Punta del Este vivió su mejor noche

Verano 2009 | Celebración del Año Nuevo en la playa. Fuegos artificiales en Laguna Escondida, Punta del Este. Ayer pocos
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INFORMACION GENERAL

I

Viernes 2 de enero de 2009

Verano 2009 | Celebración del Año Nuevo en la playa

Punta del Este vivió su mejor noche Los festejos tuvieron a José Ignacio como meca y marcaron el momento cumbre de la temporada, con fuerte presencia internacional LORELEY GAFFOGLIO ENVIADA ESPECIAL PUNTA DEL ESTE.– José Ignacio, el otrora pueblito de pescadores convertido en los 90 en lugar de descanso de celebridades, se entronizó ahora como el sitio de moda para recibir el año. Con un marcado sesgo internacional, allí, en pocos kilómetros, se concentró el grueso de las fiestas de Año Nuevo, caracterizadas por un despliegue impactante de fuegos artificiales y por agasajos, en muchos casos, extraordinarios por su magnitud y convocatoria. Mucho del desembarco de las fiestas en José Ignacio apuntó a potenciar y publicitar los megaproyectos inmobiliarios que allí se cuecen y que están a resguardo de la crisis internacional, “ya que la tierra es una inversión refugio y su precio nunca baja”, según sostienen aquí. La fiesta más exclusiva, con invitados de entre 40 y 60 años, sin duda, fue la que albergó The Setai en una carpa de estilo marroquí dispuesta sobre el acantilado de La Juanita. Allí mismo se erige un exclusivo proyecto de 40 lotes de 2000 m2 de entre dos y cinco millones de dólares y actualizado estilo oriental que impulsa el empresario argentino Jorge Tchinossian, radicado hace un año en Laguna Blanca, después de vivir por años en Miami. Foie gras, variedades de ceviches, gazpachos y platos franceses con sabores orientales preparados por el chef de La Bourgogne, Juan-Paul Bondoux –que enclavó allí su propio restaurante, Etoile du Sud–, fueron parte de las delicias que compartieron desde la dueña del diario El País, Julia Rodríguez Larreta, y el rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Aníbal Jozami, hasta un nutrido grupo de nobles europeos. Las presencias más comentadas fueron las de las italianas Marta y Paula Marzotto, dueñas del coloso de la moda que amalgama a las firmas Valentino, Hugo Boss y Gattinoni, e instaladas en casas en La Barra con una numerosa cohorte de amigos y empresarios italianos. Con música de los 80 y tragos exquisitos –caipiroskas de frutos rojos, mojitos de menta, Chivas y mucho champagne francés–, el baile se extendió hasta la 5 de la mañana, con rondas de cuidado cotillón blanco y plateado, a tono con la vestimenta de los invitados, que fue de estricto blanco.

Una babel En Laguna Escondida, el otro emprendimiento inmobiliario en José Ignacio que comandan Enrique Etchebarne Bullrich, Jorge Pérez y Arturo Karagozlu, la babel de idiomas dio una real dimensión de cuán arraigado está este terruño como destino de verano de moda en el imaginario internacional. El sugestivo Beach House, con una

gran piscina cuyos límites se adentran en la laguna, al lado de donde se planea construir un hotel boutique internacional, rodeado de 220 lotes de 2500 m2 y en venta por un valor de US$ 120.000, lució en todo su esplendor y subyugó a más de uno. Buena música del DJ brasileño Southmen; abundantes y ricos tragos, potenciados por un espectáculo hipnótico de fuegos artificiales, en la fiesta organizada por la agencia Licere; empero, el catering defraudó por su escasez. Invitados italianos, norteamericanos y panameños protestaron, y hasta hubo quien corrió hasta el restaurante Popeye para amortiguar tanto alcohol con el estómago vacío. Salvado ese detalle, la fiesta fue ganando en diversión y convocatoria cuando despuntó el año nuevo. Y los invitados internacionales no se cansaron de elogiar el encantamiento natural que les produce del Punta del Este.

