RESTOS ARQUEOLOGICOS EN LA SUPERFICIE DEL TERRENO

del continente desde fines del último período glaciar (Miotti 1989; 1991; Miotti 1996; Miotti ... Por último, en la Figu
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RESTOS ARQUEOLOGICOS EN LA SUPERFICIE DEL TERRENO. CONFIABILIDAD EN LAS INFERENCIAS Y PRESERVACION Lucía A. Magnin (CONICET. División Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional La Plata, Argentina) [email protected] INTRODUCCION En el marco de la investigación arqueológica que se desarrolla en el Macizo Central del Deseado, provincia de Santa Cruz1, y cuyo objeto de estudio son las sociedades cazadorasrecolectoras nómades del pasado, se han implementado Sistemas de Información Geográfica (SIG) para sistematizar la gran cantidad de datos existentes y facilitar el abordaje las distribuciones espaciales de la evidencia material estudiadas a escala regional (Magnin 2004, 2005). Esta metodología ha demostrado gran potencial para maximizar la información que puede brindar la evidencia arqueológica registrada a través del paisaje. El registro y análisis de la visibilidad, preservación diferencial y densidad de los materiales hallados sobre la superficie terrestre es un procedimiento normalmente seguido en estudios de Arqueología Distribucional, focalizada en materiales arqueológicos de superficie y no únicamente en los registrados en contextos estratigráficos (ver Belardi 1992, 2003; Borrero 2001; Borrero et.al. 1992; Carballo Marina y Sáenz 1992; Favier Dubois 2001; entre otros autores que aplican esta perspectiva en arqueología de Patagonia Extra- andina, con distinto énfasis teórico-metodológico y ver Scsheinsohn 2001 para una discusión de esta perspectiva en arqueología). En estos estudios se ha enfatizado la necesidad de controlar los procesos de formación, preservación del registro arqueológico así como su visibilidad antes de realizar inferencias en términos de comportamiento humano a partir del mismo, tanto dentro de sitios arqueológicos (Schiffer 1987, Wood y Jonson 1978, Butzer 1982) como en regiones que abarcan sistemas de sitios (Ravesloot y Waters 2004, Waters y Kuehn 1996, Favier Dubois 2001, Wells 2001). La gran complejidad de estos procesos requiere que los patrones detectados en las distribuciones arqueológicas de superficie sean considerados como “temporarios” y susceptibles de nuevas y constantes reinterpretaciones a partir de la actualización y mejoramiento de los datos y la exploración de múltiples líneas de análisis. En este sentido, la cartografía general de referencia a escala 1:50.000 generada en un trabajo previo (Gómez y Magnin 2006) se complementa aquí con un análisis exploratorio del terreno y del registro arqueológico sobre él a partir de mapas de aspecto y declive y escenas en 3D derivadas de un DEM. Mediante la inclusión de estas variables se espera hallar nuevos patrones en los datos que permitan avanzar en la comprensión de los procesos de postdepositación que afectan la preservación de los conjuntos arqueológicos y la confiabilidad de las inferencias que se realizan sobre ellos. Asimismo, se propone que el análisis de declive y aspecto puede ser de gran utilidad para clasificar el espacio en sectores al abrigo del viento dominante, y por lo tanto, pudieron presentarse como atractivos para el asentamiento humano. 1

Secretaría Ciencia y Técnica U.N.L.P, Proyecto Trianual 11/426, “El poblamiento de las mesetas patagónicas y la evolución de los paisajes arqueológicos desde finales del Pleisoceno” 2004 – 2007. Dirección: Dra. Laura L. Miotti.

