Toni Servillo - Jot Down

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Sumario

Tener el alma negra Por Félix de Azúa Hace un siglo, los grandes colecci onistas de pintura comenzaron a preguntarse si acaso no habí a q ue dejar de com prar exang ües damiselas de Puvis de Chavannes con un brazo en alto, rob ustas m atronas de Cabanel o campesinas rom anas de Corot demasiado aseadas para ser ciertas. Les había entrado una duda existencial.

Ni qué niño muerto Por Diego Cuevas Todo lo q ue nos rodea puede te ñirse de negro, mostrar sus reversos oscuros o colapsarse de manera inmisericorde. Y quizá ante ese panorama lo único razonable para el humorista es aceptar como pareja de baile todo aq uello que realmente no tiene ning una g racia, sobre todo si se tiene la certeza de que esa com pañera de danz a calza botas de buzo y se empeña en pisotear al parten aire de tanto en tanto.

La lógica del lado oscuro

Tenemos el placer de anunciar que ya está preparado nuestro magazine nº 8, especial Fundido a negro. Además de los colaboradores habituales, entre los que se encuentran Enric González, Félix de Azúa, Íñigo Domínguez, Juan Abreu o Juan José Gómez Cadenas, contaremos con invitados de excepción: Santiago Auserón, Andreu Missé, Javier Calvo, Xavier Vidal-Folch, Irene Hdez. Velasco y Leontxo García, entre otros. Asimismo, el número cuenta con cinco grandes entrevistas: Wendell Pierce –The Wire, Treme–, Toni Servillo –La grande bellezza–, Antonio López, Marta Fernández y Carlo Ancelotti. Ya disponible en nuestra página web o en nuestra red de librerías. El precio de venta es de 15 euros. Los portes a cualquier punto de España están incluidos; los envíos por correo a cualquier lugar del mundo también son gratuitos. Durante el tiempo de PREVENTA, hasta el 30 de agosto, los pedidos nacionales incluyen nuestro bloc de notas DARK SIDE de regalo.

Por Roger Sen serrich Los dictadores, corrom pidos por el poder absoluto, se lanzan a ejecutar traidores reales o imaginarios simplemente porq ue creen q ue pueden hacerlo. Ciertamente, ha habido dictadores chiflados con i deologías alegremente homicidas y otros simplemente sádicos. Eso no quiere decir que las matanzas, detenciones, deportaci ones, torturas y demás barb aridades se hagan de forma aleatori a. La represión, si se hace «bien», tiene una sólida lógi ca i nterna.

Pero, ¿quién demonios es Nic Pizzolatto? Por Toni García Ramón Un día le dijo a su esposa que se mudaban a Los Ángeles porq ue iba a tri unf ar. Escribió una novela, Galves ton, que consiguió colocar a dos tipos que no le pagaron demasiado. Esos mismos le preguntaron si tenía algo q ue pudieran presentar a un par de televisiones. Pizzolatto escribió dos pilotos en una semana: Del primero se sabe poco, el segundo era True Detective.

Entrevista

Toni Servillo Los mineros muertos animan al Real Potosí Por Ander Izaguirre La mina es territorio negro. Mejor q ue las mujeres no entren. Solo es para hombres recios. Si una m ujer entra, unos días más tarde, cuando le viene la siguiente menstruación, la veta de mineral desaparece. La Pacham ama la esconde por puros celos.

Por En ric González

Siouxsie Sioux y el nacimiento del rock gótico Por Javier Calvo

Es uno de los más grandes actores europeos. Su trabajo e n la películ a La g rande bellezza, le ha valido el reconocimiento i nternacional. Como se sospecha ya viéndole actuar, se trata de un homb re exigente y reflexivo. La entrevista se desarrolla en italiano en el hall de un hotel de Madrid, a la hora del desayuno, y Servillo baja de su habitaci ón con un traje impecable y un puro apagado entre los dedos. El puro es atrezzo, un elemento q ue sirve para sub ray ar l os gestos.

De forma previsible, la historia del rock ha ocultado en gran medida la promine ncia de Siouxsie Sioux. En su l ug ar ha canonizado a otros músicos con me nos talento y carisma. De haber sido un hombre, nadie le podría haber arreb atado esa prim ací a a Siouxsie. Su gesto y su operación m ágica, sin embarg o, eran demasiado peligrosos. Amenazaban, entre otras cosas, la estructura de poder entre los géneros q ue siempre ha promovido el rock.

