaron, tallado en su supercie, el testimonio sobre la inocencia de uno y la culpabilidad del otro. (Canel, E. 1997). Ningún obispo o abad construyó nunca una capilla al lado de la estela, ni se instituyó esta o romería alguna dedicada a esta milagrosa virgen. Sin embargo, sin necesidad de que el poder se entrometiese, la gente reemplazó voluntariamente a la antigua diosa por la madre de Cristo. Ha sido una sustitución torpe y supercial: la Virgen María sigue siendo una giganta, sigue enamorada de las rocas y sigue atada a un emplazamiento mágico, del que no puede apartarse, igual que su antecesora pagana. Su disfraz es el mínimo imprescindible para ocultarse en un entorno cristiano. Este disfraz no representa una derrota de la Vieya sino todo lo contrario: prueba que el mito estaba tan vivo, a la llegada del cristianismo, que los eles necesitaron acomodarlo en la nueva fe. La siguiente etapa sería construir una iglesia alrededor de la roca donde vive la Vieya. A pesar de que las fuentes escritas antiguas son, como se sabe, bastante pobres en Asturias, nos ha llegado una noticia donde se intuye cómo pudo ser esta transición religiosa. Se trata de la fundación del santuario de Nuestra

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La creación del mundo y otros mitos asturianos

Señora del Acebo, Cangas del Narcea. La anota el Padre Carvallo y fue publicada en 1613. Resumidamente, dice lo siguiente: En tierras de Cangas de Tineo, [...] en la cumbre de un alto monte, y el más encumbrado de los muchos que hay en aquellas partes, [...] en sitio que llaman el Acebo, había una antiquísima ermita de Nuestra Señora, sin memoria de su primera fundación [...] había una confusa tradición por aquella tierra de que algunas personas atravesando de noche por la Sierra habían visto que en la ermita se celebraban divinos ocios, asistiendo a ellos una señora de grande autoridad, y mucho acompañamiento, y que acabada la Misa desaparecía todo; y se contaban otras algunas cosas de esta manera, que ponían particular respeto y devoción a la santa ermita; aunque no se daba crédito a estas cosas, hasta que el año de 1575 [...] una mujer que tenía una `pierna seca' se llegó hasta allí [...] el 8 de septiembre, dio nueve vueltas a la capilla y sanó milagrosamente (Fernández Álvarez, F. 1990: 84) El emplazamiento del santuario pertenece al dominio de la Vieya: ¾O acaso no fue la cima de una montaña, Peñamayor, el primer lugar donde la ubicamos? Pero eso es lo menos importante, ahora. La parte más interesante del fragmento se encuentra hacia la mitad: la tradición oral, claramente profana, sobre una poderosa señora que preside una asamblea nocturna de espíritus. Esta dama de grande autoridad recibió culto por toda Europa Occidental. Se le dieron muchos nombres

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Capítulo 5. La Vieya y la Virgen María

distintos segun los países: Madona Horiente u Oriente, Abundia, Richella y Holda entre otros. Fue una vieja conocida de la Inquisición y sus seguidores, la secta brujeril, fueron incansablemente perseguidos desde los siglos nales de la Edad Media hasta los procesos por brujeria del Siglo XVII en Escocia. Ejemplo: Lombardía superior, 1390, procesos a Sibillia y Pierina. Las dos confesaron que acudían los jueves por la noche a la sociedad de Madona Horiente. Ante la diosa se congregaban los muertos y los animales, y una muestra del inmenso poder de la Señora es que, si faltara a la cita una sola de las bestias, el mundo entero sería destruido. Los asistentes rendían homenaje a la Señora, ella los bendecía y, a continuación, todos se iban de visita... ... por las casas, sobre todo las de los ricos . Allí comen y beben, cuando encuentran casas amplias y bien abastecidas se regocijan, y Horiente las bendice. Oriente enseña a los miembros de la sociedad las virtudes de las hierbas ( virtutes

herbatum  ),

remedios para

curar las enfermedades, el modo de encontrar las cosas robadas y de deshacer los malecios [...] tenía capacidad para devolver la vida a las criaturas muertas (aunque no a los seres humanos) [...] a veces mataban bueyes y se comían su carne; a continuación recogían los huesos y los ponían dentro de la piel de los animales muertos. Entonces, Oriente golpeaba la piel con el pomo de su varilla y al instante resucitaban los bueyes; pero ya no podían volver a trabajar. (Ginzburg, C. 2003: 192-194)

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La creación del mundo y otros mitos asturianos

Por su comportamiento, podemos deducir que la diosa de las brujas alpinas debía de ser pariente próxima de las Tres Damas francesas. Como ellas, volaba de noche para visitar las casas, comía y, sobre todo, bebía en ellas y nalmente las bendecía. En Asturies y en León abundaban, hasta ayer mismo, las historias populares sobre asambleas de brujas y vuelos nocturnos: En Xedré (Cangas del Narcea), [...] la reunión de las Bruxas en la Veiga`l Palu se hace la vispera del día de la Cruz - el 4 de mayo [...] Las brujas, además de acudir a estas celebraciones, también gustan de ir a las bodegas y llagares a beber vino y sidra. En Quintanilla de Sollamas (León) se comenta que un hombre notaba cómo la cuba de vino disminuía sin saber por qué y un día escuchó tras la puerta a las brujas decir: Por encima de paredes y por debajo de sebes a la bodega de Fulano me lleves Entraban por el ojo de la cerradura de la bodega a beber. (Álvarez Peña, A. 2004: 123, 124) El relato de Carvallo debia de referirse, por tanto, a una de estas sociedades nocturnas semejante a la de Madonna Horiente. La leyenda piadosa trocó, simplemente,

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Capítulo 5. La Vieya y la Virgen María

la adoración pagana en  divinos ocios y a la diosa en la Virgen María. En vez de perseguirla, los curas asturianos la integraron en la religión dominante. El culto que nació en El Acebo tampoco fue muy distinto del que Sibillia y Pierina describieron a sus interrogadores. La diosa alpina exigía ofrendas e igual hace la Virgen; si una es la señora de la abundancia y puede resucitar los bueyes muertos, la otra bendice los ganados para que se multipliquen:

[...] la festividad de Nuestra Señora del Acebo tiene lugar el 8 de setiembre, llamado  día de las promesas . El domingo siguiente es el  día de las ofrendas : ganado y sus derivados. A nales del siglo XIX hubo año en el que se subastaron 200 corderos. Es costumbre llevar ganados en la procesión y, al terminar la Santa Misa, el sacerdote revestido de capa pluvial los bendice. Concluye con estas palabras:  Que la Virgen os conserve el ganado y os lo aumente .

(Fernández Álvarez, F. 1990: 86)

En los Alpes ha habido algún caso semejante al del santuario cangués. Cerca de Evian, en la Alta Saboya, al borde de Suiza, la dama Abundia se convirtió en NotreDame-d`Abondance, con peregrinación incluida. No parece, sin embargo, que fuese esto lo más normal. La presión de los inquisidores, los procesos y las torturas terminaron

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ahogando la antigua religión .

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El pasaje sobre Nuestra Señora de El Acebo y su relación con

Abundia proviene de mi conferencia  Vírgenes y xanas : el culto

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