ANA BONED COLERA
PRENSA Y EJERCITO: LA CUESTION MILITAR EN EL RESUMEN (1885-1888)
Dirigida por D. Alberto Gol Novales Catedrático de Historia
Universidad Complutense de Madrid Facultad de Ciencias de la Información Departamento de Historia de la Comunicación Social MADRID 1992
INDICE
INTRODUCCION GENERAL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1
PARTE PRIMERA : ESTUDIO DEL PERIODICO I.1 El Resumen: Datos para el conocimiento de su personalidad . . . 15 I.2 Tipología del contenido del periódico. . . . . . . . . . . . . .51 I.2.1 Temática social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .56 I.2.2 Temática política. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100 I.2.3 Temática militar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .108 I.2.4 La Publicidad y la novela. . . . . . . . . . . . . . . . . . 110 NOTAS DE LA PARTE I. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
PARTE SEGUNDA : EL PARTIDO II.1 La organización de los partidos políticos en la Restauración. 143 II.2 La Izquierda Liberal Dinástica. . . . . . . . . . . . . . . . 151 II.3 El Partido Reformista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .174 II.4 La jefatura del partido: aproximación a la figura de José López Domínguez, un militar reformista . . . . . . . . . . . . . . . . . 211 NOTAS DE LA PARTE II. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .242
PARTE TERCERA: TRAYECTORIA MILITAR Y REFORMISMO III.1 El papel del ejército en el siglo XIX. . . . . . . . . . . . 263 III.2 Una visión parcial: opinión del Resumen sobre la problemática militar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295 III.2.1 El Estado Mayor General. . . . . . . . . . . . . . . . . . 303 III.2.2 La oficialidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .309 III.2.3 La tropa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .341 III.2.4 La suboficialidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 375 III.2.5 Conspiraciones y pronunciamientos: Villacampa. . . . . . . 393 III.2.6 Los presupuestos militares. . . . . . . . . . . . . . . . .425 III.2.7 El modelo de ejercito. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 437
III.2.8 La marina. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 444 III.3 Las reformas militares de Cassola. . . . . . . . . . . . . . 463 III.3.1 Las críticas del Resumen a los proyectos militares de Cassola. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .524 NOTAS DE LA PARTE III. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 546
CONCLUSIONES GENERALES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .609
APENDICES I Portada del Resumen correspondiente al primer número. . . . . . .627 II Ejemplar del periódico del incluye un Sumario. . . . . . . . . .628 III Titular “sensacionalista” con ocasión del crimen de Archidona. 629 IV Tipo de titular a media plana. . . . . . . . . . . . . . . . . .630 V Cuadro de timbres para los años 1885-88. . . . . . . . . . . . . 631 VI Relación de colaboradores del diario. . . . . . . . . . . . . . 632 VII Relación de secciones más frecuentes correspondientes a marzo y octubre de 1885-88. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .634 VIII Cartas de La Granja: el general de Salamanca y sus proyectos para Cuba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .635 IX Ratificación de José Gutiérrez Abascal y contestación al general de Salamanca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 636 X Texto relativo al abandono de la dirección del periódico por Adolfo Suárez de Figueroa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .637 XI Texto relativo al abandono de varios colaboradores del periódico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .638 XII La publicidad en la tercera y cuarta plana. . . . . . . . . . .639 XIII Publicación en el diario de la Ley de Garantías. . . . . . . .641 XIV Lista de socios del Círculo Reformista. . . . . . . . . . . . .643 XV Carta de Luis Vidart al director del Resumen pidiendo aclare su posición respecto a los cambios proyectados en el Cuerpo de Estado Mayor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 644 XVI Contestación de Suárez de Figueroa a Vidart. . . . . . . . . . 646
XVII Cartas de D. Luis Vidart a D. José López Domínguez exponiéndole sus ideas sobre distintos aspectos relativos a las reformas militares. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .647 XVIII Ley de 14 de mayo de 1883 relativa al Estado Mayor. . . . . .662 XIX Real Decreto de 13 de diciembre de 1883 relativo a la creación de la escala de reserva del arma de Infantería. . . . . . . . . . . . 664 XX Proyecto de Ley presentado por el ministro Sr. Quesada creando la situación de reserva en el Arma de Infantería. . . . . . . . . . . 668 XXI Ley de 6 de agosto de 1886 organizando de nuevo la escala de reserva del Arma de Infantería. . . . . . . . . . . . . . . . . . .670 XXII Ley de 11 de julio de 1885 sobre reclutamiento y reemplazo del ejército. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .672 XXIII Ley de 10 de julio de 1885 sobre provisión de empleos civiles a los sargentos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 696 XXIV Reglamento aprobado por R.O. de 10 de octubre de 1885 para la aplicación de la ley de 10 de julio de ese año. . . . . . . . . . .698 XXV Ley Constitutiva del Ejército del 29 de noviembre de 1878. . . 710 XXVI Real Decreto de 20 de febrero de 1882 creando la Academia militar general. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 718 XXVII Proyecto de Ley presentado por el Mtro. Sr. Cassola referente a la Constitutiva del Ejército. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .719 XXVIII Proyecto de Ley presentado por el Mtro. Sr. Cassola creando un banco militar de préstamos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .733 XXIX Ley adicional a la Constitutiva de 19 de julio de 1889. . . . 736 XXX Real Decreto de 22 de marzo de 1893 relativa a las nuevas regiones militares del territorio peninsular. . . . . . . . . . . . . . . . 746
I.- BIBLIOGRAFIA a) Bibliografía histórica y biográfica. . . . . . . . . . . . . . .751 b) Bibliografía de publicaciones periódicas. . . . . . . . . . . . 763 c) Bibliografía militar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 769
II.- FUENTES IMPRESAS Y HEMEROGRAFICAS
a) Documentos oficiales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 788 b) Fuentes manuscritas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .793 c) Publicaciones periódicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 793
INTRODUCCION GENERAL
Cuando
años
atrás
decidí
acometer
la
labor
de
investigación
requerida académicamente para la obtención del grado de doctor, dirigí mis primeros sondeos en busca de un tema próximo, cronológicamente, al trabajo
entonces
en
curso
que
realizaba
bajo
la
dirección
del
historiador y catedrático Don Alberto Gil Novales y cuyo contenido recientemente
publicado
con
el
título
Diccionario
biográfico
del
Trienio Liberal versaba sobre los protagonistas -en sentido amplio- de la segunda experiencia del constitucionalismo español.
Después de algunos intentos de orientar mi investigación por otros cauces (1), el profesor Gil Novales me comunicó la compra y posterior
cesión
a
la
biblioteca
universitaria
de
Ciencias
de
la
Información de varios volúmenes del periódico decimonónico El Resumen, circunscrito al período de la Restauración y que constituía en sí mismo un material casi inédito -citado ocasionalmente en relación con el tema militar- sugiriéndome una exploración más profunda para, a través de él, introducirme en la problemática militar de unos años especialmente significados por el gran esfuerzo reformista del general Cassola.
1
La obra de este militar, muy polémica en su momento, ha sido hoy objeto de estudios monográficos, verificándose reiteradas alusiones a ella en la bibliografía sobre la materia. No obstante, el propio dinamismo de la Historia, permeable a continuas revisiones, hacía posible
abordar
una
vez
más
el
tema
utilizando
nuevas
fuentes
documentales. Esto es, desde la perspectiva particular del citado órgano de prensa, cuya exploración debería por tanto constituir la base esencial del trabajo.
La información que me iba proporcionando el periódico abría ante mí un campo de estudio muy amplio, tanto por el período que abarcaba su
publicación
como
por
la
diversidad
temática
que
ofrecía.
Este
motivo, me condujo a establecer unos límites temporales, ciñéndome a los años comprendidos entre la aparición del diario y el cese de Cassola en el ministerio de Guerra, es decir entre 1885 y 1888. Asímismo, establecí como hilo conductor del trabajo todas aquellas noticias, sueltos y artículos de opinión que estuvieran relacionadas con la institución militar para conocer su "estado de salud" y en consecuencia el alcance de las iniciativas reformistas practicadas por esos años. Con estas acotaciones quedaba plenamente justificado el título Prensa y Ejército: La cuestión militar en El RESUMEN (18851888), que vendría a encabezar la tesis una vez realizada.
2
En tanto que la línea de investigación elegida venía condicionada por el prisma parcial de los amigos y colaboradores del periódico, era preciso recurrir a otras fuentes bibliográficas y hemerográficas para estimular la crítica y garantizar un mayor rigor científico en la interpretación y análisis de los hechos. Por la misma razón, podía resultar sumamente clarificador realizar previamente una aproximación a la identidad y contenido de la fuente informativa, como también al "colectivo" que la inspiró. Ambos aspectos debían por tanto reservarse unas páginas en el conjunto del trabajo.
Con el fin de sistematizar la copiosa información recogida en los primeros meses, decidí dividir el trabajo en tres partes aparentemente independientes, aunque unidas en estrecha relación, por cuanto la suma de
ellas
debería
constituir
un
todo
del
que
extraer
finalmente
conclusiones que significaran un aporte valioso al conocimiento de esta parcela de la Historia.
En la primera parte era aconsejable hacer una presentación de la fuente
hemerográfica
utilizada,
sin
que
con
ello
pretendiera
un
estudio pormenorizado del periódico, aunque sí señalar aquellos rasgos esenciales
que
permitieran
su
identificación.
Para
alcanzar
este
cometido hube de realizar un seguimiento exhaustivo, día a día, de los números
correspondientes
a
sus
cuatro
primeros
años,
y
asímismo
consultar algunos ejemplares de fechas más tardías con el fin de 3
obtener informaciones puntuales o completar algunos datos específicos sobre El Resumen. Así fue preciso convertir coyunturalmente el sujeto en objeto de la investigación, revalidando la tesis de J.F.Valls de que el periódico no sólo es fuente de la Historia, sino además fuente de su propia historia (2).
Inevitablemente
el
estudio
sobre
el
periódico
me
exigía
un
esfuerzo metodológico añadido por cuanto significaba entrar de lleno en una materia en la que era todavía profana, contando únicamente en mi experiencia investigadora con un trabajo relacionado directamente con
la
prensa
sobre
las
elecciones
del
Frente
Popular
que
fue
realizado conjuntamente con mi amiga y compañera de departamento María Antonia Fernández y publicado en el número 6 de la Revista de Ciencias de la Información. Sin embargo, he de admitir que obras como El Diario Francés de Jacques Kayser, la Historia del Periodismo en España de M.Cruz
Seoane
y
María
Dolores
Saiz
o
la
Historia
del
Periodismo
español de Gómez Aparicio me fueron francamente útiles a la hora de solventar los primeros escollos que se me presentaron. Posteriormente, la consulta de diversos trabajos de índole general y monográficos -de los que hago mención en el capítulo de bibliografía- me han ayudado a trazar las líneas maestras de este apartado.
La lectura de estos libros pone de manifiesto el escaso interés que ha despertado en los estudiosos de la prensa este periódico al que 4
generalmente se cita entre otros muchos de la época, reservándole un mayor espacio sólo en casos puntuales, para referirse al ataque que sufrió su redacción en 1895 o con ocasión del crimen de Fuencarral. Sin embargo, como salvedad tenemos el trabajo de Gómez Aparicio con un mayor acopio de datos biográficos y en el que menciona como fuentes tres monografías -trabajos privados e inéditos- que según hace constar en su presentación bibliográfica fueron realizados por algunos alumnos y
colaboradores
(3).
Estas
circunstancias,
han
hecho
imposible
su
consulta a pesar de haberlo intentado por distintos cauces. Ni el Ministerio de Cultura, al que me dirigí en la hipótesis de que dichas personas fueran alumnos de la antigua Escuela Oficial de Periodismo en la que impartía clases el profesor Gómez Aparicio, para revisar sus respectivos curriculum académicos, ni la Biblioteca Nacional pudieron darme
pistas
sobre
su
localización.
Por
ello,
a
instancias
del
profesor Jesús Timoteo Alvarez, de la Facultad de Ciencias de la Información, me remití a los responsables de la Biblioteca de la Facultad de Periodismo en Navarra a cuya entidad fueron cedidos los fondos bibliográficos del citado profesor tras su fallecimiento en la esperanza
de
que
pudieran
encontrarse
allí.
La
gestión
fue
infructuosa. Sólo restaba entonces concertar una entrevista directa con los autores, y para ello me puse en contacto con la Asociación de Prensa de Madrid y con la Federación de la Asociación de Prensa sin que en ningún caso pudieran darme razón de dichas personas.
5
La
consulta
directa
de
los
ejemplares
del
Resumen
me
ha
permitido confeccionar su ficha descriptiva y acercarme al contenido del periódico, gracias a las colecciones originales existentes en la Facultad de Ciencias de la Información, en la Hemeroteca Municipal madrileña y en la Biblioteca Nacional. La primera está incompleta, faltándole los ejemplares correspondientes a los meses de octubre, noviembre y diciembre del año 1885 y únicamente hasta junio de 1888. Inicialmente la prospección se hizo sobre este material -desde febrero a septiembre de 1885, y desde enero a junio de 1886- disponiendo de dos ejemplares por día, correspondientes a ediciones distintas. En uno de ellos se incluye la sección "La Tarde de Ayer" con información de los acontecimientos ocurridos el día anterior después de la salida del correo.
Sin
embargo,
bibliotecarios
del
a
raíz
centro
de
la
remodelación
universitario,
hube
de de
los
depósitos
interrumpir
la
consulta y dirigirme a la Hemeroteca que guarda todos los números hasta el 29 de junio de 1897, fecha en que no deja de publicarse, como señala Gómez Aparicio, pués he comprobado a través de los ejemplares de la Biblioteca Nacional su continuidad hasta al menos el 12 de noviembre de 1900. Ni en éste ni en días anteriores hay indicios de una inmediata desaparición del periódico (4)
6
Una vez señalada la conveniencia de conocer el soporte ideológico del Resumen, he destinado una segunda parte del trabajo al estudio de la organización política que actúa como tal, y para la que éstas páginas impresas constituían un instrumento muy útil en la trasmisión de su ideario.
Primeramente,
expongo
en
grandes
líneas
el
cuadro
partidista
español resultante tras el reagrupamiento de fuerzas que ocasiona el fracaso de la experiencia republicana y el retorno a la monarquía. En ese abanico aparece la Izquierda Dinástica -organización política a caballo entre conservadores y liberales sagastinos- que actúa como promotor del Resumen bajo la dirección efectiva del general López Domínguez, una vez que su jefe natural, D.Francisco Serrano, abandonó la
política.
liderazgo
Precisamente,
producido
en
este
dicho
estudio
partido,
contempla dada
la
el
cambio
de
coincidencia
de
coordenadas temporales, y asímismo el principio y fin del Partido Reformista constituido a partir de la unión entre las huestes de la Izquierda y Romero Robledo.
A pesar del creciente interés éstos últimos años por conocer la doctrina, organización y actividad de los partidos, nuevamente me encuentro refiere
ante a
las
un
campo
prácticamente
formaciones
políticas
inexplorado
por
citadas,
sobre
lo
que las
se que
invariablemente he encontrado breves referencias aunque ningún estudio 7
monográfico de mayor alcance, y de ahí que la obligada lectura de libros ya clásicos como Partidos y programas políticos (1808-1936) del profesor Miguel Artola y el del historiador Miguel Martínez Cuadrado Elecciones y partidos políticos de España, 1868-1931, amén de otras obras más generales -que no por serlo constituyen una fuente menos preciada- como la Historia de Pirala, la de Maura o la más reciente dirigida por Tuñon de Lara por citar algunos ejemplos, hayan resultado especialmente páginas
del
clarificadoras, periódico
las
aún
que
reconociendo me
faciliten
que
van
a
ser
las
una
información
más
harto
necesaria
para
minuciosa sobre la trayectoria del partido.
Resuelta
esta
cuestión
que
me
parecía
explicar el perfil del periódico y asímismo, ahondar en el sentir del colectivo social representado por la Izquierda Dinástica primero y el partido Reformista, después, pasaré a esbozar la semblanza personal y profesional de D.José López Domínguez, figura militar que ocupó la jefatura Romero
del
partido
Robledo,
sin
lograra
que
la
otra
hacerle
cabeza
sombra
visible,
durante
el
D.Francisco tiempo
que
estuvieron unidos bajo las mismas siglas.
A este fin recogí información de primera mano a través de los expedientes
que
guardaba
el
Archivo
General
Militar
de
Segovia,
completando la biografía del general con las informaciones extraídas del único estudio monográfico a él referido realizado por D.Mariano 8
del Alcázar y con los trabajos de D.Angel María Segovia, Figuras y Figurones. Biografías de los hombres que más figuran actualmente en España, y de D.Enrique Prugent Lobera, Los hombres de la Restauración. Biografías.... periódicos,
Las
las
opiniones
intervenciones
emitidas
en
El
parlamentarias
Resumen
que
y
constan
otros en
los
ejemplares del Diario de las Sesiones de Cortes, sus escritos, buen reflejo de algunas experiencias vividas.., todo ello contribuyó a un mejor conocimiento del personaje.
La tercera y última parte de este trabajo constituye el eje central del proyecto investigador y es por tanto el momento para entrar de lleno en materia militar. Estudiar el ejército hoy no es ya una
labor
plenamente
militares
han
misterios
de
volcado la
original sus
por
dotes
institución,
cuanto y
tanto
historiadores
esfuerzos desde
la
en
civiles
desentrañar
perspectiva
de
y
los su
funcionamiento interno como en lo que atañe al papel que juegan sus miembros en la vida política y social de las naciones. En el caso español,
el
coprotagonismo
político
alcanzado
durante
la
pasada
centuria al lado de los agentes civiles es razón suficiente para explicar el interés que, en las dos últimas décadas, ha despertado el conocimiento profundo de la institución armada. No obstante, se trata en general de obras que abordan la historia militar contemporánea española desde una perspectiva global que tiende a dar respuesta a los interrogantes planteados por los historiadores civiles mientras que 9
por otro lado se siguen produciendo trabajos escritos por militares y cuyo estudio se centra fundamentalmente en cuestiones de carácter técnico o corporativo.
Este acercamiento -en mi opinión- contribuye indudablemente a una mayor transparencia de los hechos históricos, y asímismo a eliminar las tradicionales barreras que han mantenido al ejército desligado del conjunto social. En un estado democrático como el que hoy rige en nuestro país bien merece la pena dar este paso, y aún considerando su insuficiencia, colaborar para evitar que se repitan situaciones del pasado manteniendo un "cuerpo diferenciado" y en el peor de los casos "diferenciador".
Apoyar esta línea de conducta, contribuyendo en la medida de lo posible al conocimiento del ejército, es lo que en última instancia me decidió por el tema, aún a sabiendas de la dificultad que entrañaba penetrar en un mundo harto complejo y sobre el que se me escapaban cuestiones
tan
esenciales
como
la
correcta
utilización
e
interpretación terminológica o la propia configuración orgánica del ejército. Poco a poco y ayudada por la lectura de una abundante bibligrafía
sobre
la
materia,
fui
superando
escollos
y
familiarizándome con el tema que tenía entre manos. En este sentido debo citar como libros de primera consulta y casi permanente, la obra de Fernández Bastarreche El ejército español en el siglo XIX y el 10
libro de Headrick, Ejército y política en España (1866-1898), por cuanto
ambos
me
dieron
una
visión
bastante
nítida
sobre
el
funcionamiento interno del ejército. Idéntica finalidad -aunque desde la
perspectiva
diferente
del
protagonismo
castrense
en
la
vida
política española de los dos últimos siglos- cumplieron los escritos del profesor Carlos Seco Serrano Militarismo y Civilismo en la España contemporánea, de su homólogo Gabriel Cardona El Problema militar en España y del historiador norteamericano Stanley G.Payne, cuyo libro Los
militares
y
la
política
en
la
España
contemporánea
fue
un
adelantado en materia de historiografía militar.
Por añadidura debía recurrir a obras generales de historia, aún cuando se tratara el tema militar colateralmente y las referencias a él estuvieran dispersas a lo largo de los capítulos. La insuficiencia de información concreta quedaba sin embargo compensada al facilitar una
mayor
aproximación
de
la
realidad
circundante
al
problema.
A
partir de esta bibliografía, elaboré un epígrafe introductorio sobre la dinámica del ejército en la historia española del siglo XIX y las distintas
consideraciones
de
los
historiadores
sobre
el
intervencionismo militar como fenómeno nacional propio y sin parangón en otros países europeos.
La reiterada presencia del ejército en la vida política no podría explicarse
sin
antes
buscar
las 11
razones
que
motivaron
esta
trayectoria. Los diversos autores que han pensado sobre ello observan -como
una
de
las
causas-
problemas
estructurales
derivados
de
la
organización militar, indicadores del nivel de insatisfacción que se respiraba entre las fuerzas armadas. Así entendido, el siguiente paso en la redacción de este trabajo, debía ir dirigido a determinar cuáles eran esos problemas buceando en el entramado organizativo y material del ejército. A saber, en los diversos aspectos que lo conforman: escalafones, retiros,
número
fórmulas
de
de
miembros,
sueldos,
reclutamiento,
sistemas
funciones,
de
medios
ascenso
y
materiales,
niveles de instrucción..ect., alternando opiniones y datos ofrecidas por El Resumen con informaciones obtenidas por otros cauces.
Al estudiar los problemas específicos de la suboficialidad no podía
pasar
por
pronunciamientos
alto
ocurridos
su entre
participación 1883
y
1886,
en y
los de
ahí
sucesivos que
haya
reservado un espacio para describir y analizar la respuesta que da el órgano reformista a estas iniciativas militares.
Una vez comprobado el precario estado del ejército concluyo esta tercera parte adentrándome en las propuestas de cambio que ofrecieron, desde el Ministerio de la Guerra, los sucesivos responsables de esta cartera durante los cuatro primeros años de la Regencia, deteniéndome en
la
figura
y
obra
del general Cassola por su más ambicioso y
polémico plan. 12
No podría cerrar estas páginas introductorias, sin antes dedicar unas líneas a expresar mi gratitud hacia todas aquellas personas que directa o indirectamente han contribuido a la realización de este trabajo. En primer lugar mi agradecimiento va dirigido al profesor Alberto Gil Novales, asesor y director de esta tesis, quien con sus palabras También
me
insufló
agradecer
Biblioteca
de
la
a
ánimos los
en
los
momentos
responsables
Facultad
de
y
Ciencias
de
mayor
personal de
la
desaliento.
auxiliar
de
la
Información,
de
la
Biblioteca Nacional, del Servicio Histórico Militar, y del Archivo General
Militar
de
Segovia,
su
abierta
generosamente me han prestado
13
acogida
y
la
ayuda
que
NOTAS
1.- Opté por la conspiración que tomó el nombre de "La Isabelina", para lo que debía profundizar en la trayectoria vital de los personajes que la fraguaron y cuya biografía destacaba nítidamente en aquel proyecto. Sin embargo, la lectura en la Universidad Autónoma de Barcelona de la tesis realizada por Ana María García Rovira, que cubría ya en parte la investigación propuesta, me obligó a interrumpir mis primeros contactos con la materia, reorientando la tesis hacia la figura del que fuera jefe del gabinete en 1936, D.Francisco Javier Istúriz y Montero. Tampoco cuajaría este proyecto, impidiéndolo el cierre temporal de la Academia de la Historia en donde se hallaban indispensables documentos para su realización.
2.- Valls, J.F.: Prensa y Burguesía en el siglo XIX español, Barcelona, 1988, p.10.
3.- Los trabajos citados por Pedro Gómez Aparicio en su Historia del Periodismo español, p.715 son: García Labrado, Francisco: Historia del Resumen. Diario de la Izquierda Liberal, Escuela Oficial, 1968; Pérez Juste, Pascual: El Resumen de 1885. Diario Democrático Nacional, Escuela Oficial, 1965; Tulla Lobo, Alfonso: El Resumen, Escuela Oficial, 1968.
4.- Gómez Aparicio, P.: Historia del periodismo español. De la Revolución de Septiembre al desastre colonial, Madrid, 1971, p.690.
14
PRIMERA PARTE: ESTUDIO DEL PERIÓDICO.
I.1.- El Resumen: DATOS PARA EL CONOCIMIENTO DE SU PERSONALIDAD.
La
identificación
de
cualquier
órgano
de
prensa
requiere
el
registro de una serie de datos indispensables. Una primera hojeada al periódico nos facilita parte de esta información, como el título, que se mantiene invariable durante toda su existencia, y sin que haya motivo aparente para tal elección. También figura en el encabezamiento el número de serie, el del año, contabilizado desde el momento de su publicación,
la
fecha
administrador
(éstos
no
diaria,
el
nombre
siempre
aparecen),
del el
director
precio
de
y
del
venta
y
suscripción, la dirección de sus oficinas, y aunque carece en primera página
de
cualquier
lema
que
defina
su
orientación
ideológica,
introduce una alusión temporal al contenido del periódico: "ultimas noticias de la tarde" (1). No se puede hablar de un único subtítulo, dado
que
el
propio
diario
se
anuncia
publicitariamente
como
El
Resumen, "Diario político y de noticias con los últimos sucesos de la tarde", El Resumen, "Diario de la noche", El Resumen, "Diario político y de noticias" o El Resumen, "Diario Democrático Nacional", fórmula que se introduce más tarde (2). 15
Las
señas
de
identidad
que
a
primera
vista
se
reciben
son
suficientemente clarificadoras como para no confundir este periódico con el órgano republicano federal de igual nombre, que aparece el 18 de julio de 1870, y cuya vida no sobrepasa las dieciocho semanas (3).
Por lo que se refiere al formato, nuestro diario presenta grandes proporciones al igual que otros de la época. Su tamaño gira en torno a los 47,5 centímetros de largo y 33,7 de ancho, aunque experimenta variaciones a lo largo de su vida alcanzando los 53,5 de longitud por 38,5 a partir del 16 octubre del 89. En esta fecha, pasa a ser "el mayor periódico popular y a tener tanta lectura como los más grandes que se publican en España; cada plana aumenta cerca de un cincuenta por cien, con relación a la media anterior lo que equivale en total a dos
planas
más
de
dicha
medida".
Además,
su
amplitud
permitirá
suprimir la letra pequeña, publicar diariamente una novela de la forma más apta para ser coleccionable, dar mayor amenidad a las columnas destinando más espacio a noticias y sucesos de interés, e introducir algunas secciones nuevas (4).
No es frecuente que supere las cuatro páginas por ejemplar, pero excepcionalmente puede haber modificaciones en el número de ellas justificadas por la amplitud de noticias de interés general. En estos casos, los responsables del periódico, incluyen ocasionalmente una 16
breve explicación: "La mucha extensión de los proyectos de Hacienda y el deseo de no privar de otra lectura a nuestros abonados, nos mueven á dar una hoja más con el número de hoy" (5). La difusión de los debates acaecidos en las Cámaras Legislativas va a ser la causa de que el 10 de febrero de 1888, El Resumen incluya hasta ocho planas, reproduciendo
el
discurso
de
López
Domínguez
en
contestación
al
mensaje de la Corona leído en el Congreso de los Diputados. Igual número de páginas encierran los ejemplares correspondientes a los días 26 y 27 de enero de 1888, para reflejar intervenciones de diputados, como la del Sr.Romero Robledo, en relación con el tema de la reforma militar.
Diariamente se tiraban tres ediciones : una salía a las tres de la tarde para los expresos del Norte, otra, a las siete para los correos del Noroeste y Mediodía, y por último, la de las ocho de la noche para la venta en Madrid. Posteriormente, se añadirá una cuarta, con salida a "las seis de la mañana para los trenes mixtos de todas las líneas de España; sirviendo únicamente aquellas poblaciones á las cuales llega el tren dentro del mismo día y la suscrición de Madrid." (6).
La ausencia
numeración de
que
publicación
encabeza algunos
el
periódico
días,
a
pesar
permite de
la
entrever
la
periodicidad
diaria (incluídos los domingos) que caracteriza al Resumen. Basta ver 17
los números de serie de 1885 para comprobar que durante este año hay siete días en que no se tira el periódico. Su falta podría explicarse, en parte, por el descanso, cuatro días al año, de los operarios y la celebración Santa...).
de De
festividades igual
manera,
de un
índole
religiosa
acontecimiento
(Navidad,
Semana
excepcional,
podía
significar una edición especial y, en este sentido, El Resumen celebra el 17 de mayo del 86, fecha del alumbramiento de la reina María Cristina, cubriendo extensamente el evento.
Una vez por semana, desde comienzos del año 89, acompaña al ejemplar ordinario un suplemento ilustrado al que tendrán derecho los suscriptores y compradores sin sufrir aumento de precio. Meses más tarde, en abril, se anuncia su venta al precio de diez céntimos (7).
La adquisición del periódico podía hacerse bien por venta directa "en la calle, cafés y puestos fijos" o a través de suscripciones (8). Para el primer caso, el precio es de cinco céntimos por número suelto "aunque lleven alguna hoja más o sean dobles, como podrán serlo algún día que las circunstancias lo exijan" (9). Esta cantidad permanece prácticamente invariable por lo menos hasta 1900, fecha en que cuesta tres céntimos, resultando una reducción significativa por el menor coste de producción y el avance de la publicidad.
18
Por lo que respecta a la suscripción, las tarifas para Madrid y provincias
expuestas
en
primera
página
sufrirán
oscilaciones.
Al
inicio de su andadura, se debía pagar por un mes en Madrid, seis reales, y veinte por trimestre en provincias. El precio en la capital baja a una peseta, si bien es cierto que desde 1887 se mantiene constante hasta 1900 (10). Por otra parte, el abono de suscripción provincial pasa a costar 4,5 pesetas desde el 14 de octubre del 87, aunque nuevamente experimentará un alza hasta las 5 pesetas iniciales.
Generalmente la publicidad del Resumen informa debidamente de estos cambios, como también, en un intento de dar mayor difusión al periódico, sobre precios para suscriptores europeos, norteamericanos o de otras nacionalidades cuya cotización debía ser trimestral (11).
Condiciones
y
forma
de
pago
son igualmente aclaradas por el
periódico el primer día de su aparición:
"las suscripciones al Resumen empezarán á contarse en los días 1 y 16 de cada mes...El pago de la suscripción debe ser siempre anticipado.
En
Madrid,
á
la
presentación
del
recibo.
En
provincias, enviando letra de fácil cobro, libranza ó sellos de 5 céntimos en adelante. Las cartas que contengan sellos deben venir certificadas".
19
Las referencias que sobre el precio del diario he obtenido, le sitúan en la media normal de los de más tirada del período. Santiago Castillo
publica
un
cuadro
del
valor
de
las
suscripciones
en
provincias para prensa política madrileña, en torno a los años 1882 y 1888, desprendiéndose que, en ésta última fecha, La Correspondencia de España, El Imparcial y El Globo costaban seis pesetas al trimeste, y El Liberal una peseta menos. No cabe duda que los periódicos de mayor tirada tenían una mejor oferta de precios, muy por debajo por ejemplo de las 12,5 pesetas al trimestre que suponía la suscripción de La Epoca (12).
Sobre lo que estas cantidades podían suponer al consumidor de prensa,
El
Imparcial
baratísima
para
magnitudes
comparativas
habitual
en
los
afirma
Madrid,
que
que
nuestro
suscriben"
(13).
el
de
se
como
"en
reflejan
precio el
grado
país La
la
prensa
es
utilización
de
productos de
validez
de de
consumo estas
aseveraciones: según La Gaceta de Madrid el día 6 de marzo de 1885, el precio del pan en el mercado oscilaba entre los 32 y 40 céntimos, el del vino, de 78 a 84 ctmos., el del carbón vegetal, de 20 a 22, y los garbanzos
entre
65
céntimos
y
1,30
pesetas
(todo
ello
medido
en
kilo/litro).
J.F.Valls es rotundo al afirmar que el periódico es un producto de lujo para la mayoría de la población, conclusión a la que llega 20
después de comparar los precios de éstos con los salarios medios diarios en Madrid para trabajadores de la construcción y del textil, que no sobrepasan las 3,5 pesetas en el primer caso, ni las 2,90 en el segundo (14). Sin duda su coste excluiría a un número importante de asalariados, pero no hay que obviar otra razón de peso que algunos autores se han ocupado de reseñar: el alto índice de analfabetismo como elemento de contracción del público lector (15).
En
estrecha
relación
con
la
difusión
del
periódico
está
su
tirada, otro elemento que es necesario analizar. No tengo datos acerca del número de ejemplares que tiraba diariamente El Resumen, ya que parece que la ocultación era la práctica habitual en la prensa del momento, y no sólo en España pués como afirma J.Kayser para la prensa francesa
"antes
de
la
Primera
Guerra
Mundial,
cada
diario
quería
proteger lo que consideraba como un secreto y rehusaba comunicar la cifra
de
su
tirada.."
(16).
Sin
embargo,
sí
dispongo
de
algunas
cantidades pagadas en concepto de timbre por éste y otros periódicos para posibilitar su difusión en provincias.
Las limitaciones del timbre como índice del tiraje, ya han sido puestas de relieve por la profesora Cabrera en el hecho de que aquel sólo se pagara por el envío de ejemplares fuera de Madrid, y que 21
únicamente el peso determinara la cantidad a abonar. Pero aún no siendo
un
indicador
exacto
de
la
tirada,
permite
conocer
las
oscilaciones en el crecimiento del periódico (17).
Muestra
de
que
El
Resumen
timbraba
es
el
sello
que
algunos
ejemplares conservan en su primera página, con el precio de tres pesetas
por
cada
diez
kilogramos,
cuota
invariable
en
las
publicaciones periódicas desde el Real Decreto de 1 de mayo de 1871 (18). También el que este diario publicara periódicamente las cifras pagadas por este concepto utilizando una fuente oficial, La Gaceta de Madrid, y extrayendo de sus estadísticas mensuales no sólo el monto de sus contribuciones, sino también los totales recaudados de la prensa madrileña
por
la
Administración
de
Correos
correspondientes
a
sucesivos meses. El Resumen únicamente refleja las cifras del timbre hasta julio de 1887 y no con periodicidad mensual. La ausencia de esta información para el resto del año 87 y todo el 88 se debe a que la Gaceta, excepto para Agosto del 87, tampoco las publica (19).
Es significativo que nuestro periódico de a conocer la lista de toda clase de diarios y semanarios que pagan el timbre, y mencione a otros que como El Correo, Las Dominicales, El Correo Militar y El Motín no lo han hecho algún mes (20).
22
Este chequeo sobre el estado de los periódicos, responde a la tendencia general de la prensa a aceptar la cantidad pagada por el timbre como baremo de su importancia, lo cual debería traducirse en un mayor fondo publicitario ya que los comerciantes acudían a las listas del timbre como único medio de valorar la tirada del periódico y en consecuencia de anunciarse en las páginas de publicidad más eficaces. La lucha por la cuarta plana induce al Resumen a publicar su posición en el ranking de los de su género, alardeando de haber conseguido en sólo un año de vida, el quinto puesto (21).
No cabe duda de su avance, si tenemos en cuenta que en mayo del 85
estaba
en
noveno
lugar,
sin
embargo
lejos
de
estabilizarse,
continúa saltando entre un sexto y séptimo puesto en clara competencia con El Correo, El Progreso y El Día. Unicamente en los meses de abril y julio del año 1887 recupera posiciones colocándose por debajo de La Correspondencia de España, El Imparcial, El Liberal y El Globo (22).
Esta posición se logra con una cotización de 1.344 pesetas en septiembre del 86, en clara diferencia con las 8.381 pesetas de La Correspondencia de España, que tiró 1.494.000 ejemplares (23), cifras orientativas
que
no
facilitan
el
tiraje
total
del
Resumen.
Sin
embargo, conociendo el precio/kilo del timbre, y lo que gastó nuestro diario en ese mes (septiembre), podemos deducir la cantidad aproximada de kilos/papel enviados a provincias, y de allí extraer el número de 23
ejemplares referencia
a
que
las
equivale cifras
dicho
peso.
obtenidas
para
Todo La
ello
tomando
como
Correspondencia,
y
estableciendo la equivalencia entre las 8.381 pesetas pagadas por 27.970 kilogramos de papel por el envío de 1.494.000 ejemplares, a razón de 3 ptas./10 kg. Se desprende un número aproximado de 239.582 ejemplares que El Resumen distribuyó en provincias ese mes.
Si tenemos en cuenta lo que apunta Valls, en el sentido de que fuera de Madrid se vendía un promedio del 20% de la edición global, podemos
valorar
de
forma
indicativa
una
tirada
total
al
mes
de
1.197.910 ejemplares (24).
Con la información recogida en la Gaceta es posible ver las oscilaciones y evolución del periódico. La recaudación media del año 85 es de 966,4 pesetas al mes, con tasas ascendentes hasta septiembre (1.170 ptas.), y un ligero descenso en los tres últimos meses del año. En los sucesivos años se obtienen 1.238 ptas./mes durante el 86, y 1.253 ptas./mes del 87 (25).
A juzgar por las cifras, se aprecia un crecimiento progresivo, y cabe suponer, que en lo que atañe al año 87, se habría manifestado mayor
de
haberse
mantenido
la
tendencia
de
pago
sin
caídas
espectaculares como la del mes de febrero, que sólo supuso 12,60 pesetas al erario público, por lo que el periódico es relegado a los 24
últimos puestos del listado oficial de la prensa política, solamente superando a El Orden Público (9 pesetas), El Fomento (9,6 pesetas), La Moralidad (4,8 pesetas) y El Reformista (6,6 pesetas).
Es conveniente hacer notar que el bajón sufrido por El Resumen este
mes,
no
representó
un
cambio
sustancial
en
su
clasificación
general para el año económico 86-87, pués desde el 1 de julio del 86 al 28 de febrero del 87, pagó un total de 9.141,90 pesetas, lo que significaba un sexto puesto, por debajo de los cuatro grandes y El Progreso (26).
El estado del timbre es expresivo del momento que atraviesa el periódico, y da lugar a observaciones. Los altibajos reflejan la mayor o menor tirada en provincias, en estrecha relación con la intensidad de
la
actividad
política,
los
cambios
estacionales
o
las
circunstancias coyunturales del órgano periodístico, tales como la suspensión obligada por las autoridades.
Los
meses
de
septiembre
y
diciembre
parecen
ser
los
más
fructíferos del año 85 en cuanto a difusión provincial, coincidiendo la primera fecha con temas como el conflicto que enfrenta a España y Alemania por las posesiones en las Islas Carolinas, asunto que ocupa la
atención
de
la
opinión
pública
sentimientos patrióticos (27). 25
española,
despertando
en
ella
Otros acontecimientos de gran trascendencia para la vida política del país, son la muerte del rey Alfonso XII y los acuerdos del Pardo, con el aupamiento de Sagasta a la jefatura del gobierno. Todo ello es puntualmente reflejado por El Resumen quien no olvida comentar el fallecimiento del general Francisco Serrano, los últimos coletazos del asunto Carolinas, o la evolución de la guerra de los Balcanes (ServiaBulgaria). Las secuelas de los sucesos de finales de noviembre, hacen probable una mayor avidez de los lectores por el consumo de noticias, en un mes considerado de "baja" para buena parte de la prensa (28).
Destacan en el año 1886, dos meses de mayor timbraje: septiembre y noviembre, marcados por la sublevación republicana de Villacampa, las elecciones provinciales, los rumores de una posible crisis del gobierno (29), y noticias en torno a la aproximación de elementos monárquicos
liberales
que
darán
vida
al
nuevo
partido
Liberal
Reformista.
Es lógico pensar que los meses de verano presenten una mayor inactividad en la prensa, al ser un período vacacional y de cierta paralización en la vida oficial del país. Esta premisa se cumple para julio y agosto de 1885 con menor timbraje que junio y los meses sucesivos. Sin embargo, en el año 1886 la tirada a provincias registra un aumento en julio y agosto respecto a junio, aunque es inferior a la 26
del período septiembre-diciembre. En ambos casos, el segundo semestre presenta los máximos recaudados.
Tampoco responde a esta hipótesis el periódico en el año 87, ya que precisamente es el mes de julio, junto con mayo, el de mayor tirada, lo que es explicable por la relevancia de los hechos políticos producidos
en
Constitutiva
tales
del
fechas:
Ejército
los
debates
presentado
por
del el
proyecto
general
de
Ley
Cassola
al
gobierno, y cuya discusión suscitó una pugna por el reparto de espacio en
las
sesiones
de
Cortes,
que
debían
cubrir
también
dos
temas
relevantes: la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y el Código Penal.
Las
discrepancias
surgidas
por
el
proyecto
de
Cassola,
la
suspensión o no de las Cámaras, el relevo del Director General del Arma de Infantería, general Primo de Rivera, y la crisis de gobierno son algunas de las cuestiones que impregnan las hojas del diario estos meses.
Por último, el seguimiento del cuadro de timbres del periódico corrobora
la
reducida
presencia
de
éste
en
Antillas,
y
su
total
ausencia en Filipinas. Desde que inicia su andadura hasta mayo de 1885, pagó 70 pesetas por su difusión en la zona. En el año económico que va del 1 de julio del 86 al 30 de junio del 87, la cuantía total 27
fue de 165 pesetas, suma de los pagos correspondientes a octubre (30 pesetas), enero (30 pesetas), marzo (30 pesetas) y mayo (75 pesetas) (30). En cualquier estudio de prensa es obligado preguntarse sobre el origen de la publicación a la que se alude, lo cual nos plantea inevitablemente
una
serie
de
interrogantes:
¿cuándo
se
funda
el
periódico?, ¿quiénes lo proyectan y convierten en realidad?, ¿para qué se crea y cuáles son sus objetivos? ¿con qué medios cuenta para su financiación?. La respuesta a cada una de ellas representa una pieza más para la comprensión global del periódico. Trataré de responder a estas cuestiones.
En primer lugar, el conocimiento de la fecha, es decir, el día, mes
y
año
de
su
aparición,
carece
por
sí
sola
de
valor,
y
su
importancia se halla precisamente en relación con el contexto sociopolítico en que se desarrolla. El Resumen, hace su aparición el 28 de febrero
de
1885,
en
el
período
de
restauración
monárquica
que
caracterizó el último cuarto del siglo XIX español.
Su nacimiento coincide con la formación de un sistema pensado para
acabar
de
una
vez
por
todas
con
la
total
inestabilidad
decimonónica de nuestro país, consolidando las estructuras políticas, económicas y sociales del Nuevo Régimen. Cánovas del Castillo fue el inspirador de este proyecto y uno de sus fundadores, cuyo punto de 28
partida consistió en aglutinar a un amplio soporte social en torno a la
figura
del
representativo.
monarca, Durante
sobre
los
la
primeros
base años
del
parlamentarismo
fueron
perfilándose
las
fuerzas políticas, que en 1885 se acogen al turnismo resultante del Pacto del Pardo, así como otras interesadas en el juego político.
A pesar de la presencia en el gobierno del partido conservador, El Resumen surge en un momento de mayor liberalización en lo que a materia de prensa se refiere, gracias a la ley sagastina de 26 de julio de 1883, al calor de la cual se produce una avalancha de prensa política.
Sin
permisivo,
la
1886,un
embargo, prensa
proceso
de
a
pesar
política
inflexión
de
diaria y
existir y
caída,
no
un
marco
diaria
aunque
ello
legal
comienza, no
más desde
afectará
a
nuestro periódico que se mantiene junto con los otros "grandes" (31).
Sobre su primera aparición, ni La Epoca, ni La Correspondencia de España hacen mención alguna. Por el contrario, El Imparcial, señala haber recibido su primer número el último día de febrero, recogiendo abiertamente redacción
del
el
saludo
Resumen.
que
le
También
envían le
"cariñosamente"
comunica
sus
buenos
desde
la
deseos
El
Liberal, periódico que lanza además su invitaciòn al nuevo órgano de prensa para una futura aproximación
29
"Deseamos al nuevo colega prolongada vida, muchas prosperidades, y un desengaño...
Un desengaño, sí; porque hay desengaños provechosísimos,y el que nosotros queremos dar á entender, traería probablemente a El Resumen al lado de El Liberal" (32).
Al igual que otros diarios, éste nace bajo la influencia de un grupo político, pués una vez logrado el afianzamiento de la libertad de expresión, "todos los partidos, todas las facciones políticas, todas las disidencias, todas las personalidades tienen su órgano" (33).
Sin tratar de disimular en ningún momento su ideario partidista, hace la presentación del periódico a la opinión pública reproduciendo en
primera
página,
una
carta
del
Sr.Augusto
Suárez
de
Figueroa
remitida en su nombre -como director- y en el de toda la redacción, al duque de la Torre vinculando el órgano de opinión al jefe de la izquierda liberal y a las ideas que representa
"..creemos
deber
nuestro
-dice-
ponerlo
(el
periódico)
a
disposición de usted, como jefe del partido, cuyos ideales é intereses políticos aspiramos á representar y defender en la prensa.." (34).
La misma fidelidad muestra hacia el general José López Domínguez, quien ocupa la jefatura de la Izquierda Dinástica al separarse de la 30
política activa su tío Francisco Serrano. Reconoce que "está en su mano
el
no
acostarse
ninguna
noche
sin
saber
lo
que
el
general
piensa", convirtiéndose en su portavoz y admitiendo que -oficialmenteEl Resumen es la única expresión pública y autorizada de este líder político
"somos izquierdistas, redactamos el único periódico que oficial y autorizadamente representa en Madrid la política de la izquierda liberal; hemos gozado hasta hoy de la confianza y hemos hasta hoy merecido la aprobación de los que dirigen esta política; creemos conocer el pensamiento del hombre ilustre a quien la izquierda tiene por caudillo; y no ya conocerlo por actos de otro tiempo, sino por manifestaciones recientísimas..." (35).
El
alto
Domínguez, Resumen
grado
es
era
de
identificación
constatado
el
órgano
por
de
su
Gómez
entre
Aparicio
política
el
diario
quien
personal
y
y
López
afirma
que
de
partido
su
El
reformista (36).
La relieve
reiterada con
adhesión
ocasión
del
política
del
periódico,
banquete
en
que
es
celebra
puesta su
de
segundo
aniversario. Se expresa en los siguientes términos:
"En dos años de publicación hemos obtenido el favor del público más de lo que merecen nuestros escasos méritos, y nos hemos visto sin cesar honrados por la confianza de nuestro jefe y nuestro 31
partido, cuyas nobles aspiraciones hemos procurado reflejar en la prensa, si no con brillantez, de que carecemos, con la lealtad a la que nunca faltamos" (37)
Se esfuerza por ofrecer al público lector una imagen compacta y homogénea en cuanto a su pensamiento, y certifica la total unanimidad de opinión entre el partido y el periódico, adelantando, para evitar suspicacias acerca de posibles influencias sobre el diario, que " por si ministeriales y conservadores pierden el tiempo indagando si las ideas expuestas por El Resumen son del General López Donínguez, o del Sr.Becerra, o exclusivamente de los redactores de este periódico, debemos advertir que en nuestro partido no hay más que izquierdistas que piensan todos lo mismo, y en cuya unánime opinión se inspira El Resumen cuando habla de política" (38).
Podemos
afirmar
que
en
la
génesis
misma
del
periódico
se
encuentra ya la base de esta estrecha relación entre el partido y su òrgano de prensa, a juzgar por el hecho de que fuera precisamente López Domínguez quien tomara la iniciativa en la fundación y puesta en marcha del diario, junto con el general Bermúdez Reina militante de la Izquierda Dinástica, José Gutiérrez Abascal y Augusto Suárez Figueroa.
El Resumen dice que como todo periódico de partido es y debe seguir siendo un instrumento de comunicación con el mundo exterior, con una doble tarea: llevar a la opinión pública el pensamiento de sus 32
amigos y traer al seno de esta comunión política en que milita las aspiraciones y anhelos que el trato diario con el público les revela (39).
Movido
por
un
sentimiento
patriótico,
pretende
contribuir
a
lograr lo que es su máximo objetivo, la unión de la monarquía y la libertad, en un marco de orden y progreso. Entre sus pretensiones, está el establecer una comunidad estrecha de sentimientos con el país, "ganando el favor del público sin distinción de clases ni matices" (40), objetivo que forma parte de la declaración de principios que otros diarios como El Imparcial, La Correspondencia de España o El Liberal, pusieron de relieve en el momento de su aparición.
Santiago Castillo, afirma que esta tendencia a "extenderse" a todas
las
clases
sociales
forma
parte
de
la
ideología
ascendente
burguesa, intimamente ligada al desarrollo del capitalismo en nuestro país,
fenómeno
siendo
tal
que
de
gran los
incidencia
periódicos
en
los
españoles
medios en
de
comunicación,
emulación
a
otros
extranjeros, tenderán a convertirse en periódicos de masas y no sólo de élite (41).
Del progreso del capitalismo, resultan grandes cambios para la prensa, de modo que a partir de la segunda mitad del siglo XIX, y sobre todo en el último cuarto, el periódico burgués dejará de servir a los intereses de un partido, para servir los supremos intereses de la empresa. Coincide Valls, en que la tendencia por otorgar a la 33
prensa
escrita
un
estatuto
similar
al
de
cuaquier
otro
sector
industrial, dándole una dimensión de empresa, sólo se produce a partir de la Restauración borbónica y en el contexto del pacto burgués con las fuerzas del Antiguo Régimen (42).
La
nueva
situación
que
se
evidencia, obliga a modificar los
medios estructurales de la prensa burguesa, así como sus objetivos, tendiendo a capitalizarse e innovar tecnológicamente como ya hicieran los
medios
de
comunicación
en
otros
países,
y
simultáneamente
se
propone captar a través de la información a amplias capas sociales que respalden
la
labor
de
la
clase
hegemónica
burguesa
y
permita
el
desarrollo del periódico por sí mismo.
El Resumen nace en la órbita de estas transformaciones acaecidas en
los
medios
de
comunicación.
Su
configuración
como
empresa
periodística pasa por la búsqueda de mecanismos de financiación que le alejen de la total dependencia económica del partido. En este sentido, puede tratársela de prensa informativa, y no sólo de partido, al utilizar otro tipo de recursos tales como la publicidad (43). Además puede ser clasificada como tal por el contenido de sus números. Aún sin pretensiones de independencia política, escapa a la exclusividad del artículo doctrinal, buscando además informar y dar toda clase de noticias. Las siguientes palabras expresan a las claras su intención:
34
"Ser un periódico interesante y ameno que atraiga a lectores y a anunciantes", o lo que es igual, informar y entretener, principal aspiración de la prensa del momento según apunta la profesora Seoane (44).
El periódico reconoce que, al igual que otra prensa del momento, vive del anuncio, "único ingreso verdaderamente saneado que figura en nuestros
presupuestos"
(45).
Dispone
además,
a
juzgar
por
sus
declaraciones, de un capital activo que aportaron sus propietarios, y de
otro
pasivo
representado
por
obligaciones
amortizables
de
500
pesetas, que devengaban un interés del 6% anual (46). Con ocasión del segundo aniversario del diario, aprovecha para consagrar un brindis a sus obligacionistas, suscriptores y lectores "con cuya ayuda y la de Dios contamos para seguir adelante en nuestra campaña y ver realizadas las nobles y legítimas aspiraciones del partido liberal reformista" (47).
Amigos políticos y particulares contribuyen a su financiación con la compra de éstos títulos, y la administración del Resumen, por su parte, se ocupa de anunciar periódicamente la fecha, hora y lugar en que se procederá al pago de intereses semestrales devengados a los obligacionistas, recordándoles la necesidad de efectuar el canje de
35
los resguardos provisionales que obran en su poder, por los títulos de las obligaciones respectivas
"Desde el 16 del mismo mes de Enero, de 10 horas a 6 horas de la tarde quedará abierto el pago de los intereses que por el segundo semestre
del
año
1885
corresponden
a las obligaciones de El
Resumen.
"Tiene derecho al percibo de estos intereses toda obligación suscrita antes del primero de Julio del año actual. Las que lo hayan
sido
con
posterioridad,
y
antes
de
terminar
el
año,
empiezan a devengar intereses desde el primero de Enero de 1886" (48).
El recurso publicitario es la vía que utiliza como reclamo para asegurar
el
mantenimiento
de
las
suscripciones
ya
existentes
y
asímismo promover otras nuevas, en un momento ciertamente delicado por las deserciones que se producían en la empresa periodística. El 1 de enero anuncia:
"REGALO a los suscriptores, que renueven por todo el año que hoy empieza e igualmente los que ya lo han hecho antes de este aviso, recibirán
gratis,
en
el
mes
actual
un
ejemplar
encuadernado de la novela "El Capitán Fracasa".
36
lujosamente
Los que la hayan renovado o la renueven sólo por seis meses recibirán una edición pero en rústica.
Para el 28 de Febrero, cuarto aniversario de la fundación de El Resumen,
preparamos
un
regalo
que
alcanzará
a
todos
los
49
suscriptores y compradores de nuestro periódico" ( ).
También se emplea para exhortar a los suscriptores morosos a que cumplan
con
sus
compromisos
monetarios
ofreciendo
incluso
la
condonación del pago de atrasos, a todos los abonados que en una fecha fijada previamente por el periódico (antes del día 16), satisfagan directamente cantidad
a
pagada
la se
administración aplicaría
a
el los
importe seis
de
un
primeros
semestre. meses
del
La año
entrante, lo que equivaldría a tener cubierta la suscripción hasta el día 30 de junio. Pero por si esta medida no fuera suficientemente persuasiva, amenaza a los que no se acojan a este beneficio "con utilizar todos los medios y acciones legales para el cobro, incluso el publicar listas nominales de los que se encuentran en dicho caso, para evitar que otras empresas periodísticas sean víctimas del mismo abuso" (50).
En relación con la donación de obligaciones hechas por algunos de sus titulares al diario, éste da muestras de gratitud y publica sus nombres. Estos son, los Sres. Rafael Laffite y Castro, Juan Peralta (de
Málaga),
José
Gómez
Díaz
(de 37
Murcia),
Francisco
Prieto
(de
Málaga), José María López y López (de Ecija), Rafael Melendro y el Marqués de Senda Blanca (de Córdoba), Pascual Morales (de Yecla), José Ariza (de Benamejí), José Garzón Pérez, Rafael Romero Aguado, José Polo de Bernabé, Eulogio Pérez Vicente, José Ruiz Vázquez, Manuel Tiscar López y José Crespo (51).
Inicialmente
López
Domínguez
formó
parte
de
la
empresa
del
Resumen, pero desde enero del año 89, queda excluído de ella junto a los señores Eduardo Bermúdez Reina, Bernabé Dávila y Joaquín Oliver y García por la venta de sus respectivas acciones y participaciones. La propiedad pasa a manos de una nueva empresa pero continúa publicando bajo la misma dirección y gerencia, y con los antiguos redactores a excepción
de
Joaquín
conllevan
algunos
y
cambios
Luis
Oliver.
formales
como
Las ya
nuevas
circunstancias
adelantamos,
pero
no
implican una modificación sustancial en la línea mantenida hasta el momento. El Resumen acusa el golpe pero se inclina por la continuidad
"Nació para defender los grandes principios de la democracia, la soberanía de la nación y las tradiciones gloriosas de 1869.
Esto defenderá mientras viva, más cuidadoso cada día de rendir culto á las ideas antes que á los hombres y de servir á la patria antes que a los partidos. De aquel cuya voz tragimos á la prensa hace cuatro años, no ha dejado la inconstancia de los carácteres más que restos agrupados en torno de una personalidad ilustre. 38
Con ellos están todas nuestras simpatías; pero si el término de la fatigosa y larga peregrinación ha de ser otro del que trazan las lecciones de la experiencia, no menos que las estrechas leyes de la lógica, nos recogeremos en la soledad de nuestro espíritu, y allí encontraremos el aliento necesario para seguir peleando por la verdad, por la nación y por la democracia.
El anhelo más firme que hoy acariciamos, es el de justificar el adjetivo que en la cabeza de estas líneas va unido al nombre de nuestro periódico; el de acreditar con pruebas, que no en vano (nos llamamos) El Resumen diario democrático" (52).
Antes
de
producirse
en
1895
la
ruptura
definitiva,
parece
evidente la desvinculación entre López Domínguez, la fuerza que lidera y El Resumen (53), a juzgar por la fórmula que adopta el diario para su presentación. Efectivamente, en octubre de 1889, meses después del abandono del general, se imprime en la cabecera del periódico el siguiente rótulo: "El Resumen es un periódico independiente que no pertenece a ningún partido. Su política se inspira en los grandes sentimientos e intereses nacionales. Vive por el público y para el público" (54).
39
En el cuadro sociológico de los posibles lectores, El Resumen hace especial mención a los militares, y trata de captarlos mediante la inserción en sus ejemplares de una temática informativa de interés específico para ese grupo profesional. En la fecha de su aparición expone:
"las clases del Ejército y la Marina pueden tener la certeza de que,
por
nuestra
parte,
no
quedará indefensa ninguna de sus
legítimas aspiraciones, ni verán desatendido uno solo de aquellos intereses, algunos dignos del mayor respeto, que la Prensa puede amparar sin menoscabo de la disciplina" (55).
Correspondiendo a los principios que le inspiran, el periódico incluye
-casi
diariamente-
una
sección
que
denomina
"El
Mundo
Militar", en un intento de hacer llegar al público sus opiniones sobre esta
materia
y
colaborar
con
el
general
López
Domínguez,
quien
manifiesta su intención de "poner el humilde apoyo de su inteligencia e influjo sobre la opinión, en la obra gigantesca de crear para la patria un ejército digno de ella". Asímismo, reitera El Resumen su propósito de defender los intereses del ejército "a la manera que entiende mejor defendidos, y elevar la discusión al terreno de los principios y de las teorías científicas, que considera por otra parte divorciados hoy de la organización militar" (56).
40
La inclinación manifiesta hacia temas de ésta índole, permiten afirmar que dentro de los periódicos civiles de ese momento destaca, por su matiz eminentemente militar.
Otro elemento a estudiar sobre el periódico es lo que Carmen García Nieto cita como "base sociológica" o lo que es igual, la redacción.
Bajo
esta
denominación
se
incluye
el
dónde
y
quiénes
intervienen en la confección del órgano periodístico (57).
En
sus
comienzos
situó
las
oficinas en la calle Bordadores,
número 3, y la imprenta utilizada era la de Antonio Moreno, sita en la calle Conde de Barajas, número 1, ambas en Madrid ya que era esta ciudad la zona principal de difusión del periódico. Desde los primeros días de Abril de 1887 las oficinas, la imprenta y la maquinaria quedaron establecidas en los locales adquiridos por El Resumen en la calle
Reina,
número
8
bajo
y
19
de
la
capital.
Este
cambio
es
convenientemente adelantado, a través de anuncios el mes anterior, aunque
las
obras
de
principios de febrero
remodelación
de
los
locales
llevaban
desde
puestas en marcha, por lo que dirección se
lamenta de no haber podido celebrar simultáneamente con el banquete conmemorativo del segundo aniversario del periódico, su instalación 41
definitiva
en
la
sede
adquirida
por
la
empresa,
por
no
haberse
ultimado los trabajos (58).
El traslado se realiza entre los días 6 y 10 del mes, primero las oficinas de la administración y después la redacción y la imprenta (59),
quedando
enclavadas
en
el
centro
de
la
ciudad.
Los locales
estaban situados muy próximos a la Plaza Mayor, lugar concurrido por paisanos y forasteros al olor de las ventas que allí se realizaban (60). La situación privilegiada no permite pensar en una actividad paralela
distinta
a
la
puramente
periodística
en
esta
sede,
como
ocurría en ocasiones según apunta García Nieto, si bien es cierto que integrantes del partido y responsables del diario, buscaron cierta proximidad al ubicar su centro de reunión, en la calle del Lobo, en Atocha y en Alcalá sucesivamente (61).
La dirección de las oficinas del Resumen cambiará años más tarde, y en la década de los 90, aparecen otras nuevas: Reina 11, en torno a 1893, y calle Zorrilla número 4 que será la sede permanente por lo menos desde el año 1897 hasta 1900. También la imprenta sufre un desplazamiento de su habitual ubicación. Hasta junio de 1892, por lo menos, se consigna la "Imprenta de El
Resumen", calle Reina, número
8. Después figura la de Francisco G. Pérez, y desde el 18 de agosto de 1892 solamente la dirección calle Cuevas, número 12. En febrero de
42
1893, nuevamente se alude a la "Imprenta de El Resumen" hasta el 2 de marzo de 1893 en que reaparece la del señor Pérez.
La
inestabilidad
continúa,
y
dos
nuevas
referencias
se
nos
presentan en los años 1897 y 1900: la imprenta sita en la calle Salud, número 13 y la del Arco de Santa María, número 4. No obstante, la tipografía no trasluce aparentemente estas variaciones.
En cuanto a la administración, recayó inicialmente en la persona de D.J.G. Martín y después en José Campos.
En relación con los medios técnicos de que dispone, se constata la existencia en los talleres de cuatro máquinas, de las cuales dos eran utilizadas con fines distintos a la producción de este diario, ya fuera para confeccionar periódicos de poca tirada u otros trabajos (62).
De
sus
disponibilidades
materiales
da
buena
cuenta
en
la
publicidad:
"..la imprenta de El Resumen confecciona toda clase de trabajos tipográficos,
desde
el
periódico
diario
hasta
revistas
ilustradas, estadísticas, obras de lujo...a precios reducidos y con gran perfección" (63).
Afirma
también
que
para
tener
al
público
"pronto
y
bien
informado" ha montado en sus oficinas una estación telefónica que 43
permita
aprovechar
conectaba
con
la
hasta red,
los
era
últimos
el
64.
momentos.
Diponía
El
además
número
que
de
servicio
un
los
telegráfico y del apoyo de agencias de noticias como la Fabra y la Havas, todo lo cual permitía configurar las secciones informativas nacionales e internacionales (64).
Por lo que se refiere al equipo de redacción, se halla encabezado por el director, señor Augusto Suárez de Figueroa, militar (65) y periodista que ocupa el puesto desde la fundación del diario, y cuya experiencia en este terreno se debe a la correponsalía que obtuvo en el periódico El Orden, y a su participación en las redacciones de La Iberia, El Universal, La Bandera Española, y El Imparcial (66). El desempeño del cargo le costó incidentes, como el duelo con el hijo del general Salamanca, a raíz de su nombramiento para la Capitanía General de
Cuba
(67).
Como
resultado
la
dirección,
provisionalmente
de
este
-por
enfrentamiento,
motivos
de
abandona
salud-
siendo
sustituído por Joaquín Oliver (68).
Mantiene
la
dirección
hasta
primeros
de
mayo
de
1893,
simultaneándola, desde el 18 de agosto del 92, con la gerencia. Decide su
renuncia
ante
la
oferta
del
Heraldo
de
Madrid,
y
al
hacerla
efectiva, ocupa la vacante su hermano Adolfo Suárez de Figueroa, quien abandonara el 6 de abril del 95 para dejar paso a un nuevo directivo: Angel Luque. 44
Estas
última
acontecimientos redacciones
del
de
remodelación marzo
Globo
y
de del
está
1895
intimamente
-los
Resumen-
ataques al
ligada militares
ponerse
de
a
los
a
las
manifiesto
importantes diferencias entre López Domínguez y el periodista sobre la responsabilidad del suceso. En tal situación, no duda en abandonar y pasarse a las filas del periódico romerista, El Nacional.
El primer afectado es El Resumen que acusa la pérdida no sólo de Adolfo, sin de otros que como él optaron por colaborar con la prensa conservadora. Sobre ello se pronuncia en sendos artículos publicados el 7 y el 29 de abril, explicando en el primero, el desarrollo de los hechos y mostrando su disgusto por la defección del señor Suárez Figueroa
"Publicamos esta noticia con la contrariedad que siempre causa la despedida de un amigo tan querido como él, y la separación de un compañero tan valioso...Porque entre los periodistas españoles, aun entre aquellos de mérito sobresaliente, pocos tienen una personalidad característica y de tanto relieve como la que ha conquistado
Adolfo
de
Figueroa
con
la gallardía de su pluma
privilegiada, con la entereza de su carácter para mantener lo que la pluma escriba, con su profundo conocimiento de los secretos de nuestro oficio, con sus iniciativas, con su modernismo".
45
Sin muestras de rencor ni decepción, la redacción del periódico le desea "todo género de prosperidades y éxitos en su nueva empresa" (69).
No tiene las mismas palabras deferentes para las otras personas que causaron baja, tales como Julio Burell, Rafael Comenge, Joaquín Oliver y Andrés Miralles, aunque sí adopta un tono justificativo hacia ellos por su desviación hacia el conservadurismo, y especialmente hacia Burell quien "ha escrito su profesión de fe conservadora en El Nacional",
lo
cual
se
considera
como
una
verdadera
victoria
del
partido de Cánovas
"Esa felicitación para él un partido de la monarquía, equivale á darle el pésame al otro, el cual, en efecto, está de duelo con la ausencia de ese y de otros periodistas que le prestaron servicios eminentes, y á quienes ha pagado empujándolos fuera del recinto de su campo á fuerza de desdenes y de olvidos, prefiriéndolos á un retoño cualquiera de la yernocracia, enfermedad que padecemos los liberales con más intensidad aún que nuestros adversarios" (70).
En la jefatura de redacción contó con el señor José Gutiérrez Abascal, uno de los fundadores del periódico, y después con el señor Angel Luque y Calvo, partícipes de dos de los tres incidentes con las fuerzas armadas más llamativos en la historia del Resumen a los que ya me
he
referido:
el
asunto
Salamanca 46
en
el
que
Abascal
tuvo
una
intervención muy directa, y el asalto al periódico como respuesta de un grupo de militares a las palabras del articulista Luque, quien en esos momentos sustituía a Adolfo Suárez de Figueroa que se encontraba ausente.
El
otro
percance
se
produjo
entre
el
almirante
José
María
Beránger y Augusto Suárez de Figueroa, llegándo a batirse en duelo con el
hijo
de
aquel
el
día
6
de
noviembre
de
1891.
El
desafío
se
desencadena a raíz del encausamiento del Imparcial por su campaña contra el programa de construcción naval elaborado por el ministro de Marina, entonces Sr.Beránger, a instancias del ejecutivo. En estos proyectos no tenía cabida el arma submarina de Isaac Peral, cuya creación había abierto una apasionada polémica en la que aquel diario se proclamó peralista. El Resumen salió en su defensa y lanzó serias acusaciones
y
descalificaciones
contra
el
responsable
de
marina,
llevando la cuestión al terreno personal y provocando la reacción de Javier Beránger -vástago del ministro- quien quiso limpiar el honor de su padre con los medios al uso entre caballeros (71).
Redactores significativos, además de los citados fueron: Adolfo Suárez de Figueroa, Julio Burell, Rafael Comenge, Camilo Placer Bouzo, Andrés Miralles, Joaquín y Luis Oliver, Manuel Rivas, José de La Serna, Carlos Franquelo, Figueroita, Llopis, Madariaga, y Eduardo del Palacio
(72).
Algunos
de
ellos
cubrieron 47
noticias
nacionales
como
corresponsales del periódico. Así Adolfo Suárez de Figueroa, además de miembro de la redacción era, en julio y agosto de 1886, corresponsal especial en Barcelona, y en mayo de 1887, cubría en Antequera (Málaga) junto
con
Manuel
Rivas,
el
proceso
instruído
por
el
crimen
de
Archidona, enviando mediante despachos telegráficos periódicos toda la información recogida sobre este asunto (73). Ocasionalmente la firma lleva implícita la misión encomendada, poniendo al pie del escrito y como única identificación, "El Corresponsal".
Otros personajes tomaron parte en la redacción del periódico con cierta asiduidad, como tal es el caso de Vicente Bas y Cortés y Severo Franco, ambos prolíferos a lo largo del año 87.
De
forma
esporádica,
nuevos
nombres
se
suman
a
la
lista
de
colaboradores del diario. De la cala realizada para los año 1886 y 87, he extraído una lista aproximativa, pués ni están todos lo que son, ni son todos los que están, ya que muchos artículos, sueltos y noticias no
vienen
seudónimos
firmados, o
siglas,
y
otros
casos
aparecen
éstos
en
con los
nombre que
la
y
apellidos,
identidad
del
periodista queda encubierta. Unicamente José de la Serna que firmaba como "Aficiones" sus columnas taurinas, Manuel Rivas, "El Alguacil Valenzuela", autor de la sección judicial, José Gutiérrez Abascal "Kasabal"
e
Isidoro
Fernandez
Flores
identificados (74). 48
"Fernanflor"
han
quedado
El
protagonismo
excepcional
de
dos
femenino
mujeres:
es
casi
"Trini"
nulo,
articulista
con
la
sobre
presencia
moda
de
la
mujer, y Rosario Acuña. Esta se alza en defensa de la condición femenina frente a los ataques que, "con la fina ironía del hombre ilustrado", se dirigen desde las páginas del Resumen (75).
En relación con la procedencia socio-profesional de los artífices del periódico, encontramos licenciados en Derecho (Abascal, Placer, Comenge), en Medicina (José de La Serna), en Ingeniería Industrial (Eduardo del Palacio), y periodistas que se catapultaron a la política a través de su profesión (Julio Burell, Joaquín Oliver, Adolfo Suárez de Figueroa, Miralles). También los hay militares, como Luis Vidart, especialista en temas de justicia militar, y diligente colaborador con el periódico durante el tiempo en que se debatieron los proyectos reformistas del general Cassola.
En este sentido, El Resumen se muestra favorable a que "los militares
puedan
publicar
y
escribir
en
periódicos,
y
discutir
a
diario asuntos de la profesión", lo que le induce a aprovechar el más ligero incidente para definir su posición. Así sucede el 28 de mayo de 1885,
cuando
llegan
noticias
al
periódico
sobre
ciertas
medidas
tomadas por el ministro de Guerra contra dos distinguidos militares redactores suyos. El Resumen después de aclarar que sólo una de las 49
personas en cuestión compartía con ellos los trabajos periodísticos, y que lo hacía como "colaborador puramente facultativo" para procurarse un sobresueldo que compensase los bajos salarios de su profesión, reivindica su derecho a expresarse por esta vía u otras.
Las titulaciones mencionadas sitúa a estos hombres en el seno de la media y alta burguesía española, que accedía a la Universidad en busca de refrendo a su cualificación y distinción socio económica (76).
Respecto a su trayectoria periodística sabemos, por este diario, que algunos de sus redactores lo fueron antes del Imparcial (77). Este aspecto es interesante pués podría darnos una pista sobre el perfil ideológico de quienes trabajan en él. Sin embargo, bien podrían ser otros los factores baremados a la hora de entrar a formar parte de la plantilla, a juzgar por las palabras del periódico en relación con la baja de su director Adolfo Suárez de Figueroa. Sin negar su gran profesionalidad, opina que siempre fue "un espíritu conservador" de ahí que no sorprendiera su marcha al Nacional en coherencia con la trayectoria de su pensamiento. A los ojos del Resumen, Adolfo de Figueroa habría caído "del lado de sus aficiones de siempre" (78).
50
Por otra parte, la movilidad de las plantillas en esos años estaba a la orden del día. Algunos de los periódicos y revistas en cuyas nóminas figuraron miembros del diario son: El Heraldo de Madrid (Abascal, Burell, Augusto Figueroa), El Progreso (Burell, La Serna, Comenge), La Igualdad (Abascal), La Opinión (Burell), El Debate y Los Debates (Placer), El Correo (Miralles), La Iberia (Augusto Figueroa), La Ilustración Española (Eduardo Palacio),y Blanco y Negro (Eduardo Palacio, La Serna).
I.2.- TIPOLOGIA DEL CONTENIDO DEL PERIODICO.
Una vez expuesta la identidad del periódico, el paso siguiente debe ser el estudio de su contenido, que constituye en sí mismo la base esencial para definir el perfil ideológico de la publicación, a la vez que fuente copiosa de información y reconstrucción de hechos históricos.
En líneas generales, los grandes periódicos de la segunda mitad del siglo XIX, tratan de captar al público y se vuelcan hacia un 51
modelo
informativo
de
prensa
caracterizado
por
una
mayor
riqueza
temática e imparcialidad. Además, la transmisión de acontecimientos e ideas en un amplio radio geográfico se agiliza con la aplicación de la nueva tecnología (telégrafo, teléfono, ferrocarril) lo que, llevado al terreno
de
acercamiento
los
medios
del
lector
de de
comunicación periódicos
social,
a
la
posibilita
realidad
del
el
mundo
circundante. El resultado es un cambio respecto a los centros de interés que se desplazan del ámbito local al nacional e internacional.
Acorde con las exigencias de su tiempo, El Resumen, hace una declaración de intenciones ofreciendo la máxima objetividad con la intención de satisfacer la curiosidad de los lectores. Les informará de todo cuanto pueda ocurrir, aun de aquello -dice- que no está en completa armonía con sus ideas políticas (79).
La
información
desiguales,
que
constituyendo
cubre, las
estará
unidades
distribuida
de
redacción
en en
espacios que
queda
dividida su superficie. Independiente del asunto que se trate o el marco geográfico al que aluda (local, internacional..), las secciones temáticas se emplazan, ligadas unas a otras por su proximidad física, en una misma página o columna. No dispone de páginas especializadas y su aspecto no parece muy distinto al que presentan otros periódicos coetáneos, tales como El Imparcial o La Epoca.
52
Las secciones no guardan orden riguroso ni en las columnas -4 ó 5- ni en las páginas, aunque se aprecia una ligera tendencia a colocar en la primera plana temas de carácter político, militar, resúmenes de prensa, junto a artículos de temas diversos, y dejar la segunda y tercera plana para informaciones oficiales ("La Gaceta"), tribunales ("Diario de un Curial" ) y otras noticias organizadas según su origen ("Crónicas
madrileñas",
"El
España"...)
y
de
la
fuente
Resumen donde
se
en
provincias",
obtienen
(por
"Fuera
de
teléfono,
por
telégrafo). La última página se cubría normalmente con la publicidad y el relato novelado (80).
Durante algún tiempo El Resumen incluye en sus ejemplares un Sumario a modo de índice, sin embargo, esta práctica que permitía conocer el contenido con un ligero vistazo, desaparece en torno a Noviembre
de
1885.
Tampoco
las
secciones
ennumeradas
son
todas
diarias, ni en éste ni "en ningun periodico" (81). Sirva como ejemplo la ausencia el 1 de Marzo de 1885 de varias de las unidades temáticas más frecuentes, las "Notas de un Reporter", "La Gaceta", "La Bolsa", o el "Termómetro y Barómetro", apareciendo sin embargo, "El Resúmen en Provincias", cuya exclusión es comprobable en dias como el 19 de Octubre de 1886 o el 1 de Marzo del 87 por ejemplo, fechas en que falta
"El
Diario
de
un
Curial"
respectivamente.
53
y
"A
través
de
la
Prensa"
Los titulares cuya tipografía ofrece ciertos contrastes, aún sin ser especialmente llamativos, acentúan la separación de las secciones concretando, mediante subtítulos, la información de que tratan. En su recorrido adoptará fórmulas marcadamente sensacionalistas para atraer hacia
determinadas
noticias
la
atención
de
los
lectores.
Grandes
titulares encabezan las primeras planas con ocasión del crimen de Fuencarral, antes y durante el juicio; pero además acontecimientos de otra índole merecen también ser "gritados" como la última novela de Pereda,
La
Puchera,
el
triunfo
de
Boulanger,
la
restauración
del
monasterio de San Francisco el Grande, la Exposición Universal o la Exposición Nacional de Bellas Artes (82).
En cuanto a las ilustraciones, inexistentes en los primeros años, comienzan a dejarse ver en forma de tiras cómicas a partir de marzo de 1888 (83). Desde entonces es relativamente frecuente que dibujos y grabados se alternen con el texto para recrear la noticia. Valga como ejemplo los retratos que animan el crimen de Fuencarral representando a los protagonistas del suceso (84).
El día que debuta El Resumen, expone en la cuarta plana sus proyectos sobre el contenido del mismo. Anuncia que "el principio del periódico estará siempre destinado al suceso ó cuestion de interés más palpitante, cualquiera que sea su índole, ya se trate de materias políticas,
ya
de
asuntos
y
hechos 54
que
otras
publicaciones
suelen
relegar á término secundario. Además de la sección política y militar, contendrá El Resumen todas aquellas que un periódico moderno debe cuidar
con
sumo
esmero
si
quiere
servir
bien
los
intereses
del
público" (85).
Sobre la finalidad de cada una de ellas, el diario es explícito, estableciendo la relación que existe entre el título y los asuntos que trata. Así por ejemplo, adelanta:
"El Resumen en Provincias", será el título de la sección donde expondremos todo lo que afecte á los intereses generales de las provincias y pueda contribuir á su progreso, así en el orden intelectual como en el económico. Uno de los objetivos que con esta
sección
Resumen,
es
se dar
proponen
los
idea
cuanto
de
fundadores se
hace
y
redactores
fuera
de
de
El
Madrid
en
beneficio de la cultura y prosperidad de la patria, y contribuir á
que
salgan
del
olvido
aquellos
españoles
dignos
de
ser
conocidos y estimados, hijos del trabajo que honran a España como hombres
de
ciencia,
literatos,
artistas,
industriales
ó
agricultores" (86).
Las secciones a que alude, y que aparecen con cierta regularidad son las siguientes: "La Vida Política", "El Mundo Militar", "A Través de la Prensa", "Fuera de España", "Diario de un Curial", "Los Sucesos 55
de Madrid", "Las Crónicas Madrileñas", "Noticias", "El Resumen en Provincias", "La Tarde de Hoy", "Ecos del Teléfono", "Notas de un Reporter", última
"La
hora",
Gaceta", "El
"Correo
Boletín
del
Espectáculo",
Religioso",
"La
Gaceta
"Telegramas de
la
de
Bolsa",
"Termómetro y Barómetro", "El Folletín y La Novela". Practicamente todas
ellas
están
presentes
en
las
páginas
de
otros
periódicos
informativos, y cotejado éste con El Imparcial o La Epoca se observa que, salvando diferencias en los títulos, hay gran similitud.
Para sistematizar el análisis del contenido, teniendo en cuenta que el tratamiento de un asunto específico puede estar contemplado en distintas secciones, he agrupado las noticias en diversas categorías, adelantando que cada una de ellas admite tantas subdivisiones como diversa sea la materia. Con el fin de simplificar reseñaré brevemente el tipo de noticias que aparecen deteniéndome en el tratamiento de las más significadas.
I.2.1.- TEMATICA SOCIAL.
56
En este apartado inserto noticias de temática muy diferente, relacionadas con 1) el ámbito jurídico, 2) religioso, 3) cultural tanto literario como artístico-, 4) los medios de comunicación y los sucesos de mayor incidencia sobre la opinión. En el primer caso, la referencia al tema judicial, nos remite directamente a la sección "Diario de un Curial", destinada a recoger y presentar en "la forma más interesante y verídica" todo lo relativo a tribunales españoles y extranjeros, con los procesos notables, las notas taquigráficas de juicios orales y cuanto se relaciona con la materia (87).
Manuel Rivas es el colaborador que con más regularidad firma esta columna,
y
lo
hace
bajo
seudónimo
-El
Alguacil
Valenzuela-.
Sin
embargo, esporadicamente aparecen otros como "El Alguacil Raspa", "El Alguacil
Oliva"
o
"El
Licenciado
Vidrieras"
cuya
identidad
no
he
podido desvelar, aunque es normal que un mismo autor utilice más de un nombre supuesto, por lo que podría tratarse de la misma persona.
Evidentemente y a pesar de sus buenos propósitos, El Resumen no da cobertura a todos y cada uno de los asuntos judiciales que se resuelven en estos años, pero en la selección que realiza no faltan los más notorios procesos ni otros menos espectaculares y sin embargo de gran incidencia social. Tenemos por ejemplo el procesamiento del cura Galeote en relación con el asesinato del obispo de Madrid (88); la 57
causa contra el juez municipal, D.Francisco Cañón, el suplente, D.José Cidoncha Benito
y
el
secretario,
(Badajoz),
por
D.José
abandono
Solano,
de
sus
del
ayuntamiento
cargos
ante
los
de
Don
primeros
síntomas epidémicos del cólera aparecidos en el verano del 85; o la que se emprende contra la anarquista Louise Michel (89), noticia que ha llamado mi atención por la casi total ausencia de referencias en las páginas del periódico a la problemática de los trabajadores en general y del socialismo en particular (90).
La dirección del periódico se va a encontrar con los tribunales en
más
de
una
ocasión,
despertando
un
justificado
interés
en
la
redacción por la cobertura de estos asuntos. El 21 de noviembre de 1887, la columna correspondiente informaba sobre uno de ellos:
"Esta tarde se ha verificado en la sección cuarta de la sala de lo criminal, la vista del proceso seguido contra el Director de El Resumen a instancias del claustro de profesores del Instituto del
Cardenal
Cisneros,
en
relación
con
un
artículo
de
este
periódico sobre si ese centro de enseñanza enseña bien ó mal y si examina con justicia ó sin ella" (91).
El artículo al que se alude, salió el 21 de octubre de 1886 bajo el
título
`Enseñanza
sin
máscaras;
Exámenes
de
ingreso',
y
hacía
afirmaciones sobre el estado precario de la segunda enseñanza. Por él, la acusación privada en la persona de Luis Silvela, pidió cuatro años 58
de destierro para el responsable y una multa de 250 pesetas, pena que el ministerio público rebajó a tres años y la misma multa. Algunos periódicos
dan
cuenta
del
juicio
oral,
y
El
Resumen
reproduce
concretamente la crónica que La Iberia publica.
La sentencia condenatoria dictada por la Audiencia, indujo al periódico
a
recurrir
en
casación
ante
el
Tribunal
Supremo,
realizándose la vista el 19 de marzo de 1888.
En
este
año,
va
a
ser
objeto
de
otras
dos
denuncias,
una
interpuesta por el Sr.Gamazo dirigida al Sr.Figueroa, en relación con la grave cuestión de la inmoralidad administrativa (92), y la otra, que afectaba además a periódicos como El Día y El País, por un suelto que el último publicó siendo acusado de desacato al magistrado de la Audiencia de Madrid, señor Miguel Sanz. El Resumen en su defensa alega que se limitó a reproducir el suelto de su colega, "sin añadir ni alterar cosa alguna y que no cree que falte al respeto divino ni humano, opinando que el suelto de El Pais no constituía delito alguno" (93).