Caos vehicular Con caos de vehículos estacionados en la ruta Interbalnearia y un conglomerado inusitado de más de 1000 personas, entre argentinos, brasileños y norteamericanos, el convite del ex constructor carioca Henrique Pintos, en la chacra Villa Sofía, también en José Ignacio, fue la fiesta privada que nadie quiso perderse. Y la responsable de que muchas otras en La Barra fueran perdiendo invitados con el correr de las horas. El tamaño del agasajo recordó a las megafiestas de su coterráneo Gilberto Scarpa, en Beverly Hills, y a las de temática grecorromana con las que cautivaba Rodrigo D’Aremberg, en la Parada 7 de La Mansa. Las 600 botellas de champagne francés Cordon Rouge, whisky Chivas y vinos argentinos Graffigna, sumado al catering del chef uruguayo Jorge Oyenard –desde salmón con cuscús o cordero con salsa de manzanas a los clásicos chivitos bien entrada la madrugada– dejaron más que conformes a la ristra de invitados, con fuerte predominio de brasileños, gente muy joven y música tecno hasta el amanecer. Un festejo mucho más sosegado y hermético que otros años en la granja con restaurante Narbona fue el que convidó Eduardo “Pacha” Cantón para 120 amigos cercanos en Viñedos del Este, cerca del golf de La Barra. Allí brindaron por el año nuevo Daniel Hadad, Alejandro Gravier, Valeria Mazza y el empresario Gerardo Werthein. La convocatoria se abrió para algunos íntimos más después de la cena, preparada por el ex chef de Lo de Miguel. En tanto, Susana Giménez, recluida en su chacra La Mary, al igual que Mauricio Macri en Terrazas de Manantiales, festejaron con sus íntimos muy lejos de los flashes. Pero en Punta del Este quedó claro que la noche del 31 es el punto más alto y convocante del verano.

Cien mil turistas recibieron el año en un frío Pinamar Pese a las condiciones climáticas, la estrella de las celebraciones fueron los fuegos artificiales SILVINA PREMAT ENVIADA ESPECIAL PINAMAR.– El frío y el viento se hicieron presentes sin invitación previa en los festejos de fin de año que, como ya es una tradición en esta ciudad, se concentraron en las playas. Allí el espectáculo no lo dio el mar, principal protagonista de las horas de sol, sino el cielo. Los fuegos artificiales fueron el mejor broche de oro de las cenas familiares realizadas en las casas, departamentos, hoteles o restaurantes para los más de 100.000 turistas que, según el gobierno local, eligieron Pinamar para recibir 2009. Ayer, durante el primer día del año, que se mantuvo fresco y ventoso, el arribo de los turistas para la primera quincena de enero, era lento y tranquilo. No se veían embotellamientos en el acceso principal de Pinamar ni en la avenida que costea el mar. No obstante ello, en la Secretaría de Turismo municipal son optimistas y esperan un buen rendimiento de la temporada. Hasta media tarde de ayer no se conocían los totales de ingreso de turistas. Según la comisaría local no se produjeron incidentes graves durante las celebraciones más allá de algunas peleas entre jóvenes a las 8 de ayer, horario de desconcentración de las discotecas. La fiesta pirotécnica comenzó cerca de la 1 y se extendió a lo largo de la costa pinamarense. Unos tres

MAURO V. RIZZI

Muchos eligieron cenar frente al mar en Playa Varese

mil residentes y turistas, según estimaciones de la municipalidad local, se concentraron en Bunge y el mar donde los animadores de la radio de Juan Alberto Badía (Estudio Playa, FM 98.1) eran los anfitriones. A los fuegos ofrecidos por la intendencia durante seis minutos se fueron sumando durante casi media hora más los lanzados desde diferentes balnearios de la playa, donde primó el baile y la alegría.

