Una nueva juntada en el festival de Cosquín

maron los músicos de Arbolito). Entre músicos y técnicos, esta juntada suma 34 personas. Ahora, luego de algunos ensayos
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Espectáculos

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Jueves 22 de enero de 2009

MUSICA POPULAR Entre chilingos y arbolitos: 49° edición del encuentro musical del Valle de Punilla

La tonada cuyana tiene su lugar en el verano folk Mendoza prepara sus dos grandes festivales

Reunión especial Tambores de La Chilinga y tres músicos de Arbolito: Borgobello, Jusid y Ronconi ARCHIVO

RICARDO PRISTUPLUK

Una nueva juntada en el festival de Cosquín Continuación de la Pág. 1, Col. 2 pañado por un grupo de cuerdas y otro de percusión, y la banda Arbolito preparó un set especial, con La Chilinga y varios invitados, la cantante Verónica Condomí, el pianista Pablo Fraguela y el percusionista Carlos Rivero (docente de la escuela de Música Popular de Avellaneda, en la que se formaron los músicos de Arbolito). Entre músicos y técnicos, esta juntada suma 34 personas. Ahora, luego de algunos ensayos, La Chilinga y Arbolito andan cada uno por su lado. Recién volverán a juntarse la semana próxima para la serie de shows que darán en Córdoba (incluida la actuación en Cosquín) y en Rosario. “Pero los caminos son los mismos”, dice el responsable de La Chilinga, Daniel Buira. Quizá por eso no haya que sorprenderse por la reunión de estos músicos. Claro que sobre el escenario de Cosquín, probablemente, tenga un color particular. “Es un escenario que la escuela [de percusión] respeta. Es una linda apertura por parte del festival. Además, estamos ligados al folklore nuestro. Hemos trabajado con Teresa Parodi, Peteco Carabajal, Mercedes Sosa.” Y si la llegada de La Chilinga por primera vez al escenario Atahualpa Yupanqui se da con Arbolito seguramente es por consecuencia natural del trabajo de Buira y los integrantes de este grupo con nombre de cacique. El percusionista produjo el último CD de Arbolito y de ahí quedó una amistad que se traslada a los proyectos de trabajo. “Nos sorprendió la cantidad de cosas que tenemos en común. Nuestros caminos son los mismos. Lo que hacemos se dirige a la calle, a lo popular. Y si el escenario es una vereda mejor aún.” Aquella charla telefónica de LA NACION con Buira continúa un día después, en el búnker-sala de ensayo que Arbolito tiene en un sótano de Parque Patricios, a un par de cuadras de la cancha de Huracán. “Claro, somos artistas callejeros”, dice Ezequiel Jusid, mientras se reencuentra con algunos de sus compañeros de banda, luego

de un par de días que se tomaron de descanso. Diego y Andrés todavía siguen vacacionando. El resto de los integrantes de este grupo que mixtura músicas folklóricas con otros ritmos, Agustín Ronconi, Pedro Borgobello y Jusid, ya están en su búnker para hablar de su presente y de las actuaciones en Córdoba, con La Chilinga.

Reincidencia Lo de Arbolito es una reincidencia. Estuvieron en el festival del Valle

de Punilla en 2007 como quien llega por primera vez a casa ajena y tantea a ver si el perro es manso o de esos que tiran un tarascón ante la menor desconfianza. “Esta vez directamente nos propusieron armar un espectáculo y sabían de nuestra conexión con La Chilinga. Además, Dani [Buira] había producido nuestro último disco”, cuenta Jusid. “Ahí nos pusimos a pensar qué hacer –completa Ronconi–. Hay temas que dan muy bien por su naturaleza rítmica. Y en los ensayos comenzamos a trabajar

con otras cosas. Chacareras, por ejemplo.” –Pueden tocar con bandas de rock, en un festival de folklore o irse a Brasil con una orquesta de tango, como lo harán con la típica Fernández Fierro. ¿Es una necesidad del grupo no ubicarse en ningún ámbito determinado? Borgobello: –Tratamos de estar con la gente que queremos estar. Con quienes tenemos una conexión como es el caso de La Chilinga. Nos une la libertad con la que encaramos la música.

