Sigue el silencio del Gobierno, a la espera de la

sado, y hoy estará en Panamá para la asunción del nuevo presidente, .... de todo escándalo trabaja un conflic- to intern
462KB Größe 7 Downloads 149 Ansichten
6

|

POLÍTICA

| Lunes 30 de junio de 2014

el caso ciccone | reacciones en el kirchnerismo

Sigue el silencio del Gobierno, a la espera de la Presidenta

Para no exponer a Boudou, el oficialismo paraliza el Senado

Boudou quiere defenderse públicamente, pero necesita un guiño de Cristina, que estuvo en el Sur y hoy retoma su agenda

LA NACIoN

Mariana Verón LA NACIoN

Con Cristina Kirchner en Santa Cruz, el oficialismo y el propio Amado Boudou esperan una señal de la Presidenta para dar su posición después del fallo del juez Ariel Lijo, que procesó al vicepresidente. Sin reacción oficial tras la decisión judicial, en la Casa Rosada esperan que la jefa del Estado retome su actividad oficial para conocer los pasos que seguirá. Hoy, la Presidenta tendrá un acto al mediodía, para inaugurar el primer tramo de las obras de ampliación de la avenida General Paz. Al menos hasta anoche, la actividad seguía en la agenda presidencial. Nadie imagina por estas horas en el oficialismo que Cristina Kirchner pueda referirse a la situación judicial de su vicepresidente. Hasta el momento, con actos concretos, la jefa del Estado protegió a su vice y no hay indicios de que cambie de postura. De todas maneras, no hubo reacciones oficiales durante el fin de semana de parte del elenco estable que suele fijar posición ante hechos de relevancia política. Mientras tanto, Boudou cumplió ayer el último día de su visita oficial a Cuba, que comenzó el jueves pasado, y hoy estará en Panamá para la asunción del nuevo presidente, Juan Carlos Varela. Permanecerá allí hasta mañana y volverá entre el miércoles a la noche y el jueves a la madrugada. Ya procesado, podría quedar a cargo de la Presidencia esta misma semana. Cristina Kirchner viaja a Asunción del Paraguay para una visita oficial también en el mismo momento en el que el vice está regresando al país. La actividad de la Presidenta es el jueves, pero podría irse la noche anterior y dormir allá. Declaración política Boudou mantiene la expectativa puesta en hacer su descargo público después de que el juez Lijo adelantó el procesamiento justo cuando el vice había pedido ampliar su declaración indagatoria. Cuando se presentó en los tribunales, hace tres semanas, había prometido que volvería para hablar de las cuestiones políticas del caso Ciccone. En esa declaración, el vice planeaba atacar duro al juez y ventilar sus

vínculos con el abogado Marcelo Ruiz. En medio de su indagatoria, Boudou le entregó a Lijo una foto de Ruiz, que después mostró en televisión. Además, el vicepresidente pretendía avanzar sobre el patrimonio del magistrado. Por el momento sólo se manifestaron sus abogados, Diego Pirota y Eduardo Durañona, que anteayer emitieron un comunicado en el que acusaron a Lijo de haber “tejido una novelada conjetura basada en ciertos relatos periodísticos” y de armar “una historia fabulada”. En la Casa Rosada reflejaban anoche que como ya habían hablado los abogados, no era necesaria una defensa mediática del vice. Esa posición contrastó con la reacción que tuvo el oficialismo cuando Boudou fue llamado a indagatoria, momento en el que buena parte del kirchnerismo lo defendió en público. “Esto se veía venir, por eso por ahora nadie dice nada”, explicaban en el entorno de la Presidenta. “Menos cuando Cristina no está”, agregan, sobre el fin de semana de la jefa del Estado en Santa Cruz. Todas las miradas están puestas ahora en la apelación que hará el vicepresidente al fallo de Lijo. La apuesta del Gobierno es una revisión de la Cámara Federal, en la que confía que podría mandar al juez a investigar la ruta del dinero. Eso, según la visión oficial, retrasaría los tiempos. La esperanza de máxima es que la Sala I, que deberá revisar el fallo, haga caer la causa. Ahora la estrategia es unificada con la familia Ciccone, que reclamará contra Lijo por haber procesado tanto a Nicolás Ciccone como a Guillermo Reinwick por cohecho activo después de que ambos declararon primero como testigos y después pasaron a ser imputados. Hoy, el primero que deberá enfrentar a los medios es el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, en su conferencia de prensa de la mañana. De ahí podrían salir las líneas generales de la defensa del vicepresidente. Si mantiene su agenda tal como está, Boudou evitará el miércoles presidir la sesión en el Senado, donde la oposición intentará acorralarlo con sus cuestionamientos.ß