Área de estudio El sector estudiado se localiza entre los paralelos 69º 04’58” y 68 º 51’ 22” de latitud Sur y los meridianos 48 º 01’ 05” y 47 º 47’ 29” de longitud Oeste. Comprende un área total de 485,52 km2. Se localiza dentro de la provincia geológica denominada Macizo del Deseado que se extiende entre el río Deseado y el río Chico de Santa Cruz (Argentina) y está caracterizada por su estabilidad tectónica (Ramos 1999) (Figura 1). Geomorfológicamente es un paisaje mesetiforme, de extensas planicies, las más elevadas están coronadas por mantos basálticos que protegen a las unidades sedimentarias inferiores, más fácilmente erosionadas, observándose en sus márgenes paredones abruptos que se resuelven hacia abajo en un áspero relieve con deslizamientos rocosos (Panza 2001) (Figura 2). Este sector abarca las nacientes y curso superior de un número de afluentes subsidiarios de dos cursos de agua principales (Zanjones Blanco y Rojo), cuyo nivel de base se encuentra en la laguna Grande o Madre e Hija situada a 30 m.s.n.m., 65 km hacia el este.

Figura 2: Paredones de ignimbritas de Formación Chon Aike, Cañadón de La Primavera. Fotografía: Bruno Pianzola.

DESARROLLO En este trabajo se utilizaron como datos de base: un mapa geomorfológico 1:50,000 (Gómez y Magnin 2006) y un modelo de elevación digital (DEM) proveniente del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Los últimos son matrices uniformes de datos altitudinales en formato raster obtenidos del proyecto Shuttle Radar Topography Mission (SRTM) que realiza la NASA y la NGS (National Geospatial-Intelligence Agency) desde Febrero del año 2000. La resolución espacial es de 3 arcos de segundo, es decir, aproximadamente 90 metros, con una precisión absoluta horizontal de 20 metros (error circular para 90% de confianza) y una

precisión absoluta vertical de 16 metros (error linear, para 90% de confianza) (Gómez y Gobbo 2005, www.earthsat.com). La calidad y la utilidad de los datos para esta aplicación particular (Veregin 1997) fue evaluada por medio de contrastación con datos de campo y por comparación con otros datos ráster: imágenes Landsat y Aster (rectificadas con un método polinómico con un error planimétrico aproximado de 45 metros); fotografías aéreas rectificadas y georeferenciadas y cartografía 1:50.000 generada a partir de ellos. La información levantada en el campo fue tomada con técnica de GPS no diferencial (con precisión entre 4 y 12 metros) en trabajo de campo desarrollado en 2006. Se tomaron 24 datos de comprobación de aspecto y 27 de declive del terreno, en puntos separados a intervalos de 1 Km y sobre diversas geoformas. En el primer caso, los datos de campo corroboraron la información del modelo de elevación digital en el 88% de los casos (16 casos coincidieron exactamente y 6 parcialmente), y refutaron el modelo en el 8% de los casos (n = 2); para el declive, corroboraron el modelo en el 95% de los casos (22 coincidencias exactas y 3 parciales), y lo refutaron en el 5% restantes (n=2). En cuanto a los temas vectoriales de polígonos derivados del DEM, se comprobaron mayores imprecisiones a medida que se realizaban nuevos geoprocesamientos a los datos http://lpdaac.usgs.gov/gtopo30/gtopo30.html). Por lo tanto, para las interpretaciones se priorizó la información de campo por sobre la información raster del DEM, y se priorizó ésta por sobre la información vector derivada por medio de geoprocesamientos. La cartografía obtenida como resultado no alcanza las resoluciones “ideales” debido a que los métodos utilizados para generar la cartografía básica son los efectivamente disponibles dentro de este proyecto2, sin embargo se concluye que esta información resulta satisfactoria para la localización de evidencia arqueológica en la localidad y su comparación con las variables del terreno analizadas en este trabajo. Procesos modeladores de la superficie del terreno Los restos arqueológicos que yacen en la superficie del terreno están, desde el momento de su depositación, sujetos a procesos naturales que la modifican constantemente. Si estos procesos son identificados y si son delimitados los sectores del terreno que los mismos afectan, son factibles interpretaciones más precisas en la investigación arqueológica (Butzer 1982, Wells 2001). La región presenta un clima semidesértico, por lo tanto se considera que la acción fluvial predomina como modeladora del paisaje, sin embargo, esta no es muy intensa y en algunos sectores son importantes los efectos producidos por la acción eólica o fenómenos de remoción en masa (Panza, et al. 1994). La circulación atmosférica está asociada al anticiclón del Pacífico, que en el verano se halla en su máximo desplazamiento hacia el sur y alejado de la costa. Los vientos varían entre brisas fuertes (36 a 44 Km/h) y vientos fuertes (45 a 55 Km/h) y provienen del cuadrante oeste, con variaciones al norte o suroeste que obedecen a situaciones estacionales y son constantes a lo largo del año (Godoy Martínez 1997).3 Una forma de analizar la acción eólica y de remoción en masa en relación a cada hallazgo arqueológico particular es el uso de SIG para generar, a partir del DEM, mapas de “declive” y “aspecto” que son parámetros que permiten describir la forma del terreno. Estos mapas pueden ajustarse para que reflejen la acción diferencial del viento a través del paisaje permitiendo 2

