seccion social de caritas española

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CCNTRO D € 6ST U D I0 S D € SOCIOLOGIA APLICADA (CCSA)

* El Servicio Social, Campos de Acción del Servicio Social. * El Servicio Social de Em presa. * El Servicio Social Escolar. * El Servicio Social de Re' habilitación. ° El Servicio Social de Emi­ grantes. * La Organización del Ser­ vicio Social g la Adminis tración. • El Servicio Social Inter­ nacional. * El Servicio Social en ES' paña. * Visión General del Servi­ cio Social en Iberoamé­ rica.

(Cuaderno I)

* Evolución del Servicio Social en Bélgica.

SECCION SOCIAL DE CARITAS ESPAÑOLA Cuesta Sto. Domingo, 5, 2.° MADRID-13 AÑ O IV - JULIO - SEPTIEMBRE - 1963

Han colaborado en este número: D. RAMON ECHARREN, Subdirector de Cáritas Nacional; SOR BEATRIZ GIL, Directora de la Escuela de Asistentes Sociales «San Vicente de Paúl»; D.a ANGELA FEMENIA, Asistente So­ cial y Diplomada en Psicología Industrial; SOR M ONTSE­ RRAT PEDRET DE FALCAS, Directora de la Escuela de Asistentes Sociales «Santa Luisa de Marillac»; Srta. ROSA PIÑEIRO, Asistente Social del Patronato de Asistencia Psi­ quiátrica; Srta. C. PAIN, Jefe de Trabajadores Sociales del Servicio Social de Ayuda a los Emigrantes de París; JAN DANIEL JANSEN, Especialista de la Formación en la Divi­ sión del Servicio Social de Casos individuales en el Minis­ terio del Servicio Social de Holanda; D.a M ATILDE FDZ. DE HENESTROSA, Asistente Social de la Protección de Menores y de la Mujer, Secretaria de la Comisión Española de la U. C. I. S. S.; Srta. MERCEDES VILAS, Secretaria de la Confederación de Escuelas de Asistentes Sociales de la Iglesia, Srta. M .a DE LOS SANTOS ALONSO LIGERO, Asistente Social; MARIE LOUISE GUILLARD, Directora del Centro de Formación Social de Lieja.

MOTA



Esta colección está preparada por el C EN TRO DE E ST U D IO S DE SO C IO LO G IA APLIC A D A DE C A R IT A S N A C IO N A L y tiene como finalidad facilitar una serie de monografías que versan sobre temas de Acción Social y técnicas de planificación socio-económica. La Dirección solicita, para cada tema concreto, la colaboración de aquellos especialistas que han trabajado en la práctica y conocen a fondo cada uno de los temas, presentándolos a través de una visión social.

EL SERVICIO SOCIAL

SltMOAM

Págs.

Presentación.— Por CESA.............................................................

3

El Servicio Social, por Ramón Echarren.............. ....................

5

Campos del Servicio Social, por Sor Beatriz Gil ........ ........

13

El Servicio de Asistencia Social en la Empresa, por Angela Fe-

m enía......................................................................................

22

El Servicio Socid Escolar, por Sor Montserrat Pedret de Falgás

41

Servicio Socid y Rehabilitación, por la Srta. Rosa Piñeiro .........

49

El Servicio Socid de Ayuda a los Emigrantes, por la Srta. C. Pain

55

La Organización del Servido Socid y la Administración, por Jan

Daniel Jansen.....................................

60

El Servido S o d d Intem adond, por Matilde Fdz. de Henestrosa

75

El Servicio Sodal en España, por la Srta. Mercedes Vila .........

103

Visión Generd del Servido Socid en Iberoamérica, por la seño­

rita M.a de los Santos Alonso Ligero.....................................

116

Evoludón del Servido S o d d en Bélgica, por Marie Louise Gui-

llard.........................................................................................

Pap. GOYA - Gofa, 35 - MADRID

123

Depósito Legal: M. 6.021 - 1959

? A e ¿ e ft¿ a a ó tt El propósito del Centro de Estudios de Sociología Aplicada, al lanzar a la publicidad este número de Documentación Social sobre el Servicio Social, no es otro que el de colmar la laguna existente en este campo, al no existir publicaciones en lengua castellana que pudieran dar una idea completa sobre la materia. Este número va destinado especialmente a las Escuelas de Asistentes Sociales que actúan en el Campo Social. Pero no dudamos que resultará también interesante para todas aquellas personas que sienten una inquie­ tud por los problemas sociales de nuestro tiempo y todos aquellos que de una u otra forma actúan en beneficio del prójimo. El campo del Servicio Social es extenso y, aunque lo que pretendía­ mos era dar una visión general de la materia, no nos ha sido posible redu­ cirlo todo a un solo cuaderno. Ello nos obliga a publicar en un próximo futuro un segundo número dedicado al mismo tema y que completará lo que en éste falta , tal como el servicio hospitalario, parroquial, etc., y temas tan interesantes como la formación de la asistente social, el ser­ vicio social y el desarrollo económico, etc. El presente cuaderno lo hemos estructurado a base de una introduc­ ción sobre el Servicio Social en general, los campos de acción del Servicio Social y unos cuantos estudios referentes a sus ramas principdes. Para completar esta parte general, presentamos también un estudio de las relaciones del Servicio Social con la Administración, que no dudamos será de gran interés en el momento actual en España. Por último, en los anexos presetnamos cuatro estudios sobre el Servicio Social Internacional, El Servicio Social en España, El Servicio Socid en Iberoamérica, y El Servicio Socid en Bélgica, que completan las ideas expuestas en el número, dando una visión generd sobre su difusión y organización. No quisiéramos terminar sin expresar nuestro agradecimiento a todos nuestros colaboradores y, en particular, a la señorita Mercedes Vilas, ase­ sora especid para este número, que con sus consejos, orientaciones y labor personal ha hecho posible la redacción de este cuaderno. C. E. S. A.

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O índice

índice

El Servicio Social

Por D. RAMON ECHARREN YSTURIZ, Sub­ director Nacional de Cáritas Española.

En sus comienzos, toda profesión—dice Marín Walins (1)—se apoya sobre nocio­ nes mágicas: viene a ser una especie de misterio no sólo para los clientes, sino también para aquellos que la practican. Con frecuencia éstos aseguran ser capaces de dar respuesta a cualquiera de las cuestiones que se les pueda plantear. Pero en la práctica sabrían responder a un corto número de ellas, y de ahí que se rodeen de una atmósfera ritual, que les permite proteger el status de su propia profesión. Sin embargo, creemos sinceramente que el Servicio Social, tanto como profesión cuanto como método, ha llegado a un suficiente grado de desarrollo como para plan­ tearse seriamente el establecer, de un modo claro, sistemático y ordenado, los modelos instrumentales y técnicos que le permitan orientar científicamnte las actuaciones es­ pecíficas que comprende. Pero ello exige, como tarea previa, dar una noción precisa—aunque sea de modo descriptivo—de lo que se entiende por servicio social, distinguiéndolo de toda una serie de funciones sociales de parecido contenido y cuyos conceptos se emplean con frecuencia de modo sinónimo y hasta equívocamente. De un modo genérico podríamos definir el Servicio Social de acuerdo con Roger N. Baldwin como los «esfuerzos organizados para mejorar las condiciones de los estratos desvalidos de una sociedad». Dentro de lo genérico de la definición, el hablar de «esfuerzos organizados» hace referencia a un método de trabajo, lo cual especifica de algún modo unas tareas, cuyo fin—común a muchas otras actividades sociales—es mejorar las condiciones de los estratos necesitados de la sociedad. Como dice Elda Fiorentino (2), «el Servicio Social, tal como se entiende inter­ nacionalmente, es un método de trabajo, ejercido por unos agentes especializados: los trabajadores sociales o asistentes sociales».

(1) M. Walins: «Measuring the effect of social work intervention».— «Centro Sociale», números 45 y 46.— Roma, 1962, págs. 136 ss. (2) E. Fiorentino: «Las técnicas del trabajo de grupo».— «Documentación Social», nú­ mero 13.— Madrid, 1961, pág. 9.

5 l*B

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Sin embargo, tampoco los ejecutores especifican suficientemente las actividades que se comprenden dentro del Servicio Social. Es necesario profundizar en la noción indicando claramente tanto el método como el fin específico del Servicio Social. En esta línea Walter W. Pettit nos dará una definición mucho más exacta, aunque referida al trabajo social: «conjunto de actividades y procesos que tienen lugar cuando se trata de conseguir un ajuste en las relaciones de un individuo con otras personas o con su medio social o económico». El Servicio Social así entendido comprende, por tanto, un método que viene especificado por la finalidad que se trata de obtener y que no es tanto la simple ayuda a unos hombres más o menos necesitados, cuanto su ajuste en relación con otras personas y con su medio social y económico. En consecuencia pueden ser objeto y sujeto del Servicio Social todo hombre (o conjunto de hombres) que se encuentre en situación de inferioridad social, respecto a su entorno social y grupal, bien sea desde el punto de vista de las relaciones humanas, bien sea desde el punto de vista de su status social, bien sea desde el punto de vista de su situación económica, etc... En este sentido el Servicio Social hace plena referencia al concepto de promoción social entendida en su acepción más científica dentro de la Sociología y que supone poner al hombre (o a una colectividad) en una situación de pleno valimiento dentro del medio social en que se la sitúa, lo cual sólo puede conseguirse a través de un ajuste social que, a su vez, le permita el pleno rendimiento de sus propias capaci­ dades.

PROFUNDICEM OS EN EL CONCEPTO DE AJUSTE «Ajustar» desde un punto de vista sociológico aunque supone—como dice Frank H. Hankins—modificar la conducta personal mediante acomodación para conseguir una relación armónica con el medio cultural. Se trata, por tanto, de obtener unas relaciones sociales que estén en una línea de integración social, como resultado de un proceso social, consciente o inconsciente, espontáneo o provocado, que consiste en la alteración de las relaciones funcionales entre personas y grupos, a fin de evitar, reducir o eliminar conflictos y favorecer el ajuste recíproco (Homell Hart). En nuestro caso se trataría no tanto de una acomodación como simple proceso social cuanto de una acomodación creadora, es decir, de una forma de acomodación consciente y delibe­ rada, en la que se busca una solución al conflicto descubriendo y ampliando zonas potenciales de avenencia (en los sujetos, en los grupos, en la sociedad misma, en las familias, etc.), en las que las necesidades, intereses y motivos subyacentes de todos los que participan de la operación pueden ser satisfechos en el mayor grado posi­ ble (1) (Homell Hart). Aplicada a grupos, la acomodación supondría la acción cons-

(1) Partimos de la idea que tanto acomodación como integración son nociones que por extensión pueden aplicarse a situaciones conflictivas individuales, al igual que puede hablarse de ajuste individual.

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cíente y deliberada orientada a provocar un proceso (acomodación de grupos) por el que los grupos que actúan influyendo unos en otros modifican su organización, su función y status para adaptarse a las exigencias planteadas por la situación o por la unidad social más amplia en la que se incluyen (Janes P. Earp). Volviendo al concepto de «ajuste social», podríamos añadir que en último extremo el Servicio Social se moverá siempre en un intento de solución de todo ajuste defec­ tuoso. Por ajuste defectuoso entendemos con Thomas Dawes Eliot, un proceso—situa­ ción en el que una personalidad o grupo no logra «compensar», es decir, resolver sus problemas de tal modo, que queden resueltos sus conflictos internos y externos. Viene a ser una insuficiencia de adaptación o acomodo (proceso por el que un individuo modifica conscientemente una característica socialmente adquirida a fin de ajustarla a un modelo o norma que se estima deseable) (1), juzgada desde la perspectiva de ciertos valores. Normalmente, los problemas se resuelven empleando los recursos ordinarios (habi­ tuales, mentales, económicos y sociales de la persona o grupo después de un período de desarreglo). Si los recursos normales resultan insuficientes sobreviene una situación crítica y si la crisis se afronta de manera ineficaz continúa el desajuste, aumenta la anormalidad, se producen nuevas crisis y la desintegración, es decir, una especie de colapsos de la unidad de organización o ruptura de la integridad (unidad de estructura y función), de la organización y de la solidaridad, ya se refiera a la persona o al grupo (Thomas Dawes Eliot). El ajuste defectuoso es el resultado de un desajuste como tal, es decir, de un proceso, situación de una persona o grupo enfrentados con una dificultad aún no resuelta, ya sea que la misma se defina como problema por las personas interesadas o sólo por un observador desinteresado. El desajuste no resuelto dentro del ámbito de los recursos de que la persona puede disponer de modo normal se transforma en un ajuste defectuoso que, en cuanto se considera que requiere la ayuda exterior, se convierte ya en un problema social. Dentro de las posibles situaciones de desajuste, es necesario—a efectos del Servicio Social—distinguir tres clases diferentes: — desajuste social: cualquier tipo de relaciones entre personas, grupos, elementos culturales y complejos culturales que puedan considerarse insatisfactorias. (Hornell Hart) — desajuste personal: condición o estado en el que el individuo no está en rela­ ción armoniosa con una situación social determinada (W. E. Gettys);

(1)

Janes P. Earp.