La crónica de los tribunales y la sección de "Sucesos de Madrid" son expresión de la vertiente más sensacionalista del periódico, y en ellas pretende cubrir las noticias diarias de criminalidad y policía 59
dándoles la forma más idónea para esta clase de lectura. Utiliza un lenguaje
descriptivo
sentimientos
de
la
y
gente
realista y
pensado
asímismo
atraer
para a
despertar
crecidas
masas
los de
lectores. Por ello, los suicidios, estafas, robos, riñas callejeras, asesinatos, y accidentes naturales, van a llenar esta sección "de la que desgraciadamente -apunta- ningún periódico puede prescindir" (94).
El cultivo del sensacionalismo que irrumpe en la década de los 80 tiene como pionero al Resumen (95), aunque también hace mella en otros periódicos informativos de gran tirada (El Liberal, El Imparcial, El País..). Dos crímenes, el de Archidona, y el de Fuencarral, van a ser noticia, saltando a la primera plana del periódico en dias sucesivos. El primero de ellos -crimen pasional- es cubierto por un servicio especial de corresponsalía integrado por Adolfo Suárez de Figueroa y Manuel Rivas, quienes informan de los pormenores del juicio, mediante telegramas al periódico cada 15 o 20 minutos, resultando que el 18 de mayo, tercer día de sesión del célebre proceso, se recibían en la redacción 23 despachos. El interés suscitado, lleva al Resumen a dar un lugar preferencial al suceso que aparecerá en primera página y con grandes titulares. Además, el mismo día, anuncia su propósito de poner en las oficinas del diario un apunte o extracto de los despachos telegráficos a disposición de otros profesionales de la información, "para que todos los colegas de la noche puedan publicarlo a la vez que nosotros damos las reseñas detalladas de la vista" (96). 60
Un mes después suena todavía este proceso, señal de su gran incidencia y de la atención que había suscitado entre la opinión pública (97).
Otro suceso que motivó rios de tinta, desde julio a noviembre de 1888 y de marzo a junio del 89, fue el célebre crimen de Fuencarral (98). Este hecho tratado con gran sensacionalismo, se convirtió en la noticia estival, o como dice Seoane "el tema serpiente del verano", acaparando la atención de las gentes y llenando las páginas de la prensa madrileña, en meses en que escaseaban las noticias. Los mismos redactores y periodistas del Resumen, tiempo atrás, se quejaban de no tener nada sobre que informar, "en un mes (agosto) en que todo está cerrado y de vacaciones" (99). Sin embargo, el asesinato en julio de Dña.
Luciana
Borcino,
viuda
de
Vázquez
Varela
y
mujer
de
buena
posición, vino a dar juego a la prensa que emplea todos los recursos periodísticos (interview, reportajes..) y técnicos a su alcance para satisfacer
la
curiosidad
de
un
público
ávido
de
los
más
mínimos
detalles sobre el caso.
El mismo día en que se encuentra el cadáver, El Resumen introduce bajo
el
título
`El
Crimen
del
día.
Una
Marquesa
asesinada'
dos
columnas y media, relatando el descubrimiento acaecido esa mañana en el domicilio de la calle Fuencarral, y poniendo en antecedentes sobre la catadura moral del único hijo de la difunta, José Vázquez Varela. 61
Este -afirma el cronista- la había agredido con anterioridad al no querer darle dinero, pero de aquella, la marquesa le salvó diciendo que "se había herido con unos cristales.." (100).
En la fecha del crimen, cumplía condena en la cárcel Modelo por un delito menor, pero fue precisamente su condición de recluso lo que desencadenó el escándalo, ya que las declaraciones de la sirvienta Higinia Balaguer- enfilan las investigaciones hacia José Vázquez (101). La prensa conjetura entonces sobre su complicidad o incluso su única culpabilidad, y baraja la hipótesis de que el presunto asesino hubiera podido actuar gracias al deferente trato que le daban los funcionarios y el director del penal, Millán Astray, quienes le tenían franqueada la salida de la cárcel.
Admitir
esta
posibilidad
significaba
poner
en
entredicho
la
equidad del sistema penitenciario y judicial, lo que fue inevitable, al
erigirse
algunos
órganos
de
prensa
en
portavoz
de
la
opinión
pública y acusación particular. En la vista del proceso, el letrado Sr.Rojo Arias -defensor de Vázquez Varela- expondrá su impresión al respecto:
"Como
sabe
la
Sala
-afirmó-
consta
en
los
autos
que
D.José
V.Varela está aquí acusado de parricidio, por la acción, según creo, de tres directores de periódicos: El Liberal, El Resumen y 62
El País. No es culpa mía que tenga que hablar aquí de periódicos, ya que actúan como otro acusador público y vienen publicando en estos días -es decir, desde que se abrió este juicio solemnereseñas
y
artículos
de
fondo,
poniendo
en
boca
de
los
que
intervienen en este proceso, con carácter oficial, conceptos que no han expresado y, en numerosas ocasiones, muy distintos á
los
que sí han expresado, faltando, de este modo, á la verdad. A mí me basta con exponer el hecho; la demostración vendrá en su día. No necesito defender á Vázquez-Varela en este alto Tribunal, sino en el de la opinión pública" (102).
El Resumen, durante la instrucción y la vista del proceso, dedica un espacio importante en cada edición, razón para que otros órganos de prensa vean en él una buena fuente de información. En este sentido, El Posibilista lo señala como el periódico "que más empeño ha puesto en aclarar todo lo que se relaciona con el crimen de Fuencarral", y junto al Día, solicita que se ocupe de publicar algunas datos que poseen ambos a fin de aprovechar su mayor proyección entre la opinión (103).
La beligerancia del periódico contra las instituciones que se habían visto salpicadas por el proceso, no podía dejarle indemne. Tampoco a otros diarios -El Liberal y El País- que adoptaron igual postura. Así el día 4 de julio recibe un primer
aviso de la Fiscalía
instándole a que se abstuviera de dar más noticias sobre el crimen 63
pués "perjudicaba la investigación por parte de la justicia". Haciendo caso
omiso
a
dicha
recomendación,
El
Resumen
continúa
con
esta
política informativa emitiendo juicios críticos sobre la forma que van tomando los acontecimientos. El día 16 de julio expresa su sorpresa por la puesta en libertad de Millán Astray al que "felicita", a la vez que "lamenta" no poder hacer lo mismo con el juez instructor del caso, Sr.Peña
Costalago,
por
esta
resolución.
Sólo
un
día
después,
la
redacción del periódico recibía una comisión del Juzgado de Guardia con
orden
de
"recoger
inutilizar
el
molde
y
los
ejemplares
practicar
todas
sobrantes las
de
anteanoche,
operaciones
que
son
consecuencia de una denuncia".
La
querella
directores
y
interpuesta
redactores
de
contra
la
distintos
prensa
afectó
periódicos
que
a
varios
se
vieron
obligados a comparecer ante la justicia. Fueron citados El Resumen, El País,
El
Liberal,
La
Epoca,
La
Iberia,
El
Imparcial,
y
La
Correspondencia de España. En la entrevista que los señores Augusto Suárez
de
Figueroa
,
Rafael
Ginard
de
la
Rosa,
y
Mariano
Araús
mantienen con el juez, coinciden en defender "los derechos que la prensa
tiene
al
análisis,
exámen
y
crítica
de
todos
los
actos
públicos, dentro de aquellos respetos que la ley impone..".
El
Resumen
destaca
que
el
juez
Fonseca,
encargado
del
interrogatorio, fue sumamente escrupuloso con su directivo -lo que no 64
evitó
su
procesamiento-
y
que
el
encuentro
entre
ambos
se
había
convertido en una conferencia sobre la misión de la Justicia y la prensa. Figueroa defendió que "en todo estado de un proceso, puede la prensa periódica ser eficaz auxiliar de la justicia..", a lo que el periódico
añade
Justicia,
sino
que sólo
"no
hay
interferencias
información
de
los
de
hechos",
la
prensa
medida
en
tanto
la más
necesaria por cuanto la lentitud del sumario y la oscuridad en que está envuelto el crimen excita a la opinión pública (104).
El alcance que va tomando el crimen, es puesto de relieve por el diario en un artículo que titula `Es inútil' publicado el 29 de julio. Dice en él que la repercusión del crimen de Valencia (asesinato y despedazamiento de una mujer en esa ciudad) por las mismas fechas, no ha tenido ni la mitad de expectación que el de Madrid, y lo atribuye a que éste último ha puesto a prueba la integridad moral de jueces y gobernantes. Opina que la conciencia pública se siente interesada en lo más íntimo de su ser. "No es la muerte violenta de la viuda, ni el que se sospeche que ha sido asesinada por su propio hijo, lo que nos indigna y excita sino la pérdida de confianza del país en la política y
la
Justicia,
ya
que
tanto
una
como
la
otra
han
quedado
desacreditadas por aquellos que la administran y la dirigen" (105).
A su entender, la irritación del pueblo era mayor por cuanto comprobaba que se había vulnerado el precepto constitucional según el 65
cual todos los ciudadanos eran iguales ante la ley. La posibilidad de que Varela saliera con frecuencia de la cárcel bastando para ello un valimiento, tiraba por tierra este principio y dejaba al descubierto la desigual condición ciudadana ante una "doble justicia".
El día 2 de agosto, El Resumen expresa bajo grandes titulares (`Varela incomunicado. El triunfo de la prensa. Millán Astray preso') sus dudas sobre la voluntad de la Justicia para llegar al fondo del asunto, y argumenta en favor de la prensa calificada de "insensata" (106):
"Si los periódicos no hubieran seguido en su lucha por esclarecer el crimen -dice el periódico- hace días que se hubiese cerrado el sumario
quedando
en
la
oscuridad
todo
lo
que
no
fuese
la
participación personal de Higinia Balaguer en el asesinato (...) La opinión pública asociada a 4 ó 5 periódicos llegó a demostrar que Varela salía de la cárcel, y la España oficial todavía se resistía a creerlo.." (107).
El antagonismo entre la opinión pública y la justicia "histórica" (108) era tal, que mientras aquella seguía las pistas adelantadas por el comisario de París, Sr.Durand, quien dijo que "el crimen está en la Cárcel Modelo. De allí ha salido y allí ha vuelto" (109), en medios oficiales, se desmentía esa hipótesis por la responsabilidad que les concernía sobre las instituciones penitenciarias. Pero al fin -señala
66
el diario-, los propios acontecimientos dan la razón a la opinión pública, y su triunfo alcanzá también a la prensa (110).
Sin
temor
a
llegar
hasta
las
últimas
consecuencias,
algunos
periódicos pusieron un especial interés en el proceso y por ello fueron energicamente reprobados (111), e incluso tal situación propició un debate de alcance nacional sobre el papel que correspondía a los medios
de
opiniones varios
comunicación. que
venían
periódicos
consideraban
poco
a
daban
En
este
sentido,
posicionarse sobre
oportuno
el
el
en
se
favor
proceso
tratamiento
produjeron del
diversas
seguimiento
judicial,
y
periodístico
otras
que que
efectuado.
Entre los primeros se encontraba Eusebio Blasco, quien a través de un artículo publicado en el diario conservador La Epoca manifestó:
"El ruido y la emoción que causa en España el crimen de la calle Fuencarral no consiste sino en que, por primera vez vemos en nuestro país a la prensa tomar poderosa iniciativa en asuntos que interesan
directamente
a
la
sociedad...Somos
pues
nosotros
abogados del público, centinelas constantes de todo suceso, los que hemos de demostrar que un crimen no debe quedar impune, que la administración de justicia no debe ser cosa irrisoria, que lo que sucede ahora sucedió siempre, pero que nosotros somos los llamados a procurar maneras de remedio" (112).
67
Las
críticas
fundamentalmente
de
hacia las
este
tipo
instituciones
de
periodismo
oficiales
y
provenían
también
desde
sectores sociales vinculados con el poder.
Finalizado el sumario, tres diarios El Resumen, El Liberal y El País convocan una junta instando a otros periódicos para ejercer la acción popular. La reunión tuvo lugar el 8 de agosto por la mañana, y participaron
representantes
de
29
órganos,
quienes
después
de
deliberar se posicionan sobre el fin de la convocatoria, formándose una Comisión integrada por los directores de La Iberia, La República y El Resumen (113). Dos días después, este último facilita la lista de integrantes en el proceso de la acción popular, y hace un llamamiento a la opinión pública para que consagre sus determinaciones y secunde sus esfuerzos.
La querella presentada, a la que se adhirieron nuevos firmantes, iba dirigida contra la criada "por asesinato y robo", contra el hijo de
la
fallecida
"por
quebrantamiento
de
condena"
y
contra
Millán
Astray "por infidelidad en la custodia de los presos" (114), siendo necesario abrir previamente una cuestación para recaudar la fianza que se solicitaba. La publicidad sobre los centros de suscripción, los donantes, y el estado de la recaudación, corrió a cargo del Resumen en sucesivos días (115).
68
Por deficiencias de procedimiento, la iniciativa no prosperó, sin embargo, al ser aceptado el procurador que había designado la prensa coaligada en representación de la acción pública, tuvieron que hacerse cargo del pago de las costas, trás conocer la sentencia absolutoria para Millán Astray y José Vázquez-Varela (116). No corrió la misma suerte Higinia Balaguer que fue condenada a garrote vil, a pesar de la insistente petición de indulto promovida por voces ilustres desde las páginas de algunos periódicos.
El crimen había alentado la morbosa imaginación de las gentes logrando, como asegura Antonio Lara, "remover la conciencia moral de los españoles" (117) y durante meses se ocuparon prioritariamente de este asunto, eclipsando cuestiones de mayor relevancia para el país. Su
alcance
traspasó
las
fronteras
nacionales,
dando
que
hablar
a
periódicos como Os Debates y O Século de Lisboa, Il Diritto italiano, o Le Figaro y Le Temps, franceses. Este último con cierta sorpresa por la
proyección
del
asunto
afirmaba
"En
España
se
hace
política
a
propósito de todo" (118).
En
realidad
lo
importante
de
esta
crónica
negra,
fue
las
derivaciones que tuvo sobre las instituciones estatales y sobre la misma
prensa,
cuestionándose
el
funcionamiento
de
aquellas,
y
abriéndose un debate para definir los márgenes de acción de los medios periodísticos en relación con la libertad de expresión e información. 69
Otro suceso que provocó gran expectación fue la aparición de un brote
epidémico
en
sanitario-médicas,
septiembre
políticas
y
del
año
económicas
84,
cuyas
"llegaron
consecuencias a
polarizar
y
paralizar la vida nacional" (119). La prensa madrileña y provincial dará cuenta de la magnitud de la enfermedad a través de una minuciosa y continuada labor informativa.
Precedida por las crisis coléricas de 1834, 1853-55, 1859-60, y 1865, la epidemia afectó a 340.000 españoles con 120.254 defunciones (120), sin que la vacuna anticolérica descubierta por el doctor Ferrán pudiera
evitar
la
alta
mortandad.
El
epicentro
de
la
enfermedad
localizado en la India irradió el virus en un amplio campo de acción aproximándose por el mediterráneo hasta alcanzar la costa levantina, en donde yace aletargado hasta la primavera siguiente que invade con toda su intensidad al resto del país. En marzo del 85 El Resumen se ocupa de los primeros casos aparecidos en la localidad de Játiva destacándo la gran confusión que se ha creado en torno a los primeros rumores
"Como la noticia de que se ha alterado la salud pública en Játiva ha difundido cierta alarma en la opinión pública, y se oyen á 70
este
propósito
haber
las
desmentido
versiones
oficialmente
mas
contradictorias
las
autoridades
no
obstante
valencianas
el
rumor de que se había presentado en Játiva el cólera morbo, buscamos hoy con preferencia entre la prensa de provincias los periódicos de aquella región á fin de salir de dudas." (121)
Efectivamente, se remite a las informaciones de dos periódicos de la zona cuya adscripción política es marcadamente distinta. Uno de ellos,
La
Correspondencia
de
Valencia
-monárquico
conservador-
se
expresa en sentido tranquilizador inducido por los dictámenes médicos que hablan de "cólera nostra" y no mórbica. Por su parte, El Mercantil Valenciano -republicano moderado- sin obviar la posible utilización que
de
este
contradicciones
asunto que
pudiera brotan
de
hacerse boca
(122),
expone
facultativa
a
las la
graves
hora
del
diagnóstico, y se muestra exigente al pedir a las autoridades total transparencia sobre el problema en cuestión:
"Queremos saber la verdad, tenemos derecho á saber la verdad, y la sabremos, y la haremos pública por encima de todo" (123).
En los primeros momentos El Resumen opta por la cautela pués entiende
que
las
noticias
recibidas
no
eran
definitivas,
pero
recomienda desde sus páginas mantener la normativa higiénica obligada. Lejos de alarmar, otra prensa madrileña califica estos casos de meros 71
cólicos producidos por alimentos en mal estado (124). Pero como el número de afectados aumenta y el pánico se extiende, la enfermedad saltará
a
los
medios
políticos
provocando
intervenciones
parlamentarias con objeto de paliar la escasa información facilitada por el ministerio de Estado y el resto del gabinete, quienes por toda respuesta pedirán prudencia y moderación.
El día 18 de mayo, el debate en el Congreso gira en torno a las preguntas
que
formula
el
diputado
posibilista
señor
Castelar
al
ministro de la gobernación Romero Robledo, acerca del doctor Ferrán y los casos de cólera de Valencia (125). El remedio de este afamado bacteriólogo, estaba en el punto de mira del gobierno, de la prensa y la opinión en general, máxime por cuanto las primeras inoculaciones realizadas en Valencia provocaron opiniones en contra. Muy polémica resulta también la utilización de métodos tradicionales -cuarentenas, cordones
sanitarios-
para
la
contención
y
erradicación
de
la
enfermedad. Sobre estas cuestiones giran los debates de dos frentes antagónicos, uno en apoyo de las cuarentenas y contra Ferrán, liderada por el propio ministro de Gobernación con el respaldo de la prensa conservadora, y el otro, representado por la oposición política y sus correspondientes órganos de prensa contra los cordones sanitarios y en favor de la vacuna.
72
El Resumen destina dos nuevas secciones ("La Salud Pública" y "Ultimas Noticias Sanitarias") durante el período de máximo impacto de la noticia, y vuelca en ellas la información extraida de la prensa local o madrileña, reseñando el volúmen de los afectados, su extensión a nuevos pueblos, los fallecimientos, el número de personas sometidas a la inoculación y sus efectos más inmediatos (126).
No olvida referirse a las medidas gubernamentales adoptadas para paliar la enfermedad, como tampoco comentar las consecuencias que estaban teniendo para la economía, dentro y fuera del país. En este sentido, hace pública una noticia recibida por telégrafo en la que se dice:
"Los propietarios de la provincia de Orán, en vista de que las cuarentenas impuestas á las procedencias de España dificultan la llegada de trabajadores españoles, piden al gobernador de la Argelia que facilite el envío de braceros marroquíes ó de otras nacionalidades, pues de lo contrario será casi imposible realizar la siega y recoger la cosecha de este año" (127)
Con efectos tan nocivos, no es extraño que cada vez hubiera más oposición al establecimiento de barreras preventivas, hasta el punto de falsear los datos con la finalidad de no verse afectados por tal
73
normativa. Esta es la situación que se desprende de la información recogida en la provincia de Valencia:
"Los vecinos de la casi totalidad de Valencia no creen que exista el cólera morbo, y publicamente niegan que haya ocurrido ni un solo caso, tal vez por el temor á las medidas sanitarias que perturban la vida y el tráfico (128).
El Resumen reconoce inicialmente la preocupación del gobierno por la cuestión sanitaria, y entiende que la adopción de lazaretos, la diferenciación de trenes según procedan de puntos infestados o no, la información diaria de los gobernadores de provincia sobre todos los casos
que
meramente
ocurran,
medidas
precautorias
(129).
todas Sin
ellas
decididas
embargo,
en
junio
son
con
las
coincidiendo
noticias llegadas desde Valencia para comunicar la expansión de la enfermedad
y
los
primeros
casos
en
Madrid,
el
diario
valora
negativamente la labor de las autoridades y de cierta prensa que -en su opinión- ha exagerado en lo que atañe a la capital al no haber motivo alguno para que altere su vida ordinaria, "supuesto que la salud pública es en Madrid inmejorable, salvo cuatro ó cinco casos diarios de la llamada enfermedad sospechosa" (130).
Aúnque resta incidencia a las primeras alarmas argumentando que "siendo Madrid una ciudad tan populosa, los casos registrados no son 74
en
número
bastante
para
poder
decir
que
la
epidemia
se
ha
desarrollado" (131), reconoce que son muchas las familias (cerca de 12.000 personas segun fuentes oficiales) que adelantan sus vacaciones y abandonan la ciudad atestando los trenes con dirección al Norte. A los efectos de esta emigración se refería El Resumen, el día 15 de Junio, destacando su incidencia entre los comerciantes e industriales de la capital que "ya está en una situacion deplorable", y por contra, las ventajas que estos desplazamientos reportaban al país galo, o a lo sumo -dice- a los pueblos de la frontera a donde desvían su capital.
Así las cosas, el día 16 de junio, era publicado en la Gaceta un parte ministerial reconociendo ser "cierto y oficial la aparición del cólera morbo asiático en la provincia de Valencia, Castellón, Murcia y en la capital del reino", aunque en ésta última -señala- "en pequeñas proporciones".
La cobertura de noticias de este diario, se abre a todos los hechos político-sanitarios que tienen relación con la epidemia: la presencia de Ferrán en la corte; su entrevista con el ministro Romero Robledo;
los
debates
y
conferencias
que
motiva
el
asunto;
la
organización y desplazamiento de la Comisión que debe entender sobre la materia "in situ"; la visita extraoficial del monarca a Aranjuez (132); la crisis del gabinete solventada con la sustitución de Romero Robledo
por
Villaverde
(133);
y
las 75
soluciones
planteadas por
las
autoridades responsables para hacer frente al deterioro económico. En relación
con
este
asunto,
informa
el
periódico
de
los
créditos
extraordinarios que pueden aprobarse en el caso -dice- de que no bastaran los fondos del "capítulo de calamidades" para combatir la epidemia (134).
No olvida tampoco "la noble y arriesgada labor" que realizan sus colegas para ofrecer una información veraz y rigurosa a los lectores. "El servicio del público -dice- es su interés constante, y no hay por él empresa que no acometan, ni peligro que no corran". Destaca su profesionalidad indiscutible y el carácter voluntarioso de su trabajo, nunca remunerado en su justa medida con las "módicas retribuciones" que se les paga (135).
Si
en
los
primeros
momentos
pide
cautela
a
los
medios
de
información con el fin de soslayar situaciones de pánico, una vez confirmada la naturaleza del mal y su extensión, se muestra partidario de dar publicidad a todo cuanto se relacione con la salud pública, para evitar las preocupaciones y alarmas que -según dice- "podría producir el misterio en mayor grado que los periódicos" (136). Responde a
quienes
le
acusan
de
desusada
extensión
en
el
tratamiento
del
cólera, remitiendo a la profusa información facilitada por la prensa inglesa, francesa e italiana.
76
Ante la proliferación de los cordones sanitarios a lo largo del territorio nacional, El Resumen se posiciona en contra por entender que es un sistema "vejatorio, ineficaz y ridículo" (137). No duda -como harán otros periódicos- en combatirlos y con ellos al gobierno, aún después
de
provincias
que que
el
Sr.
Villaverde
pusieran
fin
a
pidiera
lazaretos
a y
los
gobernadores
cordones
de
mediante
la
movimiento
de
publicación de la Real Orden de 12 de junio de 1885.
Sabido
es
que
esta
disposición
desató
un
desobediencia en distintos puntos del país, animada por las propias autoridades locales y la prensa conservadora más significada. Las dificultades para contener el cantonalismo pusieron de relieve las discrepancias creadas por la política del nuevo ministro en el seno del partido conservador, y de esta situación se hace eco el periódico calificándola de anarquía sanitaria:
"Pero he aquí que cada pueblo, aun los infestados, levanta una muralla que no atraviesan los propios delegados del Gobierno; que de los pueblos pasa á las calles, y de estas á las casas y aun dentro
de
estas,
los
individuos
se
acordonan
por
evitar
el
contacto de unos con otros.
¿Qué hace el ministro de la Gobernación? Va de un lado á otro sin plan ni método fijo, expide veinte disposiciones en una hora y 77
ninguna
se
cumple,
amenaza
con
destituciones
de
que
los
gobernadores se burlan, y entonces tiembla de ejecutarlas. (...) Si la autoridad del ministro no pasa del radio de Madrid y cada pueblo es un canton independiente, si no tiene fuerza y seriedad bastante para imponerse, debe abandonar el puesto a quien sea capaz
de
conseguirlo
ó
el
prsidente
del
Consejo
declararlo
vacante hasta que cese la epidemia" (138).
En relación con la cuestión Ferrán, El Resumen recoge la reunión del 25 de mayo en el Consejo de Sanidad para discutir la conveniencia o no de la inoculación. El resultado de la votación -10 votos contra 9 determinaron que no debía utilizarse este sistema- evidencia pocas dudas sobre la virtualidad del método preservativo, pero aún así las discrepancias continuan. Ante la polémica, este diario se decanta en favor del facultativo y opta por abundar en el tema, pués de esta manera -dice- no hace sino cumplir con su obligación que no es otra que "ilustrar al público abriendo un juicio contradictorio, donde encuentren
cabida
todas
las
opiniones..."
(139).
Sin
embargo,
su
talante democrático se pondrá en evidencia al lanzar un virulento ataque
contra
informaciones
los
anti-ferranistas,
parciales
y
a
quienes
malintencionadas.
acusa
Finalmente
de El
utilizar Resumen
tratará de zanjar la cuestión y se mostrará proclive a dar plena libertad para proceder o no a la vacunación (140).
78
El problema sanitario se ve complicado con un movimiento social de cierta amplitud, derivado de la normativa vigente sobre consumos (141). Los motines originados se entrecruzan durante los meses de verano con la epidemia creando una situación de inestabilidad en la que se conjugan el pánico y
las dificultades de
abastecimiento, con la resistencia a la política gubernamental en ambas cuestiones.
El Resumen, como logicamente cabe suponer en un país confesional, dedica un espacio que se anuncia bajo el título "La Semana en la Iglesia", cuyo responsable firma con el seudónimo "Un Clérigo de esta Corte" (142). En él se combinan noticias de carácter puntual, tales como el santoral o las funciones religiosas diarias, con otras de opinión
en
las
que
analiza
temas
que
frecuentemente
evidencian
realidades sociales y facilitan una valiosa información para conocer el "estado de salud" de los fieles. Así por ejemplo, tenemos que con motivo de la celebración de la Inmaculada Concepción el periódico introduce en la primera y segunda plana un espacio dedicado a la constante
veneración
que
suscita
la
virgen
entre
los
españoles,
quienes acuden a todos los oficios que las iglesias, sin excepción, celebran en esta fecha. Esta observación inclina al redactor a afirmar que "España es el pueblo de María" (143). 79
Destaca igualmente la devoción popular a los santos y critica cierta inclinación a caer en la superstición ya que la santería era una práctica muy extendida en un país donde las imágenes proliferaban, llegando a contarse más de 700. "La Semana en la Iglesia" pone de relieve
esta
preferencias
realidad más
haciéndose
difundidas
eco
hacia
del
uno
u
culto otro
imaginero, de
las
santo,
las
y
de
peregrinaciones y romerias que por motivos religiosos se festejan, enlazando intimamente con la cultura secular española (144).
Desde
estas
feligreses
para
especialmente
páginas que
-señala-
se
articula
cumplan en
el
con verano,
un recordatorio a todos los las que
prácticas viene
a
religiosas, significar
y
unas
vacaciones para el culto con pocas funciones y escaso público "sobre todo el distinguido ahora desperdigado por esos balnearios y lugares de recreo.." (145).
Lo espiritual se mezcla con lo temporal en esta sección, donde hay lugar también para denunciar el abandono en que se encuentra el patrimonio eclesiástico. Así por ejemplo, se cita el lamentable estado de la iglesia de Santiago, San Sebastián y La Encarnación, señalando su cierre y la urgente necesidad de obras de rehabilitación.
80
En suma pués, se trata de una sección breve pero que contribuye a facilitar al lector una serie de informaciones sobre un tema muy presente en la vida cotidiana y al que no es ajeno en absoluto.
La
década
floreciente
de
publicación
de
de
los
la
ochenta
literatura
obras
de
marca
el
española
-la
insignes
despegue
de
Edad
Plata-
de
representantes
del
una
etapa con
la
movimiento
naturalista y la generación del 98, tales como Clarín y Pérez Galdós (146). En este contexto, El Resumen hace una pequeña aportación al desarrollo del cultivo literario y artístico, introduciendo, a tal fin, secciones específicas con periodicidad diarias.
Sobre la producción literaria de estos años, ofrece unos "Indices de publicaciones" a modo de breves repertorios bibliográficos, cuyo rasgo esencial es la evidente combinación de géneros y la ausencia de rigurosidad temática. Constituye un ejemplo de esta diversidad el anuncio
de
obras
como,
Progresos
y
Extravagancias
de
Ossorio
y
Bernard, el número 25 del Diccionario biográfico, estadístico y de la lengua española que publica D.Enrique Jaramillo, la tercera edición de las
Ordenanzas
Generales
del
Ejército.Exposición
didáctica
de
los
preceptos contenidos en las mismas (tratados II, III, VI, VII), por N.Amoros,
o
varios
volúmenes
de
los
Episodios
española de D.Vicente Moreno de la Tejera (147) 81
de
la
revolución
Ocasionalmente,
junto
al
título,
autor,
editor
y
páginas
o
volúmenes de la obra, el periodista incluye una breve reseña crítica. Así por ejemplo, al citar en el "Indice" El Capital de Carlos Marx añade: "obra resumida y con un estudio sobre socialismo científico realizado por Gabriel Deville, version española que presta un señalado servicio a los amantes de esta clase de estudios" (148).
El género poético ocupa desde el año 88 una sección específica bajo el título "Letra menuda". Por lo general, esta columna aparece firmada
con
proporciones
seudónimo si
("ELE")
bien,
Independientemente,
El
y
ocupa
destacado
Resumen
adoptó
un
por la
espacio su
de
pequeñas
tipografía
práctica
de
(149).
reproducir
versos, todos ellos firmados por personalidades literarias de la talla de Mariano de Cavia (150), Ramón de Campoamor (151) P.A.de Alarcón, Manuel Tamayo y Baus, Marcelino Menéndez y Pelayo, Benito Pérez Galdós o
Armando
Palacio
Valdés,
(con
sus
composiciones
dedicadas
al
novelista santanderino José María de Pereda (152). En conclusión, todo un
elenco
periodistas,
de que
novelistas,
poetas,
circunstancialmente
dramaturgos, dejan
su
polígrafos
impronta
en
y el
periódico, como harán los principales exponentes de la generación del 98 (153).
Otra sección fija del periódico es el "Correo de Espectáculos" dirigida
a
recrear
las
actividades 82
que
podriamos
llamar
de
"esparcimiento", tales como el teatro. Por esta sección pasan los actores y las obras en cartel que quedan sometidos a la mirada crítica de los especialistas. Uno de los muchos ejemplos que nos ofrece el periódico es el artículo firmado por C.P. comentando las opiniones del dramaturgo
Roque
F.Izaguirre
sobre
la
puesta
en
escena
del
actor
Rafael Calvo (154).
El panorama que presenta el teatro español se nos muestra desde la perspectiva del polifacético Eusebio Blasco, insigne redactor del periódico republicano Gil Blas, creador del semanario satírico El Garbanzo e integrante, desde 1893, del órgano silvelista El Tiempo. De su
comparecencia
en
el
Ateneo
de
Madrid
-después
de
una
larga
permanencia en París- destaca El Resumen la triste impresión que le ha producido
ver
la
escena
española
invadida
por
obras
francesas
y
abundantes galicismos. Señala el autor la decadencia en que se halla sumido
el
teatro
español,
debida
-en
su
opinión-
al
gran
distanciamiento que existe entre la obra y el espectador
"...tiene
la
culpa
de
esta
decadencia
de
nuestra
escena
el
prurito de hablar en verso y darle descripciones de puestas de sol, de subidas de aurora, de efectos de luna á un público que quiere ante todo y sobre todo hechos, interés en vez de lirismo y que no va al teatro á oir endecasílabos y quintillas" (155).
83
En la
polémica
que
despertaba
crónica taurina (156), este
la
periódico se decanta por la afición y abre sus páginas a sueltos
en
sendas
secciones
("Toros"
o
"Plaza
de
pequeños
Toros"),
cuyos
responsables se mantienen bajo el anonimato de las siglas (P.T., J.L., A.F.) o los seudónimos (José, Román, Raoul, Adios..) (157).
Generalmente
los
cronistas
tratarán
de
cubrir
la
temporada
taurina en Madrid y provincias, pero al disponer de poco espacio para comentar el desarrollo de las corridas y adelantar el cartel de cada jornada, tendrán que conformarse, las más de las veces, con sueltos como éste
"..se lidiarán ocho toros, cuatro de la ganadería de D.Antonio Hernández,
y
cuatro
de
la
de D.Enrique Salamanca, que serán
estoqueados por Salvador Sánchez (Frascuelo), Angel Pastor, Luis Mazzantini y Manuel García (El Espartero)" (158).
Sin embargo, de tarde en tarde, se incluyen extensos artículos dirigidos a un público más profano pero abierto a polemizar sobre la "fiesta
nacional".
Para
responder
a
las
críticas
del
Correo,
El
Resumen publica el artículo `Toros y Crímenes' y recoge las opiniones de dos personajes ilustrados en consonancia con las suyas propias:
84
"Dijo Rousseau que la fiesta de los toros había contribuido no poco a mantener el vigor de España. Nuestro Jovellanos, grande y terrible impugnador de la fiesta, confesó que ningún pueblo tenía espectáculo tan grandioso ni que más interesase al corazón humano.".
El articulista J.de L., discrepa del señor Ferreras, director del órgano fusionista antes citado, no admitiendo como pretende éste, que exista relación de causa-efecto entre la supuesta violencia de la fiesta y los atentados contra la vida de las personas, entendiendo que crímenes se producen en todos los países sin que estén estigmatizados por la cultura del toro
"Há
poco
francés
dias que
-señala-
ha
llegado
ha
extremecido
al
colmo
de
el la
mundo
ese
perversidad
asesino y
del
ensañamiento, degollando á su querida y mostrando á los aterrados parisienses la ensangrentada cabeza de su víctima.
Como al realizar el delito acaba de salir de la cárcel de sufrir condena, no es posible sospechar que siquiera haya podido asistir á
las
corridas
de
San
Sebastián
confundido
con
aquellos
de
nuestros honrados é inofensivos compatriotas que salen de la plaza achacando á los toros y á la flamencomanía la lluvia y el mal tiempo" (159). 85
El tema levanta voces apasionadas dentro y fuera del país. Así, un colaborador del periódico -Raoul- escribe acerca de la impresión que
causan
los
toros
a
los
franceses.
Reconoce
la
paradoja
que
representa ver como "hasta ahora venían nuestros vecinos inundando las plazas
en
costumbre
los iban
días luego
de a
corrida;
pero
desahogar
el
por mal
no
perder
humor
en
sin
los
duda
la
periódicos
atacando la fiesta española con más o menos vehemencia." (160)
Esta nota de oposición se va amortiguando, dice el autor, y ya tenemos
a
Julio
Prevel
-cronista
de
espectáculos
de
Le
Figaro-
dispuesto a salir en defensa de las corridas de toros, aun habiéndose estrenado sólo una vez, lo que es sin duda más sorprendente pués "los toros no gustan, como la cerveza, en la primera audición, aunque luego envician de igual modo que el amargo brevaje alemán".
Raoul taurómanos
encuentra franceses
claras -que
similitudes sin
perder
entre
el
corrida
proceder alguna
de
los
predican
oficialmente contra la fiesta- y los españoles
"No censuremos nosotros demasiado este proceder -dice- ¿Acaso hacen aqui otra cosa algunos de los Navarretes que zurran con evidiable estilo á la fiesta nacional, y luego acuden á la plaza con más puntualidad que el presidente..? (161). 86
Hay, sin embargo, cierta coincidencia entre el periodista y su homólogo galo, por lo que se refiere al conjunto de la fiesta. Ambos destacan el valor de las espadas y la destreza de los banderilleros "origen de emociones intensas"-, aunque Prevel califica de "cruel y horrible"
la
suerte
de
varas
y
muestra
su
extrañeza
por
la
inmutabilidad de las mujeres ante tal escena
"..Cuanto al sexo débil -dice- ya es otra cosa... Las mujeres gustan de las emociones fuertes, esto es sabido, y allí están servidas á todo su deseo. Esta lucha entre el hombre y la fiesta irritada, hace latir su corazón fuertemente, y excita sus nervios en grado sumo. Pero lo que no comprendo es que asistan impasibles al espectáculo de la matanza de caballos, á los que el toro raja con sus cuernos y que antes de morir en la arena, dan algunos pasos balanceando las entrañas" (162).
También se pone de relieve el arraigo que tiene en el pueblo, hasta tal punto que -dice el diario- "hay españoles pobres que empeñan el colchón para comprar una entrada desde que se fijan los carteles.." (163).
Dejando a un lado estas diatribas, que todavía hoy suscita el toreo
y
antes
de
poner
fin
al
87
tema,
conviene
mencionar
otras
informaciones colaterales ofrecidas por El Resumen como la puesta a la venta en Madrid del periódico taurino titulado El Enano (164).
El gran acontecimiento de 1888 fue la celebración, por primera vez
España,
de
la
Exposición
Universal,
que
venía
a
retomar
la
tradición iniciada en Londres el año 51. En esta ocasión se eligió como sede Barcelona, impulsando el protagonismo de esta ciudad que realizó verdaderos esfuerzos por crear un marco adecuado para el buen desarrollo de la muestra. El certamen que se inició el 20 mayo, supuso una
buena
ocasión
para
promover
la
producción,
el
comercio
y
la
cultura a través de la presentación pública de productos de la tierra, la industria, las artes y la ciencia (165). Tuvo muy buena acogida y gran número de forasteros -en torno a dos millones de visitantes- se concentraron en la ciudad catalana durante varios días, pero además contribuyó a estrechar las relaciones diplomáticas con otros países. Estos y otros aspectos pueden conocerse a través de la información que en sucesivos días publica El Resumen.
La cobertura de esta noticia es realizada por Kasabal quien abre su crónica el día 20 pletórico por el acontecimiento
88
"El día de hoy es grande para todos los que nos honramos con ser españoles. No es sólo Cataluña la que puede enorgullecerse con justísima
razon,
es
toda
España,
partícipe de la gloria más
grande de todas las modernas: la gloria del trabajo, fruto de la cultura y el progreso" (166).
Después de recrear una Barcelona exultante y en plena actividad festiva, comenta la importancia de que, por primera vez, un certamen de esta naturaleza se verifique en España para empezar a cambiar la imagen que sobre este país tienen allende los Pirineos. "Nadie afirma- lo hubiera creído posible hace unos meses; todavía hay quien cree que si no empieza en los Pirineos el Africa, hay tras ellos un país atrasadísimo, incapaz de ninguna de las grandes iniciativas que tanto explendor dan á nuestro siglo".
Resalta perseverancia
la y
idiosincrasia
catalana,
laboriosidad-
no
sin
cuyas
hubiera
sido
cualidades
-
posible
un
acontecimiento de tal magnitud, y apela a olvidar las diferencias para "unirse al general regocijo, al nacional orgullo, al coro unánime de plácemes y loores que hoy ensalza á Cataluña, á Barcelona..".
Entre tanta euforia no pasan desapercibidas algunas de las notas anecdóticas enviadas por el cronista a la redacción del Resumen tales como las dificultades para satisfacer la demanda de coches en la 89
Ciudad Condal y el encarecimiendo de su precio, la "noble" acción de la sucursal del Banco de España en aquella ciudad "repartiendo bonos de pan para los pobres y cuatro mil pesetas entre los establecimientos de
Beneficencia",
o
la
rebeldía
de
muchas
damas
distinguidas
que
formaron "una especie de liga para romper con la etiqueta del acto oficial, presentándose de sombrero y en traje de paseo".
El acto de apertura tuvo lugar en presencia de la reina Regente y de grandes personalidades de muy distinta procedencia. El periódico registra el hecho y todo lo concerniente a actos oficiales, discursos, paradas militares, funciones en el Liceo, banquetes y otro tipo de solemnidades palatinas (167).
Colateralmente añade una columna rubricada por Kasabal en la que bajo
el
título
`Nuestras
Cartas',
publica
una
serie
con
las
impresiones del autor sobre Cataluña, sus rincones, su paisaje, sus gentes y actividades características.
Pasados los primeros momentos, las noticias sobre este evento irán poco a poco perdiendo interés, según reconoce el articulista, cuyos despachos telegráficos llegan a Madrid cada vez más espaciados. El
día
25
decía
el
periódico:
"...cada
vez
hay
menos
que
contar...Continuan las fiestas, pero reducidas ya a proporciones menos extraordinarias". 90
Los extractos de prensa constituyen en la mayoría de los diarios una sección regular y amplia, con nombres diversos como
"Miscelanea
política" (El Imparcial), "Ecos del Día" (La Epoca), "A través de la Prensa" (El Resumen)...ect. En este último, su lugar habitual era la primera página, y por esta sección pasaron día a día publicaciones madrileñas y provinciales de distinto perfil ideológico. Aprovecha el periódico
para
opinar
sobre
algunas
de
ellas,
vinculándolas
a
determinadas posiciones políticas y grupos sociales. Por ejemplo, del Correo de España dice que es "prensa de la guardia civil", del Correo Militar "periódico en línea con el Ministro Sr.Quesada", y del Día, órgano "templado, sin apasionamientos políticos de ningún tipo". Cita los "periódicos del partido conservador" La Epoca, El Noticiero, El Correo de Miravalles, El Estandarte, El Diario Español y La Unión, sin olvidar los diarios de la mañana calificados de "republicanos" con sus diversos matices: El Globo posibilista, La República federalista y El Liberal (168).
El Imparcial, goza de prestigio entre la redacción del Resumen, pués lo considera, con mucho, el diario "mejor informado y de mayor circulación en España" (169).Dicha opinión no impide que la marcha de la
política
activa
gubernativa
oposición,
le
contra lleve
la a
que
el
discrepar
reformismo en
promueve
temas
una
puntuales,
calificándole de "adicto" al fusionismo y órgano de Cassola (170). Este 91
progresivo distanciamiento explicaría la diligencia del Imparcial "en recoger cuanto va dirigido contra los reformistas en general y contra El Resumen en particular" (171). También se aleja del Correo calificado de fusionista puro, y de La Regencia, en línea con el partido de Sagasta aunque sospecha que "va a ser de aquellos ministeriales que no ejercen.."(172).
Características de esta sección son, la diversidad temática y la utilización de todo tipo de figuras literarias y gramaticales, tales como el juego de palabras, la hipérbole, la onomatopeya...,para dar a la noticia un sentido sarcástico y reflexivo. Valga como ejemplo de ello las palabras sobre el periódico ultramontano El Siglo Futuro, a raiz de un suelto que titula `Martirio prolongado de los cristianos y misioneros en el Tong-Kin'. Dice El Resumen "Se nos figura que el Tong-Kin
empieza
en
la
redacción
de
El
Siglo
Futuro".
Igualmente
ilustrativa es la respuesta dada a cierto informe del Imparcial que discurre sobre los préstamos en Madrid, resultando que "se olvida del más
gordo.
El
que
le
ha
hecho
Cánovas
á
Sagasta
con
intereses
compuestos y al tirón" (173).
El Resumen se interesa además por la expansión periodística de estos años y ofrece, en este apartado, una puntual información de los nuevos órganos de prensa, sin tener en cuenta el género periódistico que
representan.
Así
por
ejemplo 92
anuncia
la
salida
del
Pueblo,
comentando que la lista de redacción presentada por el nuevo colega "revela que será un periódico de cuidado, pero por lo mismo, muy bien hecho, y por lo demás muy simpático", y a la vez, la revista decenal ilustrada La Europa Artística y Comercial, de la que destaca su buena edición
(174).
Comunica
igualmente,
el
debut
de
la
publicación
granadina El Popular, y el cese de La Lealtad, sobre la que apostilla: "era el periódico más antiguo de Granada, y aunque tuvo temporadas, en su
larga
vida,
de
independencia,
casi
siempre
estuvo
afiliado
al
partido conservador. Con él deja también su carrera periodística, Francisco Javier Covos" (175). La misma suerte ha corrido -dice- El Progreso, cuyo último número salió la noche del 11 de junio del 87, pero se augura que dentro de 2 ó 3 días surgirá otro periódico a defender las ideas sustentadas por él (176).
Una de las actividades del El Resumen va encaminada a recabar información sobre los periódicos de provincia vinculados a la política del
partido
satisfacción
reformista, por
el
y
darlos
progresivo
a
conocer
avance
del
(177). número
Expresa de
su
éstas
publicaciones, y menciona la aparición de algunas de ellas como el periódico satírico, Las Ratas, El Reformista, publicado en Huelva, o El Teléfono que viene a sumarse al Diario
Español con quien comparte
El Resumen la representación del reformismo en la prensa madrileña (178).
93
Aún cuando la Ley de Policía de Imprenta publicada el 26 de junio de
1883
es
menos
restrictiva
que
la
normativa
impuesta
por
los
decretos del 75 o la Ley del 79, los periódicos nacionales deberán observar
ciertos
requisitos
en
relación
con
cuestiones
como
la
licencia previa, el pie de imprenta, la entrega por adelantado de varios ejemplares a la autoridad y la exigencia de un responsable legal. El principio constitucional que determinaba la libre emisión de ideas
y
pensamiento
correspondiente
normativa
continuaba legal,
de
pués tal
circunscrito forma
que
los
por
la
periódicos
debían atenerse a lo preceptuado para no incurrir en delito.
A
sabiendas
de
los
riegos
que
corrían
quienes
se
"extralimitaban", El Resumen abre su primer número con unas palabras de apoyo para las víctimas del rigor ejercido por las autoridades competentes:
"-Venga esa mano, compañero. Esto
dice
sinceramente
El
Resumen
al
comenzar
sus
tareas,
enviando un cariñoso saludo á cuantos se dedican á los trabajos de la prensa, y especialmente á los periodistas que están en la cárcel" (179).
Cierta solidaridad profesional explicaría la puntual notificación de
las
sanciones
impuestas
a
otros 94
periódicos.
Así
tenemos,
por
ejemplo,
la
denuncia
de
publicaciones
como
La
Bandera
Social,
La
República, La Discusión, El Progreso y La Marina, que transcurre en un sólo día, o la de La Izquierda Dinástica, que ya les había precedido (180).
El
asunto
Salamanca
tuvo
semejantes
consecuencias
sobre
los
periódicos que esgrimieron la defensa del órgano reformista y de su redactor jefe José Gutiérrez Abascal.
Este capítulo de la historia política española, reiteradamente señalado
por
los
distintos
estudiosos
del
período,
estuvo
protagonizado por El Resumen y el general Manuel Salamanca, quien sustituía el 27 de julio (181) a su compañero de profesión, general Calleja, al mando de Cuba (182). El conflicto con el periódico, surgirá a raíz de la entrevista que "Kasabal" mantuvo con la nueva autoridad el día 3 de agosto y cuyas palabras, alusivas a la posibilidad de que existieran
casos
de
corrupción
en
la
isla
antillana
como
había
apuntado anteriormente el militar dimisionario, fueron hechas públicas tres días después por el diario (183). Veladamente el general Salamanca responsabilizaba de la situación a ciertas personalidades políticas sin excluir al propio ministro de Ultramar, Sr.Víctor Balaguer, y estas revelaciones hicieron estallar el escándalo.
95
Déspués
vendrán
el
desmentido
del
general
y
la
consiguiente
ratificación del periodista (184), resolviendo ambos "mediante un acta la cuestión de honor" (185). Por lo que se refiere al Gobierno, el periódico pone de relieve la situación en que le ha colocado tales declaraciones y la "dificilísima" solución al problema. Así señala que el
"gran
conflicto"
para
el
gabinete
no
radica
en
"las
frases
desdeñosas" pronunciadas por Salamanca sobre Balaguer, sino en "las declaraciones de que en Cuba hay muchos empleados que cometen toda clase de inmoralidades sin miedo alguno, porque reparten el producto de ellas con los personajes políticos que en Madrid les sostienen en sus destinos".
De estas palabras nace el dilema para el ejecutivo, -según opinapués si mantiene su decisión de conservar al general en el cargo, "queda humillado, hecho pedazos á los pies del general Salamanca, porque envía allí á un funcionario á sabiendas de que ha esgrimido y esgrime las mismas armas que los filibusteros emplean en su sañuda guerra
contra
la
Madre
Patria";
por
el
contrario,
si
decide
destituirle, nadie podría negar a éste ni a los que como él piensan, el derecho de decir que se le separa sólo por haber anunciado una "guerra sin cuartel contra la corrupcion administrativa en Cuba y contra los empleados que (...) envían mensualmente ciertas sumas a influencias políticas de la Corte" (186).
96
Aunque
ninguna
de
las
soluciones
es
satisfactoria
para
El
Resumen, la conclusión fue entregar el cargo interinamente a D.Sabas Marín, quien podrá comprobar por sí mismo el nivel de corrupción existente en la isla (187). La proyección del conflicto a los medios informativos dió lugar al posicionamientos de los principales periódicos, de tal manera que, mientras
El
Mundo
(188)
exigía
responsabilidades
al
"indiscreto
general", otros dirigían sus publicaciones a respaldar la crónica de Gutiérrez Abascal. En esta línea se sitúan sin lugar a dudas, El Pueblo
y
Resumen,
El
País (189),
serán
diarios
denunciados
por
que junto al Liberal y el mismo arremeter
contra
la
inmoralidad
administrativa, sustrayéndoseles algunos de sus números. Con acritud, cuestiona el diario la determinación de las autoridades gubernativas:
"Este es el coraje que le ha metido en el cuerpo Salamanca a el gobierno y que éste ha desfogado, como siempre sobre la prensa" (190).
La susceptibilidad del periódico por los ataques a la prensa, está patente desde las primeras tiradas y de ahí que sus páginas desprendan, a veces, informes poco contrastados:
"No
se
confirma
y
mucho
nos
alegramos
-dice-
apreciable colega El Liberal fuese ayer denunciado.
97
que
nuestro
En cambio parece desgraciadamente cierto que lo fue nuestro no menos apreciable compañero La Iberia. Nuestras alegrias duran poco. El fiscal no descansa" (191).
En ocasiones el marcaje a la prensa va acompañado de ciertas anomalías legales. Suele suceder -dice El Resumen- que los periódicos son
detenidos
y
secuestrados
en
Correos
sin
que
se
enteren
los
interesados, y faltando el auto judicial requerido legalmente (192). En este orden de cosas, Adolfo Suárez de Figueroa envió un telegrama desde
Málaga
a
su
redacción
para
denunciar
"una
arbitrariedad"
cometida por aquellas autoridades contra el periódico. Según indica, agentes gubernativos detuvieron a los vendedores del periódico para impedir
su
distribución
callejera,
amenazándoles
con
la
cárcel.
Aparentemente el motivo de estas acciones era evitar que la población leyera el número del Resumen correspondiente al domingo, 2 de octubre ,
y
concretamente
una
`Carta
Malagueña'
firmada
por
el
enviado
especial, sobre las malas artes del alcalde de la ciudad.
El Resumen no puede por menos que mostrar su indignación ante este atropello afirmando que:
"la carta no ha sido denunciada; no había en ella nada que de lugar a ningún género de persecución; así pués, la autoridad ha procedido arbitrariamente, y con el único fin de amparar contra la crítica de la opinion á un cacique de Málaga". 98
Un recurso ante el Ministro de Gobernación solicitando que se hiciera justicia, no pudo evitar un segundo ataque en la noche del día 3 contra su kiosko, ni las amenazas vertidas sobre el encargado de la venta, que sería detenido "si no cesaban los repartidores de anunciar la polémica carta". En esta ocasión la sensata mediación del Sr.León y Castillo puso remedio al suceso, y muy satisfecha la redacción, por la agilidad con que se había puesto fin al conflicto, publicaba una nota en los siguientes términos:
"El Ministro casi se ha adelantado a nuestra demanda, lo que es digno de elogio" (193).
No
sólo
los
poderes
públicos
arremeten contra la prensa. El
ataque perpetrado en el mes de diciembre contra la redacción de La Correspondencia Militar (194), es obra de profesionales del ejército dispuestos a limpiar su honor. En palabras del Resumen, la mencionada publicación había sacado el día 12 de diciembre un artículo en el que "se deslizaron varios conceptos insultantes para los oficiales del Estado Mayor que hacen servicio de prácticas en los cuerpos", y ello despertó una rápida respuesta entre los aludidos (195).
Este precisa
diario
que
criticará
nunca
estuvo
la de
actitud acuerdo 99
de los agresores, y aunque con
las
opiniones
de
aquel
periódico,
no
por
ello
deja
de
oponerse
radicalmente
a
cualquier
medida coercitiva que pudiera adoptarse contra él. Habrá que esperar algunos años, hasta comprobar su reacción ante los ataques perpetrados contra su redacción y la de otros periódicos (196).
Concluyendo, podemos decir que el año 88 se significó por las abundantes causas contra distintos periódicos. Los motivos aducidos fueron muy diversos (algunos ya han sido mencionados con anterioridad) y
originan
una
toma
de
posición
al
respecto,
reapareciendo
los
escritos sobre las relaciones justicia-prensa (197). Paralelamente, se produjeron debates parlamentarios muy enconados para determinar los límites a la libertad de expresión, bien cuando se trataran asuntos alusivos a la institución militar o cuando fueran los miembros del ejército los que opinaran sobre cuestiones políticas (198).
I.2.2- TEMATICA POLITICA.
La
labor
del
periódico,
como
órgano
informativo
realiza
una
extensa cobertura política en el ámbito interno y sobre los hechos más significados
a
escala
internacional, 100
que
presenta
en
forma
de
artículos, editoriales o sueltos, abriendo, bajo un fondo de despacho de agencia, un espacio para las apreciaciones personales. Corresponde a las secciones "La Vida Política", "Bocetos Parlamentarios", "El Resumen en Provincias", "Fuera de España" y "Notas de un Reporter" su seguimiento, sin olvidar como ya mencionamos al principio de este capítulo, que la superposición de noticias en secciones diversas y aparentemente no vinculadas es muy frecuente. Tampoco debemos obviar el carácter eminentemente político que adquieren determinados hechos por su peculiar desarrollo.
Antes de proseguir, y como nota aclaratoria, he de señalar que únicamente expondré en este apartado una relación de los hechos más significados ocurridos durante el período, dejando para la segunda y tercera parte de este trabajo el análisis y las observaciones que sobre muchos de ellos hace El Resumen.
De
orden
conforman
la
interno realidad
cabe
destacar
española
aquellos
durante
los
acontecimientos
años
de
1885
a
que
1888,
comenzando por la muerte de Alfonso XII, y el inicio de la Regencia de María Cristina, sobre la base de los acuerdos del Pardo firmado por las dos fuerzas políticas hegemónicas: el Partido Liberal sagastino y el Conservador (199). Su alternancia en el poder permite la sustitución del gabinete conservador existente en el momento de la aparición del periódico, por otro liberal encabezado por Sagasta (200) quien por 101
segunda vez desde el inicio de la Restauración, intentará a partir del 27 de noviembre poner en plena ejecución una amplia serie de reformas legislativas
iniciadas
gubernamental
y
doctrinales
y
con
cautela
parlamentario,
contando
con
el
en
durante
consonancia
apoyo
de
una
su
primer
con
sus
mayoría
mandato
principios
liberal
(288
escaños) en el Congreso de Diputados, cuyos debates son recogidos y extractados por El Resumen. En este foro, mención especial merecen la ley de Asociaciones de 1887, el proyecto de ley Constitutiva del Ejército del mismo año, la ley del Jurado del 88, y el nuevo Código Civil sobre el que se trabaja desde 1880, sin lograr llevarlo a término hasta 1888-1889 (201).
El funcionamiento del gabinete, sus crisis, la incorporación de nuevos miembros, las elecciones locales y de ámbito nacional (202), la movilidad y el transfugismo en el seno de los partidos, la acción de la oposición carlista (203) y republicana con derivaciones tales como la sublevación de Villacampa y la de Cartagena (204) conforman algunas de las noticias más ampliamente difundidas por el periódico.
En
el
terreno
económico,
la
aprobación
de
los
Presupuestos
Generales del Estado, se somete anualmente a un prolongado proceso de discusión, recreado por este diario con especiales menciones a las 102
partidas de gastos e ingresos de ministerios como el de la Guerra y Marina. En otro orden de cosas, las transacciones comerciales, con la aprobación el 2 de agosto de 1885 del Código de comercio (205), que ajustaba
los
tipos
y
figuras
jurídicas
del
tráfico
comercial
y
mercantil a las necesidades del incipiente capitalismo nacional, las compañías de la marina mercante como la Trasatlántica, las diatribas entre
proteccionistas
y
librecambistas
en
unos
años
en
que
los
mercados europeos se cierran ante los efectos deflacionistas de la "gran
depresión"
iniciada
en
1873,
y
las
líneas
maestras
de
la
política económica desarrollada en este período encuentran su espacio en estas páginas.
La aproximación a Europa emprendida por el gobierno liberal en la década de los ochenta, pretendía poner fin a la ambiguedad (evitar el aislamiento y el compromiso), que en materia de política exterior había caracterizado la labor del jefe conservador Cánovas del Castillo (206). España debía acomodarse en el marco de una Europa significada por diversos acontecimientos: la aparición de fórmulas de democracia liberal en coexistencia con el liberalismo restringido de la primera mitad
del
siglo
XIX,
el
ascenso
y
organización
progresiva
del
proletariado a caballo de la industrialización, el triunfo de los nacionalismos germano e italiano, la superación del liderazgo francés en las relaciones internacionales y el arbitraje alemán en lo que será 103
conocido como "la época de Bismark", el imperialismo colonial al que se lanzan imparablemente las principales potencias, y el relanzamiento de la "Cuestión de Oriente". Todo ello sin olvidar las pautas de la evolución económica y su incidencia en las directrices de la política interior y exterior.
En tales circunstancias, el gobierno de Sagasta va a procurar un acercamiento al país que había logrado derrotar, primero, y aislar después a Francia, firmando su adhesión a la Triple Alianza (1882) con la
mediación
orientar
la
del
embajador
política
italiano
española
en
en
esta
Madrid, dirección,
conde
Nigra.
Moret,
Al
pretende
garantizar los derechos de España en Marruecos y el Mediterráneo, y asímismo
defender
la
institución
monárquica
(207).
La
amistad
que
sellaba este acuerdo -casi "platónica" como señala el profesor Jover Zamora- fue insuficiente para evitar el contencioso que se produciría años después entre ambos países (208).
Efectivamente, la política exterior española salta a la opinión pública a raíz del conflicto de Las Carolinas (209). Estas islas que tomaron su nombre del monarca Carlos II, pertenecían desde 1686 a la corona española pero no se había hecho efectiva su ocupación. Cuando en 1885, el gobierno decidió tomar posesión oficial de la isla Yap, el gobierno alemán ordenó un desembarco en la misma y surgió el litigio. La disputa hispano-alemana por la soberanía de estas islas desencadenó 104
una oleada de protestas civiles y militares (210) llegando El Resumen a manifestarse a favor de la guerra como único camino posible para resolver la crisis y acabar con el deshonor y la infamia (211). Se lamenta de que España a la vez que formula protestas diplomáticas no tome
precauciones
en
la
protección
de
sus
costas
reforzando
las
debilitadas armas de defensa, y denuncia la incompetencia que observa en los negociadores españoles
"ya que la diplomacia no sabe servir al patriotismo, sirva éste para suplir las faltas de diplomacia"
A su entender, había pasado la hora de las deliberaciones, y llegado
el
momento
de
emprender
los
preparativos
para
"sostener
nuestros derechos con la fuerza que es la suprema razón" (212).
Desde
Agosto
sentimiento
a
Noviembre
patriótico
que
del
año 85, diariamente difunde el
inunda
a
los
españoles
y
las
manifestaciones nacionalistas que se desencadenan en Madrid -la que tuvo lugar el día 23 de agosto a la que se adhiere telegráficamente López Domínguez y que reunió a 160.000 personas entre participantes y observadores-
y
en
otras
ciudades
durante
los
meses
de
Agosto
y
Septiembre (213); los problemas de orden público que de ellas derivan confiscación de banderas por las autoridades, detención de ciudadanos y secuestro de periódicos-; las recíprocas acusaciones entre los dos 105
países en conflicto; la mediación del Papa León XIII y la firma posterior del Protocolo que debía poner fin al problema, pero en unos términos nada satisfactorios para España.
A este punto se refiere El Resumen el día 5 de Enero, fecha en que se publica integramente, condenando el sentimiento triunfalista de Silvela
por
la
firma
del
citado
protocolo
que
a
su
juicio
aún
reconociendo la soberanía española en el archipiélago, no deja de ser irrisoria pués descarga todas las responsabilidades y obligaciones sobre
España
dejando
los
beneficios
para
Alemania
y
también
para
Inglaterra (214).
Al
fin
este
archipiélago
integrará
las
posesiones
alemanas
después de que España lo vendiera junto a las islas Palaos en 25 millones de pesetas, tras la pérdida de las Filipinas.
Fuera de este conflicto, El Resumen da parte de otras noticias relativas a las posesiones extrapeninsulares y a la política colonial del gobierno. Se refiere al rechazo por las Cortes del 86 de una propuesta autonomista de los diputados cubanos, en un nuevo intento de poner fin a una confrontación que durante diez años había desviado en esa
dirección
la
acción
de
los
responsables
gubernativos,
e
importantes recursos económicos y militares, sin que lo pactado en el Convenio de Zanjón satisfaciera a las partes y evitara ulteriores 106
tormentas (1879-1883-1885). Con cierta insistencia destaca la grave situación por la que atraviesa Cuba, y la no menos grave crisis del Tesoro de aquella isla (215). En marzo del 85 están presentes los sucesos de Alhucemas y asímismo los ocurridos en la factoría española de Rio de Oro (216).
Por último no hay que olvidar las aportaciones del Resumen en materia
internacional.
Para
informar
y
tener
un
conocimiento
más
directo de los hechos que iban ocurriendo fuera de nuestras fronteras, la redacción del periódico estableció un servicio de correspondencia con
Berlín,
comunicaciones
Viena,
París,
telegráficas
Londres para
y
Roma,
cuando
y
las
otro
propio,
de
circunstancias
lo
demandaran.
Entre las noticias que recoge El Resumen, destaco algunas en relación con: 1) enfrentamientos armados, como la guerra entre Servia y Bulgaria (217), la revolución búlgara (218), y el conflicto italoabisinio (219); 2) tensiones políticas y diplomáticas: beligerancia y rearme alemán (220) rivalidad franco-alemana (221), y acercamiento rusoalemán (222) y 3) otras cuestiones de orden interno: el triunfo del liberal
Gladstone
en
las
elecciones
generales
inglesas
(223),
el
movimiento anticatólico en Italia (224), problemas internos del imperio ruso
(manifestaciones
III..)
(225),
antizaristas,
elecciones
generales 107
estado en
de
Alemania
salud (226),
de
Alejandro
crisis
del
gobierno francés, dimisión del presidente Grevy (227) y triunfo de Boulanger en París (228), y la muerte del emperador alemán Federico (229). Las informaciones obtenidas en la redacción reflejaban sin lugar a dudas el ambiente de tensión que se respiraba por la confrontación franco-alemana, y no se descartaba que pudieran surgir nuevos roces a consecuencia
de
la
carrera
colonial
abierta
trás
el
Congreso
de
Berlín. Nuevamente se habla de movilizaciones, aumentan los incidentes diplomáticos y se resucita el clima de preguerra. El Resumen califica esta situación de prebélica, de tal modo que desde el 3 de enero de 1887, se hace eco de los rumores sobre una posible conflagración europea, y el 31 enero, recalca que la paz está amenazada, y comenta las
intrigas
de
Bismarck
para
lograr
que
Rusia
ocupe
Bulgaria,
provocando la guerra con Austria, lo que le dejaría las manos libres frente
a
Francia.
El
18
de
febrero
se
insiste
sobre
conflicto que podría estallar en cualquier momento (230).
I.2.3.-TEMATICA MILITAR.
108
un
posible
Ocupa un espacio preferente y de cierta extensión respecto a las demás noticias. Se publican bajo el epígrafe "El Mundo Militar" o "La Cuestión Militar", y cuenta el periódico para su realización con la colaboración de profesionales acreditados en este género de trabajos.
En relación con la problemática del ejército, los asuntos que centran su atención son los sucesivos proyectos de reforma, parcial o total,
planteados
con
vistas
a
la
reorganización
de
determinadas
clases o instituciones del Cuerpo, y cuya formulación se realiza en estos años. Otras cuestiones como los ascensos, ingresos, rebajes, presupuestos que mueven, y conflictos cuyos protagonistas principales son militares, están a la orden del día en las páginas del diario. No se escapa la denuncia reiterada del abandono que viene sufriendo el ejército y los males que le acucian.
Se
articula
contestación
a
a
los
través proyectos
de
la
del
sección gobierno,
apuntada
una
expresando
los
vía
de
puntos
coincidentes y también aquellos con los que se discrepa. No contento, pués, con lo escueto de la información, El Resumen, expresa su opinión sobre
el
grado
procedimiento
de
necesidad
para
su
de
la
reforma,
aplicación,
sus
motivaciones,
recurriendo
a
el
propuestas
alternativas para los casos en que se muestra un claro antagonismo. El problema
militar
tiene
por
tanto
una
dimensión
política,
que
trasciende al interés de esta clase y se convierte en objeto del 109
interés
general,
y
desde
esta
perspectiva
no
puede
obviar
las
discusiones que se plantean en las cámaras representativas, en torno a tales cuestiones.
De todas ellas me ocuparé en los epigrafes incluidos en la la tercera parte de este trabajo.
I.2.4.- LA PUBLICIDAD Y LA NOVELA.
Desde finales del siglo XIX hemos visto cómo se impone en España una práctica ya habitual en otros países más avanzados: la utilización de la propaganda publicitaria dirigida a ampliar la cuota de mercado, al
calor
de
paralelamente, destina
un
considerable
del
normalmente
comercio la
aumento
(231).
cuarta
Para
plana,
de
la
este
tasa
productiva
cometido,
aunque
El
y,
Resumen
progresivamente
y
condicionado al volúmen de noticias o, viceversa, a la abundancia de inserciones publicitarias, amplía este espacio con una sección de anuncios especiales de primera página y dos de tercera, destinadas estas últimas a los editores o libreros y a reclamos respectivamente (232). 110
Señala asímismo las condiciones mínimas para hacer efectiva la publicación de anuncios, reclamos o comunicaciones. El anunciante dice- podrá utilizar la última página en la cantidad y medida que le fuera más conveniente, pero "sirviendo siempre de tipo regulador para el precio la división en siete columnas" (233) y en ningún caso "se admitirá nada que ofenda a la moral ó a las buenas costumbres" (234).
En la publicidad que ofrece de sí mismo, el diario hace una llamada a los anunciantes recordándoles el plazo para la presentación de anuncios -hasta las 6 h. de la tarde- y el precio correspondiente. Inicialmente, se debía pagar por línea sencilla 10 céntimos en la cuarta plana y 50 céntimos los reclamos en la tercera. Desde el 1 de enero del 86 dejan de regir estas tarifas ascendiendo a 20 céntimos los anuncios españoles -que costarán 50 en 1890- y 25 los extranjeros. Los reclamos no modifican en estos años su coste ni tampoco las esquelas, por las que se pagaba entre 5 y 70 pesetas (235).
Ofrece el periódico rebajas proporcionales para las agencias y todos los anunciantes según el número y cuantía de las inserciones, respetando
los
precios
antiguos
a
quienes
tuvieran
contratos
pendientes (236). Con idéntico objeto -recabar publicidad- facilita la liquidación de las cantidades fijadas anunciando que:
111
"Para
el
pago
gratuítas,
de
anuncios
admite
la
y
toda
clase
Administracion
de
(...)
inserciones los
recibos
no de
suscricion en el 20 por 100 de su valor, siempre que dichos recibos pertenezcan á un solo abonado, y que la cantidad que en esta forma se satisfaga no exceda de la tercera parte del pago" (237).
Es
cualquier
adelantado",
en
caso,
la
el
sede
de
desembolso la
debía
hacerse
Administración
o
en
siempre las
"por
agencias
anunciadoras. El Resumen como casi todos los periódicos de Madrid firmaron
contrato
buscando
una
con
posición
la
Sociedad
favorable
General
para
de
ambas
Anuncios
partes:
de
las
España
empresas
anunciadoras y las periodísticas. Repetidamente se incluye publicidad sobre ella en la cuarta plana del periódico, y lo mismo sucede con la agencia de anuncios de Ricardo Storr, sobre la que se pronuncia en los siguientes términos:
"Esta casa que no tiene absolutamente nada que ver con ninguna otra
de
su
clase,
la
más
antigua,
y
de
antecedentes
bien
conocidos, sigue admitiendo anuncios, sueltos y reclamos para los periódicos de Madrid, provincias y extranjero" (238).
En cuanto a la tipología de los anuncios encontramos una gama muy heterogénea
de
ellos,
que
quedan
expuestos
sin
ningún
tipo
de
clasificación, tal y como se observa en otros periódicos de la época (239).
En
esta
amalgama
de
productos 112
los
hay
relacionados
con
el
mercado
de
alimentos
farmacéuticos sociedades
(vinos,chocolates..),
(jarabes,
aguas,
anunciantes,
productos
y
prensa
(240),
dentríficos),
almacenes,
mundo
financiero
servicios libros,
(entidades
bancarias), compañías de seguros, academias, especialistas médicos, compra-ventas, alquileres, esquelas ...etc.
Como medida de gran utilidad para los lectores-consumidores, El Resumen incorpora desde el 1 de enero del 87 una columna horizontal (aproximadamente 1/5 parte de la hoja) bajo el epígrafe `Indicador permanente de Casas recomendables españolas y extranjeras', propiedad de
la
Anunciadora
Española.
Constituye
una
relación
de
establecimientos con el nombre comercial y sus respectivas direcciones (241). Otro recurso semejante utilizado por el periódico va a ser la `Guía de lectores', sección que aparece en marzo del 88 y en la que sugiere
"cosas
servicios
que
a
sus
abonados
encontramos
en
por
la
ellas
ó
utilidad por
su
y
bondad
calidad
y
de
los
precios
ventajosos" (242)
Completan la publicidad varias secciones de servicios con reseñas de
orden
práctico
tales
como
1)
los
programas
de
espectáculos
(`Funciones para mañana'), con la cartelera y horario de pases de los teatros madrileños, las funciones circenses y las fiestas taurinas. Junto a los principales centros dramáticos - el Real, La Zarzuela, La Princesa, El Apolo, Novedades, Alhambra, Variedades, Lara, Eslava y 113
Martín-cita circos de renombre como El Price -proyectado por Agustín Ortiz
de
Villajos-
o
el
Circo-Hipódromo
de
verano;
2)
religiosos
(`Boletín religioso'), pequeño espacio que se anuncia por lo general todos los días en la cuarta plana con información sobre el santoral y las funciones religiosas del día; 3)) cotizaciones del mercado de valores
(`Gaceta
de
la
Bolsa');
4)
informaciones
meteorológicas
(`Termómetro y Barómetro') y los números premiados de la Lotería.
Por último, no podemos olvidar el espacio que reserva el diario a la novela, elemento imprescindible para atraer lectores y plenamente asentado en la tradición periodística desde que alcanzara, en los años cuarenta del siglo, su edad de oro (243).
Normalmente ocupa un tercio de la última página, aunque a veces, la redacción renunciaba a ciertas secciones o a parte de la publicidad para
dar
salida
a
la
hoja
correspondiente
de
la
novela,
reproduciéndola en la tercera y cuarta plana (244). Sin embargo lo más frecuente
era
que,
por
el
contrario,
la
afluencia
de
noticias
recibidas hicieran prescindir de ella, interrumpiendo su periodicidad diaria. Así por ejemplo, en los cuatro primeros meses de circulación del Resumen se nota la falta del relato durante dieciseis días (245).
Disculpándose por ésta y otras ausencias, El Resumen reconoce la fuerte
atracción
que
suscita
la 114
lectura
del
folletín
entre
los
lectores,
así
como
"imprescindible"
en
la los
necesidad periódicos
de
que
diarios.
figure Añade
como
que,
parte
aunque
la
tendencia general era suprimir la novela cuando faltaba espacio, este diario había llegado a incluir de 2 a 4 planas más para dar cobertura a todo el material disponible, pero no siempre era posible por el alto coste que ello suponía (246).
Las obras que aparecen -generalmente de autores franceses- eran seleccionadas
por
la
redacción,
que
adquiría
los
derechos
para
traducirlas y publicarlas, reservándose por ello la posibilidad de perseguir ante la ley cualquier reimpresión o traducción nueva (247). Distribuidos los fragmentos a lo largo de sucesivos días, se podían contar más de un centenar de capítulos por cada novela.
Comienza la serie el 1 de marzo, con el primer capítulo de Los Misterios del nuevo París de Fortune du Boisgobey. Publica después, La Condesa de Chalís de Ernesto Feydeau (248), Treinta y Cuarenta de Edmund About (249), El Jefe del gallinero de Ernesto Capendu, cuyo número 100 sale, trás algunas interrupciones, el día 23 de septiembre del 86, y La Viuda de los cien millones del escritor Charles Merouvel, traducida por A.S. de F. Esta última iniciada en enero del 87 y dada a los lectores "en forma francesa" (250), tuvo que ser suprimida poco después por problemas de espacio. A petición de los lectores, se reanudó su publicación en marzo del año siguiente y sus fragmentos 115
aparecerán, desde entonces, colocados en ambas caras de una página para poder coleccionarlos (251).
A partir del 26 de marzo del año 88 se alternan con esos pliegos encuadernables, los correspondientes al folletín Copo de nieve de Carmen Silva (252), quien autorizó a Dña.Faustina Sáez de Melgar, para que
tradujera
y
publicara
en
España
la
citada
novela.
Una
vez
finalizada, ocupa su lugar la "preciosa novela" de Mrs.Edwardes, Juana Theobald (253).
Semanalmente sacará todos los domingos una novela por entregas que se inaugura con la obra de Teófilo Gautier, El Capitán fracasa (254),
e
irá
introduciendo
mejoras
tales
como
la
cesión
de
"una
preciosa y artística cubierta" para facilitar la encuadernación de la novela en pliego aparte del periódico, y la profusión de grabados realizados por el redactor y dibujante del Resumen, Angel Pons, que inaugura así una práctica nada habitual en otros órganos de prensa (255)
116
NOTAS
1.-Desde el 17 de marzo de 1890 uno de los ejemplares aparece encabezado por "edición de la mañana", como corresponde al momento de su puesta a la venta, El Resumen, 15 marzo de 1890. 2..-El día 1 de enero de 1889 el periódico se anuncia en primera página y columna como "Diario Democrático Nacional", y desde el 8 de mayo del año 93 éste será el subtítulo más común. 3..-Gómez Aparicio, P.: op.cit., pp.143 y 174. 4..- El Resumen, 16 octubre de 1889. 5..- El Resumen, 4 diciembre de 1886. 6..- Esta novedad se incorpora desde el 17 de marzo de 1890, El Resumen, 15 marzo 1890 y 17 marzo 1888. 7..- Este suplemento debía salir a la luz el día de Reyes del año 1889, y aunque estaban previstos cuatro números por mes, parece ser que se incumplió, a juzgar por la nota informativa del 5 de mayo de 1890 en que se dice: "el domingo (día 4) se puso a la venta en toda España el quinto número del Suplemento Semanal Ilustrado a dos colores..". En esta última fecha el precio alcanza los 15 céntimos, y se admiten suscripciones independientes de las del diario, al precio de 3 pesetas por semestre en Madrid y provincias, y 5 pesetas extranjero y Ultramar.
117
8..- El Resumen, 9 abril de 1887; En ambos casos seguirá el modelo implantado por La Correspondencia de España, Cabrera, M.: "Datos para el estudio cuantitativo de la prensa madrileña (1850-1875)" en Prensa y Sociedad en España (1820-1939), Madrid, 1975, p.119. 9..- El Resumen, 28 febrero de 1885.
10 -.El Resumen, 1 marzo de 1885; 1 enero de 1887; 2 enero de 1900.
11.- Los suscriptores europeos debían adelantar 48 reales; EE.UU., Cuba y Puerto Rico, 60 reales, y 80 los demás países, El Resumen, 28 febrero de 1885.
12.- Castillo, S.: "La prensa política de Madrid: Notas para el análisis de las estadísticas del timbre (1873-1887)" en Prensa y Sociedad en España (1820-1936, Madrid, 1975, p.193; Valls, J.F.: Prensa y Burguesía en el siglo XIX español, Barcelona, 1988, p.39.
13.- Castillo, Santiago: op.cit., p.191.
14.- Valls, J.F.: op.cit., p.207.
15.- Cabrera, M.: op.cit., p.114.
16.- Kayser, J.: El Diario Francés, Barcelona, 1982, p.73.
17 - Cabrera, M.: op.cit., pp.90-91.
18.- Kayser, J.: op.cit., p.151; El Resumen,16 octubre de 1886.
118
19.- La Gaceta de Madrid, Madrid, Años 85-87, Imprenta Nacional. El ejemplar consultado en la Hemeroteca Municipal agrupa en un tomo la información de cada trimestre. El Resumen, en los ejemplares correspondientes a los días 18 octubre del 85, 17 junio del 86 y 19 diciembre 86, dejan constancia de la fuente utilizada. Véase en Apéndice el timbraje de los principales periódicos, mes a mes.
20.- Los periódicos que acostumbran a timbrar son: El Imparcial, La Correspondencia de España, El Liberal, El Globo, El Correo, El Porvenir, El Correo Militar, El Día, El Siglo Futuro, La Epoca, La Fe, La Gaceta Universal, La Unión, Las Dominicales del Libre Pensamiento, La República, El Popular, La Iberia, La Izquierda Dinástica, La Integridad de la Patria, El Consultor del Ayuntamiento, El Diario Español, El Cencerro, El Diario Médico Farmacéutico, El Estandarte, El Noticiero, El Boletín de Pósitos, La Semana Católica, El Motín, El Guía del Carabinero, El Siglo Médico, La lidia y El Boletín de la Guardia Civil. El Resumen, 16 agosto 85. El mes de octubre del 85 no pagaron los periódicos ya referidos; tampoco lo hizo El Progreso durante los meses de julio, agosto y septiembre de ese año. Hubo además algunas ausencias en octubre del 86, El Resumen, 17 noviembre de 1885 y 16 noviembre de 1886.
21.- El Resumen, 17 septiembre de 1886.
22.- La Gaceta de Madrid, 19 mayo de 1887, número 139, p.440; idem. 15 agosto de 1887, número 227, p.479. Ver en Apéndice el lugar que ocupa este periódico respecto a otros.
23.- La Gaceta de Madrid, 16 octubre de 1886, número 289, p.166, tomo IV, cuarto trimestre. Las cifras que aporta son: La Correspondencia..., 8.381 ptas. por 1.494.000 ejemplares; El Imparcial, 5.666 ptas. por 1.049.300 ejemplares; El Liberal, 3.619 ptas. por 633.000 números y El Globo, 3.157 pesetas.
24 - Valls, J.F.: op.cit., p.39.
25.- Son 11 los meses computados el primer año, 12 para el segundo año, y tan sólo 6 en el tercero, pués Junio y Agosto no timbra.
119
26.- La Gaceta de Madrid, 16 marzo de 1887, número 75, p.856.
27.- El Resumen, meses de Agosto y Septiembre de 1885. Aun cuando la crisis hispano-alemana comienza a anunciarse en Agosto, este mes refleja menor timbraje probablemente al reducirse la actividad política por el estío.
28.- El Resumen, noviembre y diciembre de 1885. Dice que el último mes del año es un mes de bajas en general.
29.- El Resumen 20 septiembre de 1886 y dias siguientes.
30.- La Gaceta de Madrid, 18 julio de 1885, número 199, p.182, tercer tomo; 16 noviembre de 1886, número 320, p.490, tomo IV; 17 febrero de 1887, número 48, p.512; 20 abril de 1887, número 110, p.175; 20 junio de 1887, número 171, p.741.
31.- Botrel, J.F.: "Estadística de la prensa madrileña de 1858-1909 según el Registro de Contribución Industrial" en Prensa y Sociedad en España (1820-1936), Madrid, 1975, pp.30-31.
32.- El Liberal, 1 marzo de 1885; El Imparcial, 1 marzo de 1885.
33.- Seoane, M.Cruz: Oratoria y Periodismo en la España del siglo XIX, Valencia, 1977, p.399.
34.- El Resumen, 28 febrero de 1885. La carta estaba fechada el 15 de febrero de ese año.
35.- El Resumen, 8 junio, 6 noviembre y 7 diciembre de 1885; 20 agosto de 1886..
120
36.- Gómez Aparicio, P.: op.cit., p.427.
37.- El Resumen, 28 febrero de 1887, p.1. `Aniversario'.
38.- El Resumen, 6 mayo de 1886.
39.- El Resumen, 29 noviembre de 1887.
40 - El Resumen, 28 febrero de 1885.
41.- Castillo, S.: op.cit., p.150; Valls, J.F.: op.cit., pp.27 y 161.
42.- Valls, J.F.: op.cit., pp.9-20.
43.- Sánchez Guzmán, J.R.: Breve historia de la publicidad, Madrid, 1976, pp.110-128.
44.- El Resumen, 28 Periodismo..,p.345.
febrero
de
45.- El Resumen, 18 julio de 1885.
46.- El Resumen, 28 enero de 1887.
47.- El Resumen, 28 Febrero de 1887.
121
1885;
Seoane,
M.C.:
Oratoria
y
48.- El Resumen, 29 diciembre de 1885, 22 julio de 1886, 1 enero de 1888, 24 marzo de 1887, 31 diciembre de 1887...