Quieren evitarle un ataque de la oposición; sólo habrá una sesión pasado mañana Gustavo Ybarra

Otra denuncia de Laura Muñoz bbbbb Laura Muñoz denunció que su ex marido Alejandro Vandenbroele la agredió físicamente. Además reveló que, antes de amenazarla, algunas personas cercanas al supuesto testaferro del vicepresidente Amado Boudou la quisieron comprar, pero que ella no aceptó las propuestas. Muñoz habló ayer en el programa La Cornisa,

que conduce Luis Majul en América. En un momento de la entrevista televisiva, la ex esposa de Vandenbroele dijo que, cuando le advirtió que lo iba a denunciar, él empezó a tratarla como si ella fuera una sirvienta y él su amo. A su vez, Muñoz destacó tras el fallo judicial que “ojalá el juez Lijo tenga la paz para seguir investigando”.

Las complicaciones judiciales que persiguen a Amado Boudou alteraron el normal funcionamiento del Senado, que lleva cinco semanas de una virtual parálisis legislativa que recién se interrumpirá pasado mañana, con una sesión que impulsa el oficialismo motivado más por el apuro del Poder Ejecutivo por avanzar con proyectos de su interés –la reglamentación de la responsabilidad del Estado y la nueva moratoria previsional– que por exponer al vicepresidente a presidir una reunión de la Cámara alta. Por el contrario, todo indica que, tras el procesamiento de Boudou, la política será evitar todo lo posible darle a la oposición una tribuna desde la cual agitar el escándalo que involucre al vicepresidente y que es, lo reconocen en el kirchnerismo, pura pérdida política para el peronismo y la Casa Rosada. Por lo pronto, el ex ministro de Economía tiene previsto regresar entre pasado mañana a la noche y el jueves a la mañana del viaje por Cuba y Panamá que emprendió el miércoles último, por lo que no estará disponible para presidir la sesión. Su lugar lo ocupará el presidente provisional del Senado, el santiagueño Gerardo Zamora. Pero ante la ausencia de una agenda que le permita a Boudou permanecer alejado del país, fuentes del oficialismo señalaron que, tras la sesión de pasado mañana, el Senado no se volvería a reunir hasta fin de mes, con la sesión de informe del jefe de Gabinete que se iba a realizar este miércoles y que se decidió postergar “por cuestiones de agenda”. otros voceros del mismo sector, en tanto, arriesgaron que la Cámara alta entrará en una nueva parálisis que se extendería hasta mediados de agosto. Ante cualquiera de estas opciones en el kirchnerismo esperan tener para esas fechas un panorama político más claro. Es que, por lo menos hasta ayer, el oficialismo de la Cámara alta no había recibido ninguna directiva de Cristina Kirchner sobre cómo obrar ante la lluvia de reclamos de licencia que la oposición desplegará contra Boudou esta semana en el recinto del Senado. “Nosotros vamos a hacer un planteo en el recinto para que el vicepresidente se tome licencia”, adelantó el jefe del bloque radical, Gerardo Morales (Jujuy). “Creemos que (Boudou) tiene que pedir licencia,

pero también creemos que debe ser la Presidenta la que debe pedirle que dé un paso al costado hasta que se resuelva el caso”, dijo Diego Santilli (Pro-Capital) a la nacion. Mientras tanto, en el kirchnerismo reconocen que la situación política del vicepresidente se torna cada día más difícil con las noticias que surgen de los tribunales. “Los caminos se van estrechando, estamos en un proceso preelectoral y para el PJ y el FPV esto (el caso Boudou) plantea una situación complicada”, afirmó un importante legislador oficialista alineado con el kirchnerismo de Unidos y organizados. Hasta el momento, Boudou ha contado con el respaldo de los senadores oficialistas, y así lo reconocen en su entorno. “Los muchachos la vienen bancando bien, no le han hecho notar nunca ningún malestar por su situación”, explicaron. Las quejas, al parecer, apuntan a la Casa Rosada: “No hubo en todo el fin de semana una palabra oficial del Gobierno; esperamos que mañana (por hoy) Capitanich diga algo”, se lamentaron en un despacho del oficialismo del Senado. Esa suerte de abandono abre algunos interrogantes en el kirchnerismo de la Cámara alta, que teme que el ejemplo empiece a repercutir entre los senadores. “Va a hacer falta un planteo de alineamiento bien de arriba, porque cada vez está más complicado sostenerlo”, explicó un legislador oficialista, en un claro mensaje a la presidenta Cristina Kirchner para que envíe una señal que permita unir a la tropa y unificar un criterio común en esta disyuntiva. ß