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— desajuste de la personalidad: aquellos tipos de relación entre las partes de una personalidad o entre la personalidad y sus ambientes material y social, que tienden a frustar o perjudicar los intereses superiores de la personalidad y a inflingir los requerimientos de los grupos sociales de que dependen los intreses de la personalidad (Homell Hart). Dentro del proceso de desajuste defectuoso, llega el momento que es totalmente necesaria la intervención de agentes extraños al círculo de dependencia normal que actúan, sucesivamente, con carácter terapéutico, curativo y mejorador (Thomas Dawes Eliot). La actuación terapéutica, curativa, mejoradora en una situación de ajuste defectuoso será propia y específica del Servicio Social o—mejor—recibirá el nombre de Servicio Social. En esta línea, el Servicio Social intentará siempre el ajuste, tal como aquí lo hemos entendido (1). * En oposición a desajuste, podemos considerar diversas clases de ajuste: — ajuste social (Homell Hart): procesos que tienden a crear unos tipos de rela­ ciones entre personas, grupos y complejos de cultura que son armoniosos y mutuamente satisfactorios para las personas y grupos implicados. El término «ajuste social» tiene una gran variedad de sentidos. Entre los más destacables hay que señalar: — el «interactivo», en el que el hombre se ajusta a los demás mientras actúa en los medios económico, religioso y otros. La interacción existente puede carac­ terizarse como de competencia, de cooperación; — el de «lucha», en el que existe un esfuerzo deliberado hacia una adaptación mejor o mejorada; — el «acomodativo», concebido como cierta relación entre los partícipes relati­ vamente estable y mutuamente aceptada; — el «asociativo», en el que el ajuste se considera como un paso o fase de un proceso asociativo general. Existe menos distancia social que en la insinuación, pero más que en la armonía. Los partícipes han llegado a un modus vivendi en algunos respectos, por decirlo así, y con respecto a los demás «están confor­ mes en que no lo están»; — el «normativo», en el cual los ajustes «buenos», «eficientes» o «adecuados», las adaptaciones, «los encajes» o «integraciones» se realizan entre personas, tecnologías, organizaciones o instituciones; — ajuste de la personalidad (Homell Hart): procesos que tienden a producir relaciones entre las partes de una personalidad que favorezcan los intereses supremos de la misma y las exigencias de los grupos sociales en que se apoyan esos intereses.

(1) «El Servicio Social es social propiamente porque ayuda a las personas a sentirse miembros de una sociedad concreta.» E. Fiorentino.— «Documentación Social», art. cit.

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— ajuste personal (W. E. Gettys): proceso conducente a una condición o estado en el cual el individuo se encuentra en relación armoniosa con una situación social dada. Siendo el ajuste social, y, especialmente, el ajuste personal y el de la personalidad los fines últimos del Servicio Social, podríamos definirlo de una manera más completa diciendo que se trata «del conjunto de actividades y procesos deliberadamente reali­ zados o provocados, encaminados a conseguir el ajuste en las relaciones de un indi­ viduo o grupo con otras personas o grupos o con su medio social y económico a través de la acción técnica, metódica y organizada institucionalmente (1) de unos espe­ cialistas. El trabajo social o el servicio social puede ser de diversas clases. Señalaremos cuatro de las más importantes: — Trabajo Social de casos (case work): modo de ayudas a los individuos mediante Servicios Sociales y consejos personales para dar libre curso a sus capacidades y conseguir ciertos acomodos o ajustes, tanto individuales como familiares (Walter W. Pettit). El Servicio Social de casos es una función de los Asistentes Sociales profesionales que consiste, en asistir a individuos y familias en mala situación, a fin de conseguir que hagan una vida normal en la mayor medida posible (Roger N. Baldurin). Siendo distinto, el Servicio Social de casos se apoyará en el «método de casos», es decir, en el método de investigación social que tiene por objeto estudiar la vida de una unidad en su proceso total o en una de sus fases, de modo que destaquen su emplazamiento cultural y sus relaciones recíprocas con otras unidades. La unidad estu­ diada puede ser una persona, una familia, un grupo, etc... A diferencia del método estadístico, el método de casos ofrece un cuadro más o menos continuo, en el tiempo, de los incidentes por los que ha pasado la unidad en cuestión o de las fuerzas e influencias a que ha estado sometida (Arthur Evans Wood). — Trabajo Social de Grupos (group work): modo de ayudar a personas que forman un grupo, a fin de favorecer sus intereses y necesidades individuales y grupales (Walter W. Pettit). El Servicio Social de Grupo pretende ayudar al grupo, a través del grupo, pro­ porcionando al individuo falto de ella la experiencia necesaria (fundamental en la vida del hombre) para que pueda desarrollar su vida normalmente (Elda Fiorentino).

(1) Elda Fiorentino llegará a decir que un factor fundamental del trabajo del Asistente Social es «la representación de la sociedad». «El Asistente Social representa el puente entre el necesitado y la sociedad, la cual ha creado determinadas estructuras (yo diría insti­ tuciones, de modo más exacto) para satisfacer estas necesidades» («Documentación Social», número 13, pág. 11).

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Su intención es integrar el grupo (1). — Trabajo Social Familiar: puede considerarse desde un doble punto de vista: — Trabajo social de casos aplicado a la familia. El problema a que se enfrenta suele afectar a la familiar en su conjunto más bien que a algunos de sus miembros (Walter W. Pettit). — Trabajo social de grupos aplicado a la familia: su intención es integrar o provocar el ajuste del grupo familiar. — Trabajo social psiquiátrico: trabajo social por casos realizado en una clínica para enfermos mentales o de orientación infantil, o en asociación regular con un psiquiatra. Se ocupa de especial de problemas de conducta (Walter W. Pettit). *

*

*

Veamos ahora, de modo negativo, lo que no es el Servicio Social. En primer lugar, el Servicio Social se distingue de los servicios sociales o agencias del Servicio Social, los cuales son aquellos organismos a quienes está encomendada la Sanidad, los Recreos, etc. públicos o privados (Roger N. Baldwin) y que en su conjunto, forman parte del equipamento social de una comunidad o de una zona o comarca. Se trata de todas aquellas instituciones, organizaciones, negocios o profe­ siones, que sirven una zona determinada. Dichas zonas son áreas sociales y económicas que constituyen el campo de acción natural de las respectivas agencias de servicio (Dwight Sanderson). El Servicio Social se distingue también del «socorro» en sus distintas formas (Walter W. Pettit): — socorro: dinero o artículos necesarios que se dan a personas necesitadas; — socorro de albergue: el socorro público o privado que se proporciona alojando a las personas necesitadas en campamentos, asilos u otras instituciones; — socorro en caso de desastre: asistencia prestada a individuos, familias y comu­ nidades que han sufrido las consecuencias de cierta forma de catástrofe colec­ tiva («disaster relief»); — socorro de pobres: el que se presta a personas cuyo principal problema es la necesidad económica.

(1) Integración del grupo: proceso de interacción entre los miembros de un grupo, que da como resultado la acomodación recíproca y un mayor sentido de su identificación en él. En fecha más reciente, la expresión ha adquirido su significado especial, pues se aplica a un proceso de acomodo en el seno de los grupos pequeños (el fam iliar, p. e.). En este sentido, la integración es como una forma de pensamiento o actividad intelectual colectivos, en que, por la aportación de cada uno, se llega a alcanzar un consenso que da al grupo carácter unánime y es él soporte de respuestas semejantes, tanto intelectuales como afectivas. (Grace L. Coyle.)

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— socorro de trabajo: diversos tipos de actividad consagrada a proporcionar trabajo de interés para la comunidad* en favor de quienes carecen de él y se encuentran en situación de necesidad; — socorro domiciliario: alojamiento* combustible* alimentos* vestidos* alumbra­ dos* efectos de menaje necesarios* cuidados médicos* de lactancia* etc.* sumi­ nistrados por una corporación pública o privada de determinadas personas o familias en sus propios domicilios; — socorro institucional: el que se presta a un individuo proporcionándole alguna forma de institución que puede acogerlo* por ejemplo* un asilo de ancianos u hospital. El Servicio Social se distingue igualmente de: — Técnicas societales: el conjunto de técnicos que se emplean para el análisis de la estructura* función, y cambio institucional* en el diagnóstico de los desajustes* en la previsión de ajustes, en la apreciación del papel que haya de desempeñar un cliente del técnico societal* en una situación determinada y en la predicción de las posibilidades futuras. La facilitación de ajustes societales necesita* por parte del técnico societal* un conocimiento tan adecuado como sea posible de las técnicas de la manipula­ ción social cultural, así como de la tendencia y alcance de la experimentación permisible dentro de la situación social de que se trate (Alfred McClung Lee); — tecnología social: ciencias* artes y técnicas sociales aplicadas que sirven de fundamento al trabajo social como profesión y a la planeación y a la inge­ niería sociales como formas de control (Thomas Dawes Eliot); — ingeniería social: aplicación de leyes y principios sociológicos comprobados a la realización de objetivos sociales concretos. La ingeniería social difiere de la reforma social en que se ocupa* sobre todo, de la estructura en lugar de la función y se interesa más por la creación de nuevas formas y configu­ raciones que* por poner la conducta en armonía con las normas sociales (tarea propia del Servicio Social) existentes. Como en el caso de todas las formas de ingeniería* el proyecto de ingeniería social comienza por un problema. El ingeniero, como tal, no determina el problema ni tampoco tiene que juzgarlo desde un punto de vista moral. Su misión es conseguir una solución científica y llevarla a feliz realización; — sociología aplicada: fase deductiva de la sociología científica. Empleo cuida­ doso y preciso de las generalizaciones sociológicas para contribuir a la solución de los problemas sociales o a la aplicación de las leyes y principios sociológicos a casos particulares (en este segundo aspecto la sociología aplicada será ins­ trumento fundamental para el Servicio Social). La sociología aplicada puede ser un instrumento igualmente de la reforma social que de la ingeniería social; — reforma social: el movimiento general o cualquier resultado concreto del mismo* que trate de eliminar o mitigar los males derivados del funcionamiento defec­ tuoso del sistema social o de cualquier parte de él. En su concepto y alcance la reforma social ocupa un lugar intermedio entre el trabajo social y la inge­

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niería social. Se eleva por encima y más allá del simple paliativo de las pena­ lidades del individuo y de la familia, pero no aspira a realizar los cambios radicales en la estructura social que supone la ingeniería social. A lo largo del artículo hemos intentado dar una introducción al concepto de Ser­ vicio Social a través de una visión, si no clara, al menos científica (desde el punto de vista sociológico) de lo que es y de lo que no es el Servicio Social. A lo largo de este número, técnicos en la materia, irán exponiendo de forma metó­ dica lo que es el Servicio Social desde ángulos diferentes.

N O T A .— Los textos de los autores citados han sido tomados de «D iccionario de Sociología», Fondo de Cultura Económica. M éxico. Buenos Aires, 1960.

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Campos del Servicio Social

Por SOR BEATRIZ G IL, Directora de la Es­ cuela de Asistentes Socia­ les «San Vicente de Paul». MADRID.

Los campos de actuación de las Asistentes Sociales varían según el país y según el estadio de evolución del Servicio Social. Por eso, estudiaremos, en primer lugar, los campos en que lógicamente deberían trabajar Asistentes Sociales aun cuando no lo hagan todavía, al menos con «carácter general» y analizaremos a continuación brevemente cuál es su esfera de trabajo actual en cada país. Los posibles campos de actividad de los Asistentes Sociales vienen determinados implícitamente por el concepto mismo de Servicio Social y sus fines específicos. Podemos decir, en líneas generales, que el Servicio Social pretende la integración armónica de los individuos, grupos y comunidades y la máxima promoción social de los mismos a fin de que todas las personas encuentren el ambiente biosocial más favorable para la plena expansión de sus potencialidades humanas, en el orden natural y sobrenatural. Por lo tanto, convendrá la presencia profesional de Asistentes Sociales: — siempre que se presenten dificultades para la armónica integración de indivi­ duos, familias o grupos sociales. Por ejemplo, en el caso de la reinserción social de un ex-recluso, de la adaptación de una familia emigrante a su nuevo ambiente, etc., etc.; — en todas las esferas y actividades que tengan como fin la promoción humana y la mejora de las estructuras sociales. Por ejemplo, el éxito de una campaña de lucha antialcohólica o de educación popular, dependerá del grado de interés y colaboración que presten cada una de las personas a quienes se dirige. Por lo tanto, hay que conseguir la participación activa y constante de los intere­ sados y los Asistentes Sociales utilizan métodos específicos de trabajo que se encaminan precisamente a este fin; — como colaboradoras de todas aquellas profesiones o actividades en las que juegan un papel importante los factores ambientales que rodean una deter­ minada persona o grupo social. En un Centro educativo, por ejemplo, no basta conocer al alumno; todos los pedagogos están de acuerdo en que es preciso conocer su medio social y especialmente el familiar, para poder com­ prender sus reacciones y para prepararle adecuadamente a vivir en él; hay que lograr, además, que la familia colabore con el Centro en la obra educa­ tiva. Nadie más indicado que el Asistente Social para establecer una vincula­

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ción Centro-ambiente de resultados positivos. Otro ejemplo: no basta con indi­ car a un paciente que durante la convalecencia necesita reposo, sobrealimen­ tación, aire puro, etc., hay que ver si las condiciones económicas de la familia le permiten seguir esas indicaciones y si el estado psicológico del enfermo per­ mite confiar en que seguirá el tratamiento con disciplina y constancia; — en todos aquellos organismos de investigación, planificación y coordinación social, tanto de la Iglesia, como de carácter privado o estatal. En primer lugar, por su formación teórica, puesto que conocen métodos de investigación, técnica de entrevista, etc., y, en segundo lugar, porque su formación práctica y el carácter especifico de la carrera exigen un prolongado contacto con la realidad y fácilmene se comprende lo útil que resultará en entidades admi­ nistrativa o de investigación, la presencia de personas que han mantenido estos contactos y que han vivido los problemas concretos que se pretenden estudiar o solucionar. El estudio de las esferas en que tiene cabida el Servicio Social puede abordarse desde diversos puntos de vista: A) A T E N D IE N D O A L A N A T U R A L E Z A IN D IV ID U A L O C O LE C TIV A D EL SU JETO IN M E D IA T O Y , POR T A N T O , A L A M ETO D O LO G IA QUE PRE­ F E R E N T E M E N T E H A D E E M PLEARSE Efectivamente, aunque en último término el Servicio Social tenga siempre por meta al individuo, puesto que la sociedad ha de estar al servicio del hombre, los Asistentes Sociales pueden trabajar directamente — con un individuo o grupo familiar; — con un grupo social; — con una colectividad. En efecto, hay múltiples casos en que los problemas individuales o familiares requieren un tratamiento directo. Otras veces, puede utilizarse con eficacia el trabajo con grupos sociales que tienen algún interés común y servirse precisamente de la dinámica del grupo, convenientemente orientada por un método específico, para la misma labor general de promoción o integración de que anteriormente hablábamos. Se comprende también que muchas veces se impone la necesidad de fomentar la vida comunitaria en colectividades que no la poseen o de activar el progreso social de comunidades, con bajo nivel de vida en múltiples aspectos. Y para lograr la verda­ dera promoción de que antes hablábamos se utiliza una metodología sistemática y científica que constituye una de las formas de trabajo de los Asistentes Sociales. Como es lógico, cada uno de los métodos de trabajo característicos del Servicio Social— S. S. individualizado, de grupo o de comunidad—no excluye a los demás. Por ejemplo, al trabajar en el desarrollo comunitario se pueden encontrar, y de hecho se encuentran, problemas individuales o familiares que requieren el empleo del Ser­ vicio Social individualizado. Podría, pues, establecerse una primera distinción de campos del Servicio Social,

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tomando como elemento diferencial los métodos que los Asistentes Sociales han de emplear preferentemente, y nos encontraríamos con: — Asistentes Sociales que trabajan en Servicio Social de grupo; — Asistentes Sociales que aplican el Servicio Social individualizado; — Asistentes Sociales que colaboran en campañas de organización o desarrollo comunitario, utilizando las técnicas propias del Servicio Social de comunidad. B)

A T E N D IE N D O A L A N A T U R A L E Z A D EL CAMPO DE TRABAJO : S A N IT A R IO , D O C E N TE , ETC.