En Gómez y Magnin (2006) se discuten las normativas específicas del IGM para la confección de cartografía. 3 Estos datos fueron medidos en la Estación de Puerto Deseado.

clasificar la superficie en sectores más o menos expuestos a los vientos dominantes. Por otro lado, esta variable puede combinarse con la situación geomorfológica (alta o baja), y con las pendientes (abruptas o suaves) para definir mejor sectores abrigados y expuestos. En el Cuadro 1 presenta en columnas las distintas combinaciones de las variables analizadas. En su primera y segunda fila, se describen las implicancias respecto a la visibilidad esperada para los materiales arqueológicos de superficie y las condiciones que ofrece cada situación para favorecer o impedir su preservación (Butzer 1982, Wood y Jonson 1978). Abrigo como recurso La presencia de abrigo en determinados sectores del paisaje es considerada como un recurso “localizado” en la arqueología de cazadores recolectores4 , y es tenido en cuenta junto con otros en el estudio de la oferta y estructura de recursos. En otro sector del Macizo del Deseado se han indicado a las formaciones rocosas Bajo Pobre, Chon Aike y Baqueró como potencialmente utilizables como reparo (Cattáneo 2002; Panza 2001). En los casos de cuevas y abrigos resulta más simple su localización en el paisaje, pero para el estudio de distribuciones de superficie, el declive, aspecto y geoforma de emplazamiento pueden combinarse para definir sectores del terreno al aire libre más abrigados y planos. Estos se presentaron en el pasado como elegibles entre otros sectores menos atractivos, para el establecimiento de los campamentos residenciales o locus de actividades múltiples (Binford 1980, 1982). Haciendo una analogía con los grupos Tehuelches cazadores-recolectores que habitaron la provincia, pueden mencionarse diversos registros etnográficos que definen las características de los lugares elegidos para acampar. Por ejemplo, en su ensayo Mateo Martiníc (1995) hace referencia a los aónikenk habitantes del territorio de la provincia de Santa Cruz entre el río del mismo nombre y el estrecho de Magallanes: “Si la provisión de alimentos había impuesto e imponía la vida nómade, otros requerimientos complementarios también condicionaban en idéntico sentido. Tal el aprovisionamiento de determinadas materias primas…distribuidas naturalmente en distintos lugares, que obligaban a la marcha periódica en procura de su obtención. También la búsqueda de sectores mas reparados que permitieran superar de mejor manera las contingencias climáticas en un territorio señalado por la variabilidad, con el añadido de la casi permanente vigencia eólica que acentuaba el rigor de elementos como las precipitaciones y las bajas temperaturas” El modo de vida nómade se regulaba sobre la base del conocimiento territorial y su disponibilidad de recursos, lo que determinó que en la práctica se estableciera un sistema de ocupación espacial diferenciado conformado por paraderos simples de alojamiento en las rutas de tránsito entre áreas de importancia, hasta los campamentos-base, en parajes elegidos por su disponibilidad de recursos (agua, leña, caza, materia prima, etc.) y de reparo. Estos paraderos, cualquiera sea su jerarquización de importancia eran los aik´n (aiken, aike), que significa lugar, paradero o campamento (Martiníc, 1995). También Silvana “Paten”” Chapalala o “Pati”, descendiente de tehuelches del río Pinturas hace referencia en una entrevista con Ana Aguerre (2000), a los lugares favoritos para establecer las tolderías:

Para el área de Curacó, provincia de La Pampa, Berón (1994) toma como recursos localizados a las materias primas líticas, pigmentos y arcillas. 4

“…esos toldería de gente que viene de viaje no es para establecerse, es para pasar la noche o dos o tres días que a lo mejor hay agua o pasto para la caballada…Por eso los toldos se hacían a la par de la meseta o al borde de las lagunas al reparo de los matorrales…que tiene una loma o un cerro…siempre del lado que no pega el viento…” Si bien estos registros son de cronología tardía, se considera que la elección de lugares abrigados, con reparo del viento y recurrencia de recursos fue realizada por los grupos humanos desde momentos previos5. El emplazamiento topográfico y disponibilidad de recursos críticos y básicos han sido estudiados en las investigaciones arqueológicas desarrolladas en el área, donde se ha encontrado evidencia de la primera ocupación humana del continente desde fines del último período glaciar (Miotti 1989; 1991; Miotti 1996; Miotti et al.1999). En el cuadro 1, fila 3 se hace referencia a los lugares que serían preferidos para los asentamientos, y su correlato en términos densidad de evidencia arqueológica. Metodología En la Figura 3 se representan los datos utilizados, los geoprocesamientos realizados y los productos obtenidos. A continuación se detallan Los pasos seguidos están indicados por la numeración. Cartografía básica geomorfológica en formato vectorial a escala 1:50.000 (1) es reclasificada. Se fusionaron las unidades geomorfológicas más altas (mesetas basálticas A y B) y se obtuvo el mapa (2). Los sectores restantes (unidades de serranías o afloramientos rocosos, planicies de agradación 1 y 2 y áreas de remoción en masa) se fusionan en el mapa (3) de sectores bajos6. A partir del DEM (4) se derivó un mapa de declives sobre el que se realizó una consulta (map query) que permitió discriminar el paisaje en pendientes < 10º (llanas, suaves y moderadas); y > 10º (moderadas, fuertes y acantilados) según las define Butzer (1980). A partir de ellos se obtuvieron los mapas vectoriales (5) y (6). El mapa (5) fue usado para interceptar (2) y (3) para obtener el mapa (7) que representa el área ocupada “planicies altas” (pendientes < 10º + geoformas elevadas); y (8) de “planicies bajas” (pendientes también < 10º + geoformas bajas). En este punto el paisaje quedó clasificado en 3 unidades: planicies altas, planicies bajas y pendientes abruptas. Cada una de estas unidades fue luego interceptada por los mapas de aspecto (9 y 10). El mapa vectorial (9) de “aspecto este” incluye los valores entre 22,5-157,5 º N: rumbos este, noreste y sureste; y el (10) de aspecto oeste incluye el resto de los valores.7 Los mismos se originaron en consultas realizadas a un mapa ráster de aspecto derivado del DEM. De estos últimos procesamientos se obtuvieron los mapas (11-16), los que fueron unidos para obtener el producto final: el mapa de superficie del terreno (17), que describe las distintas unidades de clasificación del paisaje (Figura 4), y que guarda relación con las expectativas de visibilidad arqueológica, los procesos de preservación 5

Para el sector oeste, la ocupación humana mas antigua conocida hasta el momento data del 9,518 ± 64 14C (Miotti et al. 2006). Este fechado fue obtenido mediante AMS a partir de una muestra de carbón vegetal procedente de una unidad de excavación que contiene restos culturales en el sitio arqueológico Cueva Maripe. 6 Esta clasificación no es exacta para los sectores mas occidentales del área de estudio, donde el terreno en la unidad de serranías se vuelve más abrupto, sin embargo, al momento existen muy pocos datos arqueológicos para este sector. Un análisis específico a escala local puede realizarse modificando los valores de las variables hasta lograr una caracterización satisfactoria. 7 En adelante se mencionan como “aspectos estes” y “aspectos oestes”, para facilitar la lectura.

diferencial descriptos y la valoración de cada área como proveedora de abrigo y apta para establecer asentamientos. Por último, en la Figura 3 se numera con (19) una escena 3D obtenida a partir de la conversión de los datos a TINs (triangulated irregular networks). Esta vista en 3D fue útil para realizar la interpretación visual de los datos, aunque no presenta un alto nivel de detalle.