49.- El Resumen, 1 enero de 1889.
50.- Ibidem.
51.- El Resumen, 28 enero, 24 marzo, 31 marzo de 1887 y 1 enero de 1888.
52.- El Resumen, 1 enero de 1889. En el último párrafo del sangrado, he sobreentendido dos palabras que hago aparecer entre paréntesis, porque en el texto original están borradas.
53 - En el capítulo biográfico del general López Domínguez, queda explicada la razón de esta ruptura.
54.- El Resumen, 17 octubre de 1889.
55.- El Resumen, 28 febrero de 1885; Gómez Aparicio, P.: op.cit., p.428.
56.- El Resumen, 28 mayo de 1885.
57.- García Nieto, M.Carmen: "La prensa diaria de Barcelona de 1895 a 1910" en Prensa y Sociedad en España (1820-1936), Madrid, 1975, p.245.
58.- El Resumen, 28 febrero, 24, 25 marzo de 1887 y ss.
122
59.- El Resumen, 6,9 y 10 abril de 1887.
60.- A la calle Bordadores se entraba por Arenal, a Conde de Barajas, por Puerta Cerrada y a la de la Reina (paralela a la Gran Vía y próxima a Infantas) por Hortaleza. Monlau, Pedro Felipe: Madrid en la mano ó El amigo del Forastero en Madrid y sus cercanías, Madrid, 1985 (ed.facsímil. la primera edición es del año 1850), pp.360-363, 447-449 y 461.
61.- El Resumen, 8 junio de 1885, 6 febrero de 1886; García Nieto, C.: op.cit., p.245.
62.- El Resumen, 17 marzo de 1888.
63.- El Resumen, 30 abril de 1888.
64.- El Resumen, 1 marzo 1885 y 17 octubre 1886.
65.- Suárez de Figueroa había interrumpido su carrera militar para ingresar en la redacción del Imparcial, y sucesivamente en otros diarios de la corte, Lara, A.: El Crimen de la Calle de Fuencarral, Madrid, 1984, p.57.
66.- Gómez Aparicio, Pedro: op.cit., pp.232-233, 425 y 505.
67.- El duelo es certificado por El Resumen el día 11 de agosto de 1887.
68.- Normalmente Oliver será quien cubra la dirección cuando Figueroa se ausente por motivos de salud, lo que ya había sucedido en otra ocasión, El Resumen, 18 diciembre de 1886.
123
69.- El Resumen, 7 abril de 1895. Véase texto en Apéndice.
70.- El Resumen, 29 abril de 1895. Véase texto en Apéndice. 71.- Gómez Aparicio, op.cit., pp.514-515; El Resumen, 3 noviembre de 1891 y ss.
72.- El Resumen, 1 marzo de 1886, 14 mayo y 6 noviembre de 1887; Gómez Aparicio, P.: op.cit., pp. 427, 598; Fernández Alonso: Orensanos ilustres, Orense, 1916. Véase en Apéndice una relación de colaboradores.
73.- El Resumen, 18 mayo de 1887 y ss.
74.- El Resumen, 5, 9 abril y 9 julio de 1888, 16 mayo y 19 agosto de 1887; Gómez Aparicio, P.: op.cit., p.764.
75.- El Resumen, 3 abril, 3 y 20 de julio, 3 agosto de 1887 y 5 octubre 1886.
76.- Martínez Cuadrado, Miguel: La Burguesía conservadora (1874-1931), Madrid, 1976, pp.263-265.
77.- El Resumen, 30 noviembre de 1885.
78.- El Resumen, 7 abril de 1895.
79.- El Resumen, 4 agosto de 1886.
124
80.- Véase Apendice, para conocer periódico con el orden que guardaban.
las
secciones
habituales
del
81.- El Resumen, 2 marzo de 1885. Para confirmar esta afirmación del periódico, he consultado algunos números de La Epoca y El Imparcial.
82.- El Resumen, 20, 28, 23 enero de 1889, 20 mayo de 1888 y 21 mayo de 1887, respectivamente.
83.- En esta tira titulada "Perfiles cómicos del Coco" se reproducen algunos de los mordaces comentarios publicados por el citado semanario político-satírico. Aparece por primera vez el día 14 y tanto su extensión como ubicación es irregular, El Resumen, 14 de marzo de 1888.
84.- El Resumen, 5 y 27 abril de 1889.
85.- El Resumen, 28 febrero de 1885.
86.- El Resumen, 1 marzo de 1885.
87.- El Resumen, 28 febrero de 1885.
88.- El día 18 de abril de 1886 caía muerto el obispo de Madrid trás los disparos que realizó contra su persona, el presbítero D.Cayetano Galeote y Cotilla. Motivó esta reacción el deseo de venganza contra el prelado quien le había retirado las subvenciones que venía percibiendo por celebrar misas. Detenido y juzgado, fue condenado a cadena perpetua en la sentencia que se leyó el día 9 de octubre de ese año, El Resumen, 30 septiembre, 9 y 11 octubre de 1886; Martín Alonso, A.: Diez y seis años de Regencia, Barcelona, 1914, p. 23.
125
89.- Michel fue detenida el 12 de agosto de 1886 por "incitación al asesinato" y permaneció en prisión junto a los socialistas y presuntos cómplices: J.Guesde, P.Lafargue y el doctor Susini. Todos ellos se habían pronunciado el 3 de junio en defensa de los huelguistas de Decazeville procesados por el asesinato del ingeniero Watrin. Salió de prisión en noviembre trás una sentencia absolutoria, El Resumen, 25 septiembre de 1886; Michel, L.: Mis recuerdos de la Comuna, México, 1973, p.6.
90.- Casi excepcionales son las noticias relativas a la reunión socialista celebrada en el Teatro Felipe de Madrid (14 nov.1886), a los problemas de los socialistas ingleses con el gobierno (3 nov. 1886), a un mitín del movimiento anarquista español (12 junio 1887),...y algunos conflictos sociales, como los sucesos de Rio Tinto (7 febrero 1887), la huelga de telegrafistas (2 julio 1892) o la de obreros de la construcción, con el atentado perpetrado contra un maestro de obras (2 sept.1886).
91.- El Resumen, 21 noviembre de 1887.
92.-El Resumen, 13 junio de 1888.
93.- El Resumen, 11 octubre de 1888.
94.- El Resumen, 28 febrero de 1885.
95.- Seoane, Oratoria..., p.405; Valls, p.201.
96.- El Resumen, 18 mayo de 1887.
97.- El Resumen, 4 junio de 1887, sección `Diario de un Curial'.
126
98.- Lara, A.: El Crimen de Fuencarral, Madrid, 1984, p.200.
99.- El Resumen, 11 agosto de 1886.
100.- El Resumen, 2 de julio de 1888.
101.- Luis Ramos Querencia, empleado de la prisión, aseguró al juez de instrucción, D.Felipe Peña Costalago, haber escuchado como José Varela decía a otra persona que "había salido la noche del sábado 1 al domingo 2, permaneciendo fuera de la prisión hasta las tres de la madrugada", Lara, op.cit., p.64.
102.- Lara, p.100.
103.- El Resumen, 16 julio de 1888.
104.- El Resumen, 18 y 19 julio de 1888.
105.- El Resumen, 29 julio de 1888.
106.- Gómez Aparicio, Historia..., p.564. El Liberal, El País, y el mismo Resumen, fueron tachados de "insensatos" por el empeño que pusieron en el suceso y el tratamiento escandaloso que le dieron.
107.- El Resumen, 2 agosto de 1888.
108.- Este calificativo fue utilizado por la prensa más beligerante en el asunto, "con una indisimulada intención de reprocharle vicios que rayaban en la corrupción y en la prevaricación", Gomez Aparicio, HIstoria..., p.563. (21-22 agosto) y El Liberal, lanzan sus Efectivamente, El Resumen críticas contra la Institución, y cuestionan la naturaleza casi divina e inviolable que le atribuye la prensa "sensata". Este último manifiesta: "Nosotros creemos -dice- que no hay nada que interese al país como poner al desnudo a la justicia histórica para que se vean bien todos los vicios y defectos de que adolece", op.cit., 8 abril de 127
1889.
109.- El Resumen, 10 julio de 1888.
110.- El Resumen, 3 agosto de 1888.
111.- El Resumen, El País, y El Liberal sufrieron, de hecho, nuevas denuncias, siendo incoadas las causas y secuestrados los ejemplares antes de que salieran de la imprenta, 18-22 agosto de 1888.
112.- La Epoca, 1 agosto de 1888.
113.- El Resumen, 8 agosto de 1888.
114.- Gómez Aparicio, Historia..., p.561.
115.- El Resumen, 13, 14, 16, 17, 18, 21 agosto de 1888.
116. La sentencia fue hecha pública el 30 de mayo de 1889.
117.- Lara, El Crimen..., p.173.
118.- Gómez Aparicio, Historia..., p.561.
128
119.- Fernández, J.J.: "La prensa y el cólera de 1885", en Anuario del Departamento de Historia, Madrid, 1990, número 2, p.195.
120.- Nadal Oller, J.: La población española (siglos XVI a XX), Barcelona, 1973, p.132; Martínez Cuadrado, M.: La burguesía conservadora (1874-1931), Madrid, 1976, p.83.
121.- El Resumen, 27 marzo de 1885, `Los casos de Játiva'.
122.- El Mercantil dice "Si lo hubiera (el cólera morbo) y al Gobierno le conviniera ahora lo contrario de lo que le convenía el verano último, esto es, quisiera el Gobierno quitar ahora importancia á la cosa, así como le convino el año pasado aumentarla extraordinariamente..", Ibidem.
123.- Ibidem.
124.- El Liberal, 30 marzo de 1885.
125.- El Resumen, 27 marzo y 18 mayo de 1885.
126.- El Resumen, 18 mayo y 13-14 junio de 1885, "Ultimas Noticias Sanitarias".
127.- El Resumen, 20 mayo de 1885, "Por Telegrafo.- Las Cuarentenas".
128.- El Resumen, 29 mayo de 1885.
129.- El Resumen, 5 junio de 1885.
129
130.- El Resumen, 15 junio de 1885.
131.- El Resumen, 11 junio de 1885.
132.- La marcha de S.M. a Aranjuez fue valorada por el diario "como un acto noble y hermoso" que venía a desautorizar la política del gobierno al hacer prevalecer su criterio en contra de la opinión del ejecutivo, quien anteriormente había desaconsejado el desplazamiento real a Murcia, por iguales motivos, El Resumen, 2 julio de 1885.
133.- El Resumen, 22 junio de 1885.
134.- El Resumen, 2 julio de 1885.
135.- El Resumen, 18 junio y 30 de julio de 1885.
136.- El Resumen, 2 agosto de 1885.
137.- El Resumen, 2 julio de 1885.
138.- Fernández Sanz, p.204 ; El Resumen, 30 julio y 12 agosto de 1885.
139. El Resumen, 29 mayo de 1885. 140.- El Resumen, 6 agosto de 1885.
141.- Ver mi artículo "La ley hacendística de 1885: Notas para el estudio de los motines de consumos" en Revista de Historia Trienio, Madrid, mayo 1991, número 17, pp.67-79.
130
142.- El sección.
día
21
de
noviembre de 1885 sale por primera vez esta
143.- El Resumen, 6 diciembre de 1885.
144.- El Resumen, 15 agosto de 1886.
145.- El Resumen, 22 agosto de 1886.
146.- En 1885 salía a la luz La Regenta de Leopoldo Alas, y en los dos años siguientes, Pérez Galdós publicaba cuatro volúmenes de Fortunata y Jacinta, Jover Zamora, "La epoca de la Restauración. Panorama político-social (1875-1902)" en Revolución Burguesa..., p.321.
147.- El Resumen, 18 diciembre de 1886 y 1 septiembre de 1887.
148.- Esta valoración es refrendada por David Ruiz, quien entiende que la acogida dispensada a esta obra por los cuadros del partido socialista, es sintomático "de la penuria en que se desenvolvía la producción teórica marxista peninsular", Ruiz, D.: "España 1902-1923: Vida política, Social y Cultural" en Revolución Burguesa, Oligarquía y Constitucionalismo (1834-1923), Barcelona, 1985, p.466.; El Resumen, 8 diciembre de 1887.
149.- El Resumen, 14, 17, 19, 22, 24, 27, 28..febrero de 1888.
150.- "Uno de los periodistas españoles más grandes de todos los tiempos" y gran aficionado a la crítica taurina, Altabella, J.: Crónicas..., pp.24-25.
131
151.-En esta ocasión se publican, respectivamente, unas "quintillas" y un "dolora" titulada Vuelta al hogar, El Resumen 18 octubre y 19 julio de 1886.
152.- El Resumen, 29 agosto de 1886.
153.- Cardona, G.: El Problema militar en España, Madrid, 1990, p.114.
154.- El Resumen, 3 agosto de 1886.
155.- El Resumen, 17 diciembre de 1885.
156.- Altabella, J.: "Notas para una Historia de la Crónica Taurina" en Crónicas Taurinas, Madrid, 1965, p.7-27.
157.- Por estas fechas, dos eran los críticos taurinos del periódico: José de Laserna que escribía bajo el seudónimo de "Aficiones" o "Gil Imón", y Eduardo del Palacio, bajo el de "Sentimientos", Gómez Aparicio, Historia del Periodismo.., p.598.
158.- El Resumen, 18 septiembre de 1886.
159.- El Resumen, 14 septiembre de 1886.
160.- El Resumen, 1 septiembre de 1886.
161.- El Resumen, 1 septiembre de 1886.
132
162.- Ibidem.
163.- Ibidem.
164.- Su fundador fue José Carmona y Jiménez. El revistero taurino, Leopoldo Vázquez y Rogríguez, fue director del Enano, en el que colaboró Luis Carmena Millán, otro "erudito de la Tauromaquia", Altabella, J.: Crónicas..., pp.20, 28 y 29; El Resumen, 28 marzo de 1885.
165.- Maura Gamazo, G.: Historia crítica del reinado de Don Alfonso XIII, Barcelona, 1919-25, vol.I, p.67.
166.- El Resumen, 20 mayo de 1888. 167.- El Resumen, 21 mayo de 1888. 168.- El Resumen, 2 y 16 marzo de 1885; 3 abril de 1885; 11 octubre de 1885.
169.- El Resumen, 27 octubre de 1886.
170.- El Resumen, 10 julio de 1887.
171.- El Resumen, 3 agosto de 1887.
172.- El Resumen, 8 noviembre de 1886 y 16 enero de 1887.
173.- El Resumen, 17 marzo de 1886.
133
174.- El Resumen, 18 junio de 1887.
175.- El Resumen, 3 agosto de 1887.
176.- El Resumen, 12 junio de 1887.
177.- El Resumen, 28 marzo de 1887.
178.- El Resumen, 6 junio, 20 abril, 29 mayo y 9 agosto de 1887.
179.- El Resumen, 28 febrero de 1885.
180.- El Resumen, 27 noviembre de 1885.
181.- Este día recoge la Gaceta dos Reales Decretos admitiendo la dimisión presentada por el General de Cuba, D.Emilio Calleja, y nombrando al Teniente general D.Manuel Salamanca y Negrete.
182.- Desde los primeros días de abril, circulan noticias sobre el reemplazo de Calleja y su posible sustituto, barajándose sucesivos nombres -el general Chinchilla y el vicealmirante Beránger- hasta dar con el general Salamanca, a cuyo nombramiento se resistían algunos "amigos del Gobierno por considerar como lo hacía (...) El Globo que esta designacion era una nueva prueba de la debilidad de carácter del presidente del Consejo", y que el verdadero "paladín de esta candidatura" era Martínez Campos, El Resumen 10-12 julio de 1887.
183.- El Resumen, 6 agosto de 1887, `Cartas de la Granja: el General Salamanca y sus proyectos para Cuba' (véase Apéndice sobre el texto).
134
184.- El Resumen, 10 agosto de 1887, `Nos ratificamos. Contestacion al general Salamanca', (véase Apéndice). Con anterioridad (el día 7) el diario ratificaba la exactitud de las palabras puestas en boca de Salamanca, escudándose en el hecho de que un periódico ministerial (no dice cual) "muy caracterizado y que no se distingue por sus benevolencias a El Resumen", no hubiera querido dar acogida en sus columnas a un suelto de carácter oficioso, en que se intentaba desautorizar a Kasabal.
185.- Maura, G.: Historia crítica..., p.70; Ver en página relativo al duelo entre Figueroa y el hijo de Salamanca, Luis.
31
lo
186.- El Resumen, 8 agosto de 1887.
187.- En el Consejo de ministros celebrado el día 13 de octubre, Balaguer propuso al gabinete que se confirmase en el cargo al Capitán general Sr.Marín, y al día siguiente salía en la publicación oficial su nombramiento, El Resumen, 13, 14 octubre de 1887; Maura, G.: Historia crítica..., p.70.
188.- Este era el órgano de Cristino Martos, uno de los supuestos implicados en el escándalo, El Mundo, 6 agosto de 1887 ver Gómez Aparicio, p.507.
189.- El Resumen, 10 agosto de 1887.
190.- El Resumen, 9, 10 y 11 agosto de 1887.
191.- El Resumen, 18 mayo de 1885.
192.- El Resumen, 26 octubre de 1886.
135
193.- El Resumen, 4 octubre de 1887.
194.- Este periódico militar se subtitulaba "Diario del Ejército y de la Armada" y fue fundado en 1877, Gómez Aparicio, p.102.
195.- El Resumen, 22 diciembre de 1888.
196.- En el año 1895 fue protagonista junto al Globo de un suceso semejante (véase parte segunda, pp.88-90).
197.- El Resumen, 15 octubre de 1888.
198.- En junio de 1888 el ministro de Guerra, tratando de frenar los "excesos verbales" de cierta prensa favorable a las reformas de Cassola, mandó a los Capitanes generales una circular en la que prohibía a los militares escribir de política en los medios informativos, Gómez Aparicio, pp.504 y 723.
199.- El Resumen, 26 noviembre-3 diciembre de 1885. Con anterioridad comenta el estado de salud del rey, y producida su muerte, la entrevista de Cánovas con la Regente para anticiparle las fuerzas políticas que estaban dispuestas a defender la legalidad vigente. En su opinión éran tres: el partido de Sagasta, el de López Domínguez y el conservador.
200.- La lista de los miembros que integran el nuevo gobierno es como sigue: Presidencia, Sr.Sagasta; Gobernación, Sr.Venancio González; Hacienda, Sr.Camacho; Guerra, Sr.Jovellar; Marina, Sr.Beranger; Estado, Sr.Moret; Gracia y Justicia, Sr.Alonso Martínez; Fomento, Sr.Montero Rios; Ultramar, Sr.Gamazo, El Resumen, 27 noviembre de 1885.
201.- Al alternarse la discusión y aprobación de algunas de estas leyes con la relativa al ejército, no me detengo en ellas, y remito al lector a la tercera parte del trabajo (reformas de Cassola). 136
202.- El Resumen, 6 septiembre de 1886. Se apuntan los resultados de las elecciones provinciales. Durante los meses de enero, febrero y marzo de ese año están presentes las elecciones a Cortes. Ver días 1,2 y 4 abril de 1887, elecciones municipales: se comentan algunas irregularidades del proceso electoral.
203.- En sucesivos días del mes de diciembre de 1885, el periódico da cuenta de movimientos carlistas en la frontera.
204.- El asunto de Villacampa y el de Cartagena están estudiados en la parte tercera del trabajo. En relación con estas conspiraciones, y como muestra del interés que suscita el movimiento republicano, el periódico sigue los pasos de Zorrilla e informa sobre su expulsión de París, a petición del gobierno español. Sin embargo, días después, desmentía tal noticia y daba cuenta del aplazamiento de las negociaciones con las autoridades galas sobre la cuestión zorrillista, hasta la resolución de la crisis gubernamental francesa, El Resumen, 4, 8 y 20 octubre de 1886.
205.- El Resumen, 1-3 agosto de 1885.
206.- Jover Zamora, J.M.: "La época de la Restauración...", p.318.
207.- Fernández Almagro, M.: Política naval de la España Moderna y Contemporánea, Madrid, 1946, p.178. Recuerda el autor el papel que jugó Francia como refugio para los republicanos españoles.
208.- Jover Zamora, "La época de la Restauración...", p.344; No hay que olvidar que la vinculación española a la Tríplice únicamente aseguraba el mantenimiento del statu quo en el Mediterráneo, Maura Gamazo, G.: Historia crítica..., p.60.
209.- Schulze, I.: "La guerra de la prensa española contra la Alemania de Bismarck (1886) en Anuario del Departamento de Historia, Madrid, 1989, número 1, pp.143-153.
137
210.- El Resumen, 27 agosto de 1885.
211.- El Resumen, 4-6 septiembre de 1885.
212.- El Resumen, 16 septiembre de 1885.
213.- Gil Novales, A.: "La conflictividad social bajo la Restauración (1875-1917) en Trienio. Ilustración y Liberalismo, número 7, mayo 1986, p.83. Abundan las manifestaciones en las siguientes poblaciones: Barcelona, Sevilla, Zaragoza, Valencia, Cartagena, Córdoba, Toledo, Salamanca, Oviedo, Santander, Cádiz, Murcia, Segovia, León, Jaén, Guadalajara, Vigo, Tortosa, Orense, Lugo, Ferrol, San Sebastián, Haro, Lorca, Avila, Ciudad Real, Valladolid, Badajoz, Alicante, Vitoria, Santiago, Burgos, Talavera, Linares, Gijón, Tarragona, Alcira, Manresa, Daimiel, Granada, Zamora, Figueras, Calatayud, Vivero, Trujillo, Montoro, Ronda, Albacete, Gandìa, Játiva, Mondoñedo, Almagro, Pontevedra, Palencia, Ciudad Rodrigo, Huelva, Málaga, Almería, Las Palmas, Cuenca, Almadén, Toro, Torrelavega, La Habana, Huesca, Monzón y Barbastro.
214.- El Resumen, 5 enero de 1886.
215.- El Resumen, 19 enero de 1887.
216.- El Resumen, 19-24 marzo y 28-29 marzo de 1885.
217.- Desde noviembre de 1885 viene refiriéndose a la crisis serviobúlgaro iniciada en septiembre, y desencadenada al proclamarse la unión de Rumelia oriental a Bulgaria.
218.- El Resumen, agosto, septiembre y octubre de 1886.
138
219.- El Resumen, 18 febrero de 1887.
220.- Noticias sobre el aumento de efectivos del ejército en Alemania, y acerca de los debates desencadenados en el Parlamento por este motivo. El general Moltke, principal defensor del proyecto, recurrió a la amenaza de una guerra (Bismarck seguía temiendo un ataque de Francia y consideraba inevitable su aislamiento), para convencer a quienes se oponían. Al fin, será aprobado, aunque con ciertas modificaciones, por 186 votos contra 154, El Resumen, 26, 27 noviembre y 5 diciembre de 1886; idem. 7, 12 y 15 enero de 1887.
221.- El Resumen, 10 enero de 1887. Por estas fechas, el periódico comenta que los problemas en la zona balcánica van solucionándose, pero se mantiene la tensión franco-alemana y aumenta la agitación antigermánica en París, idem. 6 mayo de 1887.
222.- El Resumen, 3 enero de 1887. Habla de un posible acuerdo secreto entre ambos países.
223.- El Resumen, julio de 1886.
224.- El Resumen, 26 noviembre de 1886.
225.- El Resumen, 2 y 6 enero de 1887.
226.- El Resumen, 22 febrero de 1887.
227.- El Resumen, 20-24 noviembre de 1887.
228.- Las elecciones parciales de 1888-89 fueron favorables al exministro de la Guerra francés, George Boulanger, elegido por el departamento del Norte con 172.528 según un comunicado oficial (180.000 le atribuye la prensa), El Resumen, 15-16 abril de 1888.
139
229.- El Resumen, 15 junio de 1888.
230.- En esta ocasión extrae la información del periódico Times.
231.- Sánchez Guzman, J.R.: Breve historia de la Publicidad, Madrid, 1976, pp.101 y 110.
232.- Hacia los años ochenta, la localización de la publicidad en la última página era una constante en periódicos de gran tirada como El Imparcial, La Correspondencia de España o El Liberal, que vieron aumentar desde 1850 sus porcentajes publicitarios hasta completar toda la plana, Cabrera, pp.124-125; Castillo, p.170. El Resumen en sus comienzos y, particularmente durante los primeros tres meses, tiene un menor volúmen de anuncios, lo que le induce a llenar ese espacio con inserciones de autopromoción.
233.- El Resumen, 21 noviembre de 1885. Aunque lo usual era compartimentar la página para dar cabida a diversos anuncios, excepcionalmente se llena la última plana con uno sólo. Así por ejemplo, hace publicidad en exclusiva de La Nacional Empresa, 14 junio de 1887.
234.- El Resumen, 1 octubre de 1885.
235.- Hasta 1886 el precio de las esquelas "de entierro y funeral" no podía superar las 50 pesetas, pero al año siguiente se sube hasta 70. El Resumen, 14 julio de 1886 y 9 abril de 1887.
236.- El Resumen, 27 mayo y 14 de julio de 1886. Las ventajas que ofrece a los anunciantes son reiteradamente publicadas desde el 31 de diciembre de 1885.
140
237.- El Resumen, 1 marzo de 1885.
238.- El Resumen, 13 noviembre de 1885, 15 agosto de 1886; Castillo La prensa política de Madrid, p.182.
239.- Castillo, Prensa política de Madrid..., p.172.
240.-El Resumen es el más constante a la hora de aparecer en sus páginas de publicidad. Vincula la promoción de determinados artículos a la suya propia, de tal modo que no es extraño encontrar anuncios como el que figura el 2 de noviembre de 1887: "Regalo a los suscriptores de El Resumen, periódico que ha firmado un contrato con el autor de la novela El Cura Loco, D.Fernando de Soldevilla, a fin de que este libro que se vende a 4 pesetas para el público, pueda ser adquirido por los suscriptores de El Resumen por solo 2'5 pesetas".
241.- El Indicador remite a los siguientes establecimientos: Boticas, Específicos, Especialistas, Confiterías, Chocolates, Cafés y Tés, Ultramarinos, Sombrererías, Satrerías, Zapaterías, Camiserías, Bazares, Vinos, Perfumerías, Huéspedes, Modas, Dentistas, Fotógrafos, Librerías, Funerarias, Préstamos y Muebles. Los días siguientes aparecen éstos y otros anuncios nuevos: Editores, Academias, Quincalla, Fruterías, Lampisterías, Saldos, Hoteles, Objetos de Escritorio, Grabadores...ect., El Resumen, 1, 3, y 5 enero de 1887.
242.- El Resumen, 22 marzo de 1888.
243.- Seoane, Oratoria.., p.275.
244.-El Resumen, 8 marzo de 1885.
141
245.- El día 1 de julio se publicaba el capítulo 105 de la novela en curso, cuando ya habían salido a la calle 121 ejemplares del periódico, El Resumen, 1 julio de 1885.
246.- El Resumen, 23 marzo de 1888.
247.- El Resumen, 1 enero de 1887.
248.- La primera entrega es del 28 de septiembre del año 85 y, después de 39 capítulos discontinuos, finaliza el 9 de diciembre. 249.- Desde el 21 de diciembre del año 1885.
250.- Se entiende por esta fórmula, la impresión en una sola plana junto a anuncios u otras secciones.
251.- El Resumen, 3 enero de 1887 y 23 de marzo de 1888.
252.- Carmen Silva es el seudónimo que utiliza, en el mundo de las letras, S.M. la Reina de Rumanía. Este folletín aparece en la parte inferior de la primera plana, El Resumen, 23, 26 y 28 marzo de 1888.
253.- Comienza a publicarse el 17 abril de 1888, aunque fue anunciada al público el 23 del mes anterior.
254.- El Resumen, 8 marzo de 1885.
255.- El Resumen, 15 octubre de 1889.
142
SEGUNDA PARTE.- EL PARTIDO.
II.1.- LA ORGANIZACION DE LOS PARTIDOS POLITICOS EN LA RESTAURACION.
El retorno de la monarquía abre el camino a la formación de los dos grandes partidos históricos, cuyas raíces se encuentran en la doble modalidad -moderada y progresista- del liberalismo decimonónico español. El sistema partidista de la época isabelina, protagoniza durante el sexenio importantes cambios adoptando una mayor disciplina y voluntad pactista hacia fuerzas que, procedentes del unionismo, acaban por fundirse y configurarán los nuevos partidos dominantes de la vida política de la Restauración.
El gran reto de don Antonio Cánovas fue la creación de un sistema de partidos que aceptara las reglas del juego en el marco de la monarquía y de los principios del liberalismo doctrinario. Evitaba repetir una situación de dictadura de partido como la vivida durante el período isabelino y por ello tenderá su mano a derecha e izquierda reagrupando en el seno de los llamados partidos dinásticos a fuerzas
143
que habían colaborado en el destronamiento de la reina pero estaban dispuestos a acatar la institución monárquica en manos de Alfonso XII.
Inicialmente, las objeciones al proyecto canovista colocan en posición
de
espera
y
retraimiento
a
los
líderes
de
diversas
agrupaciones que habían desempeñado un papel activo en el 68, pero con ocasión de las elecciones a Cortes en enero del 76, se producen los primeras manifestaciones en favor de la participación superado el obligado acatamiento de la monarquía. Su incorporación al régimen se hace
paulatinamente,
Restauración
de
tendrán
tal
mayoría
forma
que
las
canovistas
primeras
y
sólo
Cortes
poco
más
de de
la una
treintena de miembros (33) en la oposición de izquierda representada por el constitucionalismo sagastino fiel a la Constitución de 69 y el tibio republicanismo de Castelar.
La alternativa a la gestión conservadora requería la formación de un gran partido de oposición que aglutinara las aspiraciones de las distintas
tendencias
demócratas,
políticas
progresistas-
(constitucionalistas,
demócratas..)
que,
por
centristas, sí
solas,
difícilmente tendrían posibilidades de gobernar. Los primeros pasos encaminados
a
plasmar
este
proyecto
se
dan
con
la
formación
del
Partido Fusionista sancionado mediante un acto público que tuvo lugar en el Congreso el 23 de mayo de 1880.
144
La
nueva
formación
bajo
el
liderazgo
de
Sagasta
reclutó
a
personalidades que, como Alonso Martínez y el general Martínez Campos, formaban
parte
del
constitucionalismo,
grupo
mientras
parlamentario se
desprendía
a
la
derecha
del
del
ala
izquierda
del
mismo. Con ello se allanaba el camino hacia un sistema bipartidista, según el modelo anglosajón que Cánovas pretendía trasladar a la esfera política española.
En este sentido hay que aclarar que ni la fórmula bicameral ni el sistema bipartidista inglés tendrá homologación en España, ya que su aplicación
aquí
fue
"un
remedo
caricatural
del
británico"
al
desvirtuarse el sistema por la excesiva intervención de la Corona y por la pluralidad de
partidos (1).
La evolución de las organizaciones monárquicas está marcada por tres
etapas:
la
primera,
desde
1875
hasta
el
85,
significa
la
formación de los partidos Conservador y Liberal mediante captación de miembros
de
diversa
procedencia
que
incluye
a
carlistas
y
republicanos, diferenciando en ella un lustro (1875-1880) en el que todavía no se puede hablar de bipartidismo y menos de turnismo (2) por cuanto no se ha producido la integración de fuerzas llamadas a nutrir el partido Fusionista que dará nacimiento al Liberal. Solamente cuando éstas logren aunar ideas y tácticas, superando la necesaria vuelta a la
Constitución
del
69,
podrá
contar 145
Cánovas
con
una
oposición
organizada. La segunda, considerada como la época de plenitud de esas formaciones bajo la dirección de sus fundadores Cánovas y Sagasta, y una tercera, desde 1902 hasta la dictadura de Primo de Rivera, marcada por su crisis y descomposición.
En los primeros momentos, quedaron fuera del sistema las agrupaciones antidinásticas
-
republicanos
y
carlistas-
en
una
situación
de
marginalidad que intentan superar, en el caso de los republicanos, enmascarados bajo la bandera de la democracia o utilizando la vía conspiradora. Si bien como hemos visto, en el desarrollo de las dos grandes organizaciones partidistas, alguno de sus miembros se sitúan en
las
filas
del
conservadurismo
canovistas
o
del
liberalismo
sagastino.
El
republicanismo
muy
atomizado
después
del
fracaso
de
la
experiencia de este signo, estará sujeto a las directrices que marquen sus respectivos líderes, que no son otro que los sucesivos presidentes de la I República a los que se sumará Ruiz Zorrilla. Las distintas agrupaciones que mantienen bajo su jefatura representan una particular interpretación doctrinal y metodológica del ideario republicano, que hará
infructuoso
el
acercamiento
revolucionarios-reformistas,
así
como
dentro del federalismo.
146
de la
federalistas-unionistas conciliación
de
y
criterios
Con la excepción de Castelar quien -desde un principio y aún manteniéndose fiel a su republicanismo- se decide a colaborar con el régimen participando en las elecciones del 76, el resto de las fuerzas republicanas
quedan
fuera
y
desde
el
otro
lado
de
la
barrera
intentarán reorganizarse y elaborar sus programas. En esta línea se inscribe
la
definición
propuesta
de
un
de
futuro
Salmerón,
régimen
partidario
republicano
de
hasta
posponer
después
de
la su
creación.
Las dificultades del republicanismo se vieron agravadas por su situación de clandestinidad a partir de 1874. El régimen no reconoce su
existencia
manifestaciones electorales.
Tal
legal
y
aunque
ocasionalmente
políticas
lastró
duramente
situación
se
mantiene
hasta
sus la
tolerará
sus
posibilidades llegada
de
los
fusionistas al poder en 1881, pudiendo desde ese momento desarrollar su actividad partidista sin paliativos.
Para estas fechas el posibilismo de Castelar detentaba siete escaños, obtenidos en las elecciones de abril del 79 tras la alianza establecida
con
los
constitucionalistas
y
el
Partido
Progresista
Democrático de Cristino Martos (3). Mientras, los restantes elementos republicanos se inclinarán por la no participación.
147
Al abandonarse la doctrina que dividía a los partidos en legales e
ilegales,
organización
el sin
republicanismo cortapisas,
podrá
reemprender
aprovechando
para
sus
ello
trabajos los
de
períodos
electores, pero aunque las circunstancias políticas cambien bajo el mandato
fusionista,
no
se
obtendrán
resultados
inmediatos
que
demuestren la superación de las diferencias doctrinales acuñadas por los
respectivos
líderes,
y
por
el
contrario
se
manifiesta
el
desencanto y la defección entre sus partidarios.
La década siguiente está marcada por la jubilación política de Castelar y la disolución del posibilismo como fuerza independiente, al incorporarse
sus
miembros
a
las
filas
del
liberalismo
monárquico
siguiendo los consejos de su máximo líder (4). Desde 1888, el político republicano venía aproximando posiciones a los liberales reconociendo que la monarquía restaurada estaba sólidamente asentada e instando públicamente a sus correligionarios a que la aceptaran (5).
En aquel momento, esta toma de posición se interpreta como la evidencia de un rotundo fracaso republicano, en su esfuerzo por evitar la
fragmentación
de
sus
filas
y
consolidarse
como
fuerza
unida
opositora al régimen de la monarquía. Pero, sin embargo, el resto de la familia republicana va ganando puestos en Madrid desde 1891, fruto del entendimiento que hace concurrir en una coalición electoral a Pi y Margall, Salmerón y Ruiz Zorrilla. 148
Por
lo
que
se
refiere
a
la
otra
fuerza
antidinástica
-los
carlistas- la monarquía restaurada acabó con la guerra en febrero de 1876, cumpliéndose así los deseos de Cánovas, quien valoraba como imprescindible para el afianzamiento del régimen la eliminación del conflicto (6) y, aunque no logró la asimilación y erradicación de los que defendían este credo, sí se benefició de las pugnas intestinas habidas en su seno desde el momento mismo de la derrota militar.
El carlismo será a partir de entonces una fuerza dividida por la intransigencia de unos y la tolerancia de otros ante el nuevo régimen constituido. El marqués de Pidal, portavoz de un grupo a los que se denominó
"mestizos",
representa
la
línea
blanda
dispuesta
a
una
alianza con los liberales conservadores que propicia la entrada de su partido -Unión Católica- en el gobierno de 1883.
La integración de esta fuerza arrastró a la derecha católica y aristocrática
del
país
en
connivencia
con
las
autoridades
eclesiásticas, que se opondrán tanto al carlismo ortodoxo como al integrismo
de
Nocedal,
con
lo
que
se
ampliará
el
abanico
social
soporte del régimen.
Hasta aquí hemos visto a grandes rasgos la forma que adopta la organización partidista coincidiendo con el proceso restaurador de la 149
monarquía. En cuanto a la tipología social de estos grupos políticos, hay que destacar la naturaleza burguesa de los dos grandes partidos oficialistas, y su intrumentalización por los sectores sociales que están representados en ellos para canalizar corrientes de opinión y consolidar su posición hegemónica. A través de ellos, una parte del componente social burgués hace efectiva su participación en la toma de decisiones,
constituyendo
sus
cuadros
parte
de
la"clase
política"
española (7).
La colaboración con miembros de antiguos estamentos, realidad fácilmente perceptible en el caso del partido conservador, condiciona su componente ideológico, lo que no ocurre en el liberal, determinado por su mentalidad burguesa.
En
cualquier
caso
es
evidente
que
ni
uno
ni
otro
son
representativos del amplio abanico social español, puesto que son partidos de "notables de rango nacional, provincial o local" (8), y esto sitúa a una parte de la burguesía más radical y especialmente a la clase trabajadora en posición de resistencia ante la imposibilidad de obtener del poder la solución a sus problemas, al quedar fuera de los programas que los partidos turnantes barajan. Además, no hay que olvidar que el sistema de alternancia en el gobierno rigurosamente pactado desde arriba por y para su provecho, restaba autenticidad al
150
sistema
representativo
por
lo
que
no
se
dejaba
traslucir
en
las
de
los
cámaras legislativas los cambios producidos en la opinión (9).
Perfectamente
acotado
el
campo
político
a
la
acción
partidos dinásticos, el marco en el que se encuadran las demandas sociales del resto del cuerpo social será el del republicanismo y las organizaciones
socialistas
obreras.
Ambas
fuerzas
establecerán
una
alianza tácita a partir de 1909, y para entonces se va completando el entramado político español, al calor de una auténtica contraposición de ideas e intereses.
II.2.- LA IZQUIERDA LIBERAL DINASTICA.
Durante
el
segundo
lustro
del
período
aparición la Izquierda Dinástica, nombre que ya
restaurador,
hace
su
evidencia su posición
ante la Corona, y cuya pretensión es ocupar un lugar preferente en los asuntos de la vida pública española.
Esta
formación
dio
vida
al
Resumen,
inspirando
su
labor
informativa y haciendo posible la transmisión de ideas en un esfuerzo por crear una corriente de opinión afín a su programa. No hay que olvidar que a pesar de la nueva orientación -en sentido modernizador151
que va tomando la prensa en el último tercio del siglo XIX, no se elimina
radicalmente
el
tradicional
vínculo
que
unía
a
las
más
relevantes personalidades del mundo de la política con los periódicos coetáneos, permitiendo que cada órgano de prensa fuera portavoz de la línea ideológica mantenida por el partido al que estaba adscrito su mentor.
En la época de la Restauración son muchos los periódicos sujetos a esta dinámica: La Epoca que se decanta por Cánovas y el partido conservador, El Globo por Castelar y el posibilismo, La República por el republicanismo federalista de Pi y Margall, El Siglo Futuro de Ramón
Nocedal
o
El
Correo
próximo
a
Sagasta.
Mientras
La
Correspondencia de España juega su baza como "ministerial" sea cual sea el Ministerio que asuma el Poder, y El Liberal se inclina por ser un periódico sin partido y nacional (10).
La estrecha relación entre El Resumen y el ideario político del general Serrano y su sobrino López Domínguez, conducen a dar cuenta de su trayectoria y del partido en el que militan.
El primero, conspirador contra la República y asimismo presidente de ella en su fase final, responde al pronunciamiento de Sagunto ausentándose de España, y manteniendo un breve distanciamiento de la actividad
política,
hasta
su
retorno 152
en
marzo
de
1875
(11).
Su
integración en el partido Constitucionalista el 19 de diciembre de 1878 le lleva a aceptar la restauración monárquica tras ser recibido por el monarca.
Compartirá nominalmente la dirección de ese partido con Sagasta, por quién será desplazado a raíz de la prohibición impuesta a los militares de intervenir en actos públicos, y tras la designación real de D.Práxedes como jefe del gabinete fusionista entre febrero de 1881 y octubre del 83, lo que consagra su liderazgo y provoca la definitiva separación entre ambos.
Una vez iniciada la primera etapa liberal de gobierno fusionista, Serrano libre de la dirección en aquel partido y juzgando insuficiente el programa de la fusión, que renuncia a abanderar la Constitución del 69, encabeza una nueva agrupación, la Izquierda Dinástica, partido que ya conocía con cierta anterioridad su homónimo en la prensa (agosto de 1882), y cuya fundación tuvo lugar el 30 de noviembre de 1882. El Resumen, fundado años después, meses antes de la muerte del general, se vinculará a esta formación a través de manifestaciones de "respeto y acatamiento al jefe de la izquierda liberal, y de reconocimiento de su autoridad indiscutible creyendo depositada la representación más alta y la dirección del partido" (12).
153
El
nuevo
aglutinante
de
partido
-cuya
gestación
fuerzas
demócratas
fue
muy
progresistas
compleja-
contaba
entre
como sus
promotores y miembros con el duque de la Torre, López Domínguez, Moret, Montero Ríos, el duque de Veragua, Alcalá Zamora, A.Rodríguez, Sardoal, Ulloa, el general Socias, Alberto Aguilera (director del Norte), Balaguer, García San Miguel, Posada Herrera y Becerra. El líder demócrata progresista, Cristino Martos, también acabaría por incorporarse
a
sus
filas
siguiendo
los
pasos
de
muchos
de
sus
seguidores (13).
La disidencia izquierdista se organiza en torno a un Directorio presidido
por
Serrano
figurando
como
vocales
López
Domínguez,
Balaguer, Beranger, Becerra, los generales Ros de Olano y Córdova, Gasset
y
Artime,
Montero
Ríos,
Moret
y
Mosquera.
Se
constituyen
diversos comités -célula básica en los niveles provinciales y localesque giran en la órbita de un Comité Central, y asimismo contará el partido con un Círculo de la izquierda ubicado en la calle del Lobo, número 27, y en cuya junta directiva aparecen nombres como el del Sr.Bernabé Dávila.
Su gran caballo de batalla será el restablecimiento inmediato de la Constitución del 69 dentro de la monarquía (14). En un manifiesto que el general López Domínguez dirige a sus electores del distrito de Coín, fechado el 2 de abril de 1884, durante la campaña electoral, 154
quedan expuestos los puntos claves y el alcance del programa de la izquierda: "1) Reforma constitucional: para que en el Código fundamental del Estado
se
establezca
como
tabla
de
derechos
el
Título
I
de
la
Constitución de 1869, la Soberanía Nacional y su ejercicio por el sufragio universal, y el procedimiento para la revisión constitucional con garantías para todos los poderes y la intervención debida del monárquico. 2)El partido liberal y reformista, se propuso y propondrá llevar á
la
vida
del
Estado
los mas sanos principios de progreso y de
libertad para el desarrollo constante de la agricultura, la industria y el comercio, creando sin destruir, armonizando los intereses de todos con las aspiraciones de las ideas modernas, ya acreditadas por la experiencia y la práctica en otros pueblos más adelantados. 3)Llevar á la administración municipal y provincial las ideas descentralizadoras posible, separación que se ha de hacer extensiva a la Administración general del Estado en sus diversos ramos y carreras, garantizándoles por leyes y reglamentos su estabilidad y porvenir. 4)Aumentar constante y sabiamente la independencia y el prestigio del poder judicial. 5)Aplicar á la enseñanza del pueblo español el progreso y la libertad, sin peligros para los intereses morales. 6)Continuar reformando, saludable y provechosamente, el ejército de mar y tierra, como lo reclaman los intereses permanentes de la 155
patria y los de aquellas instituciones armadas que, hijas de la nación misma, son la más firme garantía de su honra en el exterior y de su paz en el interior. 7)Confirmar al clero católico su debida independencia espiritual, el mantenimiento de su culto y su elevado prestigio, como cumple á un pueblo esencialmente católico, pero que respeta todas las creencias y todos los cultos. 8)Llevar á las provincias de Ultramar, con estudio concienzudo, todas las leyes necesarias para su completa asimilación con las de la Península, y con especialidad una administración moral é inteligente. 9)Mantener con las naciones extranjeras, por igual, una política patriótica, prudente, enérgica, eminentemente nacional y digna de un pueblo que, sin alardear de fuerte, quiere respetar á todos, porque está dispuesta á hacerse respetar por los demás" (15).
El
apartado
prioritario,
es
decir,
la
reforma
constitucional
debería hacerse en la forma que mejor garantizara el afianzamiento de la
libertad
repentinos
-
y
de
las
mediante
instituciones, leyes
evitando
circunstanciales-
exponer la
a
cambios
Constitución.
En
opinión de López Domínguez el procedimiento a seguir era 1) que las Cortes o el Rey pidieran la reforma, 2) que se disolvieran aquellas Cámaras y se eligieran inmediatamente otras con el exclusivo objeto de modificar la Ley Fundamental, y 3) que las nuevas Cortes estudiaran la materia para acometer la reforma (16). 156
Entre los objetivos de la nueva formación estaba la acción de gobierno en alternancia con los conservadores y así lo comunicarán desde
su
propósito
jefatura: firme,
"La
Izquierda
decidido,
viene
al
inquebrantable,
campo
político
con
el
de
contribuir
a
la
formación de dos grandes partidos, el liberal y el conservador" (17). Sin embargo no serán pocos los escollos ni breve la espera, hasta ver realizado años después su proyecto, que en ningún caso se materializa en la forma prevista originariamente.
Efectivamente, con la creación de la Izquierda Dinástica, se abrió una pugna por catalizar las fuerzas en ella representadas. En su alocución de los días 9 y 10 de julio en el Congreso de los Diputados, López
Domínguez,
ponía
de
relieve
la
mala
acogida
que
la
prensa
ministerial había dado a esta nueva organización y la todavía peor del presidente del gobierno, señor Sagasta, quien -a su entender- prometía mucho con objeto de destruir a la izquierda. Las consecuencias se habían dejado sentir durante algún tiempo:
"merced á estas promesas y á estas nebulosidades, la izquierda perdía fuerzas de consideración, las cuales se acercaban á la mayoría y al Gobierno" (18).
Potencialmente la Izquierda Dinástica se convertía en un grupo divisor de los liberales, y de ahí la maniobra de Sagasta entregando, 157
en un momento crítico para el partido fusionista, la dirección del ejecutivo a Posada Herrera en octubre de 1883, confiando en lograr con ello la desintegración de esta fuerza (19). El conde de Romanones coincide en esta interpretación de los hechos, asegurando que el líder liberal estaba convencido de que para destruir a los elementos de la izquierda - opuestos a cualquier transacción con él- nada era mejor que propiciar "su acceso al Poder teniendo por jefe a un hombre ya caduco" (20).
La crisis del partido fusionista en el poder, rinde pues una oportunidad a la izquierda para encabezar un nuevo gobierno. Este gabinete de breve duración abrió, según explicaría años más tarde López Domínguez, ciertas fisuras en el seno de la formación derivadas de
las
reticencias
izquierda", tanto
en
porque
sus
procedimiento. deseos,
contra
a
entrar
exigía
principios A
pesar sus
de
en un ministerio que "no era de la
inevitablemente -"ante
los
ello,
propósitos
que
"contra y
hasta
una no su
gran
transacción
ceden"voluntad,
contra
sus
como
en
contra
no el sus
compromisos"
accedieron movidos por su patriotismo y en aras de la pervivencia de la situación liberal (21).
Sin embargo no podrá la izquierda democrática impedir el retorno de los conservadores, incentivo para buscar un frente común con todas las fuerzas liberales (22), ni evitar las primeras defecciones en su 158
seno, en un esfuerzo de conciliación con el fusionismo que culmina al crearse
el
Partido
Liberal
sobre
la
base
de
la
llamada
"ley
de
Garantías" (4 junio de 1885).
Convertida ésta en programa de la nueva formación política, se confirma el abandono del ideal republicano así como de la constitución del
69,
relativas
quedando a
los
como
plataforma
derechos
de
individuales,
estos la
liberales
cuestiones
responsabilidad
de
los
funcionarios por su violación, el jurado, y el sufragio universal masculino. En suma, se acepta la Constitución del 76, con la tesis canovista de la soberanía compartida, pero se aspira a su reforma.
El Resumen, explica su parecer sobre los móviles que impulsaron la conciliación de fuerzas fusionistas e izquierdistas, entendiendo que la génesis de este acercamiento estuvo en el bloque coligado de ambas
para
las
elecciones
municipales
de
abril.
A
su
entender
"realizadas éstas, dióse por terminada la coalición, pero ante la unión de las distintas huestes del partido republicano, nacido al calor
de
aquella,
conciliación
de
los
hubo
de
partidos
adquirir
mayor
fuerza
liberales-monárquicos,
la bajo
idea un
de solo
programa y una sola bandera" (23). El proyecto de crear un único y gran partido liberal en contrapeso al conservador animó a la búsqueda de una fórmula válida para todos. De aquí van a derivar las sucesivas reuniones que Alonso Martínez y Montero Ríos, como interlocutores de 159
sendos
grupos,
mantuvieron
hasta
que
se
produce
la
conjunción
de
criterios en el documento ya citado anteriormente y cuya publicación aparece en éste y otros periódicos los días 4 y 5 de junio (24). En vísperas de esta fecha, la prensa abunda en el tema, siendo la opinión del Resumen que en los últimos días "reinan las mismas corrientes conciliadoras, si bien apenas uno ahonda para conocer su origen, se encuentra que más que á hechos concretos, obedecen a conjeturas, mejor ó peor fundadas, más ó menos verosímiles" (25), por ello se inclina estos días a mantener cierta prudencia en la información sobre la materia. No obstante, el día 2 de junio declara abiertamente que va a "levantar la punta del velo" como hacen otros colegas.
La descomposición de la Izquierda Dinástica, se produce en el contexto
negociador
entre
las
partes,
del
que
va
a
surgir
una
disidencia acaudillada por López Domínguez y Becerra abriendo una brecha
en
el
partido.
Efectivamente,
en
la
reunión
mantenida
por
Montero Ríos y Alonso Martínez la última noche de mayo, consiguieron llegar a un acuerdo sobre todos los puntos esenciales que determinaban las
diferencias
entre
las
agrupaciones
representadas,
teniendo
presente el documento, que redactado por el portavoz de la izquierda y aprobado
unánimemente
por
el
Directorio,
negociaciones (26).
160
sirvió
de
base
para
las
Obtiene pues respaldo mutuo, además del ideario, -espejo del "concepto que al partido liberal merecen los derechos individuales y los principios que constituyen el credo de la democracia monárquica" (27)-,
el
procedimiento
para
su
puesta
en
vigor,
procediéndose
a
realizar una consulta separada entre sus respectivos correligionarios. Mientras que los convocados por Alonso Martínez -17 o 18 ex-ministros fusionistas-, respondieron afirmativamente a la fórmula transaccional, una vez atemperadas las voces de protestas que puntualmente dejaron oír el Sr.Groizard, el duque de Tetuán y Martínez Campos; en otro lugar,
el
Directorio
presencia
discrepancias
acerca
del
carácter
constitucional de la Ley de Garantías, premisa defendida por López Domínguez y Becerra y no recogida en los acuerdos previos, "fundándose quizá los árbitros para transigir en este punto esencialísimo en que la solemnidad de la transacción, más que en cuestión de procedimiento estribaba en la de principios" (28).
Los
nuevos
contactos
mantenidos
por
Montero
Ríos
y
Alonso
Martínez, y los que se producen en el Directorio, lejos de desdibujar las dos tendencias surgidas en el seno de éste, se muestran con rasgos más marcados, comentándose su disolución
y el gran pesimismo que
reina en el campo de la izquierda al no haber adelantado nada la conciliación (29). Las decisiones que en la noche del 2 se habían adoptado propiciaban el cariz que iban tomando los acontecimientos: entre Alonso Martínez y Montero Ríos se 161
acordó que "en materia de
procedimiento, única que había que resolver, se escogiera como el más a propósito el de que la fórmula de transacción se consignase el día en
que
el
partido
liberal
fuese
poder,
ya
en
el
decreto
de
convocatoria a Cortes, ya en otra forma que tuviera carácter oficial" (30),
determinación
que
-con
matices
(31)-
será
sancionada
en
la
reunión del día 4 por Sagasta, en nombre de su partido, y por dos de los integrantes del Directorio, Víctor Balaguer y Eugenio Montero Ríos, dispuestos a sacrificar las exigencias de José López Domínguez y Manuel Becerra en este punto, para no obstaculizar la formación del gran partido liberal monárquico (32).
Por su parte el jefe de la izquierda -duque de la Torre- que se había ausentado de la esfera política en los últimos meses por motivos de salud, fue consultado por López Domínguez y se manifestó favorable a la conciliación, pero "en virtud de no creer posible sobre este punto la avenencia entre los individuos del Directorio, se abstuvo de emitir su voto, dejándoles en libertad para resolver la diferencia de opinión que entre ellos existía de la manera que su patriotismo se lo inspirase" (33).
Se resolvió así la cuestión más espinosa, pero como no lo hiciera a satisfacción de todos, provocó la disgregación en el seno de la Izquierda Dinástica, y a partir de la fecha en que fue aprobada la Ley
162
de Garantías -acta de nacimiento del Partido Liberal- López Domínguez y Becerra acaudillan la izquierda disidente
Para
cierta
prensa
sagastina
tal
proceder
desvelaba
la
intransigencia de éstos próceres, mientras El Resumen no ocultaba su satisfacción por la nueva formación y le expresaba su apoyo:
"..Nosotros contestamos esa censura con un aplauso nacido del alma, y nos regocijamos de la formación del partido liberal bajo la fórmula democrática que la ha inspirado.
Hoy,
cuando
nace,
tiene
todo
nuestro
apoyo,
todas
nuestra
simpatías; mañana, cuando llegara el caso de plantearla, tendría nuestros votos y el humilde concurso de nuestra inteligencia" (34).
pero se alineaba con la disidencia, que a su juicio había hecho todo cuanto su dignidad política le había permitido en pro de la conciliación, reconociendo que la fórmula encontrada satisfacía al espíritu
democrático
más
susceptible,
y
consignaba
los
grandes
principios liberales, y el espíritu de la Constitución "inmortal" del 69 que iba a conformar a partir de ahora el nexo entre las distintas fracciones
liberales.
Ahora
bien,
el
procedimiento
que
estos
principios deberían seguir para su incorporación a las líneas maestras 163
del
funcionamiento
de
la
vida
política
española,
es
la
cuestión
capital que motivó "la intransigencia" en un sector de la izquierda que "no cree suficiente garantía de los derechos constitucionales su consignación en un decreto de convocatoria á Cortes", y sí quiere dar seguridad al país de su cumplimiento poniéndoles a salvo de los azares y contingencias de la política bajo la garantía constitucional.
Para El Resumen es una cuestión de coherencia política, y por ello aplaude la decisión tomada, contestando a las palabras del Correo en el sentido de que "la situación de los Sres.López y Becerra vendrá á ser en la izquierda del partido liberal, lo que en la derecha del conservador son los Sres. Moyano, pasan
estos
señores
todo
el
Novaliches, y Chestel", que "cuando
mundo
se
quita
el
sombrero
ante
la
consecuencia política" (35).
El Liberal, órgano de prensa que -a decir del Resumen- "nunca se ha distinguido por su benevolencia á la izquierda" reconocía que en el punto de vista de López Domínguez y Becerra, entraba más cantidad de democracia que en el adoptado por los izquierdistas que habían venido a fraternizar con los fusionistas, lo que no dejaba de sorprenderle tratándose de Montero Ríos, Martos, Moret y Balaguer, y desde esta opinión, instaba a López Domínguez a seguir en esta dirección. Por su parte El Globo, obvia declinarse en favor de una u otra postura, limitándose a comentar que en las contiendas liberales, los que ganan 164
son los conservadores, y por lo tanto el que más fieramente les combata, resultará el más liberal (36).
El
dualismo
surgido
en
el
Directorio llevó a su disolución,
procediéndose a comunicar a los comités del partido la situación con el envío de un manifiesto para que se decantasen por el ingreso en el nuevo
partido
liberal
o
decidieran
su
permanencia
junto
a
López
Domínguez y Becerra.
En un intento de definir posiciones el general López Domínguez reunía
el
día
movimientos
7
a
producen
diputados
y
expectación
senadores
entre
la
de
izquierda,
prensa
y
los
cuyos
círculos
político. El Resumen, da buena cuenta de los asistentes citando a los senadores, marqués de Seoane, general Burgos y Polo de Bernabé, y los diputados (Luis
Sres.
Felipe),
Becerra, marqués
general de
los
Armiñan,
Dávila,
Castellones,
Acuña,
Villarroya
y
Aguilera Oliver.
También estuvieron representados el marqués de Ovieco, García Torres y León
y
Llerena
(senadores),
y
el
general
Bermúdez
Reina, Linares
Rivas, Montilla, Gómez Díez y Folla (diputados). Los Sres.Valdés y conde de Rius indirectamente expresaron su adhesión incondicional, y a falta de García San Miguel y López que tampoco asistieron a la de los "disidentes", estaban la mayor parte de los que comenzaron juntos el camino (37).
165
Unánimemente aclamaron las palabras de su líder, que pidió una toma
de
sostendría
posición los
desapasionada
principios
del
y
en
conciencia,
partido
asegurando
independientemente
de
que los
seguidores que desde estos momentos tuviera, afirmando la existencia de la izquierda como partido, ya que entendía que "poco importa que sean más o menos grandes y más o menos sensibles los desprendimientos, pues lo principal son los principios" (38). Con estas declaraciones López Domínguez salía al paso de comentarios sobre la defunción de la izquierda, presunción que el periódico del partido también se ocupa de desmentir, dando fe de vida con palabras que justifican la naturaleza de su pervivencia:
"...a
pesar
de
tales
agoreros,
la
izquierda
se
reúne,
la
izquierda delibera, la izquierda se mueve, la izquierda en fin, no ha muerto.
No; la izquierda no ha muerto, porque nadie le ha arrebatado su bandera;
porque
no
ha
perdido
ni
uno
solo
de
los
elementos
esenciales de su existencia; porque no se ha extinguido la razón de su permanencia; porque no ha cumplido, en una palabra, sus primordiales fines. La izquierda vive, porque habiendo venido á la política con una misión propia, esta no ha concluido; porque teniendo un programa que realizar, este no ha sido absorbido por otro programa; porque 166
siendo los principios la vida de los partidos, la izquierda se ha quedado con todos sus principios" (39).
Así parecen entenderlo los comités locales y provinciales de la izquierda que hacen llegar su adhesión -incluso antes del día 9 en que comienza a comunicárseles oficialmente la disolución del Directorioal general López Domínguez como "el verdadero jefe de la democracia monárquica y genuino defensor de sus doctrinas" (40). En sucesivos días, y bajo el subtítulo `La izquierda en provincias', se recogen nuevas
muestras
española
de
apoyo
desde
correspondientes
a
distintos
las
puntos
provincias
de
de
la
Córdoba,
geografía Granada,
Sevilla, Málaga, Cádiz, Huelva, Jaén, Almería, Lugo, La Coruña, Ciudad Real, Burgos, Zamora, Valencia, Alicante, Murcia, Zamora, Cáceres, Badajoz, Palma de Mallorca y Madrid. Se suman a esta muestra de adhesión
los
directores
y
redacciones
de
periódicos
como
El
Contribuyente de Ciudad Real, La Paz de Murcia, El Activo de Villena, El
Tribuno de
Sevilla,
El
Criterio
Administrativo
de
Almería,
La
Izquierda Liberal de Málaga, datos orientativos de la incidencia y el peso político de la izquierda liberal.
En una primera valoración realizada por el periódico explica "por la tradición que acredita a esta formación política y la vigencia de
sus
principios"-
el
apoyo
de
la
gran
mayoría
de
primitivos
izquierdistas que mantienen tal y como estaba antes de la ruptura, la 167
organización del partido en provincias. Además -dice- el abandono de los Sres. Martos, Moret, Marqués de Sardoal, Montero Ríos, y Balaguer, aún siendo pérdidas sensibles, no reducen cuantitativamente la fuerza de los diputados y senadores de la izquierda (41).
No cabe duda que la pugna por sumarse apoyos se mantiene como constante los días siguientes a la conciliación. La prensa partidista barre para su casa, y así encontramos la publicación en El Resumen de un telegrama remitido por el comité provincial de Barcelona, como justificante
de
su
adhesión
a
Becerra
decidida
por
votación
mayoritaria de doce votos contra cuatro de los señores Fori, Argell, Armesto, y Sala, poniendo en cuestión los despachos publicados por algunos periódicos (no señala cuáles son), que situaban la mayoría de ese comité del lado de Montero Ríos y Balaguer.
Se produce un auténtico baile informativo en torno a los comités de la izquierda reagrupados en uno u otro partido y, para deshacer el entuerto, El Resumen propone al periódico La Izquierda Liberal, que cuestiona los resultados dados, publicar ambos una lista completa de los que se adhieran a la conducta de los señores López Domínguez y Becerra y los que sigan a Monteros Ríos y Balaguer, una vez que los comités hubieran determinado su actitud (42). Además, poco después de producirse
la
conjunción
de
fuerzas,
habla
ya
de
discrepancias
y
crisis en el nuevo partido Liberal vaticinando su ruina: "No hace seis 168
días que se celebró el matrimonio y ya comienzan á amargarse los dulces
de
la
boda"
,
lo que por otra parte -dice- "es natural"
teniendo en cuenta que "se ha edificado sobre arena" (43).
Los pasos dados por fusionistas e izquierdistas en pro de su acercamiento derivaron en la transformación del Círculo de izquierdas en Círculo de la conciliación que celebrará una reunión extraordinaria el
día
11
para
nombrar
presidentes
honorarios
a
Sagasta,
Martos,
Montero Ríos, y Balaguer. Por su parte, el sector no integrado anuncia para el día 8 la inauguración de su Círculo en la calle de Atocha, número 18. Este centro político que "resucita de las cenizas del Círculo de la calle del Lobo" (44), cambiará nuevamente de domicilio trasladándose
a
la
calle
de
Alcalá,
en
donde
se
congregarán
sus
miembros todos los viernes (45).
En aquella ocasión los asistentes -veteranos de la política y jóvenes iniciáticos- entre los que se encontraban los generales López Domínguez, senadores
Armiñán, Sres.
León
Palacios, y
Llerena
Socías, y
Polo
Burgos, de
y
Bernabé,
Alaminos, los
los
diputados
Sres.Dávila, Acuña, Villarroya, Aguilera, marqués de los Castellones, Becerra
y
Oliver,
los
ex-diputados
Sres.Carreño,
Moreno
Pérez,
Rodríguez de los Ríos, Hoppe, Cendreras, Manzano, Darriba Dorrego, España (D.E.), Martínez del Bosch, Fernández Victorio y otros, bajo la presidencia accidental del Sr.Montaner en representación de la junta 169
organizadora, nombraron una comisión para que designase los individuos que deberían constituir la Junta directiva. La candidatura propuesta fue
aprobada
y
de los
ella
honorarios
de
Becerra;
Presidente
resultó
señores
duque
el
nombramiento
de
la
efectivo,
el
Torre,
como
Presidentes
López
Sr.Agustín
Domínguez de
y
Burgos;
Vicepresidentes, los Sres.Rebolledo, Aguilera (L.F.), marqués de Santa Marina
y
Darriba
Dorrego;
Contador,
Sr.Eraunsquin;
Tesorero,
Sr.Fernández Barrios; Secretarios, Sres. Polo de Bernabé (D.R.) y Gallardo
Guizot;
Vocales,
Sres.Martínez
del
Bosch,
Bas
y
Cortés,
Montaner, Vargas (D.M.), Fernández Victorio, Aynat, Utor, Fernández y Manzano Alfaro.
En la sesión inaugural, los oradores presentaron su punto de vista sobre los objetivos de esta formación. El Sr.Dávila comenzaba exponiendo partido,
la
para
necesidad ver
de
cumplidas
afirmar sus
ante
todo
aspiraciones
su en
existencia relación
como
con
la
consignación en la Carta Magna de los derechos del pueblo y de los ciudadanos, o por lo menos la inclusión de una ley que garantizase esos
derechos
con
carácter
constitucional,
"estampando
así
en
la
herencia del pasado el sello de espontaneidad y originalidad de la generación
presente".
Convencido
de
la
necesidad
de
enlazar
la
tradición con el progreso, abriga la esperanza de que el espíritu revolucionario quedará vencido y triunfante su causa en el momento que
170
las doctrinas, el programa y las soluciones de la izquierda liberal sean admitidas definitivamente (46).
La intervención de López Domínguez, será explícita en cuanto a la finalidad de su programa estableciendo un orden de prioridades: el bien de la patria sobre todo, el triunfo de la libertad después, y el afianzamiento de la monarquía digna y liberal, así como su intención de
llevar
a
la
práctica
del gobierno todos y cada uno de estos
ideales. Por su parte el Sr. Becerra, afirma que no se conforma con reclamar toda la libertad posible dentro de la monarquía, tal y como se pretendía hasta el momento, sino "toda la libertad que quepa dentro de la libertad" (47).
En
los
definitiva
meses
del
siguientes
partido
en
va
a
sucesivos
perfilarse encuentros
la que
organización culminan
en
diciembre del 85 con una reunión de diputados y senadores de la izquierda. A fines de año, este grupo constituía una minoría en las Cortes y se ratificaba en su programa y procedimiento al entender que no
existía
motivo
para
someterlo
a
variaciones,
convencidos
como
estaban de que "con sus soluciones liberales y democráticas" podían resolverse todos los problemas que deparara el porvenir.." (48).
Su política es de férrea oposición al gobierno conservador cuya labor es calificada de "tiránica dominación" (49), congratulándose de 171
la concentración de fuerzas en torno a Sagasta, y de la posibilidad de que éste llegue a gobernar. Se muestra proclive a apoyarle en su cometido como lo harán con todos aquellos que se acerquen a sus ideas, pero adelantan que su vuelta al poder sólo tendrá lugar si esta circunstancia garantiza la aplicación de su programa íntegro (50).
Una vez firmado el Pacto del Pardo, el nuevo jefe de gobierno, Sagasta, convocaba a López Domínguez para obtener el concurso del general y sus amigos, en un acuerdo que sin menoscabo de la posición independiente de la izquierda, pudiera significar en un futuro la reunión de todos los elementos liberales y democráticos (51). En esta ocasión, López Domínguez expresa su voluntad de apoyo al "fusionismo" aunque no de "entrega" como -en su opinión- habían dado a entender ciertos periódicos (52). Sin embargo, tan sólo tres meses después se anuncia,
a
partido en
través el
del
poder,
Resumen, al
un
cambio
de
táctica
respecto
al
que se acusa de inacción y de utilizar
procedimiento ya desechados:
"Las relaciones entre el partido Izquierda Liberal y el gabinete dependen de la conducta del Gobierno respecto de los principios que todos los liberales profesamos. El apoyo que se mostró por parte del partido Izquierda Liberal durante el tiempo que el partido de Sagasta luchó por el poder, se mantendría siempre y cuando cumpliese el programa sostenido desde los bancos de la oposición. Sin embargo después de tres 172
meses del gobierno Sagasta, no ha gozado el país de un solo día de gobierno liberal.." (53).
Aunque el respaldo al gobierno se mantendrá todavía unos meses (54), en la medida en que los responsables ministeriales no respondan a sus expectativas emprenderán una enérgica oposición. Para el órgano de la izquierda liberal, esta política era inevitable pues "el general López Domínguez no ha estado conforme, ni quizá pueda estarlo nunca, con los procedimientos gubernamentales del Sr. Sagasta, puesto que tiene un concepto muy distinto, radicalmente opuesto al del jefe de la fusión sobre las funciones del gobierno y las necesidades del país" (55).
El general reitera estas opiniones en una entrevista realizada por el corresponsal del periódico francés Le Matín. A la pregunta de por
qué
no
había
aceptado
la embajada de París que se le había
ofrecido, respondía con estas palabras:
"Yo no podía aceptar ese puesto sin cierta garantía para mi partido, por más que me lisonjeara representar á mi patria en la República
francesa,
ni
ningún
otro
puesto
ofrecido
por
el
Sr.Sagasta, por la persuasión que tengo de que no ha de realizar en el poder su programa en la oposición, y porque no quiero aceptar ni la responsabilidad moral de apoyar un gobierno que considero funesto para los intereses del país y de la monarquía" (56). 173
Los intentos de aproximación al Partido Liberal nuevamente habían fracasado, y López Domínguez seguirá representando -como afirma Jover Zamora- "la tenaz resistencia" de la Izquierda Dinástica a engrosar las
filas
de
aquella
organización,
pugnando
por
sustituirla
como
aglutinante de todas las fuerzas procedentes del Sexenio y en el control del ejecutivo (57).
Tal
es
la
confianza
convencido
de
abigarrada
mayoría
liberales
en
que
la
que
pronto
expresa
asistiría
ministerial
izquierda,
y
al
el a
jefe
la
así
este
descomposición
ingreso
recogiendo
de
de
la
sus
partido, de
elementos
herencia
dejada
la más por
Sagasta (58).
II.3.- El PARTIDO REFORMISTA.
Una vez más la unión de la izquierda se tambaleará produciéndose defecciones sustantivas en su seno. Efectivamente, en la noche del día 1 de enero, en la que tomó posesión la Junta Directiva renovada del Círculo
de
la
Izquierda,
"9
ó
10 174
socios
antiguos
dirigieron
sus
comunicaciones anunciando que se separan de entre nosotros por las disidencias
de
conducta
surgida
hace
días".
Entre
los
firmantes
figuraban los señores Becerra, Rojo Arias, Montaner, Pino, Fernández Victorio, San Martín, Pasarón, y algún otro (59).
Aunque se resta importancia a la segregación asegurando que se mantiene
el
apoyo
convencido
a
López
Domínguez
y
desmintiendo
la
vinculación a Becerra de ciertos comités locales y el provincial de Madrid, no cabe duda que es la cuestión estrella sobre la que versan ciertos
interrogantes,
a
los
que
el
jefe
de
la
izquierda
dará
respuesta. En una entrevista concedida al corresponsal de Le Matin en Madrid
explicaba
que
de
tiempo
atrás
venían
dibujándose
dos
tendencias, que perjudicaban a su entender la unidad de miras y la disciplina
del
partido
imprescindibles
para
el
triunfo
de
sus
principios, radicando sus diferencias en que mientras la línea seguida por
él,
directiva, salientes
en
cumplimiento
era
de
adoptaban
fuerte una
de
los
acuerdos
oposición posición
al
tomados
gobierno
benévola
y
de
por
de
la
Junta
Sagasta,
aproximación
los al
gobierno (60).
En esta interpretación se pasa por alto los cambios producidos en la izquierda liberal, que venían rumoreándose insistentemente desde finales del año 86, y que hacían referencia, no ya a la aparición de la disidencia interna, lo cual negó rotundamente López sólo un mes 175
antes de que se hiciera efectiva, sino al movimiento de aproximación de sus fuerzas a las de Romero Robledo, a raíz de una coalición electoral públicamente pactada el 26 de marzo de 1886 (61).
Este hombre calificado como "político hábil y lúcido orador", militó en la Unión Liberal durante su juventud, desde donde trabajó para destronar a la reina Isabel II, siendo uno de los integrantes de la Junta revolucionaria de Madrid en 1868. Más tarde, con la llegada de Amadeo de Saboya, es nombrado Subsecretario de Gobernación al mando de Sagasta, e integra las filas del partido Constitucional (62). Al instaurarse
la
primera
República,
se
decanta
por
la
monarquía
uniéndose después a Cánovas a pesar de que no había tenido reparos en calificar a los borbones como "raza bastarda e infame" (63).
La nueva situación política que se presentó en España el 11 de febrero
de
1873,
considerándose impenitente
no
modifica
"soldado
de
monárquico"-,
y
una
un
ápice
bandera
así
lo
sus
inclinaciones
vencida,
proclama
en
pero
tenaz
plenas
é
Cortes
republicanas:
"Ya lo sabe el país; ya lo sabéis vosotros: mis opiniones son monárquicas;
no
represento
á
ningún
partido
político,
sin
renegar, por supuesto, de ninguno de mis antecedentes; aspiro
176
solo á representar la opinión imparcial y justa, la que no sigue los intereses de ninguna tendencia;..." (64).
Puesto que su fe monárquica persiste, irá a sumarse a las huestes del
partido
que
restauración.
con
Detenta
más la
premura
cartera
se
de
manifiesta
Gobernación
proclive
en
los
a
la
distintos
gabinetes conservadores: primero desde 1875 a 1879, después entre 1880-81 y por último, en enero de l884 hasta el 12 de junio de 1885. Sus
sucesivos
contactos
con
este
ministerio,
le
facilitan
un
aprendizaje profundo de las cuestiones electorales, perfeccionando un sistema para falsear los escrutinios que no por más conocido era menos cuestionable. El dominio adquirido por Romero Robledo en el manejo de los
votos,
lo
ratifica
Seco
Serrano
al
calificarle
como
"la
encarnación de una "picaresca" capaz de paliar los inconvenientes de la apertura democrática que se produciría en 1890 (65)
Renuncia a este cargo después del fracaso de su política ante la epidemia de cólera de ese verano, y más tarde deja las filas del Partido Conservador, debido a las discrepancias surgidas con Cánovas a raíz de la muerte del rey y el abandono del poder en manos de Sagasta, solución a una crisis que acoge con mal grado y califica de "suicida". La respuesta del jefe conservador al problema hispano-alemán en Las Carolinas y la lucha que por la presidencia del Círculo conservador y la
del
Congreso
suscitó
entre
ambos, 177
fueron
motivos
añadidos
que
indujeron a Romero Robledo a librar batalla contra el jefe conservador en las Cortes, desde finales de diciembre (66). Consecuencia directa de estas disensiones fue no sólo la salida de Romero Robledo sino también de
unos
ochenta
desbancar
a
los
correligionarios, canovistas
de
que
la
habían
Junta
logrado,
directiva
de
del
hecho, Círculo
conservador.
Por otra parte, el problema suscitado en la Cámara baja por la presidencia se resolvió a favor de Cánovas, quien alcanzó 222 votos frente a los 112 que su rival obtuvo con el apoyo de López Domínguez. Este resultado causará cierta alarma pues acusaba las posibilidades políticas de los romeristas en un futuro no lejano. Sin embargo, la amenaza inicial se desvanece cuando se hace patente la inviabilidad del proyecto común reformista y el tránsfugo del canovismo retorna a las filas de donde había salido.
Las
elecciones
presentaron
generales
conjuntamente
100
del
4
de
candidatos
abril (67),
del
86,
fueron
en
donde
para
los
artífices de la alianza un rotundo fracaso en Madrid, pero ello no significó la interrupción de su incipiente acercamiento. El 13 de diciembre
de
ese
año,
Romero
Robledo
declaraba
la
fusión
de
los
elementos que le seguían con la izquierda liberal y poco después -el 15 de enero- se celebraba la reunión que ultimaba los acuerdos entre aquel y López Domínguez, estableciendo "la patriótica concordia" que 178
iba a ser base y origen del partido Liberal Reformista. El órgano del partido
daba
su
bienvenida
a
la
nueva
formación
y
anunciaba
su
existencia oficial desde esa tarde, gracias -decía- "a la fusión de las fuerzas que respectivos hombres acaudillan bajo una bandera común, en la cual están consignados los principios constantemente defendidos por El Resumen" (68).
Otros
periódicos
recogen
también
en
sus páginas el evento y
comentan impresiones desde sus perspectivas partidistas tal y como se refleja en El Correo, La República, La Iberia, El Liberal o El Nuevo Porvenir (zorrillista), que en su primer número guarda un espacio a la noticia. Mientras los elementos políticos del nuevo partido no ocultan su regocijo, los adversarios censurarán el enlace, especialmente -como diría El Resumen- los ministeriales y sus afines "que ven quebrar con este
transcendental
movimiento
político
el
juego
de
compadres
concertado entre Cánovas y Sagasta para repartirse amigablemente el poder" (69).
Efectivamente, los órganos de prensa no pueden evitar hacerse eco de la sorpresa y el malestar que causaron en la opinión política los propósitos de Romero Robledo, dejándola según opinión del Correo "cual estatua". Este periódico adelanta la insignificancia de esta nueva fuerza y la suposición de que el político conservador "pueda llegar andando el tiempo á exageraciones aún más lamentables". El Liberal 179
habla de "unión de los antípodas", y el órgano posibilista, El Globo, destaca la posición que abandona López Domínguez aunque a su entender "no
faltará
quien
la
ocupe
el
día
en
que
las
intransigencias
conservadoras ó las debilidades de los liberales hagan necesaria en el juego de la política española la aparición de un tercer partido" (70).
Ante tanta expectación, el diario reformista señala:
"No somos nadie, no valemos ni significamos nada, representamos en
política
una
perturbación
constante,
y
sin
embargo,
los
ministeriales, los ortodoxos y los posibilistas que tal dicen á coro, no nos dejan de la mano ni saben hablar estos días de otra cosa que de la unión de los elementos políticos representados por el
Sr.
Romero
Robledo
con
los
que
siguen
al
general
López
Domínguez" (71).
El órgano de la izquierda liberal y los respectivos artífices de la unión, son los primeros en pronunciarse para explicar los motivos de la decisión adoptada. En las páginas del primero se aseguraba la invariabilidad
de
principios
a
la
hora
de
dar
respuestas
a
las
cuestiones esenciales que se plantearan, afirmando que las soluciones del partido liberal reformista para todos los problemas políticos, administrativos y económicos se fundarían en la satisfacción de las necesidades públicas y en el interés supremo de la patria, la libertad 180
y las instituciones (72). Por su parte, López Domínguez reunió a los senadores
y
diputados
que
le
eran
fieles
y
aludió
a
razones
de
patriotismo y conveniencia política para justificar su postura. En su intervención integridad
dejó
de
su
bien
sentado
programa,
que
con
la
"solo
izquierda
pequeñas
conservaba
la
modificaciones
de
carácter administrativo y económico propuesto por Romero" (73).
Más tarde aduce como razón de dicha unión, las dificultades que estaban
encontrando
sus
respectivas
organizaciones
en
la
representación dentro de las cámaras. Su acuerdo con Romero -dirá López Domínguez- nació de la desgracia común, en los amargos días en que
ambos
eran
perseguidos
con
igual
saña
por
el
gobierno,
que
haciendo valer la absorbente influencia oficial, les disputaba sus puestos en los comicios para dárselos a los conservadores ortodoxos y a los enemigos de las instituciones, aliados de los ministeriales (74).
Un gesto parecido tuvo Romero Robledo con sus acólitos el día 17 para
explicar
las
razones
de
su
decidida
unión,
destacando
una
fundamental: su disidencia con los ortodoxos de Cánovas.
En el discurso ofrecido por el político conservador a un grupo de amigos,
ex-diputados,
ex-senadores,
ex-gobernadores
y
diputados
provinciales, se remontó al momento de la defunción de Alfonso XII, criticando la conducta del gobierno conservador por la transmisión del 181
poder a un partido "cuyos hombres en el gobierno se desautorizan y se desprestigian por su historia y por sus actos". Este hecho -dijohabía provocado su total rechazo por lo que se vio abocado a desertar y desde ese momento buscó otras fuerzas en el horizonte político que con más decisión y franqueza defendieran los sagrados intereses de la monarquía. Romero Robledo afirma haberla encontrado en la conjunción con López Domínguez de donde ha surgido "un nuevo partido que no pedirá el poder, sino que dirigirá sus esfuerzos y sus iniciativas á defender con lealtad y decisión las instituciones fundamentales y las libertades públicas" (75).
No mucho tiempo después el político conservador defenderá junto a los miembros más relevantes del partido, el trasvase de la acción gubernativa a sus miembros (76).
Decidida la unión, el general López Domínguez continúa en su indiscutida labor de jefe del partido, compartiendo con Francisco Romero Robledo el puesto de presidente honorario en la Junta directiva del Círculo Liberal Reformista que se constituía el 7 de febrero. La presidencia recayó en el señor Linares Rivas que, junto a los ya mencionados, inauguraría más tarde la nueva sede de reuniones en la Carrera de San Jerónimo, ubicación a la que tratan de dar unas ciertas connotaciones ideológicas:
182
"se ha instalado en el centro de Madrid, en lo que se podría llamar el corazón de España; entre el Congreso, donde ha de presentar Ministerio
las de
Administración elevándola
á
leyes la
reformadoras
Gobernación,
pública las
que
de
donde
sacándola
serenas
el país necesita, y el
de
regiones
ha
manos
de
velar
del
por
caciquismo
la y
de la justicia; cerca del
ministerio de la guerra, donde ha de preparar la organización del ejército, y en el camino del alcázar donde está la cuna del augusto
niño,
que
el
verdadero,
el único partido liberal de
España ha de salvar de escollos y tempestades, como el partido progresista salvó aquella otra cuna que fue altar de nuestras libertades" (77).
Además de los citados, la relación de cargos directivos incluye a D.Alberto
Bosch
y
Fustigueras,
D.Luis
Felipe
Aguilera,
D.Federico
Luque, D.José Teresa García, D.Cecilio Lora, y D.Zoilo Pérez en las vicepresidencias; D.Adolfo Moreno Pozo en la contaduría; Sr. Marqués de Santa Marina, tesorero; D.Vicente Bas y Cortés, D.Féliz Soldevilla, D.Elías Villarroya, y D.Francisco Castellote, secretarios; D.Felipe Ibarra,
D.Eduardo
Dato
Iradier,
D.Augusto
Suárez
de
Figueroa,
D.Francisco Uhagón, D.Pedro Fernández Miró, D.Luciano López Dávila, D.Primitivo Soria, D.Antonio Gil Leceta, D.Cristóbal González Martos, D.José Muro Carratalá, D.Francisco Javier de Burgos, D.Manuel María Moriano,
D.Vicente
Vignau,
D.Teodoro 183
Gómez
Herrero,
D.Cristóbal
Rodríguez
de
los
Ríos,
D.Carlos
Martín
Murga,
D.Cipriano
Bravo,
D.Manuel García Arcos, D.Vicente Cristetos Romero, D.Roberto Polo de Bernabé, D.José Antonio Baleuchana, D.Ricardo Morenas de Tejada, y D.Francisco Fernández Henestrosa, vocales (78).