También podemos enfocar la diferenciación de campos, atendiendo a la natura­ leza del organismo o entidad en que los Asistentes Sociales colaboran. Y en este sentido pueden considerarse las siguientes esferas de acción sin prejuzgar los métodos que se emplean en cada una de ellas: I.

SERVICIO SOCIAL EN EL CAMPO SANITARIO

a)

H ospitales

Las multiformes tareas de tipo social que hay que realizar en los Centros hospi­ talarios imponen la presencia de personal consagrado exclusivamente a ellas y exigen una preparación específica. En primer lugar, nos encontramos en los hospitales con individuos desvinculados del medio normal: familiar, profesional y social. Y esta situación de anormalidad se ve agravada por la alteración deprimente que en su estado de ánimo ejerce la enfermedad y también, a veces, por los prejuicios que aún perduran en muchos ambientes acerca de los Hospitales. Pero, además, la enfermedad tiene repercusiones sociales en el medio familiar: dificultades económicas, dispersión de los miembros de la familia, etc., que aumentan la tensión psicológica del enfermo. Y, por otra parte, las condiciones de vida de los establecimientos hospitalarios provocan también difi­ cultades de este tipo: por la forzada vida común e íntima entre personas desconocidas, porque el número se impone y lleva insensible y casi irremisiblemente a la desperso­ nalización del enfermo, etc. Se necesita, pues, contar con profesionales preparados que aporten al equipo médico los datos sociales que tengan interés para el diagnóstico, ya que, según las modernas orientaciones psicosomáticas de la medicina hay que considerar la perso­ nalidad integral del enfermo y el ambiente que lo encuadra, evitar recaídas siguiendo a los pacientes durante la convalecencia y ocupándose de que se realice ésta en las condiciones adecuadas, etc., etc. Esta ha sido la causa de que en el equipo sanitario tengan hoy un lugar impor­ tante los Asistentes Sociales. b)

M edicina S ocial

Es indiscutible la importancia creciente que se concede a la medicina preventiva. La preparación de los Asistentes Sociales los capacita para realizar una labor educativa

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en el campo de la dietética y de la higiene, labor urgentísima en muchos ambientes populares y rurales. Pueden ser también colaboradores utilisimos del equipo sanitario en campañas de vacunación, de lucha contra enfermedades de tipo social (tubercu­ losis, sífilis, etc.), desvaneciendo prejuicios, controlando la asistencia a dispensarios, vigilando la forma de seguir el tratamiento y proporcionando medios de hacerlo si es necesario, etc., etc. L a colaboración de los Asistentes Sociales es doblemente importante en el campo de la Psiquiatría y de la Higiene Mental. En primer lugar, porque las afecciones mentales, por su misma naturaleza, tienen profundas y extensas implicaciones sociales. Y en segundo término, por la urgencia y creciente magnitud que en la vida moderna adquieren los problemas de Higiene Mental. c)

Rehabilitación de pacientes con secuelas permanentes y temporales (1)

El éxito de la rehabilitación funcional depende, en gran parte, de la constancia con que se siguen tratamientos largos y con frecuencia monótonos. Si a esto se agrega el impacto psicológico que las secuelas de la enfermedad producen en los enfermos y en su familia se comprende la absoluta necesidad de contar en el equipo con ele­ mentos que se preocupen de asegurar la adecuada y constante colaboración del paciente y de sus familiares en el tratamiento. A esta rehabilitación funcional debe sumarse muchas veces una reeducación pro­ fesional que plantea análogos problemas y que, por tanto, requiere también el concurso de Asistentes Sociales. Pero, además, esta reeducación funcional y profesional deben conducir a una integración social que supone la adaptación e inserción del dismi­ nuido físico en el mundo familiar, laboral y social y estos aspectos entran de lleno en el campo de actividades específico de los Asistentes Sociales: buscar el puesto de trabajo más conveniente, lograr la incorporación activa desde el punto de vista psico­ lógico, conseguir que el medio ambiente adopte la actitud adecuada, etc., etc.

II.

SERVICIO SOCIAL EN E L CAMPO PARROQUIAL

Hay que destacar la importancia que tiene la labor de los Asistentes Sociales como auxiliares de los Párrocos. Descargan al Párroco de una ingente tarea, deján­ dole la tranquilidad de que se desarrolla bajo la garantía de una preparación técnicoprofesional específica: atender a la labor benéfico-asistencial, ayudarle en las obras de tipo social que pueden estar anejas a una Parroquia (centros culturales, recreativoeducativos), etc. En una palabra, los Asistentes Sociales pueden poner el método de Servicio Social de casos al servicio de los problemas individuales y familiares, el Servicio Social de Grupo en favor de los movimientos de juventud, infancia, etc., etc., y el de comunidad para incrementar la vida comunitaria de la gran familia parroquial.

(1)

Todos sabemos la urgencia y actualidad de este problema.

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o índice

III.

a)

S E R V IC IO S O C IA L E N E L C A M P O E D U C A T IV O

E scolar

Para conseguir éxito en la educación e impedir que se malogren muchos de los meritísimos esfuerzos de los educadores* hay que conseguir que principios teóricos* universalmente aceptados* se conviertan en realidades prácticas y a ello tiende preci­ samente el Servicio Social escolar. Es el primero la necesidad de conocer al educando en todas sus facetas; el segundo la importancia de educar para la vida y* por último* la convicción de que la educa­ ción para ser eficaz ha de realizarse en equipo. Decíamos que en estos principios estriba la razón de ser del Servicio Social escolar. Efectivamente* para estar al tanto del ambiente en que la vida del niño se desenvuelve, a fin de conocer la impronta que en él deja* y tener en cuenta que en ese medio ha de desarrollarse su vida futura; para incorporar en lo posible a la familia a la obra educativa, se necesita que en el equipo del Centro escolar entre un nuevo elemento que consagre su tiempo y su preparación específica a esta labor. Con ello, al asegurar la vinculación de la familia a la Escuela, podría conseguirse también que el Centro escolar se convirtiera en foco de educación popular* en esa «escuela de padres», tan necesaria siempre* pero más en ambientes de escasa cultura. b)

O rientación

e iniciación profesional

En los últimos cursos de la vida escolar se hace más urgente la presencia de Asis­ tentes Sociales. Es evidente* en efecto* la necesidad de que la orientación e inicia­ ción profesional, con base científica, se propague cada vez más, y en un equipo de este tipo es indispensable la colaboración de Asistentes Sociales, puesto que en el problema vocacional han de tenerse en cuenta no sólo las facetas psciológicas y labo­ rales* sino también las sociales. Interesa* en efecto* conocer la actitud de la familia* las posibilidades y conveniencia de seguir una profesión determinada habida cuenta del ambiente social* etc.* etc. Además* sería eficacísimo seguir a los ex-alumnos, adolescentes y aun niños en muchos ocasiones* en la primera etapa de su incorpora­ ción al trabajo para completar su formación, no terminada aún, y evitar que se malo­ grasen todos los esfuerzos educativos realizados con anterioridad. c)

E nseñanza

especial

La labor de los Asistentes Sociales es más importante aún en Centros de educa­ ción especial: Colegios para disminuidos físicos o mentales y para niños que presentan perturbaciones caracteriales. En estos Centros hay que realizar una labor especial con las familias* a fin de que aprendan a tratar a esos niños de la forma adecuada, pues en ello estriba* en gran parte* el éxito de su educación y su integración social en el futuro. Y dentro de los Centros de educación especial ocupan lugar aparte por sus características peculiares los de reeducación. d)

R eeducación

Como Servicio Social de reeducación incluimos aquí el anejo a Tribunales Tute­ lares de Menores* Centros de reforma (internados especiales o establecimientos peni-

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tenciarios), Protección a la Mujer y Entidades análogas. A veces se incluyen el Servi­ cio Social en Cárceles y Tribunales Tutelares de Menores dentro de la esfera judi­ cial. Preferimos hacerlo dentro de la educativa, porque nos parece que es la faceta predominante de estos Centros, por lo que al Servicio Social se refiere. En el caso de los Tribunales Tutelares de Menores el papel de los Asistentes Sociales es evidente y tan necesario que hace tiempo trabajan en ellos Celadoras a las que por no existir o estar por divulgada la Carrera de Asistentes Sociales, hubo que dar una formación profesional afín, pero destinada sólo a este campo específico. Se precisan en un doble aspecto: En primer lugar, para proporcionar al Tribunal la información detallada del ambiente, especialmente del familiar, que necesita. Y en segundo lugar, como elemento ejecutivo dentro del tratamiento previsto; actuando sobre las familias para realizar una labor educativa; reemplazando o supliendo esta presencia familiar respecto al educando en libertad vigilad; preparando y siguiendo su reincorporación social a la salida de los Centros de reforma. Los Asistentes Sociales pueden desarrollar también una importante labor de pre­ vención de la delincuencia infantil. Por ejemplo: utilizando los grupos juveniles o «pandillas» como instrumentos de formación, mediante uno de sus métodos especí­ ficos de trabajo: El Servicio Social de Grupo. En cuanto a los establecimientos penitenciarios, nadie niega hoy la conveniencia de acentuar al máximum su misión reeducadora. En este sentido se comprende la labor que los Asistentes Sociales pueden realizan en ellos: especialmente para ir pre­ parando la reincorporación social positiva de los reclusos a la salida del Centro (buscarles trabajo, preparar en ambiente familiar, etc., etc.), que trate de impedir posibles recaídas, así como también para servirles de apoyo en esta difícil etapa. IV.

SERVICIO SOCIAL EN LA ESFERA LABORAL

La rápida evolución industrial ha hecho surgir graves problemas de tipo social y humano; entre otros la inevitable deshumanización que acompaña el aumento des­ mesurado de personal y el carácter de sociedades anónimas de los grandes explota­ ciones industriales. Cada vez se dedica un interés mayor a estos aspectos. En todos los complejos comerciales e industriales de importancia se cuenta hoy con personas técnicamente capacitadas en cuestiones sociales y relaciones humanas. Entre ellos se encuentran los Asistentes Sociales. También pueden prestar su colaboración dentro de asociaciones de carácter laboral: Sindicatos, Mutualidad, etc., en servicios de información, bolsas de trabajo, obras de tipo recreativo, educativo o asistencial, etc., etc. V.

ESFERA DE PLANIFICACIO N, INV ESTIGACION Y COORDINACION BENEFICO-ASISTENCIAL

La acción benéfico-asistencial, enfocada con carácter nacional, regional y local requiere: — un trabajo de investigación que permita conocer la realidad social, la proble­ mática que plantea y los recursos con que se cuenta;

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— un trabajo de planificación y programación — labor de información y coordinación. En todos estos aspectos pueden coloborar Asistentes Sociales. Su preparación psicosociológica y práctica les permite aplicar los medios de información con suficientes garantías, corrección y eficacia. En cuanto a los trabajos de planificación y programación repetimos lo que ante­ riormente indicábamos: Los Asistentes Sociales pueden aportar a los equipos que de ellos se encargan su conocimiento vivido de la problemática, su visión humana y directa de la realidad. Por ejemplo: Al programar la adjudicación de viviendas de urgencia, será muy útil la experiencia de Asistentes Sociales que conocen la mentalidad de las gentes, la manera de presentárseles el plan para que lo acepten y colaboren, los problemas que el traslado puede suponer y que con previsión pueden evitarse, los servicios que de antemano se necesitan para crear un clima comunitario, etc., etc. Aparte de que pueden poner al servicio del Plan sus métodos específicos de trabajo, como el Ser­ vicio Social de Comunidad, indispensable organización y desarrollo comunitario. A nadie Entidades y la necesidad lleno dentro

escapa tampoco la importancia que adquiere, dada la multiplicidad de organismos dedicados a obras asistenciales, benéficas y de tipo social, de Servicios de información y de coordinación; trabajo que entra de de la competencia de Asistentes Sociales.

Por eso un campo de trabajo de las mismas es la colaboración en estas Entidades de Estudio, programación, coordinación e información de la Iglesia y del Estado, tanto a escala nacional como diocesana o regional, parroquial o local. Comprendién­ dolo así, ha sido Cáritas, Entidad oficial del apostolado social y caritativo de la Iglesia, la que ha dado el mayor impulso a la formación y extensión de los Asistentes Sociales en España y las utiliza ampliamente en sus cuadros, tanto nacionales como diocesanos y parroquiales. C.