Figura 4. Mapa que combina geomorfología, aspecto y declive para describir la superficie del terreno. Proyección Cartográfica Gauss-Krüger. Datum WGS 84.

RESULTADOS Al mapa de unidades obtenido (17) se le superpusieron 177 puntos de evidencia arqueológica tomada con GPS entre los años 2000-2006. Las metodologías de muestreo empleadas para levantar estos datos son variables entre transectas sistemáticas y dirigidas, puesto que se reúnen datos tomados con diferentes objetivos específicos. Al superponer estas distribuciones

de puntos dentro de las distintas unidades de superficie no se detectaron diferencias significativas entre las frecuencias que coinciden con aspectos “este” y”oeste”. Esto se comprobó por medio de un test X2 de bondad de ajuste (Tabla 1) y concuerda con los supuestos de base dentro de los cuales se desarrolla el trabajo, que considera que todos los espacios en el paisaje fueron utilizados por los cazadores – recolectores, y por lo tanto el registro arqueológico es continuo (Foley 1981, Rossignol y Wansnider 1992). Sin embargo, una interpretación más profunda de los resultados hasta aquí obtenidos requiere una consideración del diseño utilizado para la base de datos. Todos los tipos de evidencia fueron representados mediante un punto en un archivo vectorial, desde los hallazgos aislados (que son registrados en contextos en los que la presencia de un único artefacto es significativa, como por ejemplo hallazgo de puntas de proyectil o bolas de boleadora; o desechos de talla de una materia prima escasa en la región); hasta sitios arqueológicos como canteras de extracción de materias primas líticas o campamentos donde se realizaron actividades múltiples y presentan densidades elevadas de artefactos (Borrero et.al. 1992). Por este motivo se desdibujan las diferencias entre las densidades y los tipos de evidencia depositados en la superficie. En base a esto se realizó un test de diferencias máximas, para analizar la variabilidad interna de los datos. En este caso, como sitios arqueológicos que presentan más de una función adjudicada, el total de casos analizados en este test asciende a 181. En la tabla 2 se presenta la distribución de la evidencia arqueológica en los seis sectores en los que fue clasificado el análisis, y en la tabla 3 se desarrolla el test X2 de diferencias máximas. Las principales diferencias entre frecuencias observadas y esperadas se enumeran a continuación y son responsables de gran parte de la variabilidad interna en la distribución de datos: 1- estructuras de piedra en pendientes abruptas oestes; 2- concentraciones de materiales arqueológicos en planicies bajas oestes 3- hallazgos aislados en planicies bajas estes 4- chenques en pendientes abruptas oestes 5- hallazgos aislados en planicies altas oestes 6- hallazgos aislados en planicies altas estes 7- locus de actividades múltiples en planicies bajas oestes 8- hallazgos aislados en pendientes abruptas estes 9- arte rupestre en planicies bajas oestes 10- estructuras de piedra en planicies altas estes CONCLUSION Los resultados indican que gran parte de la variabilidad interna de las distribuciones se debe, en las planicies bajas, a la coincidencia de concentraciones menos densas de materiales arqueológicos junto con locus de actividades múltiples (sitios de densidades altas de artefactos asociados con campamentos base residenciales) que se emplazan en los sectores con pendientes suaves hacia el oeste, y de hallazgos aislados en las pendientes este. A pesar de que los sectores con declives este son más abrigados de los vientos dominantes, la aparición de concentraciones en las pendientes oeste puede explicarse por su mayor exposición a la deflación generalizada, donde el sedimento que constituye la matriz para los artefactos arqueológicos es removido por acción eólica y fluvial. En cambio en los sectores estes solo se encuentran hallazgos aislados, que representan una muestra sesgada de los artefactos totales que pueden encontrarse bajo la superficie, en contexto estratigráfico. Estos materiales suelen hallarse sobre los sedimentos secos y no demasiado compactos como los que cubren los