El Resumen y El Diario Español -órgano de Romero Robledo- alardean del aumento que va verificándose en el número de afiliados al partido, señal evidente -dicen- de la fuerza y arraigo que toma en todo el territorio
nacional.
Otros
periódicos,
hasta
un
total
de 40,
les
secundan en esta labor proselitista (79).
A través de ellos se pone en conocimiento del público las nuevas adhesiones,
ya
sea
a
título
individual,
como
la
del
significado
militar y político Victoriano Ameller (80), o a nivel de comités y círculos
provinciales,
adelantando,
en
el
caso
de
Cataluña,
la
magnitud de los resultados "que ponían en la órbita de la camarilla reformista a todo el comité y círculo liberal fusionista de Gracia (Barcelona) en un movimiento de aproximación y simpatía de grandes proporciones en toda la región" (81). Se hace especial mención a la incorporación de hombres como Sánchez Campomanes (antes del partido de Sagasta), y a las felicitaciones que, desde la capital catalana, se dirigen a López Domínguez y Romero por ser artífices de estos logros (82).
184
El Resumen facilita una lista de socios del Círculo Reformista (83) y, ocasionalmente, anota el ingreso de nuevos simpatizantes. Entre ellos cita a los señores Enrique Alonso y Erosa, Antonio del Alamo, Eloy Caro Aguilar, Arturo Campo Arana, Miguel Calderón Arana, Jerónimo Carreño, Muñoz,
Alberto
Rafael
Durán,
Guerrero
José
Fernández
Carmona,
José
Vázquez, Gastaldo,
Lorenzo Pedro
Fernández
González
y
González, Salvador María Granes, Andrés Fernández Callejo, Cristóbal Lozano,
Pedro
Lobo
Almeida,
Eduardo
Lustono,
Marqués
viudo
de
Lorenzana, Canuto Montero, Valentín Mejorada, José María Martínez, Eulogio Muñoz Alonso, José París, Angel Puente, Bernardo Pagés, Luis R.
de
Sánchez,
Valentín
Suárez,
Ricardo
Teruel
Gallardo,
Julián
Usaola, e Hilario de Jesús Vázquez (84).
Fuera de la Península -en La Habana- los comités de la izquierda y los antiguos amigos del líder conservador recibían de buen grado esta
iniciativa
y
formaban
un
núcleo
bajo
la
dirección
del
ya
presidente de la izquierda don Francisco de Ampudia, con lo que en poco tiempo quedarían organizadas las fuerzas del partido en la isla (85).
La fusión oficial de los comités romeristas e izquierdistas de Madrid se producirá en la semana del 24 de enero, y para los primeros días del mes siguiente se preveía la integración total de los comités a nivel nacional, que Romero Robledo cuantifica poco después en torno 185
a los 1.300 (86). Algunas fuerzas políticas consideran estas cifras muy hinchadas, pero no hay que olvidar que habitualmente todas exageraban el número de miembros pertenecientes a sus respectivos partidos (87).
Industriales,
comerciantes,
propietarios,
militares,
profesionales liberales, hombres de la ciencia y el arte, "honrados hijos del trabajo" procedentes de la izquierda, y gente de buena posición perteneciente a "las clases altas de la sociedad", extraídos del romerismo, nutrirán las filas del nuevo partido (88). No en vano el ex-diputado
y
jefe
del
partido
en
Toledo
Sr.Infantes
explicaba
-
durante la apertura de la Asamblea que tuvo lugar en esa ciudad a mediados de junio- la razón de que allí el reformismo se hubiera hecho fuerte expresándose en estos términos:
"las clases contribuyentes ven en él (el partido reformista) no sólo la garantía de soluciones políticas en sentido liberal, sino también la defensa y el amparo de los intereses generales del país, y de la agricultura, la industria y el comercio.." (89).
Cuentan con diputados y senadores en activo como los Sres.Boch y Moreno Leante en la cámara alta, y Dávila, Olawlor, Ordónez, Martínez Brau,
Sánchez
Campomanes,
Alvarez
Mariño,
Acuña,
Aguilera
(Luis
Felipe), marqués de los Castellones, Bás y Cortés, Sastron, Cendrera,
186
e Ibarra, en el Congreso. También con ex ministros como el Sr.Linares Rivas, sin contar a los jefes de los grupos fusionados (90).
El programa del partido Liberal Reformista fue redactado por Romero Robledo y en el no se plantea la reforma inmediata de la Constitución, sino que tan sólo se aspira a lograrla "cuando fuera necesario". A decir de su ejecutor, se pretendía la defensa de la monarquía constitucional pero "con principios más liberales que los que ostentan y defienden los partidos monárquicos" (91).
Como
primer
aspecto
a
tratar
está
la
cuestión
relativa
a
la
organización del ejército, problema suficiente - según Linares Rivaspara justificar su existencia como partido y sus deseos de gobernar. Pero además hay otros intereses de índole política y material que juegan un papel relevante en los proyectos reformistas (92).
Consideran necesario desarrollar una labor regeneradora en la administración
para
acabar
con
el
desbarajuste
que
la
domina,
e
impulsar la industria y agricultura para sacarlas de su letargo. En este sentido, López Domínguez reconocía haber aceptado las soluciones meditadas por Romero Robledo, quien a su vez se plegó lealmente a los principios fundamentales de la izquierda liberal.
187
Sobre la situación material española, que desde el año 86 dejaba entrever
el
ascendente
inicio
de
la
de
una
década
grave
anterior
crisis (93),
rompiéndose
el
presidente
la del
dinámica Círculo
admitía - en su discurso de inauguración- la precariedad e inmovilismo del país y proponía apoyar a las clases más necesitadas que, siendo además
las
más
numerosas,
sufren
directamente
los
efectos
de
una
política gubernativa que tiende a "resolver por un criterio estrecho y doctrinario lo que debe resolverse por un ancho criterio". Entiende por tal, aquel que -"lleno de espíritu de justicia"- se presta como solución de todos los problemas que afligen a España, y ofrece amparo, protección y ayuda a las clases menesterosas. Este es el espíritu que afirman defender los reformistas y no por "afán de seducir a los incautos", sino con el propósito de aplicarlo.
Contienen
sus
palabras
un
tibio
intento
de
aproximación
al
proletariado ofreciendo reformas sociales, pero la retórica dominante de su alocución no deja entrever medidas concretas:
"...hay infinitos problemas que están llamando á nuestra puerta; infinitas cuestiones que se agravan á cada momento y que tienen para la clase proletaria un interés supremo. Todas estas vendrán pero no las afrontaremos con aquel exclusivismo de escuela que predomina en el partido gobernante respecto á esta cuestión, sino con el interés de la más estricta justicia; porque con estas 188
cuestiones se va agravando la situación del proletariado ¿qué digo del proletariado? de otras clases cuya existencia es tan triste, angustiosa y precaria como la del proletariado" (94).
Convencidos de ser la fuerza política más avanzada dentro de la monarquía,
y
la
más
apta
para
satisfacer
las
aspiraciones
de
la
opinión y la política, creando alrededor de la institución monárquica una
atmósfera
adecuada
para
que
prospere,
lanzan
su
promesa
de
comenzar las reformas en el mismo momento en que tomen posesión del poder, ya sea mediante decretos o con el concurso de las Cortes (95). Ofrecen por tanto el cumplimiento riguroso de los compromisos morales y materiales contraídos con la opinión, pero recuerda a ésta que debe ser también el pueblo el que defienda sus derechos, lo que podría interpretarse
como
un
llamamiento
electoralista
ante
una
eventual
crisis del gabinete sagastino (96).
Efectivamente, desde enero se rumorean cambios en el gobierno y se habla de disolución. Primero, es la cuestión de la reforma del Código Penal cuya consecuencia inmediata -se piensa- sea la salida de Alonso Martínez del gabinete (97). Después, la perdida de confianza de Sagasta entre los suyos, se aduce como motivo de la posible caída de gobierno, impresión que va tomando forma a raíz de los debates sobre la cuestión militar (98).
189
Respecto al lugar idóneo que deben ocupar los reformistas en el abanico político español, declaran no estar dispuestos a mendigar un puesto entre los partidos nacionales, porque entienden que ya ocupan un espacio en la vida política española, por tanto -afirma López Domínguez- ambicionan "el que por derecho les corresponde" (99). Opinan que la obtención del Poder es, en su caso, una aspiración legítima y necesaria, por cuanto tienen el apoyo de la opinión pública y son un partido "compacto, robusto y numerosísimo para acometer desde las esferas del Estado todos los problemas que comprende su programa" (100). La Nouvelle Revue está en línea con los reformistas y asegura que pueden ser una alternativa a los dos partidos turnantes (101).
Sin embargo, las previsiones que sobre el futuro del partido se apuntan desde otros medios de comunicación, no son alentadoras ni están en consonancia con las pretensiones reformistas. Coinciden La Iberia, El Liberal, El Imparcial y el periódico francés Le Temps (102), en situarle como la tercera fuerza del país, pero no creen que tenga porvenir en el juego de la política española ni ven probable que un cambio de gobierno conlleve la entrada de miembros reformistas. Para ellos la nueva formación representa "un matiz difícil de calificar, un partido interiormente vacío, una fuerza sin condiciones para gobernar, o
como
señala
el
diario
francès
una
"bizarre
conservadores fogosos y militares inquietos" (103).
190
coalición
de
Augusto Figueroa va a ser el firmante de un amplio artículo para llamar la atención de la clase política por su responsabilidad ante una opinión pública desencantada y cada vez más deseosa de un cambio de conducta, que no de fachada, en los gobernantes. Este periodista piensa que el partido reformista puede saciar las expectativas del país pues, al contrario de lo que algunos dicen, tiene un auténtico proyecto político y un líder en el que sí se puede confiar
"Me río -afirma- cuando oigo decir que no podemos llegar al gobierno porque no tenemos programa; porque nos han quitado hasta el de las reformas militares. Si en lo militar no es programa bastante
la
colección
del
periódico
oficial,
y
más
eficaz
ciertamente que los que se llevan á un Congreso para dejarlos allí abandonados; si en lo político no es programa bastante una ley de carácter constitucional que comprenda todas las reformas liberales, que las realice de una vez y que consagre la soberanía de la nación; si en lo administrativo no es programa bastante el intento firmísimo de proscribir de las regiones oficiales la inmoralidad
y
la
holganza;
si
un
partido
que
quiere
la
instrucción gratuita y obligatoria; la devolución á los pueblos del derecho a elegir sus alcaldes; la reforma electoral en el sentido
de
la
unidad
proporcionalidad,(...)
de el
colegio
y
saneamiento
sobre de
el
todos
principio los
de
servicios
públicos (...) la reducción del personal administrativo en un 191
treinta
ó
cuarenta
por
ciento,
y
la
estabilidad
de
los
que
queden; si un partido que trae á la lucha por el poder estas aspiraciones no tiene nada que realizar en nuestra política, entonces sí: estamos demás, completamente demás en el juego de las grandes agrupaciones" (104).
El
Liberal
baraja
la
posibilidad
de
que
existan
planes
y
compromisos preconcebidos para cerrar al partido reformista el camino del poder, aspecto que El Resumen dice no conocer aunque tampoco lo niega, y por el contrario afirma contundentemente su confianza en que la crisis del gobierno y el cambio llegarán, "pues ya se precipite o se retrase la caída, el problema planteado por la crisis será siempre el mismo: o volver á los conservadores sin que la política liberal haya pasado por el poder, o confiar al partido reformista el ensayo de una política francamente liberal" (105).
Por
de
parcialmente
pronto, su
peso
se en
les
presenta
la
sociedad
la
oportunidad
española
a
de
través
calibrar de
las
elecciones municipales bianuales que se convocan para el día 2 de mayo, pero el Partido Reformista, como tal grupo, decide no acudir a las urnas, aunque ofrece su apoyo a quienes deseen participar en la consulta
popular
y,
de
hecho,
desde
las
páginas
del
periódico,
recomienda a los electores de Madrid las candidaturas que en algunos distritos presentan sus compañeros políticos. 192
"Tenga
para
ellos
la
lucha
el resultado que tenga, nuestros
amigos políticos deben acudir con sus votos á sostener estas candidaturas, peleando sin descanso por su triunfo" (106).
Sin embargo, no ocultan sus sospechas de que son llamados a una contienda cuyo resultado es de antemano conocido, como tampoco el que su posición viene condicionada por el profundo convencimiento de que la voluntad del cuerpo electoral carece de medios para expresarse libre y fielmente, siendo conocido por todos "la farsa indigna" que representan los comicios. Por ello, el partido reformista entenderá que no procede acudir a las elecciones para dar una batalla sin las condiciones de legalidad mínimas, "porque si hubiéramos acudido comentará
después
Romero
Robledo-
se
hubiera
convertido
nuestra
derrota en un éxito para pretender justificar nuestra impotencia" (107).
Los candidatos que se presentan en esta ocasión son los señores Cristóbal
Botella
y
Gómez
de
Bonilla
por
el
distrito
de
la
Universidad; Antonio Gil Leceta, por el del Hospicio; Gregorio Pané y Mallorga, por el de la Inclusa; Víctor Modesto Lanzos por el de la Latina; y Martínez Parra por el de Palacio.
193
Cuando todavía se estaba verificando la designación de las mesas que
debían
presidir
la
consulta,
El
Resumen
ya
pronostica
los
resultados en Madrid, dando casi por seguro el triunfo del Sr.Pané, y augurando una buena posición para el Sr.Botella, aunque en este último caso reconoce mayor dificultad dado el rival -un independiente- a que debe enfrentarse (108).
El primer día de las elecciones El Resumen, después de destacar la indiferencia con que el cuerpo electoral asiste a esta clase de luchas, ofrece datos provisionales para los distritos madrileños en los que los electores podían dar su voto a dos o tres candidatos. Analizándolos se desprende que en el de Palacio, el Sr.Martínez Parra obtiene
123
votos
frente
a
los
580
del
candidato
más
votado
Sr.Villasante, quedando en noveno lugar; en el de la Universidad, el Sr.Botella saca 135 en amplia diferencia con los 521 del fusionista Sr.Saiz, lo que le sitúa en un tercer puesto; en el del Hospicio, el Sr.Gil y Leceta sube a 148 votos obteniendo 598 el Sr.Florens, adicto al gobierno, y por consiguiente queda en quinto lugar; en el de la Inclusa, el Sr.Pané consigue 240 y el ministerial Sr.Bravo, 421 votos, por lo que aquel queda relegado a cuarta posición; y por último, en la Latina, el Sr.Lanzos con 81 votos, frente a 473 del Sr.Martínez Luna, se disputa el último lugar con el Sr.Miranda (109).
194
Siguiendo en esta dinámica, el día 3 aparece el escrutinio de la segunda jornada electoral. Se observa un aumento del número de votos para los distintos candidatos, resultante de la suma de votos emitidos en
las
dos
reformistas
jornadas acumulan
consecutivas. las
siguientes
De
forma
cifras:
que el
los
candidatos
Sr.Martínez
Parra
obtiene 281, el Sr.Botella, 219, el Sr.Gil y Leceta, 314, el Sr.Pané, 426 y el Sr.Lanzos, 137. Estas cantidades no modifican sustancialmente el escalafón resultante excepto en el caso del reformista Pané que pasa a ocupar la tercera posición en su distrito, aprovechando la pérdida
de
votos
del
fusionista
Sr.Urosa.
En
sentido
inverso,
el
Sr.Lanzo presencia su caída al ser sobrepasado por el republicano Sr.Miranda (110).
Todavía hay una tercera jornada electoral en la que se perfilan los resultados definitivos con muy pocas variaciones. Según apunta este periódico, en Madrid los ministeriales más o menos ortodoxos, obtienen
28
puestos
de
los
35
que
se
disputaban.
La
coalición
mercantil (Círculo Mercantil), no saca adelante más que a cuatro de sus candidatos -tres según El Liberal- que son los Sres.Conde de Peñalver, Manuel Rodríguez, Simón y Radó, y Núñez. Los tres restantes son
uno
para
el
republicano,
Sr.Miranda
y
Lillo,
otro
para
el
conservador, Sr.Peña y Costalego y un tercero, para el reformista, Sr.Pané con cierta veteranía en la Casa de la Villa .
195
En cuanto a provincias, se van recibiendo despachos telegráficos que -a decir del diario reformista- dan un claro triunfo en Valladolid donde han salido los cuatro candidatos amigos del reformismo, así como en Burgos, con tres. Destaca también la representación alcanzada en varios ayuntamientos de la provincia de Lérida, y en su capital, que se confirma el triunfo del vicepresidente del comité en la zona. Respecto
a
Ciudad
Real
las
informaciones
que
llegan,
una
vez
finalizada la contienda electoral, aseguran un resultado favorable. Allí -en palabras del Resumen- "el partido ha patentizado su fuerza, unión y disciplina (111).
Por supuesto acompañan estos datos una descripción detallada de los pormenores acaecidos durante las jornadas electorales, citándose choques y enfrentamientos entre seguidores de las distintas opciones, llegando a provocar la muerte de un elector en Valls.
También
se
hace
eco
de
las
denuncias
sobre
irregularidades
electorales presuntamente realizadas durante los días de la votación, y dice que se oyen clamores contra los escándalos y abusos electorales que el Gobierno está aceptando a sus amigos en toda España porque, aunque era de esperar, ningún gabinete había llegado tan lejos en la tolerancia a las malas pasiones de sus correligionarios
196
"El caciquismo fusionista ha caído sobre los ayuntamientos como la langosta sobre los campos de la Mancha. ...En Madrid, han rasgado á escobazos, empleando los votos de los barrenderos de la villa, las candidaturas del comercio y de la industria.
En Murcia, en Valencia, en Galicia, en las cuatro quintas partes del país, se han burlado de todo lo humano y de todo lo divino, como si la nación no fuera más que una presa conquistada por el Sr.Sagasta, y por él mismo entregada luego á la codicia de sus huestes" (112).
Muestra de estas afirmaciones son las noticias que llegan de provincias,
sobre
las
que
El
Globo
se
pronuncia
"con
el
ánimo
afligido" por los abusos, falsedades y atropellos que ahí ocurren (113), y no - desmiente El Resumen- por despecho ante la derrota en Huesca de los amigos de Castelar como apunta algún fusionista. En su opinión, la actitud gubernativa ha sido más descarada y cínica que nunca, a pesar de haber presenciado en otras ocasiones la utilización de artimañas para lograr los partidos imperantes su victoria contra la voluntad general.
En este orden de cosas, el diario reformista ilustra con un ejemplo concreto lo que califica de "polacada", refiriéndose a la 197
exclusión del candidato Sr.Botella en el nuevo ayuntamiento madrileño, resultado en el que sus compañeros de partido ven la mediación del primer ministro. Así lo describe
"A
última
hora
y
cuando
ya
consideraba
su
victoria
(el
sr.Botella), una orden de Sagasta á los muñidores oficiales del distrito de la Universidad, orden comunicada, por cierto, por un diputado de la mayoría, ha cambiado por completo el aspecto de la elección dando el triunfo al Sr.Rasilla".
La prueba de ello está en el número de votos extraídos del recuento día a día, que demuestra una súbita subida en la tercera jornada para el candidato Rasilla, muy por debajo del Sr.Botella en las anteriores (114). No se explica este cambio en el sentido del voto, sino porque a última hora se hubiera "volcado el puchero en obsequio del Sr.Rasilla".
La
cuestión
del
candidato
reformista
en
el
distrito
de
la
Universidad, da que hablar y plantea nuevamente la cuestión de las disidencias en el partido. Conocidos los resultados, El Imparcial publica ciertos rumores sobre una posible división dentro de esta agrupación, dado que las relaciones entre sus miembros no son todo lo satisfactorias que se desearía. Recogido el comentario - El Resumendirá que no puede aventurar la marcha, en un futuro, de dos o más 198
individuos del partidos, aunque reconoce que se ha producido un ligero rozamiento
electoral
romerista, Herrero,
por
entre
haberse
amigo
de
individuos
descubierto
Romero
de
ciertas
Robledo,
la
misma
maniobras
contra
la
afiliación
del
Sr.Gómez
candidatura
del
Sr.Botella. La censura de que ha sido objeto aquel, le ha obligado a abandonar las filas reformistas (115).
Días después se habla de que significadas personas del partido habían trabajado durante la campaña electoral para los candidatos conservadores por lo que habían abandonado las filas reformistas antes de ser expulsados por el propio Romero Robledo (116).
Con
los
llegando,
resultados
los
electorales
y
de
reformistas muestran
Madrid
y
realizan
ante
sus
los sus
que
de
provincias
particulares
correligionarios
una
van
análisis fachada
victoriosa achacando al "pucherazo" sus fracasos en la capital, donde afirman haber recibido el favor del público, a la vez que cantan sus triunfos en el resto del país
"En
Córdoba
se
colocan
á
la
cabeza
de
la
candidatura;
en
Valladolid, en Zaragoza, en Burgos, en la Coruña, en Ciudad Real, en Castellón, y
prescindiendo de las capitales, en multitud de
pueblos son los candidatos reformistas en lucha sañuda con el Gobierno los que obtienen la victoria; obteniendo en algunos los 199
puestos de la mayoría y minoría, como ha sucedido en alguna población importante de Cataluña" (117).
Si la fuerza de los partidos depende de la confianza que al público le merezca, es exagerado afirmar - como hará Romero Robledoque la opinión se había pronunciado explícitamente demostrando ser los únicos que cuentan con su favor, aunque bien es verdad que las reglas del juego electoral permitían amañar los resultados a gusto de los partidos turnantes (118). Por otra parte, no parece que la pervivencia del sufragio censitario fuera determinante de los resultados obtenidos por el reformismo, dado el componente social de sus votantes y la escasa
incidencia
que
tenía
entre
los
sectores
general
López
marginados
electoralmente.
A
pesar
del
empeño
que
puso
el
Domínguez
en
mantener el Partido Liberal Reformista, animando a fortalecerlo con nuevos adeptos, la alianza estaba condenada al fracaso y concluye dos años después de su creación.
El 25 de abril de 1888, durante una conferencia entre los líderes de las dos facciones del reformismo, se producía el desenlace esperado por la opinión política y Romero Robledo determinaba separarse de López Domínguez, cumpliéndose, en la práctica, lo que él mismo había negado en ocasiones anteriores 200
"...entre López y yo no existe, ni puede existir ruptura alguna, porque estamos unidos por patriotismo; nuestro compromiso tiene el
sello
del
honor
y
los
deberes
que
tenemos
para
con
las
instituciones y el país hacen que nuestra misión sea imposible de romper" (119).
Pero los comentarios que profetizaban entonces corta vida para el reformismo,
tomaban
visos
de
realidad
al
calor
de
las
primeras
deserciones, evidenciando síntomas de disgregación interna (120). La crisis se había acelerado con la separación de Linares Rivas (121), lugarteniente de López Domínguez, con quien tuvo un enfrentamiento personal que le hará abandonar para acabar en el partido conservador. Le seguirían después los señores Henestrosa, Hinojosa, Dato, Gómez Herrero, Santos Guzmán, marqués de Marianao y González Vallarino (122).
Toda la prensa política consigna la noticia y expone sus puntos de vista sobre la ruptura. Para La Correspondencia de España, hacía tiempo
que
en
las
cierto
malestar,
dos
procedencias
atribuido
a
su
del
partido
diferente
reformista
origen
político
cundía pero
agravado por la publicación de un artículo en El Resumen que además ponía
de
relieve
la
manifiesta
disconformidad
entre
la
manera
de
entender la monarquía de éste periódico y El Diario Español. Señala La Epoca la indiferencia con que acogieron los conservadores la ruptura y las dos posturas manifestadas en el seno del fusionismo, "grata una, 201
porque el grupo reformista no dejaba de hostigar á los hombres del Gobierno; triste otra, porque temen nuevas evoluciones". Por su parte, el órgano conservador corrobora -sin sorpresa- la noticia y apunta que ,por el contrario, más extraño le resultaba que hubieran podido vivir algún tiempo juntos hombres de tan distinta representación como los señores López Domínguez y Romero Robledo (123).
El diario republicano El País expresa su desconfianza
acerca de
los motivos que circulaban sobre la escisión, sin embargo obvia dar una interpretación particular del suceso:
"No queremos creer que la disolucion de ese partido obedezca simplemente
á
las
desavenencias
surgidas
entre
los
dos
importantes hombres públicos que estaban á su frente: ese podrá parecer el hecho, pero no es el hecho. Una frase, un concepto, un vocablo
más
periódico,
no
ó
menos basta
á
oportuno, destruir
perdido un
en
partido,
un á
articulo invalidar
de los
esfuerzos hechos en pro de una causa.." (124).
Las razones que alude Romero Robledo para explicar la separación tienen relación precisamente con el grado de deterioro que -a su juicio-
presentaba
el
partido,
pero
también
con
el
tono
de
los
artículos del Resumen. En su opinión "rompía la unidad de doctrina y rectificaba su significación y sus campañas parlamentarias" (125). 202
En efecto, la línea seguida por el periódico en sus últimos escritos - que algunos consideraron poco gratos e irreverentes con la monarquía (126)- fue el pretexto utilizado por Romero para liquidar el partido (127). Un posible ataque a esta institución era algo que no podía tolerar dado que, su defensa, constituía el pilar básico para la unión de fuerzas que en su día propició, por lo que solicitará a López Domínguez la rectificación de la política del Resumen y la destitución del director del diario (128). Puesto que aquel no se avino a tales demandas,
se
resolvió
romper
la
inteligencia
que
diera
origen
al
partido reformista.
Hasta conocerse el desenlace, El Diario Español guarda silencio, pero un día después de la ruptura, observa que la muerte del partido se
había
producido
por
"incompatibilidad
política
en
materia
de
conducta y de tendencias, pero con la conciencia tranquila de haber cumplido sus compromisos" (129).
La
marcha
de
Romero
Robledo
arrastra
tras
si
a
miembros
de
algunos círculos, la mayoría de los comités del partido, así como a diputados y senadores (130). De los once representantes del partido reformista en la Cámara Alta, siete continuarán con López Domínguez, tres, los Sres.Boch, Moreno-Leante y Caramés, se mantienen adictos a Romero, y otro, el Sr. Botella, permanece inicialmente neutral. El 203
general había enviado una carta circular a sus correligionarios de provincias dándoles cuenta de la ruptura política y manifestando que mantenía "la integridad de su significación liberal y democrática, la totalidad de sus compromisos y la posición política en que estaba al formarse
el
partido
liberal
reformista".
Algunos
de
éstos,
se
apresurarán a ratificar su adhesión al líder de la izquierda, enviando telegramas
desde
Málaga,
Sevilla,
Badajoz,
Granada,
Barcelona
y
Córdoba, firmados unos a título personal como en el caso de Bernabé Dávila, Rafael Laffite, López Muñoz, Norberto Peñasco y Luis Felipe Aguilera, o colectivo, en nombre de los respectivos comités (Motril, Badalona, Gracia...) (131).
El día 26, se convocó a los miembros del Círculo reformista en presencia
de
los
representantes
de
la
prensa,
que
llenaron
de
inexactitudes - según el Resumen- la información publicada por sus respectivos
periódicos.
Con
la
asistencia
mayoritaria
de
los
seguidores de Romero Robledo, pues los amigos de López Domínguez "no se habían propuesto sostener lucha ninguna, ni discutir, ni asistir siquiera colectivamente", el senador Alberto Bosch propuso se aprobara la
conducta
del
político
conservador
a
lo
que
se
opusieron
por
escrito, consignándolo en una especie de protesta (132), los siguientes socios: Augusto de Figueroa, López Oyarzábal, Pérez (Zoilo), Polo de Bernabé,
Soria
(Primitivo),
Bermúdez
Fernández Miró, y Moreno (Anastasio). 204
Caparrós,
Cabrero
de
Frutos,
Estas y otras personas que se irán sumando, figuran además en la reunión que López Domínguez celebró en su casa ocho días después. Junto al anfitrión asistieron los señores, García Torres, España, Feliú,
León
y
Llerena,
Dávila,
Montilla,
general
Burgos,
general
Chinchilla, general Alaminos, general Palacio, general Socias, general Hidalgo,
general
Ortiz,
general
Bermúdez
Reina,
general
Guillen
Buzarán, general Primo de Rivera (Rafael), general Sartorius, general Ferrer, brigadier O'Lawlor, brigadier Atmeller, brigadier Fernández Mora, coronel Soto, marqués de los Castellones, marqués de Baamonde, marqués de Cavaselices, marqués de Caracena, conde de Monterrón, conde de Villamar, conde de Santovenia, D.Juan Chinchilla, Lora, Carraño, Gómez Díez, Oliver, Moren, D.Juan Ortiz, D.Francisco Sala, D.Juan Fernández Cuevas, D.Lorenzo Fernández, Rodríguez Galloso, Gavarrieta, La Chica, D.Luis Felipe Aguilera, Laffite, Rodríguez de los Ríos, D.Eduardo Estrada, Mesa, Díez de Ulzurrum, Pérez Jiménez, y Melgares (133).
El
Resumen
defecciones
tratará
recordando
de que
restar no
es
importancia la
primera
a
las
vez
recientes
que
surgen
disidencias, pero aún así -dice- "López Domínguez permanece y conserva todo lo que le importa conservar", por lo que continuará dando su apoyo al caudillo de siempre, en la confianza de que estos tropiezos no le harán modificar ni un ápice el programa que venía defendiendo y que sustancialmente entendía de esta manera: 205
"La tradición gloriosa de Setiembre; los compromisos contraídos con
el
propio
honor
(...);
el
deseo
de
ver
engrandecida
y
gobernada honradamente á su patria; la fórmula de la democracia monárquica
(...);
el
principio
de
la
soberanía
nacional;
la
resolución de no poner obstáculos á nadie, pero de no aceptar responsabilidades de ninguna política que no sea la suya propia: ese es el partido del general López Domínguez".
No obstante, el periódico reacciona con dureza ante la actitud de los escisionistas, a quienes se dirige con estas palabras: ¡Que vale al lado de eso el comité que no le siga, el periódico que no le secunde, el voto parlamentario que no se le sume! (134).
Analizando las causas de la ruptura, parece plausible pensar que no hubo una única razón que precipitara la descomposición del partido, ni,
desde
monarquíalíderes.
luego, los
Martín
fueron
únicos Alonso
móviles
presentes aduce
en
idealistas la
motivos
toma
-la de
personales
defensa
decisión y
opina
de
de
la
ambos
que
las
relaciones entre López Domínguez y Romero Robledo hacía tiempo que no eran
cordiales
debido
al
carácter
de
éste
último,
demasiado
independiente como para sujetarse a las directrices de otra persona, y eso a pesar de haberse proclamado "soldado de fila" en el partido (135).
206
El Resumen apunta también esta explicación después de oír las palabras de Romero Robledo, según las cuales, el órgano de López Domínguez
había
publicado
varios
artículos
que
merecieron
su
desaprobación, pretendiendo negarle -en uno de ellos- su legítima importancia, su prestigio, su valía dentro del partido y reducirlo a la categoría de un soldado raso (136). Para el Resumen su escrito había sido
mal
interpretado,
ya
que
-dice-
nunca
había
menoscabado
los
méritos y servicios del "ilustre" político, aunque bien es verdad que le
situaba
en
un
"primer
lugar,
después
del
jefe
por
él
mismo
reconocido y aclamado" (137).
En realidad no sorprende que el pacto durara poco pues, como ya se
ha
apuntado,
no
podía
perdurar
una
amalgama
de
elementos
tan
diferentes (138). El general representaba el recuerdo de la Revolución del 68, y Romero procedía, por el contrario, del conservadurismo duro, o como diría de éste un político coetáneo "era el alma de la situación conservadora" (139).
Las ambiciones personales de cada uno de ellos pudieron incidir a la hora de tomar caminos separados, pero no cabe duda que existían también diferencias doctrinales, por lo menos formalmente. Mientras López continúa abogando por una reforma constitucional tendente a la democratización
del
sistema,
el
prócer
conservador
ex
canovista,
aunque transige con dicho principio al producirse la unión con el 207
general, ve en el sufragio universal un ideal a realizar en un futuro, pero inviable en las circunstancias existentes pues su instauración significaría irremediablemente la revolución. Ayala y Pérez que ha analizado su estilo e ideología política, dice que para Romero Robledo las diferencias entre el Partido Liberal y el Conservador radicaban en el "tiempo" -en el mayor o menor apremio que cada fuerza diera a esta cuestión-
y
en
este
sentido,
abogaba
por
posponer
esta
fórmula
representativa basándose en argumentos tales como la falta de cultura de la población y los peligros que acarrearía al sistema ya que, en su opinión,
los
nuevos
votantes
se
inclinarían
hacia
posiciones
izquierdistas (140)
El Resumen al producirse la fusión de ambos elementos, había llenado
sus
antequerano,
páginas
de
destacando
palabras -en
apologéticas
contradicción
con
sobre las
el
político
afirmaciones
anteriores- su franca predisposición a recoger los principios del la Constitución del 69
"La conducta del Ministro de la Gobernación más importante que tuvo el partido conservador, del hombre público que despojó á la restauración del carácter autoritario y vengativo que todos los movimientos políticos de esta índole han tenido en la historia, para infiltrar en ella el espíritu popular de la revolución de Septiembre que ha dado tanta fuerza á la monarquía, es lógico con 208
su conducta, y así como el Sr.Cánovas decía desde el banco azul que si las Cortes aceptasen la Constitución del 69 él no tendría inconveniente en gobernar con ella, el Sr.Romero, que siempre representó una tendencia más liberal y avanzada que su antiguo jefe, no tiene inconveniente en trabajar porque se lleven á la práctica algunas de las reformas que constituyen la esencia de aquel Código inmortal" (141).
Cierto es que la falta de concurrencia en determinados puntos de sus programas no había sido, para Romero Robledo
motivo que impidiera
la unión de sus respectivas huestes, ya que entendía que el cambio producido favorecía el afianzamiento de la monarquía constitucional y por tanto al lado de ese "interés principal y sagrado", garantizado por las intenciones patriotas y dignas de elogio de López Domínguez, poco importaban las diferencias en otros puntos (142). En este sentido, El País será quien, con mayor efusión, reconozca la validez de esa unión para el propósito que se pretendía. Al producirse la disolución se pronuncia sobre ello, a modo de epitafio:
"El partido reformista ha muerto. La monarquía está de luto. Tenía en él un entusiasta partidario, un partidario convencido, y por
eso
sólo,
formidable;
(...)
Aunque
no
sea
más
que
por
egoísmo, la monarquía no podrá por menos de reconocer que ese partido,(...) no pareció preocuparse mientras vivió más que de 209
proporcionarle prestigio y simpatías, empeñándose en la titánica tarea de proporcionarle amigos (...) y de hacerla depositaria de todas las grandezas, de todas las prosperidades y todas la dichas de la patria" (143).
López Domínguez y Romero Robledo, representantes respectivos de la
heterodoxia
liberal
y
conservadora,
habían
encontrado
un
nexo
común: su monarquismo, pero no lo suficientemente consistente para dotar al partido de un programa coherente con sus ambiciones de poder (144). No bastaba ya sólo con mantener posiciones de fidelidad al sistema sino que era preciso dar respuesta a otros grandes problemas. Esta
podría
ser
una
razón
de
peso
para
explicar
el
abandono
de
militantes y la definitiva ruptura, pues el desencanto llega a medida que se les aparece más lejano alcanzar su objetivo.
Como afirma Ayala y Pérez, "el nuevo partido nacía con los mismos defectos que Romero había achacado a los partidos turnantes en el poder. No aportaba principios nuevos ni cambios sustanciales en la estructura
del
principios
liberales
proyectado
con
país.
un
Se y
sentido
limitaba
a
una
conservadores eminentemente
abrir brecha en el Gobierno" (145).
210
en
circunstancial un
programa
oportunista
para
suma
de
conjunto intentar
II.4.- LA JEFATURA DEL PARTIDO: APROXIMACION A LA FIGURA DE JOSE LOPEZ DOMINGUEZ, UN MILITAR REFORMISTA
Ahí
donde
hay
un
grupo
político
cohesionados
encontramos
un
hombre carismático que lo lidera, pues como afirma Valentí Almirall "los partidos políticos son, ante todo, camarillas personales" (146). En el caso de la Izquierda Dinástica, la Izquierda Liberal, o el partido Liberal Reformista, es el general López Domínguez quien ocupa este lugar y da continuidad a la formación.
La convalecencia del general Serrano había creado, de hecho, un vacío en la jefatura del partido que fue asumida, por su sobrino. Se mantiene, sin embargo, el reconocimiento incuestionado del liderazgo del duque de la Torre lo que contradice la opinión de Cardona sobre que éste, al igual que otros militares de su generación, eran ya recuerdo mucho antes de morir (147). El 28 de septiembre, el órgano del partido rememoraba -diecisiete años después de la revolución de 1868la figura de su ilustre jefe el duque de la Torre y sus hazañas en el inolvidable acontecimiento de la victoria de Alcolea (148). Pero su muerte el 26 de noviembre del año 1885, hizo inevitable el relevo oficial en la jefatura del partido.
211
José López Domínguez, nació en Marbella el 24 de noviembre de 1829 (149), en el seno de una familia constituida por don Rafael López de Prado -oficial del Cuerpo de Guardias de Corps- y doña Rosario Domínguez y Alburquerque, emparentada con Francisco Serrano y rancias familias del país.
Realizó los primeros estudios en su pueblo natal contando con la tutoría de un sacerdote que, no sólo le instruirá en los conocimientos más
elementales,
sino
también
en
los
principios
de
la
doctrina
católica, hasta tal punto que López dudó entre escoger el sacerdocio o la carrera militar (150).
Decidido por esta última, con el consejo familiar de Serrano, fue enviado en 1840 a Málaga y continuó sus estudios durante sucesivos inviernos bajo la dirección de Eduardo Jaúregui hasta ingresar en la Academia Militar de Segovia. Inicia la carrera de cadete en el colegio de
Artillería
de
esta
ciudad
el
6
de
enero
de
1845,
acumulando
importantes éxitos académicos entre sus compañeros, que le otorgan el nombramiento de "habilitado de sub-brigadier" -cargo honorífico del colegio-sustituido en los años siguientes por el de brigadier de la "compañía de cadetes" (13 diciembre 1847) y subteniente de Infantería (1848). Al finalizar este último año pasa como subteniente alumno a la Escuela de Aplicación.
212
En la primavera de 1850, es destinado al Tercer Regimiento de guarnición
en
Extremadura
y
Sevilla, Zamora.
y
una
vez
Coincidiendo
allí con
comisionado
sus
nuevos
para
destinos
ir
a
será
nombrado teniente (23-12-1850) y después obtendrá el grado de capitán (20-12-1852).
La sublevación de O'Donnell, le lleva a tomar cartas en el asunto movido por "íntimos sentimientos y arraigadas convicciones" (151), y junto
a
entrada
Serrano de
se
fuerzas
une
al
movimiento
progresistas
en
la
en
Sevilla,
ciudad.
Bajo
facilitando el
la
ministerio
Espartero-O'Donnell, es recompensado por su activa participación y ascendido a comandante de Infantería el 17 de agosto de 1854.
Formó parte del grupo español comisionado en la guerra de Crimea y
fue
testigo
de
las
acciones
durante
el
sitio
de
Sebastopol,
experiencia que rentabilizó acumulando importantes conocimientos sobre el arte militar, que dará a conocer a través de sucesivos trabajos publicados en la Revista de España (152). En alusión a la faceta literaria de López Domínguez, se ha apuntado el gran interés que despertaron sus publicaciones en los círculos literarios, siendo objeto de "los más cumplidos plácemes, no sólo de literatos y científicos españoles, sino de los más notables del extranjero". Sobre el estilo de sus colaboraciones, destaca el realismo y la sencillez de las descripciones acercando al lector a los 213
hechos narrados y haciéndole sentir que presencia in situ las acciones militares, sacrificando muchas veces "á la exactitud, á la verdad del fondo, las galas y bellezas de la forma" (153).
A su vuelta a Madrid en abril del 55, le espera el empleo de capitán
de
Infantería
e
importantes
condecoraciones
que
le
son
otorgadas por mano de las autoridades competentes españolas y también extranjeras: la Cruz de San Fernando de primera clase, la Medalla de Crimea (Inglaterra), la Cruz de Caballero de la Legión (Francia), y la orden de Medjidie (Turquía) (154).
A los conocimientos militares aprendidos durante esta campaña, sumará el bagaje cultural que también en el orden político le reportan sus
viajes
por
los
principados
danubianos,
Bélgica,
Alemania,
el
imperio austro-húngaro y Francia. En este país se queda a las órdenes del embajador español en París, Francisco Serrano, hasta Mayo del 57 que regresa a la capital española para incorporarse a la tercera Brigada Montada en donde es ascendido a Capitán de Artillería.
En la década de los cincuenta, bajo los auspicios del partido Unión
Liberal,
diputado
por
va
Coín,
a
tener
su
prestándose
primera una
y
experiencia otra
vez
a
política
como
desempeñar
la
representación que sus compatriotas malagueños delegan en él (155). Efectivamente, según se desprende del expediente militar de López 214
Domínguez, fue diputado por el mencionado distrito en las Cortes de 1858 a 1864 y por la circunscripción de Ronda en las de 1865-66 y 69. Dada
su
condición
de
militar
deberá
simultanear
las
labores
parlamentarias con su profesión lo que le obliga a viajar y permanecer temporalmente en la capital para asistir a las sesiones del Congreso, pero la vigencia, desde el 14 de diciembre de 1864, de una ley sobre incompatibilidades entre la profesión militar y el cargo de diputado, le conducen a solicitar su retiro accidental en el ejército (156).
Acontecimientos de gran trascendencia europea son presenciados desde primera fila por López Domínguez, como también aquellos que fuera del marco continental inciden sobre los intereses españoles. Así le encontramos realizando el seguimiento de las operaciones militares franco-sardas durante la guerra de unificación italiana (Magenta y Solferino)(157), obteniendo por ello la Cruz de Caballero de la Orden de San Mauricio y San Lázaro que le entrega el monarca piamontés Víctor Manuel, y dos meses después de su regreso - el 27 de noviembreembarcaba en Cádiz con dirección a Ceuta, punto de partida de una serie de acciones que le obligan a mantenerse en territorio africano al
mando
participar
de en
una las
batería
de
campañas
montaña del
del
Serrallo,
quinto Tetuán,
regimiento Wad-Ras
y
y
a
Los
Castillejos, volviendo de la guerra africana con el grado de coronel (24 de marzo de 1860). Dos nuevas condecoraciones le son otorgadas: la
215
Cruz laureada de San Fernando (24 abril 1860) y la de Carlos III (21 febrero 1860) (158).
López Domínguez interviene en 1866 al lado de Serrano, Narváez y O'Donnell
para
manifestación
sofocar inmediata
un
movimiento
fue
la
inspirado
sublevación
de
por
Prim
y
cuya
los
sargentos
de
artillería, enfrentados con sus jefes de arma, en el cuartel de San Gil
(159).
Pero
los
criterios
claros
que
defiende
en
torno
a
la
soberanía nacional, le llevan a firmar, junto a otras personas, un pliego
dirigido
a
la
reina
en
solicitud
de
reunión
de
Cortes,
disueltas por el jefe de gobierno Narváez. Tal temeridad fue castigada con el encarcelamiento en la prisión militar de San Fernando, desde donde es trasladado al castillo malagueño de Jibralfaro y más tarde a Melilla (160).
En enero de 1867 volvió al servicio activo con un nuevo destino en Canarias que lo alejaba de los focos peninsulares más "calientes" y, como ya había hecho otras veces, solicitará licencia por motivos de salud (161), que aprovecha para viajar por Portugal y Francia. Después es destinado en Valencia al quinto regimiento montado y el 19 de Diciembre declarado en situación de excedencia en Castilla la Nueva hasta el 8 de Agosto del 68. Esta circunstancia unida a una nueva petición de licencia de seis meses para asuntos propios facilita su
216
reencuentro
con
Serrano,
quien
-
desde
el
exilio
en
Canarias-
agilizaba los preparativos para destronar a la reina Isabel. La
formación
política
y
militar
de
López
Domínguez
está
estrechamente ligada al Sexenio (162), ya que contribuye, desde el puesto de secretario de campaña que le asigna Serrano, al plan de la batalla
de
Alcolea
y
al
desencadenamiento
de
la
Revolución
de
Septiembre, acontecimiento que le permite ocupar la Subsecretaría de la
Presidencia
del
Consejo
de
Ministros
durante
el
gobierno
provisional y la Secretaría de la Regencia hasta finales de diciembre de 1870. En todo momento se inclina por un régimen monárquico pues considera esta institución consustancial con España y los españoles por encima de la persona que detente la corona, pero - en la lucha dinástica para llenar el trono vacante- manifiesta sus preferencias y sigue los pasos de su tío en contra de Prim y el candidato que propone: Leopoldo de Hohenzollern (163).
Monarquía y democracia son los dos principios que, a su juicio, dieron
forma
a
la
Constitución
del
69,
texto
que
califica
de
"memorable", congratulándose de que en las discusiones de las Cortes para su elaboración tomaran parte todas las parcialidades políticas de forma "apasionada, extensa y hasta sabiamente" (164).
Con Amadeo I se convierte en su Ayudante de Campo (5 marzo del 71), muestra de su complacencia y de la mediación del nuevo presidente 217
de gobierno, el duque de la Torre, y sin abandonar este cargo, es destinado en calidad de Jefe al Estado Mayor del Ejército del Norte con el empleo de Mariscal de Campo, que había alcanzado el 28 de febrero. En las operaciones contra los carlistas, destacó su propuesta en favor del desembarco de Algorta para ocupar Bilbao, aunque no pudo llevarse a cabo "por haberse conjurado contra él los elementos" (165).
Nombrado Capitán General de Burgos el 10 de noviembre de 1873, después de haber pasado por la situación de cuartel, será elegido junto
a
Pavía,
cantonalismo,
Martínez
destacando
Campos su
y
actuación
Ceballos en
para
Cartagena,
reprimir
el
ciudad
que
permanece sitiada desde el 18 de agosto hasta su capitulación el 12 de enero de 1874.
El día 10 de diciembre, a instancias del presidente Castelar, había
sido
nombrado
General
en
Jefe
del
ejército
sitiador
en
sustitución del general Ceballo, quién había solicitado la dimisión dado su estado de salud, y una vez conocido su nuevo destino marcha hacia La Palma, no sin antes conferenciar en Madrid con el presidente del poder ejecutivo quien le puso al corriente de las infructuosas operaciones realizadas hasta el momento advirtiéndole que la reducción del movimiento insurreccional no podía dilatarse por más tiempo
218
".. hasta hace pocos días -dijo Castelar- el Gobierno abrigaba alguna esperanza de que la plaza de Cartagena se rindiese por desengaño de los ilusos que la defienden, y al efecto, había mantenido
algunas
relaciones
con
jefes
de
la
insurrección.
También esperó resultado feliz del bombardeo de la población que ha sido ineficaz; y hoy, al confiarle á Vd. el mando, debo decirle, que el propósito del Gobierno es rendir la plaza por fuerza, cueste lo que cueste". (166).
De partida, se le autoriza a solicitar los medios que considere necesarios, dándose un giro en la política mantenida al respecto, pues Martínez hombres
Campos, (entre
se
dos
había mil
y
enfrentado cuatro
a
mil),
los y
su
cantonales sucesor,
con el
pocos
general
Ceballos, aunque obtuvo más recursos en hombres y material fueron del todo
insuficientes
(167).
A
lo
largo
de
la
narración
de
López
Domínguez, subyace la idea de que las autoridades políticas habían privado -durante los primeros meses de conflicto- a los responsables militares de las fuerzas requeridas para una victoria rápida, razón de que se hubiera prolongado el sitio de Cartagena. Con cierto recato se lo hace saber al ministro de la Guerra una vez tiene conocimiento sobre el terreno del estado de las operaciones
"No debo ocultar á V.E. que el sitio en regla del fuerte de San Julián es difícil, y ha debido emprenderse, teniendo medios, con 219
mucha
antelación,
para
que
el
Gobierno
hubiera
obtenido
resultados ventajosos en tiempo más oportuno; pero V.E. estará penetrado
de
las
razones
que
ha
habido
para
no
haberlo
hecho".(168)
Más tarde, elogiará al gobierno por el esfuerzo realizado en la reorganización del ejército que, si bien supuso el aumento en 2.300 hombres de todas las armas y 300 caballos en el plazo de un mes, seguirán resultando escasas para la magnitud de la empresa.
Una vez finalizados los preparativos y antes de lanzarse a la ofensiva pondrá sobre aviso a los insurrectos -esperando su rendiciónmediante una proclama fechada el 13 de diciembre en los términos siguientes:
"...Pensadlo
bien
y
escuchad
una
voz, todavía amiga, que en
nombre de un Gobierno republicano os ofrece libertad verdadera, orden, paz, sosiego, y que si persistís en prolongar una defensa que
es
larga
y
tenaz,
porque
esa
plaza
había
consumido
los
millones y cuidados de la nación, para emplearlos contra los enemigos de la patria, y no contra españoles y liberales, no dudéis que ya se acerca el término de vuestra resistencia...y vosotros
seréis
responsables
ante
pueblo y ante vuestras familias..". 220
la
historia,
ante
vuestro
El general está dispuesto a no defraudar a quienes han puesto en él su confianza y sobre todo a no contrariar sus propias convicciones
"El
Gobierno
derramamiento
como de
liberal,
sangre:
no
es le
generoso,
y
no
quiere
el
obliguéis á la severidad que
repugna á los sentimientos de mi alma, pero que emplearé con la energía de un soldado de la libertad y á la vez obediente y subordinado á su patria" (169).
En la noche del día 12 de enero se anunciaba la rendición de Cartagena,
y
al
amanecer
(8
h.)
del
13
entraba
en
la
plaza
el
brigadier Carmona, dejando vía libre al paso del ejército centralista que encabeza López Domínguez y el gobernador civil de Murcia, Juan Bautista Somogy, quien había contribuido al triunfal desenlace (170). Aun sobrepasando la fecha 1 de enero recomendada por el gobierno, por tener lugar ese día la reunión de la Asamblea, se había conseguido poner fin al principal bastión cantonal.
López Domínguez había ofrecido un indulto general a cambio de la rendición incondicional, con la salvedad de los miembros de la Junta y los que hubieran cometido delitos comunes que pasarían a disposición del gobierno y de los tribunales. Así se lo comunicó a Antonio Bonmati -presidente de la Cruz Roja- quien trató de mediar para evacuar a las mujeres y niños de la plaza (171). Dicha organización actuó además como 221
emisaria de la Junta cantonal portando un oficio del máximo jefe rebelde, que trató de hacer llegar hasta López sin conseguirlo.
La
negociación
del
indulto
se
había
hecho
siguiendo
las
directrices del gobierno para la entrega del castillo de la Atalaya, y finalmente, del último reducto de resistencia. El general se manifestó proclive
"Me he permitido únicamente ofrecer, creyendo interpretar los elevados y liberales sentimientos que animan al Gobierno de la nación, que todos los individuos que antes de la expresada hora (12 de la mañana del día 12) se presenten con sus armas, quedarán indultados.."
Esta determinación está impregnada del espíritu triunfalista de los vencedores, y aunque se aducen sentimientos humanitarios, son razones de otra índole -estratégicas y patrioteras- las que subyacen a la hora de explicarla
"...¿debimos negar el indulto á los que deseaban entregarse? No, respondemos sin vacilar un instante, tratándose de españoles, y mucho menos en las circunstancias que el país atravesaba, con los apuros del Gobierno para combatir las guerras civiles en que ardían la Península y la isla de Cuba". 222
Insensatez
ó
locura
indisculpables
habría
sido
vacilar
en
aquellas circunstancias; pero aun en momentos menos graves para la patria, en una guerra normalizada, permítasenos la expresión siempre que se nos confíe el ataque ó sitio de una plaza, cuando con
obtener
su
rendición,
podemos
evitar el asalto con gran
derramamiento de sangre en nuestros soldados, ruina y desolación de la ciudad asediada, perdonando la vida á los que rinden un castillo, atrincheramiento ó la plaza misma, siempre accederemos humanamente á la demanda.." (172).
El texto reconoce explícitamente que apremiaba liberar tropas de Cartagena
para
destinarlas
a
otros
frentes
en
los
que
la
causa
cantonal tenía sus partidarios y, asimismo, al carlista. No obstante, una vez obtenida la victoria se apela a la generosidad del ejército sitiador para con los vencidos invocando la relación fraterna que los une.
La opinión que merecen sucesos como éste es expuesto por López Domínguez en su libro Cartagena en el que recrea además con todo tipo de detalles el desarrollo de las operaciones militares, sin olvidar la descripción del estado de esa plaza con sus fortificaciones y medios de defensa, así como el campo de operaciones, los trabajos de ataque y las disponibilidades materiales y humanas en ambos bandos. Introduce 223
el escrito unas palabras explicativas de la voluntad del autor con su obra, en el entendimiento de "restablecer la exactitud de los hechos, maliciosamente
referidos
ó
tergiversados"
y
con
el
deseo
de
esclarecerlos para desagravio de la verdad histórica, el ejército y algunos hombres políticos que actuaron con patrióticas intenciones (173).
A su entender, el estado político del país desde la abdicación del
monarca
saboyano,
había
contribuido
en
gran
medida
a
la
insurrección cantonal, "creando las dificultades que en el principio de las operaciones sobre Cartagena encontraron los Gobiernos que se impusieron la patriótica misión de acabar con el cantonalismo..".
En una orden general emitida a la tropa el 12 de diciembre, califica la insurrección de "injusta" e "indisculpable", siendo motivo de desprestigio ante el "mundo civilizado". Aludiendo al problema carlista vigente, afirma que la lucha contra el cantonalismo, "priva á la
libertad
y
al
orden"
de
esfuerzos
"que
deberían
emplearse
en
combatir á las huestes fanáticas del absolutismo" (174).
Recordando años más tarde éste y otros conflictos que marcaron la vida política española, apunta los peligros que -a su modo de verencierra todo radicalismo para el normal desarrollo de la libertad y el orden 224
"A través de tantas vicisitudes la bandera de la izquierda ha flotado siempre enarbolando los principios que constituyen el credo del partido liberal, tal como le salvó el ilustre duque de la Torre del naufragio en que precipitaron á la Revolución de Septiembre los desórdenes de la demagogia roja en las provincias del Mediodía y de la demagogia negra en las montañas del Norte" (175).
El
ascenso
a
Teniente
General,
por
decreto
de
13
de
enero,
acompaña la victoria y también el encargo de organizar los ejércitos del Centro, para lo que se le nombra General en Jefe, puesto que detenta hasta el 2 de marzo del 74. Posteriormente vuelve a intervenir en la guerra contra los carlistas como Jefe del Estado Mayor del Ejército del Norte y después de pasar por la situación de cuartel durante dos meses, se hace cargo del de Cataluña. Para este destino asume la responsabilidad de General Jefe y Capitán General de dicho distrito hasta el 31 de diciembre. En su lucha contra el carlismo de la zona, organiza la marcha desde Manresa, la concentración de las columnas en Vich y la acción de Castellar de Nuch, con el fin de liberar Puigcerdá (176).
No satisfecho con el ascenso otorgado por la República, años después
pasará
factura
por
su
actuación 225
en
Cartagena
al
gobierno
canovistas, reclamando la Cruz de San Fernando de quinta clase en la seguridad de reunir todos los requisitos que el reglamento de 1862 alusivo a la citada condecoración- exigía para merecerla y movido por el deseo de compensar al "sufrido y victorioso ejército" que dirigió en tal ocasión. A pesar de la doble intencionalidad que aparece en su discurso, no podemos olvidar que no es sólo el prestigio que acompaña a dicha distinción lo que estaba en juego, sino las 10.000 pesetas anuales de pensión que le confería, ventaja material por la que dice no sentirse seducido.
En mayo de 1877 se recibió en el Ministerio de Guerra el acuerdo favorable del Consejo Supremo sin que en la fecha de esta publicación se
hubiera
resuelto
el
expediente.
La
larga
espera
le
lleva
a
preguntarse si tal dilación -a su modo de ver injustificada- podría deberse
a
sus
ideas
políticas.
En
el
transcurso
del
contencioso
entablado dirá
"¿ Acaso podrá influir en la resolución las ideas políticas de los generales, merecedores por la ley, de tan elevada distinción?
¡Desgraciada condecoración, si para conseguirla se han de tener más en cuenta las pasiones políticas que los verdaderos méritos militares, que la institución, el espíritu y la letra de la ley se propusieron recompensar" (177). 226
No me consta que le fuera otorgada dicha condecoración, y sí su nombramiento en 1875 como Caballero Grandes Cruces de la R.O. del Mérito militar designada para premiar servicios de guerra (178).
La noticia sobre un posible movimiento en favor de la dinastía borbónica le llega antes de que se produzca el pronunciamiento de Martínez
Campos.
Todavía
en
Barcelona,
intentará
neutralizar
una
operación destinada a sobornar las tropas a su mando en favor de aquella
iniciativa,
dispuesto
a
mantener
la
disciplina
entre
sus
hombres e impedir que los sublevados en Sagunto triunfen. Logra su primer objetivo, pero no el segundo y acaba por plegarse a los hechos consumados después de conocer la proclamación en Madrid del nuevo rey Alfonso XII y la formación de un gabinete presidido por Cánovas del Castillo.
Su primer impulso había sido un acto reflejo de su condición militar que le impelía a mantener plena obediencia y subordinación a sus jefes, combinado con el deseo de proteger el orden establecido evitando toda situación anárquica. Además la devoción y lealtad que sentía
hacia
el
entonces
presidente
del
poder
ejecutivo
de
la
República, podría explicar también su posición ante el golpe militar (179). El segundo, fue la presentación de su dimisión, que le será aceptada. 227
Una vez restaurada la monarquía borbónica, relevado de sus mandos y en situación de cuartel, se entrega a la labor política desde el partido Constitucionalista primero y como miembro directivo de la Izquierda Dinástica después. Su afiliación partidista le devuelve al foro parlamentario al ser elegido diputado una vez más por Coín (180). La efímera conciliación del partido con los fusionistas en el poder, le proporciona la cartera de Guerra en el gabinete de Posada Herrera, status del que se sirve para plantear un plan de reformas del ejército "liberales
y
modernas,
movilización
rápida
fortificaciones
de
en
las
cuales
y
económica
las
costas
de y
el
las
las
servicio reservas,
colonias,
obligatorio,
la
un
de
conjunto
hubieran
sido
su
coronamiento sino hubiese caído el gobierno" (181).
En efecto, la duración de este gabinete, no superó los tres meses, lo cual hizo impracticable algunos proyectos reformistas del general, sin embargo desde sectores críticos y a través del periódico La República, (182) se denunciaba años después la falta de arranques liberales
de
López
Domínguez
durante
el
tiempo
que
asumió
esta
responsabilidad, contraponiendo su opinión a la del órgano reformista para quien la impronta de este general selló proyectos tales como la creación de la escala de reserva en infantería, la escala general de sargentos,
la
reorganización
del
cuerpo
de
ingenieros,
la
desvinculación de los mandos militares, el aumento de la artillería, 228
los estudios de división territorial, la organización de la justicia militar, los proyectos de pensiones y aumentos de sueldo, el cambio de nombre
del
Consejo
Supremo
de
Guerra,
además
de
llevar
a
la
Subsecretaría la Dirección del Estado Mayor (183).
Durante
el
"parlamento
largo"
intervendrá
activamente
en
los
debates sobre las grandes cuestiones decididas estos años (ley de Asociaciones, Código Civil, ley del Jurado, y del Sufragio Universal), y
en
diciembre
de
1892,
el
reconocimiento
de
Sagasta
como
jefe
político le brinda un segundo mandato en el ministerio de la Guerra. Aprovechando la crisis gubernativa el político liberal había lanzado la idea de la conciliación, acogida abiertamente por López Domínguez, y si bien la maniobra no pudo evitar un gobierno conservador desde el 5 de julio del 90, hizo posible dos años después la entrada definitiva del general en las filas liberales.
La pérdida de esta cartera se producirá en marzo de 1895 a raíz del
conflicto
entre
la
prensa
y
el
ejército,
animado
por
el
recrudecimiento del problema cubano, y asimismo por el ambiente de preocupación que se respiraba entre los militares debido -como señala Núñez Florencio- a una serie de hechos políticos que les afectaban directamente, tales como los intentos de reforma estructural en la institución
castrense,
los
recortes
229
presupuestarios
de
Guerra
y
Marina, y los graves incidentes que tuvieron lugar en el Rif a fines del 93 (184).
Los sucesos iniciados el 13 de marzo de 1895 encontraron su abono en
unas
declaraciones
Domínguez,
alabando
realizadas
a
los
por
oficiales
el
titular
y
de
Guerra,
sargentos
que
López
marchaban
voluntarios a Cuba, que fueron transcritas por el redactor jefe del Resumen, don Angel Luque, quien las acompañó de un editorial que ponía en tela de juicio el espíritu militar y el carácter vocacional de ciertos
grados
del
ejército.
"Es
incuestionable,
-decía-
y
queda
probado, que el personal salido en los últimos años de las Academias está
falto
del
espíritu
militar;
que
las
familias
inducen
a
los
jóvenes a abrazar la carrera de las armas por juzgarla lucrativa, segura u ostentosa; que muchos alumnos que empiezan la carrera sin vocación la terminan sin haber sentido renacer el carácter austero, disciplinado
inquebrantable
y
decidido
que
debe
ser
común
a
las
órdenes monásticas que forman el ejército militante de la Iglesia y a la Milicia.." (185).
Su primera consecuencia fue la agresión promovida por un grupo de tenientes del arma de infantería y caballería contra este periódico y El Globo (186), y en segundo lugar, las peticiones presentadas por una comisión de generales al ministro responsable, para suprimir ambos diarios y reformar el artículo siete del Código de Justicia Militar 230
dejando
bajo
la
jurisdicción
del
Ejército
los
delitos
e
injurias
contra éste y la patria incluidos los de imprenta. Tal exigencia, que no prosperará, abría una brecha entre el poder civil y militar (187), siendo la
actitud de López Domínguez, en contradicción con la del
jefe de gobierno Sr.Sagasta, un acicate para esta fisura, al anteponer los
intereses
de
cuerpo
a
su
responsabilidad
como
miembro
de
un
gobierno nacional.
Desde su escaño en el Congreso, el día 16, tomó partido por los militares acusando a la prensa de atacar y ultrajar al Ejército, y puesto que éste estaba sometido a continuos agravios desde los medios informativos, nada tenía de particular que "se valiera de ciertos medios para vengar su honor ofendido" (188).
En el orden político, las discrepancias en el gobierno y las Cortes, la presión del estamento afectado, y la negativa de la policía y Guardia Civil a garantizar el orden para evitar nuevos asaltos a la prensa, hicieron inevitable la caída del gabinete liberal. Desde otra perspectiva, "affaire"
importante
significó
en
fue las
también
el
relaciones
distanciamiento López
que
este
Domínguez-Resumen,
demostrando este órgano gran sorpresa por el comportamiento de su mentor
231
"O nosotros hemos perdido el juicio o aquí está todo trastornado. No parece sino que los liberales nos hemos hecho conservadores y los conservadores liberales" (189).
Había causado estupor "las frialdades y desvíos" de los hasta ahora considerados amigos y jefes mientras hombres de otros bandos políticos les mostraban una clara deferencia, y puesto que se había alcanzado
tal
grado
de
descordinación,
un
grupo
de
redactores
-
secundando a su director Adolfo Suárez de Figueroa- solicitaron la baja en el periódico (190).
El apoyo político de López Domínguez al partido turnante con los conservadores le había abierto las puertas del gobierno y asimismo su ascenso
en
ascendido gubernativa
el a
escalafón
Capitán y
de
su
militar.
Efectivamente,
General,
prueba
afán
"aglutinar
por
inequívoca y
en
1895
de
colocar
López
la en
es
gratitud el
carril
dinástico los restos del liberalismo militar" (191).
Como responsable ministerial, satisfizo algunas reivindicaciones del
arma
de
artillería
al
que
pertenecía
introduciendo
ciertas
reformas (ver capitulo reformismo militar), pero también dejó entrever su espíritu de cuerpo ante el asalto militar a la prensa y su talante autoritario, con ocasión de la rebelión mora que se desató en Melilla por la construcción de fortines limítrofes del área español acordada 232
en el tratado de 1860. En este conflicto López presionará a Martínez Campos - destinado en el lugar desde el 1 de diciembre de 1894 y dispuesto
a
contemporizar-
en
favor
de
una
solución
violenta
y
contundente. Tras el fallecimiento de Sagasta, y en un contexto acusadamente tenso por la pugna en la sucesión y la crisis derivada de la Ley de Jurisdicciones, López Domínguez al que el profesor Seco califica de "viejo superviviente de la Gloriosa" (192) hará una aproximación al ala extrema democrática del partido representada en la figura del joven Canalejas que le rinde su apoyo para la presidencia del Consejo. En julio de 1906 se le encarga formar gobierno, y guarda para él la cartera de Guerra. La llamada "crisis del papelito" (193), abierta por las
intrigas
de
Segismundo
Moret,
provocará
su
caída
el
27
de
noviembre de este año. A partir de entonces apoyó incondicionalmente a Canalejas en contra de aquel. La muerte le sobrevino lejos de su ciudad natal marbellí -el 17 de octubre de 1911- cuando desempeñaba en la capital madrileña la presidencia del Senado, para la que fue designado en 1908 repitiendo la experiencia de tres años atrás (194). López
Domínguez
presencia
y
participa
en
los
grandes
acontecimientos que conforman la historia española a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Como miembro de la institución castrense es inevitable que salga a relucir su condición militar a la hora de definir
los
principios
que
sustenta. 233
No
es
solamente
su
especial
interés por todo lo que concierne al Ejército lo que le delata, sino su particular manera de entender la política, actividad a la que se dedica
sobre
todo
desde
la
restauración
borbónica.
Desde
su
perspectiva, la acción política debe tener un carácter desinteresado y de servicio a la patria, y nunca al servicio de ambiciones personales. Para él la patria y la libertad están por encima de todo (195).
A lo largo de su vida, se afana en contribuir al mantenimiento de un orden "sin el que no puede existir la libertad -la verdadera libertad-" (196), ni el desarrollo de la nación, y que -a su juiciodebe ser inquebrantable, asemejándose al que impera en la organización de los regimientos militares (197). La búsqueda del equilibrio político y
social,
influye
en
su
toma
de
posición
favorable
a
los
revolucionarios septembrinos, aunque las expectativas que le abren no tardarán en romperse produciéndose el desengaño. Había esperado un poder fuerte capaz de poner fin a la situación insostenible creada bajo la tutela de la reina, y encontró una enconada lucha por el poder, agravada por la agitación social y dos guerras, la cubana y la carlista.
Personalmente se declara tan liberal como monárquico y, en este sentido, no ofrece cambios su trayectoria. La caída de Isabel II había despertado
en
él
un
sentimiento
de
compasión
e
incluso
tiende
exonerarla de culpa aludiendo a los agitados tiempos que corrían 234
a
"Ha de reconocerse -pensaba- que le ha tocado danzar para la Historia en un gravísimo momento crucial de ella. Que el mundo inicia
en
estos
instantes
un
salto
en
el
vacío,
sin
saber
concretamente a dónde va ni lo que quiere y que, colocada en la cima, los oscuros barrancos que ante ella se abren, bien podían hacer perder la cabeza a quien la tuviera mucho más firme y mejor nutrida de ideas y experiencias" (198).
La eficiente colaboración militar que presta a la República, no debe interpretarse como expresión de su identificación con el credo republicano,
sino
con
mandatarios,
quienes
la
enérgica
recurrieron
a
política
los
represiva
hombres
más
de
los
idóneos
para
eliminar el peligro que acechaba al régimen (199). López Domínguez apuesta por la institución monárquica como base "esencialísima" del orden y el engrandecimiento de la nación (200) pero, desde sus años de juventud, la concibe en un sentido moderno al que sin duda no se ajustaba la encarnada por Isabel II, a juzgar por la determinación que tomó en aquella ocasión.
Respetuoso
con
la
política
de
Castelar,
a
quien
considera
garantía de orden, reniega de los republicanos que profesan principios disolventes
y
promueven
la
indisciplina
del
ejército,
y
es
precisamente el temor de su vuelta al poder -lo que haría inútiles los esfuerzos realizados hasta el momento en Cartagena- y la convicción de que pondrían en peligro tanto la libertad como la paz pública, el 235
motivo que le induce a sancionar -desde las trincheras- el golpe de Pavía,
realizado
en
nombre
de
"la
salvación
del
ejército,
de
la
libertad y de la patria", según consta en el telegrama enviado a los mandos militares y civiles por el capitán general de Madrid.
La respuesta de López Domínguez habla por sí sola y, saliendo de él, no nos sorprende, máxime si consideramos cuáles eran sus temores en aquellas circunstancias
"Recibo el telegrama de V.E. Aplaudo su conducta para salvar la patria, la libertad y el orden. Reúno á los jefes principales de este
ejército,
y
espero
que
todos,
animados
del
más
vivo
patriotismo, ayudarán á V.E. y al Gobierno Nacional que se forme en la capital de la nación, que hay que salvar á todo trance" (201)
Una vez restaurado el trono en el heredero Alfonso XII,
asume su
compromiso con la realeza, cuestionando a aquellos que ven en la institución un handicap para la conquista de sus objetivos. No sólo cree
posible
implantar
dentro
de
la
monarquía
todas
aquellas
soluciones que a su entender demanda la nación, sino que además espera lograrlo y con ello, desvirtuar por completo las pretensiones de los partidos extremos (202). Retomando las palabras de López Domínguez, El Resumen,
añade
que
aunque
"equivocadas"
236
son
"respetables"
las
aspiraciones
de
los
republicanos,
y
apuesta
por
atraerles
a
la
legalidad, al igual que a los carlistas (203). La
fidelidad
a
la
monarquía
pasa
por
la
realización
de
los
objetivos políticos que proyecta, pues López Domínguez no deja de recordar que su actitud responde a la convicción de estar sirviendo en primer lugar a la patria, en segundo a la democracia y en tercero y último a la monarquía. En este sentido, el portavoz reformista en prensa, será muy explícito
"Seguimos democracia;
hablando
del
defendemos
pueblo, las
de
teorías
la de
libertad,
siempre
y
y
de
aspiramos
la a
desarrollarlas dentro del actual estado de cosas, suponiendo que el actual estado de cosas admite su realización. Si no lo admite ese es el momento en que podríamos considerar que la monarquía nos arroja de su seno" (204).
Sobre sus inclinaciones democráticas refrendadas plenamente por El Resumen (205), López Domínguez hace de ellas su bandera y la del grupo político que lidera, de tal forma que no tendrá dificultad en incorporarse al redil del partido Liberal en 1892 una vez que los principios heredados de la Constitución del 69 -fueron aprobados por las Cortes, respondiendo con ello a sus aspiraciones programáticas (206). Pero es esta una cuestión espinosa, por cuanto ciertas actitudes en su vida, ponen en evidencia su sometimiento a la voluntad nacional 237
a pesar de que reiteradamente se presenta como el paladín de la democracia.
Es significativa la respuesta del general López Domínguez a las palabras que le dirige el presidente Castelar en una carta fechada el 31 de diciembre, poco antes de que se produzca la liquidación de las Cortes republicanas por efecto del golpe del general Pavía
"Yo estoy resuelto -dice Castelar- á fundar la República en el orden, á aumentar el ejército, á salvar la disciplina, á todo aquello
que
pueda
darnos
Patria.
Pero
yo
estoy
resuelto
á
emprender todo esto dentro de la legalidad. Si las Cortes me expulsan
del
poder,
saldré
del
poder..
Si
las
Cortes
me
sostienen, yo sostendré esa política". Pero no salgamos de la legalidad
(...)
Cerremos
el
período
de
los
pronunciamientos
militares, como debemos cerrar el período de las sublevaciones populares (...) Yo creo que la legalidad lo regulará todo y que la
Asamblea
no
desoirá
la
voz
de
la
opinión
pública
(...)
Legalidad, legalidad, aunque nombren á Pí".
En su contestación del día 2 está implícita la decisión que, ante los hechos consumados, tomaría tan sólo un día después. Expresaba su aprecio
y
lealtad
desconfianza
hacia
hacia una
el
remitente,
Cámara
"dominada 238
a
la por
vez
que
pasiones"
mostraba que
su
podría
ocasionar el triunfo de la demagogia, y "cuya legalidad sería la deshonra de la Patria", y "entonces -escribe- ¡cuánta responsabilidad podrá cabernos á los que hayamos tenido medios de volver por los fueros de la honra y de la dignidad de la Patria! (207). Ya en esos momentos parece claro cuales eran las prioridades del general.
En la figura de López Domínguez confluyen su condición militar con
la
de
hombre
político,
y
ambas
despiertan
opiniones
contradictorias entre sus contemporáneos. Si unos le reconocen grandes cualidades, -de "sólida cultura, bravo y sereno en los campos de batalla, de oratoria suficiente y cortesía exquisita como apunta el que fuera ministro de Justicia durante la presidencia del general(208) otros, ven en él un ente pasivo encubridor de ambiciones ajenas.
Hemos podido extraer de la prensa algunas opiniones acerca de López
Domínguez,
califica
de
como
"liberal,
la
emitida
demócrata
por
La
Nouvelle
gubernamental,
Revue, no
que
radical
lo ni
doctrinario" (209). El periódico Le Journal de Toulouse ve en López Domínguez "un espíritu elevado, un ardiente patriota, un soldado bravo y leal, con todas las brillantes cualidades para agradar a la nación y dirigir a conciencia los asuntos de España y la monarquía", en unos momentos
en
que
la
opinión
pública
interpreta
el
movimiento
republicano de Villacampa, como preludio de una revolución y no cesa
239
por ello de buscar "una mano dura y enérgica capaz de mantener el orden y afianzar la monarquía" (210).
También la opinión del periódico liberal francés Le Temps
(211)
se orienta en esta dirección al considerar a López Domínguez como el intérprete más autorizado de las ideas liberales y modernas dentro del ejército, y por lo tanto llamado por sus conciudadanos a desempeñar un papel muy importante en su política. Destaca la enemistad que produce entre
"cortesanos
clericales
y
otros
conservadores"
así
como
su
popularidad entre un grupo de generales que se distinguieron en la guerra carlista.
Igualmente lisonjeras son las palabras que se desprenden de la biografía elaborada por Prugent en vida del general:
"...trátase
de
un
general
distinguido,
tan
bizarro,
como
ilustrado y á quien se le atribuye gran ascendiente entre sus amigos y partidarios; orador notable, cuyos discursos atraen gran concurrencia á la Cámara, político dispuesto, á quien tienen consideración todos los partidos y á quien procuran no enojar todos los gobierno" (212).
Los escasos estudios actuales existentes sobre la figura de López Domínguez, no permiten tener una contrastada visión de conjunto sobre 240
la actividad política del general y por ende de su personalidad. No obstante, general
diversos
autores
coincidentes-
del
reflejan papel
en
sus
desempeñado
páginas por
opiniones
López
durante
-en la
Regencia y el reinado de Alfonso XII. Así, vemos que se le considera como político, un liberal en línea con los principios del Sexenio y como militar, un reformista de tintes moderados y corporativos. En definitiva,
y
en
palabras
de
Alonso
Baquer
"un
símbolo
de
la
persistencia de los hábitos de la España de Isabel II que minimizaría, aún más, las reformas hasta dejarlas reducidas a simples instrumentos retardatarios de la crisis nacional que estallaría en 1917" (213).
241
NOTAS 1.- Tuñón de Lara, M.: La España del siglo XIX, Barcelona, 1981, vol.2, p.37.
2.- Jover Zamora, J.M.: "La época de la Restauración. Panorama políticosocial, 1875-1902" en Revolución burguesa, oligarquía y constitucionalismo (18334-1923). Historia de España dir. Manuel Tuñón de Lara, vol.VIII, Barcelona, 1981, p.305. 3.- La coalición no superó los 70 escaños, correspondiendo otros 7 al Partido Progresista y 56 al Constitucional, Martínez Cuadrado, M.: Elecciones y partidos políticos de España (1868-1931), Madrid, 1969, vol.I, pp.245-251.
4.- Martín Alonso, A.: Diez y seis años de regencia (María Cristina de Hapsburgo-Lorena) (18855-1902). Barcelona, 1914, pp.203.
5.- Carr, R.: España 1808-1939, Barcelona, 1970, p.349.
6.- Artola, Partidos y Programas políticos 1808-1936, Madrid, 1977, Tomo 1, p.536.
7.- Jover Zamora, J.M.: "La Epoca de la Restauración...", p.293.
8.- Martínez Cuadrado, M.: La burguesía conservadora (1874-1931), Madrid, 1976, p.71.
9.- Artola, M.: Partidos..., p.323.
242
10.- Seoane, M.C.: Oratoria y Periodismo..., p.402.
11.- Villa Urrutia, Marqués de: El General Serrano, Duque de la Torre, Madrid, 1929, p.206.
12.- El Resumen, 28 febrero de 1885.
13.- Pascual, P.: Madrid, 1986, p.
Partidos
políticos
y
constitucionales
en
España,
14.- López Domínguez venía reiterando su adhesión a la monarquía, pero con el cumplimiento de los compromisos que la minoría constitucional había contraido después de Sagunto ante el país y la Corona, esto es "llevar á la interpretacion de la Constitucion de 1876 los principios de la de 1869..", Discurso y recitificaciones del Excmo. Sr.D. José López Domínguez pronunciados en el Congreso de los Diputados los días 9 y 10 de Julio de 1883 en el debate sobre la política general del Gobierno, Madrid, 1883, p.6.
15.- Prúgent, E.: Los hombres de la Restauración, Madrid, 1884, volúmen 5, pp.13-14.
16.- Discurso y recitificaciones...del Sr.López Domínguez, 9 y 10 julio de 1883, p.17.
17.- Artola, Partidos..., p.337.
18.- López Domínguez, Discurso...1883, p.4.
243
19.- Carr, R.: España 1808-1939, Barcelona, 1970, p.345.
20.- Romanones, conde de (Alvaro de Figueroa y Torres): Obras Completas, vol.1, Madrid, 1949, p.94-5.
21.- El Resumen, 11 junio de 1885. `Discurso de López Domínguez'.
22.- El Resumen, 10 abril de 1885.
23.- El Resumen, 8 junio de 1885.
24.- El Resumen, 5 junio de 1885. Ver en Apéndice la Ley de Garantías.
25.- El Resumen, 1 junio de 1885.
26.- El Resumen, 5 junio de 1885. `La Vida política'.
27.- Ibidem.
28.- El Resumen, 2 junio de 1885.
29.- El Resumen, 3 junio de 1885.
30.- El Resumen, 3 junio de 1885. 244
31.- Alonso Martínez y sus compañeros admitieron que el proyecto de ley de garantías, fuese objeto de mención especial en el decreto de convocatoria de las Cortes, El Resumen, 8 junio de 1885.
32.- El Resumen 5 junio de 85.
33.- El Resumen, 8 junio de 1885.
34.- El Resumen, 5 junio de 85. `La Vida Política'.
35.- Ibidem., `A través de la Prensa'.
36.- El Resumen, 6 junio de 1885. `A través de la Prensa'.
37.- El Resumen, 8 junio de 1885.
38.- El Resumen, 7 junio de 1885.
39.- Ibidem.
40.- El firmante procede del comité de Cazalla de la Sierra, en Sevilla, El Resumen, 8 junio de 1885.
41.- El Resumen, 9 junio de 1885.
42.- El Resumen, 15 junio de 1885. `La Vida Política'. 245
43.- El Resumen, 11 junio y 25 junio de 1885.
44.- El Resumen, 9 junio de 1885.
45.- El Resumen, 7 junio de 1885 y 13 noviembre de 1886.
46.- El Resumen, 11 junio de 1885. Se insertan integramente los más importantes discursos.
47.- Ibidem.
48.- El Resumen, 1 diciembre de 1885.
49.- El Resumen, 28 septiembre de 1885.
50.- El Resumen, 9 junio de 1885.
51.- El Resumen, 5 diciembre de 1885.
52.- Se refiere al Imparcial y El Liberal en cuyas páginas se barajó la posible renuncia de López Domínguez a sus principios, El Resumen, 15 diciembre de 1885.
53.- El Resumen, 1 marzo de 1886.
54.- El Resumen, 19 mayo de 1885. 246
55.- El Resumen, 5 septiembre de 1886.
56.- El Resumen, 9 enero de 1887.
57.- Jover Zamora, La Epoca de la Restauración..., p.340.
58.- El Resumen, 9 enero de 1887.
59.- El Resumen, 2 enero de 1887.
60.- El Resumen, 9 enero de 1887.
61.- El Resumen, 9 diciembre de 1886.
62.- Ayala Pérez, J.: Un político de la Restauración: Romero Robledo, Málaga, 1974, p.42-57.
63.- Almirall, V.: España tal como es (La España de la Restauración), Madrid, 1972, p.74.
64.- Diario de las Sesiones de Córtes Constituyentes de la República española, Congreso, Legislatura 73-74, volúmen I, número 30, sesión 3 julio 1873, pp.516-17.
65.- Seco Serrano, C.: Alfonso XIII y la crisis de la Restauración, Madrid, 1979, p.31. 247
66.- Martín Alonso, A.: Diez y seis años de Regencia..., p.14; Fernández Sanz, J.J.: "La prensa y el cólera de 1885" en Anuario del Departamento de Historia, Madrid, 1990, número II, p.207.