La agenda legislativa b El Senado sesionará pasado mañana apremiado por el interés del Poder Ejecutivo. Se espera que no vuelva a reunirse hasta fin de mes o mediados de agosto b El oficialismo apuesta así a evitar el costo político que le significa la exposición de Amado Boudou al frente de las sesiones de la Cámara alta b La oposición no dejará pasar la oportunidad. La UCR y el FAP reclamarán en el recinto este miércoles que el vicepresidente se tome licencia en el cargo

el escenario

Señal de que ya no controla todas las palancas del poder Carlos Pagni —LA NACIoN—

Viene de tapa

Tampoco esperó a que el Banco Mundial y el Ministerio de Economía respondieran si el representante ante ese organismo multilateral, Guido Forcieri, está impedido de prestar declaración por sus abrumadoras responsabilidades en el caso de los holdouts, como adujo el imputado. El auto de procesamiento demuestra que Lijo acercó posiciones con el fiscal Jorge Di Lello. No podía arriesgarse a que Di Lello apelara su decisión. Por eso, siguiendo el criterio del fiscal, procesó también a Nicolás Ciccone y a su yerno, Guillermo Reinwick. El abogado de Ciccone, Maximiliano Rusconi, denunció que su cliente fue privado del beneficio de la indagatoria y que, por lo tanto, fue procesado sobre la base de afirmaciones que realizó bajo juramento. El abogado de Reinwick, Marcelo Ruiz, adelantó también una apelación. Ruiz, un ex agente de la SIDE, es amigo de Lijo. Boudou lo había acusado de urdir un complot para favorecer a los Ciccone. ¿Lijo y Di Lello coincidirán también sobre el origen de los fondos que financiaron la compra de Ciccone? El fiscal había pedido la declaración indagatoria de Máximo Lanusse, quien trabajó en el Banco Macro a las órdenes de Jorge Brito y pasó a ser luego vicepresidente de la imprenta adquirida, según el juez, por Boudou. Brito sigue cerca de la hoguera: el escrito de

Lijo menciona los desembolsos de la financiera Facimex, que estaría vinculada al banquero, a favor de The old Fund. Además, identificó a Bodou y Núñez Carmona como dueños de Ciccone, descartando los servicios de Raúl Moneta. La caída de Boudou podría arrastrar a otro empresario, del sector farmacéutico, cercano al kirchnerismo. Los abogados de Boudou, Darío Richarte y Diego Pirota, apelarán el procesamiento. Ciccone hará lo mismo. Los camaristas Jorge Ballestero, Eduardo Freiler y Eduardo Farah deberán resolver las objeciones procesales. Estarán más presionados que otras veces. La prueba que reunió Lijo deja en mala posición a Boudou. Que nunca se haya cruzado con Vandenbroele, a pesar de sus infinitas vinculaciones telefónicas, familiares, amistosas y societarias es una curiosidad que debería estudiarse en las aulas de Sociología. El procesamiento del vicepresidente agiganta la distancia entre la Presidenta y la Justicia. Los tribunales federales están tomados por una suspicacia paranoide. Los jueces se sienten vigilados. Muchos creen que la Casa Rosada ha montado una rutina de seguimiento, paralela a la de la SIDE, a través de la Policía Federal y la Gendarmería. Suponen que al frente de la tarea está la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez. El juez Lijo y su hermano Alfredo, que suele realizar gestiones judiciales para

algunos funcionarios del Gobierno, estarían bajo la lupa. La Casa Rosada espía porque, a la vez, se cree víctima de una emboscada. A la Presidenta le llama la atención el origen judicial del caso Ciccone, que el juez recuerda, al pasar, en su dictamen. Todo se inició con una extraña denuncia de Jorge Pacífico, un experto en explosivos, sobreseído como presunto autor del atentado contra la AMIA, que escuchó en un bar que Ciccone sería rescatada en beneficio de alguien del Gobierno. Pacífico no pudo identificar a los que revelaron esos datos porque, dijo, cuando escuchaba estaba de espaldas. La denuncia se radicó en el juzgado de Norberto oyarbide. La señora de Kirchner cree que Pacífico fue motivado por los servicios de inteligencia. Pero ¿quién motivó a los servicios de inteligencia? La causa Ciccone tiene innumerables nexos con el espionaje. El denunciante originario pasó por la causa AMIA, la más importante que haya investigado la SIDE en su historia. Lijo fue el encargado de juzgar las irregularidades de ese caso. Los abogados de Boudou y el abogado de Reinwick pertenecieron a la SIDE. ¿Es natural que este expediente judicial despierte tanto interés en el aparato de inteligencia? Sí. Ciccone no es una fábrica de helados. Es la imprenta que, durante años, ganó las licitaciones para producir dos bienes estratégicos para la seguridad estatal: papel moneda y

