Traducción publicada en Deník Metro (original abajo)

En un Kebab, un cliente quiere pedirse unas patatas fritas, y resulta que las quiere pedir con un poco de ensalada. Cont
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Traducción publicada en Deník Metro (original abajo)

Original en español En un Kebab, un cliente quiere pedirse unas patatas fritas, y resulta que las quiere pedir con un poco de ensalada. Contra todo pronóstico, la camarera, checa, explica con tono burocrático que las patatas fritas se venden como přílohy, y que los přílohy no salen de la vitrina sin un plato principal que les conceda el výjezdní doložka. El dueño del local, un señor de origen turco que lleva varios años por aquí, aparta con cuidado a la camarera, sirve en un plato las patatas fritas con ensalada y le dice al cliente: 70 coronas. ¿Es que se han esfumado las normas que han funcionado tanto tiempo? En realidad no, siguen ahí, solo que se han incorporado las de unos nuevos praguenses que mezclan přílohy, tienen otro concepto de puntualidad y hablan más alto. Seguro que también sucedía en la Universidad Carolina en el s. XIV, donde convivían bohemios, sajones, polacos y bávaros o, más recientemente, en la Praga de la primera república en la que judíos, checos y alemanes eran ciudadanos de una sola Checoslovaquia. Hoy, nos sumamos europeos de aquí y allá, los originales de Oriente Medio y del Asia más lejana, la comunidad romaní, los americanos… Juntos, con los checos, hemos devuelto a esta ciudad lo mejor de las épocas doradas que todos añoramos. Dentro de unos días nacerá Laura, mi hija, y su nombre, su lengua y sus ideas estarán más allá de las etiquetas. No seremos ni su madre ni yo los que le hagamos ese regalo, sino Praga, la ciudad que la verá nacer. Y no será gracias a las telarañas de su pasado, sino a su presente, a que es un cruce de caminos.

Disponible en la url: http://e.metro.cz/default.aspx?d=02.05.2014&e=ME-PRAHA#strana=12