67.- El Real Decreto de 8 de marzo de 1886 disolvía el Congreso de los Diputados y la parte electiva del Senado, dándose paso a la consulta electoral de abril. El número de votos emitidos en la Península fue 475.712, que se repartirán de la siguiente manera: los liberales ortodoxos obtienen, 315.201 votos; los liberales disidentes, 14.242; los conservadores ortodoxos, 70.738; los conservadores disidentes, 22.028; los republicanos coaligados, 33.837 y los posibilistas, 55.211. El resto hasta sumar 14.455 votos corresponde a los independientes, Sánchez Ortiz de Zárate, P. y Berástegui, F.: Las primeras cámaras de la Regencia. Datos electorales, estadísticos y biográficos, Madrid, 1887, pp.11 y 508511; Ayala y Pérez, p.170.
68.- El Resumen, 15 enero de 1887.
69.- El Resumen, 14 Enero de 1887. 70.- El Correo, 13-14 enero de 1887; El Liberal, 14 enero de 1887; El Globo, idem.
71.- El Resumen, 15-16 enero de 1887.
72.- El Resumen, 15 enero de 1887.
73.- El Resumen, 17 enero de 1887. 74.- El Resumen, 22 enero de 1887. 75.- El Resumen, 17 enero de 1887. 248
76.- El Resumen, 17 junio de 1887.
77.- El Resumen, 5 Abril de 1887.
78.- El Resumen, 8 Febrero de 1887.
79.- El Resumen, 12 mayo de 1887.
80.- El Resumen, 26 diciembre de 1887.
81.- El Resumen, 12 agosto de 1887.
82.- El Resumen, 14 junio de 1887.
83.- El Resumen, 6 abril de 1887 (véase en Apéndice la lista completa de socios del Círculo reformista).
84.- El Resumen, 14 junio de 1887.
85.- El Resumen, 8 agosto de 1887.
86.- El Resumen, 24 enero y 12 mayo de 1887.
87.- Almirall, España..., p.82. 249
88.- El Resumen, 22 enero y 5 abril de 1887. 89.- El Resumen, 16 junio de 1887. 90.- El Resumen, 16 junio de 1887. 91.- El Resumen, 17 enero de 1887. 92.- El Resumen, 5 abril de 1887. 93.- Almirall, p.12; Carr, España..., p.374. 94.- El Resumen, 5 abril de 1887.
95.- El Resumen, 17 junio y 8 noviembre de 1887.
96.- El Resumen, 17 junio de 1887.
97.- El Resumen, 27 enero de 1887.
98.- El Resumen, 17 marzo de 1887.
99.- El Resumen, 22 enero de 1887.
100.- El Resumen, 5 abril de 1887. 101.- La Nouvelle Revue, 1 agosto 87. Esta publicación aparece en 1879, y su creadora fue Juliette Lamber, viuda de Edmond Adam y amiga de Gambetta. Catalogada como "presse de culture", cuenta entre sus colaboradores con Gustavo Flaubert o Guy de Maupassant, y mantiene una 250
posición nacionalista muy antigermana, Histoire Générale de la Presse Française, París, 1969, volúmen III, p.391.
102.- Este periódico comenzó a publicarse el 25 de abril de 1861. De tendencia orleanista y liberal, obtuvo la colaboración de personajes políticos como Clemenceau -que escribe sobre la guerra de Secesión americana- y Louis Blanc, sobre Inglaterra. La participación del director de Le Temps en el comité de apoyo a la causa polaca que se forma en abril de 1863, es una muestra de su combatitividad, por la que será reprendido en diversas ocasiones, tanto desde el gobierno de Napoleón III, como durante la Comuna, v. Histoire Générale..., volúmen II, pp.260, 304, 307, 315, 334 y 337; Edmundo González Blanco señala su proximidad con el republicanismo moderado, v.Historia del periodismo desde sus comienzos hasta nuestros días, Madrid, 1919, p.167.
103.- El Imparcial 22 abril de 1887; El Liberal y La Iberia 28 junio de 1887.
104.- El Resumen, 6 agosto de 1887.
105.- El Resumen 28 junio de 1887.
106.- El Resumen, 2 Mayo de 1887.
107.- El Resumen, 2 y 12 Mayo de 1887.
108.- El Resumen, 1 mayo de 1887.
109.- El Resumen, 2 mayo de 1887. 110.- El Resumen, 3 mayo de 1887. 251
111.- El Resumen, 5 mayo de 1887.
112.- El Resumen, 4 mayo de 1887.
113.- El Globo, 4 mayo de 1887.
114.- Según informes del periódico, el señor Botella obtuvo el primer día de elección, 137 votos, el segundo 84, y el tercero, 108, lo que haría un total de 329. Por su parte, el señor Rasilla, sacó 71 votos, 56, y 306 respectivamente, resultando un total de 433 votos, El Resumen, 4 mayo de 1887.
115.- El Resumen, 6 mayo de 1887.
116.- El Resumen, 12 mayo de 1887.
117.- Ibidem.
118.- Almirall, España..., p.82; El Resumen, 12 mayo de 1887.
119.- El Resumen, 12 mayo de 1887.
120.- Artola, Partidos..., p.339. 121.- El día 12 de abril, López Domínguez aceptaba la dimisión al presidente del Círculo Reformista, Linares Rivas y desde ese momento, la prensa conservadora y ministerial, no dejó de difundir la idea de que romeristas e izquierdistas se enfrentaban por la "propiedad" del Círculo, 252
El Diario Español, 12 y 13 abril de 1888. 122.- Fabié, A.M.: Cánovas del Castillo. Su juventud, su edad madura, su vejez, Barcelona, 1928, p.200.
123.- El Resumen, 26 abril de 1888; La Correspondencia de España, 25 abril de 1888, La Epoca, 25 abril de 1888.
124.- El País, 25 abril de 1888.
125.- El Resumen, 25 Abril de 1888.
126.- La Epoca alude a sendos artículos publicados a mediados de abril, uno el día 15 sobre los archiduques de Austria, otro el 16, titulado `Festival Escolar'. A raíz de ellos el periódico conservador acusará al órgano reformista de "zaherir" a las instituciones, El Resumen, 19 abril de 1888.
127.- Pirala, A.: España y la Regencia. Anales de diez y seis años (18851902), Madrid, 1904, p.38; Fernández Almagro, Historia política de la España contemporánea 1885-1897, Madrid, 1969, volumen II, p.70. 128.- El Diario Español, `Declaración', 25 abril de 1888. Desde este periódico se pidió que López Domínguez hiciera una desautorización "solemne" en desagravio a sus convicciones monárquicas. 129.- El Diario Español, 25 y 26 abril de 1888. 130.- La misma tarde del 25, Romero Robledo había reunido a la minoría reformista del Congreso para darle cuenta del encuentro que tuvo esa mañana con López Domínguez. Asistieron los señores Bergamín, Puga, Ordóñez, O'Lawlor, Sánchez Campomanes, Pons, Alvarez Mariño, Gutiérrez de la Vega, y Martínez Brau, El Diario Español, 25 abril de 1888. 253
131.- El Resumen, 27 abril 1888. En sucesivos días se reciben nuevas muestras de apoyo telegrafiadas desde diversos pueblos de la geografía española.
132.- El texto se expresaba en estos términos: "Los socios que suscriben declaran que, en virtud del artículo 19 del reglamento del Círculo liberal reformista no reconocen validez alguna al acuerdo adoptado por las personas reunidas esta noche en los salones del Círculo y protestan contra él", Ibidem.
133.- El Resumen, 3 mayo de 1888.
134.- El Resumen, 28 abril de 1888. 135.- A Romero Robledo, no se le escapaba que de ser llamados los reformistas al gobierno, López Domínguez ocuparía la jefatura, v. Férnandez Almagro: Historia política ..., volúmen II, p.70; Martín Alonso, Dieciseis años..., p.65; El Resumen, 17 enero de 1887.
136.- El Diario Español, 27 abril de 1888.
137.- Romero Robledo trató de justificar su marcha reduciéndolo todo al antagonismo surgido entre él y El Resumen, explicación que para el diario era insuficiente, entendiendo que o bien había otros datos y pormenores que no habían salido a la opinión pública, o de lo contrario no veía motivo para quebrantar el partido, El Resumen, 27 abril de 1888.
138.- Maura habla crítica..., p.75-76.
de
"malhadado
engendro
reformistas",
Historia
139.- Cardona, G.: El problema militar en España, Madrid, 1990, p.106; Almirall, España.., p.74. 254
140.- Ayala y Pérez, Romero Robledo..., p.70.
141.- El Resumen, 14 enero de 1887.
142.- Pirala, España y la Regencia..., volúmen I, p.146.
143.- El País, 25 abril de 1888.
144.- Señala Maura la muerte por "inanición" del partido reformista, ya que -dice- "para vivir necesitaba del poder", op.cit., p.75.
145.- Ayala, op.cit., p.173.
146.- Almirall, op.cit., p.86.
147.- Cardona, El problema militar..., p.98.
148.- Entre la diversidad de pareceres sobre esta personalidad militar, encontramos la semblanza realizada por Galdós, según la cual, Serrano tenía buena prensa y eso que, en Andalucía, llaman "angel". Su afabilidad y el valor temerario, casi heroico, que le caracterizaba había conquistado a muchos de sus seguidores, Díez Alegría, M.: Ejército y Sociedad, Madrid, 1972, p.188.
149.- Expediente militar de José López Domínguez. Archivo General Militar de Segovia. Sección primera. Legs. 1.369, 1.330, 1.331, 1.332, 1.333 y 1.334.
255
150.- Alcazar, M. del.: Lópéz Domínguez, Madrid, 1946, p.32. 151.- Alcázar, op.cit., p.45. 152.- La Revista de España estaba dirigida por José Luis Albareda y comenzó a publicarse quincenalmente en Madrid el año 1868. Inserta los siguientes escritos de López Domínguez: 1) "El día 8 de Setiembre de 1855 en el sitio de Sebastopol", 13 y 28 agosto 1868, t.III, pp.345 y 529; 2) "Isly y Tetuán, estudio comparativo", 28 febrero y 28 marzo 1872, t.XXIV, p.523 y t.XXV, p.226; 3) "San Pedro Abanto y Bilbao", 13 y 28 noviembre, 13 y 28 diciembre 1876, t.LIII, pp.48, 145, 289, 433; 4) "Memoria y comentarios sobre el sitio de Cartagena", 28 noviembre y 28 diciembre 1877; 13 y 28 de los meses de enero a julio 1878, t.LIX, pp.163 y 482; t.LX, pp.5,168, 289, y 433; t. LXI, pp.26, 145, 315 y 466; t.LXII, pp.5, 145, 318 y 454; t. LXIII, pp.28 y 165, Asenjo, A.: La prensa madrileña a través de los siglos (Apuntes para su historia desde el año 1661 al de 1925), Madrid, 1933, p.51. 153.- Segovia, A.M.: Figuras y Figurones. Biografías de los hombres que mas figuran actualmente en España, Madrid, 1887, volúmen I, p.654; Prúgent, Los hombres de la Restauración..., p.9. 154.- López Domínguez tuvo otras condecoraciones (Grandes Cruces) otorgadas por los gobiernos de: Prusia (Aguila Roja), Italia (Corona), Portugal (San Benito de Avís y Nuestro Señor Jesucristo), y Túnez (Nisham Iftijar), ext. de Escalafón del Estado Mayor General del Ejército...y Escalas de los Coroneles de las Armas, Cuerpos e Institutos, Madrid, 1902, p.14. 155.- Moratilla, B.: Estadística del personal y vicisitudes de las Cortes y de los Ministerios de España, Madrid, J.A.García, 1880. Hasta 1864 fue diputado por Coín; nuevamente, desde 1871 hasta el año 72, que optó por Santa Cruz de Tenerife en la primera legislatura y por el pueblo malagueño en la segunda, retomando esta representación desde 1876 hasta 1879; 156.- Alcázar, p.79. 157.- Navarrete, J.: Las llaves del Estrecho. Estudio reconquista de Gibraltar. Madrid, 1883 (cuarta edición), p.IX. 256
sobre
la
158.- Anuario militar de España, Madrid, 1892, pp.193 y 206; Expediente militar..., leg. 1369. 159.- Seco Serrano, Militarismo..., p.125. 160.- Alcazar, op.cit., p.85. 161.- En agosto 1862 solicitó permiso para ir a tomar los baños y también al año siguiente hasta septiembre. El 17 de junio nuevamente se le concede licencia para ir a Málaga durante tres meses a reposar, Expediente... 162.- Romanones, conde de: Obras.., volúmen III, p.206. 163.- Alcázar, op.cit., proclives a un miembro Montpensier.
p.79,100 y 103. Afirma que ambos de la segunda rama borbónica: el
eran más duque de
164.- Cartagena. Memorias y comentarios sobre el sitio de C., Madrid, 1877, p.9.
165.- Navarrete, op.cit., p.IX.
166.- Cartagena, p.115.
167.- Ibidem., p.112 y 113.
168.- López Domínguez, J.: Cartagena, Apéndice número 15, p.46. En un informe elaborado por la junta mixta de jefes y oficiales de artillería e ingeniros creada por orden del entonces general en jefe del ejército sitiador, se dictaminó que para poner sitio "en regla" a Cartagena, eran necesarios "25.000 hombres con 70 piezas de sitio para el 257
ataque de la izquierda, y 6.000 hombres más con otras 70 piezas para el ataque de la derecha". En todo el asedio participaron aproximadamente 10.000 hombres de las distintas armas, y 41 piezas de artillería de sitio, según palabras de López Domínguez, v.p.280. 169.- Cartagena, p.119.
170.- Valverde, I.: Los cantonales, Murcia, 1971, p.66.
171.- Bozal Casado, S.: Genio y signo por la rosa de los vientos. Hombres y hechos del siglo XIX, Cartagena, 1945, pp.205-206. Bonmati como miembro de la citada asociación humanitaria presenció las guerras de unificación alemana e italiana, así como el conflicto cantonal.
172.- Cartagena, pp.220 y 225.
173.- Cartagena, p.218. Una de las "calumnias a que se refiere, gira en torno al rumor que corre tras la caída de la Atalaya de que su guarnición había traicionado la causa defendida vendiéndose al enemigo. López lo desmiente afirmando que la toma de este castillo fue por imposición de las armas, y utiliza como prueba, por si su palabra no bastara, las declaraciones de un insurrecto, ver p.221; También se lanzaron comentarios sobre la falta de respaldo gubernamental a "las medidas generosas" de López Domínguez con los vencidos, y para que quedara suficientemente claro, recurre a un telegrama enviado por el ministro de Guerra en el que se dice que "el Gobierno aprueba las condiciones impuestas por V.E. y todo cuanto haga", p.226. Sobre posibles compromisos secretos adquiridos por López Domínguez con el enemigo, ver pp.243 a 249. En relación con las imputaciones de responsabilidad emitidas por el contra-almirante Chicarro contra el mando del ejército de tierra en Cartagena, por no haber tenido una información puntual y pronta de lo que en la plaza acontecía, lo que impidió -a su juicio- frenar la huída de la "Numancia" con "el alma de la insurrección cantonal" en ella, ver en cap.XXVII.
174.- Ibidem., p.8 y 116. 258
175.- El Resumen, 22 enero de 1887.
176.- Navarrete, p.IX.
177.- Cartagena, p.291. Según el artículo 24 de la mencionada ley las condecoraciones de quinta clase se conceden por el Rey, sin que las solicite el interesado, estimando el Gobierno "la pública notoriedad del hecho" que se requiere y "oyendo siempre" al Consejo Supremo de la Guerra. En esta ocasión, López Domínguez, entendiendo que su caso estaba incluído en los presupuestos de la ley, y sin embargo no había obtenido la recompensa que prescribe, optará por dirigir una instancia al rey con fecha de 19 de noviembre de 1876, por entender que en sus circunstancias, la ley no "prohibe terminante y taxativamente" la utilización de esta vía excepcional. Esta especial fórmula de "tramitación" fue el aspecto más debatido por los mimbros del Consejo, quienes, no obstante, informan al gobierno positivamente sobre los méritos del general, pp. 274 y 75.
178.- Guía Oficial de España, 1886, p.387; Anuario militar.., p.201.
179.- Seco, Militarismo..., p.174. Serrano quería consolidar la República unitaria bajo su presidencia vitalicia.
180.- López Domínguez fue diputado por la misma localidad durante sucesivos años de la década, Guía Oficial de España, Madrid, 1885-88, p.70 y 71.
181.- El Resumen, 2 octubre de 1885.
182.- El Resumen, recoge el 6 junio de 1885 las opiniones del periódico republicano. 259
183.- El Resumen, 1 julio 1886; Vigón, J.: Historia de la Artillería española, Madrid, 1947, Tomo II, p.133.
184.- Núñez Florencio, R.: "Periodistas y militares: Los asaltos de 1895" en Rev. Historia 16, Madrid, febrero 1990, Año XV, número 166, p.39.
185.- El Resumen, 13 marzo de 1895.
186.- Durnerin, J.: Maura et Cuba, I.Politique coloniale d'un ministre liberal, Annales Littéraires de l'Université de Besançon, 1978, p.186-7.
187.- Seco Serrano, Militarismo.., p.235.
188.Ballbé, M.: Orden público y militarismo en la España constitucional, Madrid, 1983, pp.256-57. En su opinión, estos hechos dejan claro el conflicto de competencias entre la jurisdicción civil y militar, marcando el preludio de la Ley de Jurisdicciones.
189.- El Resumen, 26 marzo de 1895.
190.- El Resumen, 7 abril de 1895.
191.- Cardona, El problema militar..., p.106.
192.- Seco Serrano, Alfonso XIII..., p.83.
260
193.- Romanones, conde de: Obras..., tomo III, pp.211-213.
194.- Escalafón del Estado Mayor General, p.8. Según esta fuente López Domínguez era ya senador por derecho propio en 1902.
195.- El Resumen, 6 octubre de 1888.
196.- Cartagena, p.119 y 180.
197.- Alcázar, op.cit., p.83.
198.- Alcázar, p.86.
199.- Menéndez Pidal, R.: Historia de España. La Era Isabelina y el sexenio democrático (1834-74), Madrid, 1988, volúmen XXXIV, p.759.
200.- El Resumen, 6 octubre de 1888.
201.- Cartagena, p.180 y 181.
202.- El Resumen, 6 octubre de 1888.
203.- El Resumen, 12 febrero de 1886.
204.- El Resumen, 11 marzo de 1886. 261
205.- El Resumen, 1 julio de 1886.
206.- Un contemporáneo del general, recuerda cómo reiteradamente pidió López Domínguez la reforma constitucional, en la creencia de que "algunos de sus artículos no permitían la práctica de libertades esenciales", Romanones, Obras..., p.206.
207.- Lema, marqués de: De la Revolución a la Restauración, Madrid, volúmen I, p.623.
208.- Romanones, op.cit., tomo III, p.206.
209.- El Resumen, 3 enero de 1886.
210.- El Resumen, 12 enero de 1887.
211.- El Resumen, 2 octubre de 1885.
212.- Prugent, op.cit., volúmen 5, p.7.
213.- Alonso Baquer, M.: El Ejército en la sociedad española, Madrid, 1971, p.169.
262
TERCERA PARTE.- TRAYECTORIA MILITAR Y REFORMISMO.
III.1.- EL PAPEL DEL EJERCITO EN EL SIGLO XIX.
La historia contemporánea española, se abre con un proceso que interrelaciona exterior. fernandino
A
la la
y
crisis
interna
revolución
perpetrada
por
de
con
la
Aranjuez
el
pueblo
evolución
de
inducida
por
contra
el
la el
política partido
despotismo
del
impopular Godoy, le sobreviene la ocupación peninsular por las tropas francesas, y la inesperada respuesta popular que marca el inicio de una guerra dual por lo que tiene de lucha contra el invasor a la vez que
pugna
entre
los
intereses
antagónicos
de
los
estamentos
privilegiados y la burguesía liberal.
Circunstancias
particulares
que
franquean
el
camino
para
importantes cambios promovidos por quienes, desde la perspectiva del liberalismo político, intentan dar una respuesta modernizadora a todos los problemas de nuestro país, siendo uno de ellos el militar.
263
La guerra de 1808 actúa como detonante de cambio en la dinámica del ejército español, por cuanto estimula la organización espontánea de la población en defensa de los derechos del soberano Fernando VII y contra el usurpador francés, acontecimiento que impulsa una doble modificación: en primer lugar, la aparición de una oficialidad nacida al calor de los acontecimientos sin someterse a las tradicionales pruebas de nobleza, lo que significa el reconocimiento, de hecho, del principio de igualdad de todos los ciudadanos ante los cargos y un primer paso en la "democratización" de las fuerzas armadas; y en segundo lugar, al levantarse en armas la ciudadanía esgrimía en la práctica su derecho como pueblo soberano a defenderse.
En
ambos
casos
se
sentaban
los
precedentes
para
la
labor
legislativa que, sobre la institución militar, llevarán a cabo los revolucionarios en Cádiz (1). "Las circunstancias -apunta el profesor Seco Serrano- forzaron acontecimientos, en el plano político y en el plano militar, que se adelantaron a la norma escrita" (2).
Efectivamente, transformar
de
raíz
entre el
las
filas
ejército
liberales,
"real"
corre
(patrimonio
el
deseo de
personal
del
monarca) y restringir las competencias gubernativas, disciplinarias y judiciales que hasta el momento había detentado, para sustituirlo por un
Ejército
nacional
-ejército
de
línea
o
permanente
en continuo
servicio y milicias nacionales- garante de la integridad territorial y 264
del orden legal constituido, haciendo depositarios a sus miembros, en la
medida
de
los
posible,
de
derechos
y
libertades
cívicas
como
integrantes de la ciudadanía.
En líneas generales la reforma militar debería responder a una serie
de
cuestiones
expresadas
por
distintas
entidades
(Consejos,
Juntas Superiores Provinciales, Tribunales, Ayuntamientos, Cabildos y Universidades) y recogidas en los Informes de 1809. Pérez Garzón las sintetiza en estas ideas:
a)
Necesidad
de
reformar
el
ejército,
instrumento
clave del
absolutismo hasta entonces, como habían demostrado los acontecimientos de Aranjuez contra Godoy. Estaba en manos de la aristocracia feudal, y así no se podía confiar en dicha institución para edificar la nueva sociedad liberal.
b)
Admiración
por
el
sistema
inglés
en
el
que
se
había
establecido la supremacía de la ley y del poder civil, y se había distribuido las competencias militares entre el poder ejecutivo y el legislativo. Además, se había abolido el principio de la "obediencia ciega", base del ejército feudal, por el sometimiento del militar a la ley,
de
la
que
tenía
que
dar
cuenta
como
cualquier
ciudadano
transformándose la figura del soldado, de mero mercenario en ciudadano con derechos y deberes. 265
c)Separación
de
poderes,
arrebatándoles
a
los
capitanes
generales la presidencia de las Chancillerías y Audiencias.
d)Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, abriendo el acceso
del
mando
a
todos
ellos
y
suprimiendo
los
privilegios
y
exenciones múltiples.
e)Reducción
del
ejército
permanente,
aumentando
las
Milicias
provinciales o ejército de reserva (3).
No son pocos los escollos que se presentan para llevar a la práctica estas medidas, y sin embargo, en la primera oportunidad -la Constitución
de
1812-
se
inicia
su
formulación
con
preceptos
que
delimitan las atribuciones de las Cortes y el Rey para con el nuevo ejército, la creación de una Milicia Nacional ciudadana como arma política específica para la defensa de los intereses revolucionarios aunque
esta
función
no
queda
explícita
en
el
texto,
y
el
establecimiento de la obligatoriedad del servicio militar (4).
Desde este momento, los liberales pondrán gran empeño en dotar de
una
nueva
organización
y
un
nuevo
espíritu
al
cuerpo
militar
supeditándolo a la voluntad nacional. Entre los reformadores se acusa la doble intención de "quitar de la administración al Ejército y poner fin a sus peculiares relaciones con la corona haciéndolo instrumento 266
de la soberanía -la nación representada en las Cortes- reduciendo de ese modo, al mismo tiempo, las ocasiones de una dictadura militar y de un restaurado absolutismo real" (5).
El
deseo
de
aminorar
el
papel
de
los
militares
en
la
administración, se planteó en el Decreto del 6 de enero de 1813, muy contestado, y proyectaba la línea adoptada por los reformadores del dieciocho. Tendrá su principal plasmación en la creación de la figura del jefe político provincial que representa la autoridad civil en su demarcación, pero paradójicamente, la dificultad para delimitar las competencias ocasionalmente tarde
por
entre
civiles
en
militares.
Martínez
de
la
y
militares, Los
hizo
gobernadores
Rosa
responderán
recaer civiles al
este
cargo
creados
mismo
más
supuesto
restrictivo de militarización local.
Al quebrarse el principio de autoridad suprema de la Nación por la política involucionista de Fernando VII y ser desmantelado el nuevo orden revolucionario, las consecuencias para el ejército, como parte integrante del cuerpo social, se dejan sentir y provocan la división en sus filas y un malestar que actúan como soporte de la sucesiva retahíla de intervenciones castrenses contra el poder civil
267
"Ante esta nueva situación política-social se va a ensayar una nueva
fórmula
de
hondo
arraigo
para
introducir
reformas
políticas: el pronunciamiento" (6).
La
oficialidad
internamente
la
surgida
al
discriminatoria
calor y
de
la
guerra,
contrarrevolucionaria
sentirá política
aplicada por el ministro de Guerra, general Eguía, quien actúa sobre ellos marginándolos a una situación excedentaria con mando en las milicias provinciales, urbanas o en plazas de la policía fronteriza, y con
ello
desencadena
una
reacción
inmediata
entre
los
afectados
echándose en los brazos del liberalismo.
Absolutismo
(en
su
doble
versión
fernandina
o
carlista)
y
liberalismo en cualquiera de sus variantes, moderado, progresista, unionista o demócrata, serán las opciones contrapuestas hacia las que se decantan los pronunciados, sobre los que las demandas estrictamente profesionales -dificultades de ascenso, situación pasiva (ausencia de destinos), depuraciones, impago de honorarios- actúan como "materia prima
de
la
sedición"
(7),
y
cuya solución buscarán en el marco
político más idóneo, de tal forma que propicia la alineación en un sentido u otro del estamento militar.
Artola, al recordar las conquistas perdidas por guerrilleros y héroes de guerra en 1814, asegura que 268
"El descontento interno no podía encontrar una solución limitada al Ejército. Unicamente la sustitución de todo el sistema social podía devolver a los militares sin linaje sus posibilidades de ocupar puestos de primera importancia. De aquí la extraordinaria permeabilidad del Ejército a las ideas liberales" (8).
En esa ocasión, los elementos liberales de la oficialidad, se convierten en el germen de un liberalismo muy activo a juzgar por las conspiraciones y pronunciamientos -fracasados- que se producen en el período hasta culminar en la sublevación triunfante de Las Cabezas de San Juan.
El movimiento acaudillado por el comandante Riego en 1820, es el punto de partida de un nuevo intento por reinstaurar los principios gaditanos en un régimen constitucional que acometiera los problemas pendientes,
y
de
hecho,
se
aborda
la
cuestión
militar
con
la
publicación de la Ley Constitutiva del Ejército, la Ley orgánica de la Armada, y varios reglamentos de la Milicia Nacional. Con él, además, "se iniciaba en España una peculiar manera de hacer política; ante la falta
de
oficiales
un
sistema
del
eficaz
Ejército".
de
partidos,
Gabriel
tomarán
Cardona,
quien
protagonismo suscribe
los
estas
palabras, pone de manifiesto la debilidad de la burguesía española para hacer por sí sola la revolución, de tal modo que ésta quedará 269
condenada a ser iniciada y defendida por los militares, que asumen un claro protagonismo en la actividad política (9).
Efectivamente, posibilitar un régimen constitucional garante de los derechos y libertades, con cauces de acción política para los ciudadanos -inexistentes desde 1814- es el objetivo de los artífices del
pronunciamiento,
quienes
justifican
su
intervención
en
la
convicción de que los militares podían y debían -dada la falta de libertades-
facilitar
los
medios,
siendo
el
brazo
ejecutor,
para
provocar el cambio de régimen y devolver a la nación la soberanía perdida. En esta ocasión los militares pronunciados parecen tener muy claro el sentido de su acción, que nunca es la búsqueda del poder para sí mismos
"A nosotros sòlo nos toca reponer a la Nación en sus antiguos derechos; y tan sólo con ese objeto debemos usar de la fuerza que tenemos en las manos." (10)
En palabras de Casado Burbano "el título invocado para legitimar la intervención no fue otro que el de ser los militares los únicos que tenían posibilidad de efectuar el cambio" (11).
La
politización
progresiva
de
los
miembros
del
ejército, se
produce en dos niveles: un primero se refiere a las distintas vías que 270
utilizan
los
militares
para
incidir
en
la
toma
de
decisiones
políticas, ya sea mediante la participación directa en el hecho mismo del pronunciamiento, ya sea detentando además cargos públicos una vez conseguido el objetivo. Personajes como Rafael del Riego o Evaristo San
Miguel,
obtienen
durante
el
trienio
liberal
ascensos
y
condecoraciones otorgadas por el gobierno constitucional, pero también tendrán en su haber puestos políticos de relieve ocupando el primero un escaño y fugazmente la presidencia en las Cortes de 1822, y el segundo, la cartera de Estado en el cuarto gobierno que se forma el 5 de agosto de ese año (12). En esta línea, es característica propia de la
etapa
isabelina
que
altas
jerarquías
militares
encabecen
el
ejecutivo al convertirse en hombres fuertes de partido.
Sin embargo, una cosa es el desempeño por los militares de funciones civiles en uso de un derecho tradicionalmente admitido -"origen de la importancia social y política de la jerarquía militar"-(13) y valga como
ejemplo,
las
importantes
atribuciones
que
detentaban
los
capitanes generales en el ámbito de la provincia durante la monarquía dieciochesca como jefes del ejército que acumulan funciones políticas y administrativas, de forma que toda la administración dependía de ellos
(14),
o
los
escaños
que
desde
los
primeros
momentos
del
constitucionalismo español tuvieron los oficiales en las Cortes alrededor de 66 diputados militares de todas las armas y cuerpos en la Asamblea gaditana-, y otra muy diferente, el decisivo papel -como 271
punta de lanza- que juegan en los procesos rupturistas de la situación política (15).
Esta
es
la
dinámica
que
sella
con
una
impronta
pretoriana
primero y militarista después los acontecimientos políticos de una buena parte de las dos últimas centurias (16). Nos encontramos pues, ante un segundo nivel al que ya aludí con anterioridad, definiéndolo en relación con la amplitud o grado de implicación que tiene el Ejército en los cambios políticos. Desde esta perspectiva podemos hablar de pronunciamientos ante la participación directa de militares instrumentalizados por un grupo de civiles para los que actúa de valedor, o de golpes de estado, si la iniciativa parte del Ejército como un todo orgánico deseoso de imponer su particular manera de funcionamiento.
Neutralizados armas
marcan
una
unas
veces,
dinámica
victoriosos
histórica
en
otras,
la
que
estos se
actos
de
evidencia
la
incapacidad de los responsables civiles para mantener al ejército alejado de la vida política, tal y como se nos presentan los hechos durante
el
período
isabelino,
en
que
el
liderazgo
político-
parlamentario de hombres civiles, inaugurado por los liberales al comienzo de Cádiz, se ve eclipsado por la importancia que adquieren las figuras militares de Espartero, Narváez, y O'Donnell, relevados en el Sexenio por Prim y Serrano. 272
Los expuestos
motivos a
que
distintas
encauzan
esta
realidad
interpretaciones.
militar,
Fernández
han
sido
Bastarreche,
considera que la importancia del Ejército en la España decimonónica estriba precisamente en el papel que jugó en la política de la nación, y al analizar la causa o causas de este protagonismo afirma "Nos encontramos ante un poder civil sin fuerzas suficientes, que hace preciso el recurso a las figuras militares" (17).
Abundan en esta apreciación Busquets que habla de "debilidad y corrupción del poder civil" (18) y Balmes, quien entiende que son los militares los que salvan el "vacío" de poder civil instaurado en España por el desplazamiento de la "preponderancia" aristocrática a la burguesa. Desde su opinión, existe un error de planteamiento a la hora de determinar la relación causa-efecto de la preponderancia militar. "No creemos -dice- que el poder civil sea flaco porque el militar sea fuerte; sino que, por el contrario, el poder militar es fuerte porque el civil es flaco" (19). Añade Fortes Bouzán que el escaso calado social de los partidos obligó a éstos a buscar la alianza del ejército (20).
Por su parte, el profesor Seco, sin desdecir las tesis de Pabón sobre las circunstancias que inducen la politización militar presente en el "régimen de los generales" (21), insiste en la utilización de que 273
son
objeto
los
miembros
del
cuerpo
castrense
por
personalidades
civiles para ver cumplir sus aspiraciones de cambio en un sentido u otro, y hace hincapié en la ineficacia de los instrumentos legales para facilitar las alternativas de poder
"Los militares-políticos del régimen triunfante en la guerra civil jefes
no
encarnan
de
partido
exactamente
una
promocionados
presión como
del
hombres
Ejército: son fuertes
por
moderados o por progresistas, ante el defectuoso mecanismo del juego parlamentario, del modo de producirse el acceso al poder según la oscilación de un voto escasamente representativo (22).
Apoya
este
análisis
las
palabras
de
Ferrán
Soldevilla
al
referirse al pronunciamiento de 1843, muy ilustrativas del ambiente político español y de la dudosa credibilidad que ofrece el sistema de representación nacional vigente
"Pero -dirá- ¿qué español del ochocientos, teniendo a mano un pronunciamiento, sería capaz de esperar unas elecciones? Por otra parte, sabe Dios a qué presiones no sería sometida por el Gobierno la máquina electoral (23).
La clave parece estar -según se desprende de estas afirmacionesen la falta de vigor de la burguesía española y las dificultades con 274
que
tropieza
para
consolidar
un
sistema
político
verdaderamente
representativo y participativo, pues o era inexistente (1814-19 y 1823-33), o estaba viciado y estrechamente maniatado, por lo que no disponiendo de otro recurso, la expresión de las aspiraciones sociales pasaría por la actuación militar.
Partiendo de la idea de que el motor de cambio es la lucha social que se refleja en cada momento histórico, y que desde ésta perspectiva, el ejército es mera pantalla de los antagonismo entre los grupos en pugna, no podemos obviar la trayectoria que recorre la burguesía en su ascenso al poder ni la evolución de otras fuerzas sociales -capas populares- a lo largo del siglo.
En este orden de cosas hay que señalar dos situaciones bien diferentes, pues si bien es cierto, que en el primer tercio del siglo, la burguesía inicia su despertar político entrando en contradicción con los intereses aristocráticos, que permiten la
interrupción de
este proceso en dos ocasiones al vincularse a la monarquía española y europea defensora del espíritu restaurador; a partir de la regencia de María Cristina, el liberalismo y la clase que lo representa prosigue su andadura afirmando su hegemonía a la vez que se elimina de la legalidad política a los absolutistas, seguidores de don Carlos, y comienza a surgir un proletariado que irá manifestando, al calor del
275
impulso industrial de la década de los cuarenta, una conciencia de clase ligada a su fuerza y su miseria.
En el camino de la conquista del poder, la burguesía tropieza con el inicio de un conflicto armado, la guerra carlista, que sirve de acicate a la monarquía en la búsqueda de nuevos apoyos a cambio de concesiones, con lo que se franquean las barreras al avance liberal, pero aquella circunstancia juega también un papel importante en el reforzamiento transforma
en
del
intervencionismo
el
elemento
de
la
clase
imprescindible
al
militar
que
pues
recurrir
la para
garantizar la victoria en la batalla y por lo tanto el triunfo del régimen liberal frente a los ultramontanos.
Los militares
sucesivos con
el
fin
gobiernos de
buscarán
atraerlos
a
su
dar
satisfacción
causa,
no
a
obstante,
los los
esfuerzos realizados resultaron insuficientes la mayor parte de las veces, sin que los problemas más endémicos y otros surgidos en el transcurso de los acontecimientos (necesidad de más hombres, pagas, pertrechos militares, habituallamiento) quedaran resueltos. Aun así, la lealtad del ejército será decisiva para el resultado triunfal de esta contienda.
Los lazos entre los grupos civiles respectivos y la oficialidad se estrechan de tal modo que parece evidente que el cuerpo civil no 276
sólo acepta -en la práctica- sino que potencia, las interferencias del estamento castrense en el orden político, contradiciendo de lleno el programa liberal en cuanto a la supeditación del Ejército al servicio de la soberanía nacional "Desde 1833 hasta 1875, el ejército (o, más bien la oficialidad) formó
parte
convirtió
del
en
sistema
uno
de
los
político
y
el
instrumentos
pronunciamiento
aceptados
de
se
cambio
político" (24)
Hay
pues
un
interés
burgués
-por
implantar
unas estructuras
idóneas que garanticen su hegemonía como clase- en recabar el apoyo del ejército para hacer efectivo el pronunciamiento, pero no es menos cierto que encuentran en este grupo social un terreno abonado por la propia politización producida en su seno.
"La
influencia
del
Ejército
-afirma
Christiansen-
fue
un
elemento sutil, notable por su capacidad para armonizar con otras fuerzas de la sociedad, pero que no puede explicarse en función de "atraso"
social
y
político".
La
localización
temporal
de
estos
movimientos lo sitúa en un período transitorio de la historia española caracterizado
por
la
transformación
profunda
de
las
políticas, económicas y sociales de antiguo régimen (25).
277
estructuras
El
sexenio
revolucionario,
se
inaugura
con
un
nuevo
pronunciamiento, que cierra el ciclo de ellos en el régimen político de los generales. Nuevamente, la acción militar encabeza un movimiento al que secunda una base social importante activada por la crisis económica y la crisis política que la monarquía ha hecho posible en su afán de mantener en el más absoluto ostracismo a los progresistas, y sostener contra viento y marea la dictadura de los moderados.
Los caudillos del progresismo -Prim- y del unionismo -Serranoobtienen mediante el pacto de Ostende la colaboración de las fuerzas democráticas y ponen en marcha un frente de oposición antiisabelina, que
culmina
con
el
destronamiento
de
la
reina.
Sin
embargo,
aún
habiendo actuado como "espadones" de los partidos, el mismo gobierno provisional que se forma el 5 de octubre bajo la presidencia del duque de la Torre y con el marqués de Castillejos en el ministerio de Guerra, intenta poner freno a esta trayectoria militar.
El
Decreto
de
6
de
noviembre
de
1868
que
"prohibía
a
los
militares participar en ninguna de las asociaciones o reuniones, más o menos públicas, impulsadas o dirigidas a la expresión de una idea o de un
objetivo
político,
sea
el
que
fuere",
se
interpreta
como
una
primera muestra del esfuerzo por estabilizar el nuevo orden político en un sentido más civilista (26). 278
El profesor Seco, añade un dato más para ilustrar la "afirmación civilista" de los protagonistas del sexenio, y se remite al Manifiesto dirigido a la nación el 26 de octubre en el que bajo la expresión "Desde hoy el pueblo español es responsable porque es libre" se pone de relieve la "mayoría de edad" del pueblo español por cuanto el orden nuevo que se proyecta arranca del reconocimiento de amplias libertades democráticas pero parejas a la asunción de la responsabilidad que conllevan,
plataforma
que
haría
innecesaria
la
utilización
del
ejército como instrumento de cambio político. En palabras de este historiador,
"el
pueblo
no
necesitaría
ni
soportaría
"valedores"
en
las
instituciones armadas, reducidas -implícitamente- a garantizar el
respeto
de
derechos
intangibles
vinculados
a
la
representación nacional" (27).
Por su parte, el profesor Gil Novales, mantiene la tesis de que los militares se resistían a abandonar el poder y pone como ejemplo el conflicto surgido entre la Junta Suprema de Gobierno de la provincia oscense nombrado
-constituida por
la
el
Junta
29 de
de
septiembre-
Madrid.
En
y
seguida
su se
Capitán
General,
desencadenó
un
conflicto jurisdiccional entre ambos -al no estar de acuerdo en las personas que debían ocupar la comandancia de carabineros de Jaca y el 279
Batallón, respectivamente-, y por determinar a quién correspondía la última palabra sobre tan importantes nombramientos militares (28).
Los mandos militares que participan en el derrocamiento de la reina Isabel, comulgan en buena parte con la proyección monárquica y de orden que propugna Prim. Pero los acontecimientos se desbocan, y aumentan las disensiones en el bloque progresista-unionista-demócrata, a la vez que se produce la confrontación con las fuerzas de oposición a su derecha (carlismo) y a su izquierda (republicanismo federalista).
Las
dos
premisas
básicas
expresadas
por
el
presidente
de
gobierno Prim, que pretendían asegurar la consolidación del régimen y su estabilidad, se ven desbordadas en una trayectoria marcada por sucesivos
hechos:
el
parón
decretado
al
movimiento
juntista,
el
problema dinástico, la definición monárquica del régimen en el Texto Fundamental
del
69,
la
guerra
interior
(carlista)
y
exterior
(insurrección cubana), el asesinato de Prim y la división en las filas progresistas -zorrillistas radicales y sagastinos constitucionalistas, el reducido apoyo de las Cortes al monarca Amadeo I -tenía bastante fuerza el bloque de oposición integrado por republicanos, carlistas y alfonsinos- y su abdicación, con la crisis de los artilleros como fondo.
280
La instauración de la República fue resultado de la solución de urgencia adoptada, consistente en la reunión conjunta de ambas Cámaras representativas en vez de optar por la convocatoria de elecciones para la formación de nuevas Cortes que buscaran una salida a esta crisis. En el régimen republicano encuentran las fuerzas castrenses el terreno abonado para una nueva injerencia en la vida pública del país. Era de esperar que el ejército recibiera con animosidad la radicalización del régimen democrático, (instauración de la República unitaria y luego federal) y se mostrara expectante pero preocupado ante las medidas que en
el
terreno
militar
proyectaban
los
sectores
maximalistas
del
republicanismo federal, materializables si lograban mayoría en las Cortes Constituyentes, como así ocurrió.
El enganche voluntario, en sustitución del reclutamiento por quintas, las
fisuras
que
abría
en
la
disciplina
militar
cuestionada
su
utilidad, y la posible amenaza de desmembración del país, siguiendo las directrices del federalismo, agudizaron todavía más su rechazo hacia un sistema que -a su entender- atentaba directamente contra la esencia misma de la institución militar y conducía irremediablemente a la
patria
al
caos
absoluto,
lo
que
justificaba,
desde
esta
perspectiva, que militares como Manuel Pavía (29) o Francisco Serrano, se unieran a la intentona involucionista radical que desde la Comisión permanente de las Cortes se produce el 23 de abril del 73.
281
La política templada y más pragmática de Castelar, permitirá a los
militares
saldar
cuentas
con
el
gobierno
y
satisfacer
reivindicaciones ya formuladas a Salmerón, con el que colaboran para atajar los problemas ocasionados en el territorio nacional por el frente
carlista,
cantonalista
y
anarquista
(federalismo
socialista
cuyo programa desbordaba el inspirado por Pi y Margall), así como por el conflicto cubano abierto en el exterior (30).
Buscando conflictivos,
una el
contradicciones,
mayor tercer
quizá
eficacia
para
presidente
confiado
en
frenar
estos
republicano
demostrar
a
focos
incurrirá
en
enemigos
del
los
régimen vigente entre los que se encontraban un alto porcentaje de mandos militares, que -como había sucedido en Francia con Thiers tras la represión de la Comuna de París- la República podía ser un régimen de orden (31).
Pero el recurso en situaciones graves a unos mandos militares que mostraban poco apego a la República, les sitúa en una posición de fuerza civiles
pudiendo con
colaboración.
ejercer
objeto Incluso
de
una
gran
obtener
-afirma
el
presión
sobre
contrapartidas profesor
Seco
los a
al
responsables
cambio referirse
de a
su la
polémica suscitada por las demandas en favor de la restauración de la pena de muerte para los casos de insubordinación y deserción- "hubo un plante de oficiales del Ejército que condicionaron su marcha al frente 282
carlista con la garantía de un restablecimiento total de la disciplina en las descompuestas unidades a las que habían de incorporarse" (32).
Nuevamente la sociedad civil presenciará la toma de posición del Ejército,
quien
tratando
de
neutralizar
sus
efectos
desmontará
-
mediante un golpe de fuerza que encabeza el capitán general de Madrid general Pavía- la posibilidad de un retorno al federalismo y por lo tanto, la desviación una vez más del camino de orden por el que Salmerón
primero
y
Castelar
después,
de
líderes
habían
intentado
dirigir
la
República.
La
dificultad
los
políticos
para
mantener
una
posición unida en la defensa de la República, así como su fracaso a la hora de captar el apoyo de los republicanos más radicales, dando prioridad
a
la
causa
de
una
democracia
efectiva
y
el
desarrollo
económico del país, fue utilizado como argumento por el Ejército que entendió había llegado el momento de intervenir como árbitro de la política e interprete de la voluntad nacional, a la vez que dejaba constancia de los límites aceptados en la trayectoria democrática inaugurada por el sexenio.
Muy
acertadamente,
el
profesor
situación a que se había llegado
283
Jover
Zamora
sintetiza
la
"La democracia española surgida de la Revolución de Septiembre no pudo o no acertó a crear una identificación de intereses entre
las
clases
trabajadoras
y
el
régimen
democrático
o
republicano" (33)
La
irrupción
de
los
ayudantes
de
Pavía
-capitanes
Ayuso
y
Guichot- durante la sesión parlamentaria iniciada el 2 de enero de 1874, enlazaba con la tan bien conocida tradición decimonónica, pero en
esta
ocasión
la
naturaleza
de
la
intervención
militar
ofrece
componentes distintos respecto a las anteriores y de ahí la dificultad para establecer con precisión su tipología.
Si bien es patente la solidaridad del estamento militar y su implicación como institución en el movimiento, no lo es menos que el motivo inductor -"apolítico" según lo califica Payne- (34) deriva de su particular interpretación sobre el cumplimiento del deber profesional (mantenimiento de la unidad de la patria y freno a la anarquía), sin que por ello aspire a implantar un modelo militarista en la sociedad española.
Pero habría que añadir como otro factor diferenciador, el hecho de que se produjera en el seno de un régimen constitucionalmente democrático, y ello pondrá en tela de juicio el respeto que merece a
284
los golpistas la Soberanía nacional encarnada en las Cortes, situación que nuevamente se repite en el siglo presente.
Ni esta intervención ni la que el 29 de diciembre acaudillarían los
generales
Martínez
Campos
y
Valmaseda
con
la
consiguiente
proclamación del rey Alfonso XII, sorprendieron a los principales líderes políticos, quienes -quizá confiados como lo estaba Castelar en que el golpe no se llevaría a efecto, según había convenido con el mismo Pavía- no adoptaron medidas dirigidas a desbaratar el movimiento (35).
Faltó también una enérgica y rápida decisión que neutralizara el "anunciado"
golpe
de
Sagunto,
y
en
esta
ocasión
Cánovas
-el
más
decidido partidario de la instauración monárquica alfonsina- conocía de
antemano
el
protagonistas,
entramado pero
conspiratorio
aunque
nunca
pensó
que
venían
-según
preparando
apunta
sus
Fernández
Almagro- "en prescindir de una intervención militar", la concebía "en función de un plan esencialmente civil" (36), y de ahí su malestar y temor por las consecuencias que una iniciativa militar podían tener para la consecución de la obra conciliatoria que venía proyectando. Parece lógico pensar que en esta tesitura su respuesta (el manifiesto de Sandhurst) fue un último esfuerzo por capitalizar y dar un sentido más civilista al imparable golpe militar.
285
Una vez producido, el jefe conservador Cánovas del Castillo, adopta como respuesta la condena del golpe, para después rectificar sin tardanza su posición y acabar aceptando los hechos consumados
"Yo he deseado la Restauración de otra manera -declaró- pero, ante la actitud del Ejército y la opinión unánime del país, acepto y recojo el procedimiento; no puedo oponerme a él; es mi deber; la Restauración es un hecho."(37)
Pero
con
esta
decisión,
restará
protagonismo
al
sector
más
moderado pudiendo encauzar por la vía política la reconciliación -aun con
matices-
de
las
fuerzas
distanciadas
en
el
sexenio
y
el
reencuentro entre la Corona y el Ejército.
Con la Restauración se tratará de consolidar a la vez que el régimen
político
liberal,
las
estructuras
económicas
y
sociales
fijadas por entonces tras la larga lucha contra las propias
de la
antigua sociedad estamental y absolutista.
El balance de estos años, demuestra que el sistema político de dominación sólidamente
burguesa asentado,
como con
clase un
hegemónica
funcionamiento
de
la
sociedad
político
queda
liberal
que
permite mantener en sus manos los centros decisorios, a los que no 286
escapa
el
falseamiento
de
un
sufragio
censitario
que
se
torna
legalmente más democrático en 1890.
Pero en los aspectos socioeconómicos, la burguesía deja sentir su inexperiencia y la insuficiencia de su acción, en unas estructuras económicas
que
mantienen
todavía
el
predominio
de
rasgos
preindustriales con un alto índice de población y producción agraria, censada a la altura de 1887 en torno a un 66,5% de la población activa en el sector primario, un 14,7% en la industria, y en torno al 18,8% de servicios. En las postrimerías del siglo, España no había vencido su "raquitismo" y "casi parecía petrificar sus antiguas estructuras" (38).
La marcha del sistema continúa su evolución en una línea que permite
superar
los
problemas
heredados
-la
rebelión
cubana
y
la
carlista- y sortear en mayor o menor medida los conflictos sociales del último decenio y el duro golpe de la pèrdida colonial. El régimen político nacional, centralizado, monárquico, liberal y burgués, se asienta sobre la interacción permanente entre tolerancia y control de los mecanismos de poder.
La reestructuración del estado liberal plantea la vinculación de las personalidades militares a las funciones castrenses, encauzando su actividad política dentro de la disciplina de los partidos y el turno 287
pacífico, alternativa artificial, pero civil, al pronunciamiento para los cambios políticos. Con ello se pretende dar un nuevo papel al ejército, eliminando el protagonismo alcanzado durante el siglo XIX en la vida política española
El
primer
paso
en
esta
dirección
lo
dan
las
personalidades
liberales-conservadoras a partir del 30 de diciembre de 1874, tomando una resuelta actitud para desplazar de las alturas del poder no sólo a los
militares
de
más
elevada
graduación
ocupantes
del
poder
en
diciembre del 74, sino también a los pronunciados con el general Martínez Campos en Sagunto.
Si bien es cierto, que la recompensa a los miembros castrenses alfonsinos generales
se de
hizo este
efectiva signo
con
-véase
la el
adjudicación ascenso
del
de
mismo
mando
a
los
D.Arsenio
a
teniente general, el día 31 de diciembre de 1874-, y la autorización a los jefes y oficiales apartados del servicio durante el Sexenio para solicitar el reingreso. Se añade a ello la entrega de la cartera de Guerra a generales, obteniendo la responsabilidad sobre todas las cuestiones en materia militar. La vuelta de los militares a los cuarteles, objetivo ineludible de Cánovas, llevó a la búsqueda de otras fórmulas que favorecieran este imperativo. La convergencia en la potestad legislativa de las Cortes con el Rey, recogida en el artículo 18 de la Constitución de 288
1876, es interpretada como fórmula de revitalización del Gabinete, "quien, a través de la formal figura del rey, recobraba de hecho autoridad y autonomía, desviando con la argumentación constitucional y métodos
políticos
eficaces,
la
casi
habitual
intromisión
en
la
y
al
política de los militares de alta graduación" (39). Asimismo,
las
iniciativas
para
aproximar
al
monarca
estamento militar, pretendían ligar a ambos de tal suerte que la tradición
hacia
el
pronunciamiento
posibles
desviaciones
se
republicanas
disipase o
e
radicales
incluso
evitase
del
ejército
profesional. Para ello, se hace del rey Jefe Supremo del Ejército a la vez que como rey-soldado marcha al frente del norte en una lucha por eliminar las partidas carlistas e interviene, en tiempos de paz, en las escasas maniobras que se realizan o supervisando los cuarteles. Estas demostraciones le confieren un espíritu militar del que carecían sus antecesores. Tal idea había sido proyectada por Prim quien soñaba con una "democracia coronada por un Rey soldado", aunque en aquella ocasión no surtió el efecto deseado (40). Cánovas del Castillo se obstina en materializar ese proyecto con la convicción de que el liderazgo del monarca sustituiría al de los caudillos, y los militares viendo en aquel la mejor garantía a sus intereses se pondrían a su servicio proyectándolo a la Patria. Tras la regencia de María Cristina, el nuevo rey Alfonso XIII seguirá los pasos de su padre retomando aquella idea y apadrinando al ejército
en
el
que
ve
"el apoyo más firme del orden social, el 289
cimiento
más
seguro
de
la
paz
pública,
el
defensor
de
las
instituciones" (41).
Quienes antaño ayudaran al destronamiento de la reina Isabel, afirman ahora su fidelidad a la monarquía borbónica personalizada en el hijo y nieto, respectivamente, de aquella, siendo pues una fuerza más en el contingente social que la respalda. De tal forma, que las intentonas fallidas de 1883, 1884, 1885 y 1886, inspiradas en el republicanismo, demostrarán su escasa incidencia en la mayoría de los jefes militares, inclinados hacia posiciones monárquicas, moderadas, y especialmente
interesados
en
orientar
sus
esfuerzos
a
escritos
(42)
la
mejora
profesional de la institución.
Es
significativo
la
proliferación
de
de
orden
técnico militar y su difusión a través de publicaciones que se vienen a sumar a otras ya existentes como el Memorial de ingenieros del Ejército y el Memorial de Infantería (43).
Si bien la dirección del gabinete recayó mayormente desde 1875 hasta la dictadura de Primo de Rivera en personalidades civiles, con algunas
excepciones
transitorias
como
la
presidencia
de
Jovellar
durante tres meses en el otoño de 1875, la de Martínez Campos en 1878 y 79, la de Azcárraga o la del mismo López Domínguez, esta situación no estuvo exenta de peligros y tuvo de hecho tropiezos en su camino en 290
1889,
en
especial
1895 que
(44),
en
reconocía
1906
con
la
ley
una
ampliación
de del
Jurisdicciones ámbito
-fuero
jurisdiccional
militar- y por último, con la creación de las Juntas Generales de Defensa en 1916, que señalaba la crisis por el desbordamiento de los límites establecidos en el proceso divisorio de poderes, mantenido hasta entonces en la acción política española.
El año 1889, el motivo que desencadena el incidente fue un artículo publicado en el diario El Ejército español (45) el día 15 de enero por el director del órgano, D.Antonio Pacheco, defendiendo las reformas
militares
y
alertando
a
políticos
y
militares
de
las
consecuencias si eran rechazadas. Su detención no se hizo esperar, y aún siendo un civil, fue realizada por un pelotón de soldados que pretendían sujetar este asunto a la jurisdicción militar. Se inicia pues
la
polémica
sobre
delimitación
de
prerrogativas
civiles
y
militares, logrando éstos, en aquella ocasión y con el respaldo del ministro de Justicia Canalejas, hacer prevalecer su criterio.
Antes de finalizar el siglo, el problema cubano resuelto con la renuncia española a sus últimos reductos coloniales tal y como se acuerda en París el 12 de diciembre de 1898, había activado los resortes
que
desencadenan
una
crisis
anunciada
291
política
e
ideológica
ya
"Lo que está en crisis es el Estado de la monarquía, el sistema colonial,
todo
apoyados
en
el una
sistema
canovista
monstruosa
de
partidos
falsificación
de
del
turno régimen
parlamentario por medio del caciquismo y vicios ajenos. Hay una crisis
política
evidente,
una
crisis
del
sistema
imperial-
colonial tal como los gobernantes y clases dominantes se habían empeñado en hacer prevalecer; y, consecuentemente, se produce una profunda crisis ideológica. (46)
Pero además se pone a prueba la consistencia de las relaciones entre el cuerpo civil y los militares, con acusaciones recíprocas que buscan precisar responsabilidades, a la vez que crece el sentimiento antimilitarista de un lado y se produce el repliegue de las fuerzas armadas en actitud defensiva y corporativista.
El enfrentamiento frontal no se producirá hasta 1906, en que el nacionalismo catalán hará tomar partido, en favor de la unidad de la patria, a un ejército derrotado y excluido de las empresas bélicas y por lo tanto predispuesto a "retomar el mando" de los asuntos internos (47).
El
esfuerzo
por
neutralizar
en
la
medida
de
lo
posible
la
influencia de los militares en la política, tendrá sus resultados durante un tiempo en que la política iniciada por Cánovas y apoyada 292
por el monarca Alfonso XII había logrado captar para el sistema a los más relevantes mandos militares, evitándose su participación en la dinámica de los pronunciamientos.
Este es el resultado que a primera vista se desprende de los hechos, pero no hay que menospreciar el coste de esa operación, ya que siguen constituyendo un grupo de presión al que conviene mantener satisfecho y por lo tanto no se les niega -por lo menos en la práctica y a pesar de la Real Orden de 4 de febrero de 1875 y de la circular del 20 del mismo mes- una parcela de poder político a través de la designación
real
de
los
generales
más
afamados
como
senadores
vitalicios o su elección para diputados de la Cámara baja (48).
Mientras
el
artificio
restaurador
sirve
como
barrera
de
contención a la subversión manteniendo el orden e impidiendo cualquier posible
atentado
contra
los
intereses
particulares
de
los
grupos
militares y contra los principios esenciales de la institución, el carácter civilista se impone sobre la base del compromiso tácito entre la burguesía triunfante y los generales monárquicos. Es incuestionable -apunta Seco- la impronta civilista para el período 1874 y 1906
"con
Cánovas
políticos,
no es ya la espada la que decide los cambios
sino
la
que
garantiza
293
el
libre
juego
de
éstos,
actuando al servicio de una legalidad legítimamente establecida y respaldada por el sufragio (49). Sin
embargo,
se
puede
objetar
a
esta
afirmación
que
este
civilismo no carece de fisuras, y durante estos años resurgirá la polémica para acotar un radio de acción que los militares se empeñan en ampliar (50), ya que vuelven a aparecer, al calor de hechos como los de
1889
y
1895,
las
reminiscencias
intervencionistas
tendentes
a
recabar para sí funciones propias del Estado y hacer prevalecer el "peso de las armas" ante problemas que podrían solucionarse por cauces legales dentro del ordenamiento civil.
Los
pronunciamientos
y
golpes
militares
al
viejo
estilo
se
habían frenado, pero la presencia del poder potencial de las fuerzas armadas está latente, y en su permanencia tiene gran responsabilidad los políticos civiles, que contradictoriamente hablan de supeditar las acciones
castrenses
convierten propiedad
en
a
garantes
burguesa
en
las
decisiones
del su
orden
del
interno
conjunto"-(51),
gabinete,
mientras
constituido
pues
cuando
-"sobre se
trata
les la de
subversión, no desdeñan que el ejército desempeñe un papel directo en los asuntos políticos (52). No parece descabellado deducir que tan importante prerrogativa revitalizara en el ejército un sentimiento "mesiánico" como salvadores de la Patria. El movimiento militar acaudillado por Primo de Rivera, fue una nueva constatación de la dificultad del poder civil para situar al 294
ejército
dentro
de
una
estructura
de
obediencia
a
la
autoridad
legalmente constituida.
III.2.- UNA VISION PARCIAL: OPINION DEL RESUMEN SOBRE LA PROBLEMATICA MILITAR (1885-1888).
Ya he aludido (v.primera parte) a la importancia que para este periódico
tiene
el
tratamiento
de
las
cuestiones
referentes
al
ejército, y la preferencia que muestran los que en él escriben por dar a conocer sus opiniones en materia militar y suscitar en el lector el interés por todo cuanto se vincula a la problemática específica de este
grupo
social
que
presencia
y
participa
en
importantes
acontecimientos de nuestra historia contemporánea.
La periodicidad y amplitud con que El Resumen ha realizado el seguimiento de las cuestiones militares, permite conocer su criterio sobre diferentes aspectos relativos a la institución, y a partir de él confeccionar el modelo ideal de fuerzas armadas acorde con el del grupo que apadrina este órgano de prensa. Varios son los temas que podemos enumerar: la necesidad del ejército, su estado en todas y cada 295
una de las armas que lo conforman, las funciones que le competen, las leyes y reglamentos aprobados durante estos años tendentes a paliar algunos de los defectos que adolece, el criterio a seguir según los modelos
militares
vigentes
en
Europa
y
América,
su
composición
y
organización interna, las Ordenanzas militares como presupuestos que conforman el modelo ideal del militar, las fórmulas de financiación y presupuestos
y,
colateralmente,
algunas
manifestaciones
de
insubordinación.
De
manera
preconcebida,
El
Resumen,
publica
en
su
segundo
número, un artículo con el título `La opinión pública y los asuntos militares' cuya línea argumental pretende justificar la necesidad que la sociedad de ayer y de hoy tiene del ejército aun barajando en una y otra distintos presupuesto.
Arranca búsqueda
del
de
dos conceptos -la fuerza y el derecho- y de la
equilibrio
entre
ambos
a
lo
largo
de
la
historia.
Entiende que la primera, concebida por las sociedades antiguas como "fuente y origen de todo derecho y todo poder", ha dejado actualmente de ser un fin en sí misma para convertirse en un medio, ya que "el derecho necesita aún de la fuerza para prevalecer". No basta pues, a su entender, con aspirar a la realización de "la misión providencial de
cada
pueblo",
si
no
se
ponen
objetivo. 296
los
medios
para
alcanzar
dicho
La lucha de intereses se entiende como una constante en la evolución sujetas
a
de
los
pueblos,
ambiciones
trayectoria
particulares,
a
que
induce
organizar
a
las
naciones,
preventivamente
un
ejército propio, partiendo del hecho de que la guerra está en la esencia misma de la civilización y solamente introduciendo cambios radicales
en
la
constitución
física
y
moral
del
hombre
podría
modificarse tal realidad. Hasta llegar a esa situación, una cosa queda clara desde su perspectiva: que el derecho siempre sucumbe ante la fuerza cuando no se dispone del instrumento necesario para combatirla.
No se alejan de esta formulación las palabras pronunciadas por Canalejas
con
ocasión
de
un
discurso
en
Cortes
sobre
la
debida
actuación del ejército
"...circunstancias históricas que asocian la vida de los pueblos a intereses dinásticos, crean necesariamente un estado y una situación violenta, y como toda intervención de violencia para resolverse
requiere
un
poderoso
ejército,
a
esta
condición
general de Europa y de la vida moderna no podemos ni debemos ciertamente sustraernos" (53).
Partiendo
de
esta
premisa,
salta
a
la
luz
el
carácter
preeminente del ejército -materialización de la fuerza- al que se le reconoce el papel de salvaguarda de la independencia nacional frente a 297
posibles ataques exteriores, y garante -"como elemento integrante de la
sociedad
jurídica"-,
del
cumplimiento
exacto
del
derecho
y
la
realización del ideal de cada pueblo. De esta institución -afirma El Resumen- "depende el porvenir de España".
Al desempeño de estos roles, hay que añadir como justificación del cuerpo castrense, "la confusión existente en la alta esfera de las concepciones
intelectuales,
precedente
siempre
del
choque
de
las
armas", lo que sitúa a éstas en una posición de superioridad sobre la razón.
Siendo tal la relevancia que otorga al ejército, el
periódico,
trata de captar la atención de la opinión pública hacia las cuestiones de orden militar que entiende no son patrimonio exclusivo de este grupo -para el que sólo son privativas las de carácter técnico- y hace un llamamiento para que, abandonando su total indiferencia, aquella se interese ante los poderes públicos por mejorar la situación de las fuerzas armadas
"Sí, es necesario que el espíritu público se preocupe aquí de manera activa y constante y se manifieste por modo vigoroso, cual
ocurre
en
otros
países,
ejércitos de mar y tierra" (54).
298
siempre
que
se
trate
de
los
La
problemática
del
ejército
no
debe
entenderse
como
una
cuestión política sino como un asunto nacional que está por encima de los partidos (55), y en ningún caso debe ser "credo" particular de uno de ellos. Por lo tanto, en cuanto que su organización y poderío afecta al país en su totalidad, la opinión debe levantarse e incitarles a superar el descuido y abandono en que se hallan estas fuerzas (56).
Ante
el
estado
de
los
ejércitos
denuncia
reiteradamente
la
decadencia en que están sumidos, quedando España por debajo de las naciones más atrasadas en esta materia. "No sólo -dice- hemos dejado de
ser
una
condiciones,
potencia cual
militar
otras
veces
con
arreglo
lo
fuimos,
a
nuestros
sino
que
recursos
hasta
lo
y
que
tenemos, notoriamente insuficiente, se encuentra casi inservible por falta
de
esos
elementos
indispensables
que
poseen
ya
naciones
de
segundo y tercer orden" (57). Esta apreciación es sostenida por Pedro Ruiz Dana, quien ya había señalado que nuestro ejército no merecía el nombre de tal si se le comparaba con otros europeos de la época, razón por la que recomendaba una mejor instrucción y organización, "con arreglo á los adelantos y estado de la ciencia en el día, dotándole poco á poco, y á medida que nuestros recursos lo permitan, de lo mucho que nos falta, pues de casi todo carecemos" (58).
Para el columnista del Resumen, este estado de cosas empeoraba la posición de España respecto al resto de Europa, de tal forma que ya 299
era insignificante en el concierto de naciones y cada vez parecía alejarse más de una posible acción exterior. Sin duda, los problemas de la institución castrense en el último cuarto de siglo XIX siguen siendo múltiples, y falta por encontrar algún autor que obvie mencionarlos. Para el órgano de la izquierda, las carencias que acusa este cuerpo son muchas, y afectan a todas y cada una de las armas que lo integran. A la escasez de recursos materiales, suma la insuficiente defensa del territorio, la anticuada organización de las tropas cuya movilización se realiza con total ausencia de previsión, "ya que no existe ni como concepción teórica". La
falta
de
preparación
para
la
confrontación
armada
respondería
también a ese criterio, de lo que resulta que "el estado de guerra es todavía lo imprevisto, la obra de un momento de exaltación patriótica; el delirio absurdo de una precipitación ciega y funesta" (59).
El panorama que pinta del ejército español no puede resultar más desolador, siendo tal, que no parece posible preservar nada de lo existente, y por el contrario, se requeriría un gran esfuerzo para poner en orden el caos que impera en su seno. Sirva como botón de muestra el texto siguiente:
"El
ejército
activo
consagrado
por
completo
á
ese
inútil
servicio de guarnición que hace a las tropas incapaces para las verdaderas funciones de la guerra; las reservas, sin armamento, 300
ni vestuario, ni asambleas periódicas; el soldado suspirando (entre el hastío de lo que no llega a comprender y el cansancio de las guardias) por la postrera hora de una mojiganga que es la tortura de su memoria y que no logra interesar su corazón; el oficial desalentado, eterno repetidor de una monserga enojosa de honores, saludos, nombres y consignas pueriles, sufriendo mil privaciones, esclavo de la usura, viajero perpetuo a costa de su bolsillo por el bien del servicio, mortificado a toda hora, y sin
esa
interior
satisfacción
que
es
base
fecunda
de
la
verdadera disciplina.
La
infantería
reducida
á
expresión
homeopática,
con
sus
batallones que parecen compañías y sus compañías que parecen escuadras,
verdaderos
depósitos
de
escribientes,
ordenanzas,
rebajados y asistentes. La caballería consagrada al servicio de escoltas;
(...)
;
con
hombres
que
apenas
han
aprendido
á
sostenerse en la silla y regresan a sus hogares; (...). La artillería sin baterías á caballo, é insuficiente además dada la proporción que debe existir entre ella y las demás armas. La Administración razón.
Las
militar
demás
armas
confundida sin
con
enlace
ni
un
cuerpo
de
cuenta y
relaciones mutuas...La
caballería y la artillería sólo de vista se conocen" (60).
301
Opina que es perentorio equiparar al militar español con el europeo
y
propugna
reformas
dirigidas
hacia
una
nueva
división
territorial, la modificación del servicio de armas, la recuperación del espíritu militar, y la búsqueda de compensaciones materiales y morales para los integrantes del ejército.
López
Domínguez
expone
sus
tesis
con
gran
resonancia
en
el
periódico, y de ahí que éste publique una vez más un extracto de su alocución, gobierno ejército,
con
sobre
tres los
denunciar
ideas
fundamentales:
peligros
intrínsecos
los
principales
Llamar al
la
atención
deplorable
defectos
de
que
del
estado
del
adolece
la
institución castrense, y por último, exigir premura a al hora de plantear reformas militares (61).
Sobre la primera cuestión, se pronuncia aludiendo a la tradición intervencionista del ejército y plantea una doble alternativa, o el gobierno planta cara a los problemas sociales del ejército o de lo contrario, mejor haría en disolverlo. Tales son sus palabras
"...es
mil
veces
preferible
la
disolución
del
ejército
á
mantenerlo siendo un constante peligro para la paz pública, para la libertad y para las instituciones".
302
La segunda, gira sobre los defectos que más llaman su atención, a saber, el exceso de personal en todas las clases, la exigüidad de los sueldos, y las irregularidades en los destinos.
La tercera, es de procedimiento. Opina que para superar los problemas
del
ejército
con
brevedad,
es
menester
que
las
Cortes
entiendan solamente de aquellos proyectos relativos "al estado social de los individuos del ejército, lo que afecta al presupuesto general del Estado", es decir lo que es materia de ley, pero no lo que se refiere
a
la
organización,
que
bien
puede
plantearse
mediante
decretos.
Vistas problemática
algunas del
de
las
ejército
opiniones en
que
general,
se
vierten
paso
a
sobre
analizar
la las
particularidades organizativas en cada clase militar.
III.2.1.- EL ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJERCITO.
En la raíz del problema militar ocupa un papel relevante la macrocefalia, mal endémico desde mediados del siglo XVIII que avanza
303
como plaga estructural del ejército a lo largo del siglo XIX, y cuya extinción requería una reforma drástica.
Las
sucesivas
guerras
civiles
españolas
y
la
dinámica
intervencionista de los militares en la vida política del país habían producido un aumento del número de generales, jefes y oficiales, de tal forma que se veía incrementado el presupuesto destinado al pago de sus salarios e interfería en el desarrollo normal de los escalafones, mermando los incentivos de la carrera profesional.
El defecto al que aludimos albergaba desde los primeros años de la
centuria
en
el
Estado
Mayor
General,
órgano
que
reunía
al
generalato -capitanes generales, tenientes generales, mariscales de campo
y brigadieres-,
en
un
número que las más de las veces se
duplicó. En 1828 se fijó en torno a 236 los miembros que debían integrarlo,
pero
aumentando
hasta
ya
en
ese
alcanzar
momento los
600
eran
541
en
1880,
(62), con
cifra sólo
que
irá
algunas
reducciones iniciadas a raíz de la regulación de los ascensos -el 5 de septiembre de 1853- y continuadas durante el Sexenio.
Al principio de los ochenta se creó un Cuerpo de Reserva por efecto del Real Decreto de 7 de mayo de 1879, y el 14 de mayo de 1883 entraba en vigor una ley cuya finalidad era organizar el Estado Mayor General
sancionando
la
división
anterior
304
de
ese
órgano
en
dos
secciones: la primera de "actividad", que incluía a los colocados o de cuartel y la segunda de "reserva", abierta a los oficiales generales que hubieran alcanzado la edad reglamentaria fijada en el artículo cuarto o que "por heridas recibidas en campaña, ú otras causas, se encuentren inutilizados para el servicio activo, y de aquellos que, por motivos justificados, hayan solicitado y obtenido del Gobierno su ingreso en la escala de reserva" (63). En 1883 se contabilizaban 173 generales en esa situación y 163 aparecen censados en 1885 según publica la Guía Oficial. Aunque el artículo ocho de la ley, entrañaba la revocabilidad de la reserva, es presumible que la disposición gubernativa en líneas generales tuviera sus efectos a juzgar por la reducción del número de generales en activo que pasaron de 461 en 1881 a 282 en 1889 (64). Desde mediados de siglo se venían produciendo algunos intentos para
frenar
la
acumulación
progresiva
del
generalato
con
ciertos
resultados, pero insuficientes para hacer del Estado Mayor General un órgano efectivo, y ello se debió a que los intereses creados dejaban poco margen a profundas modificaciones en un órgano que fue utilizado en las victorias de uno u otro grupo político para premiar el apoyo de determinados militares. Al despuntar la etapa restauradora y tras un rebrote inicial de la
macrocefalia,
la
mayor
estabilidad
política
y
las
iniciativas
legales adoptadas mejorarán algo la situación, pero no lo preciso,
305
razón de que se incluyera este organismo en proyectos reformistas como el de Cassola. La publicación del escalafón del Estado Mayor General que ofrece la Guía Oficial el 1 de enero de 1885, es reseñado por el periódico meses después destacando la importancia de los datos que ofrece sobre sus efectivos. El número de oficiales generales que resultan para la escala activa es de 335 distribuidos de la forma siguiente (65):
7 Capitanes Generales 55 Tenientes Generales 76 Mariscales de Campo 197 Brigadieres
La escala de reserva en esta fecha contaba con 18 Tenientes generales, 37 Mariscales de Campo, y 108 Brigadieres, a los que habría que sumar otros 9 de esta clase en situación de retiro.
Comenta
las
cifras,
de
las
que
extrae
las
siguientes
conclusiones: 1) Respecto al año anterior se aprecia una disminución de 4 tenientes generales, 7 mariscales de campo y 11 brigadieres entre los que se hallan en activo.
306
2) Revisado el escalafòn arma por arma, se observa que los oficiales generales procedentes de infantería y caballería, esto es, de las armas más numerosas, están en nuestro país en inferioridad numérica
con
respecto
a
los
procedentes
de
las
demás
armas,
y
especialmente con respecto al Cuerpo de Estado Mayor que es el que resulta más favorecido.
3)
El
factor
edad
es
importantísimo
para
explicar
las
diferencias y los perjuicios que han resultado para ciertas armas, que de seguir como van, puede decirse que quedarán excluidas de los mandos superiores de las milicias.
Para
que
resulte
más
gráfico
el
diario
publica
las
edades
correspondientes a los miembros del generalato tal y como aparecían en el
escalafón,
con
el
fin
de
demostrar
la
ventajosa
posición
de
capitanes generales y tenientes -algo menor de las otras clases- hecho que contrasta con el reducido personal del Cuerpo general en relación a otras armas y cuerpos. Así figura que el 1 de enero de 1885, en la escala activa, había 7 capitanes generales, uno de ellos, el más joven con
54
años
procedía
del
Cuerpo
de
Estado
Mayor;
55
tenientes
generales de los que 19 todavía no llegaban a los 60 años y ocho de éstos procedían de aquel cuerpo, mientras 7 eran de infantería, 2 de artillería y 2 de infantería de marina; 66 mariscales de campo de los que 16 no habían cumplido lo 55 años y su extracción correspondiente 307
era: 5 de infantería, 4 del Cuerpo Estado Mayor, 4 de artillería, 1 de ingenieros y dos de caballería. Por último, 157 brigadieres con 24 miembros nacidos desde el año 1840 en adelante que son los más jóvenes y se reparten 13 de infantería, 6 del Cuerpo de Estado Mayor, 3 de caballería y 2 de Artillería. De estos datos resulta que de los 60 oficiales generales más jóvenes que en sus distintas jerarquías forman parte del Estado Mayor General, 25 correspondían al arma de Infantería seguido por el Cuerpo de Estado Mayor con 19. Podríamos añadir aquí, en aras de una mayor objetividad, que cuantitativamente la artillería ofrece un número muy por
debajo
de
la
infantería
en
cuanto
a
tenientes
generales
y
brigadieres jóvenes, cuya menor edad podría depararles un mejor futuro profesional, pero no se nos escapa, como tampoco al comentarista, la incidencia que la macrocefalia tiene sobre una y otra arma. Muy explícito es el cuadro que presenta de los generales sin mando o de cuartel, compuesto por 76 miembros de los que 39 proceden de infantería, 10 de caballería, 11 del Estado Mayor, 13 de artillería y
3
de
ingenieros.
A
simple vista se observa que son las armas
generales las que soportan en mayor grado la situación de cuartel (66). Puesto generalato,
que se
la
guerra
explica
que
será
una
las
de
cifras
las
causas
bajen
del
abundante
paulatinamente
al
finalizar los conflictos cubano y carlista, y vuelvan nuevamente a crecer con ocasión del 98.
308
III.2.2.- LA OFICIALIDAD.
La
macrocefalia
afecta
al
resto
de
estructura
jerárquica,
contabilizándose en 1884, 27.000 jefes y oficiales en el escalafón, y 19.000 al año siguiente, según cita El Resumen. En otro lugar señala el número de oficiales en activo para el año 87, que cifra en 14.105, sin contar con los que se encuentran en la reserva (67) y los de los ejércitos de Ultramar, como expresión gráfica de la proporción que representa para una fuerza permanente, que oficialmente, fluctúa entre los 80.000 y 100.000 hombres (68).
La proporción oficiales/número de soldados que cuantifica al comienzo de este último año, es de 27 jefes, 38 capitanes, y 85 subalternos por cada 1000 soldados, es decir una media de 6 por oficial. Aprecia un gran desajuste en estas cifras, no superado ni por Italia -país que más acertadamente puede compararse- con 7 jefes, 15 capitanes y 38 subalternos por cada mil soldados lo que equivale a unos 16 miembros de tropa por oficial (69).
El pago de esa oficialidad representaba un alto coste para el Erario pues, como explicaba un articulista del periódico, "en ningún país existe una tan numerosa oficialidad como en el nuestro a sueldo 309
del Tesoro" (70), lo que no impide que aquí estuviera peor dotada. Además, añadía, el mal ha adquirido enormes proporciones por errores pasados, y no es posible extirparlo de golpe, pero aunque sí lo fuera, no sería legítimo pues dañaría los derechos de algunos, si bien sería beneficioso para la nación (71). A nadie se le escapa la nefasta incidencia que tuvo en la política de ascensos y consecuentemente sobre la macrocefalia, la peculiar historia decimonónica de nuestro país. En este sentido anota un militar de la época:
"Verdad es que del gran excedente de oficiales de todas las procedencias que hoy existe, muchos lo han sido por casualidad, como pudieron haber sido otra cosa. En prueba de ello, no hay más que recordar los anómalos ascensos que bajo este punto de vista han producido nuestros disturbios interiores y las hondas perturbaciones
que
principalmente
desde
han la
venido guerra
trabajando de
la
á
nuestro
país,
Independencia
hasta
terminada la campaña de Cuba" (72).
Efectivamente atajar el problema significaba reducir los cuadros a sus verdaderas proporciones, pero dando una salida digna a los sobrantes. No hay que olvidar que los militares profesionales veían en la
carrera
de
las
armas
un
medio
para
mejorar
su
posición
(73).
Partiendo de la situación existente se podía disponer fórmulas de retiro, pero más importante que esto era tomar medidas precautorias 310
para evitar que continuara la dinámica de crecimiento, y para ello era necesario introducir modificaciones profundas en el ascenso.
El sistema de ascensos vigente contribuía a la saturación de los escalafones y hacía posible la dualidad en los cuerpos facultativos de artillería
e
ingenieros.
Mientras
las
armas
generales
seguían
la
escala abierta que admitía el ascenso por selección (74), la escala cerrada lo restringía a una estricta antigüedad hasta el grado de coronel, brigadier o mariscal de campo, según se tratara de Artillería (75),
Estado
Mayor
o
Ingenieros.
Esta
reglamentación
favorecía
la
inflación en infantería y caballería mientras se dejaba notar una reducción
en
la
composición
de
los
cuerpos
facultativos.
Además
situaba en una posición ventajosa a los militares sujetos a la escala cerrada pues podían ser gratificados con el grado superior en las armas generales, hasta el punto de ser infantería y caballería las que tenían menos oficiales generales de su procedencia en relación con el número total que a cada una de ellas pertenecía (76).
Desde El Resumen se hace un llamamiento en favor de que se nivelen
los
ascensos,
y
no
sólo
en
lo
que
afecta
a
las
altas
jerarquías sino también a los oficiales superiores. Pone de relieve la repercusión
que
tiene
el
ascenso
para
algunos
jefes
y
oficiales
quiénes, por el hecho de ascender, quedan durante el primer mes en situación de reemplazo con menor salario, lo que también debería -a 311
juicio del periódico- corregirse en aras de una mayor equidad. Opina que esta situación se produce con el fin de economizar y, después de abogar por el cumplimiento de las Ordenanzas en el sentido de que "todo ascendido tiene derecho no ya a la vacante del empleo, sino al destino de aquel" pide que no se supedite al interés del Erario el derecho individual (77).
En relación con el origen y las consecuencias del reemplazo para oficiales y jefes, Juan de Dios de Córdoba, califica como "deplorable" esta situación, provocada -a su entender- por el excedente de estas clases
que
habría
nacido
al
calor
de
las
guerras
civiles
en
la
Península y Cuba, y particularmente, por las gracias concedidas al ejército en 1843, 1854 y 1868. Señala que, entonces, la mayor parte de los ascendidos estuvieron muchos años bajo la estrechez y la miseria hasta ser colocados, e incluso murieron en ella. Los perjuicios que ocasiona se nos presentan desde la posición crítica del autor ante una realidad pocas veces denunciada. Según asegura "una inmensa mayoría" de
oficiales
jóvenes,
solicitaban
por
razones
de
conveniencia
particular , el pase a la situación de reemplazo demostrando con ello muy
poca
"afición
al
servicio".
El
resultado
para
el
buen
funcionamiento del ejército -dice- es funesto, ya que "pierden en los pueblos los hábitos militares y se anulan para volver á ser útiles en el servicio, pues muy jóvenes aún, suelen cargarse de familia, se
312
envician y contraen deudas que los degradan, é imposibilita que sean buenos oficiales.." (78).