O R G A N IZA C IO N O D IRECC IO N DE IN S T IT U C IO N E S CON FU N C IO N SO C IA L

Los Asistentes Sociales pueden asesorar en la marcha y organización de Centros diversos que desempeñan una función social, y muchos veces también están perfecta­ mente capacitados para dirigirlos. Talen son, por ejemplo, guarderías infantiles, centros sociales, colonias de vacaciones, etc., etc. D.

CAM POS V A R IO S

Por su preparación psicosociológica y sus métodos de trabajo específico los Asis­ tentes Sociales pueden ser importantes colaboradores en otros campos más concretos y específicos. Nos limitamos a señalar irnos ejemplos para no alargar esta enumeración que no pretende ser exahustiva. Tanto en las migraciones internas como externas, los Asistentes Sociales pueden desempeñar importantes funciones de información, preparación, adaptación, integra­ ción, etc., etc., de los emigrantes.

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En los departamentos encargados de resolver el problema de la vivienda suelen trabajar Asistentes Sociales con una doble misión respecto a la adjudicación de vivien­ das de urgencia: labor informativa y labor educativa. Estos son los campos en que traban profesionalmente los Asistentes Sociales, pero ¿de hecho trabajan en ellos? No se puede contestar de una manera general a esta pregunta, puesto que las esferas en que los Asistentes Sociales desarrollan su actividad profesional varíian en los distintos países. Según la encuesta realizada en 1960 por el Departamento Negociado de Estadís­ ticas Laborales del Ministerio de Trabajo en EEUU hay 115.800 Asistentes Sociales trabajando profesionalmente como tales, sin contar los que se ocupan en el campo de las actividades de tipo recreativo, que en 1950 ascendían a 75.000. Los profesio­ nales, se calcula que son solamente un 25 % del total de personas que trabajan en actividades de Servicio Social, teniendo que cubrirse el 75 % por colaboradores benévolos. Se deja sentir una gran necesidad de Asistentes Sociales profesionales. Dado el ritmo de crecimiento (de 10.000 en 1920 pasaron a 20.000 en 1930 y a 45.000 en 1940) se ha estimado que en 1970 se necesitarían 147.000 para mantener los servi­ cios y actividades ya existentes, sin contar los que surgen de nuevo. En las Escuelas de Servicio Social se gradúan alrededor de 2.500 como máximum por año, con lo que para cubrir debería duplicarse el número de graduados. Tradicionalmente, han predominado las mujeres, aunque no en una proporción tan alta como en Europa. En 1950 el 26 % de los Asistentes Sociales que trabajaban profesionalmente eran mujeres. Pero tiende a incrementarse el número de hombres, como lo indica el dato siguiente: en el curso 1957-58 el número de alumnos alcanzó el 36 % del total. La mayoría enfocan su trabajo hacia organización y desarrollo comunitario. En EEUU las dos quintas partes de los Asistentes Sociales trabajan en el campo de la Asistencia Pública, cosa lógica por tratarse de un sector oficial de amplitud nacional. Siguen en número los que trabajan en actividades, tanto de carácter oficial como privado, encomendadas al bienestar infantil, y, a continuación, los que trabajan en Servicio Social de Grupo, Servicio Social Familiar, y en el campo médico-social. En los últimos años se han desarrollado mucho las campañas de organización de Comunidad, Higiene Mental y atención a los disminuidos físicos, con lo que ha aumentado mucho el número de Asistentes Sociales que con ellos trabajan. En Francia, según datos estadísticos de 1958, trabajan 16.550 Asistentes Sociales, en este número hay incluidas unas 1.000 Auxiliares Sociales, cuerpo a extinguir, porque van siendo reemplazadas por Asistentes Sociales diplomadas. Se distribuyen en los siguientes campos: — Sanitarias .................................................................... — Seguridad Social ................................. .................... — Servicio Social de Municipios .................................

6.365 3.484 959

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— Servicio Social de Empresas: Oficiales ........ Privadas ................................................................. — Obras de infancia ...................................................... — Protección y Tribunal Tutelar de Menores ....... — Inmigración ................................................................. — Penitenciario .............................................. — Docente y otros ..........................................................

995 2.912 340 403 74 135 883

En Bélgica está muy desarrollado el Servicio Social de Empresa, sanitario y penitenciario. En Inglaterra los Asistentes Sociales se ocupan de problemas médico-sociales, dificultades psicológicas, mejora de las condiciones de vida familiar. Tribunal Tutelar de Menores, etc., etc. En Alemania el trabajo social está dividido en tres grandes apartados: salud, trabajo familiar y obras de juventud. En España el número de Escuelas y alumnas ha crecido con ritmo vertiginoso estos últimos años. Los puestos de trabajo se encuentran preferentemente en el campo industrial, en el médico-social y Cáritas parroquiales. Se inicia el trabajo de los Asis­ tentes Sociales en Centros Sociales, Servicio Social de Comunidad y en el campo de la reeducación. El reconocimiento oficial de la carrera, que es de prever llegará en fecha no lejana, hace esperar un rápido incremento del campo de acción de los Asistentes Socia­ les españoles.

21 2-B

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El Servicio Je en

la

Empresa

Asistencia

Social

Por D.“ ANGELA FEMENIA, Asistente So­ cial, Diplomada en Psi­ cología Industrial.

La Asistencia Social como profesión es una actividad relativamente joven. plano internacional no surgió precisamente en la industria. Pero quizá lo más terístico e importante de esta profesión es que en un periodo de poco más de siglo ha sufrido considerables transformaciones en cuanto a su concepción técnicas.

En el carac­ medio y sus

En nuestro país la profesión tiene aproximadamente treinta años de existencia y también, aunque en menor escala, ha sufrido cambios importantes. De las enseñanzas que recibieron las alumnas de las primeras escuelas de Asistencia Social a la que reciben actualmente, existe una notable diferencia. Creo obligatorio alabar esta rápida evolución y la capacidad de asimilación que los profesionales españoles han demos­ trado para adaptar a nuestra mentalidad las técnicas empleadas en otros países. Es indudable que las primeras profesionales encontraron grandes dificultades para abrirse camino en esta actividad y que este período que denominamos breve se les ha hecho interminable por la dureza que representa introducir en un país una profesión desconocida, pero 30 años en una profesión es realmente un período breve, mucho más si tenemos en cuenta que pasaron cerca de diez años desde la fundación de la primera Escuela de Asistencia Social hasta que los Asistentes Sociales pudieron abrirse camino como profesionales. Así como en otros países la Asistencia Social de Empresa no fue el primer campo de actuación, por una extraña circunstancia y aun siendo España un país de escaso desarrollo industrial, los primeros profesionales españoles tuvieron su actuación casi única y exclusivamente en empresas industriales. Este hecho no es meramente casual, porque precisamente en aquellos momentos España concebía una expansión industrial y una transformación social importantes. Por tanto, los directivos de empresa preveían o, al menos, intuían que más tarde o más temprano este desarrollo iba a constituir importantes cambios en el ámbito social de la empresa, cuando oportunamente surgió la profesión. Y unos por adelantarse a los acontecimientos y otros porque en con­ ciencia creían que debían hacer algo, aunque quizá no sabían exactamente el qué, acogieron con simpatía las ideas que les ofrecían unos hasta entonces desconocidos profesionales y se decidieron, no sin reservas, en cierto modo muy justificables, a establecer en sus empresas un Servicio de Asistencia Social. Durante varios años los pocos Asistentes Sociales que trabajaban en las empresas permanecieron casi ignorados, no sólo por otras muchas empresas, sino también por los

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otros sectores de la nación. Realizaban una labor discreta y tropezaban con muchos inconvenientes. Sin embargo* esta misma circunstancia les obligó a superarse y muchos llegaron a ser unos excelentes profesionales, llegando a crear servicios muy compara­ bles, dentro de la industria, a los existentes en algunos países de Europa donde la profesión tenía ya cierta acreditada existencia. A decir verdad, los primeros Asistentes Sociales comenzaron por hacer una labor muy paternalista. Aun hoy, admitiendo una considerable evolución profesional, la siguen haciendo. No es fácü cambiar en poco tiempo toda una mentalidad nacional, ni son, por otra parte, los Asistentes Sociales, los únicos responsables de hacerlo. Es necesario advertir que este mismo proceso y estas mismas o parecidas dificultades las habían sufrido nuestros compañeros en los demás países, y que actualmente, en naciones que gozan de fama por ir a la vanguardia en cuestiones sociales, existen Servicios Sociales de Empresa donde el Asistente Social realiza una labor muy res­ tringida, y, lo que es peor, en su rápida evolución no han podido o no han sabido adaptarse a las nuevas circunstancias impuestas por la evolución social y se encuen­ tran actualmente en una situación crítica, hasta tal punto que en estos momentos se estudia la nueva orientación de la profesión dentro del campo empresarial. Este hecho es una consecuencia natural del desarrollo económico e industrial de un país. Pues cuando se logra un alto nivel de vida, cuando en la Empresa parte de los problemas sociales pasan a la competencia de los Comités Obreros y existe una colaboración y participación más amplia de los trabajadores en la marcha de la empresa, los problemas y las situaciones de los trabajadores y de los ciudadanos en general se transforman. Si el Asistente Social no es excepcionalmente experto o si la misma empresa no le da oportunidad de evolucionar, su misión como tal Asistente Social puede quedar muy restringida e incluso puede llegar a desaparecer. Esto es lo que ha sucedido en Bélgica, donde existen servicios que son típicamente paternalis­ tas y están considerados por los trabajadores e incluso por un gran sector de profe­ sionales como unos instrumentos de la dirección empresarial. Por otra parte, la superabundancia de Servicios Sociales instituidos por otras enti­ dades del país: Municipios, Asistencia Pública, Servicios Estatales y otro tipo de empresas privadas, hacen que el ciudadano se encuentre más atendido, y la labor que en un principio, por carecer de otros medios, recaía sobre el Asistente Social de Empresa hoy se encuentra distribuida entre la multitud de Servicios Sociales implan­ tados en el país donde cualquier ciudadano puede ser atendido. Pero, además, las funciones del Asistente Social en la empresa nunca han estado perfectamente definidas, en parte, porque el desarrollo profesional no pudo tener una unidad, y no pudo tenerla, y esto es un hecho evidente, porque cada servicio se crea y desarrolla de acuerdo con las necesidades de cada empresa, de su estructura y de su propia organización. Por otra parte, la delimitación de funciones en una pro­ fesión nueva resulta siempre harto difícil, tanto más cuanto que el trabajo a desarro­ llar es el campo social. Prueba de estos hechos son las reuniones que, para abordar estos problemas pro­ fesionales, convocó la Federación Internacional de Asistentes Sociales en Zurich en 1957, que continuaron en Dortmund en 1959 y después en Bruselas en 1960, cuyas conclusiones ponen de manifiesto una clara inquietud de los profesionales en la empresa en relación con su campo de actuación y delimitación de funciones.

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Hasta aguí he abordado el tema de una manera general con el propósito de dar una idea de la evolución de la profesión en otros países, y poder establecer una comparación con el desarrollo de la profesión en el campo industrial en España. Actualmente, tenemos bastantes profesionales que llevan años trabajando como Asistentes Sociales de Empresa. Existe, pues, una experiencia y unos hechos realizados. Existe también una gran inquietud de superación por parte de los profesionales, que a mi juicio quiere decir que ha surgido ya una fuerte conciencia profesional. Planteada así la cuestión y dando por supuesto que el trabajo que desarrolla el Asistente Social de Empresa es útil, capítulo que analizaremos más adelante, necesa­ riamente el tema se tiene que abordar desde dos aspectos fundamentales: a) b)

Formación del Asistente Social de Empresa. Funciones a realizar por el Asistente Social de Empresa.

FORMACION DEL A SISTEN TE SOCIAL DE EMPRESA Este primer punto es fundamentalísimo, porque de suyo condiciona en gran parte el segundo, ya que considero que sólo se puede conseguir pleno éxito en el trabajo cuando la formación de los profesionales ofrece garantías, tanto más cuanto que en esta profesión es más importante la base de formación práctica que la teórica. Concretamente, en nuestro país han existido y existen serios inconvenientes que han impedido que esta formación haya sido suficientemente adecuada. No ignoro que muchas de las cuestiones que voy a plantear están en vías de reso­ lución y que otras no se pueden solucionar hasta tanto no se hayan resuelto las primeras. Tampoco dudo de la competencia y buenos propósitos de los responsables en solucionar estos problemas. Pero, debido a mis constantes contactos con profe­ sionales, me creo en la obligación de hacer constar la gran inquietud que actualmente sienten los profesionales, acaso por una falta de información, ante la incógnita de como van a ser resueltos estos problemas. La situación profesional es en estos momentos poco más o menos la siguiente: La profesión de Asistente Social no está reconocida por el Estado, por lo tanto no existe título oficial. Los alumnos para los que en principio está establecido que para su ingreso en las escuelas necesitan tener el título de Bachillerato Superior o cultura equivalente, reciben después de tres años de estudios un diploma. De las treinta Escuelas de Servicio Social que aproximadamente existen, sólo tie­ nen madurez y, por tanto, acumulación de experiencia muy pocas. Esto es lógico, puesto que la gran mayoría son de reciente creación. Los programas de estudios y los criterios que rigen la formación de las alumnas no son iguales en todas las escuelas, aunque se asemejen en su estructura básica. Muchas de las Escuelas no están regidas por profesionales, aunque esto no quiere decir que se dude de las condiciones intelectuales, ni de la formación de los responsa­ bles directivos.

