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Sábado 26 de marzo de 2011

GUSTOS RAROS

RECONOCIMIENTO

Chicos que comen de todo La mayoría de los padres y madres saben que a la hora del almuerzo, té o comida hay dos clases de chicos: los que dan vueltas antes de entregarse al bocado, que son los que llevan a sus padres a rápidas conclusiones, tales como “no me come nada”, y los otros, los que no paran de comer y todo lo ofrecido le viene bien. De estos últimos, miembros silenciosos de aspecto satisfecho no sería aventurado sospechar que harán propio, futuro mediante, el antiguo refrán “todo bicho que camina va a parar al asador” y que buscarán nuevas tendencias a través de programas gourmet de cable. Pero algunos de ellos tienen un pasado, anterior a la época en que estaba de moda el personaje Pochita Morfoni. Cuando se trata de comer, estas criaturas no titubean ante un ejemplar del mundo animal, vegetal e incluso hasta de otros mundos, como el de la comunicación. Poco tiempo antes que se popularizara el término “ansiedad oral” en nuestro medio, en los 70, Alejandro y Daniel Manso, de 7 y 5 años, estaban jugando como cualquier chico porteño, es decir, con muy pocas cosas en un ambiente muy despojado. Esa tarde, a Daniel se le ocurrió jugar con su hermano al teléfono público y le puso una moneda de diez centavos en la boca. Al enterarse, la madre lo llevó de urgencia a un hospital y el médico de guardia le contó que era muy común tragarse cosas, pero que debía vigilar al chico. Al mes siguiente, en la plaza, cerca del tobogán, Alejandro empezó a jugar a que era un constructor y se llenó la oreja izquierda de arena. Después de una dificultosa

Mullins, un ejemplo GZA. L’OREAL

Superarse a sí mismo

Víctimas de su inocencia, los niños son los protagonistas de las más insólitas catas de alimentos, bebidas y... otras yerbas

intervención médica, la mamá de los Manso les prohibió ver durante mucho tiempo Los intocables. Hoy, Alejandro Manso, empleado administrativo, tiene casi cuarenta y cinco años y con el correr del tiempo, reflexiona y comenta: “En la actualidad sería un gran drama: primero, porque mi madre no me podría llevar ni a la esquina, sin olvidarse de mí en la calle y luego, por la falta de monedas”. Sofía Aguilar, una jubilada de Goya, Corrientes, todavía se acuerda del susto de su vida: cuando su hijo Julián se puso en la boca una bala de un revolver calibre 22 y se la tragó. “Fuimos volando con mi marido al hospital de la zona y al rato salió el médico del consultorio y, con la bala en la mano, nos dijo: “Podría haber

ILUSTRACION: CARO CHINASKI

sido mucho peor”. “Julián comía muy bien de chico y no hacía berrinches para nada. Pero nunca nos perdonamos con mi marido que hubiese ocurrido algo así”, relata. Todo conocedor de platos exóticos sabe que gran parte del éxito está en la salsa. Sin embargo, hace cincuenta años, no fue impedimento para Rafaelito Ayerza, que estaba en el corralito de su casa en Las Flores, sin haber todavía cumplido un año. Al ver que Rafaelito lloraba, la niñera lo levantó y gritó al descubrir que de su boca se asomaba un hilo que en realidad era... la cola de una laucha. Sus padres enseguida lo llevaron al hospital local y medio siglo después, Rafael se confiesa “agradecido con la vida, que me permitió después conocer y degustar otras carnes y

Gaturro Por Nik

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las bebidas adecuadas para acompañarlas...”. Cuando Tristán y Antonia Domenech volvieron del Teatro Colón no podían creer lo que veían en el living de su departamento. Horacito, el pequeño hijo, dormía como un angelito, abrazado a una petaca de whisky y con una pipa a medio encender junto a su juguete preferido. Tres o cuatro horas antes habían dejado a su hijito Horacio, de ocho años, con la empleada. “Al parecer –dice Tristán Domenech– la chica se descuidó y Horacito sacó plata de algún lado, bajó a la calle, cruzó hasta la tabaquería de la vuelta, compró tabaco para pipa, una petaca de whisky y volvió a casa. Y después, se quedó dormido. Llamamos al médico y a los tres días hablamos e hicimos un pacto de caballeros para lograr una armoniosa convivencia. Horacito se disculpó y confesó que estaba jugando a ser el detective millonario, por la serie televisiva, con ese nombre, de los 60.” También se sorprendió Micaela Cérdenas cuando su hijo Federico, de cinco años, se pudo escabullir de

la cocinera que lo cuidaba y eludir puertas cerradas para llegar hasta la caja con una docena de helados palito de agua, con gusto a limón. Cuando llegó del trabajo, Micaela observó con temor el estado de su hijo, al que llevó a la guardia del Hospital Alemán y pudo recuperarse rápidamente. Por un largo tiempo, casi hasta su adolescencia, Federico evitó los helados de agua. A Fernando Tiseri, casi a la misma edad, cuatro años, le pasó por la mente tomar un trago de un líquido que encontró entre las herramientas de su padre. Con sólo olerlo, la señora Tiseri advirtió que su hijo había tomado querosén. “Lo llevamos al sanatorio, en donde le hicieron un lavaje de estómago. Al poco tiempo se sentía mejor pero qué chico travieso”, recuerda su madre. “Con el correr del tiempo Fernando se hizo vegetariano y no bebe alcohol. Le puedo afirmar que vende salud y de esto hace más de treinta años.” Si somos lo que comemos, no somos más que historias.

Alejandro Schang Viton

Atleta consumada, modelo, actriz y sobre todo, una luchadora. La estadounidense Aimee Mullins, nacida con una enfermedad que afecta a los huesos del peroné por la que debieron amputarle las piernas cuando tenía un año, fue nombrada embajadora mundial de L’ Oreal. Expuesta a la adversidad desde chica, no se dejó vencer. Mientras estudiaba, becada, en la Universidad de Georgetown, empezó su carrera de atleta y se convirtió en la primera mujer en competir con prótesis ortopédica en la National Collegiate Athletic Association. Fue por más: en 1996 participó en los Juegos Paraolímpicos de Atlanta y marcó tres récords mundiales: en 100 y 200 metros llanos y en salto en largo. Tres años más tarde, el diseñador británico Alexander McQueen quedó encantado con ella y la tomó como musa. Para él, desfiló por las pasarelas de Londres con una prótesis de madera tallada, lo que hizo que la revista People la incluyera entre las 50 personas más lindas del mundo. Mullins, que también incursionó en el cine y que en 2007 fue elegida presidente de la Women’s Sports Foundation, una ONG que promueve la inclusión de todas las mujeres en el deporte, suele decir que le debe toda su fuerza y determinación a la enfermedad. Será así, si uno se deja guiar por sus logros. Será también por eso que muchos dicen que detrás de un bello envase, una luchadora titánica celebra, todos los días, la vida.

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