–Quizá sea síntoma de esta época la posibilidad de sumar público, no como hace 30 años, cuando las tribus estaban muy diferenciadas unas de otras... Borgobello: –Sí, en un show nuestro, de repente, te podés cruzar con un punk, con cresta haciendo el trencito, mientras tocamos un carnavalito. Ronconi: –Y mucha familia. Ese que hoy tiene 40 o 50 y que le llegan muchas cosas de la banda, viene con su hijo, que tiene 15, y va a ver recitales. Jusid: –Es cierto esto que decís sobre la cosa de tribu y el hecho de que ahora la gente no es tan cerrada. Hay un crecimiento. Fijate que el año pasado estuvo Divididos en el festival. Algo novedoso para Cosquín, eso está bueno. Borgobello: –Hay que desfutbolizar la música. No está bueno eso de “o los Beatles o los Stones”. –Llama la atención que se consideren artistas callejeros cuando salen todos de una escuela de música... Ronconi: –Pero mirá que en la escuela de Avellaneda éramos los bichos raros. Eso nos dio cierta libertad. Jusid: –Eramos “Bardolito” [se ríen]. Pero tuvimos la posibilidad de estudiar. Hace cuarenta años, un pibe no la tenía.

Yapas y transmisiones

Durante diez noches Hasta el domingo 1° actuarán grupos y solistas, como Los Kjarkas, Soledad Pastorutti y Jorge Rojas

Algunos cambios para estas lunas coscoínas N Diez lunas. El festival de Cosquín comenzará mañana, un día antes de lo inicialmente previsto, con las actuaciones de Los Alonsitos, Cantoral, Cristian Guzmán, Micaela Rivero, Tubo Moya, Illapu, Paco Garrido, Los Soñadores, Dúo Moiré, Los Jilgueros, Bruno Arias y Los Carabajal. N Más novedades. Finalmente se confirmó, luego de varias idas y venidas, la actuación del grupo boliviano Los Kjarkas, el viernes 30. Además, hubo otros cambios en la programación: el Chaqueño Palavecino cantará al promediar la noche del miércoles, no para el cierre, como se pautó inicialmente. Y el espectáculo Los Mosqueteros del

Abel Pintos, con su nuevo disco

Jairo, la raíz del canto yupanquiano FOTOS DE ARCHIVO

En esta edición seguirán funcionando los tradicionales quinchos de comidas criollas, con chivitos al asador, y también se sumará una carpa cultural y una peña del festival.

Centro de la música En la capital mendocina, en el Prado Gaucho del Parque General San Martín, se volverá a vivir el encuentro de música Americanto de los Pueblos, entre el 24 y 26 de febrero próximos. Surgido en 1984, mantiene su carácter americanista en la programación. Cada noche estará dividida en secciones: Pueblos de la Selva Americana, Pueblos del Río y del Mar Americano y Pueblos Andinos Americanos. Por el escenario de Americanto pasarán la venezolana Cecilia Todd, el grupo chileno Inti Illimani, la Murga Falta y Resto de Uruguay, Pedro Aznar, Teresa Parodi, Verónica Condomí, Ibrahim Ferrer Jr. de Cuba, Tomás Lipán, Raúl Carnota, Mónica Abraham, Rubén Segovia y Marcelino Azaguate, entre otros.