El Negro Jefe ordenó el invierno

El jovencito Mussolini Por Íñigo Domínguez

Por Juan Tallón

En España se habla mucho de fascismo. Se suele pensar en el franquismo y, redondeando, en la Alemania nazi. Se suele aludir a unos m odos o un estilo. Lo i taliano queda e n segundo plano. Error: lo inventaron ellos. Cuando Hitler, q ue despierta mucho m ás morb o y se conoce más, llegó al poder en 193 3 Mussolini ya llevaba mandando una década. Le copió mucho, desde el saludo romano, brazo en alto.

El Mundi al se com plica momentáneamente. En mitad del estruendo, el esférico rueda e n silencio a peq ueños pasos y se detiene a los pies de Obdulio Varela, el Negro Jefe, que se agacha, lo recoge y l o g uarda debaj o de un brazo. Su corpulencia casi lo esconde. Solo se trata de otro gesto, pero Obdulio sabe muy bien lo q ue vale un simple gesto. Empiezan a contar los dos minutos más importantes de la historia del fútbol.

Mil años de oscuridad Por Grace Morales

El lado oscuro del universo

Los historiadores no se han atrevido a inclui r en sus estudios sobre el ejército nazi demasiados detalles que se saliesen de la planificaci ón e conómi ca, la políti ca y por supuesto, las estrategias militares. No hay muchas alusiones a la nueva religión, las creenci as ocul tistas y los ritos paganos sobre los que se sustentó un pavoroso movimiento irracional, diseñado para demoler la civilización y regresar a un tiempo antig uo, pero con te cnología casi del siglo XXI.

Por Juan José Gómez Cadenas

Caravaggio, la luz entre lo oscuro Por Concepción García

Ya no hay color bajo las máscaras

El halo de misterio que rodeó la vida de Caravaggio es comparable al genio de su obra. Las biog rafías coi nci den a l a hora de referirse a su com portamie nto disoluto q ue rozab a lo crimi nal. Capí tulo aparte requieren las conjeturas sobre su vida sexual, tan extravag antes com o múlti ples. Su trági ca y temprana m uerte tampoco ayuda a discernir cóm o una vida tan corta y aparentemente turb ulenta dio como f ruto una de las obras más revolucionari as, estremecedoras y geniales de la historia del arte.

Por Diego E. Barrios De haber vivi do Cerv antes en el Nueva Y ork de la pri mera mitad de siglo pasado y haberse tenido q ue ganar las habichuelas dibujando cómics, es más que probable q ue Sancho, el primer s idekick de la modernidad occi dental, además de gracioso medi o lelo, hubiera sido negro.

Wendell Pierce

Arquitecto blanco, ingeniero negro (o viceversa)

Por Toni García Ramón

Por Octavio Domosti

Entrevista

Se hace difícil disting uir e ntre el tipo de traje, tirantes y puro q ue interpretab a en The Wire y el auténti co Wendell Pierce. Los dos parece n manejar a la perfección esos códigos que cre cen enredados entre el carisma y la sorna, aderezados con una carcajada aquí y otra allí. El actor, hijo de Louisiana, demócrata, activo militante en pos de la reconstrucci ón de Nueva Orleans y conocido por no tener pelos en la lengua, se sienta con Jot Down para charlar de su carrera, sus amigos, Treme, el cine y la vida, entre otras muchas cosas. Hablando a cámara lenta, con largas pausas en las que atiende llamadas «urgentes» y sin esquivar ni una pregunta, el intérprete reconoce su filiación merengue, su adoración por David Sim on y —naturalme nte— sus ganas de protagonizar un romance con Cameron Diaz.

África negra, cuna del atletismo mundial Por Ca rlos Zúmer

Estética del negro Por José Antonio Montano En el negro se da l a potencia de crear, sin el embaraz o del yo. Produce una escritura paradójicamente fecunda y desembarazada. Suele ser por encargo, y con limitaciones: pero el peso de la autorí a lo lleva otro. El negro se limita a b ailar.

Venidos del altiplano y la sabana, del polvo y las distancias, de una estirpe feliz de corredores tenaces. El misterio de la resistencia de los atletas africanos sigue vedado para el gran públi co; simplemente, se asume que tiene n alg o q ue los hace mejores. Pero África guarda otros talentos además del largo aliento. África es también la cuna de la velocidad, revers o atlético de las sagradas carreras de fondo, aunq ue de muy distinta m anera, como veremos. Esta es la historia del continente madre y su troncal contrib ución al deporte más elemental, el más olímpi co y primigeni o, el más sencillo y despojado.