fondos de cañadones y bordes de lagunas temporarias, resultan atractivos para los animales cavadores. Al construir sus krotovinas, estos animales sacan materiales previamente enterrados a la superficie, aumentando su visibilidad (Bocek 1986, Mello Araujo y Marcelino 2003). En base a esta evidencia se propone un uso intenso de las planicies bajas, que habrían sido selectas por los cazadores – recolectores para establecer los campamentos. Además de lugares abrigados y planos, los lugares elegidos estarían en relación con el recurso crítico “agua”, que a su vez está asociado con los recursos faunísticos y florísticos (Cuadro 1, Miotti 2006 y bibliografía allí citada). Asimismo, en sectores de planicies bajas con pendientes suaves orientadas al oeste, y en pendientes abruptas de aspecto oeste se registraron frecuencias altas de pinturas rupestres. Debido a que todo el arte rupestre registrado en el área de estudio está constituido por manifestaciones pintadas principalmente sobre las paredes y techos de cuevas y aleros rocosos, es necesario considerar que posiblemente estos medio ambientes hayan protegido a las pinturas de la meteorización y hayan favorecido su conservación (Carden 2004). No es posible, por lo tanto definir si existieron en el pasado otras manifestaciones pintadas al aire libre sobre los soportes aptos registrados, pero sin preservarse hasta la actualidad. Por otro lado, la localización y aspecto de estas cuevas está en correlación con la dirección de los vientos dominantes, ya que los mismos son agentes importantes en su génesis (Panza 2001). En cuanto a las canteras de aprovisionamiento de materias líticas para la talla se localiza en sectores bajos, en relación con los afloramientos rocosos de rocas volcánicas de las formación Baqueró (canteras La Lotita, Cantera del Verde y del Filón Verde, o bien de canteras secundarias como depósitos que cubren niveles de pedimento (cantera LP-P1) (Hermo 2004, 2005). En este caso también la localización de los sitios está determinada por la geología. Para los sectores altos, el patrón detectado es de altas frecuencias de hallazgos aislados. Las partes altas de las mesetas no presentan buenos reparos y presentan agua solo temporalmente luego de las lluvias y deshielo en los bajos formados sobre el basalto, lo cual no nos permite caracterizarlas como optimas para el asentamiento. Por otro lado, 4 de las 5 estructuras de piedra de función diversa y la totalidad de los chenques o enterratorios (n=2) se encuentran sobre pendientes abruptas de aspecto oeste, en los bordes de las mesetas. Si bien el número total de registros es muy bajo, lo que resulta en frecuencias esperadas menores a cero, este patrón debe tomarse en cuenta por tratarse de acumulaciones de rocas altamente visibles en el paisaje, incluso a varios kilómetros. Además estos rasgos son puntos de referencia muy conocidos por los habitantes actuales del lugar, lo que nos hace pensar que su número no estaría demasiado sub-representado en los sectores muestreados. Este patrón es muy interesante, sobre todo en el caso de los chenques, ya que es esperable que la elección del lugar de emplazamiento de enterratorios humanos sea muy significativo dentro de los grupos humanos, y cargado de valor simbólico. En este caso se hace evidente el menor protagonismo del paisaje como estructurador de los conjuntos arqueológicas en función de la distribución de recursos, para ser transformado, construido socialmente y pensado por las sociedades humanas del pasado (Criado 1999). La aparición de estas estructuras de enterratorio ha sido interpretada como indicadora de un comienzo de diferenciación de los espacios en domésticos y sagrados hacia el Holoceno Tardío (3000 años antes del presente) (Miotti 2006).