Sin duda eran infantería y caballería, las más afectadas por este exceso de oficialidad lo que impedía otorgar puestos de mando a todos ellos, quedando el sobrante en situación de reemplazo. A raíz de los
planes
director
reformistas
general
de
del
ministro
Infantería,
D.
de
Guerra,
Sr.Quesada,
Fernando
Primo
de
y
del
Rivera,
destinados a dar mayor movilidad a este arma, El Resumen, publica el escalafón con relación a los jefes y oficiales en activo existentes el 1 de enero de 1885. Fija su atención sobre la fecha de nacimiento de cada
uno
de
los
miembros,
y tras un análisis de la relación de
oficiales más viejos del arma -5 coroneles que nacieron en 1823 y un teniente
que
nació
en
1824-
apunta
la
incongruencia
que
supone
comprobar que mientras algunos han alcanzado la edad del retiro o de la reserva -un teniente con 60 años por ejemplo (79)- sin haber pasado a alguna de esas situaciones, existan 230 alféreces, por lo menos, de más
de
cuarenta
regimiento",
y
años
que
alrededor
de
"deben 340
despedirse
capitanes,
del
191
mando
tenientes
de
un
y
101
comandantes, que han superado los 54 años, sin poder aspirar ya al empleo de coronel "por la sola circunstancia de su edad". Lo peor del caso
-afirma-
es
que
"salvo
algunos
de
esos
comandantes
llegarán esos 862 oficiales a tenientes coroneles" (80).
313
tampoco
Siendo responsable del ramo, Arsenio Martínez Campos, se planteó la creación de la escala de reserva de Infantería, en la que podían ingresar voluntaria pero irreversiblemente los jefes y oficiales del arma, que hubieran alcanzado cierta edad o alegasen "motivos de salud, heridas recibidas en campaña u otra causa digna de consideración que les impida prestar servicio activo" (81).
Al asumir López Domínguez la cartera de guerra en octubre de 1883, continúa la elaboración de esta reforma que se publica al finalizar ese año, y sobre la que el ministerio conservador de Quesada planteará algunas
modificaciones,
mal
acogidas
por
el
periódico,
quien
interpreta que la iniciativa del ministro responde al "apasionado propósito de no dejar subsistente nada de lo que hizo el General López Domínguez" (82).
La Correspondencia militar, en su número del 2 de abril de 1885, adelanta que, en breve, se solicitaría autorización a las Cortes para plantear una reforma en la escala de reserva de infantería (83), y esboza algunos aspectos de ella: - la obligatoriedad del pase a la citada escala de reserva. - ingreso a ella para los coroneles sería a los sesenta años, y los jefes y oficiales, cuatro años antes de la fecha marcada para el retiro forzoso.
314
- las zonas se denominarán regimientos, con un núcleo de jefes y oficiales
de
la
escala
activa
que
disfrutarán
todo
su
sueldo
y
desempeñarán los cargos de detalle, habilitados, ayudantes, etc.., con objeto de que los oficiales de la escala de reserva permanezcan en los puntos que elijan; presumiblemente dentro del distrito y no de la zona como hasta ahora. - los batallones de reserva como los de depósito se constituirán con personal de las escalas de reserva.
En la presentación del proyecto a las Cortes, su mentor, el general Quesada, hizo una defensa vigorosa afirmando la importancia de sus
disposiciones
por
cuanto
las
reforma
era
una
de
las
más
beneficiosas llevadas a cabo en el ejército. No piensa de igual manera El Resumen quien lo califica de "ininteligible" y critica que la inclusión de jefes y oficiales en esa situación se haga "contra la voluntad" de los afectados. Además -añade- casi todos sus artículos contienen
prescripciones
orientadas
a
determinar
cuándo
han
de
ingresar, sin que exista ningún artículo en que se ofrezcan garantías a los que pasen voluntariamente, "antes bien se merman, desconocen y hasta se suprimen algunas de las que concedía el real decreto de 13 de diciembre de 1883..".
A su entender, "el proyecto está predestinado a no servir más que para enviar forzosos a la escala de reserva, cuando su principal 315
objetivo debió ser el de procurarle gran número de voluntarios", lo que no ocurre, y muy por el contrario, "se ha notado una disminución en el número de aspirantes a ella, desde el momento en que, contra el espíritu y hasta el texto del decreto de 1883, comenzó a coartarse las ventajas concedidas en él a los oficiales". Propone como única manera de obtener resultados acordes con la filosofía que inspiró aquella ley "facilitar las condiciones de vida de los jefes y oficiales que a ella pertenecen, conciliando esa facilidad con las exigencias verdaderas del servicio" (84).
Entre
estas
mejoras
defiende
una
mayor
flexibilidad
en
el
sentido de admitir que los jefes y oficiales de esta escala puedan residir allí donde consideren conveniente, en el distrito respectivo, sin que deban acudir a la capital de la zona para pasar revista, lo que les resulta gravoso. Cuestiona la obligación que tienen de estar constantemente ocupados, so pretexto "de academias, deberes religiosos u otros parecidos, (...) en actos de un servicio que para nada sirve".
Augura poco futuro para la escala de reserva y menos para la realización de los propósitos que el proyecto pretende alcanzar
"Ni la escala activa se desahogará, como dice el Sr.Ministro de Guerra, ni se habrá resuelto el importante problema de amortizar en aquella el excedente". 316
Especialmente criticado fue el apartado tercero del artículo sexto, previniendo el ingreso forzoso en la escala de reserva de los jefes y oficiales "propuestos por los generales comisionados para pasar revistas de inspección, como resultado de estas" (85). Teme que su aprobación permita incurrir en arbitrariedades tales como enviar a la reserva a aquellos militares menos afines ideológicamente, ya que el inspector de turno "puede ser muy bien un hombre de partido, influido por las pasiones sectarias, y creyendo en conciencia que cumple así con altos deberes, lance a la escala de reserva a oficiales y jefes con quienes no podría hacerse otro tanto por medio de los expedientes prevenidos, aun no siendo esta grande garantía".
Afirma no comprender el sentido de este epígrafe, habiendo un primer artículo, casi idéntico en su contenido al del apartado tercero del artículo 3 del Real Decreto fechado en 1883, que dispone el ingreso forzoso en la escala de reserva de quienes "como resultado de las clasificaciones reglamentarias y previo el oportuno expediente en que deberán ser oídos sean postergados dos años consecutivos, o no resulten aptos para el servicio peculiar del arma" (86).
Si los ineptos deben sufrir postergación por los reglamentos, y al cabo de dos años -según el artículo primero-ingresar en esta escala previo expediente, e igualmente quedan sujetos a este procedimiento 317
los que no tienen una conducta deseable, se pregunta -El Resumen- si debe
equipararse
la
situación
de
ambos
y
convertir
la
escala
de
reserva en asilo de beneficencia donde alojar a los militar indignos de vestir el uniforme, o por el contrario aplicarles sin más el procedimiento previsto para su expulsión, evitando que el pase a la reserva pueda aparecer como una arbitrariedad de los inspectores de revista.
Mientras
La
Correspondencia
Militar
y
La
Gaceta
Universal,
avalan -en cierto sentido- la opinión del órgano de la izquierda liberal respecto al apartado tercero (87), El Correo Militar demuestra su afinidad con la política del ministro Quesada, y trata de restar importancia al polémico párrafo diciendo que no debe inspirar ningún género
de
alarma
la
facultad
concedida
por
aquel
artículo
a
los
inspectores en revista para proponer el pase a la referida escala de los
jefes
y
oficiales
que
juzguen
convenientemente,
porque
"el
ministro tendrá sin duda -dice el colega- el perfecto derecho de acordar en su vista, lo que mejor proceda. Y esta es una garantía. Al menos
con
ciertos
ministros".
El
Resumen,
respondiendo
a
esta
interpretación, matiza que no es tal la garantía si depende de la "genialidad y temperamento de estos ministros" (88).
No se llega a aprobar esta reforma cuyo proyecto será retirado del
Senado
por
el
propio
ministro 318
quien
se
retracta,
según
el
periódico, presionado por cierta prensa profesional (89), como el mismo Correo Militar, quien a pesar de ser "admirador" del Sr. Quesada, es hostil al pase forzoso por el perjuicio que causaría a los veteranos. Diferente criterio muestra El Imparcial, pues a su juicio resulta totalmente
conveniente.
Por
su
parte,
El
Resumen,
que
ya
había
adelantado ciertos rumores oficiosos sobre la suspensión del proyecto incluso antes de ser conocido (90), aplaudirá esta decisión recordando que fue precisamente el Sr.Quesada el que más censuró disposiciones análogas cuando se plantearon en 1882, y reitera su oposición al pase forzoso por razón de edad.
No obstante, se dará un nuevo paso en esta dirección y el 8 de agosto de 1886, se publica en la Gaceta, una ley rubricada el día 6 por el ministro liberal de la Guerra, Joaquín Jovellar, "organizando de nuevo la escala de reserva del arma de infantería, y estableciendo una
gratuita
para
cubrir
las
vacantes
que
resulten
después
de
extinguidas las excedencias de las escalas activa y de reserva, de infantería y caballería" (91).
Por esta ley se ampliaba el número de jefes y oficiales de dicha escala tanto como se necesitara para facilitar el ingreso en ella del sobrante acumulado en las plantillas de la activa, siempre y cuando los nuevos integrantes contaran con seis años mínimo de servicio, con
319
excepción hecha de los que solicitaran voluntariamente su ingreso por motivos de salud o lesiones calificados de "preferentes".
El tercero
polémico del
tema
proyecto
de que
los
expedientes
presentó
tratado
Quesada,
en
queda
el
epígrafe
solventado
reconocerse como potestad del gobierno la decisión de ordenar
al el
ingreso obligatorio de jefes y oficiales "que hayan desmerecido en su aplicación y celo por el servicio militar, comprobando estos extremos por medio de expediente, en que deberán ser oídos los interesados, y siempre que conserven la aptitud necesaria para el ejercicio del mando en sus respectivos empleos". Pero de ninguna manera se franqueaba la escala de reserva a aquellos "que hubieran desmerecido en su conducta y buena reputación".
Se prevén unos plazos para solicitar la prórroga del retiro, a razón de dos meses para aquellos que residieran en la Península e islas adyacentes, y cuatro o seis para los de Cuba y Puerto Rico o Asia respectivamente; y se flexibiliza la residencia, de tal forma que a excepción de los coroneles jefes de zona, el resto de la escala de reserva podría residir allí donde más les conviniera. En cuanto al grado
de
movilidad
que
esta
situación
de
reserva
permitía,
se
prescribe que sus miembros continúen conservando la antigüedad de los grados y empleos con que pasaran a ella, y el ascenso "para cubrir la
320
cuarta parte de las bajas definitivas" se produciría siguiendo el criterio de la antigüedad.
Por
esta
ley
se
establece,
bajo
los
mismos
supuestos
y
condiciones, la escala de reserva para la caballería.
Cuando todavía era un mero proyecto abierto a su discusión en las Cortes, El Resumen expresaba su temor porque -aún siendo bueno en esencia- algunos de los artículos podrían repercutir negativamente en el arma de infantería dada "la irreflexión y torpeza con que se habían introducido" (92).
Concretamente se refiere al artículo dos, trece y cinco. Sobre la edad requerida para acceder a la reserva según apunta el artículo dos
en
el
párrafo
segundo,
considera
innecesario
que
siendo
conveniente desahogar la escala activa se pongan restricciones. No está de acuerdo tampoco con el contenido del artículo trece redactado en éstos términos:
"Los coroneles de la escala de reserva sólo podrán ascender por méritos de guerra debiendo ingresar en tal caso en la de la misma denominación del Estado Mayor General. Los coroneles que pasaron à la primera de dichas escalas con el derecho al ascenso
321
que estableció el Real Decreto de 14 de diciembre de 1883, podrán volver á la escala activa si lo desean.." (93)
No se explica el periódico, cómo dejan la puerta abierta a los miembros de esta clase para retornar a su antigua situación activa, ya que tal disposición sienta -desde su punto de vista- un "funestísimo precedente" siendo probable que "la revisión que hoy se pide para los coroneles, pueda ser mañana invocada para las demás clases". Pide que se retire dicho artículo, pues no contribuye en nada a organizar el ejército, y más bien parece, por el contrario, que únicamente trata de satisfacer a algunas personas en particular (94).
De la recopilación de datos presentados un año después sobre el mismo arma resultan las cifras siguientes: en el año 1885, había 203 coroneles, 398 tenientes coroneles, 906 comandantes, 2.412 capitanes, 2.919 tenientes y 2.695 alféreces. Total: 9.533 oficiales ; el año 1886
se
verifica
la
disminución
del
número
total
que
suma
9.424
oficiales integrado por los 193 coroneles, 850 comandantes, 2.368 capitanes, 2.681 alféreces, 399 tenientes coroneles y 2.933 tenientes (95). Se observa que los dos últimos empleos han aumentado sus miembros respecto al año anterior, mientras que en el resto se han reducido (96).
Además
es
evidente
que
la
oficialidad
sobrecargada frente al grupo de los jefes.
322
resulta
especialmente
Durante
el
último
año
1885,
los
cambios
producidos
en
el
escalafón por ascenso de jefes y oficiales de la citada arma giraron en torno a los 697 según la siguiente distribución:
tenientes coroneles a coroneles......25 comandantes a tenientes coroneles....68 capitanes a comandantes.............101 tenientes a capitanes...............151 alférez a teniente..................185 soldados alumnos y sargentos primeros a alféreces.....167.
De las cifras expuestas se puede sacar la conclusión, siempre en términos relativos, de una mayor movilidad en la base del escalafón, toda vez que sobre el papel podría pensarse en la necesidad de un mayor número de capitanes, tenientes, y alféreces empleados en el mando de tropa al existir más compañías que batallones o regimientos y por lo tanto más posibilidades de ascenso para ellos, situación que tiende a disminuir según se avanza en el organigrama. Sin embargo esta relación que parecería lógica, no se corresponde con la realidad ya que en estas clases la proporción mandos-hombres era más desigual inclinándose en favor de los primeros. De esta manera la oficialidad, al no tener tropas que instruir ni mandar se veía inmersa en una vida vegetativa en las guarniciones
323
Para
acceder
de
un
empleo
al
inmediatamente
superior
en
el
escalafón, el demandante debía demostrar ciertos años de antigüedad según establecía la ley. Entendiendo que el periodo estipulado para generales
y
jefes
era
superior
al
exigido
en
las
escalillas
inferiores, no sorprende que a primera vista las mayores antigüedades dentro de infantería correspondan a los coroneles y la menor a los tenientes. El cuadro que transcribe el periódico es como sigue:
coroneles con antigüedad fechada el 8 de octubre de 1869 tenientes coroneles ....idem.......29 de octubre de 1872 comandantes.............idem......2 de noviembre de 1872 capitanes...............idem.....31 de diciembre de 1871 tenientes...............idem.........7 de agosto de 1874
Teniendo en cuenta que el número de años exigidos a capitanes y tenientes era menor que al resto, y por consiguiente la proporción de años pasados en el mismo empleo, mayor, tenemos un dato más para afirmar la dificultad de éstos para el ascenso.
La promoción profesional en este arma resultaba más difícil que en los cuerpos facultativos, no sólo por las razones anteriormente aludidas en relación con la saturación de las escalas, sino además, como apunta Fernández Bastarreche, porque existían otros factores, la
324
procedencia social y la forma de ingreso, muy relacionados con la evolución profesional
97
.
Aunque las pruebas de nobleza para el ingreso en el Ejército y la Marina fueron suprimidas definitivamente con los Reales decretos de 21 y 28 de septiembre de 1836, sancionando así los cambios que, desde el
conflicto
composición
franco-español social
del
de
1808,
ejército,
la
se
venían
evolución
observando hacia
la
en
la
sociedad
burguesa planteó nuevas diferenciaciones en lo que a la oficialidad se refiere acorde con la división clasista determinada por la riqueza.
Desde ese momento, en teoría cualquiera que lo desease podría entregarse a la carrera de las armas accediendo bien como cadete, sin sujeción a pruebas de nobleza, o bien desde la clase de tropa. Pero en la práctica se impone un criterio socioeconómico de tal modo que los integrantes de las clases bajas interesados en la profesión militar se ven abocados generalmente a entrar en sus filas por la puerta chica, es decir desde el servicio de tropa. Al renunciar a los centros de instrucción militar se liberan de un coste al que no pueden hacer frente (98), pero como contrapartida su preparación resulta mucho más deficiente, y ello unido a que su ingreso en el ejército mediante las quintas se retardaba respecto al de los cadetes -que además salían como alféreces-, deriva hacia una mayor dificultad para acceder a
325
determinados empleos del escalafón no superando en la mayoría de los casos el de comandante.
Pues
bien,
volviendo
al
análisis
particular
del
arma
de
Infantería y a la vista de los datos que aporta el estudio realizado por el historiador últimamente citado, podemos afirmar que el número de personas reclutadas entre el pueblo llano era superior en este arma que en los cuerpos especiales, y por lo tanto se verán sujetos a los perjuicios que sus propias circunstancias personales les ocasionan.
La propuesta que se ofrece desde el periódico para paliar la macrocefalia contribuyendo a la reorganización racional del ejército, discurre en la línea iniciada por López Domínguez tendente a reducir el personal de las escalas activas. Además proposiciones particulares no faltan y este órgano se hace eco de ellas. Así un coronel del Regimiento
número
número
soldados,
de
61
aboga
por
simplificar
soluciones la
tales
contabilidad
como de
aumentar los
el
cuerpos,
mejorar los uniformes, propiciar el ingreso de los quintos en un sólo día, y desterrar la actual escuela por insuficiente. En resumen -dirá"levantar el espíritu del arma elevándola a la altura a que debe estar por su importancia" (99).
Tras conocer el 1 de enero del año 87 el número de miembros del arma de infantería y caballería que sumaban 7.688 oficiales la primera 326
y 1.699 la segunda (100), se publicaba en la Gaceta la Ley de 10 de enero de 1887, concediendo el retiro de todos los jefes y oficiales de la escala activa de todas las armas e institutos del ejército y sus asimilados, que lo solicitaran voluntariamente y dentro de un plazo de seis
meses
en
la
Península
e
islas
adyacentes,
y
ocho
en
las
provincias de Ultramar.
Con ánimo de que resultara atrayente se plantearon cláusulas bastante provechosas prescribiendo que los que estuvieran dispuestos a acogerse a ella obtendrían el sueldo de retiro asignado a tiempo servido y empleo de que estuvieran en posesión, aunque no tuvieran los dos
años
de
efectividad
en
el
último
empleo
como
prescribía
el
artículo primero de la ley de 2 de julio de 1865 para obtenerlo. Además, este beneficio se aplicaría también a las pensiones, y para los
jefes
u
oficiales
que
no
pudieran
demostrar
los
veinte
años
reglamentarios de servicios pero sí doce, se concedería el sueldo mínimo de retiro.
El sistema seguido para la entrega de abonos estaba también previsto tanto para la Península como Ultramar, así "como el aumento de diez céntimos á los que con treinta y cinco ó más años de servicio hayan cumplido de antigüedad en sus empleos, doce años los jefes, diez los
capitanes
y
ocho
los
oficiales
subalternos,
contando
de
efectividad la mitad por lo menos de este tiempo en sus respectivas 327
clases". Por último, desde la clase de alférez a teniente coronel y siempre que contaran con diez años de efectividad en el empleo actual, obtendrían el sueldo de retiro del empleo inmediatamente superior.
Estas son las cláusulas planteadas por lo que se refiere a emolumentos, pero se preveía también que los retirados según esta ley, quedaran satisfechos en el orden profesional y social. Con este fin el artículo tercero concedía el grado de coronel en los institutos del ejército a los tenientes coroneles y comandantes, y a los capitanes y oficiales subalternos el inmediatamente superior
101
.
Dicha ley estaba en línea con la política seguida en los últimos años, y desde la perspectiva del periódico era la más "plausible", y el "único arbitrio eficaz" para acometer la reforma. Expresaba su aprobación pero con reparos, pues si por un lado recogía las ventajas que reclamaba la opinión militar, por otro excluía de sus beneficios a la escala de reserva y esto es algo -dice- de lo que más tarde habrá que arrepentirse. Aún así entiende que es positiva (102).
Efectivamente, sólo los coroneles de la escala de reserva que tuvieran mando de zonas militares podían acogerse a lo prescrito en esta ley, "por ser los únicos que, según la ley orgánica de aquella, no gozan de libertad de residencia".
328
Pasado el tiempo, demostrará la validez de su juicio sobre la ley de retiros comparando el número de oficiales de infantería y caballería que estaban en la escala activa en 1887 y 1888. El primer año cifra en 8.263 la oficialidad de infantería y en 1.852 la de caballería, evidenciándose una disminución al año siguiente en ambas armas, que pasan a tener 7.240 y 1.634
oficiales respectivamente. A
tenor de estas cifras, el comentarista, plantea las consecuencias de la ley sobre los escalafones destacando su mayor incidencia en la escala activa "de no haberse cerrado el paso a la reserva" (103).
Cuando Cassola presente sus proyectos reformistas, el periódico mostrará confianza
su de
incredulidad que
las
ante
medidas
el del
entusiasmo ministro
de
los
abrirían
que un
-en
la
camino
de
esperanza para la oficialidad de las armas generales- auguraban un buen porvenir y el ascenso a coronel o teniente coronel por lo menos
"Prescindiendo de la intención con que á manera de cebo, se lanzan tales especies, no ha podido por menos de extrañarnos la anterior
afirmación,
inferiores
los
toda
empleos
vez que
que en
no casi
son
estos,
todos
los
sino
algo
ejércitos
extranjeros señalan el máximum á que suelen llegar la mayoría de sus oficiales.
329
Así, pues, desearíamos que los bien enterados nos explicasen cómo va á realizarse el milagro,...(104)".
El Resumen, considera que es la abundancia de oficialidad el factor determinante de la crisis que atraviesa dicho grupo en el ejército español y pone de relieve los problemas que derivan de tal situación destacando sus bajos salarios, que le hacen vivir en "un estado rayano a la miseria", y más por cuanto que "son muchísimos los oficiales que perciben sólo los cuatro quintos ó el medio sueldo de reemplazo".
Al
comenzar
el
año
87,
no
cobraban
sus
emolumentos
completos más que unos 10.700 jefes y oficiales. De ahí que "se desencadene
la
codicia
por
medrar,
de
forma
desorbitada
y
hasta
perniciosa, pero es precisamente el exceso de la oficialidad lo que impide
el
movimiento
regular
de
las
escalas"
(105).
Asombra
al
comentarista que en estas condiciones todavía quede en algunos de ellos el espíritu militar.
El ejército español al ser mayor de lo que el Estado podía sostener se había visto inmerso en una creciente depauperación, con merma
de
sus
salarios,
bajo
nivel
de
instrucción
y
precarias
infraestructuras cuartelarias y armamentísticas.
Las retribuciones de los militares, como parte del funcionariado estatal,
presentaban
un
doble
defecto: 330
la
demora
en
el
pago
-
especialmente significativa durante la primera parte de la centuria y con graves consecuencias por lo que al intervencionismo militar se refiere- y la merma de los ingresos en relación con la situación profesional de los perceptores, con mando o de reemplazo. Aunque la caída de precios hasta los años cincuenta había permitido mantener el poder adquisitivo de este grupo, la dinámica alcista de la segunda mitad
redujo
su
capacidad
económica
sin
que
se
aumentaran
prácticamente las cantidades percibidas (106).
Hasta las reformas de 1864 y 1867 promovidas por Narváez, era las armas generales, infantería sobre todo y caballería, las peor retribuidas, pero con estas iniciativas se trató de uniformizar los sueldos de
todas
las
armas
y cuerpos a fin de reducir gastos y
suprimir desigualdades. Las medidas introducidas tendentes a la baja equipararon en gran medida los salarios con los percibidos en el arma de Infantería, motivando protestas entre las filas de los cuerpos especiales disconformes con que "lo mismo se le retribuya a uno, que será muy buen oficial de filas, pero para serlo le ha bastado una facilísima carrera con cortos desembolsos, ya la haya seguido en el colegio o en un cuerpo, si acaso no le ha venido de jauja, que a otro que ha tenido que seguir una erizada de dificultades, y cuyas pruebas resisten pocos; que lo mismo se vea recompensado el que tan sólo puede servir a su patria como militar, que el que puede y la sirve como militar y como hombre de ciencia" (107) 331
Cotejando una tabla de sueldos publicada por el periódico para el año 86, y la que aporta Fernández Bastarreche para el año 88, se puede
corroborar
como
tónica
general
la
ausencia
de
mejoras
retributivas en la oficialidad del arma de infantería tomada como referencia, con la única salvedad de los brigadieres. Según estos datos, un Capitán general cobraba 30.000 pesetas/año en sendas fechas; un Teniente general, 22.500 ptas./año; un Brigadier, 9.000 ptas en 1886
y
9.999
en
1888;
un
Coronel,
6.900
ptas./año;
un
Teniente
coronel, 5.400 pesetas; un Comandante, 4.800 pesetas; un Capitán, 3.000; un Teniente, 2.250 y un Alférez, 1.950 pesetas al año (108).
El Resumen, denuncia las estrecheces que padecen los oficiales españoles
en
general
y
compara
sus
sueldos
del
año
86
con
los
percibidos por los integrantes del ejército prusiano, no sin antes advertir
que
se
incluyen
constituyen
el
sueldo
propiamente
dicho,
de
en
"una
los
indemnización
sola
oficiales de
partida
las
alemanes,
alojamiento
y
o su
diversas sea:
que
sueldo
suplemento",
excluyendo asimismo "las crecidas gratificaciones de mando que les están asignadas". El cuadro que presenta es el siguiente: EJERCITO ALEMAN.General en jefe......37.940 pesetas General de división..25.312 pesetas General de brigada...16.590 pesetas Jefe de regimiento...13.162 pesetas 332
Jefe de batallón..... 9.380 pesetas Cptán.primera clase.. 6.975 pesetas Cptán.segunda clase.. 5.175 pesetas Primer Teniente...... 2.550 pesetas Segundo Tte.......... 2.325 pesetas
EJERCITO ESPAÑOL.Capitán general......30.000 pesetas Teniente general.....22.500 pesetas Brigadier............ 9.000 pesetas Coronel.............. 6.900 pesetas Teniente Coronel..... 5.400 pesetas Comandante........... 4.800 pesetas Capitán.............. 3.000 pesetas Teniente............. 2.250 pesetas Alférez.............. 1.950 pesetas En
términos
absolutos
la
oficialidad
de
aquel
ejército está
mejor retribuida que ésta notándose las mayores diferencias en las cifras
correspondientes
a
los
capitanes
generales,
brigadieres
y
coroneles, es decir generales y jefes, y muy poco apreciables en los sueldos
de
relativos,
tenientes habría
que
y
alféreces. confirmar
Pero esta
si
pensamos
superioridad
en
términos
estableciendo
magnitudes comparativas, y en este caso utilizando como referencia el precio
del
trigo
vigente
en
dicha 333
fecha,
se
confirma
la
mayor
incidencia del coste de este producto básico sobre los salarios de los militares españoles, que pagarían el kilo de trigo a 85,83 mientras que en Alemania, estaba en torno a 69,47 pesetas. Diferencia que se mantiene aproximadamente igual en esta década con la excepción del año 1889 (109).
En otro momento señala el contraste entre ambas oficialidades afirmando que "no puede ser más duro" pues mientras aquella se ve rodeada de consideración, prestigio, respeto y total satisfacción de todas sus necesidades, en la española, la indiferencia, el desaliento, la estrechez y la penuria se unen al "menosprecio del país y la indolencia de los gobernantes". Concluye diciendo que en "Alemania; el uniforme honra al individuo; en España, el militar trata de exhibir su carácter lo menos posible".
Si las condiciones materiales podían incidir en la falta de satisfacción
de
la
clase
militar,
no
es
menos
cierto
que
el
distanciamiento de los militares en el conjunto social actúa como agravante
(110),
y
desde
la
perspectiva
del
Resumen
esta realidad
condiciona la pérdida progresiva de su espíritu militar. Acusa la falta de disciplina, constancia y solidez entre los miembros de la clase militar, responsabilizando a las autoridades competentes y al país en general
334
"Se equivocan lo que creen que el espíritu militar es causa y no efecto. El ejército que carece de él, no es responsable de la ausencia de aquellas preciosas cualidades, sino hasta cierto punto.
El
principal
responsable
lo
es...el
país.
En
la
consideración pública que manifiesta hacia sus defensores, ahí, y sólo ahí es donde principalmente hay que buscar el origen del espíritu militar" (111).
El comentarista interpreta que en tanto el militar actúa por "amor a la patria" y por "convencimiento de que su cumplimiento del deber, elegido libremente, se hace merecedor de la gratitud de sus conciudadanos",
quedaría
defraudado
si
sólo
se
le
recompensase
materialmente, esperando recibir el aprecio, el respeto, las honras y preeminencias que siempre se le concedieron. Por esta razón, cree necesario eliminar la indiferencia que se observa hacia las fuerzas armadas y estrechar los lazos de la estima.
En otro lugar, se hace eco del desarraigo en que a su juicio se encuentra la oficialidad del ejército, y después de abogar por unas reformas que deberían haberse hecho ya hace tiempo -diez años por lo menos-, un colaborador del periódico reitera la falta de integración de los oficiales en la sociedad a pesar -dice- "de ser un miembro influyente", y acusa la pérdida de conexión con la familia y con el
335
espacio circundante, dada su movilización en continuos cambios de destino.
Ofrece calidad
de
solucionar vida
de
este esos
problema
pensando
oficiales,
que
más en
en
aumentar la
pequeñas
mejoras
retributivas, frenando la trashumancia de los mandos y guarniciones y evitando con ello "el terror de los padres que tienen hijas casaderas" (112).
Para el firmante de una carta escrita desde Berlín y publicada por el diario, la gratitud de la patria debe expresarse premiando el sacrificio de los que a ella dedican su vida, y favoreciendo el espíritu militar que si alguna vez tuvieron, han perdido, sin que "nada se haga para que nazca o resucite" (113).
Aludiendo a la victoria prusiana frente al ejército imperial francés y el consecuente engrandecimiento territorial, comercial e industrial de aquel país, el periódico pone de relieve la incapacidad de las fuerzas armadas nacionales para emular victorias militares de tal envergadura y opina sobre otros peligros que se derivan de esta situación
"Con un ejército mezquino como el nuestro, con una oficialidad á quien se niega todo privilegio, que vive en la miseria, á quien 336
se
escatima
todo
medio
de
bienestar
y
de
decoro,
sólo
son
posibles la ruina, el descrédito, el pronunciamiento, las luchas interiores, la paralización del comercio y la anulación de la industria" (114).
En líneas generales la situación de los militares dentro del entramado
social
descrita
no
parece
alejarse
de
la
realidad
circundante, pero cabría preguntarse por otros motivos relativos a la idiosincrasia militar no reseñados entonces por el periódico, y sin embargo hoy analizados por los especialistas, que tienden a destacar el carácter elitista y aristocratizante de la oficialidad militar como una de las causas rupturistas del binomio ejército-sociedad.
El
profesor
Cardona,
si
bien
reconoce
que
la
problemática
militar interesaba bien poco a quienes no integraban los círculos castrenses, efecto
del
señala
asimismo
el
autorreclutamiento-
espíritu y
los
de
cuerpo
mecanismos
dominante de
-por
autodefensa
utilizados por este grupo social "frustrado profesional y socialmente, cuyos únicos recursos residían en el corporativismo, el aislamiento aristocratizado de sus casinos y cuartos de banderas, el desprecio a los
paisanos,
la
defensa
intolerante
ante
parafernalia de ceremonias y uniformes" (115).
337
las
críticas,
la
Palabras muy gráficas que añaden una interpretación más a la supuesta segregación en que se encuentran los militares, cuestionando el carácter victimal que dicho diario pretende dar. Por otra parte, sería un error pensar en el ejército y la marina como una institución monolítica, pues nada más lejos de la realidad, ya que en el seno de ella había "clases" y a menudo se planteaban rencillas, envidias y antagonismos. El periódico reformista se explaya en sendos artículos describiendo la heterogeneidad del ejército y sus individuos, con comentarios puntuales sobre las "distintas especies" existentes en él (116). Confirma la existencia de castas dentro del ejército, y hace una clasificación según los méritos y la labor de cada grupo. La llamada "aristocracia militar de talento", encabeza la pirámide institucional, y sus miembros son "lo más selecto cultural e intelectualmente" por lo que son el elemento más reputado dentro y fuera del país de tal forma que "sirven de lazo de comunicación entre los ejércitos del mundo". Opina el periódico que este grupo ejerce un monopolio incuestionable porque "es de orden natural". Excluido este significado grupo, muy distinto son las castas que se
organizan
entre
la
masa
general
analizando
aisladamente
a
sus
individuos. En este caso, introduce una tipología diferenciando entre los "desheredados" o "plebeyos" y los "privilegiados" o "señoritos", divididos éstos últimos en tres clases:
338
La primera, totalmente inútil, integrada por ayudantes de los ministros, capitanes generales, generales en jefe o de cuerpos del ejército, mariscales de campo y miembros del Estado Mayor, que no pisan la guerra pero sí se aprovechan de ella para los ascensos. Son calificados
de
finos
y
"superferolíticos",
y
"padecen
si
se
les
encarga circunstancialmente ser ayudante de un brigadier". Para ellos, la milicia es una garantía de estabilidad social y económica -"un mayorazgo cuyas rentas disfruta sin temor al menor quebranto"-. El articulista,
califica
a
estos
militares
de
"odiosos"
y
muy
"perjudiciales" por el mal ejemplo que dan.
Los de segunda clase, los "cucólogos" -como así les llama el comentarista-
forman
las
filas
de
los
Estados
Mayores
de
los
generales, las oficinas y otros centros administrativos. Su rasgo diferenciador está en que, aún siendo buenos militares, hacen todo lo posible por cumplir el servicio pero de la forma más "descansada y ventajosa", aunque hay que decir en su favor, que suelen ser buenas personas, serviciales, modestas y con tendencia "al progreso". Estas cualidades le reportan beneficios como la obtención de algún "gradito y comisioncita". De los de tercera clase dice: "ya
casi
se
constantemente,
confunden pero
no
con es
el
plebeyo,
todavía
el
con tipo
el
que
perfecto
roza de
desheredado. (...) se pasan la vida intrigando licencias con 339
sueldo entero y sin que conste en la hoja de servicios. Son aspirantes a destinos de oficina, ya en los centros, ya en los regimientos, ya en paz, ya en guerra. (...) Se pasan la vida pidiendo
votos,
si
el
destino
es
por
elección
y
prodigando
sonrisas si ha de mediar orden superior".
Los plebeyos ocupan distintos niveles en la base del escalafón; son la "carne de cañón", los que carecen de "padrino", los que cargan con el trabajo pesado: guardias, rondas, vigilancias, revistas de policía, de ropa y armas e instrucción de quintos.., los que menos cobran
teniendo
gran
responsabilidad,
los
que
plantan
cara
en
la
batalla -"verdadero héroe de la acción"- y a pesar de todo, los que tienen más dificultad para obtener ascensos o gratificaciones.
Lejos de sorprenderse, el responsable de este artículo, opina que la división existente dentro del ejército es un vicio patente en cualquier otro lugar del mundo, y consecuente con la sociedad clasista en que está inmerso. De ahí que, como fiel reflejo, se manifieste en el seno de la familia militar este estado de cosas, que además augura- pervivirá sin grandes cambios por "sécula seculorum".
No
entra
a
cuestionar
la
esencia
de
la
sociedad
liberal
burguesa, ni su repercusión en el ejército, pero sí hace algunas recomendaciones para limar las injusticias que se cometen y compensar 340
a los desheredados por su trabajo al mando de las compañías o los servicios
"No
hay
que
padrinazgo,
perder sino
tiempo,
en
pues,
aumentarlo.
en
Allí
tratar donde
de no
destruir haya
el
padrino
oficioso que lo haya oficial; La falta de relaciones del plebeyo debe suplirlas la ley. Esto puede lograrse estableciendo premios para
el
trabajo
especial
del
desheredado,
y
premios
no
honoríficos, sino prácticos".
III.2.3.- LA TROPA.
En el recorrido por las clases militares, El Resumen, se detiene también
para
comentar
la
situación
de
los
soldados,
grupo
no
profesional, cambiante, colocado en el último peldaño del ejército y casi siempre sumido en una situación de olvido permanente, solamente interrumpido a la hora de fijar el contingente a filas, a pesar de que -como
señala
Banús-
"el
soldado
forma
el
núcleo,
la
fuerza
del
ejército (...), el elemento natural frente al general, el jefe, o el oficial,
que
son
elementos
artificiales 341
de
la
milicia"
(117). Las
miserias e injusticias presentes entre la oficialidad, se proyectan sobre
el
quinto
provocando
en
él
un
visceral
rechazo
hacia
el
por
los
servicio, que tendía a agravarse en tiempo de guerra.
La
sustitución
liberales-
por
otro
del de
ejército
carácter
mercenario
permanente
y
-desdeñado nacional
planteó
el
problema de la forma en que éste debería constituirse, imponiéndose como
solución
alternativa
al
voluntariado
o
las
levas,
la
obligatoriedad del servicio militar mediante el sistema de quintas, fórmula borbónica que implicaba el alistamiento a través del sorteo de uno por cada cinco hombres, aunque este porcentaje no se mantiene constante a lo largo del siglo.
Para
su
cumplimiento
se
dictarán
sucesivas
leyes
sobre
el
servicio militar fijando la edad, el tiempo de duración, el número de soldados necesarios, las excepciones y exenciones físicas y legales, la talla de los mozos sorteables, y la cuantía de la redención a metálico y sustitución de un mozo por otro. Algunas más significadas fueron: la Ordenanza de reemplazo de 1837, la ley 29 de enero de 1850, la de 18 de junio de 1851, la de 30 de enero de 1856, la de 13 de septiembre de 1873, la de 28 de agosto de 1878, y la de 8 de enero de 1882, que será sustituida por la de 11 de julio de 1885.
342
Sobre
el
papel,
todos
los
españoles
quedaban
obligados
a
defender la patria con las armas cuando les requiriese la ley, sin embargo el débito constitucional se pasará por alto desde un principio ante la necesidad de sufragar los gastos de la guerra o sumar recursos para Hacienda en tiempos de paz. De esta manera, el pago de cantidades elevadas como forma de exención o la búsqueda de un sustituto previo pago (118), dislocará el principio fundamental que equiparaba a todos los ciudadanos en las obligaciones para con la patria, pues los más pudientes podrían exonerarse del servicio militar (119).
Al
final
de
la
década
de
los
ochenta,
el
grueso
de
las
redenciones procedían de una tercera parte de las provincias españolas entre
las
que
se
encontraban
Madrid,
Sevilla,
las
del
litoral
mediterráneo, y las de Vascongadas, destacando por el volumen de su contribución, Barcelona en primer lugar, seguida de Madrid. Es obvio que la magnitud de estas aportaciones está directamente relacionada con una mayor renta y con niveles culturales superiores (120), y por lo tanto, las provincias más depauperadas gastarán menos en el rescate del servicio militar, mientras eran un buen filón de donde obtener sustitutos (121). Sirva como ejemplo, la proporción de 16 redimidos por cada cien barceloneses, frente a los 0,05 navarros o canarios.
La producirá
desvirtuación entre
la
del
principio
población
un
de
claro
343
igualdad rechazo
en
este terreno,
hacia
el
ejército
permanente, sentimiento en ningún caso nuevo, pues como apunta Salas Larrazábal al referirse al sistema de reclutamiento en el siglo XVIII, aunque éste era "teóricamente voluntario" estaba sujeto al sorteo y las
levas
para
paliar
la
insuficiencia
del
procedimiento,
y
la
"irritante injusticia con que se aplicaron dio lugar en todos los ejércitos y armadas a numerosas deserciones y ocultaciones y a una repugnancia
instintiva
de
las
poblaciones
hacia
los
ejércitos
permanentes" (122). Esta resistencia al cumplimiento del servicio, no era tampoco exclusiva de nuestras fronteras, ya que en otros países de Europa -incluido Alemania- se producían manifestaciones de la misma naturaleza. "También hay allí -dice Navarro Muñoz- casos de mozos que se cortan dedos, se arrancan un ojo, ó contraen voluntariamente alguna enfermedad para librarse del servicio, tanto que las leyes han tenido que establecer severas penas para estos delitos y han creado tres compañías
de
presidiarios
militares
que
prestan
sus
servicios
en
Wesel, Neisse y Torgau,.." (123).
Un
contemporáneo
de
la
Restauración,
Martínez
Alcubilla,
reconocía en el servicio militar "uno de los que más vivamente hieren el sentimiento de la familia", y el sistema de quintas -aún admitiendo su necesidad- como "una contribución personal de todo punto irritante y odiosa" (124). También el capitán de infantería, Francisco Barado, reflexiona
sobre
su
mala
acogida
disponibilidad económica 344
entre
las
personas
con
menos
"La escena del sorteo de los quintos, su marcha de los pueblos para la capital del Distrito, donde ha de efectuarse la saca, (...) Es un acontecimiento que preocupa á muchas familias, y es, sobre todo un acontecimiento triste en el hogar del pobre, en la modesta casa de labor y en la mísera choza. ¡Un brazo menos, exclama el padre!" (125).
A pesar de lo dicho -opina el autor- que la situación de soldado tiene ciertos atractivos para los hombres jóvenes en la vida misma del cuartel pues, aunque "es un lugar de sujeción", propicia el desarrollo del compañerismo y la identidad de intereses como una misma familia. Señala además que de suprimirse el sorteo para Ultramar, se daría muy poca importancia al hecho de prestar el servicio militar (126).
Haciéndose
eco
del
sentimiento
popular,
los
demócratas
y
republicanos del diecinueve, incorporan como consigna programática la supresión de las quintas y del servicio obligatorio, mientras los progresistas se contentaron con propugnar, y no de forma generalizada, un sistema de reclutamiento más igualitario, pero siempre evitando el enfrentamiento frontal con los militares que les apoyaban (127). De forma individualizada, hubo quien utilizó como reclamo electoral la tan deseada exención, y así algunos caciques ganaron votos a cambio de promesas en este sentido a sus electores (128). 345
La cuestión de la redención en metálico significaba un agravio para las clases más modestas que no disponían de medios para hacer frente al pago, y por lo tanto estas familias proporcionaban el mayor número de reclutas. No obstante -ante la evidencia del privilegioMartínez Alcubilla renuncia a cuestionar este sistema porque valora como
muy
provechosa
realizada
por
la
personas
prestación de
baja
militar
siempre
procedencia
y
y
cuando
nivel
fuera
cultural,
calificándola de muy distinta manera si se trataba de gente mejor situada social y económicamente. Así justifica su posición:
"..la
prestación
igualmente ilustrado
penosa pierde
del
servicio
para
todos,
entre
los
militar y
no
(...)
soldados
puede
mientras gran
ser
ni
el
parte
es
hombre de
sus
conocimientos y perjudica irreparablemente sus intereses y acaso para
siempre
su
provenir,
el
hombre
rudo
é
inculto
quizá
adquiere en el ejército cierta instrucción de que carecía y hábitos
de
obediencia
y
respeto
á
la
autoridad,
que
le
convierten al regresar á su casa en un ciudadano provechoso para la nación y digno por lo tanto de estima" (129).
Respondiendo a este comentario de claro espíritu clasista, hoy se admite que a menudo el servicio militar podía resultar a los reclutas proletarios más "positivo que la miserable vida de trabajo"
346
(130), pero no por que aquel fuera bueno, sino porque lo segundo era peor.
En cualquier caso, durante esos años se formularon propuestas alternativas concretas, como la de mantener el servicio obligatorio en tiempo de guerra, creando para la paz, un ejército de voluntarios, al estilo inglés, para eliminar así inconvenientes tales como la ruina individual,
el
alto
coste
para
el
Estado
o
el
choque
con
la
idiosincrasia del hombre español (131).
La cantidad que se debía pagar por redención, oscila entre los 8.000 reales (2.000 pesetas) fijados en la ley de 2 de noviembre de 1859 y los 6.000 (1.500 pesetas) que contempla la ley de 11 de julio de 1885. Esta cifra subía hasta las 2.000 pesetas si el destino era Ultramar. En uno u otro caso, resultaba inaccesibles para las clases medias bajas y obreras, si tenemos en cuenta que el sueldo de un obrero o de un oficinista no superaba las 1.000 pesetas anuales y poco más el de un médico o un profesor, por lo que, como afirma Daniel Headrick, "la redención del servicio constituía una tasa regresiva: para los ricos equivalía al precio de un buen caballo; para la familia de la clase media, en cambio significaba tener que contraer una deuda a veinte años, o incluso la ruina" (132).
347
Con
gran
elocuencia
recreaba
un
miembro
de
las
Cortes
esta
realidad:
"Un padre que tenga dos hijos y cinco mil reales de propiedad antes que dejar ir a sus hijos al servicio de las armas, es seguro que los dará y los ha dado muchas veces. Pero ese padre se queda pereciendo, se queda sin tierra, sin yunta, malvende todos sus cereales" (133).
Durante la I República se dispuso mediante la ley de 17 de febrero de 1873 el ejército voluntario con la abolición de las quintas -"altamente repulsivas á la masa general del país"-, y asimismo se prohibió
la
redención
en
metálico.
Pero
esta
política
tendente
a
restar influencia a los militares y proclive a satisfacer las demandas populares dándole un contenido más igualitario, no pudo trasladarse a la esfera de la práctica en la medida en que se hubiera deseado, dado el reducido número de voluntarios que se presentaron (134). Ello fue debido a la escasa implantación social de la idea republicana, pero sobre
todo
a
"la
escasez
de
recursos
que
es
característica
del
enganche voluntario" (135). A cambio, pasado un año, sí se movilizó vía decreto a todos los hombres que habían quedado por aquella disposición legal obligados a servir en la reserva. La ley de 13 de septiembre de 1873 -promulgada bajo la presidencia de Castelar- vino a restablecer
348
el servicio militar obligatorio para los mozos que hubieran cumplido veinte años.
Para
aquellos
que
no
desearan
"servir
a
la
patria"
y
la
redención estuviera fuera de sus posibilidades, se podía intentar la exclusión alegando tener alguno de los defectos físicos (136) recogidos en la ley -235 se contabilizaban en la de enero de 1856- pero para ello
era
necesario
responsables
en
primer
municipales,
lugar
iniciándose
obtener una
el
serie
acuerdo de
de
los
trámites
que
admitían el fraude o soborno, si bien es cierto que la ley trató de evitar la trampa incorporando a su articulado medidas disuasorias. El artículo
17
del
Reglamento
para
la
declaración
de
exenciones
del
servicio en el ejército y en la marina por causa de inutilidad física decía:
"Siempre
que
sospechar
que
las
Comisiones
los
acuerdos
provinciales ejecutorios
tengan de
los
motivos
para
Ayuntamientos
declarando la exención del servicio en el ejército y en la marina por causa de inutilidad física no se han fundado en los preceptos y propósitos de la ley, podrán llamar á su seno á los mozos exentos para rectificar ó confirmar sus sospechas. En este último
caso,
la
Comisión
provincial
incoará
expediente
gubernativo para exigir al Ayuntamiento la responsabilidad en que hay incurrido" (137). 349
Nuevamente, en la Ley de 11 de julio de 1885, se contemplará la sanción o multa de 100 a 200 pesetas contra los funcionarios del Municipio que debiendo encargarse del alistamiento, hubieran realizado omisiones indebidas sin causa justificada.
La exención por cuestiones tales como, ser hijo único, mantener a los hermanos o abuelos, tener ya otro hermano en el servicio, o realizar trabajos especiales, era otra posible baza a jugar por los futuros alistados. En los años que nos ocupan, la legislación vigente recogía los siguientes supuestos de exclusión del servicio militar: 1) los mozos inútiles por defecto físico; 2) los religiosos profesos de las Escuelas Pías, de las congregaciones destinadas exclusivamente a la enseñanza, y de las misiones; 3) los novicios que lleven seis meses por lo menos en esa situación; 4) los que no tuvieran la talla mínima prescrita; 5) los operarios naturales de Almadén del Azogue, Chillón, Almadenejos,
Alamillos
y
Gargantiel,
que
realizaran
trabajos
subterráneos o de fundición en las minas de Almadén; 6) los oficiales del ejército o de la Armada y sus institutos, así como los alumnos de los Colegios y Academias militares, los maquinistas y ayudantes de máquinas, los practicantes de Cirugía y "las demás clases militares pertenecientes á los buques de la Armada que se hallen desempeñando en ellos sus respectivas plazas el día 1 de Abril"; y 7) los mozos que en esta fecha se encontraran cumpliendo condena (138).
350
López Domínguez será uno de los críticos con ciertas exenciones (139), y por ello se opondrá al proyecto del gobierno sagastino que eximía del servicio a los seminaristas. Con la convicción de que el proyecto no llegaría a ser ley, "porque no se puede aceptar como ley lo
que
es
una
verdadera
iniquidad",
lo
tachará
de
conservador
e
impropio de verdaderos liberales y de pésimas consecuencias
¿Qué significa, en efecto, -dirá- hacer una excepción odiosa á favor
de
la
juventud
que
eclesiástica?
¿Qué
españoles
matricularán
se
intenta
resultados en
va
dedicarse
á
los
dar?
Pues
á
la
carrera
que
todos
los
no
para
ser
Seminarios,
sacerdotes sino para no ser soldados. (140).
Estas
palabras
reflejan
un
estado
de
ánimo
adverso
a
la
prestación militar del que, parece, eran conscientes los mismos mandos militares.
Hacia 1870, aproximadamente la mitad de los sorteados lograban librarse del servicio militar utilizando la talla o una de esas vías, y en torno a 1882, se incluyen en el cupo de los redimidos por pago en metálico unos 10.000 quintos que pasan a ser 8.500 en 1889-90. Otros, no
tan
reacios
a
la
"mili"
o
menos
afortunados,
esperarán
pacientemente que les llegue el momento de tomar las armas, y los más reticentes engrosarán las filas de desertores y prófugos. 351
En estos casos la penalización impuesta según lo establecido en el artículo 89 de la ley de Reclutamiento de 1885, no siempre será motivo suficiente para desistir del empeño, aunque significara servir en Ultramar dos años más de los señalados para los mozos sorteados y sin posibilidad de redención, sustitución o excepción alguna.
Martínez particular
al
Cuadrado
proporciona
final
la
de
década
datos de
interesantes
los
ochenta.
sobre
En
un
este
estudio
provincial, afirma que lógicamente no hay relación directa entre las provincias que más pagan y las que aportan el mayor contingente de prófugos o desertores, y en consecuencia tenemos ejemplos como el de Canarias,
en
donde
se
podía
contar
más
del
59%
de
mozos
de
su
provincia en cualquiera de aquellas situaciones. Madrid, representa una excepción en este sentido, pues siendo la segunda contribuyente, alcanza
cifras
elevadas,
entre
un
50
y
un
25%,
de
abandono
del
compromiso militar. Analizando
el
cuadro
de
criminalidad
que
ofrece
la
Reseña
Geográfica y Estadística, se desprende que la deserción era el tipo de delito más frecuente en el distrito de Castilla la Nueva, Canarias, Cataluña y Navarra, mientras en el resto se registra mayoritariamente la falta a la revista anual (141).
352
El Resumen, partidario del ejército obligatorio, no parece muy sensibilizado por esta realidad, y a lo sumo utiliza sus páginas para informar de noticias alusivas, tales como la detención por agentes de orden público de 15 desertores que intentaban pasar desde Gerona a Francia por Portbou (142); o el número de desertores norteamericanos que, aún habiendo disminuido últimamente, sigue siendo elevado: 2.927 hombres
de
un
total
de
24.705
soldados
reenganchados
(143). Puede
servir como dato comparativo aunque corresponde a fecha posterior, los 3.000 o 4.000 desertores ingleses sobre el conjunto de 42.000 hombres (144). La edad considerada por los legisladores como más idónea para llamar a filas estaba en torno a los veinte años, aunque la ley de 11 de julio de 1885 prescribía que debían inscribirse en el alistamiento "todos los mozos que sin llegar á 20 años hayan cumplido ó cumplan 19 desde el día 1 de Enero al 31 de Diciembre inclusive del año en que se ha de verificar la declaración de soldados" (145). Por esta misma normativa se fijaba la talla mínima de los aspirantes a soldado para el servicio activo en 1'500 metros, algo inferior a la verificada años atrás por la ley de 1856 que sólo consideraba aptos a los que midieran un metro 596 milímetros. También la república se encargó de abolir este requisito, aunque se restableció al comenzar el año 75. Desde la reforma aprobada el 8 de enero de 1882, y ratificada por la de julio de 1885, doce serán los años de compromiso en el
353
servicio militar, distribuidos mitad en el ejército activo y mitad en la segunda reserva
Veamos
a
146
).
continuación
cómo
se
contempla
en
El
Resumen
la
problemática de la tropa. Dirigida a ella, se publican espaciadamente algunos artículos para recrear la vida y condiciones del soldado y aportar soluciones a aquellas cuestiones que más les afecta.
Admite que el descontento reinante entre las altas jerarquías se proyecta al soldado ya que está sujeto a unas condiciones cuartelarias míseras, carentes de los mínimos servicios, mal vestido y alimentado, como denuncia un cabo de cocina desde sus páginas pidiendo que se mejore el rancho para el soldado y se abarate, pues "generalmente se le da por 0,40 de peseta y sin pan" (147). De 39 céntimos/ día habla Barado, al referirse al importe diario que se gastaba el recluta en el rancho, de una paga que no era mayor de 67 céntimos/día (148). Tomada esta
cantidad
como
referencia,
tendríamos
un
sueldo
anual
de
241
pesetas aproximadamente, y casi la mitad se le iba al soldado en manutención.
En
otro
número
del
periódico,
hay
una
mención
expresa
al
regimiento de Baleares, cuyos actuales soldados -dice- carecen de vestuario y hay dificultades para vestir a los asistentes, por lo que
354
se pregunta cómo en estas condiciones va a efectuarse la incorporación a banderas que tiene prevista el gobierno (149). Según una Real Orden de 24 de septiembre de 1887 en la que se fijaban los haberes para las clases de tropa de infantería la cifra estipulada eran 30 pesetas con 28 céntimos, para proveer durante 27 meses al soldado de todo lo que pudiera necesitar (prendas menores, barbero,
ropa,
zapatos...).
Desde
este
diario,
se
comenta
la
insuficiencia de dicha cantidad (150).
Oportunamente hace un llamamiento al responsable de turno para que se sensibilice con esta clase militar, pues hay que tener en cuenta -dice- que "ese ejército que tanto se descuida es, después de todo la panacea que la nación encuentra para todos sus males", por ello recrimina el desinterés que a su entender muestra el ministro Quesada, para quien parece que los soldados "son parias", a los que se puede malalimentar y contra los que se puede cometer toda clase de injusticias.
Este
comentario
viene a colación de la Real Orden de 6 de
noviembre de 1884, por la que se privaba de los cinco años de atrasos que por ley le correspondían a los padres pobres de los soldados muertos en acción de guerra o en Ultramar antes del 22 de octubre de 1868. Opina en relación a esta normativa que tienen derecho al cobro de los dos reales de pensión desde el momento de su fallecimiento, y 355
no -como viene haciéndose hasta ahora- desde la fecha en que los padres o viuda lo exigen. Con esta disposición -dice- se incurre en una clara arbitrariedad y una vez más se demuestra lo ingrato que es este país porque "no parece sino que se hace gala de despreciar los servicios
pasados
y
de
olvidar
para
con
respecto
a
ellos
el
cumplimiento de las leyes" (151).
En un extenso artículo se hace eco de los rumores que corren sobre
la
obligatoriedad
del
servicio
militar
proyectada
por
el
entonces ministro de Guerra, general Cassola, y adelanta que, por si esta idea se hiciera realidad, era necesario preparar física, moral e intelectualmente al soldado para hacerlo apto al "duro oficio que ha de emprender", para dotarlo además, de las cualidades intelectuales y morales que le permitan comprender el valor del "orden, del trabajo, y de
la
completa
obediencia
á
las
leyes",
con
el
fin
de
que
su
permanencia en filas no haga sino afianzar en él la convicción de que "no hay satisfacción sino en el cumplimiento de todos los deberes del ciudadano" (152).
La alusión al estado físico del quinto, enlaza directamente con el problema de la mortalidad, cuyas estadísticas aportan cifras muy elevadas. En tiempos de paz, la causa fundamental de la mortandad era la
tisis,
enfermedad
que
producía
"más
defunciones
en
todos
los
ejércitos". Comparativamente, el índice de fallecimientos en España 356
por tuberculosis es superior al que presentan otros ejércitos europeos a juzgar por los datos presentados por el periódico:
- Ejército alemán: 0'78/1.000 - idem. francés: 1'70/1.000 - idem. inglés: 2'3/1.000 - idem. italiano y austriaco: 2'5/1.000 - idem. español: 4'4/1.000
También es notoria la superioridad española, si nos remitimos al número de muertes por causas diversas correspondientes a los ejércitos de países desarrollados como Alemania, Inglaterra o Francia, y ello a pesar de tener -los dos últimos- un mayor factor de riesgo dada su ambiciosa
política
colonial.
La
muestra
extraída
del
periódico
cuantifica la mortalidad de los soldados en los distintos ejércitos durante
cerca
de
diez
años,
y
da
como
resultado
los
siguientes
índices:
- En el ejército alemán y para los años 1867-69 y desde 1872 a 1878: la mortalidad fue de un 6 por mil.
- En el inglés, desde 1870 a 1879: un 8'2 por mil.
- En el francés, desde 1867 al 69 y desde 1872 a 1880: 8'6 por mil. 357
- En el italiano, austriaco y ruso, la mortalidad registrada durante prácticamente los mismos años, oscilaba entre un 11, un 12'7, y un 14'2 por mil respectivamente, situándose la tasa española más cerca de éstos con un 16'70/1.000 en 1883 y un 14'24 en 1884 (153).
En organizar marcadas
los el por
años
que
servicio el
nos
ocupan
militar,
ministro
se
hizo
siguiendo
conservador
un
doble
primero
Quesada
y,
las
esfuerzo
por
directrices
después,
por
su
homólogo del Partido Liberal el general Cassola. El resultado fue una única y ya mencionada ley de Reclutamiento y Reemplazo de 11 de julio de 1885, pues sabido es que la iniciativa del responsable de guerra durante el mandato liberal, encontró todo tipo de barreras y se hizo impracticable.
Parte del articulado contemplado por aquella ley, ya ha sido expuesto anteriormente, de modo que evitaré ser reiterativa ciñéndome fundamentalmente
a
la
opinión
que
sobre
el
particular
tiene
El
Resumen.
Puesto que la primera noticia de los cambios a realizar en esta materia, llegan al periódico por cauces extraoficiales, adelanta la posibilidad de nuevos comentarios o rectificaciones una vez obtenida más información. Sin embargo, respondiendo a una primera impresión comenta que este proyecto "nada resuelve" y por el contrario, puede 358
complicar todavía más las cosas. Así por ejemplo cuestiona que sea menor la edad de ingreso de los reclutas "cuando la opinión de los médicos militares -dice- se pronuncia en el sentido opuesto", y sin mediar un estudio serio para valorar las consecuencias de los diversos climas peninsulares en el desarrollo orgánico de los mismos.
Dos cuestiones resultan especialmente espinosas: las redenciones y el sistema de exención. Sobre la primera, el capítulo XVII, en sus respectivos artículos 151 al 166 de dicho proyecto, sienta las bases de la redención y sustitución puntualizando sobre las cantidades a pagar; los trámites que deben seguir los interesados; el plazo de dos meses para hacer efectiva la cantidad, "contados desde el día en que se verifique el sorteo"; los límites de la redención "ya que ésta sólo exime
del
servicio
activo
en
los
cuerpos
activos
pero
(...)
el
redimido ingresa en los batallones de depósito para acudir á las asambleas de instrucción y á las armas en caso de guerra"; la forma de devolución
al
interesado
"cuando
por
cualquier
circunstancia
no
llegase á tener efecto la redención"; el premio a los voluntarios y reenganchados, quienes serán retribuidos "con el importe del producto de la redención, en la forma que determinen las leyes y reglamentos especiales"; así como todo lo concerniente al cambio de número o de situación
para
el
servicio
militar
en
la
Península,
no
pudiendo
verificarse la sustitución más que entre hermanos. Si el destino fuera
359
Ultramar,
"podrán
sustituirse
con
individuos
de
su
misma
zona
en
cualquier situación ó con licenciados del ejército" (154).
Para El Resumen, el contenido de este apartado del proyecto continúa
manteniendo
anteriores,
pues
las
-señala-
desigualdades "no
basta,
en ni
la es
misma
línea
resolver
el
que
los
problema,
violentar los plazos para angustiar a las familias, sino que precisa poner limitación al derecho de redención á metálico, ó suprimirlo caminando á la obligación general del servicio militar" (155).
Aprovecha el debate abierto sobre este tema para expresar su oposición al ejército de voluntarios, alegando que además de ser "una antigualla" sólo aceptable, si acaso, en tiempo de paz, no resulta nada
práctico
pues
plantearía
problemas
económicos
derivados
del
aumento salarial. Añade que existen también razones de tipo técnico para recusar este sistema, siendo como es la guerra moderna, y además el reclutamiento exclusivo de voluntarios destruiría "el principio jurídico" sobre el que descansa la defensa del territorio nacional, "pues si no hay voluntarios ó el Estado no puede sufragarlos no se tiene derecho a exigir servicio forzosamente" (156).
Cosa distinta es el servicio en Ultramar, que -en su opinióndebe cubrirse totalmente con voluntarios, y dadas las condiciones
360
especiales de ese destino, propugna, que se utilicen los fondos de redención para allegar recursos que fomenten el voluntariado (157).
Sobre
el
particular,
la
ley
de
reclutamiento
de
1885,
determinaba que las filas de los ejércitos de Ultramar se nutrieran con soldados de reenganche, con voluntarios de la Península, y con licenciados "que no excedan de la edad de 35 años", pero si resultara insuficiente para cubrir las bajas, se dispondría de "reclutas de cada llamamiento anual, designados por la suerte en todas las zonas" (158).
Una
vez
aprobada
la
ley
los
redactores
del
periódico
se
pronuncian sobre los defectos de su aplicación. En este sentido, dice observar cómo ocasionalmente se incurre en el incumplimiento de la ley por simple incompetencia o negligencia de los órganos administrativos competentes, tal y como ha sucedido con el asunto de las redenciones denunciado
por
El
Liberal
y
la
"Sociedad
de
padres
de
soldados
sorteados". Por estas fuentes, se sabe que algunos mozos redimidos, no pudieron recoger los certificados a tiempo debido a la tardanza de quienes debían emitirlos, y por lo tanto fueron citados como quintos y "tal vez -comenta el diario- se les obligue a ingresar en caja mañana o
pasado,
si
no
se
adopta
a
tiempo
arbitrariedad" (159).
361
medidas
para
evitar
esta
Sobre la manera de enfocar la cuestión de las exenciones, señala su
disconformidad
con
el
mantenimiento
de
los
dos
cuadros
de
exenciones (160) y especialmente insiste en la gravedad que supondría admitir que todas ellas sean declaradas en el acto suprimiendo la comprobación -hoy existente- de los afectos comprendidos en las clases segunda del cuadro de sanidad militar y tercera del de exenciones de ingreso, a pretexto de disminuir las estancias de hospital.
En
días
sucesivos,
recoge
El
Resumen,
los
avatares
de
las
discusiones surgidas en el Senado y Congreso en torno al proyecto de ley, haciendo alusiones a las enmiendas planteadas por los senadores o diputados de la Izquierda Liberal y de otros grupos políticos, tales, como el voto particular del senador vitalicio y antiguo miembro de la izquierda, José Gallostra, en favor de la rebaja de la redención al tipo de 1.000 pesetas.
El
tiempo
de
servicio
en
filas
que
se
defiende
desde
el
periódico es de tres años y coincide con la duración definitivamente fijada
por
la
ley.
Sobre
este
particular
rememora
la
iniciativa
fusionista en favor de la reducción a dos años de servicio activo y la escasa aceptación que tuvo en su momento entre los mandos militares y la prensa profesional, pues las consecuencias no tardaron en hacerse notar demostrando que ese período de tiempo era insuficiente hasta para la instrucción más elemental. 362
Además -añade- "los soldados pasan a la situación de reserva siendo unos reclutas tan mondos y lirondos casi como el primer día de su ingreso en el ejército, sin haberse formado en ellos de manera viva su espíritu militar, sin hábitos de obediencia y subordinación, e inseguros en los ejercicios", y los reservistas, después de 8 o 9 años en esta situación, habrán olvidado la poco practicada instrucción y las cualidades militares que sólo llevan "en bosquejo".
Como
resultado
"nadie
duda
ya
-dice-
o
casi
nadie
de
la
necesidad de que el servicio militar dure tres años" (161).
El procedimiento para reclutar a las personas en edad militar quedaba determinado en el articulado de la ley con explicación de todos y cada uno de los pasos a seguir. Estos eran los siguientes: 1) Alistamiento, realizado cada primero de enero del año de reemplazo.
2)
Tallaje
y
clasificación
de
soldados,
iniciado
el segundo
domingo de Febrero.
3) Juicio de exclusiones ante la Comisión Provincial que tenía lugar la primera quincena de Abril.
363
4) Ingreso en Caja el segundo sábado de Diciembre, momento en que pasan los soldados a depender de la Jurisdicción Militar.
5) Sorteo realizado el 31 de Diciembre.
6) Redención, en la primera quincena de Febrero.
7) Designación por el Ministerio de la Guerra del cupo de mozos que en cada zona debería contribuir para formar el contingente total, con fecha de 20 de febrero y publicación en la Gaceta.
Dado que el periódico se inclina por el establecimiento de una cuota
fija
de
efectivos
escrupulosa
en
el
en
ingreso
tiempo anual
de
de
paz,
los
y
por
reclutas,
la
regularidad
"para
que
los
esfuerzos de la oficialidad en la educación y enseñanza militar de la tropa tenga resultados positivos" (162), ofrece también información puntual de los trámites del reclutamiento. Así por ejemplo, emite un anuncio alcaldía
dirigido de
a
Madrid,
los
reclutas
dando
a
en
conocer
relación los
con
locales
el en
bando los
de
la
que
se
procedería a la clasificación y declaración de soldados (163).
El contingente de las fuerzas permanentes debía ser aprobado por las Cámaras legislativas, una vez conocida la propuesta del ministro correspondiente, tras conocer el número de mozos sorteados en cada 364
zona y, asimismo, las bajas que debían reemplazarse en Ultramar, en las secciones y cuerpos del ejército de la Península.
Para el año 1884-85, el total de efectivos autorizados por ley fue de 133.527, destinándose 99.638 a la Península, 22.457 a Cuba, 3.176 a Puerto Rico y 8.256 a Filipinas. En el de 1885-86, el reparto de los 153.786 fue el siguiente: 119.038 para la Península, 22.000 para Cuba, 3.302 para Puerto Rico y 9.446 para Filipinas (164).
Las
cifras
que
se
contemplaban
para
1886-87
eran
algo
más
reducidas, situándose en torno a los 131.252 hombres de los que 99.484 quedarían en la Península, 19.855 en Cuba, 3.160 en Puerto Rico, y 8.753 en Filipinas (165).
Sobre estos datos conviene matizar, en primer lugar, que se refieren al número de efectivos "legales" que no reales. Además hay que mencionar la dificultad para interpretar las cifras aportadas tanto
por
el
periódico
como
por
otras
fuentes
(166),
al
no
especificarse cuáles son los criterios contemplados para el recuento final, por lo que a veces es difícil discernir si se trata del total de efectivos o únicamente de la tropa peninsular, o si se contabilizan las fuerzas que están en activo y la reserva conjuntamente o solamente las
primeras.
Por
lo
tanto
hemos
indicativas. 365
de
considerar
que
sólo
son
Como
frecuentemente
las
cifras
de
efectivos
reales
eran
superiores a las fijadas por la ley, la oposición política encontraban en ese y otros desajustes motivo para entablar enconadas discusiones y poner en tela de juicio la actividad gubernativa. Así el jefe de la minoría republicana en las Cortes, Manuel Pedregal y Cañedo, expresaba en el Congreso su malestar por "haberse infringido la Constitución puesto que el llamamiento y distribución de fuerzas no se ha hecho con arreglo a la ley de reemplazo, según la cual no debe haber más de 131.150 hombres" .
Efectivamente,
se
observa
una
pequeña
diferencia
entre
esta
cantidad, y los 131.252 resultantes del total apuntado para el año 8687, aunque justificada por el ministro Sr.Castillo aludiendo a que ese "exceso" está dividido entre reservas y licencias ilimitadas, es decir personas que habiendo servido en filas durante tres años, hubieran recibido permiso indefinido para marchar a sus hogares sin cobro de haberes (167).
La renovación parcial y periódica del contingente militar es motivo de fricción entre los políticos y evidencia la falta de acuerdo a la hora de determinar el número de hombres. Mientras unos abogan por economizar y piden la reducción del número de hombres, a la vez que denuncian que se trate de obtener mayores ingresos -por la vía de la
366
redención- llamando a filas a un alto número de reclutas, otros basan su defensa en las necesidades del ejército (168).
En esta polémica se entró con el llamamiento a filas de 70.000 hombres auspiciado por el gobierno conservador y su más fiel órgano de prensa La Epoca, en contra de la opinión expresada por la oposición y periódicos como El Liberal y El Imparcial. Coincidiendo con éstos últimos,
El
Resumen,
se
inclina
por
demandar
más
dinero
que
no
hombres, pues después de un minucioso recuento, llega a la conclusión de que para cubrir las bajas no eran necesarios más de 46.000 hombres, incluyendo los de Ultramar, y por lo tanto califica de "desmesurada" la cifra apuntada así como los 17.000 hombres que dice necesitar el gobierno para Ultramar (169).
La cuestión de los 70.000 hombres -reemplazo ruinoso, según el general
Dabán-
era
resumida
por
un
antiguo
periodista
con
estas
es
mandar
palabras:
"está
claro
que
el
gobierno
lo
que
menos
quiere
hombres á Cuba, donde no puede mantenerlos, lo que necesita es dinero
y
lo busca pidiendo á los padres de los quintos la
redención" (170).
367
No
van
descaminados,
quienes
opinan
así,
ya
que
aunque
los
ingresos recabados en concepto de redención debían engrosar el Fondo de
Redenciones
y
Enganches
del
Servicio
Militar
para
pagar
las
bonificaciones del voluntariado, acabaron en el presupuesto ordinario con destinos diferentes como la Guardia Civil.
Al calor de las obligaciones militares, se van a desarrollar importantes negocios privados y públicos orientados a canalizar la contratación
de
sustitutos,
facilitar
el
pago
de
las
redenciones
mediante préstamos con un alto interés -entre un 36 y un 60%-, o asegurar a los quintos contra el cumplimiento del servicio en el ejército. Empresas todas ellas con una doble finalidad: responder con soluciones concretas al temor que inspiraba el servicio militar en la clase de tropa y aprovechar la demanda para lucrarse.
Sobre este particular El Resumen publica una serie de artículos en relación con la Sociedad establecida por el Sr.D.Ramón Felip para redimir el servicio de las armas "á los que sufran la desgracia de tener que servir en las filas del ejército" (171).
Antes de opinar sobre esta empresa y por si con las palabras anteriores no quedará clara su impresión sobre el significado del servicio militar, expone las razones que justifican -a su modo de verel deseo de obtener la redención 368
"El servicio militar tiene grandes y penosos trabajos. La vida de cuartel lleva consigo muchos sinsabores, grandes desgracias y muy serios peligros. La Ordenanza militar es una ley rígida que castiga sin compasión ni distingos. Las madres sufren inmenso dolor al ver al hijo amado acudir al servicio y dejando los goces
del
hogar,
entregarse
en
un
porvenir
incierto
y
misterioso, donde jamás se puede adivinar el fin".
Según estas manifestaciones, sobre las que hay común acuerdo, las expectativas no son nada alentadoras para las personas que, sea cual fuere su procedencia, debían sujetarse a las condiciones reales del servicio, y es por ello que resulta paradójica la defensa del servicio obligatorio -tal y como se
ejerce desde las páginas del
periódico- mientras implícitamente se aboga por una selección clasista a la hora de determinar quiénes deben quedar excluidos en la práctica
"Todos los penosos trabajos que trae consigo el ser soldado, son muy duros para ciertas clases de personas, y por tanto, justo nos parece buscar un medio de poder evitar estas penalidades, cuando
el
honor
nacional
no
exija
el
cumplimiento
sagradísimos deberes, que entonces se anteponen á todo".
369
de
Parece que esta contradicción entra de lleno en el sentir de los sectores más acomodados y por ello apoyan la necesidad de arbitrar fórmulas
de
redención,
argumentando
cuestiones
tales
como
la
incapacidad física o moral para soportar las penalidades materiales del servicio y la disciplina militar.
El Resumen no ve, pues, ningún impedimento para que se mantenga esta discriminación y puesto que la normativa legal sobre la redención en metálico, no resuelve -en opinión del periódico- la cuestión de la exención, "porque no todas las personas pueden disponer de la cantidad marcada", admite como vía alternativa la creación de empresas de esta índole, siempre y cuando, no se trate de "sociedades de explotadores" capaces de sacrificar "muchas infelices familias, abusando de su buena fe y cometiendo atroz infamia al explotar sentimientos de amor y de cariño".
Como observador, este periódico demuestra cierta prudencia al omitir juicios de valor sobre la iniciativa del señor Felip antes de conocer
los
adhesión
a
detalles esta
del
empresa,
asunto. cuya
Una
vez
finalidad
informado, era
evitar
expresa
su
pérdidas
y
perjuicios al Estado y ofrecer garantías a los reclutas que optaban por la redención o sustitución, presentando voluntarios con destino al ejército según determinaban las necesidades del servicio y las leyes.
370
El gobierno salvaba su responsabilidad exigiendo al señor Felip un depósito. De este modo quedaban asegurados los derechos e intereses de Hacienda, y una vez que el
voluntario embarcaba, el quinto quedaba
exento del servicio como si estuviese redimido en metálico.
Por su parte, el recluta que ingresaba en la sociedad, debía acreditar
mediante
un
talón
del
Banco
de
España
u
otra
entidad
financiera conocida, haber pagado 1.250 pesetas por el compromiso adquirido con el señor Felip. Una vez hecho esto, y obtenido el certificado
de
embarque,
se
le
declaraba
redimido
por
lo
que
la
cantidad adelantada pasaba a manos del concesionario.
De esta manera la sociedad del señor Felip se configuraba como una empresa de servicios que garantizaba al Estado su depósito y al inscrito el buen uso de su dinero, evitando situaciones tales como "aquellos miedos que antes existían del que ponía un sustituto, que estaba expuesto á perder el sustituto ó el dinero que le había costado y además tenía que hacer el servicio" (172).
La creación de esta sociedad, autorizada mediante Real Orden del gobierno
conservador
(24
de
junio
1885)
abrirá
una
importante
polémica, y aunque para El Resumen está fuera de duda la honradez de esta
empresa,
otros
periódicos
lanzan
campañas
en
contra
por
considerarlo un negocio que propicia la injusticia. Hoy -dice- los que 371
critican
la
alternativa
basan
sus
acusaciones
en
tres
postulados
concretos: 1) El negocio se ha hecho en la sombra y por procedimientos subterráneos, por lo que la oposición exige que se revise en las Cortes actuales.
2) Los perjuicios para el Estado, según se desprende de las pérdidas sufridas por la Caja del Consejo de Redenciones.
3) El que la concesión se hiciera durante el gobierno de los conservadores.
Desde el periódico se rebaten estas críticas alegando que cuando se planteó la cuestión, el principal problema que el gobierno debía atajar era el de abolir el sorteo de Ultramar porque era "ofensivo á los sentimientos de humanidad y contrario á los preceptos elementales de justicia", pero a la vez se evidenciaba la falta de voluntariado para cubrir las bajas en ese ejército, de tal modo que cuando el señor Felip ofreció su solución fue muy bien recibida.
Además -señala- la iniciativa no era nueva ya que se habían ofertado proyectos análogos desde escaños no conservadores y más de un diputado
militar
había
propuesto
en
el
Congreso
la
adopción
de
sistemas iguales al del señor Felip, cuando la impaciencia hizo saltar 372
palabras tales como las pronunciadas por el general Armiñán, ante la cámara, el día 21 de junio "El sorteo se ha hecho odioso. Por tanto, exijo al Gobierno que resuelva el problema" (173).
Sin embargo, hasta que una empresa privada ofreció la solución, los trabajos realizados en una u otra dirección para acabar con el "repugnante" sorteo, se habían hecho en vano. La respuesta estaba, pues, en el contrato que hizo el gobierno con esa empresa cuyas responsabilidades corresponderían todas al contratista, así como todas las garantías al Estado y gobierno, y en cualquier caso, se valoraba el proyecto como ensayo o experiencia piloto.
Para tranquilizar a la opinión, el ministro de Guerra, señor Quesada, había explicado en el hemiciclo
"Si son malas las consecuencias, por muy poco tiempo será; pero, si evito que vayan a Cuba 100 hombres de los sorteados aquí, habrá 100 familias que celebrarán la buena fortuna de sus hijos aunque a mi no me lo agradezcan".
y
por
si
este
ensayo
pudiera
resultar
perjudicial
para
el
Consejo de Redenciones, se consultó a dicho organismo respondiendo éste que disponía de fondos suficientes para permitírselo. 373
Para El Resumen, la cosa estaba bien clara. En su momento afirma- las explicaciones del ministro fueron suficientes para apostar ampliamente concesión
por
a
los
una
práctica
señores
Solé
que y
podría Reig,
extenderse
pero
hoy,
con
siendo
una
nueva
el
mismo
sistema, aparecen los "censores". A ellos dirige sus palabras en la creencia de que defiende los intereses del país "Los
múltiples
y
encontrados
intereses
que
al
amparo
de
la
concesión se han creado, intereses que no se refieren solamente al concesionario en cuyo caso podrían sacrificarse, si de ello el país ó el Gobierno reportase beneficios, sino que se han creado esperanzas é intereses que afectan á millares de familias y
que
no es lícito dejar de tener en consideración en los
actuales momentos" Advierte su posición favorable a que el asunto sea estudiado nuevamente por el Consejo de Ministros con "detenimiento y madurez", pero recuerda que la opinión ya es partidaria de esta fórmula, como demuestran las 7.400 redenciones producidas en menos de un año (174).
La defensa que sobre la sociedad del señor Felip hace este diario, cae por tierra cuando el 9 de marzo de 1886 se publica en la Gaceta legales
una
real
observadas
orden en
anulando la
la
misma.
concesión
Según
por
comunicaron
irregularidades los
capitanes
generales de Burgos y las Provincias Vascongadas, dicha empresa había presentado
"voluntarios
menores 374
de
edad,
contratados
sin
que
precediese el consentimiento paterno, no obstante las disposiciones generales que rigen en esta materia.." (175).
III.2.4.- LA SUBOFICIALIDAD.
No podemos concluir este estudio sin antes detenernos en las clases que conforman la suboficialidad y, prioritariamente, en el sargento, figura homologable al "sargent" francés del que toma el nombre una vez que este término -con el que se denominaba en el siglo XII a los ministros de las cancillerías y tribunales- se aplicó fuera de los ejercicios togados y civiles incorporándose al mundo militar
"... en cada compañía de gente formaron y pusieron un oficial, nombrándole sargento, á imitación de los tribunales, para que el capitán, por vía de este ministro diese y pusiese la debida orden en su gente en el marchar, alojar y pelear" (176)
En principio aparecen en el arma de infantería y como una clase única de oficiales menores, pero a lo largo del siglo XVIII sufre modificaciones. A saber, con las Ordenanzas de 1702 se incorporan a 375
caballería, recibiendo también el nombre de mariscales de Logis, y en 1760
se
produce
una
división
entre
los
sargentos
de
infantería
quedando divididos en primera y segunda clase.
Constituido como grupo intermedio entre la oficialidad y los soldados rasos -con los que conviven, de cuya clase proceden y cuyo uniforme visten- (177) sufren el peso del trabajo y la escasez de salarios
(178)
por
lo
que,
en
la
práctica,
el
abandono
y
las
condiciones a que se ven sujetos, les aproximan bastante a aquellos. Esta situación, a caballo entre unos y otros, determina su particular carácter de tal modo que, mientras esperan mejorar su rango militar, buscan el modo de diferenciarse de la clase de tropa.
Su procedencia social condiciona su carrera militar alcanzando el grado a partir del enganche en filas y sin pasar por academia alguna. Este aspecto agrava todavía más el comportamiento clasista de los
oficiales
facultativos,
para en
los
con que
ellos, la
especialmente
imposibilidad
del
en
los
ascenso
cuerpos
-desde
su
exclusión en 1814- se convierte en el principal motivo de fricción entre los sargentos y sus superiores. En las otras armas había más flexibilidad a la hora de promocionarse, y esta dinámica desigual fuertemente defendida por la oficialidad artillera, es asumida también por un articulista militar del periódico, quien dice "que no puede
376
proclamarse derecho absoluto del sargento á ascender á oficial, sin ciertas restricciones.." (179).
Las condiciones en que se coloca al sargento no favorecen en nada
su
instrucción
y
por
tanto
son
una
rémora
para
mejorar
su
situación. Así Vázquez-Illa, considera que "no sólo se le mantiene completamente alejado del oficial, sino que para evitar todo contacto con éste, se le prohibe concurrir a los parajes frecuentados por las personas
cuyo
trato
pudiera
hacerle
conservar
y
mejorar
su
educación.." (180). Pero además concurren otra serie de obstáculos tales
como
la
dedicación
al
servicio,
los
frecuentes
cambios
de
guarnición, la carencia de recursos y también la falta de hábito de estudio, así como de conocimientos previos. Todo ello conforma un conglomerado de causas que explican la falta de expectativas en el cuerpo de suboficiales.
A lo largo del siglo, razones políticas y profesionales van a estimular la rebeldía de los sargentos, principales protagonistas en los sucesos de la Granja (1836) o en la sublevación del Cuartel de San Gil.
El
descontento
hará
de
ellos
un
grupo
politizado
y
reivindicativo, utilizado en las luchas políticas como instrumento y víctima de las sublevaciones militares.