Menos alcohol “Este año había menos gente que el año pasado y también menos alcohol. Estaba todo muy controlado”, contó a LA NACION Facundo Eichmann, de 17 años, que llegó a la playa cerca de la 1 con Juan Francisco Sánchez, de 16, y otro amigo porteño como ellos. “Lo pasamos bien pero terminó bastante temprano, a eso de las 3.30”, dijo Sánchez con ganas de más baile. “A la mañana hicimos fiaca y ahora vinimos a la playa”, contó Mercedes Perez Aragón a media tarde de ayer a metros del muelle donde hacía castillitos de arena con sus dos hijitos mientras su esposo pescaba. Los servicios de pronósticos anuncian un fin de semana cálido e ideal para “hacer playa” y, los agentes inmobiliarios y turísticos auguran un masivo arribo de turistas para dar comienzo a la temporada.

SANTIAGO HAFFORD / ENVIADO ESPECIAL

Fuegos artificiales en Laguna Escondida, Punta del Este

GRACIELA CALABRESE / ENVIADO ESPECIAL

Ayer pocos se animaron a desafiar el frío en las playas de Pinamar

Cena al aire libre en Mar del Plata Muchos veraneantes armaron sus mesas festivas bajo las estrellas, próximos a bahía Varese DARIO PALAVECINO CORRESPONSAL EN MAR DEL PLATA MAR DEL PLATA.– La bahía Varese, de punta a punta, no tenía espacios disponibles. Las veredas y las terrazas que más avanzan hacia la playa estaban cubiertas por mesas y sillas, algunas preparadas hasta con mantel y adornos navideños, donde se cenó y se esperó la medianoche para brindar bien cerca del mar y con un marco excepcional: un show de fuegos artificiales que llenó de colores la costa marplatense. La noche de clima agradable y cielo despejado permitió que cientos de marplatenses y turistas optaran por disfrutar la llegada del nuevo año con estilo propio de un picnic. Cargaron vajilla y comida, eligieron los mejores puntos panorámicos y

allí vivieron la fiesta a su particular manera. “Tal vez podíamos pagar la tarjeta en algún restaurante e incluso algún hotel frente al mar, pero vivir esta noche bajo este cielo estrellado y el mar tan cerca es incomparable”, contó Ramón, de Buenos Aires, que disfrutaba bien cerca del mirador de Cabo Corrientes del colorido show de fuegos artificiales junto a su esposa, Mirtha, y sus hijos Natalio, Diego y Romina.

El primer turista del año Un gusto que tenía programado y no se pudo dar Gustavo Miño, también de la Capital, que partió anteayer a la tarde con la intención de estar a la medianoche sentado y participando con su familia de una cena informal de Año Nuevo

en alguna playa. Pero la hora del brindis lo encontró en plena autovía 2 y le dio una sorpresa: se convirtió en el primer turista que tuvo la ciudad en 2009. “Lamentamos no haber estado en la costa, pero esta distinción es para festejar”, dijo mientras ayer al mediodía recibía decenas de regalos de parte del Ente de Turismo. Los festejos en la ciudad se desarrollaron en un clima de normalidad. Los hoteles y principales restaurantes trabajaron con una ocupación del 80 al 100% de sus mesas. En algunos casos con fiestas temáticas, como la que brindó Torres de Manantiales, con un estilo oriental, o la del Sheraton Mar del Plata Hotel, donde se invitaba a concurrir vestido con tonos de negro y rojo.

Los jóvenes se concentraron a la madrugada en la calle Alem y sus inmediaciones, que a la medianoche quedó vedada al tránsito vehicular a lo largo de casi diez cuadras. La policía local confirmó que pese al intenso movimiento festivo no hubo incidentes ni detenidos. Otro punto de encuentro de adolescentes y jóvenes fueron las playas céntricas de la ciudad, donde varios se instalaron sobre la arena y bailaron al ritmo de la música que llegaba desde los autos que habían estacionado bien cerca de la costa. El único dato oscuro del arranque del año fue el que surgió de los controles de alcoholemia realizados con la madrugada avanzada. Los inspectores de tránsito secuestraron 30 autos por casos positivos.