Tango, que reúne a Raúl Lavié, Guillermo Fernández y Rubén Juárez, pasó de lunes a martes. N Conducción y transmisiones. Miguel Angel Gutiérrez, Fabián Palacios, Maia Sasovsky y Marcelo Simón, como invitado especial, estarán a cargo de la conducción del festival. Las emisiones televisivas y radiales serán de Canal 7 y Radio Nacional y, en Córdoba, de Canal 10, LV3 y LV2. También se sumarán con imágenes LT 14 General Urquiza, Entre Ríos; LT 8 de Rosario, LT 9 de Santa Fe y LT 23 de San Jenaro, Santa Fe; FM Libertad, de Resistencia y LV12 Radio Independencia, de Tucumán, entre otras emisoras.

Con cualquier desayuno en la ESSO tenés a tu disposición el diario LA NACION

A fines de los treinta, la tonada era uno de los géneros más populares del folklore y Cuyo, una de las zonas más prolíficas en grupos y compositores. Las modas pasaron, pero en Mendoza las tonadas se siguen tocando y es una de las expresiones más refinadas del folklore. El género tiene su predicamento y su propio festival, que se realiza hace 27 años en la localidad de Tunuyán. Conocido en todo el país, el Festival Nacional de la Tonada se realiza entre el 5 y el 8 de febrero, con la participación de créditos locales como Pocho Sosa y Juanita Vera, y la presencia de reconocidas figuras como el Chaqueño Palavecino, Abel Pintos, Jairo, Facundo Saravia, Los Tekis y Dúo Coplanacu, entre otros.

Un jazzista virtuoso de ocho años La habilidad prodigiosa de Luciano Pizzichini no opaca su candidez infantil Muy bueno

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Presentación del guitarrista Luciano Pizzichini, con Adrián Pizzichini, en guitarra; Rioberto Moreno, en bajo, y Pablo Bordachar, en batería. Próximo show: el sábado, a las 22, en La Dama de Bollini, Pasaje Bollini 2281.

Quienes están en el cine señalan que los actores prefieren no actuar con niños en las películas debido a que su naturalidad y candidez roba toda posibilidad de sobresalir. Este podría ser muy bien el caso del niño Luciano Pizzichini, que con tan sólo ocho años se convirtió en el centro natural de la actuación de este grupo, el pasado sábado, en La Dama de Bollini. Suelto, gracioso y con un swing y prestancia dignas de otra edad, este guitarrista, que supo “solear” con Carlos Santana, mostró su inigualable talento y sencillez. Como si se tratara de un juego, sus interpretaciones tuvieron siempre dos aspectos centrales: alegría y amor. Difícil, por cierto, es establecer qué es tocar de manera amorosa, pero con escucharlo frasear diferentes melodías, como “Pink Panther Theme”, “Bad Moon Rising” o el inefable “Footprints”, de Shorter, se descubre que en todas ellas hubo una calidez propia de su edad que, lejos de darle un tono naíf, le brindó la posibilidad de hablar de

ADREA KNIGHT

Acompañado por su padre, interpreta clásicos del jazz

él. ¿Qué podría contar un niño de ocho años desde una guitarra? Al parecer, el niño habla con su instrumento de amor filial y, aunque parezca rayano con lo temerario, así es como suena su música. Un sentido del ritmo contundente y un estilo que está en formación y que hace que su propuesta, a pesar del eclecticismo del repertorio, sea sólida en términos musicales.

Falta de prejuicios La falta de prejuicios sobre géneros y estilos provoca que toque con el mismo fervor los clásicos de Credence Clearwater Revival como las composiciones de John Scofield.

“Luchi” canta con sentimiento, aunque suene algo impostado, pero en cuanto gana en soltura, ese recurso queda en un segundo plano para destacarse como un vocalista que maneja la voz con tanta desenvoltura como la guitarra. En sus solos, por ejemplo, trabajó más sobre la idea de improvisar sobre acordes que punteando. El resultado fue óptimo, pues es un melodista naturalmente inspirado, a quien su padre Adrián, en la guitarra, y una sección rítmica correcta, le hizo algo así como el aguante a este niño musicalmente superdotado.

César Pradines