377
En el estudio retrospectivo que hace El Resumen, explica las razones
que
hacen
del
sargento
un
elemento
clave
-"agente
más
propicio"- en aquellos acontecimientos
"Se
destaca
sobre
la
masa
anónima
del
soldado;
ejerce
irresistible influencia sobre éste; vive en contacto inmediato con él; le maneja á su capricho, sin que en la mayor parte del tiempo
la
presencia
del
oficial
les
estorbe.
Sueña
con
un
porvenir; y colocado en la escala social en un término medio, sin ser vulgo y sin ser clase, le seduce á toda hora la idea de emplear en provecho propio aquello que bajo su mano, un poco dura, se pliega y tiembla, poseído de temor.
Los
halagos,
deslumbrarle
las hasta
promesas, su
las
humilde
seductoras cuarto,
tentaciones
donde
entre
van á
militares
arreos trabaja en la contabilidad de su compañía, durante el sueño de la tropa" (181).
El texto refleja claramente la gran incidencia que tienen las ordenes del sargento sobre la tropa a su mando, y por lo tanto su capacidad de maniobra. En segundo lugar, subyace la insatisfacción del sargento al saberse el último del escalafón, lo que trata de paliar precisamente reproduciendo en torno a su figura todo el sistema de valores jerárquicos que rodea el mundo militar. Se configura como el 378
instrumento de ejecución de las órdenes entre la oficialidad y los soldados.
Sabido
es
que
la
participación
de
los
sargentos
en
los
movimientos insurrectos del diecinueve, pocas veces les reportó algún beneficio como era frecuente entre los militares sublevados de más alta graduación
"Frente
á
la
inmensa
lista
de
los
sargentos
fusilados
ó
desterrados, ó muertos en los presidios, apenas se podía colocar media docena de nombres que han logrado salir de la oscuridad por el motín".
Esta
manifiesta
discriminación
es
puesta
de
relieve
por
el
periódico quien recuerda que algunos perdieron la vida en el intento, sin obtener honores ni premio a su acción, y es que -dice el firmante"empiezan por ser indispensables á la hora del peligro y terminan por ser víctimas de los planes de otros".
El Capitán Mendoza, autor del artículo, explica la actitud de los suboficiales desde una posición justificativa, recordando la gran insatisfacción de los sargentos en los momentos en que se producen los pronunciamientos del siglo XIX. Por lo tanto -añade-los
escollos
interpuestos a su mejora profesional estarían en la base del problema 379
"En un país como el nuestro, donde el medro personal ha sido fruto, en muchas ocasiones, más que del cumplimiento del deber, del olvido de todo principio respetable, la participación activa que han tenido los sargentos en las tragedias políticas no debe sorprender á nadie.
No puede exigirse á todos, en medio de la general corrupción, sacrificios heroicos. Además cuando dentro de la legalidad todas las puertas están cerradas, los hombres, por ímpetu irresistible de su propia naturaleza, buscan el camino del porvenir por vías que la desesperación juzga siempre buenas" (182).
En los primeros días de marzo de 1885, empezó a discutirse en la Cámara Alta un proyecto de ley destinado a mejorar la situación de esta clase militar para compensar el olvido en el que había estado sumida.
Superados los trámites legales, se aprobó la Ley de 10 de julio de ese año sobre provisión de destinos civiles a los sargentos (183). En ella se determinaba la ocupación de plazas vacantes de oficiales de quinta clase en la administración civil y otras, con sargentos en activo que pudieran demostrar 12 años de servicio efectivo "en el
380
Ejército ó en la Infantería de Marina", y de ellos, 4 por lo menos en esa clase, siempre y cuando hubieran tenido "intachable" conducta.
Una Junta creada a tal efecto, sería la encargada de nombrar a los sargentos que reunieran las condiciones adelantadas, a los que se retribuiría con 1.000 o 1.500 pesetas de sueldo en la Península "ó sus equivalentes en Ultramar".
Hasta 3/4 partes de estas plazas se cubrirían con los sargentos en servicio activo, que lo solicitaran antes de cumplir los 35 años, y el resto con licenciados menores de 40 años. Se primaba, además, a los sargentos primeros sobre los segundos.
Para
su
tramitación,
el
Ministerio
de
Guerra
pondría
en
conocimiento de los sargentos, mediante publicación mensual en la Gaceta,
las
vacantes
resultantes
en
los
distintos
ministerios,
y
asimismo centralizaría junto al de Marina, la recogida de solicitudes. En última instancia quedaba encargado el Consejo de Redenciones y Enganches
y
la
Junta
Permanente
de
la
clasificación
de
los
peticionarios, y pasados los plazos determinados en la ley -un mes para los destinos de la Península, y dos o cuatro según estuvieran las vacantes en Cuba y Puerto Rico o Filipinas- si no hubieran propuesto a ningún
sargento
idóneo,
se
procedería
individuos civiles. 381
a
entregar
dichas
plazas
a
La ejecución de dicha ley se realizará a tenor de lo dispuesto en un Reglamento elaborado por la Junta con fecha de 10 de octubre de 1885,
comprometiéndose
el
Ministerio
de
la
Guerra
a
publicar
anualmente en la Gaceta "una memoria redactada por el Consejo de redenciones y enganches, en que se expongan los resultados obtenidos á consecuencia
de
la
aplicación
de
esta
Ley",
y
junto
con
los
presupuestos anuales, será presentada a las Cortes.
El Reglamento detallaba los diferentes destinos a los que se podría optar, comprendidos en cinco categorías, y asimismo el grado de cualificación
y
otros
requisitos
exigidos
para
el
empleo
correspondiente (184). Además del destino que encabeza la citada ley, el
sargento
podría
ocupar
vacantes
en
plazas
de
"escritorio,
vigilancia, guardería y otros análogos" ya fuera en centros militares, en la Administración municipal y provincial o en industrias "que se creen en lo sucesivo y necesiten concesiones especiales del Estado".
Para escribir,
algunos mientras
de
estos
puestos,
que
otros
exigían
bastaba tener
con
cumplida
saber la
leer
y
enseñanza
primaria o conocimientos superiores, amén de una prueba de idoneidad.
Una vez más El Resumen está presto a secundar desde sus páginas el seguimiento de los debates parlamentarios sobre una ley pedida a 382
gritos por las clases militares afectadas, tanto es así que, en los últimos días de febrero, no pasó desapercibida la iniciativa de un grupo de sargentos licenciados que se acercaron a Palacio con objeto de demandar al rey destinos civiles (185). Tampoco la de algunos cabos, dispuestos
a
aprovechar
la
vigencia
del
proyecto
de
ley
para
sensibilizar a la opinión sobre sus reivindicaciones, denunciando en El Globo "el olvido en que se deja á estas clases del ejército" (186).
Demostrando cierto interés por el tema, el periódico ofrece en sus reseñas parlamentarias algunas pinceladas acerca de las enmiendas y modificaciones que se plantean sobre la marcha, pero añade además artículos más extensos en relación con la situación de los sargentos, sus funciones y la opinión que le merece la futura ley (187). En uno de éstos, empieza comentando las dificultades que dicho proyecto había encontrado para salir del Senado, y la poca atención con que fue acogido en el Congreso, para después entrar de lleno en el trasfondo del proyecto.
Opina que el proyecto es una solución de compromiso que tiende únicamente a propiciar la salida de los sargentos del ejército, sin satisfacer realmente sus deseos, es decir "seguir en el ejército y ascender en su día, aún cuando el plazo fuese lejano", de tal forma que
si
los
sargentos
decidieran
no
383
solicitar
servicios
civiles
y
esperar pacientemente el ascenso, la ley sería inoperante sin que sirviera de nada (188).
El problema de los suboficiales sólo se resuelve -a su juicioabordando de frente la cuestión, y dando una ley que les proteja a la vez
que
garantice
su
derechos
sobre
nombramientos,
sueldos,
y
ascensos. Con estas medidas pretende conservar al sargento en filas, no darle salida, justificando su presencia en las necesidades del ejército "El problema militar de estos tiempos consiste en realizar una movilización
total
del
ejército,
haciendo
pasar
rápidamente
nuestras compañías de 80 a 250 hombres"
En
su
opinión,
aquí
radica
la
importancia
de
quienes
deben
desempeñar un papel vital, para el que se requiere vocación y energía tanto como cultura, aspecto éste último que ha sido "descuidado por el Estado" y sobre el cual se pronuncia el periódico "...antes creemos
que
buscar
nosotros
que
para
los
está
sargentos
obligado
a
destinos
civiles,
proporcionar
esa
ilustración á aquellos que la deseen. No hay que olvidar que si vinieron al servicio por precepto de ley, no por eso dejan de ser acreedores por su constancia en las filas y por su vocación al ejército de las armas, á que se les instruya y se les den
384
facilidades de separarse del servicio obligatorio militar para comenzar como oficiales la accidentada carrera de armas" (189). En estos términos plantea El Resumen su propuesta para combatir un proyecto que según sus palabras no había causado gran entusiasmo entre los políticos y tampoco entre los profesionales. Como botón de muestra presenta una nota de La Correspondencia Militar respondiendo a los artículos alusivos al tema publicados por el periódico de la izquierda, en la que se lee:
"Perfectamente dicho. La llamada cuestión de los sargentos no queda resuelta con la designación de algunos modestos empleos civiles para aquellos que
obtengan
su
licencia;
la
verdadera
solución
está
sin
legislarse todavía, y es la que se refiere al porvenir de esas beneméritas clases dentro de la carrera militar. Solución muy precisa para el ejército y para los interesados; para el ejército porque se halla muy falto de clases entusiastas que tengan la interior satisfacción del merecido y asegurado ascenso, nuestro
y
para
colega
los (El
interesados Resumen),
porque
muchos,
como
dice
muchísimos
muy de
bien
ellos,
tendrán más gusto en seguir en la milicia que en pasar á un destino" (190).
385
Independientemente de las opiniones que merece, nada ilustra mejor el grado de efectividad de ésta o cualquier otra ley, que las cifras resultantes desde su puesta en práctica. Esta información ha sido extraída por Daniel Headrick utilizando una fuente de primera mano, según la cual desde 1886 hasta 1889 se registraron 341 solicitud (191).
Tan sólo diez días después, un Real decreto firmado por el ministro Quesada venía a organizar los cuadros de la clase de tropa de Infantería, a la vez que determinaba la normativa para regular las distintas situaciones de la vida profesional de los sargentos, tales como reenganches, ascensos y clasificaciones, instrucción, separación del servicio y matrimonio (192).
En el ánimo del ministro estaba resolver el problema de la limitada movilidad de las fuerzas armadas, lo que sólo era posible teniendo
"el
número
necesario
de
cabos
y
sargentos
con
licencia
ilimitada para completar los cuadros al pie de guerra del ejército permanente y formar los de la primera y segunda reserva". Se trata, en definitiva y una vez más, de conseguir la plena operatividad de las unidades militares que se encuentran en activo, así como de obtener mejoras sustanciales a la hora de poner en pie de guerra los efectivos de la reserva y situaciones análogas.
386
Pero también colateralmente, se piensa en mejorar el porvenir de los sargentos "como premio á su permanencia por algunos años en las filas",
ya
fuera
mediante
el
ascenso,
la
provisión
de
servicios
civiles, o un retiro digno. Con este fin, se dictan normas para potenciar el reenganche de los sargentos que hubieran finalizado los seis años de servicio obligatorio en activo, y por un máximo de tres compromisos sucesivos "de otros tantos años de duración cada uno". La cuantía de los premios y pluses sería incrementada de tal modo que los reenganchados percibirían 500 pesetas más intereses por cada plazo de reenganche, cobradas al abandonar las filas, y un plus mensual que oscilaría entre 0'50 y una peseta diaria.
Los sargentos en esta situación podrían rescindir su contrato, siempre y cuando no hubiera guerra. Si por el contrario decidiera completar
el
período
máximo
de
reenganche,
una
vez
finalizado
el
tercero podría continuar en filas hasta los 46 años -edad de retiro- o solicitar uno de los destinos civiles contemplados en la ley pero sin el cobro de premio alguno.
Tradicionalmente se había incentivado poco el reenganche, por lo que se pensaba que estas medidas pecuniarias podrían estimular a los sargentos, pero según la denuncia de un sargento publicada en El Resumen,
las
nuevas
disposiciones
empeorarían
las
condiciones
económicas de esta clase respecto a la situación hasta ahora vigente 387
regulada por Real Orden de 4 de julio de 1884, según la cual "el premio para los reenganchados, por cuatro años, que era el tiempo antes
señalado,
consistía
en
600
pesetas
que
se
cobraban
125
al
contraer el compromiso, otro tanto al transcurrir dos años y el resto 350 al terminar el plazo" (193). Sea como fuere, estos incentivos económicos
por
sí
solos
no
lograrían
acallar
su
deseo
de
medrar
profesionalmente. Precisamente la dificultad de los suboficiales para ascender retrajo el reenganche de los reclutas.
Bajo
el
primer
mandato
liberal,
y
auspiciado
por
Martínez
Campos, los suboficiales tuvieron abierta la posibilidad de ascender hasta el grado de comandante sin necesidad de pasar por la Academia al crearse la nueva Escala de Reserva Retribuida, pero esta medida no resultó
acertada
y
los
oficiales
procedentes
de
la
academia
considerando que con ella se dificultaba la movilidad del escalafón, marcaron siempre la distancia entre ambos (194).
Otro enfoque del problema presenta el Real Decreto de 20 de julio de 1885, pues preveía la creación de una academia especial en la que deberían ingresar los sargentos con seis años de servicio -cuatro en clase de sargento- que desearan su pase a la oficialidad de las armas generales y no estuvieran dispuestos a completar su instrucción en la Academia General Militar (195).
388
De momento, estas disposiciones quedarán sobre el papel, pues el cambio de gobierno que siguió a la muerte del monarca hacía previsible una orientación de éste y otros problemas más afín al criterio de los nuevos dirigentes del Partido Liberal, aunque faltaba por ver cual era -en la práctica- el nivel de discrepancia entre las dos organizaciones políticas mayoritarias.
Los cambios no se hacen esperar, y la ley de sargentos sufre sus primeras modificaciones, que serán calificadas de "remiendos" por El Resumen. El día 29 de enero de 1886 se publicaba en la Gaceta un Real Decreto con las nuevas disposiciones justificadas en la necesidad de garantizar la doble funcionalidad de la ley, es decir proveer ciertos destinos en favor de determinadas clases del ejército pero además asegurar un buen e ininterrumpido funcionamiento de los servicios públicos. El artículo primero decía así:
"Cuando la índole de los servicios públicos lo exija, podrá encomendarse el desempeño de los destinos, cuya provisión debe hacerse con arreglo á la ley de 10 de Julio de 1885, á las personas que merezcan la confianza de las autoridades ó centros directivos de que los mismos dependan, con carácter provisional, y sólo para el efecto de que no se interrumpa el servicio de que se trate, haciéndolo así constar en el respectivo nombramiento" (196). 389
Nada se aporta de nuevo sobre la cuestión de los ascensos, olvidada
hasta
que
los
acontecimientos
de
septiembre
del
86,
promovidos por la Asociación Militar Republicana, pusieron de relieve el descontento de los sargentos y causaron la alarma en el gobierno, instando al nuevo ministro del ramo, Ignacio María del Castillo, a adoptar medidas para reducir su número a la vez que se buscaba una salida a su promoción interna.
El día 27 de octubre eran aprobados dos decretos cuyo contenido se
basaba
en
sendos
sargentos
primeros,
alféreces
(197).
y
Aquel
proyectos el
de
segundo
fue
muy
Jovellar. en
Uno
relación
contestado
por
referido
a
los
ascenso
de
los
al el
partido
de
la
izquierda liberal, ya que se interpretó como un intento de suprimir esa clase en represalia por los sucesos del 19 de septiembre.
Según
se
desprende
del
texto
relativo
a
los
sargentos,
se
trataba en primer lugar de evitar que estuvieran en dicho empleo más de seis u ocho años, asegurándoles el ascenso; pero al mismo tiempo se obligaba a que los sargentos segundos adquirieran los conocimientos propios
de
la
profesión
militar
establecida en Zamora.
390
en
la
academia
recientemente
Sobre este particular se manifiesta El Resumen en los siguientes términos:
"Trabajo
nos
cuesta
el
creer
que
sean
estas
las
reformas
anunciadas, y que nuestros Ministros de Guerra no encuentren medios
más
racionales
y
más
útiles
de
curar
los
resienten
de
males
del
ejército.
Cuando
las
escalas
militares
se
una
gran
paralización por el exceso de personal en los grados superiores, la quieren evitar ascendiendo al empleo inmediato á un cierto número
de
los
que
están
en
la
última
categoría.
No
lo
entendemos" (198).
En el trasfondo de la ley estaba la conveniencia de agilizar la promoción de los sargentos primeros, y para ello se precisaba reducir las plantillas hasta donde lo permitiera el buen funcionamiento del servicio, y teniendo en cuenta la necesidad de contar en la reserva con mayor número de clases que las producidas por el sistema vigente se limitaría el tiempo de servicio máximo y permanencia en filas.
Para llevar a buen término el proyecto, propuso el ministro librar a los sargentos primeros de las tareas administrativas, que serían
desempeñadas
por
los
capitanes, 391
de
tal
manera
que
los
suboficiales pudieran dedicarse a la labor específicamente militar como auxiliares de los oficiales. Pero para ejercer esta misión con éxito
habría
que
asegurarles
los
medios
de
obtener
la
indispensable, y con ese objetivo, se pensó en empezar por
aptitud
preparar a
los sargentos segundos que desearan promocionarse. En
una
línea
claramente
ascender
los
sargentos
de
continuista,
todas
las
se
armas
e
dispuso
que
institutos,
para
excepto
Sanidad militar, deberían cursar estudios en una Academia especial, y una vez superadas las pruebas y ya con el grado de sargento primero, podrían pasar a alférez de infantería y caballería, quedando adscritos al "Cuerpo de Tren" los procedentes de las armas especiales y de la Administración militar (199). El
Resumen
comenta
la
confusión
del
articulado
y
opina
que
oculta la voluntad gubernativa de eliminar a los sargentos primeros, porque el ejecutivo no había podido evitar que algunos se sublevaran ni tampoco descubrir a los que tenían compromisos revolucionarios. Cuestiona que haga pagar a toda una clase "digna de consideración é insustituible en el ejército" no sólo la falta de unos cuantos, sino "la incapacidad o la torpeza de arriba". Aún
reconociendo
que
los
sargentos
en
mayor
o
menor
número
venían tomando parte en los movimientos sediciosos y por ello podían representar una grave amenaza para el orden, tanto más cuanto que ejercían gran influencia sobre la tropa, propone como fórmula más idónea para mantener la paz que se abandone ese empeño en "emprenderla 392
contra los sargentos echándolos a la calle con o sin compensación" y a cambio,
se
opte
por
buscar
los
medios
de
contentarles
mediante
ventajas y estímulos tal y como hacían en otros países. Pero mejor aún sería -dice- analizar las causas generales del descontento de todas las clases militares para poner fin a tales situaciones (200).
Este
proyecto
no
llegó
a
cuajar,
y
en
ésta
como
en
otras
cuestiones de índole militar, las soluciones se irán dilatando en el tiempo o carecerán de la profundidad necesaria para dar respuesta de una vez por todas a los problemas que tan reiteradamente se venían observando a lo largo de los años.
III.2.5.- CONSPIRACIONES Y PRONUNCIAMIENTOS: VILLACAMPA.
Cuando los más optimistas confiaban que el recién creado sistema restaurador
erradicaría
el
virus
del
pronunciamiento,
nuevas
intentonas -antes y durante la década de los ochenta (201)- vinieron a desmentir tal idea e hicieron poner en guardia a las fuerzas políticas del país contra el republicanismo, como principal inspirador de tales movimientos. 393
Efectivamente, octubre
de
la
(202)
1880
Asociación y
vinculada
Militar al
Republicana
partido
creada
progresista
de
en Ruiz
Zorrilla, actuó como elemento catalizador de los descontentos dentro del ejército, esgrimiendo consignas, en principio muy ambiguas, que se irán concretando en cuestiones como el servicio militar obligatorio, la equiparación de los cuerpos castrenses y un sistema de ascensos más justo.
Su labor de captación tuvo cierta incidencia entre los oficiales jóvenes jerarquía
y
la
suboficialidad,
militar
(203),
lo
y que,
prácticamente junto
a
la
ninguna falta
entre de
la
medios,
condicionaría el alcance de las acciones emprendidas (204). El reducido apoyo y la escasa coordinación acabará por provocar gran desconcierto entre los sublevados y el fracaso de las sucesivas intentonas (205).
En los primeros días de agosto de 1883, Badajoz, Santo Domingo de la Calzada y Seo de Urgel, se convirtieron en el centro de una asonada que costó la vida a alguno de los insurgentes, aunque la mayoría de los militares y civiles que participaron en ella pudieron escapar de la pena capital huyendo al exilio en Portugal y Francia (206). Peor suerte corrieron los generales Velarde, Ferrer, Villacampa e Hidalgo, detenidos antes de hacer efectiva la conjura que pensaban
394
capitanear el 27 de abril de 1884, o los militares Ferrándiz y Bellés, fusilados por su intervención en Santa Coloma de Farnés (Gerona).
Durante el año 85, otros movimientos militares tienen lugar en Zaragoza
y
Cartagena.
El
16
de
julio
El
Resumen
notificaba
la
desarticulación de un complot ocurrido en Zaragoza y la detención de los
señores
Magallón
y
Lasso
(207).
En
la
edición
del
día
2
de
noviembre comenta un incidente en Cartagena sobre el que dice reina gran
confusión.
Según
sus
palabras
un
capitán
de
fragata
en
colaboración con 14 hombres había protagonizado un altercado en el Cuartel de Guardias del Arsenal. Esta intentona será también abortada (208).
Sobre
el
primero
de
estos
asuntos,
se
tuvieron
noticias
en
Madrid a primeras horas de la noche del día 15, y no era media noche, cuando los ministeriales difundieron información con todo tipo de detalles. Parece que el gobierno tenía ya conocimiento, a través de confidentes, sobre la organización de un movimiento en Cataluña y Zaragoza, y también de la entrada en España de un grupo de emigrados (11 en total).
Tres días antes, se habían recibido unos despachos telegráficos anunciando el levantamiento de una partida de ocho hombres en las proximidades de Mataró, que fueron detenidos por mozos de escuadra 395
tras
una
produjo
persecución cierta
en
el
agitación
en
camino
de
Gerona.
determinados
Simultáneamente,
elementos
políticos
se de
Zaragoza.
El gobernador de la provincia tomó cartas en el asunto y rodeo el lugar -una casa de campo próxima al castillo de la Aljafería- en que se encontraban un grupo de conspiradores. Ahí habían ido llegando, por
parejas,
hasta
60
individuos,
de
los
que
10
o
doce
fueron
detenidos mientras el resto huía. Los supuestos jefes de la operación, Magallón y Lasso, quedaron arrestados en esos momentos. Al encontrarse armas en dicho lugar, se pensó que previsiblemente los conjurados planeaban algo semejante a lo ocurrido en Mataró.
Una vez expuesta la versión oficial de los hechos, El Resumen pasa a comentar las noticias obtenidas por la prensa de esa localidad. Dice que los periódicos de Zaragoza no contribuyen a esclarecer el hecho, y únicamente La Derecha y El Diario de Zaragoza (209) dan algunos detalles. El primero, minimiza el asunto y habla de que "la tremenda emboscada" se redujo a "poca cosa": la detención de ocho individuos armados con fusiles antiguos y otro más en "una casa de la puerta de Sancho". Se refiere a los rumores que corrían en torno a los hechos,
"todos
fantásticos
e
increíbles",
lo
que
en
tales
circunstancias -dice- es frecuente, resultando que "siempre se abulta la imaginación, siempre juega la hipérbole un papel importantísimo". 396
Asegura que los detenidos son mayormente militares, y expresa su deseo de que no se confiera importancia a un hecho que, a su juicio, carece de ella, "á un suceso aislado y sin consecuencias, para el cual no
valía
la
pena
de
haberse
desplegado
un
lujo
tan
grande
de
precauciones como el que estos días hemos podido observar".
El Diario de Zaragoza se muestra más crédulo según palabras del Resumen.
Ratifica
la
detención
de
convencimiento
de
que
en
aquella
comprometidas
con
los
conspiradores
ocho
personas
ciudad
no
que
las
y
había
expresa más
cincuenta
su
fuerzas personas
reunidas y sorprendidas en el corral del Val. Lanza un alegato en defensa de la guarnición de Zaragoza "que ha dado y dará pruebas inequívocas de su inquebrantable adhesión á las instituciones y de su profundo respeto á las Ordenanzas..".
Es evidente la confusión que reina, hasta el punto que, en la misma jornada, la prensa ministerial desdecía al colega zaragozano haciéndose eco de rumores según los cuales una parte de la guarnición "no
era
totalmente
ajena
al
hecho".
Pero
las
dudas
parecen
desvanecerse cuando el día 17 aparece publicada la detención de un grupo de sargentos (seis más o menos) de aquella guarnición, aunque esta acción no tenga para todos el mismo significado y la presunción de inocencia no quede vulnerada. 397
El
Resumen aclara
que
"de
las
averiguaciones
practicadas no
resulta complicidad de ninguna clase contra los jefes y oficiales, sosteniéndose por último que los sargentos detenidos lo han sido por leves sospechas, mas no porque contra ninguno de ellos resulten cargos concretos".
Causa extrañeza en la redacción el mutismo mantenido por la prensa zaragozana sobre la identidad de los detenidos, y especialmente sobre uno de ellos, el Sr. Magallón, pues aunque en los primeros momentos se comunicó su detención, las habladurías sembraron la duda sobre la veracidad de tal situación. El día 18 quedaba despejada al consignar los ministeriales que excepto aquel y el Sr.Lasso -sujetos a la
jurisdicción
militar-
el
resto
pasaría
a
disposición
de
los
tribunales ordinarios. En total fueron once los detenidos.
Así las cosas, las valoración sobre la magnitud y el carácter de los
hechos
soporta
distintas
interpretaciones.
La
autoridad
civil
discrepa de la militar, y mientras la primera magnifica la conjura y "cree haber aplastado con ella unas diez ó doce mil cabezas de hidra revolucinaria", el capitán general "no da ni poca ni mucha importancia á lo acontecido" (210). Por su parte, El Resumen, refiriéndose a la posible influencia de la Asociación Republicana Militar, afirma que no ve amenazadas en esos momentos las instituciones del país, y por el 398
contrario
cree
que
la
monarquía
puede
consolidarse.
Se
pronuncia
contra el gobierno al que acusa de provocar las conspiraciones, por el mero hecho de descubrirlas y demostrar a la opinión su previsión y acierto. En este sentido califica de reaccionarios los intentos de crear la alarma entre la opinión (211).
La conexión entre el republicanismo y este nuevo asunto, se pone de relieve con la difusión de los historiales que acompañan a los principales protagonistas militares. El Resumen publica el curriculum del teniente coronel Magallón, de quien dice que al estallar en 1883 el movimiento militar de Badajoz, mandaba uno de los batallones del regimiento de infantería de Gerona, de guarnición en Zaragoza y, en aquella ocasión, fue considerado sospechoso y se le mandó prender aunque pudo huir antes de que se consumara la detención. Sumariamente se le acusó por delito de conspiración y fue condenado a muerte.
Al
comenzar
el
año
86
y
teniendo
como
fondo
la
campaña
electoral, se produjo otra intentona frustrada en el antiguo centro cantonalista. El día 9 de enero, un sargento del regimiento de la Princesa en connivencia con otro del de Otumba lograba sorprender a la guarnición del fuerte de San Julián y apoderarse de él. La ocupación se realizó con el apoyo de unos cuarenta paisanos que al grito de ¡Viva la República! irrumpieron en el castillo, resultando mortalmente herido
en
los
incidentes
el
comandante 399
general
Fajardo.
Al
día
siguiente, los sediciosos aprovechando las vacilaciones del coronel Merás, sustituto en el mando leal al gobierno, huyeron en un falucho a Orán (212).
Cuando llegan a Madrid las primeras noticias, el castillo estaba ya bajo tropas leales, pero ello no calma la general indignación que causa la asonada ni impide la expresa reprobación de los partidos monárquicos. Incluso -dice El Resumen- algunos elementos republicanos no se ocultan para condenar un hecho, que "sirve para añadir una página
deplorable
á
la
ya
triste
historia
de
nuestras
contiendas
civiles" (213).
La prensa de distintos matices se hace eco del malestar y, excepto "uno ó dos periódicos que tampoco se arriesgan a defenderlo", condena el hecho. Pero no todos lo hacen con igual vehemencia, pues mientras El Imparcial se expresa con gran calor, El Liberal "se limita a narrar los hechos, sin entretenerse en discursos que son en realidad ociosos..." (214).
No permite
obstante, observar
una como
lectura La
detallada
Epoca
aprovecha
de
los
para
acontecimientos lanzar
diversas
alusiones hacia la permisividad con que los izquierdistas han acogido los sucesos de Cartagena, ya que ello suponía un desgaste para el gobierno de Sagasta. El Resumen, está presto a responder a tales 400
especulaciones y reitera su posición junto al gobierno ante actitudes de presión y acoso que se sitúen fuera de la legalidad.
Como ya había ocurrido otras veces en situaciones análogas, la represión se encargó de depurar las filas republicanas, y la detención de sospechosos no se hizo esperar. El día 13 se contabilizaron 24 personas presas figurando entre ellas un sargento de la Guardia Civil licenciado, y en las jornadas siguientes la acción del gobierno se cierne sobre los comités zorrillistas de Zaragoza y Sevilla. El embate gubernamental alcanzó también a los posibilistas, resultando preso el director del Amigo de Cartagena
(215).
Sobre la naturaleza de estos movimientos, la opinión general señaló a los republicanos progresistas como principales instigadores, aunque en relación con el de Cartagena del 31 de octubre (1885), hubo quien acusó al carlismo (216) y sobre éste último, El Progreso dijo que era obra de los moderados (217). Por su parte, El Liberal trató de quitar a Zorrilla la responsabilidad y El Globo expresó su convicción de que ningún jefe de partido estaba tras la intentona de San Julián, siendo obra de algún republicano aislado.
Efectivamente Ruiz Zorrilla y sus seguidores se desentienden de este movimiento y niegan cualquier implicación en él. Desde su exilio
401
en París, y a través del Liberal, manifiesta ser contrario a lo que considera una algarada (218).
Aunque poco a poco se había ido rechazando la paternidad del movimiento de Cartagena, desde El Resumen se mantiene la tesis de la culpabilidad, directa o indirecta, de esa formación política. Estas son sus palabras:
"..ya sea un acto aislado de locura, ó parte de un vasto plan de conspiración,
simple
jugada
de
bolsa,
ó
movimiento
serio
largamente preparado por sus autores, los sucesos de Cartagena no vienen á ser en último término mas que el fruto de una política desatentada, inmoral, antipatriótica, que proclama la guerra al orden establecido, no por necesidad, sino por sistema, y que sea cual fuere el estado de derecho del país, prefiere á los medios pacíficos y legales el soborno de funcionarios, la indisciplina militar, la violencia, la sangre, el desprestigio de la nación y la ruina del crédito".
y concluye
"aunque no sea Zorrilla el padre de la idea, es su política, su sistema, su predilección por la lucha de asonadas y motines, mande
quien
mande,
haya
ó
no
haya
libertades,
estén
ó
no
abiertas las vías legales para alcanzar la satisfacción de todas las aspiraciones políticas" (219). 402
Estuviera o no implicado el partido republicano progresista en todos o algunos movimientos de esta naturaleza, lo que no se escapa a nadie es el terreno abonado que encontró entre ciertas clases del ejército. El descontento profesional de los sargentos fue un factor importante a la hora de recabar apoyos para la sublevación (220).
En septiembre del 86, se produce el último pronunciamiento de esta
centuria.
Zorrilla
Nuevamente
quien,
desde
llevaba
su
el
exilio
sello
en
de
su
París,
y
instigador utilizando
Ruiz como
intermediario al director del Progreso, don Andrés Solís, preparó un golpe de mano para provocar el cambio de régimen (221).
Acaudilló
la
sublevación
el
brigadier
Villacampa
-antiguo
miembro de la Guardia civil y disidente desde la Restauración-(222) siendo
secundado
por
el
capitán
del
regimiento
Garellano,
Carlos
Casero, el comandante de infantería y director de La Correspondencia Militar, Emilio Prieto y Villareal (223), y el teniente de la Guardia Civil,
Antonio
Muñoz.
En
esta
ocasión
varios
generales
-Merelo,
Salamanca- y jefes respaldaron la iniciativa republicana, asistidos en lo civil por el Marqués de Montemar.
Los contactos para recabar apoyos y fijar el lugar y fecha venían
produciéndose
tiempo
atrás
en
una
sastrería
de
la
calle
Preciados, propiedad de un republicano, y no pasaron desapercibidos al 403
gobierno por lo que fue necesario introducir cambios en los planes iniciales (224). Sin embargo, no se atajó el movimiento, de modo que en la noche del día 19 se desencadenan los incidentes en la capital.
En la mañana del 20 aparecen las primeras noticias sobre el pronunciamiento. La Correspondencia de España publica un avance en su edición matutina -ordinariamente para suscriptores, aunque esta vez la sacó
a
la
fielmente
ventasu
y
otros
interpretación
periódicos de
los
le
secundan,
hechos.
Según
transcribiendo nos
refiere
El
Resumen, a las 11 de la noche se habían sublevado dos escuadrones de caballería de Albuera y algunos soldados del regimiento de Garellano, que partieron desde el Cuartel de San Gil al grito de ¡Viva Salmerón! ¡Viva la Federal!.
Desde
los
primeros
momentos,
se
comentaba
el
liderazgo
de
Villacampa y la intervención del capitán general de Madrid encabezando las fuerzas que se dirigían contra los insurrectos. También el estado de guerra y la ley marcial decretada en Madrid, así como el excelente espíritu y la precisión con que acudieron a sus puestos las tropas leales. No se obvian las primeras bajas -el brigadier Velarde y el coronel conde de Mirasol- al ser interceptados por una avanzada de los sublevados.
404
A las cinco de la mañana llegaron a la redacción otras noticias asegurando
la
neutralización
del
movimiento.
Villacampa
que
había
huido a Vicálvaro y de ahí a Morata de Tajuña, no consiguió alcanzar los montes de Toledo para internarse en Portugal -su única vía de escape- pues fue sorprendido y capturado por las tropas del general Moreno de Villar. El teniente González fue el único oficial de los que le acompañaban que corrió la misma suerte. Otros pudieron escapar y acabarían por refugiarse en Francia. En
total
habían
intervenido
140
soldados
del
regimiento
de
infantería y dos escuadrones de caballería. El capitán de infantería Sr.Serrano, fue quien mandó la fuerza rebelde y no se adhirió ningún oficial de caballería, por lo que el sargento Tomás Pérez se había puesto al frente de los 85 hombres de este arma que lograron sumarse a la sublevación. Fuera de la capital, no se apreció ningún signo de apoyo a los rebeldes, aunque en las siguientes jornadas se harán detenciones, y la prensa de provincias se hace eco de esta situación (225).
El Resumen daba cuenta, el día 21, del arresto de 80 paisanos, entre
los
conocidos
que por
se sus
hallaban ideas
"muchos
comerciantes
republicanas".
Pero
en
e
industriales
cuanto
que
su
vinculación ideológica no era prueba irrefutable de su participación, el diario, desaconsejó la política gubernativa seguida hasta entonces, alegando que la detención de sospechosos "a granel" no hacía sino 405
descubrir
el
desconcierto
de
la
autoridad
sobre
la
trama
revolucionaria, -"no sabe más que lo que es ostensible á los ojos de todo el mundo"- y además, algunos de los supuestos implicados acababan en libertad, como en el caso de los presos de Orense y León.
Tampoco comparte el excesivo celo con que -a su juicio- estaban actuando los gobernadores y alcaldes, incurriendo en arbitrariedades al "usar y abusar lindamente de sus poderes encerrando á tuertas o á derechas á cuantas personas podían parecer sospechosas, y aún á muchas que por ningún concepto ni motivo debían inspirar sospecha" (226).
En una primera valoración sobre el papel que habían desempeñado las partes enfrentadas, es decir los pronunciados por un lado y las autoridades militares y civiles por otro, opina que en el fracaso de la operación había incidido más el escaso respaldo de la población e incluso
el
incumplimiento
de
algunos
militares
verbalmente
comprometidos de antemano, que la intervención de las tropas leales, pues "éstas tardaron dos horas en salir a las calles de Madrid contra los sediciosos, lo que generó pánico y desconcierto. Además -añade- si el movimiento hubiera contado con una regular organización momentos después de iniciado, los rebeldes hubieran sido dueños de Madrid..." (227). Observa el periódico la falta de informes exactos sobre el alcance y finalidad de la intentona entre los mandos leales, y de ahí la tardanza en iniciar las maniobras. 406
Con
anterioridad
al
pronunciamiento,
López
Domínguez
había
alertado sobre una posible acción republicana, temeroso todavía de que la muerte de Alfonso XII desatara las pasiones de civiles y militares e irrumpiera nuevamente el fantasma del pronunciamiento. Para evitar tal situación había pedido la intervención del gobierno, y sugirió que se tomaran medidas preventivas
"..
en
estos
vacilaciones, pueden
momentos cuando
levantarse
se
en
de
duda
sospecha
armas,
es
-dice-, que
los
de
temores,
partidos
obligación
de
extremos
ineludible
del
ministro de la Guerra y del Gobierno todo considerar al ejército en
estado
preventivo
de
guerra,
debiendo,
por
consiguiente,
merecer su especial atencion; si había defectos, subsanarlos; si necesidades que se imponían, ir desde luego con mano firme y segura, con pensamiento preconcebido á remediarlos y á remediar todos los males; porque el ejército (...) por lo pronto, había perdido su jefe, un monarca joven, entusiasta, amante de la institución armada, que le amaba á su vez; y al desaparecer el Rey, y al venir una regencia y una minoría, tenia el Gobierno más que nunca el deber de recoger ese mando y de corregir con decisión
los
defectos
que
institución" (228)
407
desgraciadamente
existen
en
la
Sobre los hechos consumados no cabra más, para los adeptos al régimen, que congratularse por el fracaso de la sedición, sin por ello dejar de expresar su repulsa y enérgica condena. El señor Manuel Becerra manifestaba en nombre de la izquierda liberal su indignación por el "vergonzoso" pronunciamiento, y se colocaba junto al gobierno para contribuir al mantenimiento del orden y la libertad. Asimismo, El Resumen tomaba la palabra al diputado izquierdista ratificando además su
adhesión
"al
Rey
y
la
Regente",
mientras
reprobaba
con
duras
palabras la intentona abortada
"...constituyen (estos hechos) un crimen vergonzoso e infame, contra el que se levantan no sólo nuestro pensamiento de hombres políticos, sino también todos nuestros afectos y todos nuestros intereses de ciudadanos y de españoles" (229).
Con igual firmeza se expresaba El Imparcial, que no olvida destacar el limitado soporte social de la última intentona republicana y su convicción de que en tales condiciones no podría prosperar
"...¿qué mayor escarmiento para los fanáticos de la violencia que el espectáculo del despego, de la frialdad y del desdén con que ha visto desfilar por las calles esa mascarada del motín, afanosa por halagar las pasiones de un pueblo donde no han
408
hallado ni un eco, ni una simpatía, ni una turba siquiera que se les juntara" (230).
Una vez más todas las miradas se vuelven hacia los republicanos (231), aún cuando una parte de sus miembros, encabezada por Castelar prorrumpa en quejas sentidísimas "contra los que así trastornan la paz pública y ofenden á su propia patria ante la opinión del extranjero". Condena esa apelación a la fuerza, contraria a sus principios y -a su entender- injustificada en las circunstancias actuales.
Sus palabras, de sobra conocidas, vienen a equiparar a España con un país políticamente subdesarrollado. Así se
"Esto
no
es
España,
esto
es
Bulgaria;
expresa:
esto
es
Turquía
de
Occidente; esto es la vergüenza de todos; esto es la prueba de que nuestro país no es digno de libertad" (232).
Sobre
la
responsabilidad
de
Ruiz
Zorrilla
hay
total
coincidencia. En unas declaraciones, el político liberal señor Martos explica que no hay la menor duda de su implicación, y señala como factor determinante del reciente fracaso, la deficiente preparación del movimiento, realizado sin apoyo de la población de Madrid, a pesar -dice- de haber en la capital muchos republicanos. A su juicio, este levantamiento de "trescientos locos" había causado el efecto contrario 409
al
esperado
por
los
insurrectos,
pues
con
él
se
acrecentaba
el
prestigio de la Corona y de la Regencia" (233).
Según interpreta El Resumen, en la conspiración no se había contado con el elemento civil del partido republicano, sino tan sólo con hombres del pueblo y personas poco significadas. Unicamente, desde esta perspectiva, se explica el periódico que al señor Salmerón le sorprendieran los acontecimientos tanto como a la masa del público; que Figuerola, estrechamente ligado a Zorrilla, viviera tan ajeno a los hechos, hasta el punto de permitir que su familia saliera a la calle la misma noche del motín; o que Azcárate, Fernando González (el ex-ministro) y el diputado de la coalición, señor Muro, condenaran enérgicamente el movimiento del día 19.
Pero esta situación venía además a demostrar la fragilidad de la coalición republicana, evidenciando la irremediable escisión que se produciría en sus filas, pues -opina el diario-sorprendería que los elementos
sensatos
del
republicanismo
progresista
se
resignaran
a
vivir confundidos "con los conspiradores eternos, con los seductores de sargentos, con los que no conocen más derecho, ni más ley, ni más medio de luchar que la fuerza..." (234).
Al finalizar el mes unas trescientas personas entre civiles y militares fueron juzgadas por tribunales militares y condenados a 410
cadena perpetua. Para el brigadier Manuel Villacampa, el teniente Felipe González, y los suboficiales F.M. Velázquez, Francisco Cortés, Eduardo Bernal y Baltasar Gallego, se pidió la pena capital (235).
Tras
conocerse
cristalizando contraria. entre
la
en
En
la
dos
corrientes,
medios
jerarquía
sentencia,
políticos,
eclesiástica
una
la
opinión
favorable
económicos, se
al
se indulto
culturales,
orquesta
una
polariza
campaña
e
y
otra
incluso pidiendo
clemencia. Algunas entidades hacen llegar al gobierno sus peticiones de forma directa e indirecta: La Asociación de Escritores y Artistas cuyos
representantes
-los
señores
Arrieta,
Ferrari,
Corton,
Julio
Vargas, Guerra y Alarcón- se entrevistan con Sagasta; los comités izquierdistas de la provincia y ciudad de Sevilla, que utilizan a Manuel
Becerra
como
portavoz;
las
sociedades
de
ilustración
y
de
recreo de Jerez, Játiva y Mogente; la Sociedad Económica Matritense; las
sociedades
"Casino",
"Recreo",
"Liceo"
y
la
de
Socorros
"La
Cooperativa"; y Asociaciones humanitarias como la que presidía el senador izquierdista Rojo Arias (236).
En un artículo publicado bajo el título `Piedad, se comenta la abundancia de peticiones de perdón que en los días siguientes a la sentencia siguen llegando desde todos los puntos del país promovidas por gentes muy diversas
411
"...tanto se han extendido las corrientes favorables al perdón, y
tan
pronunciada
parece
estar
la
opinión
pública
en
este
sentido, que apenas habrá lugar de España, ni clase de nuestra sociedad
donde
no
hayan
encontrado
eco
los
generosos
sentimientos que dan origen á estas peticiones" (237).
Desde que se conoció el dictamen de los tribunales (3 octubre), la prensa se adhirió al movimiento en demanda de clemencia para los condenados
a
muerte.
El
Resumen
también
se
sumó,
justificando
su
posición por la condición cristiana de los que en él colaboran, pero también por razones de interés político. Así expresa su sentir
"...consideraciones
de
orden
político
circunstancias
presentes
templar
Reflexione
gobierno)
que
(el
el
estamos
aconsejan
rigor en
los
de
en
las
albores
las
leyes. de
un
reinado; que la paz de los espíritus no se cimentó nunca sobre sangre; mire que al corazón de la noble princesa que ejerce la Regencia debe ser grato el perdonar, porque así ofrece á la memoria de su llorado esposo y á la inocencia de su tierno hijo el Rey don Alfonso XIII un timbre más esclarecido y más grande que los de la justicia misma;" (238).
En palabras del Liberal, todas las opciones políticas y sus órganos
de
información,
desde
los 412
federales
hasta
los
carlistas,
coincidían en solicitar el indulto. Unicamente quedaban excluidos los conservadores (239).
Sin embargo, en el gabinete no parecía reinar tal unanimidad. Al hacer suyo el problema, pronto se vislumbró la dualidad de pareceres. Desde los primeros momentos, el ministro de Guerra se había decantado por un castigo ejemplar, y una vez conocido el dictamen del consejo de guerra, solicita junto a Sagasta, Beranger, Venancio González, Gamazo y Alonso Martínez su cumplimiento desoyendo las peticiones de perdón emitidas por Montero Ríos, Moret y López Puigcerver.
Cuando
todo
parecía
indicar
que
las
penas
impuestas
iban
a
ejecutarse, la regente decidió conceder el indulto tras entrevistarse con Sagasta, quien realizó una maniobra consistente en filtrar la noticia de la conmutación de la pena para forzar el cambio de actitud en el gabinete. La información corrió como la pólvora propiciándose un estado de ánimo favorable antes de que el Consejo de Ministros hubiera adoptado ninguna decisión en firme, y dando por hechos consumados lo que todavía era sólo un rumor (240).
El día 5 varios periódicos, incluido El Resumen, hacen circular comentarios sobre las decisiones que en torno al indulto se habían tomado en el Consejo de Ministro culminado en la madrugada del 4 al 5. Ante
la
total
reserva
de
los
consejeros, 413
el
Subsecretario
de
la
Presidencia dio a conocer a la prensa el resultado de la reunión afirmando que la opinión unánime de los ministros asistentes, -todos menos el de gobernación que estaba enfermo- se inclinaba a secundar los generosos propósitos de la reina, pero antes de darle cuenta de las deliberaciones de los miembros del gabinete, el señor Sagasta esperaría a conocer el voto del señor Venancio González.
Estas informaciones fueron transmitidas de unos a otros con la rapidez del rayo incluidos los "reporters" de los diarios de la mañana que marcharon a sus respectivas redacciones a comunicar la noticia. Sin
embargo,
"personas
algunos
autorizadas"
periodistas y
deseando
recogieron
una
cerciorarse nueva
acudieron
versión,
a
también
comunicada por el Subsecretario a varias redacciones. El texto en cuestión decía:
"Los ministros reunidos esta noche han adoptado por unanimidad un acuerdo que no puede hacerse público hasta conocerse el voto del Ministro de la Gobernación, y someterlo mañana en último término á la voluntad de la Reina regente".
Esta última explicación recogida por El Globo fue comentada en términos que expresaban su impresión de que "la preciosa prerrogativa de gracia sería ejercida por esta vez". Tampoco varió las expectativas del
Imparcial,
El
Liberal,
La
Opinión 414
o
el
mismo
Resumen,
que
compartieron la idea de que "los generosos sentimientos de la Reina prevalecerían sobre el rigor de las leyes" (241).
Finalmente se permutó la pena (242), aún en contra del criterio de los titulares de Guerra y Marina, también extendido entre los conservadores. La consecuencia política inmediata fue la dimisión de estos ministros, secundados por el resto del gabinete.
En sendos artículos bajo los epígrafes `El Perdón' y `Ayer' mostraba el órgano reformista su regocijo por la decisión última, de la que hacía única valedora a la reina. Reconocimiento de un gesto que hizo cundir un sentimiento de gratitud entre la opinión general a la vez que se comentaba el fracaso del gobierno.
Para
El
Resumen,
la
crisis
del
gabinete
era
un
hecho
incuestionable una vez conocida la dimisión del ministro de guerra, pero además le inundaba el convencimiento de que el ejecutivo en pleno estaba "fuera de combate" y era incapaz de seguir dirigiendo los negocios públicos. En esta previsión no hay equívoco, pues tan sólo tres días más tarde, el 9 de octubre, quedaba constituido un nuevo gobierno.
Los órganos afines al republicanismo también fueron sensibles al papel
jugado
por
la
monarquía
en 415
la
resolución
del
conflicto
y
mostraron en respectivos artículos su agradecimiento. El Globo se expresaba en los siguientes términos:
"Ante ese deber de hombres honrados, interrúmpese por un momento nuestro deber de hombres de partido. Lo cumplimos sin esfuerzo, y noblemente reconocemos que el uso hecho esta vez de la regia prerrogativa, enaltece y honra á la augusta señora que se halla al frente del Estado".
Igual sentir impregna la redacción del Liberal cuyo número del día 6 contiene un artículo titulado `La Corona de la Piedad' con palabras sumamente elocuentes
"... El Liberal inclina hoy con respeto ante el trono su cabeza, que tan pocas veces inclina ante nadie, para felicitarle por el uso de la regia prerrogativa, con la cual los reyes se hacen más semejantes á Dios, que ha encerrado en el perdón la dicha más pura en lo humano" (243).
Menos
complaciente
con
la
Corona
se
muestra
el
órgano
pimargalliano, La República, que aprovecha el "clemente acto de la reina"
para
poner
de
manifiesto
la
inoportunidad
de
un
oficio
recientemente enviado por el general Pavía a la prensa recomendando prudencia a sus respectivas redacciones. Estas fueron sus palabras: 416
"Predispuesto
se
hallaba
nuestro
espíritu
para
el
gozo,
apercibida nuestra voluntad para el aplauso; bien haya una y mil veces, decíamos, quien pudiendo perdonar perdona; quien pudiendo elegir entre causar amargo llanto ó enjuagarlo lo enjuaga:" y cuando
esto
decíamos,
y
cuando
olvidados
por
un
momento
de
medidas, cuya pesadumbre abruma, y que ya no tienen razón de ser,
nos
disponíamos
á
exponer
nuestra
opinión
acerca
del
indulto otorgado anoche, llegó á nuestro poder como si quisiera devolvernos á la triste realidad de una situación insostenible, un oficio de la autoridad militar.." (244).
Efectivamente los sucesos del 19 de septiembre tuvieron desde los
primeros
momentos
consecuencias
notorias
en
el
recorte
de
libertades ciudadanas y particularmente sobre la prensa.
El día 22 de septiembre había sido denunciado y arrestado el director del Liberal, uno de los pocos periódicos, junto al Progreso y La República, que se sustraen a la condena de la sublevación. La publicación del artículo titulado `La insurrección y el castigo', en el
que
se
pedía
a
la soberana un rasgo de generosidad para los
insurrectos con un tono que fue considerado irrespetuoso, motivó el envío de una circular sujetando la prensa a la autoridad militar y restringiendo su contenido. 417
Este periódico expresará después su decepción por la falta de respuesta
entre
la
opinión
al
sojuzgamiento
de
los
medios
informativos. El día 25 manifestaba su desaliento diciendo que a pesar del silencio impuesto a la prensa periódica "ni se ha hundido el firmamento ni han temblado las esferas".
A su entender esta situación venía a probar que la decantada importancia de los periódicos era un mito, y que no suscitaban ningún temor a los poderes públicos pues "se les manda callar y callan". Otra cosa
diferente
hubiera
sido,
según
este
diario,
que
la
autoridad
hubiera arremetido de un modo semejante contra otras instituciones como, por ejemplo, el clero o la justicia (245).
El
oficio
expedido
por
el
Capitán
General
del
distrito
de
Castilla la Nueva, maniataba la libertad de expresión al ordenar que se obviara cualquier información alusiva -directa o indirectamente- al procedimiento judicial en curso, así como a la disciplina y al orden público.
El Resumen recibía el mismo día 22 la recomendación oficial y publicaba sucesivos artículos bajo títulos tan explícitos como `Ordena y Manda' o `A Callar', reproduciendo el contenido del citado oficio, y otro del gobernador civil por el que en aplicación del artículo 11 de 418
la ley de 26 de julio de 1883 sobre imprenta, se le pedía que mientras durase el estado de guerra en la capital- presentase un ejemplar del diario en el gobierno de la provincia y otros dos en la Capitanía
General
en
el
tiempo
y
forma
prevenidos
por
el
citado
artículo.
Asimismo daba a conocer la acogida de su redacción a tales disposiciones, sin dudar en calificarlas "contrarias a la libertad y propias de los gobiernos y hombres conservadores, no de liberales" (246).
Las amenazas proferidas por Pavía en el sentido de entregar los periódicos a un Consejo de Guerra o decretar su supresión en caso de reincidencia, actúan como factor disuasorio, y el órgano reformista como otros hacen pública su decisión de acatar este imperativo (247), pero
adelanta
su
opinión
sobre
las
consecuencias
derivadas
del
amordazamiento de cierta prensa.
No se extraña de que en tales circunstancias se guarde con "religioso esmero" el secreto del sumario, y apoya tal medida para no entorpecer con noticias o datos poco fiables -de prensa irresponsablela acción de los tribunales, pero recuerda que guardada la debida discreción y prudencia, no se debe colocar a los medios informativos en la situación imposible en que se encuentra pues si es nociva para 419
las empresas, más todavía para el gobierno, ya que al enmudecer los centros
oficiales
de
información
la
prensa
de
Madrid
se
siente
impotente para contrarrestar a la de provincias que se despacha a su gusto
haciéndose
eco
de
"los
más
absurdos
rumores,
sin
que
los
periódicos de la capital puedan rectificar ni desmentir los rumores (248).
La Epoca secunda esta interpretación y cree que estaría bien una mayor libertad, pero matiza "aunque fuese refrendada por una censura inteligente", puntualización en línea con el sentir del grupo político que representa (249).
El silencio de la prensa política madrileña sobre el asunto Villacampa -señalado por El Globo (250)- se rompe el día 5 tras los primeros rumores de indulto salidos del Consejo de Ministros. Ese mismo día se enviaba la circular militar, y varios periódicos fueron retenidos
en
Correos
sin
que
sus
ediciones
pudieran
llegar
a
provincias. Estos fueron El Diario Español, El Estandarte, El Globo, El Resumen, La Correspondencia Militar, La Epoca, El Progreso, La Unión, El Siglo Futuro, El Liberal, El Imparcial, La Opinión, La Gaceta Universal, El Noticiero, La Fe y La Correspondencia de España (251).
420
Las equívocas declaraciones del Subsecretario y la precipitación de algunos periodistas, quizá en el ánimo de que la benevolencia hacia los reos se impusiera, si bien había hecho prosperar la falsa noticia del indulto derivando en las consabidas represalias para la prensa que
deberá
rectificar
su
error-,
tuvo
el
efecto
deseado
mayoritariamente en la solución del conflicto.
El pronunciamiento de Villacampa había fracasado, el indulto se había conseguido y la crisis de gobierno se había resuelto con el cambio
de
cuestión intentona
algunos de
las
por
de
sus
miembros
responsabilidades
la
autoridad
-aún en
gubernativa
sin
el y
haberse
tratamiento militar-
aclarado dado
(252),
la
a
la
pero
la
impresión generalizada de que los acontecimientos del 19 eran un aviso de lo que podría volver a suceder, y quizá con mejores resultados, mientras continuara el descontento entre ciertas clases militares, indujo al nuevo gobierno a plantear una vez más el problema del ejército (253).
En el Consejo de Ministros del día 11 de octubre se abordó la cuestión
de
las
reformas
militares
discutiéndose
los
medios
para
"alejar las facilidades de seducción" de los subalternos del ejército. Varias
fueron
obligatorio,
las 2)
cuestiones
proyectos
examinadas:
1)
el
financieros-militares
servicio para
militar
reducir
el
excedente de oficiales, 3) el problema de los sargentos, y 4) la 421
reforma de las Ordenanzas del Ejército en el sentido de regular los límites de la "obediencia debida" del soldado para con sus jefes siempre
que
esta
obediencia
le
llevara
a
la
ejecución
de
actos
contrarios a los juramentos prestados.
Las medidas más inmediatas que tomó el gobierno para alejar el peligro
fueron
la
reorganización
de
los
sargentos
primeros,
y
la
deportación a Fernando Poo o a otros presidios africanos -más segurosde los jefes principales de la sedición (254). Pero considerando que los cambios en la organización militar apremiaban, El Resumen con gran impaciencia expresa su falta de confianza hacia la actitud reformista del gobierno recordando las promesas del ejecutivo -"ahora sí que va de veras"- y los continuos Consejos reunidos desde los sucesos del 19, en principio, con la finalidad de estudiar la situación del ejército y poner coto a escenas como las presenciadas aquel día, pero la realidad -dice- es que "en la Gaceta pasa el tiempo y nada sale" (255).
Mientras los debates sobre la reforma militar continúan en una línea de proyectos diversos cuya presentación en las Cortes debería hacerse en esa legislatura (256), la opinión del partido izquierdista, a través de López Domínguez, constituye un recordatorio insistente para el gobierno sobre la necesidad de "devolver la salud moral, económica y técnica al cuerpo militar enfermo". Lamenta que de estos males sólo se hable un día, "cuando los síntomas aparecen bajo forma 422
escandalosa á los ojos de todo el mundo, para olvidarlos luego, en seguida que torna á despejarse el horizonte y que vuelve la calma a los espíritus" (257).
El jefe de la izquierda había reprobado personalmente la acción de
Villacampa,
según
dijo,
inducido
por
su
condición
de
militar,
liberal y patriota y por el daño que tales iniciativas ocasionaban a la disciplina del ejército, la libertad y el crédito del país. En su opinión la erradicación de este tipo de sucesos requería algo más que la acción punitiva sobre sus instigadores
"las sediciones militares -señala- son delitos que no pueden quedar impunes. Pero cuando se producen y repiten como entre nosotros, donde tan larga y alta prosapia les han dado los azares de nuestra vida política, son á la vez manifestación de un estado patológico para el cual no bastan las sentencias de los tribunales de guerra, sino que hace falta el examen sereno y el voto desapasionado de los legisladores..."
Afirma que tanto como el castigo del hecho consumado importa al país
la
previsión
para
evitar
que
se
reproduzcan,
y
de
ahí
que
aconseje reiteradamente rectificar no tanto los principios como los procedimientos para la reorganización del ejército, y de esta manera evitar que su estado moral y material no sirva al conspirador político 423
como "llave ó ganzúa más bien" con que fraguarse la entrada en los cuarteles.
Pero extrae
al
también
analizar
los
sucesos
de
septiembre,
sobre
la
reacción
conclusiones
López Domínguez
de
la
ciudadanía
observando que junto a la total indignación de algunos "patriotas", la masa de la opinión había demostrado una total indiferencia
-"como una
falta de fe y de aliento"-, lo que a su juicio indicaba que, además del ejército, el conjunto de la nación estaba enferma y requería el aliento del gobierno cuyos miembros deberían gobernar para el país y no únicamente para su propio partido (258).
Los
consejos
de
López
Domínguez
pasaban
por
la
necesaria
reestructuración militar dejando claras sus prioridades en el orden político y él mismo se ofreció a poner en práctica sus ideas en la hipótesis de que fuera llamado a sustituir a Sagasta, diciendo que se cuidaría
mucho
de
reorganizar
en
primer
lugar
el
ejército
para
convertirlo en una institución de orden y nunca causa de desorden para el país (259).
Con el fracaso de esta sublevación se daba el último adiós a la Asociación Republicana Militar (260), y más importante aún, finalizaba la
vieja
tradición
española
de
los
pronunciamientos,
aunque
posteriormente el Ejército, y no ya sus clases inferiores, retomará el 424
protagonismo político con el golpe de estado perpetrado el 13 de septiembre de 1923.
III.2.6.- LOS PRESUPUESTOS MILITARES.
Directamente relacionado con el mantenimiento de los ejércitos permanentes y especialmente con el crecimiento de las escalas, estaba el aumento de los presupuestos del Ministerio de Guerra, porcentaje elevado de los gastos estatales, y considerado, por una parte de los poderes públicos, responsable del incremento de las cargas.
Un anónimo bajo las siglas D.P. calificaba de inútil y total desatino la existencia de un ejército numeroso en tiempo de paz, y escribía al respecto
"...para qué sirven (los grandes ejércitos) en tiempo de paz? Para
qué
sirven?
Para
arruinar
á
los
pueblos,
ó
para
perpetuarlos en las miserias, porque no es lo mismo trabajar que estar ocioso. Un hombre dedicado á un trabajo productivo aumenta la riqueza y el bienestar moral y material, mientras que el 425
dedicado á la ociosa vida militar se convierte necesariamente en un parásito corruptor. (...) Esta
es la causa original de las
deudas públicas, y de los impuestos enormes que agobian á los pueblos, pues los ejércitos consumen mas de la mitad de las rentas de los Estados en tiempo de paz, y los empeñan en tiempo de guerra" (261).
Considerando
la
abundancia
de
la
oficialidad
y
lo
que
su
mantenimiento significaba en el costo total de las fuerzas armada, parecía difícil reducir los gastos si no era con economías en las pagas, material e infraestructura (262). Sin embargo, recortando estas partidas se corría el riesgo de empeorar la situación económica y social del ejército e incentivar su descontento.
La única medida efectiva para reducir el presupuesto pasaba por una profunda reorganización militar que no llegó a hacerse y, aunque los debates presupuestarios ponían de relieve el desbordamiento de los fondos destinados a las fuerzas armadas así como su mala gestión, la actuación de los responsables ministeriales del ramo obviarán entrar en el fondo del problema (263).
Durante el Sexenio el porcentaje de los presupuestos del Estado destinados
a
Guerra
se
había
reducido
con
respecto
a
los
años
anteriores en torno al 15%. Sin embargo, al restaurarse la monarquía 426
la situación es preocupante, ya que su debut se hace sobre la base de una fuerte subida que la partida presupuestaria de Guerra experimentó en 1874, alcanzando ese año algo más de 275 millones de pesetas (43,9% sobre el total) y al siguiente, unos 357 (46,9%).
La continuación de las guerras carlista y cubana exigió grandes contingentes
de
tropa
y
material,
debiendo
esperar
al
final
del
conflicto para tratar de ajustar el presupuesto reduciendo el volumen de aquellos. Las medidas adoptadas en 1876 suponen una significativa merma en los presupuestos militares de los años siguientes, fijándose para el período 1885-89 una banda que oscila entre el 16,9 y el 18,5 del total nacional (264).
Destacan las cantidades adjudicadas para el año 86-87 por ser, en cifras absolutas, algo más elevadas que el resto. Corresponden a este período 160.390.515 pesetas mientras que en el 85-86 se asignaron 151.273.615, pesetas
en
el
(265).
87-88,
Ahora
158.343.267
bien,
si
y
en
el
88-89,
establecemos
la
152.235.051
relación
con
los
presupuestos nacionales, tenemos que el mayor porcentaje corresponde al 87-88 con un 18,5% frente al 17,7 del 86-87.
Sobre
una
funcionamiento pronunciarse
de en
cuestión un
país,
sucesivas
vital no
para
podía
ocasiones. 427
el por
buen menos
Destaca
la
desarrollo
y
Resumen
que
importancia
del
El
presupuesto recursos
con
militar el
fin
dentro de
del
tener
Estado un
y
recomienda
ejército
en
no
escatimar
condiciones
-"bien
organizado y preparado para el combate"- aduciendo que "las economías mal entendidas en los gastos militares, son contraproducentes". Pero lo verdaderamente efectivo -en su opinión- era controlar el cómo y en qué se gastaban los fondos correspondientes a esta cartera, por lo que no se trataba de aumentar la dotación general, sino de racionalizar los fondos disponibles. Así señala que "sin mayor cifra que la que en la actualidad se destina para las atenciones del personal,...mejor distribuida, es suficiente para tener un estado militar robusto" (266).
En esta línea encontramos las réplicas de los diputados de la Izquierda Liberal, Sres.Portuondo y Moret, en los debates del Congreso sobre presupuestos de Guerra y Marina para el año 85-86, quienes denuncian que se sigan aumentando las cantidades fijadas para esas carteras sin que por ello se perciban mejoras sustanciales. Moret concreta su posición al respecto afirmando que
"...nuestro ejército no es caro con relación a lo que cuesta en los demás países; pero no producen los gastos del ejército los resultados que deben producir" (267).
428
y desde las filas conservadoras, el general Dabán se pronuncia a favor de economizar pues no observaba -dice- que se cumpliera el axioma "a mayores gastos, mejoras efectivas".
La discusión de los presupuestos generales es ya de por sí un tema controvertido por lo que su seguimiento atraerá la atención de los políticos y en general de la opinión. El recorte de partidas asignadas a los ministerios de Guerra y Marina para el año económico 86-87, proyectado por el responsable de Hacienda, Sr.Camacho, abrirá fisuras en el gobierno liberal por las discrepancias surgidas entre este ministro y los titulares de las mencionadas carteras, señores Jovellar y Beránger respectivamente (268).
Escudándose en que difícilmente podría cumplir los compromisos adquiridos con la opinión y las sociedades industriales que construían buques para la marina española si se le reducían siquiera un poco los recursos, el responsable de Marina planteó su dimisión, y obtuvo el apoyo
solidario
supresión
de
del
las
de
Cajas
Guerra
también
especiales,
a
afectado cargo
de
por los
la
posible
Fondos
de
Redenciones y Enganches del servicio militar destinados a pagar las bonificaciones del enganche voluntario.
La solución al conflicto se presentaba difícil a no ser que ambos ministros se avinieran a asumir su parte de responsabilidad en 429
las economías del presupuesto general que el ministro Camacho pensaba introducir y que ascendían a 21 millones. Que todos y cada uno de los miembros del gabinete debían colaborar para rebajar los gastos del Estado, era premisa apoyada desde las filas del partido sagastino y difundida por periódicos afines como La Opinión, quien lanza desde sus páginas una "filípica" a los responsables de Marina y Guerra por dificultar la labor del responsable de Hacienda:
"Desde
luego
reconocemos
y
reconoce
todo
el
mundo
que
los
Sres.Jovellar y Beránger, muy cuidadoso de los intereses del ejército el primero, y sobrado nervioso el segundo, cuando su propósito salvador de hacer marina tropieza con las estrecheces del
Tesoro,
intereses
muy
tienen
que
mirar
respetables
que
muy les
principalmente están
por
encomendados;
los pero
también se nos alcanza, y de seguro se les alcanza también á ambos ilustres generales, que por encima de esos intereses está el interés común del país, y que si son jefes de sus respectivos departamentos,
son
también
parte
integrante
de
la
entidad
Gobierno, cuya misión principal consiste en armonizar asuntos complejos y aun antagónicos" (269).
La crisis abierta vendrá a complicarse con las discrepancias surgidas entre el presidente del gobierno y el ministro de Fomento, Montero Ríos, partidario de realizar las reformas militares sin más 430
demora a fin de evitar sucesos como el protagonizado por el brigadier Villacampa.
Este último suceso incide en mayor medida sobre la crisis y la remodelación
del
gabinete
no
se
hará
esperar.
En
octubre Sagasta
procedía a sustituir los anteriores miembros con excepción de Moret, en Estado, y Alonso Martínez en Gracia y Justicia (270).
Respecto al asunto de las Cajas especiales, se logró aproximar criterios incorporando variaciones en el artículo primero de la ley de presupuestos, de tal modo que los fondos especiales pasaran al Tesoro, aunque el Consejo de redención seguiría funcionando y sus presidentes serían
los
puntualmente
ordenadores de
las
de
pagos
cantidades
a
los
que
recaudadas
el por
Tesoro la
informaría
redención
del
servicio militar (271).
La solución adoptada se interpreta desde las páginas del Resumen como un recorte de las atribuciones del Consejo y por lo tanto se plantea que no hay motivo para que siga existiendo. Opina además que "la incorporación al Tesoro de las cajas especiales no producirá al presupuesto del Estado ingreso alguno efectivo" (272). Apoya su tesis reproduciendo las palabras del general Dabán y del Sr.Reina contrarios a que los fondos de las Cajas especiales que son del ejército y que
431
afectan a obligaciones exclusivamente militares, pasen al presupuesto general del Estado.
El Resumen cubre en distintas secciones -a lo largo del mes de mayo
de
1886-
las
incidencias
de
los
debates
presupuestarios
destacando las disensiones en el gabinete liberal y apoyando desde sus páginas las palabras del senador de la izquierda Sr.Polo de Bernabé, quien censura que se hagan economías a expensas de los departamentos de Guerra y Marina "solo porque la palabra economías está de moda" sin tener en cuenta la época actual. Desde su escaño en la Cámara alta apelará
a
los
ministros
responsables
para
que
"reproduzcan
los
lamentos que en sus respectivos centros se han oído con motivo de la economía impuesta por el Sr.Camacho" (273).
En realidad, estas quejas no se ajustaban a la realidad pues si bien es cierto que el presupuesto nacional aumentó respecto al año anterior -pasando de 897.146.889 pesetas a 906.274.687-, esta subida redundó también en el de Guerra.
Aún cuando en el período económico siguiente bajen los gastos generales hasta 856.419.017 pesetas, e igualmente los de Guerra, este ministerio no pierde el favor del gobierno que sigue ocupando una posición
prioritaria
-el
segundo
lugar-
presupuesto y después de Deuda Pública. 432
en
la
distribución
del
Lógicamente, este mejor tratamiento va en perjuicio de otros ministerios como por ejemplo el de Fomento, cuyo titular Navarro y Rodrigo,
se
presupuestos
quejará para
el
públicamente año
87-88
durante
recordando
la los
discusión recortes
de
que
los viene
sufriendo su Departamento mientras otros como Guerra se benefician de ello. "Si no hay vida -dirá- no hay porque gastar en medios para defenderla" (274).
El presupuesto militar durante el ministerio de Cassola, fue muy contestado, habida cuenta que se manifestaron quejas por la cuantía proyectada
y
que
las
reformas
adelantadas
-de
llevarse
a
cabo-
significarían un recorte sustancial de los ingresos percibidos en concepto de redención. El responsable de Guerra expuso a los miembros de la comisión encargada de estudiar los presupuestos, la situación en que se encontraba su ministerio, recordando que adeudaba entre 12 y 15 millones. Recalcó que esperaba se le dieran los medios materiales pretendidos para llevar a buen término sus reformas militares, y que habrían
de
corregirse
ciertas
anomalías,
tales
como
que
los
brigadieres con mando tuvieran menos sueldo que los coroneles o que los alféreces que no hubieran aprobado el último semestre pasaran a cobrar como alumnos (275).
433
El Resumen comentando las palabras de Cassola, afirmaba estar plenamente seguro de que no le facilitarían los medios que pedía y aunque así fuera, las cantidades proyectadas no alcanzarían a cubrir los aumentos requeridos por la reformas, "ni por la supresión de las redenciones -dirá-, ni por otras muchas causas" (276).
Otros fallos salieron a la luz en el transcurso de los debates y algunos diputados pusieron gran empeño en que se corrigieran. Es por ejemplo el caso del brigadier Alvarez Bugallal, quien consumió el primer
turno
aumentaran
los
en
contra
gastos
en
de
la
totalidad
servicios
de
para
interés
denunciar
que
se
secundario
como
el
Cuerpo Jurídico, Sanidad, la Junta Consultiva, o el Consejo Supremo, y a cambio, se mermaran en cuestiones tan "capitales" como el material de Artillería e Ingenieros, "cuerpos -opina- a los que se debe dar preferencia para estar a la altura de los europeos" (277). Cassola intervendrá para desmentirle y demostrar que no se había recortado la asignación a las armas especiales -en un millón cada una, tal y como se había dicho- pues aún reconociendo que esta reducción existía en los capítulos referentes a Artillería e Ingenieros, a cambio -dice- en otro, se consignaban 2.500.000 para los gastos de material, partida que antes no estaba contemplada, por lo que resultaba que en vez de rebajarse el presupuesto de esas armas se había aumentado en 632.558 pesetas" (278).
434
A fines de junio quedarán aprobadas las partidas de guerra en el Senado (279) y el día 30 se publicaban en La Gaceta las "leyes de presupuestos" que deberían regir para el año económico 87-88, con representación porcentual de cada cartera. En los años siguientes hasta el desastre cubano, se va a mantener la media presupuestaria de Guerra en torno al 17,8 y por lo tanto en una posición hegemónica respecto a los gastos de los otros capítulos estatales.
Aunque
ya
hemos
hablado
del
tema
presupuestario
general
y
específicamente del relativo al Ministerio de Guerra, parece oportuno detenernos en algunos aspectos concernientes al de Marina.
Este ministerio quedaba muy relegado a la hora del reparto de gastos, y por lo general no superaba el 10% del monto total. Las partidas
que
absorbían
más
recursos
eran
las
correspondientes
a
personal, carenas de barcos y nuevas construcciones, constituyendo este
último
apartado
una
de
las
principales
aspiraciones
de
los
sucesivos gobiernos.
Así en mayo de 1885, la Comisión General de presupuestos acordó aceptar la inclusión de una partida de 19 millones para nuevo material flotante, tal y como había propuesto la Comisión de Fuerzas Armadas, estableciendo además la obligación de consignar en los presupuestos
435
durante nueve años consecutivos, 26 millones con cargo a la Península, Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Sobre este particular se pronuncia El Resumen, en su convicción de que el fondo destinado es excesivo para el material flotante que tiene nuestra marina de guerra e insuficiente para dotar al país de unidades navales nuevas (280).
Para
el
año
85-86,
se
había
previsto
un
presupuesto
de
50
millones de pesetas aunque finalmente se cifró en torno a 44. Esta cantidad indica una tendencia alcista respecto a años anteriores -en el
de
1877-78
se
consignaron
28
millones
y
medio-
que
luego
se
estabiliza -44.572.322 millones para el año económico 87-88- y vuelve a bajar en los presupuestos del 1888-89 (26.683.627 pesetas)(281).
Como
apuntaba
el
general
Dabán
en
una
intervención
parlamentaria, en España se gastaba más en marina que en Italia y Alemania, pero aún así decía "sólo hacemos competencia a Portugal" (282).
Sin embargo, no es esta la nación que va a protagonizar el choque frontal con España, ni sus fuerzas armadas las que andado el tiempo se iban a medir con el ejército y la marina nacional. Sí Estado Unidos, país que presupuestó el año 1885 la cantidad de 42.670.578 436
dólares para el ejército activo y 16.021.079 para la marina de guerra, elevándose esta última cifra en otros diez millones (283).
El desenlace del 98 descubrirá fehacientemente la desventaja española en
cuanto
a
medios
materiales,
pero
también
puso
de
relieve
la
burocratización de la arcaica marina, la desorganización artillera, la escasa
instrucción
de
los
soldados
y
por
último
la
acostumbrada
improvisación de las autoridades gubernativas (284).
III.2.7.- EL MODELO DE EJERCITO.
En fuerzas
el
planteamiento
políticas
buscan
reformista en
los
de
la
ejércitos
época,
del
las
entorno
distintas europeo
el
paradigma para su homólogo español. Quienes se planteaban la reforma militar lo hacían mirando al país galo hasta que su derrota frente al canciller Bismark hizo variar la orientación francófila en favor de la germanófila. Los profesionales alemanes demostraron en esa ocasión ser los
mejores,
y
de
ahí
que
oficiales
y
políticos
liberales
se
apresuraran a ver en ellos la referencia más idónea. En ambos casos el servicio era obligatorio y largo -dos o tres años- constituyendo un ejército
permanente.
Otra
alternativa 437
bajo
el
mismo
supuesto
de
universalidad del servicio, era la que representaba el ejemplo suizo con
una
reducida
permanencia
en
el
cuartel,
pero
suficiente
para
obtener buena preparación técnica y un coste económico relativamente bajo. Este último modelo resultó más atractivo a los sectores de izquierda (285). El servicio militar libre -vigente en Inglaterradespertará menos interés en esos momentos.
Al plantearse el modelo adecuado de ejército, El Resumen, se define en una línea eclèctica dirigiendo su mirada tanto hacia el ejemplo italiano como al francés.
Reconoce que las campañas de los prusianos contra Austria y Francia habían demostrado la eficacia y superioridad del ejército alemán cuya organización y esencia estaba en el punto de mira de Europa, pero sin negar su admiración por aquellas fuerzas armadas, hace
mención
a
sus
defectos
"que son enormes" y cree que no es
conveniente para España. Considera más adecuado para el caso español tomar
como
referencia
la
institución
militar
italiana
pues
ambos
países tienen en común perfiles socioeconómicos -el mismo nivel de "pobreza" que dirá el periódico-, la idiosincrasia de sus gentes -"de raza
ardiente"-determinada
por
su
situación
meridional
europea
y,
sobre todo la coincidencia de ciertas vicisitudes y peligros por las que ambos estados han pasado.
438
Se remite a uno de los problemas mayores que hoy afectan al ejército español, el de la copiosa oficialidad, y afirma que "nuestro ejército no tiene ni ha tenido más dificultades en cuanto al origen de los grados, que los que ha tenido el ejército italiano, en el que se han amalgamado los de diferentes naciones antes independientes y hasta los
generales
y
oficiales
garibaldinos
que
no
habían
sido
nunca
soldados.." (286).
Muestra sus recelos hacia el militarismo alemán (287) y aboga por la aplicación, en el caso español, de una política defensiva frente a los métodos ofensivos prusianos que califica de "ataques enérgicos hasta la brutalidad" (288). En esta línea se sitúa también Juvé y Serra quien afirma que Alemania constituía un imperio godo recubierto de un barniz de civilización pero con un contenido interno de barbarie, que amenazaba
a
las
naciones
hermanas
de
raza
latina
y
carácter
democrático (289).
Por otra parte, salta a la vista la reducida competitividad de las fuerzas españolas en el contexto internacional, situación que es puesta de relieve también por López Domínguez al prologar el libro de D.José Navarrete, antiguo compañero del Cuerpo de Artillería (290). En estas
páginas
propone
tres
objetivos
prioritarios
de
la
política
gubernamental para colocar a España entre los "grandes" del concierto europeo. Estos son: 1) la reivindicación del Peñón de Gibraltar, 2) la 439
unión moral y material con Portugal mediante constantes y amistosas relaciones y 3) el desarrollo de la actividad civilizadora en las plazas del litoral africano (291).
Asímismo, alerta el general sobre el riego de conflicto con otras
naciones
por
ganar
prestigio
y
territorios
en
la
carrera
colonial que se desata durante la década de los ochenta:
"...viviendo en relaciones pacíficas con todos los pueblos, se debe estar preparado para la guerra, que puede encenderse cuando menos se piense, alcanzándonos tal vez algún chispazo que nos obligue
á
la
propia
defensa,
pues
nuestras
islas
del
Mediterráneo, el litoral de Marruecos, las Canarias y nuestras posesiones de América, Asia y Oceanía fijan, acaso más de lo que á
nuestra
tranquilidad
conviniera,
las
miradas
de
naciones
poderosas" (292).
Volviendo a las páginas del periódico, éste se pronuncia sobre la cuestión gibraltareña, "como obra de paz y no de guerra por la que deben trabajar los hombres de Estado más que los militares", sin embargo
-señala-
que
ante
un
hipotético
conflicto
armado
por
ese
territorio debería utilizarse una táctica defensiva, más recomendable desde un punto de vista estratégico y dada la diferencia de fuerzas, población
y
recursos.
Empresa
muy 440
distinta
le
parece
la
cuestión
marroquí, para la que demanda un sistema más agresivo. De ahí que señale
"La ofensiva en condiciones proporcionadas a la empresa militar contra un país inculto como Marruecos, es la sola excepción del sistema que debemos adoptar" (293).
Para casos como éste recomienda tener una buena armada y una buena organización de sus miembros sujeta a criterios "modernos", que hagan prevalecer la calidad sobre la cantidad, pues más vale -dicepocos batallones con hombres bien armados e instruidos y rápidamente movilizables, que muchos batallones de reclutas con veinte meses de aprendizaje.
Concluye armadas
debe
peninsular
el
periódico,
basarse
pero
sin
en
que
la
la
organización
mencionada
menospreciar
la
defensa
afirmación
de
las
del de
los
fuerzas
territorio derechos
españoles sobre otros territorios, en clara alusión a los espacios coloniales.
Opina
sobre
la
necesidad
de
formar
un
verdadero contingente
militar para las colonias, del que hoy -apunta- carece, pues en su opinión
"España
tiene
soldados
en
441
las
colonias
pero
no
tiene
un
ejército colonial". Esboza algunos elementos deseables en la nueva organización:
- En primer lugar, habría que tomar como base la infantería de marina, restándosela por lo tanto a la Armada, lo que constituiría un gran
beneficio
para
ésta
al
disponer
de
mayor
presupuesto
para
construir barcos con el dinero antes destinado al pago de soldados.
- El núcleo del ejército colonial sería el cuerpo de artillería de la armada.
- El ejército peninsular que hay en Filipinas, Cuba y Puerto Rico debería integrarse en esa organización. También habría que sumar a ese ejército colonial, las tropas del Campo de Gibraltar, siempre en pie de guerra como ejército de maniobra, y las tropas de los puestos avanzados en Marruecos, guarniciones de Canarias, de modo que haya 25.000 hombres por lo menos entre Canarias, presidios de Africa y Península. -
Deberían
darse
destinos
en
tierra
a
los
que
no
deseen
incorporarse al ejército colonial. - y por último, habría que facilitar un período de aclimatación de los soldados, pasando por Africa antes de ir a Cuba, y asimismo favorecer el aprendizaje por los oficiales de las lenguas vernáculas, ya que el conocimiento del carácter de los pueblos permitiría -a su 442
modo de ver- la formación de escuadrones con la población autóctona mora y negra (294). Una
vez
predefinidas
las
líneas
maestras
de
este
ejército
colonial, el periódico, se ocupa también del problema económico en relación con los debates que tienen lugar en las dos cámaras para determinar la partida de presupuestos para Cuba.
El diputado de la izquierda liberal, intervino en el Congreso para expresar la posición de su grupo respecto al presupuesto de Cuba para el año 85-86, pidiendo la identificación en leyes políticas y administrativas, así como en el tesoro, entre la Península y Cuba, pues con ello -afirmaba- "no perturban la integridad de la Patria, sino que evitan la utilización de las armas contra la unidad nacional" (295).