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Más importante todavía es el problema del profesorado. Por circunstancias jus­ tificadísimas, como son la siuación geográfica de muchas escuelas, y porque toda­ vía muchos de los profesores que dan clase en las escuelas no han captado el sentido exacto de la profesión. Debo aclarar que captar estos fines es difícil por los matices específicos que presenta en cada caso. Por tanto, los profesores de las escue­ las, en su mayoría muy competentes y calificados en las materias que explican, no los son tanto en cuanto se refiere al concepto de la profesión de Asistente Social. Es más, materias específicamente profesionales, como son, pongamos por caso, la actua­ ción del Asistente Social de Empresa en algunas ocasiones están a cargo de personas que no tienen experiencia de empresa. La enseñanza que se da en las Escuelas es polivalente. Por tanto, no existe una formación específica para cada campo profesional. Sí llamo la atención sobre estos aspectos de la formación, no me lleva a ello un afán de crítica, de sobra sé que las Escuelas tienen muchas dificultades, sobre todo en cuanto a la formación práctica de las alumnas. Lo que me propongo es poner de manifiesto las dificultades que encuentran los principiantes en cualquier campo de actuación posterior problema importante en cada caso, pero más acusado cuando se trata de actuar dentro de una Empresa, donde en muchas ocasiones ni el propio director tiene idea clara sobre en lo que consiste el verdadero trabajo del Asistente Social, y éste, por su parte, tiene muy someros conocimientos sobre el funciona­ miento real de la Empresa. Afortunadamente, algunas escuelas, muy conscientes de estas dificultades, cuidan extraordinariamente durante el período de formación de los alumnos inculcarles un gran sentido de responsabilidad y prudencia en su actuación profesional e incluso introducen en el programa de estudios cursillos específicos sobre los distintos campos de actuación profesional, pero creo que en este aspecto es cada vez más necesario poner gran atención si se quiere conservar y superar el prestigio de los profesionales. Por otra parte, los propios profesionales que sufren en la práctica las consecuencias de las deficiencias de su formación, en la mayoría de los casos completan su nivel profesional ampliando estudios, utilizando bibliografía y cada vez se tiende más a cele­ brar reuniones profesionales y a hacer intercambios, no sólo con otras naciones, sino también dentro de nuestro país entre profesionales del mismo ramo.

FUNCIONES A REALIZAR POR EL A SISTEN TE SOCIAL DE EMPRESA Antes de abordar este punto es necesario hacer algunas consideraciones previas. La creación de un Servicio Social de Empresa está condicionado, en parte, al La creación de un Servicio Social de Empresa está condicionado al volumen de personal, a la estructura y organización y al potencial económico de la Empresa. Evidentemente, en empresas de menos de 250 trabajadores, el Servicio Social puede ser conveniente, pero algunas veces no es necesario. A partir de esta cifra cabe pensar en la utilidad de la implantación de este servicio.

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Sin embargo, no excluyo la posibilidad de buscar una fórmula para atender las necesidades que en este aspecto puedan tener las empresas de escaso volumen, tanto más si sus directivos desean, como en muchas ocasiones ya ha sucedido, tener la posibilidad de implantar en su empresa esta actividad. El problema principal estriba, generalmente en estos casos, en el excesivo coste del servicio para algunas empresas o bien en la idea de que el Asistente Social no va a tener el suficiente volumen de trabajo para ocupar una jomada entera. La solución más viable en estos casos es la de agruparse un número determinado de empresa de actividad común y contratar el servicio de un Asistente Social. El sistema que ya ha sido ensayado en algunos países del extranjero y del que ya existe un precedente en España ofrece serios inconvenientes. En primer lugar, resulta difícil que varios empresarios se pongan de acuerdo, mucho más que tengan los mismos o parecidos criterios en la concepción del servicio. En segundo término, un servicio montado de esta manera requiere que el Asis­ tente Social tenga unas excepcionales condiciones de tacto y buen sentido para poder evitar roces y situaciones molestas que podrían derivarse de situaciones concretas, como, por ejemplo, rotación del personal entre las empresas agrupadas a este fin, criterios contradictorios dentro de las mismas para resolver un caso parecido, etc. En todo caso, esta modalidad exigirá que el Asistente Social tuviese una gran auto­ nomía dentro de su labor, cuestión harto difícil de llevar a cabo dada la mentalidad y criterios de los directivos. Sin embargo, el problema, aunque difícil, puede llegar a resolverse. Tenemos ejemplos en nuestro país de situaciones parecidas en otras profesiones. Los médicos de empresa no hace mucho tenían en estudio la solución de un problema semejante. Otro sistema, quizá más acertado, es contratar al Asistente Social por media jomada. Sistema seguido por algunas pequeñas empresas españolas y que al parecer da buenos resultados. Aun no excluyendo ninguna de estas posibilidades, la necesidad evidente del Servicio Social en una Empresa comienza a partir de los 500 trabajadores y es clara­ mente necesario en las grandes empresas. En la práctica esto ha sucedido así, casi la totalidad de los profesionales están actuando en grandes empresas. En algunas de ellas el servicio está constituido en forma de equipo formado por tres o cuatro Asistentes Sociales. Ello depende, natu­ ralmente, del volumen de personal que tenga la empresa, del potencial económico, del criterio de la dirección y, en último término, del éxito logrado por los profesio­ nales a través de su trabajo. Este hecho nos demuestra una nueva modalidad de trabajo del Asistente Social el de «trabajo en equipo», que ofrece también algunas dificultades en la práctica y para el que se necesita una cierta preparación específica. Se ha discutido bastante sobre las características de estos equipos. Algunos profe­ sionales sustentaban el criterio que los componentes del equipo debían permanecer en el mismo plano, con la misma responsabilidad común, con la misma retribución y con las mismas atribuciones.

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El otro criterio es el de mantener necesariamente un responsable del equipo, es decir, una cierta jerarquía dentro del mismo, aun admitiendo en el interior del mismo una acción democrática. En la práctica, el primer sistema ha resultado insostenible. Hay numerosos ejem­ plos de ello. Conozco servicios que fueron montados de esta forma y a los que fue necesario poner un Jefe—no Asistente Social—para mantener la moral y buenas relaciones del equipo. En otros casos, en el mismo equipo, aun sin proponérselo for­ malmente, ha surgido un jefe espontáneo. Pero, además, es que, concretamente la empresa, no puede admitir por la estructura de su organización una responsabilidad diluida. La empresa exige una persona responsable en cada trabajo. Por otra parte, y esto entra dentro de las características psicológicas del grupo, todo equipo, bien sea formal o informal, necesita regirse por un principio de autoridad, que es el jefe, al cual el mismo equipo exige responsabilidad. Por otra parte, ni por experiencia, ni por madurez, ni por eficacia, los miembros de un equipo pueden estar considerados por la empresa al mismo nivel. Cada miembro del equipo deberá desarrollar una labor de acuerdo con sus características personales en aquella actividad precisamente que pueda alcanzar un mayor rendimiento. El segundo aspecto a considerar, sería, si los problemas sociales existentes en una empresa justifican la creación de un Servicio y en qué medida puede ser útil la intervención del Asistente Social. Es evidente que hay problemas en las empresas que se pueden resolver sin el concurso de un Asistente Social. Es más, muchos de los problemas sociales que actual­ mente existen en las empresas españolas son de competencia exclusiva de la Dirección, y bastantes, muchos más de los que se creen, están directamente relacionados con los criterios de los Consejos de Administración. Por otra parte, es cierto que muchos pequeños problemas casi se resuelven solos, y aunque no fuera así, en general, los Directivos de las empresas tienen la impresión que estos pequeños problemas no per­ turban para nada la marcha general de la Empresa. El establecimiento de un Servicio Social no presupone en ningún momento, y esto es necesario tenerlo bien presente, tanto por parte de los empresarios, como por parte de los profesionales, la resolución en una Empresa de los problemas sociales. La cuestión a nadie se le escapa que es mucho más compleja, en parte, porque problemas existen y existirán siempre y, en parte también, porque muchos de los problemas sociales y su resolución se escapan del ámbito de la Empresa, para convertirse en problemas de tipo nacional. Ahora bien, parece un hecho cierto que la moderna estructura de la empresa es cada vez más compleja y requiere que cada servicio esté integrado por técnicos espe­ cializados. Si verdaderamente los directivos están convencidos de que las relaciones entre los hombres que forman la comunidad empresa son decisivas para la buena marcha de la empresa. ¿Por qué no hemos de admitir que lo mismo que se precisan las funciones de un economista, un psicólogo, un médico, etc., dentro de la empresa haya una persona, concretamente un Asistente Social, que entienda y se ocupe de ciertos problemas humanos?

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Lo que hace falta saber es cómo y en qué medida puede colaborar el Asistente Social en beneficio de los trabajadores y a satisfacción de la empresa. Así, inmedia­ tamente después de admitida la utilidad del Servicio dentro de la empresa, el primer problema que se plantea es la elección del Asistente Social. Es cierto que un fracaso en la elección de un Asistente Social puede plantear problemas en la empresa, de hecho ha habido casos de ello. Ahora bien, no hay por­ qué exagerar la cuestión. La elección del Asistente Social no creo que tenga más importancia que la elección de otra cualquier persona, por ejemplo la de un mando, o la de un buen técnico para desarrollar un trabajo de planificación, etc. En este sentido, el Asistente Social no es ninguna excepción. En todo puesto a cubrir en una empresa, sea cual fuere, existe un riesgo de fracaso que suele estar en relación con las características de la persona que lo ocupa, mucho más si se trata de la creación de un nuevo puesto de trabajo. La solución está en saber elegir con acierto y para ello, en la actualidad, se disponen de técnicas y procedimientos científicos que garantizan, dentro de unos limites prudenciales, la selección del personal. Por tanto, hay que desestimar cualquier método que no sea objetivo, como, por ejemplo, acudir a las escuelas para reclutar, a juicio único de las mismas, un Asis­ tente Social, método que sería igualmente rechazable para elegir un buen ingeniero con el único y exclusivo criterio de que las Escuelas de Ingenieros garantizasen el éxito profesional del elegido. Desde el punto de vista profesional y pensando en la eficacia del servicio, el sistema más acertado parece el reclutar por los medios que la empresa estime convenientes, entre los que puede figurar el acudir a las escuelas profesionales varios asistentes sociales y mediante la aplicación de los métodos selec­ tivos pertinentes elegir a la persona que parezca por sus condiciones intelectivas, psíquicas, físicas y de formación profesional, más adecuada, para desempeñar esta función. Unicamente así las empresas estarán más cerca de hacer una selección acer­ tada. En cuanto a las causas que han motivado a las empresas el establecimiento de un Servicio Social es interesante enumerar las principales para dar una idea más clara de la evolución y desarrollo de la Asistencia Social en la Empresa. Estos criterios han influido en mayor o menos grado, pero de alguna manera han contribuido en la expansión profesional. Entre otros, podemos enumerar los siguientes: — La propaganda que en estos últimos años se ha hecho sobre las llamadas «Rela­ ciones Humanas en la Empresa». — El cambio de mentalidad y criterio sobre las relaciones laborales que han dejado de ser meramente económicas. — L a necesidad de que alguien se ocupe de una serie de problemas extralabo­ rales. Estudios e investigaciones hechas por la psicología y sociología indus­ triales han puesto de manifiesto que tienen una enorme repercusión en el rendimiento del trabajador. — La expansión e incremento que han tomado los Servicios de Personal.

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— La complejidad de la Legislación Social que obliga a una mayor información a los trabajadores de la empresa. — El fracaso rotundo que a través del tiempo han tenido las obras sociales implantadas por las empresas. — Las llamadas «Relaciones Públicas» en el sentido de que muchas empresas desean destacar y ser reconocidas como las «mejores», tanto en el aspecto técnico como en el económico y como en el social. — La necesidad de paliar una situación económica que se reconoce injusta y que muchos empresarios tratan de mitigar poniendo a disposición de sus tra­ bajadores una serie de ventajas sociales. Al analizar estos criterios sacamos inmediatamente la conclusión de que las causas que han motivado la implantación del Servicio Social de Empresa no han sido uni­ formes, ni decisivos. En la aceptación por parte de los empresarios de este Servicio ha intervenido más un criterio personal que unos objetivos claros y una visión amplia sobre lo que debe ser una verdadera política de personal y social dentro de la Empresa. Si a esto añadimos que los profesionales carecían, en un principio de experiencia profesional, puesto que trataban de introducir una profesión nueva y que la profesión misma ha sufrido cambios radicales en su concepción y en sus técnicas, no nos puede extrañar que los servicios sociales montados en las empresas se hayan desarrollado de una manera irregular y que en la actualidad exista aún bastante confusionismo. Pero, además, en el desarrollo del Servicio Social de Empresa ha intervenido también muy directamente la situación económica del país. Si representásemos grá­ ficamente el desarrollo del Servicio Social de Empresa, nos encontraríamos con una lenta ascensión en sus comienzos, una casi total paralización en los años que coin­ ciden exactamente con la estabilización económica e inmediatamente después se inicia una rápida ascensión en estos últimos años. Actualmente, estamos, pues, en un claro período de expansión. Pero toda expan­ sión entraña graves problemas y notables riesgos, y si bien en un principio los profe­ sionales eran pocos y estaban casi ignorados, en estos momentos el número de profe­ sionales que sale de las escuelas es bastante considerable, la formación específica qu se les da para actuar en las empresas es poca. Por tanto, el Asistente Social no debe mostrar excesivo optimismo en su futuro sin antes haber adquirido una prepa­ ración técnica muy consistente, si no quiere exponerse a un rotundo fracaso. El problema profesional planteado así apunta una gran parte de la responsabi­ lidad sobre la formación y competencia del Asistente Social. Pero no es única y exclusiva de él, la responsabilidad recae también sobre las escuelas de formación, sobre las propias empresas que no han despertado todavía en sus sueños paterna­ listas. Creo que no tenemos todavía clara conciencia de la rápida evolución que se avecina en las cuestiones sociales. N i los Jurados de Empresa, ni los Convenios Colec­ tivos nos han hecho penetrar en lo que puede ser en un futuro próximo la participa­ ción de los trabajadores en la marcha de la Empresa. Creo que todos tenemos una cierta ceguera ante el futuro que tratamos de justificar con la frase tan conocida «la