Los visitadores nocturnos Por Silvia Castellanos Visitadores de dormitorio los llaman, o s hadow people, porq ue son más neg ros q ue lo negro. Aluci naciones hipnogógi cas las llaman. Son las q ue se dan entre la vigilia y el sueño. ¿Nunca han tenido la sensación de caer de la cam a justo cuando estab an quedándose dormi dos? Pues ahí tienen, otra aluci nación.

Todos los átom os del universo juntos no alcanzan el 5% de la energía total almacenada en este. El 73% restante se distribuye entre dos tipos de oscuridad. Casi un 22% se lo lleva la llam ada «m ateria oscura», constituida, creemos, por partículas que reacci onan m uy débilmente con los átomos ordi nari os, esto es, una especie de neutrinos pesados a los que llamamos WIMP (siglas de Weak Inte ractive Mas s ive Particles ). El resto (63% ) es «energía os cura», una misteriosa fuerza que se opone a la gravedad y hace q ue la expansión del universo se esté acelerando.

Así como en el campo de la literatura existe la figura de nomi nada negro, que se refiere a quien redacta una ob ra «para lucimiento y provecho de otro» (según la definición literal del DRAE), en el mundo de la arq uitectura e ingeniería civil existen casos similares, en los que unos realizan la ingrata labor oscura y otros se llevan los honores.

La revolución del café Por Oriol Malet

Las mujeres que aman a los hombres que matan Por Bárbara Ayuso Groupies de los ps icokillers , admiradoras de carniceros, Eloísas encandil adas por Abelardos ensangrentados. Las que en lugar de hui r del q ue porta el cuchillo, corren hacia él. Desde Charles Manson hasta Joseph Fritzl, los buzones de los peores criminales de la historia se han visto rebosados por una corte de afi cionadas, mujeres fascinadas por la oscuri dad de estos exponentes de lo peor del ser hum ano

La venganza del negro Por Iren e Hernández Velasco Aparte de ser negro, el autor de El Conde de Montecris to o Los tres mos queteros tuvo a sueldo a varios negros que le echaron una mano a l a hora de escribir su m uy prolífica producción li terari a, compuesta en total de setenta y ocho títulos. El más conocido de todos los negros de Dumas era blanco y se llamab a Aug uste Maq uet.

Elegía a las dos muertes de Darth Vader Por Rubén Díaz Caviedes Darth V ader, 197 7-1999. O 1999- 1977, depende. No es fácil elegir, porque naci ó adul to, murió y renació com o ni ño. Los negaci onistas aseguran que solo hubo un Vader, el primero. O el segundo, según cóm o se mire. El otro era solo un intento de sí mismo. Y todos sabemos q ue no hay fracaso mayor que inte ntar y no conseguir parecerse a l o q ue uno mismo fue.

Entrevista

Antonio López Por Yolanda Gándara

Tiene la mirada joven, entrenada en el ejercicio constante de observar la vida, y la voz pausada, cuajada de silencios. Responde escogiendo las palabras con l a misma pacienci a que caracteriza su trab ajo, alternando en su discurso la brom a, la reflexión y el vigor cuando defiende el arte figurativo. La sencillez y cercanía del homb re menudo que nos recibe en su estudio de Madrid contrastan con el alcance y la mag nitud de su obra, tan unida a esta ciudad y a la vez tan universal.

Jesse Owens pasaba por allí

Por Pepe Albert de Paco

Por Belén Kayser

Por Fernando Olalquiaga ¿Quién es este tal Nestor Ivanovich Makhno a q uien con tanta veneración pide n consejo los cachorros de la libertad? ¿Fue un dictador militar? ¿Un bandi do? ¿Un rebelde primitivo? ¿Un borracho, un azote de intelectuales, un antisemita? En resumen, ¿estamos aquí y ahora al al cance de las garras de un rojo peligroso?