Puntos GPS observados 11 11 56 69 15 15 177

Puntos GPS X2 =(Fo – Fe)2 Fe esperados (1) Planicies Altas estes 29,83 11,88 (2) Planicies Altas oestes 29,83 11,88 (3) Planicies bajas estes 29,83 22,95 (4) Planicies bajas oestes 29,83 51,41 (5) Pendientes abruptas estes 29,83 7,37 (6) Pendientes abruptas oestes 29,83 5,52 179 99,15 2 Tabla 1: Cálculo del test X2 de bondad de ajuste. X calculado [para α crítico = 0,01 y 5 grados 2 de libertad] = 15,09. Se obtuvo un X observado de 99,15. Unidad de paisaje*

(1)

(2)

(3)

(4)

(5)

(6)

0 0 0 1 1 0 Hallazgos aislados 9 11 181

0 0 0 1 0 0 10 11

3 3 5 11 1 0 33 56

7 3 9 26 0 0 26 71

0 1 2 2 0 0 10 15

1 0 3 1 4 2 6 17

Situación*

Tipo L.a.m.** Canteras Cuevas con arte Concentraciones Estructuras Chenque***

Tabla 2: Cálculo del test X2 de bondad de ajuste. *Planicies Altas: (1) estes (2) oestes; Planicies bajas (3) estess; (4) oestes; Pendientes abruptas (5) estes; (6) oestes; *(locus de actividades múltiples); **(enterratorios).

Tipo de evidencia

Unidad*** 1

fo

fe

X2= (fo-fe)^2 / fe 0,369341595

0

0,369341595

1

0

0,235035561

0,235035561

1

0

0,637953664

0,637953664

1

1

1,410213363

0,119325918

1

1

0,134306035

5,579987853

Chenque**

1

0

0,134306035

0,134306035

Hallazgos aislados

1

9

3,156191813

10,82003127

LAM

2

0

0,369341713

0,369341713

LAM* Canteras Cuevas con arte Concentraciones Estructuras

Canteras Cuevas con arte Concentraciones

2

0

0,235035635

0,235035635

2

0

0,637953867

0,637953867

2

1

1,410213812

0,119326141

Estructuras Chenque

2

0

0,134306077

0,134306077

2

0

0,134306077

0,134306077

Hallazgos aislados

2

10

3,156192818

14,83993515

LAM Canteras Cuevas con arte Concentraciones Estructuras

3

3

1,880282873

0,666796716

3

3

1,196543646

2,718208257

3

5

3,247761326

0,945371307

3

11

7,179261878

2,033362209

3

1

0,683739227

0,146285123

Chenque

3

0

0,683739227

0,683739227

Hallazgos aislados

3

33

16,06787182

17,84287103

LAM Canteras Cuevas con arte Concentraciones Chenque Estructuras

4

7

2,383930939

8,93821764

4

3

1,517046961

1,449625339

4

9

4,117698895

5,78887983

4

26

9,102281768

31,36937405

4

0

0,866883978

0,866883978

4

0

0,866883978

0,866883978

Hallazgos aislados

4

26

20,37177348

1,554942371

LAM Canteras Cuevas con arte Concentraciones Estructuras

5

0

0,503641989

0,503641989

5

1

0,320499448

1,440629631

5

2

0,869927072

1,468013658

5 5

2 0

1,922996685 0,183142541

0,003083474 0,183142541

Chenque

5

0

0,183142541

0,183142541

Hallazgos aislados

5

10

4,303849724

7,538861729

LAM Canteras Cuevas con arte Concentraciones Estructuras Chenque

6

1

0,570796685

0,322733979

6

0

0,363234254

0,363234254

6

3

0,985921547

4,114436922

6

1

2,179405525

0,638246245

6

4

0,207562431

69,29280338

6

2

0,207562431

15,47887267

Hallazgos aislados

6

6

4,877717127

0,25821892

181

181

99,99979807

185,7301919

Tabla 3: Análisis de las diferencias máximas. ***Situación en superficie: Planicies Altas: (1) estes (2) oestes; Planicies bajas (3) estes; (4) oestes; Pendientes abruptas (5) estes; (6) oestes; *(locus de actividades múltiples); **(enterratorios).