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masa no está preparada todavía» y con estas engañosas palabras descuidamos nuestra propia formación, nuestra preparación hacia un futuro. Si las empresas no quieren darse cuenta, allá ellas, pero el Asistente Social, por el cometido de su profesión, y las Escuelas de Formación deben tener muy en cuenta que una evolución social en nuestros tiempos puede ser más rápida de lo que nos imaginamos, tanto más cuanto que para muchas cosas y, sobre todo, para el trabajo ya no existen fronteras. La masa, como tal, puede no estar lo suficientemente preparada, pero indudable­ mente está mucho más dispuesta a una asimilación rápida que hace algunos años. Hasta aquí he tratado de dar una visión panorámica de la evolución y desarrollo del Servicio Social de Empresa y de los criterios que han movido a los directivos de empresa a su implantación de aquí en adelante me propongo explicar la misión y los objetivos que a mi juicio tiene el Servicio de Asistencia Social de Empresa. M ISIO N Y SITU A CIO N DEL SERVICIO SOCIAL DE EMPRESA Cuanto mayor es una empresa, más complicada es su estructura y organización, más aislados se sienten los hombres que la integran y es también mayor la distancia que los separa de la Dirección. Dicho en otras palabras, el sistema de comunicación entre los elementos de la empresa se hace más complejo y, por lo tanto, más defi­ ciente. Esta falta de comunicación crea numerosos problemas individuales y colectivos. La colaboración se dificulta y la propia dirección sufre del mismo aislamiento que sus subordinados. El ritmo de trabajo no permite, en la mayoría de las ocasiones, que el jefe se ocupe del personal debidamente, y mucho menos tienen tiempo para descender a ocu­ parse de los pequeños problemas humanos que día a día se crean en el trabajo. Cuando en una empresa el Director consciente de estos problemas de comunicación se ha deci­ dido a abrir la puerta de su despacho a los trabajadores, se ha percatado inmediata­ mente de la importancia que tienen estos pequeños problemas de convivencia diaria, tan importantes y numerosos en ocasiones, que exigirían, por parte del Director, una dedicación a ellos excesiva que le harían desviarse de su propia función como Director. Por otra parte, no parece discreto ni aconsejable que la dirección de una empresa entre de lleno en los problemas más o menos personales de sus trabajadores, tanto más cuanto que muchas veces estos problemas están muy cerca de la intimidad. Y digo esto porque a la larga ni la dirección podría soportarlo, ni los propios trabajadores se sentirían satisfechos como hombres de tal sistema que, en definitiva, terminaría por crear un clima de desconfianza entre el personal y la dirección. Para realizar esta misión es necesario tener una formación, tener una cierta inde­ pendencia de actuación, ganarse la confianza del personal y conservar una postura ecuánime entre el personal y el elemento directivo. Veamos los objetivos que persigue alcanzar el Servicio Social, y de esta manera

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podremos apreciar si los Asistentes Sociales son los llamados en una empresa a realizar misión tan delicada como la anteriormente descrita. «El Servicio Social tiene por objeto ayudar al hombre. Ayudar a alguien no es simplemente mejorar sus condiciones materiales, culturales y morales de vida, propor­ cionarle un conjunto de informes útiles, ponerle en relación con los numerosos orga­ nismos de asistencia y previsión de que dispone la sociedad moderna. Ayudar a alguien es, a medida de lo posible, ayudarle a convertirse en alguien, es decir, enseñar al individuo a que dirija su propia existencia, a que utilice él mismo los múltiples medios que la sociedad le ofrece, a que resuelva por si mismo los problemas y difi­ cultades de los cuales es víctima.» Estos principios que rigen de una manera general el Servicio Social, hágase en el campo que se haga, son tan claros y determinantes, que no necesitan una explicación para convencer a nadie. Lo que resulta evidentemente más difícil es poderlos prac­ ticar dentro de nuestra complejísima sociedad, llena de hábitos, costumbres e incom­ prensiones. No hay en ellos nada contradictorio que señale la incompatibilidad de actuación en el campo empresarial. Pues ocuparse de ayudar al hombre a solucionar sus pro­ blemas tanto en la vida privada como en la vida de trabajo, y ocuparse de los proble­ mas del grupo en relación con los individuos y en relación con la comunidad, puede llevar al Asistente Social de Empresa a cooperar en la adaptación de los trabajadores. Puede, en términos generales, plantear a la dirección deficiencias que existen en toda comunidad, pude ayudar a aclarar equívocos, sobre los conceptos sociales que tenga la empresa, puede, en definitiva y en colaboración con todos los elementos de la empresa, conseguir un mayor grado de integración de los trabajadores. Pero estos objetivos son demasiado teóricos, son también quizá demasiado ambi­ ciosos. Veamos, por lo tanto, los requisitos esenciales que son necesarios para que el Asistente Social pueda acercarse a estos principios tan elevados dentro de la realidad de su trabajo en la empresa. Para crear un Servicio Social en una Empresa es fundamental que la dirección de la misma tenga conciencia del significado de una verdadera política de personal en el más amplio sentido de la palabra. Ello implica, en primer término, su definición y, como es natural, la atención formal a una serie de problemas que existen en las empresas y que, por causas diferentes, no se han abordado ni planteado con la debida profundidad. Entre ellos podemos citar el riguroso cumplimiento de la Legislación Laboral, el problema de la comunicación y la información, el estudio e implantación de sistemas de estímulos e incentivos que motiven seriamente a los trabajadores, la participación de los trabajadores en algunos aspectos que les atañen muy directa­ mente y sobre los cuales jamás se les ha dado información, plantearse seriamente el problema de la formación en toda su extensión, empezando por los propios direc­ tivos. He enumerado estos problemas por considerarlos de importancia trascendental en la empresa, ya que en su solución está implicada una cadena de problemas que, sin ser en muchas ocasiones de la competencia directa de la empresa, recaen tarde

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o temprano sobre ella, por ejemplo: problemas de vivienda, de enfermdad, de falta de recursos económicos, etc. Sin contar con los problemas que existen en la vida laboral de cada trabajador fruto de las relaciones de unos hombres con otros y los problemas particulares que a cada uno le pueden surgir en su vida privada y que de alguna manera repercuten en el trabajo. Si los primeros son importantes para el bienestar de los trabajadores y para la buena marcha de la empresa, la solución de los otros no lo son menos, sobre todo desde el punto de vista de la labor a realizar por el Asistente Social. A mi juicio los problemas a resolver en una empresa deben de llevar un orden de prioridad en cuanto que considero imprescindible atajar primero los más impor­ tantes y de mayor trascendencia para la empresa y para los trabajadores. La cuestión enfocada de otro modo, sería tanto como querer «empezar la casa por el tejado». Sin embargo, la realidad es así y en muchas empresas el lugar que ocupa el Asistente Social en cuanto a su colaboración de atender los problemas sociales es justamente «el tejado» a no ser que sea un profesional excepcionalmene experto que sepa abrirse nuevos caminos de actuación sin apartarse de los altos objetivos que propugna el Servicio Social. Y ¿por qué esto es así en la realidad? Unas veces, por falta de visión de los directivos; otras, porque no siempre está en manos del Director de una Empresa elegir el orden más conveniente para resolver los problemas, de hecho en muchas ocasiones sus criterios y opiniones son incompatibles con el Consejo de Administra­ ción, ya que la implantación de muchas cuestiones implicaría una inversión económica que exigiría un sacrificio importante en el resultado de los beneficios. Por otra parte, la repercusión inmediata de la solución de un cierto tipo de problemas sociales no es nunca lucida a corto plazo, lo, es encambio, en cualquier tipo de inversión que se haga en el aspecto técnico. Por ello, no es extraño que muchos directivos de empresa que tienen conciencia real del problema existente, ante la imposibilidad o no conveniencia de abordar la papeleta de una manera amplia, calmen sus inquietudes sociales creando un Servicio de Asistencia Social, para empezar por algo, a sabiendas de que no podrá desarrollarse demasiado y con clara conciencia de que su actividad en la empresa va a ser muy limitada. Dicho en otras palabras, esto es pretender, con toda buena fe, resolver los casos individuales más agudos de una manera muy personal, lo cual equivale, créalo o no el empresario, a hacer patemalismo. En esta situación no nos debe extrañar que el Asistente Social que sale de una Escuela lleno de buenos propósitos e ilusiones, al que se le ha hablado de empresas modelo y de otras no tan modelo, pero cuyos directivos parecen estar plenamente convencidos de implantar en su empresa eso que actualmente se llaman «Relaciones Humanas» y que exactamente nadie sabe lo que es, se sienta defraudado cuando al poco tiempo de actuar en una empresa se encuentra ante una realidad bien distinta a la que imaginaba. Pero no es ahí únicamente donde radica el problema. Que el Asistente Social se ocupe de atender casos individuales o que colabore en obras sociales de tipo más o menos paternalista no está en contraposición con su misión. El problema no estriba

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en cosas pequeñas, el problema es mucho más complejo, puesto que tiene sus raíces en toda una mentalidad impuesta por la estructura económica que hoy impera en el mundo y que no es una mentalidad exclusiva del empresario. Es, a mi juicio, una mentalidad casi universal de la que muy pocas personas se escapan, y que de alguna manera poseemos todos en mayor o menor grado. En esta situación, ¿qué puede hacer el Asistente Social de Empresa? Creo, no obstante, que, a pesar de todo lo dicho, puede hacer muchas cosas. En primer lugar, aceptar la situación tal cual es; en segundo lugar, antes de actuar asegurarse muy bien del terreno donde va a trabajar; en tercer lugar, no decepcionarse y saber apro­ vechar todas las oportunidades para cumplir con su misión por pequeña que sea. Para ello, el Asistente Social tiene dos posibilidades que responden a dos pro­ cesos de actuación que se pueden aplicar en el Servicio Social. Uno es la posibilidad de actuar en la Empresa como comunidad, el otro se refiere a la atención del caso individual. Ninguno de los dos procesos podrán llevarse a cabo en una empresa en el concepto más estricto de sus técnicas por multitud de circunstancias, entre ellas por la propia organización de la empresa. Pero está claro que en todo cuanto intervenga el Asistente Social para mejora y progreso de una suma de individuos es un servicio que hace a la comunidad, tanto más eficaz cuanto que en estas mejoras y progresos haga participar a los propios indi­ viduos. El mismo hecho de colaborar en el desarrollo de una política de personal en el grado que sea, supone un servicio a la comunidad. Promover una obra social con la participación activa de los trabajadores es promover el desarrollo de un grupo. Lograr establecer una comunicación recíproca entre los trabajadores y la dirección de la empresa es dar facilidades a la comunidad, etc. En cuanto a la atención que quede prestar el Asistente Social a los casos indivi­ duales es sorprendente. Que en la Empresa exista una persona dispuesta a escuchar toda clase de problemas y que los sepa escuchar, aunque no los pueda resolver, es mucho más importante que paliar una determinada situación económica mediante un préstamo o un donativo. Es, a mi juicio, precisamente, abordar el problema más arduo que existe en las empresas en el aspecto de las relaciones entre la empresa y los trabajadores. Es demostrar como es posible dialogar con las personas en un clima de confianza, es poner de manifiesto que en una comunidad de trabajo puede existir el respeto humano sin perturbar al individuo ni a la organización de la empresa. Que el Asistente Social no pueda resolver o solucionar los problemas del indi­ viduo, no importa demasiado, lo que importa es que el Asistente Social actúe de tal forma con los individuos, que ellos se sientan comprendidos y en esto se alcanzará tanto más éxito cuanto que el Asistente Social sepa demostrar al individuo que él es capaz por sí mismo de plantear y, en parte, resolver sus propios problemas. Que la Empresa no quiera o no deje al Asistente Social intervenir en los problemas típicamente laborales no parece nada grave. En este sentido, los Asistentes Sociales están de enhorabuena. ¿Qué pasaría si el Asistente Social, tal y conforme está la situación se convirtiera en árbitro de tales problemas? Pero de hecho, aunque no intervenga directamente, nadie, absolutamente nadie, le puede impedir que escuche

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en sus entrevistas con el personal este tipo de problemas y que incluso con tacto y habilidad los plantee a la dirección en el momento oportuno. Por lo demás, no es extraño que, al cabo de algunos años de actuación, sea la propia dirección de la empresa la que le encomiende el estudio o, por lo menos, le pida su opinión en la resolución de algunos casos típicamente laborales. Naturalmente que esta forma de actuación que se propone es mucho más diícil y, sobre todo, menos brillante a corto plazo. Si entendemos por éxito recoger el fruto de nuestro trabajo de una manera inmediata. ¿Es que un Asistente Social debe sentir satisfacción cuando consigue un donativo para tratar de remediar la situación econó­ mica de un individuo que a veces es irremediable? A mi manera de ver, debería de echarse a llorar, sobre todo cuando la necesidad se justifica por la realidad san­ grante de un escaso jornal. En consecuencia, la actuación del Asistente Social de Empresa es sumamente delicada y difícil, muchas veces tendrá que ver bloqueado y obstaculizado su trabajo. Otras, tendrá que consentir en hacerse cargo de misiones tales como gestionar antici­ pos, otorgar donativos, destribuir viviendas, repartir canastillas para los recién nacidos, etcétera. Actuaciones todas de tipo paternalista. Y aun así podrá apreciar cómo muchas veces no se hace caso de su información, cómo existen favoritismos, cómo los intereses creados entre los individuos de una empresa prevalecen sobre una opinión justa. Pero es evidente que todos estos hechos son consecuencia de unos hábitos, de unas costumbres, de una mentalidad y, por otra parte, no podemos dejar de reconocer que estos hechos son típicamente humanos. En su actuación el Asistente Social gozará de antipatías y simpatías, de críticas y alabanzas como otro cualquier miembro del per­ sonal de la empresa, lo que hace falta es que él se dé cuenta que esto tiene que ser así y que procure, en la medida de lo posible ganarse a la gran mayoría por medio de una actuación sincera y limpia. No es que se pretenda un Asistente Social resignado que haga una oscura labor, antes al contrario lo que se desea es un Asistente Social hábil que sepa adaptarse a las circunstancias y a la organización de la Empresa. Que sepa estudiar y profundizar en el comportamiento de las personas, que sepa sus formas de reaccionar y los motivos que impulsan sus actuaciones. Esto no es resignación, es prudencia. No es necesario que permanezca en silencio acatando sin más toda clase de órdenes, imposiciones o negativas de la Dirección, de los cuadros de mando o de cualquier otra persona. Antes, al contrario, es aconsejable que en un momento dado plantee sus opiniones, avise a la Dirección de las consecuencias funestas que puede acarrear la resolución mal enfocado de cualquier problema. Todo ello puede exponerse con valentía y claridad con serenidad y oportunamente. Es muy conveniente que el Asistente Social restrinja su intervención en la medida de lo posible, en todo aquello que representen dádivas, obras sociales de tipo pater­ nalista, organización de comedores, excursiones, colonias veraniegas, etc. y, si no tuviere más remedio que aceptarlas, debe hacerlo transitoriamente y procurar, en la medida de lo posible, que todas estas realizaciones se hagan con la participación de los trabajadores de la empresa. Debe, en cambio, poner todo su empeño en asesorar, informar, establecer coor­ dinación entre los diferentes servicios de la empresa y los trabajadores.