El golpe infinito

La Alemania de la Stasi: la paranoia como política de Estado

Banderas en la estepa

Corría el año 19 87 y algunos habí amos empezado a tentar el lujo, que se medía en discos, ropa y hachís. Nuestros mayores tratab an de inculcarnos una actitud más franciscana, acorde con nuestra condi ción de estudiantes, pero el consumismo nos había nublado el juicio y no veíam os el momento de tocar pelo. Una tarde Gemm a puso fi n a la melancolía. —Vam os a dar un pal o. —¿Un palo? ¿Dónde? —En una panaderí a del barrio. B ueno, del barrio del Jordi.

Por Nacho Carretero James Cleveland Owens era negro. Y es este el detalle que da sentido a esta histori a porq ue, sin pretenderlo, el conocido com o «Antílope de ébano» hizo trizas la teoría de la suprem ací a genéti ca ari a g anando todas sus pruebas en un estadio engalanado con esvásticas y copado por atletas blancos y rubios durante los Juegos Olímpi cos de Berlín 193 6.

Cantata negra del negro café Por Isabel Gómez Rivas El espíritu del café es profano. E n el coraz ón de cada grano late una exal tación vitalista que solo los negros han sabido cantar, tal vez solo los negros cub anos.

Con ilustraciones de ¿Cuántos funcionari os hacen f alta para controlar a todos los alemanes? Si bien cada agente tenía asignadas setenta «vidas de los otros», los verdaderos espías de la Stasi no vestían uniforme ni tení an sueldo de funcionari o. Los ojos y oídos del ministerio eran más de doscientos mil ciudadanos anóni mos que colab oraban con los servicios secretos por un sobresueldo o por miedo a q ue el sistema dejara de funcionar y el país volviera a hundirse.

Pablo Amargo Toño Benavid es Pablo Auladell Alberto Gamón Carlos Ortín Diego Cuevas y fotografías de

Jaques africanos Por Leontxo García Los muzung u (blancos) dominaron siempre casi todo el tablero del África negra hasta que llegó Mandela, ya fuera a través de la colonización o la esclavitud o el comerci o injusto o l a explo taci ón abusiva de los recursos naturales. Y al marcharse dejaron costumbres perversas, como una desigualdad horrible entre los de arriba y los de abajo, que los negros todaví a mantienen e n g ran medi da.

El cisne negro Por Holden Caulfield La película Dog ma, del director Kevin Smi th, fue duramente criti cada cuando se estrenó en los cines en el año 1 999 por, supuestamente, ofender gravemente a los católicos. Cuando proyectaron la película en el Festival de Cannes, Miramax, la productora de la película, se vio obligada a contratar un equi po de guardaespaldas y miembros de seguridad tras recibir m ás de 300.000 cartas de odio y hasta tres amenazas de m uerte. Una de ellas decía: «Judíos, más os vale invertir el di nero q ue nos estáis robando en chalecos antib alas porq ue vamos a ir a por vosotros con escopetas».

Un acto de infinita crueldad Por Jenn Díaz

Youichi Shidomoto Bob Willoughby William Claxton Ed Cla rk

Raymond Chandler no escribe novela negra. Escribe novela literaria con un crime n a resolver. Parece lo mismo, pero no lo es. Eso es lo que defiende en El s imple arte de matar, un ensayo sobre qué es la novela negra, o sobre lo q ue no debería serlo.

Paul Himmel Guadalupe de la Vallina

De la buena salud del fraude fiscal Por Xavier Vidal-Folch Hay en marcha una (li mitadísima y electoralista) reform a fiscal en España. Convendría una reforma ambi ciosa, pero para emprenderla habrí a que rem over demasiadas posiciones de poder y de estatus: tributaci ón sobre rentas del capital, sobre el patrim oni o... En suma, sobre todos aquellos que pudieron sortear la factura de la crisis, que se cebó en las nóminas, en las filas del desempleo y en los usuarios obligados del estado del bienestar. No l a hab rá.

Aparición de los negros en las letras españolas

Entrevista

Marta Fernández Por Fernando Olalquiaga

Lleva apareciendo casi a diario en las pantallas de sus televisores desde finales de la década de los noventa. Antes escribió en Diario 16 —donde entre otras cosas ejerció accide ntal mente de consul tora para Michi Panero—, pasó por la sección de deportes de Telemadrid, parti cipó en Madrid Directo y trab ajó para la sección de cul tura e n TVE. Mientras tanto ib a cultiv ando una afición hacia l a literatura posmodernista y la música cl ásica m ás erudi ta de un m odo obsesivo y admirable, pues no son m uchos los que puede n presumir de sumergirse con prove cho en esos mundos ignotos al mismo tiempo q ue m antienen un control mental y una serenidad ante las cámaras lo b astante fuertes com o para merecer todas las alabanzas y alg o m ás. Una tarde de verano, en el Teatro Real de Madrid, soltamos al aire de un modo nada im provisado un par de nom bres muy serios y casi fue imposible detenerla en un recorrido que empezab a allí mismo y después pasab a por La Valeta, Namibia, Peenemünde, Philadelphi a, Bayreuth y S alzburgo para que finalmente, de un m odo i deal, terminara a la sombra de Riccardo Muti. Y a saben: Llega un g rito a través del cielo…

