columna económica Adalberto Santagni • Técnico INTA Alto Valle • [email protected]

Producción orgánica Si nos remontamos a los orígenes, todos los alimentos fueron producidos sin fertilizantes y pesticidas de síntesis, simplemente porque estos no estaban disponibles. Durante este tiempo, el uso de métodos orgánicos de producción no era una cuestión filosófica sino de necesidad. En los setenta se elaboraron las primeras normas de producción, pero no fue hasta los noventa cuando comenzó el proceso de crecimiento de la demanda de este tipo de productos. También en esta corta vida el modelo de comercialización cambió desde transacciones directas entre agricultores y consumidores –mercados locales, ventas directas en fincas, o locales de venta a la vera de las rutas- a la actualizada, donde los minoristas de especialidades y supermercados dominan más del 60% de las ventas totales de alimentos orgánicos en los países desarrollados. El explosivo crecimiento de la demanda, a tasas del 20-25% anual acaecido en los últimos decenios atrajo a las corporaciones de alimentos a unirse al movimiento orgánico con su propia lógica comercial devenida de la producción convencional. De esta forma, el sector orgánico se está transformando en otro sistema de alimentos industriales, cuyos objetivos de maximización de las ganancias y crecimiento de mercado requieren la reducción de costos y la distribución masiva. Así, la industrialización necesita de la especialización del productor, la estandarización del producto y, para alcanzar las economías de escala, de otras dos piezas claves: el control centralizado para la toma de decisiones y el capital.

Las explotaciones familiares pequeñas y diversificadas no podrán competir con la agricultura industrializada orgánica, como tampoco lo pudieron hacer con la convencional, con las conocidas consecuencias de expulsión del sistema, a menos que los productores orgánicos se organicen y desarrollen un sistema alternativo basado en la sostenibilidad. La producción orgánica en pequeña escala puede ser realizada por medios ecológica y socialmente sostenibles en el largo plazo, mientras que la orgánica industrializada no. El movimiento de sostenibilidad se asocia a la calidad de vida y no a un estilo de vida predominante en el actual modelo de segmentación de mercado utilizado por la agroindustria. La agricultura sostenible es aquella capaz de satisfacer las necesidades presentes y dejar iguales o mejores condiciones para las futuras. Esto se traduce en sistemas productivos ecológicamente sanos, económicamente viables y socialmente responsables. La producción orgánica depende de la capacidad regenerativa de la naturaleza, y por lo tanto está dentro de la dimensión ecológicamente sustentable. Su principal desafío reside en la viabilidad económica. La dimensión económica depende del eficiente uso de los recursos naturales para minimizar costos, y de un sistema de mercadeo que garantice la calidad e inocuidad de los alimentos que llegan a consumidores concientes de que el precio no está sólo en función de los costos económicos de

corto plazo sino también de los de largo plazo vinculados con los costos ecológicos y sociales de los alimentos. Por último, la responsabilidad social, que involucra a la justicia y la equidad social, es otra de las fortalezas de este tipo de producción. La agricultura orgánica requiere de gente que entienda cómo trabajar con sistemas vivos y dinámicos, por lo que tiene mayores requerimientos de mano de obra que la convencional. La diversificación de cultivos que suele producirse en estas explotaciones, con sus diversos calendarios de siembra y cosecha, distribuye de manera más equitativa la demanda de mano de obra, lo que genera más estabilidad del empleo. Estos sistemas no solo contribuyen con el medio urbano proveyendo de alimentos más seguros y saludables sino también fortaleciendo el vínculo entre éste y el rural. La puesta en valor del trabajo y el medio rural ayuda a incrementar la calidad de vida de la población en su conjunto. En este sentido, el apoyo gubernamental debe ser uno de los principales movilizadores para la reconversión a la agricultura orgánica y la remoción de barreras institucionales. El acceso a la información por parte de los productores debe ser plasmado en planes con metas específicas de crecimiento y la presentación de propuestas para resolver problemas e iniciativas para comprometer la participación de las autoridades locales y regionales, al igual que a un mayor número de productores.

Fruticultura&Diversificación Nº552007

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