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Por tanto* la misión a desarrollar por el Asistente Social de Empresa es difícil y exige por parte del profesional una competencia y experiencia muy calificadas. Pero aun en el supuesto que ambas cosas se den en un profesional existen también por parte de las empresas obstáculos que hacen que la labor del profesional en el desarrollo del servicio se complique. Creo que a través de lo dicho puede entenderse fácilmente cuáles de estos problemas son los más importantes, no obstante trataré de resumir los más fundamentales: Uno de los principales es que en la mayoría de las ocasiones, cuando se implanta un Servicio de Asistencia Social en una Empresa, o se crea otro cualquier puesto de trabajo, la experiencia demuestra que en muchas ocasiones no se medita lo suficiente, es decir, se implanta sin saber para qué se implanta, se crea sin saber para qué se crea. Otra dificultad estriba en la falta de organización que existe en muchas empresas, política de personal poco definida, etc. Está claro que, a pesar de que la mentalidad empresarial ha cambiado bastante en este sentido, los directivos, de las empresas no están firmemente convencidos que una política de personal sea tan importante para la marcha de la empresa como una buena gestión económica, comercial o técnica. Además, en el aspecto social, sobre todo, en cuestiones que atañen principalmente a la participación de los trabajadores en la gestión de la empresa existen serios obs­ táculos que remontar. Por otra parte, si esto es así, también existirán serias dificultades y desconfianza por parte de los empresarios con respecto a la actuación del Asistente Social. Por último, no olvidemos que romper la barrera de los hábitos y costumbres adquiridas por las personas es muy difícil. El margen de cambio en la conducta de los individuos es muy pequeño, por lo tanto será mucho más difícil tratar de cambiar la mentalidad de un grupo. Me sentiría insatisfecha si lo expuesto en este artículo diera lugar a creer que no soy partidaria de la Asistencia Social en la Empresa. M i propósito ha sido describir, lo más objetívamete posible, una realidad, con todas las dificultades y obstáculos que entraña el abrir paso a una profesión nueva. Desde el primer momento he dicho que existen Servicios Sociales de Empresa que han alcanzado éxitos, y que hay profesionales que han acumulado una gran experiencia y madurez en su trabajo. Si he hablado claramente ha sido con el propósito de que la experiencia sirva para corregir errores futuros, tanto desde el punto de vista empresarial como profesional. Cada vez son más numerosas las Escuelas, cada vez mayor el número de profesionales. En estos momentos se inicia una gran expan­ sión en la profesión y creo necesario decir las cosas como son. Por tanto, creo que el Servicio Social de Empresa tiene una misión que cumplir y que puede ser tanto más eficaz en cuanto que los objetivos que persiguen las empre­ sas con el establecimiento del servicio y los objetivos de los profesionales en cuanto a la misión a realizar estén de acuerdo, asimismo creo imprescindible que estos objetivos deben estar también claros para los usuarios del servicio.

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Por ello, aunque considero difícil dar normas para la implantación de un Servicio Social de Empresa, voy a tratar a continuación, aunque no sea más que de una forma general, de hacerlo. IM PLANTACION DE U N SERVICIO SOCIAL DE EMPRESA Para establecer un Servicio Social en una Empresa es necesario que el Asistente Social establezca relación con los directivos de la misma. Esta relación se concretará en una serie de conversaciones cuyos objetivos son principalmente, por una parte dar a conocer al empresario la misión del Asistente Social y, por otra, intentar conocer lo más exactamente posible la organización de la Empresa. Cuando las conversaciones lleguen a un punto satisfactorio sobre la posible implantación del Servicio, es conve­ niente que el futuro profesional hable con todas las personas, o, al menos, con los responsables de algunos Servicios que por su trabajo específico han de relacionarse con el futuro Servicio. Nos referimos principalmente al Jefe de Personal, al Director de Fabricación, al Médico, al Presidente o Secretario del Jurado de Empresa, etc. En las Empresas donde existan Comisiones o Comités obreros que tengan intervención en obras sociales o sean responsables de cualquier actividad social será muy eficaz que el Asistente Social sea presentado a los mismos por la persona que la empresa designe para el caso y les explique sus propósitos, y les pida su opinión sobre las posibilidades de implantación del nuevo servicio. Si creemos en la utilidad de la información para cualquier paso en orden social que se vaya a dar en la Empresa, en este caso concreto la consideramos imprescin­ dible, ya que un mal paso en este sentido traería serias repercusiones en el futuro, del servicio. Es necesario saber de antemano, en la medida de lo posible las dificul­ tades que vamos a encontrar, para poder trabajar con una orientación. Una vez establecida esta relación, que durará el tiempo que se considere necesario, el Asistente Social deberá presentar un pequeño proyecto sobre la implantación y desarrollo del Servicio. En la implantación de un Servicio Social se pueden considerar dos períodos: a)

Período de introducción; que constará de las siguientes fases:

Dependencia del Servicio y encuadramiento— En las Empresas cuyo Director de Personal esté lo suficientemente desarrollado, es conveniente que el Servicio quede establecido dentro del mismo y que dependa del Jefe de Personal. De no ser posible aplicar esta fórmula puede depender de cualquier miembro directivo, siempre que por su formación y cargo a desempeñar sea idóneo para esta misión. Condiciones económicas y categoría.—A convenir entre el Asistente Social y la Empresa, teniendo en cuenta que la profesión está prácticamente incluida en la categoría de Técnicos Medios, por tanto la retribución deberá corresponder, por lo menos, al sueldo que perciban dichos técnicos en la empresa. Situación laboral.-—Contrato como cualquier otro empleado de la Empresa, con todas las circunstancias que concurran y sean habituales en los contratos de trabajo. Si por cualquier motivo se estimara la no conveniencia de dar a este Servicio un carácter definitivo, es perfectamente viable hacer una experiencia. La fórmula acon-

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sejable sería un contrato provisional por seis meses., al término de los cuales se deter­ minaría, tanto por parte de la Empresa como por parte del Asistente Social si la implantación del Servicio es conveniente. En caso afirmativo el Asistente Social pasaría a formar parte de la plantilla de la Empresa. Lugar de trabajo.—El Asistente Social realizará su trabajo dentro de la Empresa y con los trabajadores de la misma, sin distinción de categorías, ni profesiones. Su trabajo se extenderá a j> familia de los trabajadores siempre que sea necesario y con el consentimiento previo de los interesados. Es conveniente que para realizar su trabajo, que normalmente exige tener entrevistas frecuentes con el personal, dis­ ponga de un despacho independiente, donde podrá recibir a cualquier cliente e incluso a los familiares de los trabajadores. Será necesario también prever la forma de establecer contactos con el personal para poder comenzar su trabajo. Para ello es preciso que se le dé una amplia infor­ mación sobre: — El funcionamiento de la Empresa y su organización. Tipo de fabricación y de trabajos. Personal, tumos de trabajo, condiciones ambientales, nivel cul­ tural de los trabajadores, salarios, ausentismo, rotación de personal, etc. — Reglamento de Régimen Interior de la Empresa. — Conocimiento y toma de contacto con todos los servicios sociales que tenga establecidos la misma. b)

Consolidación del Servicio.

Una vez que el Asistente Social conozca y penetre en todos estos aspectos y haya incluso realizado trabajos con el personal que le permitan ver a la Dirección y a él mismo que es posible la continuidad e implantación definitiva del Servicio deberá de nuevo presentar un informe a la Dirección de la misma forma que lo hizo ante­ riormente para comenzar su trabajo pero con las modificaciones y directrices futuras que su experiencia en el período de introducción le hayan aconsejado.

CARACTERISTICAS ESPECIFICAS DEL A SISTEN TE SOCIAL El trabajo del Asistente Social de Empresa es esencialmente de comunicación y de colaboración con todos los miembros de la misma, para ello se le procurarán las máximas facilidades. Dado que el trabajo exige unas ciertas peculariedades poco comunes con el tra­ bajo del resto del personal conviene aclarar algunos puntos. El Servicio deberá gozar de una cierta independencia, aunque esté encuadrado en la organización de la Empresa por los siguientes motivos: La índole de trabajo requiere una libertad de movimientos, por lo que el Asis­ tente Social deberá estar autorizado para tener acceso a los talleres, oficinas u otras dependencias.

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De alguna manera hay que pensar en una fórmula para que el personal acuda sin inconvenientes al despacho del Asistente Social cuando lo considere necesario. La práctica demuestra que para ello existen algunos inconvenientes. El primero puede consistir en la no conveniencia de que el empleado interrumpa su trabajo. La segunda, en que estos desplazamientos sean excesivamente frecuentes e incluso pueden servir de pretexto para desplazarse a otros lugares de la Empresa. Otras veces, el inconve­ niente está en que el trabajador no puede abandonar su tarea sin perjuicio de los demás. Caso del operario que trabaja en cadena o en un equipo, etc. Estos problemas de alguna manera tienen solución. Normalmente, ningún traba­ jador puede ausentarse del taller sin previa autorización del Jefe. Es, pues, necesario que haya una colaboración estrecha entre el Asistente Social y los mandos medios para evitar cualquier abuso o mal entendido. Por otra parte, al establecer el régimen de horario que tenga el Asistente Social es fácil corregir estas posibles deficiencias si el despacho de asistencia social perma­ nece abierto después de la salida de los trabajadores. Hay que tener en cuenta que el trabajo del Asistente Social exige algunas veces frecuentes desplazamientos fuera de la Empresa, por lo tanto habrá que contar con darle facilidades para realizar su labor. El trabajo social requiere un pequeño montaje administrativo. Los ficheros, docu­ mentación, etc. deberán ser únicamente manejados por el Asistente Social. La índole del servicio exige trato continuo con personas. El Asistente Social ha de ganarse la confianza de sus clientes, en estos asiduos contactos se plantean a veces problemas profundos que el cliente «confiesa» o que el A.S. «averigua». Por tanto, este trabajo requiere «secreto profesional» y esta condición no sólo atañe a su trabajo con el cliente, sino también le obliga con respecto a la Empresa en el sentido de que debe guardar reservas sobre todos los asuntos que la dirección considere no deben divulgarse. Cuando el Asistente Social se vea obligado a actuar en algunos aspectos de tipo laboral, deberá hacerlo a través de un orden jerárquico. Asimismo, no deberá inmiscuirse en asuntos privados de sus clientes sin previo consentimiento de los mismos. N i hacer investigación sobre su vida particular sin que lo sepa el interesado. La información en este sentido debe quedar clarísima por delicado que sea el asunto. De ello se desprende que los informes que proporcione a la dirección de la empresa sobre los individuos deben ser objetivos verídicos y, en ningún caso, podrán perjudicar al individuo. Quiero decir con ello que no deberá contar a los directivos ninguna cuestión personal que vaya en contra de la dignidad del cliente. La norma a seguir en estos casos puede ser la siguiente: Al redactar un informe sobre cualquier trabajador no deberá ponerse nada que el propio cliente rechazará en caso de ser leído por él, por atentar contra su dignidad personal o no ser verí­ dico. Para la buena marcha del servicio conviene que se establezca uno o varios días a la semana para que el A.S. despache con la persona designada por la Dirección a

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estos efectos. En caso de que el Servicio esté encuadrado en el Departamento de Personal, será el Jefe del mismo. Una o dos veces al año, según se estime conveniente es aconsejable que el Asis­ tente Social celebre una conversación con la Dirección de la Empresa para darle cuenta de la marcha y desarrollo de su trabajo y anualmente deberá presentar un breve informe de la labor realizada y las previsiones futuras.