H. R. Giger o la luz al final del túnel

Por Santiago Auserón La presencia de africanos en la Península llegó a ejercer un influjo q ue los datos demográficos no explican. Los primeros rastros literarios puede n ay udar a com prender el significado de este hecho un tanto hermético. L os negros y su m úsica aparecen primero, de forma todaví a borrosa, en la literatura g allegoportug uesa: don Lopo Lias, nacido prob ablemente en L ugo, escribió en l a primera mitad del siglo XIII una cantiga de escarnio q ue empieza diciendo: «En este son de negrada / haré un cantar»

Por E. J. Rodríguez Giger, como Love craf t, padeció el miedo intensamente, pero aprendió a moldearlo y canalizarlo en su ob ra. Se diría q ue cuanto más real era el horror expresado en su trab ajo, mayor era la catarsis emocional que le proporcionaba.

La vida en la oscuridad según la ciencia ficción Por Kiko Llaneras La civilización se construy ó sobre la l uz y cuando esta nos falta l a civilización se resiente. Eso es lo que nos enseña la histori a y también la experiencia de cada noche. Pero, ¿cómo sería la vida en constante oscuridad? ¿Se vendría ab ajo el mundo si quedásemos todos ciegos o podríamos vivir felices en tinieblas?

Nos gusta hacernos daño (con la gran novela americana) El escalofrío ante los hombres de negro

Por Ricardo Jonás G.

Por Paula Corroto

Por Andreu Missé Hace cuatro años, a raíz de la crisis económica, Grecia tuvo la desventura de caer en manos de la troi ka, integrada por funcionarios de l a Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, que desde entonces ha gobernado el país con mano de hierro. La catástrofe social y humanitaria de sus implacables medidas de austeridad ha sido tan terrible que los griegos ven a estos personajes como la peor versión imaginable de los hombres de negro, aunq ue en esta ocasión no llevaran armas.

Érase una vez, en Noruega

Nigra sum, sed formosa Por Josep Lapidario ¿Por qué en el Occidente cristiano, en plena Edad Media, se crearon centenares de tallas de vírgenes y santas con la piel negra? Aparecen en Italia, Portug al, Polonia, Alemania y especialmente España y el sur de Franci a. Suelen ser tallas peque nas, de unos 70 cm de altura, en las que la Virgen apare ce en actitud estática con el Ni ño e n b razos.

Podrían abrirnos el corazón con un cuchillo y casi disfrutaríam os viendo salir la sang re a borb otones. Podrían decirnos que nuestro padre es un asesino o un violador y quizá encontrarí amos un sentido a la vida. Podrían comentarnos que nuestra m adre nunca nos ha q uerido, que nos soltó en el paritorio y nos rechazó y así todo cuadrarí a. Por fin encajarían nuestros pensamientos de pérdida y abandono, el despido laboral, aquel novio o novi a que nos dejó, y esa mirada a l os veinte metros cuadrados en los que vivimos. Con suerte. Esta brumosa oscuridad me ntal, esta bajada a los infiernos que a veces proponen las neuronas se halla en muchas de las novelas q ue en los últi mos años han goz ado del éxito de lectores y críti ca. S us escritores son l os nuevos reyes de la gran novela (americana): la que dicta el pensamiento m undial.

El presidente es negro pero el país es blanco Por Jordi Pérez Colomé En mayo, en la tranq uila y libre Nueva Inglaterra, un comisario de policí a dijo q ue el presidente Obama era «un jodido negrata» (la palabra real q ue usó, nig g er, tiene más connotaciones). Dos traducciones culturales a algo pareci do en Espana serían de cir q ue alguien es «un jodido m oromierda» o « un jodido maricón de pl aya».