pasaportes. No debería sorprender que la SIDE y la Policía Federal tuvieran ramificaciones en Ciccone. Tal vez cuando se propusieron, como afirma Lijo, capturar la empresa, Boudou, Núñez Carmona y Vandenbroele no advirtieron que estaban tocando las opacas entrañas del Estado. El vicepresidente está aislado. Llega al Senado oculto tras los vidrios polarizados de su auto e ingresa a una cochera que sólo él utiliza. Ya no concurre al comedor. Ni sale del despacho. Para detectar su debilidad basta

Boudou será una complicación para la Presidenta hasta el fin de su mandato observar el tipo de respaldo que recibe. Cuando, 11 días atrás, Jorge Capitanich, Carlos Zannini y Axel Kicillof fueron al Congreso para hablar sobre la deuda, no lo invitaron a la reunión, a pesar de que él fue durante años la cara del Gobierno ante la justicia de Nueva York. Ahora será interesante conocer la respuesta que brinde Kicillof sobre las responsabilidades de Forcieri en el Banco Mundial, donde el funcionario representa también a Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay. Desde hace tiempo el ministro quiere

designar allí a alguien de confianza. La peripecia de Boudou demuestra, para espanto de muchos kirchneristas, que la Presidenta ya no controla algunas palancas del poder. o que, si queda un monto de impunidad disponible, ha decidido gastarlo en ella misma. Lijo no merece, como Griesa, una oleada de reproches. Y Di Lello no ha sido víctima de la cacería que se lanzó sobre Campagnoli, que pretendió investigar la causa Báez, donde el itinerario del dinero lleva a las empresas de los Kirchner. La presión ha sido tanta que una de las integrantes del jury, María Cristina Martínez Córdoba, abandonó el caso por estrés. Boudou será una complicación para Cristina Kirchner hasta el fin de su mandato. Al caso Ciccone le seguirá el del auto con documentación adulterada. Un delito impropio de alguien que, al parecer, pretendía fabricar papel moneda. Después llegará la más escandalosa investigación por enriquecimiento ilícito. Los candidatos del Frente para la Victoria andarán con Boudou sobre los hombros en toda la campaña. La oposición echa sal en esa herida. Pretende obligar al peronismo a proteger a “un María Julia”. La estrategia opera sobre la contradicción que existe entre los intereses de la Presidenta que se va y de los dirigentes del PJ que aspiran a quedarse. Sin embargo, los rivales del Gobierno vuelven a mostrar su impotencia para pactar

un procedimiento. Sergio Massa y Mauricio Macri apuestan a poner en funcionamiento la trituradora del juicio político, a sabiendas de que no tendrán los dos tercios del Senado necesarios para la condena. Los radicales y Elisa Carrió prefieren exigir la licencia. Y Hermes Binner pidió que Boudou renuncie. Que un magistrado se haya animado a procesar a un vicepresidente en ejercicio es una novedad saludable en un país donde la función pública, en vez de una forma de exposición, es un blindaje. Las irregularidades también salen a luz por la investigación de la prensa independiente. Pero, como demostró el politólogo Manuel Balán en un estudio publicado en 2011, detrás de todo escándalo trabaja un conflicto interno del poder. El caso Boudou no escapa a esos estándares. No sólo es un síntoma de corrupción. Es una señal de que el oficialismo se está descomponiendo. Un ejemplo ínfimo: si Boudou quisiera saber qué piensa Lijo, le bastaría hablar con Juan Zabaleta, su mano derecha en el Senado. Zabaleta está en pareja con la hermana de José María olasagasti, secretario privado de Julio De Vido y álter ego de “Freddy” Lijo, el hermano del juez. Sin embargo, importa poco que la de Boudou sea una saga sin héroes y una justicia sin gloria. Si el caso progresa, el país recogerá los beneficios que produce el mal cuando se retuerce sobre sí mismo, devorándose.ß