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Planicies altas (declives: bajos, geoforma: meseta) (1) Aspecto este

(2) Aspecto oeste

Visibilidad Preservación

-Buena Aunque existen trampas sedimentarias puntuales que retienen sedimentos eólicos.

-Muy buena: Por estar más expuesto a los vientos.

-Baja Acumulaciones de sedimento en reparos puntuales junto a bardas de basalto.

-Baja Deflación generalizada, formación de depresiones en la superficie de las mesetas basálticas. Los conjuntos arqueológicos superficiales constituyen palimpsestos, se conservan exclusivamente materiales líticos. Presentan pulidos o ventifactos.

Adecuación para el asentamiento

Pueden haber reparos muy puntuales, pero no son lugares deseables para el asentamiento. Se esperan pocos hallazgos aislados.

En la evidencia arqueológica es esperada una baja cantidad de hallazgos aislados o concentraciones pequeñas no indicadoras de campamentos residenciales.

Planicies bajas (declives bajos en otras geoformas) (3) Aspecto este

-Mala Puede haber abundante vegetación que impide la visibilidad. La depositación de sedimento que produce enterramiento de materiales.

-Alta en sectores que forman trampas sedimentarias se preservan los restos arqueológicos. Sin embargo puede haber perturbación por actividad de animales cavadores.

Estos lugares serían selectos por los cazadores – recolectores para establecer los campamentos. Además de lugares abrigados y planos, los lugares elegidos estarían en relación con el recurso crítico “agua”, que a su vez está asociado con los recursos faunísticos y florísticos. Conjuntos arqueológicos densos.

(4) Aspecto oeste

Pendientes abruptas (declives abruptos, intersectan ambas geoformas) (5) Aspecto este (6) Aspecto oeste

-Buena La deflación actúa exponiendo los materiales arqueológicos enterrados.

-Buena en sectores altos e intermedios. -En las bases de la pendiente puede haber abundante vegetación que impide la visibilidad, además de caída de detritos que entierran las evidencias.

-Muy buena este sector poco abrigado es probable que no presente mucha vegetación -al pie de los declives la visibilidad es mala. (enterramiento)

-Baja en sectores expuestos a la deflación generalizada, donde los conjuntos constituyen palimpsestos de materiales líticos. Presentan pulidos o ventifactos

-Alta La sedimentación en la base de las pendientes ayuda a preservar los yacimientos superficiales, pero se producen palimpsestos secundarios por redistribución; la crioturbación puede mezclar niveles

-Mala A la acción de la gravedad “graviturbación” y crioturbación se agrega la deflación eólica.

Estos lugares mas expuestos al viento, probablemente eran elegidos para el asentamiento si contaban con reparo artificial o de arbustos. En estos casos la presencia de agua puede ser especialmente importante para su elección. Conjuntos arqueológicos densos.

Lugares con mucho declive no serían óptimos para el asentamiento. En la evidencia arqueológica es esperada una baja cantidad de hallazgos aislados o concentraciones pequeñas no indicadoras de campamentos residenciales. Materiales aislados.

Cuadro 1-Unidades de clasificación del paisaje en relación con la visibilidad, preservación y adecuación para el asentamiento.

SIG

1) Mapa Geomorfológico

4) DEM

19) Escenas 3D 2) Sectores altos

7) Planicies Altas

3) Sectores bajos

8) Planicies Bajas

5) Pendiente10º 9) Aspecto Este

11) Aspecto este

12) Aspecto oeste

13) Aspecto este

14) Aspecto oeste

15) Aspecto este

16) Aspecto oeste

17) Mapa de Clasificación del Paisaje en 6 categorías (Figura 3)

10) Aspecto Oeste

REFERENCIAS: Reclasificación / Unión Intersección Map Query Unión Superponer / consultas sobre los atributos

18) puntos de GPS de evidencia arqueológica

Figura 3. Metodología. Geoprocesamientos realizados. La escena 3D muestra en color naranja los relieves de aspectos E-NE-SE. Los puntos blancos representan evidencia arqueológica (hallazgos aislados, concentraciones y sitios).