El 8 de abril de 1991 Per Yng ve Ohlin, más conoci do com o Dead, decidió convencer al resto del mundo de lo que él ya sabía desde los trece años: que estaba muerto. Se internó en el bosque y con un cuchillo se rajó las muñecas y el cuello. Introvertido, depresivo, tras un accidente en su inf ancia despertó de una experiencia cercana a la m uerte con la íntima convi cci ón de q ue de ahí, de la muerte, no se regresa. Tal vez la certeza de que ya estaba allí le hizo impacientarse ante el hecho de q ue a pesar de sangrar por esos cortes durante veinte minutos seguía respirando. Había estado casi toda su vida desplazado de la realidad y con la sensación de partici par en una f arsa. Volvió a su piso, cam bió el cuchillo por una escopeta y se voló la cabeza.

Una cicatriz de hormigón y tiniebla Por Pedro Torrijos Desde el Panteón de Roma hasta la Casa Farnsworth, desde la Basílica de Santa María del Mar hasta la C aja de Granada y desde la primera ventana en una vivienda de Pompeya hasta l a Casa Malaparte, el uso de la luz es el que define la bue na arq uitectura.

Beso negro Por Juan Abreu

Entrevista

Carlo Ancelotti Por En ric González

Los prejuicios comienzan en el nombre: beso negro. ¿Por q ué beso negro? Pues porque se asocia el culo, el ano para ser precisos, con lo oscuro, lo obsceno, lo transgresor y lo deprav ado.

Es fumador y reflexivo. Él mismo admite q ue le falta espontaneidad. Aprendió a ser paciente trab ajando con su padre en el cam po y esperando a q ue el queso que producían, el famoso parmesano, madurara y pudiera venderse. Está habituado a hablar bien de todo el m undo, incluso de Fabio Capello, y a ejercer com o homb re de empresa. Un entrenador, dice, debe adaptarse a las circunstancias. La entrevista, en italiano, se realizó en su despacho de la ciudad deportiva del Real Madrid, poco después del triunf al regreso de Lisboa.

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Negro contra negro: un héroe con alzacuellos Por Alberto N. García Apparitions (2008) se convirtió en una serie de culto. Terror teol ógico. Un drama de seis episodios que solo podría haber realizado la BBC, la televisión europea q ue más arriesga, en el país europeo q ue mejor se lleva con la pluralidad interna y la i ncorrección política. Hagan una e ncuesta sencilla: ¿quiénes descorchan, geográficamente habl ando, las risotadas más irreverentes?

Explorador blanco, corazón negro Por Tsevan Rabtan Puede que el Congo no fuese el lugar más agradable del mundo antes de los europeos, y es seguro que no lo ha sido después. Esta verdad no adelgaza el triste legado q ue dejamos los que pre tendíamos ser más civilizados, cultos y humanitarios. En nuestro im aginario, el Congo es negro, el corazón de l as tinieblas. Pusimos allí lo q ue llevábamos dentro.

Fotografías: Pero, ¿quién demonios es Nic Pizzolato? – HBO / Canal+ Series La lógica del lado oscuro – Mark Fahey (CC) Ni qué niño muerto – Miramax Films / A Band Apart / Jersey Films Siouxsie Sioux y el nacimiento del rock gótico – PVC Records Mil años de oscuridad – Takeshi Kuboki (CC) Ya no hay color bajo las máscaras – Marvel Entertainment / Perception / Sony Pictures Imageworks África Negra, cuna del atletismo mundial – Stev en Zwerink (CC) Los visitadores nocturnos – Cortesía de Paula Guillot Arquitecto blanco, ingeniero negro (o viceversa) – Ash Berlin (CC) La Alemania de la Stasi: la paranoia como política de Estado – John Steer (CC) El cisne negro –View Askew Productions / Lions Gate Elegía a las dos muertes de Darth Vader – Lucasfilm / Disney La vida en la oscuridad según la ciencia ficción – Rhombus Media / O2 Filmes / Bee Vine Pictures / Alliance Films Nigra sum, sed formosa – Christopher Adams (CC) El escalofrío ante los hombres de negro – Columbia Pictures / Hemisphere Media Capital / Amblin Entertainment El presidente es negro, pero el país es blanco – Pete Souza / White House (DP) H. R. Giger o la luz al final del túnel – Simon Bonaventure (CC) Érase una vez, en Noruega – Taake Vassil (CC) Negro contra negro: un héroe con alz acuellos – BBC Beso negro – Cortesía de Jesús Llaría