POSIBLES TRABAJOS A REALIZAR POR EL A SISTEN TE SOCIAL DE EMPRESA Es muy difícil sin conocer las características de una Empresa determinar los tra­ bajos a realizar. A través de este artículo he puesto de manifiesto varias veces que el trabajo a desarrollar se tiene que adaptar a las características especiales de cada Empresa y seguramente variará a través de los años por las circunstancias que imperen no solamente en cada una de ellas, sino también en la evolución social del país. Sin embargo, creo de utilidad mencionar algunas de las tareas que se pueden realizar y, entre ellas, figuran las siguientes: — Recepción del personal que ingrese en la Empresa, con objeto de hacerle una acogida cordial, ofrecerle el Servicio de Asistencia Social e incluso darle una pequeña información acerca del historial y características de la Empresa. — Presentación del nuevo empleado a su jefe inmediato. — Atender los problemas sanitarios, en cuanto estén relacionados con el aspecto social en colaboración con el Servicio Médico. — Información sobre las obligaciones y derechos del trabajador en todo en cuanto se refiere a aclarar situaciones, conceptos de legislación, etc. — En el caso de consultas de tipo laboral, dirigir al cliente hacia las personas que dentro de la Empresa las pueden resolver. — Contribuir a que los trabajadores utilicen los servicios sociales establecidos en la Empresa. — Enseñarles a que aprovechen al máximo los beneficios establecidos por la Le­ gislación Social. — Contribuir en todo cuanto se refiera a formación e instrucción del personal de la Empresa, proponiendo a la dirección posibles soluciones para elevar el nivel del personal. — Informar y procurar establecer relaciones entre los trabajadores y las Mutua­ lidades Laborales u otros servicios Estatales. — Establecer un medio de comunicación entre los trabajadores y la Dirección, escuchando todas las quejas y sugerencias que se le hagan en este aspecto y exponiéndolas a la misma en caso se considere conveniente. — En la medida de lo posible, es necesario que el Asistente Social tenga una conversación con aquellos trabajadores que por las causas o motivos que sean pidan su baja definitiva en la Empresa. — Distribuir ayudas económicas siempre que la situación del individuo la re­ quiera y previo estudio de cada caso en particular. Bien entendido que este tipo de intervención deberá ser en casos extraordinarios o de emergencia. No

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es aconsejable que el Asistente Social distribuya ayudas pequeñas de tipo económico *y mucho menos que lo haga directamente y tomando por su cuenta decisiones. En el caso que la Empresa creyese conveniente que se hiciese cargo de otorgar anticipos, lo hará simplemente en plan de tramitación y nunca de decisión. En estos casos lo más aconsejable es establecer unas ciertas normas para que sean conocidas por todos los trabajadores de la Empresa. — Orientar al trabajador, en caso de petición propia, a solucionar sus asuntos particulares, privados o familiares. Pero siempre en plan de orientación o información. — Tiene obligación ineludible de escuchar a cualquier persona que requiera su ayuda, aunque no pueda intervenir en el asunto que se plantee por no ser de su incumbencia. — Y en general, colaborar con todos los Departamentos o Servicios de la Em­ presa. ALGUNAS LIM ITACIONES EN EL TRABAJO DEL A SISTEN TE SOCIAL Existen algunas limitaciones en cuanto al trabajo del Asistente Social en la Empresa. Por una parte, pueden ser impuestas por la propia dirección, como por ejemplo, su no intervención en asuntos laborales. De ellos he hablado anteriormente. Pero si la Dirección tomara esta decisión, el Asistente Social debe de abstenerse de hacerlo. Las otras que pueden existir se refieren principalmente a desempeño de cometidos que por su índole pueden crear confusiones sobre los propósitos de su misión. Por ejemplo: El Asistente Social no debe nunca realizar trabajos de inspección o vigilancia con el personal de la Empresa. Tampoco es conveniente que acepte cargos de tipo sindical. Ni ningún otro tipo de puestos que, aunque le sean conferidos por la empresa, puedan de alguna manera comprometer su prestigio personal, su libertad de acción y de opinión. Y, por último, para terminar, diré que mi larga experiencia como Asistente Social de Empresa me ha llevado a la conclusión de que lo que contribuye más al éxito del Servicio es la claridad en todas las situaciones y circunstancias, tanto en lo que se refiere a la Dirección de la Empresa como en su actuación con los traba­ jadores. Cualquier situación confusa u oscura en la actuación del Asistente Social perjudica su prestigio. Por eso es importante que desde el primer momento sepan todos los miembros de la misma lo que se propone, lo que va a hacer y, que su situa­ ción laboral esté tan definida en la empresa como la de cualquier otro trabajador.

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El Servicio Social Escolar

Por SOR M ONTSE­ R R A T PEDRET DE F ALGAS, Directora de la Escuela de Servicio Social. Santa Luisa de Marillac.

Los Centros Docentes, en general, como las demás entidades formadas por un conjunto de personas, necesitan de la colaboración de todos para su mejor desenvol­ vimiento. Por esto es natural que el Servicio Social tenga su puesto dentro del ám bito escolar, él viene a completar la labor de los Profesores, Pedagogos y Psicólogos escolares. Realmente es una manifestación más de la necesidad de dividir el trabajo y de la especialización. Al empezar a escribir este artículo no deja de presentárseme a la vista la multi­ tud de Escuelas rurales, carentes en ocasiones de lo más elemental, y los numerosos niños que todavía no tienen su puesto correspondiente en la Escuela, y me está so­ nando casi a contradicción el hecho de querer afinar en unas Escuelas cuando en otras se carece de tantas cosas. Sin embargo, tiene su razón de ser. Entre las varias consideraciones que me vienen, no está ajena la de que no van a mejorar las Escue­ las de los puehlecillos pequeños, por dejar de atender a aquellas a las que podemos llegar; es más, brota también la esperanza de que cuanto más desarrollemos entre las Asistentes Sociales la preocupación por los problemas escolares, tanto más fácil que aparezca más fuerte y más eficaz su preocupación por los problemas escolares rura­ les. Mucho pueden hacer por ellos, ya sea trabajando directamente en una Escuela rural, ya sea formando parte de los equipos planificadores de la enseñanza. Cierta­ mente, la Asistente Social Escolar tien su puesto en dichos equipos. Vamoii a enfrentarnos con la Escuela Primaria o con el Centro de Segunda Ense­ ñanza, sea Laboral o no, que posea muchos requisitos: — — — — —

Profesores competentes. Pedagogo Director. Psicólogo Escolar. Médico Escolar. Enfermera Escolar, etc.

¿Ahí tendrá todavía puesto la AsistenteSocial? Si, evidentemente. El Director ha de atender a todo elámbito del Centro: problemas de organización, de adminis­ tración, relación con los Profesores, relación con las autoridades, etc., etc. No puede, aunque quiera, aunque tenga mucha preparación y mucha vocación, atender los pro­ blemas particulares que se presentan; él está destinado a todo el Centro, ha de tener una vista panorámica de lo que allí sucede y sólo en casos determinados puede des­ cender a los detalles de un hecho concreto, particular. El Psicólogo tendrá mucho que ver con la Asistente Social Escolar, los datos que él recoja en su laboratorio, mediante la aplicación de los tets, podrán esclarecer

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problemáticas de los escolares, así como los datos recogidos por la Asistente Social podrán ayudar al^Psicólogo a completar su estudio. Un buen Psicólogo Escolar en­ contrará en la Asistente Social un complemento que hasta entonces no había tenido. Director, Psicólogo y Profesores, en su deseo de atender a los escolares de la manera más completa posible, se encuentran con el problema de la falta de tiempo que les imposibilita para solucionar tantas cosas como ven que necesitan los niños. Ellos no pueden dejar las tareas que les están encomendadas específicamente. Ese hueco que ellos no pueden llenar, esa atención a los problemas humanos y sociales de los escolares, es la misión que corresponde a la Asistente Social Escolar. No digamos nada de aquellos Centros carentes de Psicólogo Escolar. De aque­ llos Centros en que Director y Profesores están recargados de horas extraordinarias, a los que apenas queda tiempo para estudiar la confección de los programas, para para realizar la preparación de clase, para organizar los trabajos prácticos de los alumnos, etc. Allí la Asistente Social hace más falta todavía. De una manera particular quería destacar la necesidad que tienen de ella los Centros de segunda enseñanza, y si en algunos cargaría la nota, sería en los Labora­ les y en las Secciones Filiales de Institutos. Es natural que haga esta distinción. En la Escuela Primaria, aunque el maestro sufra, como el profesor de segunda enseñan­ za, el recargo propio de los tiempos actuales, él es el que está en contacto diario y casi continuo con los escolares, por tanto puede él captar, más fácilmente sus inadap­ taciones, las repercusiones que el ambiente familiar produce al niño, etc. Pero en segunda enseñanza, en la que el horario es un mosaico según el cual cada pro­ fesor está sólo a ratos con sus alumnos, en la que además no tiene siempre los mismos sino que en un sólo día pasan por él varios cursos, ¡qué difícil resulta comprender a los alumnos, conocerlos en la totalidad de su ser humano!, por eso hace falta la Asis­ tente Social que libre de clases, de programas, de exámenes, se dedique por entero a la atención de los escolares, a las relaciones con sus familiares, actividades para las que ha recibido una formación especial. He dicho que dentro de los Centros de segunda enseñanza pondría una atención especial en los laborales y en las Secciones Filiales de Institutos, por encontrarse en ellos, en su mayoría alumnos procedentes de las clases sociales más débiles económica­ mente y que, por tanto, junto con los problemas generales de los demás, tienen los propios de su situación. Después de jo expuesto, tal vez quede ya sentada la necesidad o por lo menos con veniencia de la Asistente Social Escolar. Veamos algunas de sus actividades. Con frecuencia preocupa a los Profesores y al personal directivo de los Centros Docentes, la falta de asistencia de algunos niños, su poca aplicación, siendo así que los estudios síquicos que se han hecho, denuncian una capacidad suficiente para salir airo­ so de los trabajos escolares. ¿No sería provechoso para estos Profesores que en las reuniones periódicas que deben tener, la Asistente Social les explicará el problema familiar, la situación de miseria no sólo material, sino en muchos casos cultural, las características del ambiente en que vive el niño fuera de la dase? ¿No les ayudaría paar comprender al niño y así saber como conviene tratarlo? Son realmente intere­ santes ciertas monografías propordonadas por Asistentes Sociales Escolares que reve­ lan toda una tragedia infantil o un ambiente totalmente negativo. Descubren, no pocas

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veces puntos concretos que tratados con el niño, pueden volverle al primitivo entu­ siasmo por las tareas escolares, etc. Otras veces el problema del niño es el de promocionarse normalmente. Por un lado ha de sostener una lucha para proseguir sus estudios a pesar del escaso presu­ puesto familiar, por otro está su encaje síquico en el seno de una familia sin tradi­ ción de estudios. En cuanto al primer punto, la Asistente Social, puede proporcionar toda clase de información en orden a becas, tipos de estudio, etc., ya sea directamente, ya indirec­ tamente, dirigiéndolos a quienes pueden dar dichas informaciones. En el segundo caso ha de establecer un contacto doble: con el niño y con su familia. Hay padres obreros, que no comprenden a los muchachos inclinados horas se­ guidas sobre los libros, los consideran holgazanes, y así lejos de estimularles, les hechan en rostro el tiempo que ellos pasan «cómodamente» sentados, mientras sus pro­ pios padres están en el fondo de una mina o en la intemperie de los trabajos del campo. Hay otro tipo de padres, son los que manifiestan una admiración casi idolátrica por el hijo que estudia, lo que pone en peligro el equilibrio síquico de este y corre el riesgo de sentirse poco a poco separado de sus propios padres y aún de avergonzarse de ellos y de despreciarlos. La Asistente Social ha de tratar estos problemas. La Asistente Social también trabaja con los niños mal dotados intelectualmente. Sabemos que el éxito en los quehaceres escolares, depende de una serie de fac­ tores, entre los que figuran los afectivos y los volitivos. Un tratamiento adecuado, una búsqueda de colaboración familiar, ha hecho obtener éxitos en los niños que pa­ recían incapaces de ello. La Asistente Social, con frecuencia, podrá establecer con la familia, un contacto más directo que el Psicólogo escolar, por tanto, contribuirá de una manera decisiva en estos casos. No digamos cuando el Centro no tiene Psicólogo, entonces es ella la que tiene que asumir casi totalmente el problema. En no pocos casos ha evitado que el niño tuviera que ser trasladado a una Escuela de retrasados y, por tanto, le ha librado del shock que esto suele producirle. Es fácil encontrar escolares inadaptados. Son muchas las clasificaciones que se hacen a este respecto, podemos pensar en la siguiente, ateniendo a las causas pre­ dominantes. Inadaptados: — físicos, — síquicos, — caracteriológicos, — sociológicos. En la problemática que presentan estos alumnos, tendrá mucho que ver el Psicó­ logo escolar, pero la colaboración de la Asistente Social será eficadísima, prestará una ayuda valiosa en la aplicación del tratamiento y anteriormente en el trabajo de des­ cubrir a estos niños.

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Todo esto hecho según las técnicas del Servicio Social que ha recibido la Asis­ tente Social, no se reducirá a unos trámites, a unas simples gestiones, sino que pro­ curará la elevación de todos aquellos que rodean al niño. Es decir, que como dice Taillieu, el Servicio Social Escolar es un medio de educación humana y social, no sólo para los niños, sino también para los adultos. Podemos asegurar que los tres factores que condicionan la vida del escolar son: — la familia, — el centro docente, — el barrio en que vive. Eso no sólo por mi parecer personal, sino teniendo en cuenta la encuesta reali­ zada por los Profesores de Coster y Hilgers en Bruselas y por el trabajo publicado en París por Mme. Chombart de Lauwe, bajo el título de «Ambiente Social y Siquiátrico de la Infancia». La familia proporciona al niño un ambiente síquico determinado, un ambiente cultural y un estímulo o una postura de apatía hada la adquisidón de nuevos co­ nocimientos. Un sano comportamiento moral o un ambiente de vido, etc. El Centro Docente influye con la calidad de sus Profesores, de su organización pedagógica, material, con sus obras complementarias o con la carencia de las mis­ mas, con sus estímulos postescolares o con d abandono de sus alumnos, etc. El barrio influye con la construcdón de sus casas, la cantidad y calidad de sus habitantes, la abundancia o escasez de centros comerciales e industiiales. Le influye con las diversiones que le proporciona, con la abundancia de cafés, cines, dubs, etcé­ tera. Con la calidad de trabajo de sus vecinos, con las agrupadones existentes, et­ cétera. Evidentemente el Servicio Social debe trabajar de manera distinta según sean los factores aludidos, por tanto coresponde, ante todo, hacer un estudio de los mis­ mos para poder encuadrar debidamente a los alumnos. Este estudio en