Estas
palabras
podrían
interpretarse
desde
una
posición
democrática, de la que este partido alardea, como una propuesta para hacer
efectivos
derechos
los
políticos
acuerdos de
la
de
la
población
Paz
de
cubana
Zanjón,
ampliando
-representación
en
los las
Cortes españolas como ya se había otorgado a Puerto Rico- y asimismo promoviendo la emancipación de los esclavos aprobada en las Cortes de 1880, pero más cabe pensar que tal demanda estuviera orientada a defender
los
grandes
intereses
de
territorio. 443
la
clase
dominante
en
aquel
III.2.8.- LA MARINA.
En
muy
pocas
líneas,
ha
quedado
expresado
el
criterio
del
Resumen, sobre la forma que debería adoptar la armada para hacer de ella un cuerpo verdaderamente operativo. La realidad hacia finales del siglo, demostraba ser muy diferente, inmersa ésta en un entramado organizativo que seguía rigurosamente lo dispuesto en las Ordenanzas de Carlos III y Carlos IV. Sobre esa base, se irán superponiendo males y carencias hasta convertirla en un instrumento inoperante.
La
puesta
en
dieciochesca,
marcha encontró
de
la
serios
obra escollos
acometida
por
económicos
y
la
monarquía
profesionales,
pues la construcción de barcos y su equipamiento armamentístico era muy costoso y escaseaba el personal cualificado pero, a pesar de ello, supuso un importante esfuerzo en la organización y consolidación de la fuerza naval permanente que, sin embargo, se vio interrumpido por la derrota hispano-francesa en la lucha contra Inglaterra.
La
herencia
recogida
situaba
la
armada
en
unos
niveles
muy
inferiores a los alcanzados en las centurias precedentes. Desde 1805, la labor de los responsables políticos y militares para proveer a la marina de buques y armamento actualizado no está a la altura de las 444
circunstancias,
y
en
ello
incide
tanto
la
falta
de
una
política
decidida como las peculiares características del desarrollo industrial en España, evidenciándose la escasez de materiales necesarios en la construcción y reparación de buques con el consiguiente desfase para nuestro país. En 1860 la flota española no había generalizado el uso del vapor como fuente de energía contabilizándose veintidós barcos de vela, de los que ocho pervivían todavía en 1885 (296).
Con todo ello, hacia 1865, se había evidenciado un "insólito" desarrollo de la marina de guerra al haber aumentado un 300% el número de barcos, y ello en una sola década, lo que situaba a España en el sexto lugar entre las flotas europeas (297).
Por lo que se refiere al material flotante, efectivamente se había
logrado
una
mejoría,
gracias
a
una
política
pausada
pero
continua. Un estudioso de la marina, se refiere en tono optimista al impulso dado en esta dirección desde la llegada de Alfonso XII al trono,
diciendo
que
en
1879
nuestra
flota
contaba
con
cerca
de
doscientas cincuenta unidades de todo tipo, entre las que destacaban seis fragatas blindadas (298). En su opinión, cuantitativamente se había hecho un esfuerzo pero cualitativamente la escuadra española seguía
siendo
ineficaz
desde
una
perspectiva
comparada con otras europeas estaba obsoleta.
445
táctica
y
además
En 1885, se contabilizaban ciento treinta y cuatro unidades y únicamente útiles.
A
trece ello
fragatas había
que
y
seis
añadir
cruceros una
eran
deficiente
estratégicamente artillería
y
una
desproporcionada relación entre el material flotante y los efectivos humanos, algo más de treinta mil hombres. También la oficialidad de marina sufrirá las consecuencias de la macrocefalia, con un notorio exceso de mandos sin buque donde ejercer. Gabriel Maura vinculaba esta situación a la pérdida de condiciones y vocación militar del personal (299).
Esta conservador
anómala señor
situación Antequera
no ni
pasó a
sus
desapercibida sucesores
en
al el
ministro cargo,
convencidos de que la competitividad de la marina exigía urgentemente la reforma de su organización así como la renovación de su material. El incidente de las Carolinas vendrá a aumentar la alarma, al poner de relieve el descubierto en que se encontraban las posesiones españolas ante una amenaza extrajera (300).
Unánimemente todas las fuerzas políticas se hacen eco de esta realidad suscribiendo la necesidad del cambio, pero no impera la misma coincidencia de criterios cuando se trata de determinar los males de que adolece la institución y puntualizar el sentido de las reformas. Así mientras Almirall, detectaba en la marina la misma inmoralidad y rutina que caracterizaba a otras ramas de la administración y del 446
gobierno, y Costa señalaba la ausencia de una verdadera escuadra (301), el
senador
liberal,
vitalicio
general
y
futuro
Beranger,
ministro
centraba
de
el
Marina
problema
en en
el
gabinete
una
cuestión
presupuestaria y comparaba el estado de la armada con el de otras "épocas pasadas memorables" asegurando que en los momentos actuales era mucho más grave, como si una terrible fatalidad pesase sobre ella conduciéndola a su disolución
"..entonces
-dice-
el
malestar
era
solo
en
los
cuerpos
superiores de la armada; hoy lo es en los cuerpos subalternos, en los departamentos, en los arsenales, donde nuestra benemérita maestranza,
después
de
dilatados
e
importantes
años
de
servicios, se ven despedidas y relegadas a la miseria, porque todo
el
presupuestos
lo
absorbe
el
pago
de
ese
desgraciado
acorazado francés, sin tener en cuenta el gobierno que para formar esas maestranzas se necesitan muchos años y dinero" (302).
Después de criticar puntualmente la mala administración de los arsenales, aseguraba que los cuerpos de la Armada estaban temerosos de los proyectos reformistas que se venían formulando tales como la ley de ascensos y otras del ramo (303).
El 20 de mayo de 1885, se leyó en la Cámara baja el dictamen de la Comisión sobre el problema de la reorganización de la marina. En 447
líneas generales se esbozaban los distintos aspectos recogidos en tres partes:
En la primera, se fijan los elementos de que ha de componerse el material flotante: ocho acorazados, ocho cruceros de primera clase, siete de segunda, cuarenta de tercera,
guardacostas y cazatorpedos,
setenta cañoneros para Ultramar, sesenta y cinco torpedos, cuatro transportes y un número proporcionado de embarcaciones menores.
- El material existente deberá ser clasificado en las categorías a que corresponda por su calidad de buques de combate y tonelaje de porte.
- Quedan al servicio del Estado los arsenales de Cartagena y Ferrol y los talleres de artillería de la Carraca; pero el astillero se arrendará a particulares. Las contrataciones y construcciones se sujetarán a las reglas que se establecen.
- Las nuevas construcciones de nuevo trazado serán determinadas por el Consejo de Ministros, y las de menor importancia quedarán al acuerdo de la Junta de arsenales.
La segunda parte está dedicada a marcar una nueva división del litoral y a reducir la jurisdicción de marina a las causas por delitos 448
en las embarcaciones mercantes que afecten a la obediencia debida a los respectivos capitanes, represalias, contrabando marítimo, sumarias de naufragio y abordaje, y responsabilidades a estos casos inherentes.
En
la
reorganizar
tercera los
parte
cuerpos
se
autoriza
subalternos,
al
ministro
reformas
del
de
ramo
las
para
escuelas
facultativas y las escalas.
Por último, se determina la fusión en uno solo de los tres cuerpos -general, artillería e ingenieros- trasladando la infantería de Marina al Ministerio de la Guerra del que dependerán desde el año económico de 1885-86 para formar la base de un ejército colonial (304).
El Resumen, se muestra pesaroso con el deterioro de la armada y crítico
hacia
quienes,
teniendo
responsabilidades
muy
específicas
sobre la institución, han permitido el "lamentable estado moral y material en que se encuentra". Enuncia como principales males, el desasosiego que en la institución naval reina, el caciquismo dominante y los grandes sacrificios pecuniarios que revierten en la nación.
A su entender, es apremiante realizar reformas radicales "sin miramientos ni compadrazgos, ni contemplaciones de familia" que sitúen la
organización
actual
en
las
coordenadas
449
que
exige
la
total
revolución tecnológica y lejos de los niveles propios del siglo XVII y XVII en que ahora está.
Respondiendo al proyecto de la comisión, que considera no es otra cosa que el fruto de los deseos de un grupo afín al ministro, destaca el coste de ese plan cuantificado en 264 millones de reales, y la total absorción por el Cuerpo General de la armada de todos los demás organismos.
Entre
sus
propuestas
está
racionalización
del
personal
destinos
que
considera
a
los
ya
el que
que
se
estudie
entiende
"canongías"
y
que
que
un
plan
existen
suponen
un
de
muchos coste
importante para los presupuestos. Por ello, antecede la reforma del personal a la del material.
El problema se sitúa en el antagonismo -muy aireado- que existe en los diversos cuerpos de la marina. La preeminencia de uno de ellos (el general) sobre los demás había generado una dinámica que califica de "feudal" y, para acabar con esta situación, propone el articulista instituir una Academia General con conocimientos comunes a todo el plantel de oficiales de los diferentes cuerpos. Después, los alumnos pasarían a las clases de "aplicación" según se dedicasen a los cuerpos de artillería, ingenieros, infantería o al general (305).
450
En estos cuerpos debieran concluir las escalas en el empleo de coronel -si los buques de primera fuesen mandados solo por capitanes de navío-, o en el de brigadier, si los capitanes de navío de primera clase, con los que están equiparados pudiesen obtener también estos mandos. La consecuencia lógica sería la unificación de la escala de oficiales generales, entrando a formar parte de ella los oficiales procedentes del cuerpo de maniobras, y los de artillería, ingenieros e infantería de marina en la proporción correspondiente y subsistiendo las denominaciones de contralmirante, vicealmirante y almirante, aún teniendo en cuenta las procedencias para los destinos especiales (306).
De todo ello se espera lograr una institución más homogénea y compacta, muy distinta -dice- a la que actualmente existe, en la que además se imponga la equidad y el mérito haciendo desaparecer las tensiones internas entre los distintos cuerpos de la Armada.
A
continuación,
procede
a
estudiar
de
qué
manera
se
puede
descargar el presupuesto de personal dirigiendo el excedente para material, y plantea sugerencias al respecto.
Podrían
incrementar
dicho
fondo
-puntualiza-
las
"crecidas
obvenciones" que perciben sobre sus sueldos los capitanes de puerto ya que, por ejemplo, un brigadier destinado en el puerto de Bilbao cobra "9.000 y pico de duros anuales por término medio; esto es, mucho más 451
de lo que cobra un ministro de la Corona". Insta a disminuir el número de oficiales empleados ajustándolo al que demandan las necesidades reales y destinando a los sobrantes a la situación de reemplazo, o a la de "reserva accidental" con 4/5 del sueldo.
También
sería
importante
a
la
hora
de
ajustar
presupuestos
proceder al desguace de los buques antiguos y vender los inservibles "sin tanto remiendo caprichoso" ya que su mantenimiento resulta muy gravoso, y a la larga se pierde tanto la nave como el dinero.
Sugiere que sea la Junta Consultiva -aumentada su plantilla y subdividida en las mismas secciones que cuerpos hay "a fin de que cada uno informe en sus propios asuntos"- quien reunida en pleno tenga total competencia a la hora de abordar cuestiones generales, como la clase
o
el
tipo
de
barcos
que
deben
construirse
así
como
las
variaciones que puedan surgir sobre el proyecto, y cambie pues el procedimiento
dominante
hasta
ahora
en
el
que
el
Cuerpo
General
"absorbe y resuelve lo suyo y lo de los demás".
En cuanto a la creación de una escuadra naval, hoy por hoy dice-
inexistente
(307),
toma
en
cuenta
las
limitaciones
de
la
industria nacional y apoya la compra de barcos en el extranjero cuando no se puedan adquirir en España, pero en este caso, exige que medie la subasta pública. Con ocasión del conflicto hispano-alemán, Bismarck 452
obtuvo créditos destinados a la marina, y siguiendo su ejemplo se insta al gobierno desde las páginas del periódico a que aproveche ésta circunstancia
"pues
mejor
ocasión
no
se
le
presentará"
para
reconstruir la armada (308).
No todos ven con buenos ojos las contratas establecidas con empresas extranjeras para la construcción de navíos. Así el senador de la Izquierda Liberal Sr.Matías López (309) se muestra favorable a la creación de nuevos barcos y mayores recursos para la marina, pero contrario a que los fondos públicos se los lleven aquellas, pues entiende que el país puede asumir esa clase de obras. Del mismo parecer es quien opina que "en lugar de hacer construir buques en Francia ó Inglaterra, prepárense nuestros arsenales y foméntese la industria privada para emanciparnos de esta vergonzosa tutela" (310).
Sobre la clase de barco más idóneo hay claras discrepancias. El general Pavía se opone a los proyectos ministeriales del Sr.Antequera en favor de nuevos acorazados argumentando que estos buques no daban hoy resultado, pues lo que hace falta -dice- son cañones y cruceros. Además resalta su elevado precio, y toma como ejemplo la construcción del acorazado contratado con la casa Forges et Chantiers de La Seyne a la que se había abonado ya 2.300.000 pesetas, debiendo pagar dos meses más tarde -en julio- otros 3.000.000 (311).
453
El general Beranger se suma a las críticas expresadas en el Senado contra el sistema de acorazados que se propone en el proyecto, y en sentido amplio califica éste de "perturbador y de propiciar la anarquía en la armada" (312).
El torpedero es el tipo de navío por el que se pronuncia El Resumen,
y
concretamente
el
número
68
incorporado
por
la
marina
francesa. Después de lanzar todo tipo de parabienes para este modelo revolucionario y menos costoso que el acorazado, propugna que se tomen medidas
para
facilitar
su
transporte
con
el
fin
de
propiciar
su
concentración en un punto rápidamente.
La defensa del proyecto de fuerzas navales en el Congreso corrió a cargo del presidente de la Comisión, Sr.Antonio Maura, quien elogió la buena disposición del ministro para realizar todas las reformas necesarias "sin más límites -dijo- que las conveniencias del servicio" (313).
No
obstante
su
apoyo,
se
pronuncia
a
favor
de
actuar
con
previsión ya que, a la falta de ella, atribuía los pasados desastres navales del país.
Defiende que se formen las tripulaciones, la oficialidad y la administración antes de hacer barcos, y que el personal se ajuste a las
necesidades
actualmente.
reales
Asimismo
que
no
exigen más de un 28% del que hay
es
partidario 454
de
organizar
una
escuela
politécnica de calidad profesional refundiendo en ella las academias y colegios de marina.
En el transcurso de los debates sobre la reforma de la marina, tiene lugar la disolución de la Junta de Reorganización de la Armada. Sobre ello se pronuncia el periódico diciendo que es contrario a las juntas pues "hablan mucho y hacen poco" pero al referirse a aquella afirma que, lejos de disolverla, hubiera sido más acertado conferirle mayor autoridad para robustecerla, ya que es necesario en un momento de "transición" como éste -"en que la reorganización de la armada es una cuestión sobre la que no hay ideas concretas, ni en España ni en Europa"- disponer de un equipo de personas peritas para resolverla acertadamente (314).
A la muerte del rey, la sustitución del gabinete conservador por otro liberal hace depositario de la cartera de Marina al general Beranger (315), quien trae consigo sus propios planes anulando -como ya venía ocurriendo- los anteriores. Fiel a sus criterios tratará durante su mandato de aumentar el material flotante con la adquisición de nuevos barcos fundamentalmente del tipo torpedero y crucero
"Así lo demandan -dice- la honra y la defensa de la patria; así lo exigen la protección y desarrollo de la marina mercante" (316). 455
En los primeros meses del 86 se aprueba un proyecto para nuevas construcciones:
a
saber,
dos
cruceros
de
primera
clase
de
5.000
toneladas, uno en astilleros ingleses (Thomphson) y otro en el Ferrol; cuatro de tercera clase -dos de ellos adjudicados a la casa inglesa Williams Armstrong- y los restantes, a arsenales de Cádiz y Cartagena; y finalmente dos torpederos encargados a la casa inglesa Yarrow (317).
El 29 de mayo de 1886 el ministro reunirá a los marinos para explicar las bases de la ley que debería fijar el programa de fuerzas navales para la nación. Se crearía un presupuesto extraordinario de 225 millones de pesetas a pagar en nueve años (318), con el que se procedería a formar una escuadra de primera clase -con buques de nueva construcción- y otra de segunda que combinaría el material nuevo con el antiguo siempre y cuando fuera útil, pues en caso contrario se vendería.
Para C.Leigonier -articulista del periódico- causará extrañeza que el Congreso en su sesión del día 27 de noviembre aprobara el dictamen presentado meses atrás (319) por el ya ex-ministro Beranger sobre construcción de una flota, sin prácticamente impugnaciones y teniendo
en
cuenta
el
"dispendio"
que
representaba
la
cantidad
estipulada. Además se autorizaba al Ministro de Marina para fijar el interés en caso de demora en los pagos, "reservando" al Gobierno "la grata obligación de satisfacerlo" (320). 456
La Comisión de la Cámara baja que entendió sobre el proyecto, había dado su aprobación el 20 de julio del 86 con algunas variantes que anulaban, a juicio del diario, lo único que tenía de original el plan de Beranger: impedir la construcción en lo sucesivo de grandes acorazados, y sujetar los nuevos buques a tipos, condiciones y hasta a precios invariables.
El propósito de este ministerio se concretará, una vez discutido y con algunas modificaciones, en la Ley de Escuadra de 11 de enero 1887, ordenamiento que regulaba la construcción y modernización -en el plazo
de
diez
años-
del
material
flotante
en
sustitución
del
existente, viejo e inservible (321). El plan consistía en incorporar nuevos barcos -un acorazado, varios cruceros, torpederos, cañoneros..a los que se uniría una segunda línea formada por los ya existentes. Sin embargo, no superó el proyecto los límites del papel y la Armada tuvo ocasión de demostrar sus carencias y el anacronismo en que vivía durante el conflicto hispano-americano del 98 (322).
Uno de los aspectos planteados durante el mandato del primer ministro de marina en el gobierno liberal, es la reorganización del cuerpo de infantería de marina sobre el que se publica un decreto cuya finalidad era obtener "un plantel de marinería con que atender al reemplazo de las dotaciones que serían insuficientes á medida que
457
aumentase nuestra armada si no se atendiera también al fomento del personal" (323).
Dicho
cuerpo
estaba
organizado
en
seis
regimientos
de
tres
batallones y contaba con un general de división, cuatro brigadieres y ciento veintinueve jefes, amén de los oficiales, lo que prorrateado significaba siete jefes por cada uno de los dieciocho batallones (324). Esta proporción ya representaba una importante lacra desde el punto de vista de la operatividad de los mandos, pero además la marinería adolecía de inadecuación en sus funciones.
La infantería de marina había sido creada en 1716 con la militar
de
vigilar
las
tripulaciones
de
la
escuadra,
misión
dada
la
indisciplina que en ellas reinaba al ser sus integrantes presidiarios y gente de leva. Pero con los cambios acaecidos en las dotaciones de los buques, resultaba innecesario mantener este cuerpo exclusivamente para guarnecer los buques siendo más útil a la armada si se integraban como
parte
de
la
dotación.
De
ahí
que
fuera
aconsejable
su
transformación.
En
la
disposición
del
ministro
Beranger,
se
apuntaba
la
necesidad de proseguir la política dirigida a ampliar el material de guerra, pero sin descuidar al personal, para lograr que tanto la marina
de
guerra
como
la
mercante 458
dispusiera
holgadamente
de
una
marinería idónea. Ateniéndose a la opinión de los expertos consultados por el Departamento, la solución pasaba por reorganizar la infantería de marina. La idea consistía en formar un contingente que cubriera las necesidades de la marina militar y mercante, así como también para la multitud de industrias navales.
Conclusión de todo ello, fue el Real Decreto aprobado por el Consejo de Ministros que desarrollaba un Reglamento específico para este arma. A fin de que respondiera a las necesidades de la guerra marítima, se dispuso que sus unidades contribuyeran a dotar los buques de guerra en combinación con la marinería, y que desempeñaran el servicio militar de la marina en los Departamentos, apostaderos y arsenales, cooperando también en toda clase de desembarcos.
Los batallones deberían cambiar su nombre por el de tercios "organizados éstos en brigadas que embarcarán en los buques como parte de su dotación perdiendo el carácter de guarniciones que antes tenían" ; se modifica el uniforme para que se adecue más a las labores de quienes lo portan y se dictan las medidas a que debe ajustarse el reclutamiento y reemplazo buscando una más rápida movilización del contingente incorporado a las escuadras.
La recta andadura de la marina, como la del ejército de tierra es un asunto que debe interesar a todos, civiles y militares. Son los 459
poderes
públicos
y
la
prensa
con
los
medios
específicos
de
que
disponen, quienes más deben impulsar el compromiso de la opinión con sus fuerzas armadas. Así es como lo entiende quienes colaboran en El Resumen, y se esfuerzan por transmitir este sentimiento aprovechando la más mínima ocasión para recordar a la nación sus responsabilidades.
Con ocasión de la botadura de un nuevo crucero, el "Infanta Isabel", construido en el arsenal de la Carrara, se publica en el verano
del
85
un
artículo
amonestando
al
gobierno
por
la
escasa
publicidad dada al respecto y la ausencia del ministro del ramo en el acto de lanzamiento del barco al agua
"Esta no es forma -dirá- de levantar el espíritu público y unirle a empresa tan necesitada de entusiasmos y de sacrificios como la de la reorganización de nuestra decadente marina de guerra. Un buque que sostiene en los mares el pabellón nacional forma parte del corazón de la patria; es carne de su carne y sangre de su sangre; se le confía lo que es más que la vida: LA HONRA.." (325)
Continúa
su
exposición
en
tono
de
reproche
hacia
el
vicealmirante y entonces ministro de Marina, Manuel de la Pezuela, que -en su opinión- debería haber corrido alborozado a presidir la fiesta junto
con
los
medios
de
comunicación, 460
para
dar
resonancia
al
acontecimiento y demostrar que no todo es decadencia en un país "que tuvo victorias tan gloriosas como Lepanto y desastres tan honrosos como Trafalgar".
Hace una mención especial a la "sensibilidad de las mujeres" para con los asuntos de la patria, lo que no deja de ser paradójico dado
el
estado
mujeres.
Sin
manifiesta
de
marginación
embargo
nunca,
obviando
establece
política esta
una
en
que
realidad,
relación
están
sobre
directa
sumidas
la entre
que
las
no
el
se
nivel
cultural de un estado y el compromiso adoptado por sus mujeres sobre las cuestiones del país, pues sí es consciente de la incidencia que tiene en el entorno familiar
"En
la
nación en que la mujer se identifica (...) con los
sucesos de la patria, la cultura está a gran nivel; mucho se espera de la educación que de a sus hijos, mucho más que de la mujer que no borda sino escapularios".
Otra mantener
circunstancia vivo
el
muy
espíritu
de
explotada la
opinión
por
este
pública
periódico en
torno
para a
los
problemas militares, se presenta en el verano del 85 a raíz del enfrentamiento hispano-alemán al que ya hemos aludido anteriormente. Parece
ser
que
el
Círculo
Militar
decidió
entonces
abrir
una
suscripción para que todos los militares costeasen la construcción de 461
un buque de guerra entregando el importe correspondiente a un día de sus haberes respectivos. La iniciativa alabada por este periódico y secundada por otros como El Liberal, La Gaceta Universal, La Correspondencia Militar (326) o el de provincias Andalucía, vendría a demostrar el "estrecho lazo fraternal
que
une
al
ejército
de
mar
y
tierra"
y
actuaría
como
recordatorio para los responsables del ejecutivo y la ciudadanía. Tan mísero es el material flotante con que cuenta la nación según el órgano de la Izquierda Liberal- que apremia construir barcos a toda costa y en este sentido propone que, prescindiendo del "vicio de remendar" tan habitual en el país (327), no se deseche ningún medio para
conseguirlo.
responsabilidad
que
Por le
lo
tanto,
toca
en
sin
la
quitar
al
construcción
Estado
naval,
la
admite
iniciativas privadas paralelas para alentar el patriotismo de todos, pues -recuerda- que "es obra de todos la creación de una flota de guerra si se quiere llegar a tenerla". Como partícipe de la corriente de opinión en favor de una armada nacional potente, contribuye proponiendo que se destine una parte de los fondos de la Lotería de Navidad para este fin, idea con la que se solidarizó el periódico La Unión. Nada permite pensar que esta nueva vía para recaudar fondos tuviera aceptación y llegara a materializarse. Mejor resultado dio la iniciativa
promovida
por
el
Centro
del
Ejército
y
de
la
Armada
mediante suscripciones. Con la excepción del Correo Militar -escéptico 462
ante la eficacia de la medida- en general, tuvo buena acogida y la recaudación -más de mil duros diarios- superó las previsiones de sus promotores. En opinión del Resumen el resultado de la colecta no debía sorprender
a
nadie
teniendo
en
cuenta
que
ya
se
contaba
con
precedentes parecidos como en el caso de la conmemoración del segundo centenario del nacimiento del Marqués de Santa Cruz de Marcenado y la financiación del sepulcro del "insigne" tratadista de milicia, Don Francisco Villamartín.
Desde los últimos días de agosto y durante el mes siguiente la información
sobre
suscripciones
abiertas
y
el
resultado
de
ellas
circulará en las hojas del diario. López Domínguez va a ser uno de los que se sumen a la iniciativa del Centro del Ejército y de la Armada.
III.3.- LAS REFORMAS MILITARES DE CASSOLA.
Hemos visto como a lo largo del siglo XIX, fueron muchos los intentos
por
mejorar
la
organización
de
la
institución
militar
y
eliminar de una vez por todas las lacras que habían acompañado su desarrollo a lo largo de ese perìodo. Sin embargo, faltaba verdadero 463
empeño en revolucionar el ejército y de ahí que se adoptaran medidas reformista superficiales, que no pasaron de ser parches coyunturales.
El cambio
principal profundo
militares,
y
permanencerá
problema
por
por
parte
radicaba
lo
de
los
la
esencia
tanto
inalterable
en
(328).
la
falta
políticos
Las
de
y
los
de
de
las
males
modificaciones
voluntad
de
jerarquías
del
ejército
planteadas
a
lo
largo de la centuria responden más a motivos económicos y corporativos que al deseo real de modernizar las fuerzas armadas al ritmo seguido en otros países del contexto europeo.
La
amañada
estabilidad
política
del
régimen
liberal
burgués
durante la etapa de la Restauración, no sirvió tampoco para atacar el problema
de
raíz.
suficientemente desprenderse
de
Ni
valientes la
conservadores ni
alianza
tuvieron tutelada
ni
liberales
visión del
de
futuro
ejército
y
fueron como
reformar,
lo para por
encima de la oposición de los mandos militares, hasta conseguir un verdadero
instrumento
de
defensa
nacional
en
vez
de
un
cuerpo
burocratizado con la misión de vigilar el orden público o guarnecer pasivamente los cuarteles y plazas.
Evidentemente mucho se habría ganado circunscribiendo la misión del ejército al ámbito de la defensa territorial y
facilitándole los
medios para que pudiera desempeñarla plenamente, pues con ello quizá 464
se hubiera desvinculado de la dinámica tradicional intervencionista. Pero si además se hubieran resuelto problemas como la macrocefalia, una parte importante del presupuesto destinado hasta el momento a sueldos de la oficialidad, hubiera podido utilizarse para mejorar sus retribuciones, mientras otra se liberaba para fines distintos como por ejemplo material, acuartelamientos...etc.
Pero como afirma Fernández Bastarreche, subyacía cierto temor entre los políticos conservadores a crear un ejército eficaz, dados los antecedentes intervencionistas durante los tres primeros cuartos del siglo (329), miedo que cundía también entre las filas liberales a juzgar
por
problema
su
falta
militar.
de
De
tenacidad a la hora de plantear cara al
esta
manera
se
explica
que
las
medidas
reformistas del general Cassola, más estructurales que las de sus antecesores y dispuestas a socavar algunos de los pilares básicos de la organización militar, no cuajaran al chocar con la casi total oposición de civiles y militares (330).
De los proyectos cassolistas hablaremos, pero antes conviene detenerse para exponer los puntos de vista del Resumen sobre la labor llevada a cabo por los sucesivos ministros del ramo que preceden a Cassola. Es lógico que las discrepancias entre los distintos partidos se dejaran
sentir
también
en
el
terreno 465
específico
de
lo
militar
y
asimismo,
que
hubiera
cierta
tendencia
a
buscar
responsabilidades
políticas. El incumplimiento de los compromisos inherentes al poder haría culpable del deterioro militar a todos aquellos que en uno u otro
momento
hubieran
tenido
ocasión
de
saborearlo.
Desde
esta
apreciación El Resumen lanza sus acusaciones en sentido amplio y sin detenerse en personalidades concretas, señalando que en tal situación son
los
que
disponen
de
mecanismos
para
afrontar
los
problemas
planteados.
Durante los años que abarca este trabajo irá concretando sus ataques en una u otra dirección, según quiénes estén en el gobierno, y así vemos como en los primeros momentos de su existencia dirige todas las críticas hacia el partido conservador, alegando que es el que mayores oportunidades ha tenido para atajar de lleno los problemas militares
al
haber
ocupado
durante
más
tiempo
y
casi
ininterrumpidamente la jefatura del gobierno.
Pero si inicialmente da un voto de confianza al ministro de Guerra Sr.Quesada -de quien dice que "está en sus manos caer en el olvido, como un ministro de esos que Espronceda llamaba escribientes y porteros, ó pasar á la historia como hombre que personifica toda una época de regeneración..." (331)- sólo un mes después, el 9 de mayo del año 85, arremete contra él afirmando que toda su actividad ha sido empleada en "demoler". Cita algunas de las medidas tomadas por este 466
ministerio, tales como el proyecto de ley relativo a los sargentos, el nuevo Código Penal Militar, y otras de orden menor como el cambio de uniformes para los oficiales, y concluye que "hasta sus propias obras han tenido tantas retractaciones, enmiendas y arrepentimientos, si bien puede decirse que el Sr.Quesada se ha demolido a sí propio".
No está muy descaminada la crítica del Resumen pues se vio que la labor de los conservadores en aras de erradicar los problemas del ejército resultaba infructuosa, aunque no hay que olvidar que los políticos de uno y otro signo evitaron entrar en el fondo de la cuestión para no inquietar a las jerarquías militares. Si bien parece que no hubo un verdadero empeño en modificar la institución, no por ello
faltaron
disposiciones
regladas
para
sentar
las
bases
del
ejército en la nueva etapa restauradora, comenzando con la aprobación de dos leyes sobre las que se harán las futuras modificaciones. Estas fueron: la Ley de Reorganización del Ejército de 27 de julio de 1877 y Constitutiva del Ejército de 29 de noviembre de 1878 (332).
De
los
sucesivos
responsables
militares
inspirados
por
el
conservadurismo destacó por su espíritu reformista Martínez Campos, en una obra dirigida fundamentalmente a reducir el cuadro de generales durante su mandato en el 79 y completada en la ya citada ley del año 1883. Una vez en las filas del partido sagastino y desde la jefatura de Guerra, prosigue su labor introduciendo dos nuevas modificaciones: 467
la creación de la Academia General Militar por Real Decreto de 20 de febrero
de
1882,
expresión
del
sistema
unificado
en
la
enseñanza
militar (333), y la Escala de Reserva de Infantería al año siguiente a la que ya me he referido (334).
Al comenzar el mandato de Jovellar hay cierta expectación en las filas
de
la
Izquierda
Liberal,
pero
tras
conocer
someramente
los
proyectos de reforma presentados en el Congreso el 18 de junio, la desilusión cunde entre sus miembros. Algunos de estos proyectos, han sido ya comentados al analizar la materia correspondiente, tal es el caso de la ley que ampliaba la escala de reserva en infantería, haciéndola extensiva a caballería. Otros anunciados fueron:
1)proyecto reorganizando los cuadros de los cuerpos de reserva.
2)idem. estableciendo bases para la creación de una oficialidad de reserva gratuita.
3)idem.
autorizando
la
venta
de
terrenos
sobrantes por el derribo de los baluartes de Pamplona.
468
que
resultaran
4)y el último, sobre la construcción de una galería de tiro en Carabanchel.
El Resumen, adelanta su impresión señalando que está clara la falta de voluntad de cambio por parte del gobierno y ve en esos proyectos una treta para entretener a la opinión, pues además de no recoger los compromisos anunciados en el discurso de la Corona
-
ascensos, división territorial y Estado Mayor- (335), se presentan para su discusión en un momento inapropiado, dada la relevancia de temas como el Presupuesto o el Mensaje de la Corona, que en esos días se debaten
en
las
cámaras.
Propone
que,
dada
la
escasa
magnitud
de
aquellos proyecto, se evite debatirlos en las Cortes y se promulguen por decreto o real orden, y de esta manera evitar que "en la discusión apareciesen
en
evidencia
defectos
y
desdichas
de
la
organización
interna de la milicia, que no conviene exhibir ante el país si es que no han de remediarse (336).
En alusión al ministro Joaquín Jovellar, añade que "carece de las cualidades necesarias para llevar adelante las reformas militares" (337). Opina que este militar de "larga y honrosa carrera" hace ya tiempo hubiera deseado abandonar el cargo, sin que hasta el momento halla podido por la presión que sobre él viene ejerciendo el Sr. Sagasta. Los motivos saltan a la vista
469
"el Sr. Sagasta le tiene cerrada la puerta de salida en nombre de respetables y sacratísimos intereses: las instituciones, el orden, la disciplina del partido, todo peligraría con la salida del Sr.Jovellar. Sería forzoso entregar la cartera de Guerra al temido
y
endiablado
Salamanca.
Detrás
del
actual
ministro,
vendría el caos" (338).
Mientras
Jovellar
asumiera
su
posición
de
"feudatario
y
prisionero" del jefe del gobierno, nada positivo podría salir de este ministerio
para
el
que
-a
su
entender-
se
necesitaba
energía
y
vocación. Según la explicación dada por el periódico, los conflictos de partido, eran dirimidos a costa de grandes carencias a la hora de materializar proyectos legislativos, y aún más, de la ausencia casi total de una política militar y de defensa.
En definitiva, dirá El Resumen, una vez más se incumple desde el poder lo ofrecido desde la oposición con el único afán de acceder y perpetuarse en él. A su entender, únicamente en el caso de López Domínguez se había mantenido la coherencia política, pues en una u otra situación dejó bien sentada su significación reformista (339).
Respecto a Ignacio María del Castillo, nuevo ministro de guerra a partir del día 10 de octubre del 86, centró gran parte de su atención en la Ley de Sargentos ya citada, y en solventar el problema 470
de
la
macrocefalia
con
un
proyecto
de
reforma
que
preveía
la
amortización de vacantes y el retiro voluntario incentivado de la oficialidad. Aquí chocará con la jerarquía militar y será neutralizado por Sagasta quien optó por un cambio en el ministerio antes que hacer peligrar
el
pacto
condicionado
civilista
iniciado
por
los
conservadores.
Hemos acompañados
visto de
como
sus
los
sucesivos
correspondientes
cambios proyectos
ministeriales de
reforma
vienen (340)
y
contrarreforma, desde Ceballos en 1878 hasta el general Castillo. A partir del 8 de marzo de 1887, le corresponde el turno a Manuel Cassola y Fernández, quien sorprenderá a sus coetáneos con un programa de
reorganización
predecesores
militar
sujeto
a
mucho
tres
más
ambicioso
presupuestos:
que
el
justicia,
de
eficacia
sus y
despolitización del ejército. Para el nuevo responsable de la cartera de Guerra, la modificación sustancial de la situación únicamente era posible con la reforma estructural de la carrera militar, sujeta al desarrollo de principios nuevos más acordes con los que regían en otros países europeos. La "reforma de observancia" o del "género de vida",
eran
pasos
previos
pero
no
reforma castrense (341).
471
suficientes
para
una
auténtica
D.Manuel
Cassola,
murciano
de
nacimiento
e
hijo
de maestro,
abrazó la carrera militar ingresando en el Colegio de Infantería de Toledo el 29 de diciembre de 1852, estimulado -según afirma Puell Villa- por la posibilidad de promoción social que ofrecía el ejército a los hijos de la clase media, de tal modo que no se le puede identificar con "el militar romántico, procedente de las clases de tropa" tan profusamente extendido en el siglo XIX, y sí con los profesionales propios de nuestra centuria (342). Cuatro años más tarde era subteniente con destino en la guarnición de Madrid, ciudad en la que participa para precipitar la dimisión de Espartero y en apoyo de O'Donnell, que le recompensa con la entrega de la cruz de San Fernando de primera clase.
Al finalizar la etapa progresista, es destinado al ejército de Cuba y al ver frustrado su deseo de participar en la expedición dirigida a México -comandada por Prim- deberá prolongar su estancia en aquel destino (343). Ejerció como su padre la docencia en 1865, dando clases de matemáticas a los cadetes de la Escuela del Ejército de Ultramar, a la vez que era destinado como auxiliar de los oficiales del Cuerpo del Estado Mayor. Vinculado profesionalmente a las colonias antillanas, trabaja en la elaboración de una carta geográfica y plano itinerario
de
Cuba,
y
dirige
desde
el
20
de
periódico en La Habana bajo el título La Milicia.
472
agosto
de
1866
un
Los sucesivos triunfos que cosecha en las campañas de Cuba, Puerto Rico, Cartagena y contra el carlismo le rinden la oportunidad de ascender por méritos de guerra, alcanzando el empleo de Brigadier a los 36 años, y el de Teniente General a los 40 (344). En esta ocasión, fue su activa colaboración con Martínez Campos en la pacificación de la isla lo que determinó su ascenso el 9 de mayo de 1878.
A lo largo de su vida desempeñó cargos en la administración civil y militar. En 1873, bajo la presidencia de Pi y Margall, fue Director del Parque de Artillería de Madrid y vocal de la Comisión de Reorganización del Ejército; en junio del 74, gobernador militar de Oviedo, y durante la sublevación cubana, gobernador de la zona Centro en la jurisdicción de Puerto Príncipe; más tarde, en marzo de 1879, es Capitán General de Granada, destino que abandona para ocupar su puesto como vocal de la Junta Consultiva de Guerra. Durante los años ochenta, y antes de recibir la cartera de guerra, ocupa la Dirección General de Artillería
(1883),
la
presidencia
de
la
Junta
de
Estudio
de
Transportes Militares (1884), y actúa como vocal de la Comisión de Codificación Militar (1885).
Políticamente desempeña una continuada labor en las Cortes desde 1879 hasta el 87, formando parte de las Comisiones del Congreso para la preparación de dictámenes sobre proyectos
militares, tales como el
de Reclutamiento y Reemplazo del Ejército, en el 84 (345). Durante 473
aquellos años fue diputado por el distrito de Cartagena, y elegido senador por Canarias el 27 de diciembre del 86 (346).
Su supuesta vinculación con el federalismo, no se explica más que por su origen periférico y la estrecha amistad que le unía desde antiguo con el que fuera Ministro de guerra bajo la presidencia de Pi y
Margall,
septiembre
D.Nicolás de
1873
el
Estévanez. mando
del
Sin
embargo,
Regimiento
al
de
solicitar
Infantería
en
Galicia
número 19 para ir a sofocar el cantonalismo, dejaba muy claras su posición ante este tipo de situaciones.
Con
el
padrinazgo
de
Alonso
Martínez
y
la
aquiescencia
de
Sagasta, Cassola ocupa la cartera de Guerra, siendo su designación una muestra implícita de reconocimiento por su merecido prestigio como profesional
militar,
su
vocación
política
y
su
experiencia
parlamentaria (347). Sin embargo, se ha comentado la falta de intuición del
primer
ministro,
pues
esperó
encontrar
en
el
general,
un
subordinado dócil y poco conflictivo, cuando estaba ya cantado en ciertos sorprende
medios que
militares una
vez
y
civiles
comprobado
su
su
espíritu
error,
se
reformista.
dirija
a
No
ciertos
colaboradores diciendo: "¡Señores, qué chasco! Está el peligro donde menos se piensa...Son inútiles las más escrupulosas precauciones!" (348).
474
Según palabras de Martín Alonso, la expectación fue la nota dominante ante el cambio producido en la cartera de guerra, siendo las armas
generales
las
que
con
mayores
muestras
de
"simpatía"
lo
acogieron. Opina en sentido contrario, Alvarez Builla, quien comenta el recelo suscitado entre la mayoría democrática, por encontrarse frente un hombre ambicioso, una incógnita políticamente hablando apolítico dice Cardona-, y un reformista militar radical (349).
Sobre este particular, las opiniones de López Domínguez no son inicialmente descalificadoras sino llenas de buenos deseos para el nuevo responsable y el gobierno en general, en la esperanza de que acertase a realizar sin dilación las reformas militares. "Ojalá afirmaba en el Congreso- que en las cuestiones militares no tenga yo más que motivos para aplaudir ese Gobierno; porque si le aplaudo será porque acertará al fin en su gestión respecto al ejército (350).
Cassola comienza su andadura retirando, en primer lugar, varios proyectos de ley en trámite presentados por su antecesor, y exponiendo las líneas maestras de su política ante el gabinete. El día 10 de marzo, daba El Resumen una noticia haciendo alusión a un periódico de la mañana que adelantaba el propósito ministerial de establecer el servicio militar obligatorio. Según el diario, esta afirmación fue desmentida por el responsable diciendo que carecía de fundamento, o al menos era prematura. 475
Si bien es cierto que antes de la comparecencia del ministro en las Cortes ya circulaban las noticias sobre este asunto y publicaba la prensa algunas de las bases del programa militar. El Resumen, señala una
nueva
división
territorial,
la
modificación
del
sistema
de
ascensos desapareciendo la dualidad de grados, el servicio general obligatorio,
la
reorganización
de
las
plantillas
de
los
centros
militares, la construcción de hospitales y cuarteles y medidas para matar la usura en el ejército (351). Efectivamente, los dos grandes proyectos iban dirigidos a confeccionar una nueva Ley Constitutiva del Ejército y crear un Banco de préstamos militar (352).
Los
periódicos
recogen
las
primeras
manifestaciones
de
los
parlamentarios acerca del proyecto: mientras el grupo mayoritario y los
reformistas
esperan
con
marcada
reserva
a
conocer
mejor
el
contenido, los ortodoxos arremeten contra los amplios poderes del ministro
y
sostienen
que
aprobar
las
peticiones
de
Cassola
sería
admitir una "especie de dictadura militar" (353). Asimismo siguen la actividad
del
celebrado
bajo
ejecutivo. la
En
presidencia
la
noche
de
del
Sagasta
20 un
de
abril
Consejo
de
se
había
Ministros
esencialmente militar, y tras escuchar la propuesta de reforma se determinó que fuera remitida una copia a la Regente para su revisión. Según algunas informaciones sobre la acogida dada a los proyectos de
476
Cassola,
la
falta
de
entusiasmo
fue
la
nota
torno
a
dominante
entre
los
compañeros de gabinete. Si
había
cierta
confusión
en
la
naturaleza
de
las
reformas, queda disipada el día 22 de abril con la lectura de los textos
correspondientes
en
las
Cortes,
según
deseo
expreso
del
general. Su idea consistía en presentar a los órganos representativos unas bases que formaran parte integrante de la Ley Constitutiva del Ejército y cuyo desarrollo se haría por medio de decretos. Cassola pretendía convertir la citada ley en una Constitución del Ejército. Este sistema trataba de evitar las dificultades que se presentarían para la derogación de la ley en el caso de que se demostrase la inutilidad o deficiencia de algunas de las reformas.
El proyecto de ley de reforma militar tenía 79 artículos, cuyo contenido fue publicado íntegramente y comentado en la columna militar de las páginas del periódico reformista a lo largo del mes de abril. El interés que despierta este asunto le hará modificar el orden de algunas secciones y reducirlas, con objeto de reproducir por partes para que los lectores puedan conservar separadamente- los distintos capítulos del proyecto (354). En una primera aproximación, El Resumen expresa su impresión elogiosa para el ministro aunque -dice- en el proyecto se señalan a primera vista "ciertos lunares", como es uno de ellos
la
baja
presupuesto
de
general
16 de
millones ingresos
de
pesetas
una 477
vez
que
resultaría
suprimida
la
en
el
redención.
También reconoce que su segundo proyecto -para librar de la usura al ejército- ha despertado una opinión unánime por el digno y encomiable pensamiento que lo impregna, pero no por ello menos impracticable en la forma que se plantea (355). Para el redactor del diario, Cassola no habría tenido en cuenta cuestiones como la ley económica de oferta y demanda, la imposibilidad de sujetar a tipo fijo el interés, y la no menor de encontrar sociedades de crédito que empleen sus capitales en préstamos al ejército con intereses del 6% cuando en el mercado es del 7 u 8% . Con estas salvedades, aplaude hoy sin reserva alguna al general, sólo por haberle visto acometer la obra de las reformas militares.
"Apoyará
-dice-
lo
que
le
parezca
bueno
de
ellas
y
criticará con pasión lo que considere malo" (356).
Los aspectos del proyecto que suscitan más polémica son los concernientes
a
la
prestación
militar,
ascensos,
Estado
Mayor
y
división territorial. Otras son además las cuestiones planteadas: la reducción del número de oficiales en activo a 8.381 sin contar con los generales,
la
organización
de
un
cuerpo
efectivo
de
oficialidad
reservista para cubrir las necesidades de la guerra, la disminución del ejército territorial de reserva dispuesto para el combate, la prohibición a los militares de toda actuación en política salvo para los que fueran ministros, senadores y diputados, las edades de retiro (entre 51 los tenientes y 72 los tenientes generales), así como las mínimas para el matrimonio de los oficiales (25 años). 478
El espíritu que anima el proyecto en cuanto a reclutamiento y reemplazo de la tropa enlaza directamente con la tradición democrática del Sexenio y la búsqueda de equidad social en los compromisos para con la patria. Partiendo de esta base y con el modelo prusiano de fondo,
Cassola
concibe
un
servicio
militar
obligatorio
(art.13)
entendido en un sentido más estricto de lo que había sido la norma a lo largo del siglo. No es la idea de obligatoriedad, contemplada en el programa
liberal
desde
las
Cortes
de
Cádiz,
lo
que
solivianta
a
civiles y militares sino su aplicación real sobre la base de nuevos límites a la redención, de tal forma que se mantendría el rescate elevado a 2.000 pesetas pero únicamente si el destino era Ultramar, e incluso
en
prestación
este
caso,
militar
en
el
recluta
la
sustituido
Península.
Otra
debería
realizar
posibilidad
para
la la
realización del servicio estaba prevista en el artículo 17. Planteada como un acicate para el voluntariado, disponía la reducción a un año del
tiempo
en
comprometieran
filas a
pagar
cuando 500
los
pesetas
mozos y
entre
aportaran
18 su
y
20
propio
años
se
equipo,
incluido el caballo.
La reforma así planteada significaba un paso adelante en la erradicación de los privilegios disfrutados por las clases acomodadas, pero evidentemente no resolvía el problema de los que de una u otra manera se veían sujetos al reclutamiento al carecer de recursos, o irremediablemente abocados a grandes sacrificios para conseguir la 479
redención. A partir de este momento, los esfuerzos de éstos últimos deberían ser mayores para evitar cuando menos, y no era poco, el servicio
en
Ultramar.
No
se
eliminaba
por
tanto
el
peligro
de
proletarización de las clases medias tan reiterado por los exponentes favorables al voluntariado (357).
Inmediatamente, opinión
al
las
respecto.
La
distintas Epoca
fuerzas
afirma
que
políticas desde
expresan
luego
el
su
partido
conservador combatirá la parte de la ley constitutiva del ejército que se
refiere
a
la
apertura
de
las
escalas
y
al
servicio
militar
obligatorio..", a lo que responde El Resumen extrañado porque -según dice-
en
distintas
ocasiones
aquel
periódico
se
había
mostrado
favorable a ese modelo de servicio, y el propio Partido Conservador hace
algún
tiempo
anunció
que
iniciaría
una
campaña
de
reformas
defendiendo en primer término aquel principio (358).
En
realidad
servicio
militar
constitucional patria
con
que las
el
órgano
conservador
obligatorio obligaba armas"
a y,
era todos por
había
manifestado
consecuencia los
españoles
tanto,
no
del "a
podía
que
el
precepto
defender
la
combatirlo
"radicalmente", sin embargo, opinaba que no había llegado el momento de establecerlo en España porque "no se varía en un instante la manera de ser de los pueblos" y con seguridad -dice- el país experimentaría una profunda agitación, sin contar con los "quebrantos que causarían 480
al Tesoro". Por todo ello, se opone "terminantemente" a esta medida y solicita que se demore hasta que en España cambien las condiciones de acuartelamiento y se equiparen a las de otros países, permitiendo a todos los ciudadanos "cumplir sus deberes con la patria sin perjuicio de los intereses propios" (359).
Cánovas del Castillo, intervino en el Congreso de los Diputados para plantear su postura, y la del grupo que representaba, en relación con el tema. Se define totalmente opuesto al voluntariado de un año, y sobre la obligatoriedad del servicio, recuerda cómo "siempre que el servicio obligatorio ha sido ó sea útil para la defensa de la patria en el exterior ó para la defensa de la paz en el interior del país, el partido conservador ha prestado y prestará su concurso para que nadie deje de acudir con las armas á cumplir esa obligación". Además señala que la obligatoriedad ya quedó contemplada en la ley de reemplazo del 85, y por lo tanto lo que está en cuestión -dice- es "si el servicio ordinario de guarnición puede ser ó no redimido, no si es redimible el defender á la Patria con las armas". Sobre dicha cuestión se pronuncia en los siguientes términos:
"...no soy enemigo de que á toda persona que pretenda librarse del servicio ordinario de guarnición, se le obligue á conocer el ejercicio
de
las
armas
durante
481
el
tiempo
absolutamente
indispensable para ello, sin necesidad de vivir en el cuartel" (360). Teniendo en cuenta la composición del electorado afín a Cánovas, y cómo podía afectar a las familias aristocráticas y burguesas la modificación en el sistema de reclutamiento, no sorprende la férrea oposición de los conservadores para quienes esta medida caía dentro de los postulados socialistas (361) y era inaceptable "por la falta de cuarteles,
la
habitual
dureza
empleada
por
las
clases
y
otros
accidentes de la vida de cuartel" (362).
Entre
las
fuerzas
liberales
surgen
algunas
discrepancias
encabezadas por el general Martínez Campos. Pensaba que "el servicio militar obligatorio era un serio peligro para las instituciones, y apoyaba su creencia en el hecho de que casi toda la juventud pudiente que acudía a las universidades, formaba en el partido republicano, lo cual podía llevar consigo la revolución, si al ingresar esos jóvenes en los cuarteles, difundían sus doctrinas sobre los incultos hijos del pueblo"
(363).
Era
una
buena
excusa
para
alarmar
a
la
opinión
y
predisponerla en contra, aunque las clases acomodadas no necesitaban de estos recursos pues el proyecto en sí mismo representaba un duro ataque a sus intereses bastando para despertar la furia contra el ministro.
482
Mientras unos abogan por el inmovilismo en este terreno y otros respaldan la conveniencia de sentar un precedente en favor de una mayor justicia social, rompe esta dicotomía la opinión de quienes no comulgan ni con una ni otra posibilidad. Tal es el caso de D.P. anónimo
que
ha
sido
citado
en
páginas
anteriores-
partidario
de
eliminar como primera medida el ejército permanente en tiempo de paz. En un folleto publicado ese año, adopta una posición antibelicista calificando la guerra como el "oprobio de la humanidad" y freno "al desarrollo de la riqueza y bienestar general" por lo que, a su juicio, el
conjunto
de
los
países
debe
buscar
fórmulas
de
arbitraje
-un
tribunal internacional- que dirima sus diferencias, acabando con el estado de barbarie que tanto degrada (364).
Si bien admite desde un plano realista la creación de una fuerza pública
"suficiente"
para
proteger
a
los
Estados
en
caso
de
conflagración, le parece un desatino mantener un ejército numeroso en tiempo de paz. En primer lugar por razones económicas y de erario público, pero también por motivos políticos. Veamos cuales son los argumentos que expone en el texto: "El ejército es por su organización misma un instrumento del despotismo, y (...) el soldado absorbe al ciudadano; donde hay mas bayonetas, hay menos libertad. Por esta razón el pueblo inglés, que es el que rinde un culto mas ilustrado y ferviente á la
libertad
civil,
ha
considerado 483
siempre
los
ejércitos
permanentes
como
un
grave
peligro,
que
ha
procurado siempre
evitar. En España todas las cuestiones políticas contemporáneas han sido resueltas por el ejército (...). Así pues, mientras se discute acerca de la soberanía nacional, nuestro ejército, ha demostrado prácticamente que donde verdaderamente reside es en los cuarteles. Por esta razón, sin duda, el actual Ministro de la Guerra, quiere sustituir el sufragio universal con el fusil universal" (365). Examinando el proyecto de reorganización del ejército propuesto por Cassola, renuncia a pronunciarse sobre cualquiera de los puntos que en él se tocan excepto el relativo al servicio obligatorio. Opina que esta medida es una copia francesa y a todas luces funesta, sin que pueda reconocerse como un principio liberal. "Libertad y obligatorio, forman un contraste del todo antipático" -dirá-
por lo que apela al
buen juicio del partido republicano para que se apresure a rectificar borrando
de
abolición
de
su
bandera
quintas
"semejante
que
era
uno
tiranía" de
los
y
reemplazarla
principios
con
la
fundamentales
proclamados por la revolución de Setiembre. "No todos esclavos. Todos libres.
Militar
el
que
quiera
serlo
por
su
voluntad".
Con
estas
palabras se decanta por el modelo inglés.
Justifica su postura aludiendo a las consecuencias del servicio obligatorio que se dejarían sentir tanto en el orden económico como en el político. En el primer caso al privar de estímulo al industrial, 484
artesano, o comerciante, que antes trabajaban afanosamente para librar a sus hijos del servicio de armas, y ahora abandonarán o poco menos sus establecimientos, cuando no opten por emigrar a otro país. En el segundo,
porque
lejos
intervencionistas,
se
de
erradicarse
introducirá
en
en
el
sus
ejército filas
los
"el
gérmenes
combustible
revolucionario mas inflamable". Por último, comenta la "peregrina" inconsecuencia del ministro al admitir la redención para el servicio de Ultramar prorrogando los privilegios y sin dar a cambio más que una "pueril" satisfacción a los desheredados (366).
Una interpretación bien distinta nos presenta Pío Suárez Inclán (367) al tratar años después el problema. Firme partidario del servicio militar obligatorio, encuentra que el enganche voluntario cargaría al ejército
de
los
peores
elementos
civiles
-"sujetos
con
escasa
ó
ninguna instrucción, de cortas luces intelectuales, ó con hábitos funestos de holganza ó matonismo"-y reduciría su efectividad al tener que
asumir
los
oficiales
la
ingrata
labor
de
instruir
a
hombres
incapaces e "incompatibles con el cuerpo social sano" (368). Añade que el
voluntariado
es
insuficiente
para
satisfacer
las
necesidades
militares de las naciones y concretamente de España, pues la carencia de un ejército potente representaba un escollo a la expansión colonial -aún considerando la reducida población de las tribus a que debía enfrentarse-,
pero
sobre
todo
dificultaba
485
la
capacidad
disuasoria
frente
a
los
grandes
europeos
al
no
inspirarles
ningún
temor
ni
respeto.
Otro problema adicional del ejército integrado por voluntarios radicaba en los irregulares métodos utilizados por las agencias de reclutamiento, debido al afán de lucro que inspiraba sus acciones. Así el
autor
comenta
los
pingües
negocios
de
estas
compañías
que
"reclutaban sustitutos buscados en los parajes más depauperados y utilizando
malas
artes
-aprovechan
la
embriaguez,
desesperación
y
abatimiento para convencer a los futuros sustitutos- y por tanto una vez en filas o en el servicio era normal que se echaran atrás y actuaran indisciplinadamente llevados por el arrepentimiento" (369).
Concluye factor
clave
ratificando para
la
su
apoyo
organización
al de
un
servicio
obligatorio
ejército
numeroso
como y
sin
discriminación por rango o fortuna, aunque para ello -dice- haya que eliminar
la
resistencia
de
"añejos
é
inveterados
privilegios".
Asimismo exige que de una vez por todas ese precepto se haga realidad en toda su extensión
"Mientras no se haga forzoso el pase por Cuerpos activos, en concepto
de
individuos
de
tropa,
de
todos
los
españoles
capacitados física y moralmente para prestar en ellos servicios, la noción del personal obligatorio no saldrá de las esferas 486
especulativas para descender al terreno de la práctica, sin que el precepto constitucional tenga mayor alcance que el de máxima escrita para dar á nuestra legislación un sello semejante al impreso en las de los pueblos cultos y contemporáneos" (370).
Muy
discutido
fue
el
articulado
relativo
a
la
promoción
profesional de la oficialidad. También en esta cuestión prevalecía el empeño del ministro en acabar con privilegios y favoritismos, buscando una uniformidad homologable a la de los ejércitos europeos. Propone que en tiempo de paz, los ascensos de todos los oficiales hasta el grado
de
coronel
se
realizaran
por
rigurosa
antigüedad
y
previa
vacante (art.57) como venía haciéndose en las armas facultativas, pero en tiempo de guerra, se abría para éstas el sistema de ascenso por méritos. El dualismo desaparecería estableciendo la proporcionalidad en el número de generales de cada uno de los cuerpos y armas (art.60). A ello había que añadir la supresión de los grados honoríficos y ascensos en masa.
Este era otro de los temas en candelero que había hecho correr ríos de tinta desde tiempo atrás. Muy interesante resulta el folleto de un oficial de artillería anónimo publicado -el 15 de noviembrepoco después de los sucesos de Villacampa bajo el título Discusión sobre Sistemas de Ascensos y algunas bases de organización (371). El firmante
parte
en
esta
ocasión
de 487
los
"recientes
y
deplorables
sucesos"
para
recomendar
una
pronta
solución
a
los
problemas
del
ejército, pues cree que "las sediciones militares no son más que la manifestación de una terrible enfermedad, pero no la enfermedad misma; el
mal
está
en
otra
parte,
que
todo
el
mundo
sabe,
aun
cuando
voluntariamente se cierren los ojos para no verlo, acaso porque asusta la imposibilidad de combatirlo victoriosamente;.." (372).
Esta actitud que hace extensible a los sucesivos responsables de acuerdo todos en la importancia de la cuestión militar, aunque no con la manera de resolverla-, prolonga artificialmente "la vida del enfermo", sin que su cura sea real, pues para ello opina que habría que devolver al ejército la tranquilidad moral y condición de vida de que adolece.
En este orden de cosas, una fundamental era la cuestión del porvenir de toda la oficialidad, a resolver según su opinión con una normativa
de
ascensos
basada
en
la
antigüedad
"sin
defecto",
eliminando el sistema de elección que sobradamente había demostrado ser en primer lugar ineficaz -"por la imposibilidad de elegir con acierto
y
con
justicia"-
en
segundo
inmoral,
"por
prohijar
el
favoritismo" y por último perturbador, "porque por efecto de estos motivos promueve el descontento, impele á la murmuración, y mina la disciplina" (373).
488
Considera que la razón y la historia (concretamente la española) avala sólidamente su opinión en favor del ascenso por antigüedad y aún cuando, no comparte el servil afán emulador de modelos extranjeros que observa en los responsables nacionales -como si el hecho -dice- de que en aquellos se practicara tal o cual fórmula fuera ya una garantía-, sí cree necesario beber en los principios que son de carácter y aplicación universal y por tanto remitirse en esta ocasión al ejemplo alemán, a sabiendas del alto nivel de organización alcanzado por sus fuerzas armadas. Allí -recuerda- tradicionalmente se ha observado el principio de antigüedad sin defectos para la promoción de jefes y oficiales, que junto a la voluntad de trabajo demostrada constituyen la base de la "perfección" que caracteriza su estructura militar. De ahí que las miradas se tornen en esa dirección.
El autor del escrito hace notar su total coincidencia con los argumentos formulados por varias publicaciones francesas a colación del tema de los ascensos. La primera citada es el Progrès militaire (374) de la que extrae y reproduce traducido el siguiente texto:
"La
gran
fuerza
del
ejército
alemán
reside
en
el
respeto
inviolable de los reglamentos que rigen para el ascenso de los Oficiales. Desde hace 25 años que el Emperador Guillermo está sobre el trono, no se cita una sola promoción debida al favor; los
grados,
debiendo
ser
para 489
cada
uno
la
recompensa
de
servicios
y
méritos
bien
comprobados,
llegan
á
su
hora
y
momento, sin sorprender al interesado, ni á sus iguales" (375).
Otra publicación mencionada es Le Spectateur militaires, cuya entrega
número
146
correspondiente
al
1
de
septiembre
inserta
un
artículo titulado "El ascenso de Oficiales" firmado por un partidario de la elección al que aun siéndolo -dice el autor del opúsculo- "se le escapan confesiones muy sustanciosas", que dejan entrever los males de que adolece ese sistema, tales como la falta de fundamento en las apreciaciones
de
los
superiores
o
la
escasa
fiabilidad
de
los
exámenes, "de todo lo cual -apunta- resultaría que el empleo exclusivo de la elección, daría origen á abusos de todo género, que producirían un gran descontento en la clase de Oficiales y disminuirían el valor moral del Ejército" (376).
Hay que decir como observación que tales palabras, o por lo menos las que se reproducen en el último párrafo del texto, no dan motivo alguno para pensar en su autor como defensor de otro sistema distinto
al
de
ascensos
por
antigüedad.
Veamos
cómo
termina
su
escrito:
"El mejor medio para cortar de raíz todo favoritismo y error en la elección sería, por tanto, seguir el orden de antigüedad de los candidatos". 490
Para concluir, este artillero dirigió sus mejores deseos a los legisladores que en fechas próximas se reunirían, aunque expresó sus temores
de
que
las
necesarias
reformas
chocaran
con
"terribles
enemigos", inherentes -según él- al ejército español, y así "contra tan
saludables
significativos
y
como
nobles la
propósitos"
fuerza
de
la
se
opondrían
costumbre,
la
factores
tradición,
la
ambición y la tendencia de algunos militares a "figurar" en partidos políticos (377).
Para erradicar los posibles defectos del sistema de ascensos por elección, González Parrado (378) propone distintas vías con objeto de promocionar
a
todas
y
cada
una
de
las
clases
del
ejército.
Así
defiende para la clase de tropa el ascenso electivo y basado en la aptitud de los aspirantes a oficial:
"Nada de vetos para las beneméritas clases de tropa, ninguna dificultad oficial,
insuperable
pero
ningún
para
nadie
servicio,
de
ninguna
vestir
el
uniforme
consideración,
de
ningún
derecho, ningún motivo tampoco debiera haber bastante poderoso para que se determinase el colocar en sus cuadros á los que careciesen de la idoneidad precisa" (379).
Para los jefes y oficiales contempla el turno de antigüedad, el de elección y los méritos de guerra, y lo mismo para los generales 491
(excepto el de antigüedad), pero prescribiendo el cumplimiento de una serie
de
requisitos
garantes
del
buen
funcionamiento
de
la
ley.
"Creemos -concluye- que de esta manera se matarían de una vez los inmoderados deseos, las ilegítimas esperanzas de medros por otros títulos que los de la virtud, el valor y la aplicación y se abriría ancho camino al estudio, á la constancia y al heroísmo..." (380).
Artillería, Ingeniería y Cuerpo de Estado Mayor van a ser los más reticentes al cambio, alegando en unos casos que la antigüedad era la única defensa que tenían contra la arbitrariedad y la intriga, mientras en otros se acusaba directamente la pérdida de Contrarresta
su
malestar
el
apoyo
de
las
armas
beneficios.
generales
a
las
reformas, especialmente la más joven oficialidad (381). Los banquetes celebrados el día 17 de mayo -onomástica del rey- por los oficiales de infantería ministro
y
caballería
reformista.
El
son
una
Resumen
muestra comentaba
evidente al
día
de
su
apoyo
siguiente
al
estos
hechos:
"anoche se celebraron banquetes militares para conmemorar el cumpleaños de Alfonso XIII. Se aprovechó para manifestar apoyo á los
proyectos
de
Cassola,
o
gobierno" (382).
492
sea
á
la
política
militar
del
Señala
que
fue el regimiento de Vad Ras el que celebró un
banquete por la mañana, mientras por la noche hubo otros tres: uno en el Centro Militar, concurriendo en él jefes y oficiales del regimiento Covadonga, otro en el restaurante de Los Cisnes, con asistencia de militares de Infantería y Caballería que "brindaron porque en breve fuera un hecho las reformas proyectadas", y el tercero en el hotel Inglés, con la presencia de la oficialidad del regimiento de Baleares, 43 de línea. Emulando al de Vad-Ras, éste último nombró una comisión para que, una vez terminado el banquete, se dirigiera al Ministerio de la Guerra a presentar sus saludos y felicitar al responsable del proyecto.
En medios políticos, no todos acogieron bien estas iniciativas, y
así
se
lo
preguntándole
hizo si
saber
un
consideraría
diputado lícito
al
responsable
igualmente
que
de
Guerra,
los
cuerpos
especiales que se sintieran perjudicados con sus proyectos acudieran a protestar por ello, recordándole además que los militares no podían asistir a reuniones políticas según había quedado prescrito en la Ley Constitutiva. El responsable de esta interpelación fue Romero Robledo, quien asimismo criticó que Cassola aplaudiera la actitud de aquellos individuos del ejército, porque entendía que con ello se sentaba el precedente
"funestísimo"
de
que
otros
militares,
completamente opuestos, se reunieran también (383).
493
para
fines
El
"movimiento"
de
militares
venía
produciéndose
con
anterioridad, y no hacía más de un mes que cierta opinión política y militar se había sensibilizado ante los rumores levantados acerca de la formación de una Asociación militar, nacida a raíz de una reunión en Madrid, a la que supuestamente habían asistido todos los coroneles en activo del arma de Infantería. En esa ocasión fue "el orador más destemplado" de la minoría reformista, Sr. Sánchez Campomanes, quien pidió al ministro que confirmara la veracidad de dicha formación (384). Inicialmente, Cassola respondió que de tener noticia sobre ella -lo que no había ocurrido hasta el momento- la prohibiría. Sin embargo, acabará por restarle importancia alegando que "la llamada asociación es sólo un acuerdo patriótico al que el orador se asocia como militar y como ministro...y declara que no ha encontrado en los estatutos de la asociación nada extraño" (385).
López
Domínguez
se
va
a
sumar
a
las
críticas
de
su
correligionario. Intervino en el Congreso para decir que él mismo aplaudiría la asociación si se tratara solamente de un simple acuerdo de algunos jefes sobre puntos independientes de la Ordenanza y en ningún caso relacionado con nada oficial, pero entendía que "desde el momento que ésta se reúne con fines que tropiezan con las Ordenanzas y se firman estatutos con artículos de graves consecuencias, hay ya una verdadera asociación ilegal que debe ser perseguida" (386).
494
La Epoca tomó cartas en el asunto añadiendo nuevos datos, como que las bases de la citada asociación habían quedado convenidas con los
generales
Castillo,
Primo
de
Rivera
y
Martínez
Campos.
Se
"maravillaba" por la objeción de los reformistas, a una asociación que a su entender- tenía como único fin "velar por el honor y la disciplina del ejército" (387). Por alusiones, el portavoz en prensa de este partido, replica al órgano conservador en su convicción de que tal asociación estaba fuera de la legalidad pero además era totalmente innecesaria: "¿Es que la práctica de las virtudes militares y el culto del honor -pregunta- no están suficientemente garantizados por el cumplimiento de las leyes?. ¿Es que necesitan, fuera de acción legal, el esfuerzo de las iniciativas particulares?. ¿Es que para
que
el
coronel,
guarde
la
disciplina
en
su
regimiento
necesita asociarse al jefe de otro cuerpo?".
El Resumen termina diciendo que es un "acto de indisciplina" y rechaza las palabras de La Epoca porque a su juicio son tanto como decir que no bastan las Ordenanzas para garantizar el ejercicio de las virtudes militares (388).
La respuesta de Cassola a esta cuestión no resultó convincente tampoco
al
Liberal
que
reservará
un
espacio
en
sus
páginas
para
comentar la gran ambigüedad del ministro. En su opinión, éste había 495
tratado de no indisponerse con nadie, aplaudiendo a los que fundaron la asociación, sin que por eso dejara de estar de acuerdo con el general López Domínguez. "Ya sabemos -dice- quien era el protagonista de la redondilla célebre:
"- Sostengo, pese á quien pese, que esto es lo que se ha de hacer. -Yo soy de ese parecer. -Yo no. -Pues también soy de ese. "El general Cassola" (389).
El Resumen apostilla a su colega destacando que no es la primera vez que el ministro de Guerra emplea este sistema, pues "con las reformas militares le ha pasado lo mismo".
Es
evidente
que
políticos
y
militares
son
sensibles
a
las
tensiones surgidas en el seno del ejército. Romero Robledo habla de "división" en la institución y de su desacuerdo con las reformas precisamente
por
el
antagonismo
que
habían
despertado
entre
"la
familia militar" (390). Mientras, el general Dabán comenta que las reformas en este sentido "son una revancha de las armas generales contra los cuerpos especiales". Ambos culpabilizaron a Cassola de tal situación sin que ninguno estuviera dispuesto a reconocer el verdadero
496
sentido de ellas: reducir las diferencias entre las armas y cuerpos (391).
El Resumen, publica una noticia sobre la posición de las armas especiales respecto a la reforma. Duda de las palabras del Correo Militar que señalan discrepancias entre Artillería e Ingenieros a la hora de definirse sobre ella. "Está equivocado -afirma- pues hay una casi total unanimidad nada favorable, por cierto, a los proyectos" (392).
La cuestión de los ascensos fue motivo de fricción entre los conservadores
y
el
gobierno.
El
periódico
pone
de
relieve
la
predisposición de líder del partido conservador a mantener el status vigente
de
las
armas
especiales.
"..Si
las
reformas
llegan
a
discutirse -dice-, la campaña militar parlamentaria de los ortodoxos la dirigirá Cánovas, opuesto al servicio obligatorio y al sistema de escalas abiertas, cosa no extraña pues Cánovas es artillero" (393).
Otro
punto
conflictivo
fue
la
reforma
del
Cuerpo
de
Estado
Mayor. Desde su creación en 1811 fue un arma prestigiada y elitista, compuesta mayormente de oficiales que actuaban como enlace entre los generales
y
los
ejércitos.
Entregado
a
funciones
de
alto
estratégicas y tácticas, se convirtió en puente al generalato.
497
nivel
El proyecto cassolista abría una brecha entre los que entendían que el Estado Mayor debía responder a una mayor integración con las otras armas y los que por el contrario pretendían el mantenimiento de un concepto más corporativo y selectivo. Esta segunda posición es la que cuestiona el ministro quien propuso dividirlo en un número de ramas equivalente a los cuerpos y armas existentes. Asimismo dispuso que todos los oficiales pudieran acceder a dicho órgano siempre que justificaran Guerra.
una
Algunos
adecuada militares
preparación se
sintieron
en
la
Escuela
atacados
por
Superior los
de
exámenes
evaluativos que a partir de entonces se exigiría a los candidatos (394).
Con el fin de restringir gastos y racionalizar la administración castrense se propuso además una reducción de las regiones militares que pasarían de trece a ocho en la Península y a seis los distritos de Ultramar:
Baleares,
Canarias,
Cuba,
Puerto
Rico,
Filipinas
y
los
territorios africanos. Hubo también contestación por este particular desde la esfera militar, y también civil, ya que la desaparición de algunas capitanías alarmó a las ciudades afectadas. A simple vista se observa que tal reacción no respondía a necesidades militares sino locales, pues como señala el conde de Romanones, un cambio en ese sentido iba en detrimento de sus poblaciones
498
¡Guarnición, poblaciones
mágica de
palabras,
España!.
La
sueño
de
guarnición,
la no
totalidad bajo
el
de
las
aspecto
militar, en el uso corriente es una palabra que encierra muy sustancioso
contenido:
guarnición
quiere
decir
un
acrecentamiento de importancia social para el vecindario, una decoración vistosa, Eldorado para las muchachas casaderas, la varita encantada, en fin, que da importancia a la ciudad (395).
Para estudiar las reformas se había creado una Comisión (396) presidida por Canalejas, quien fue también ponente y máximo defensor de la ley (397). Alonso Baquer, afirma que en sus líneas generales se dio por bueno el proyecto, reconociendo la necesidad de las reformas "objetivamente buenas y bien intencionadas"-, aunque a la vez se instó al ministro a moderar sus objetivos. Particularmente opina que la Comisión "se aplicó a aminorar la distancia entre el punto de partida, el Ejército de la Restauración y el de llegada, el Ejército de la Reforma" (398).
En el estudio comparativo realizado por Puell de la Villa sobre ambos textos -el de Cassola y el dictamen de la Comisión- se señalan diferencias de carácter formal en lo que atañe a la ordenación del articulado y la redacción del mismo. No obstante, reconoce el autor haber descubierto salvedades en algunas disposiciones sobre las que se observan cambios más significativos respecto a los fundamentos básicos 499
que alientan el proyecto de Cassola (399). En términos generales el dictamen
recogía
las
siguientes
variaciones:
1)
la
supresión
o
modificación de los artículos 77, 4 (en su párrafo segundo) y 69, relativos a las facultades regias y del ministro competente en la organización
y
mando
del
ejército
así
como
a
la
nueva
división
territorial, que dejará sin especificar el número de circunscripciones para
la
Península;
2)
en
el
apartado
de
reclutamiento,
que
-aún
preservando el servicio militar obligatorio- retocaba el artículo 15 al determinar que los sustituidos en Ultramar pasaran a integrar la reserva activa en la Península, e igualmente el artículo 19 en cuya redacción
se
suprimían
algunas
de
las
condiciones
exigidas
a
los
futuros voluntarios (apartado primero y segundo). En el sistema de alistamiento,
el
cambio
afecta
al
artículo
25
y
significa
la
sustitución de la comisión mixta -creada a fin de clasificar a los soldados aptos para el servicio e integrada según el proyecto de Cassola por diputados provinciales, dos jefes militares y médicos civiles-, por una junta de jefes del ejército, un diputado y médicos militares. Asimismo se abre una interrogante acerca del destino que debían
tener
las
cantidades
obtenidas
en
concepto
de
redención,
desatendiéndose por tanto la propuesta del ministro en favor de la creación de un fondo especial para gratificación de los voluntarios; 3) en cuanto a los ascensos no hay variaciones más que en la supresión del apartado segundo correspondiente al artículo 63 del proyecto donde se
prescribía
que
"...en
señaladísimos 500
casos
podrá
premiarse
el
relevante
servicio
con
el
ascenso
al
empleo
inmediato
fuera
de
antigüedad, si resultase comprobado tan extraordinario merecimiento en un
juicio
solemnidades
contradictorio análogas
incoado
á
las
y
que
seguido
con
revisten
los
garantías
y
actualmente
reglamentarios para la declaración de derecho á las cruces de San Fernando
de
primera
y
segunda
clase"
(400);
4)
el
carácter
de
"dependencia accidental" del Ministerio de la Guerra que establecía el proyecto en su artículo 35 a los institutos de la Guardia Civil y Carabineros se eliminaba en el dictamen, con lo cual estas fuerzas quedaban plenamente militarizadas.
El
Resumen
sigue
detalladamente
el
procedimiento
y
la
tramitación de los proyectos, así como su incidencia en la marcha de la política nacional.
En su opinión, Cassola alcanzó un clima de concordia nada fácil con
la
Comisión
al
aceptar
algunas
enmiendas
que
introducían
modificaciones sustanciales, aunque no significaran cambios radicales en
el
pensamiento
que
había
inspirado
las
reformas.
Cita
algunos
ejemplos que le parecen más relevantes: 1) la redención para Ultramar: el dictamen la suprime admitiendo sólo la sustitucion de hombre por hombre; 2) Mantiene también la Comisión el actual Cuerpo de Estado Mayor aun condicionado a progresivas reformas; 3) Admite la antigüedad sin defecto para los ascensos en tiempo de paz, si bien propone 501
premiar
el
mérito
y
los
servicios,
en
tal
situación,
con
cruces
pensionadas o sin pensión y menciones honoríficas, aunque en ningún caso puedan darse grados o empleos (401).
En los primeros días de mayo fue examinado y aprobado casi la mitad del proyecto, y el 23 de ese mes se daban a conocer la totalidad de los trabajos realizados. El Sr.Laserna se encargó de proceder a su lectura en el Congreso (402). El día anterior se había reunido el gobierno en el tren de camino a Aranjuez. Cassola pudo sondear la actitud de sus compañeros de gabinete, a los que dijo que antes de enviar el informe a las Cortes, debía saber de manera categórica si podía o no contar con su apoyo, e instó a que cualquier duda sobre las ventajas de sus proyectos fuera planteada sin demora
"Yo
he
llegado
ya
al
límite
de
las
concesiones
en
mis
conferencias con la Comisión, y no me es dado hacer más sin mengua de mi prestigio como ministro. Si Vds. creen lo contrario díganlo, en cuyo caso tengan desde luego por presentada mi dimisión" (403).
El gobierno, dio luz verde a los proyectos militares autorizando al ministro de Guerra para que los desarrollase en la manera que estimara conveniente. El Sr.Moret, prometió que se discutirían con criterio amplio y se admitirían todas las enmiendas que los mejorasen. 502
Hasta aquí parecía que el general tenía ganada la batalla, pero en el seno del gabinete y en las Cortes se le abrirán nuevos frentes.
Según describe el diario reformista, el mes de abril fue un período de relativa calma parlamentaria, aunque ya estaban sobre el tapete cuestiones importantes como el arrendamiento de la Renta de Tabacos, la renovación del contrato con la Compañía Trasatlántica (404), los presupuestos, la reforma del Código Penal (el jurado) y el Civil (405), amén de las militares. Sin embargo, este supuesto reposo viene a perturbarse al entrar en colisión varios ministros -el de Guerra, el de Hacienda y el de Justicia- dispuestos a dar prioridad a la aprobación de sus respectivos programas. La importancia de las cuestiones que defendían hacía necesario fijar un orden de prelación para su discusión en las Cámaras, pero ni Cassola ni Alonso Martínez estaban dispuestos a que se cerraran las sesiones sin haber convertido sus respectivos proyectos en ley. De ahí que se ambos amenacen con dimitir (406).
Parece que se barajó la posibilidad de realizar sesiones dobles para
discutir
simultáneamente
las
reformas
militares
y
el
Código
Penal, pero este sistema no tenía visos de realidad pues en otras ocasiones se había planteado sin que fuera aceptado por los jefes de las minorías parlamentarias. La cuestión se planteaba difícil debido a la
falta
de
tiempo
para
debatir 503
los
más
importantes
asuntos
pendientes, de tal modo que aunque los ministeriales habían sostenido que "sucediera lo que sucediera" se discutirían las reformas, poco a poco iban retrayéndose utilizando todo tipo de argumentos para ir mentalizando a la opinión de que, por el momento, no iba a ser así. Aquellos -dice el periódico- no dejan de lanzar la idea de que el tiempo apremia y que éste se necesita para el examen de asuntos como los presupuestos, de los que es imposible prescindir (407).
El Resumen señala la ambigüedad que entrañan las palabras del gobierno, pues dice que "desea dar amplitud a la discusión de los proyectos
militares
pero
también
conciliar
estos
deseos
con
la
realidad", y ésta es que apenas queda tiempo para los presupuestos de la Península, Cuba y Puerto Rico. En su opinión, no hay voluntad política de que los proyectos militares se hagan ley, y de ahí que el ejecutivo se pronuncie en un doble sentido tratando de suavizar la actitud de Cassola y a la vez tranquilizar a la oposición ministerial (408). Por su parte, los conservadores venían haciendo una política de "obstrucción"
para
impedir
que
la
reformas
se
discutieran
en
la
primera parte de la legislatura, y es por ello -dice- que "intervienen tres, y hasta seis u ocho en cada sesión sobre el debate de los presupuestos" (409).
En conclusión, cada vez parecía más evidente que las reformas militares no quedarían discutidas por completo, aserto que apoya El 504
Resumen (410) y del que se hacen eco periódicos como el ministerial La Regencia. Este último adelantaba al respecto:
"Tan necesarias son las reformas de Gracia y Justicia como las militares. En orden de interés están á la misma altura. Además la discusión del Código, ultimada en el Senado está ya comenzada en el Congreso y no existe razón para que sea pospuesta, ni su aplazamiento temporal ó definitivo."
Insiste en que los presupuestos debían quedar aprobados en la legislatura, por lo que teniendo en cuenta el tiempo restante, lo más podría ser sancionado el Código penal (411).
Como
es
bien
sabido,
el
programa
de
Cassola
abrió
fisuras
importantes en el seno del partido, del gobierno y del ejército. El Resumen se hace eco de esa situación y señala la batalla que libran los
fusionistas,
pues
"mientras
unos
combaten
los
proyectos
(los
conservadores), otros, los demócratas, los apoyan para establecer un deslinde de campos y sobre todo para acabar con Martínez Campos". También apunta la amenaza de quiebra en la cohesión del partido, en el caso de aprobarse las reformas de Cassola y asimismo, la dualidad existente en el gabinete porque asegura que "hay en el ministerio quien dice que una vez que Sagasta cometió la torpeza de dejar que se
505
presentaran las reformas, ahora más vale discutirlas y aprobarlas de cualquier manera, que impedir su planteamiento" (412).
En
esa
línea
de
discrepancias,
los
militares
fusionistas
dirigieron sus críticas a Sagasta, por haberles implicado en "actos o fracasos" sin que hubieran tomado parte en ellos. Comenta El Resumen que sus intereses políticos estaban ligados a los del partido y la presentación del proyecto militar les ponía en una situación difícil: o
se
separaban
de
responsabilizaban
esa
de
la
formación
quebrantando
política
gubernativa
su
unidad,
(413).
o
Cánovas
se del
Castillo, resalta también la falta de apoyo a las reformas por parte de
los
elementos
castrenses
más
próximos
al
grupo
mayoritario,
y
afirma que si bien las cuestiones técnicas, fueron discutidas por militares de todos los lados de la Cámara, muy en particular por los de la mayoría (414). Sólo
un
día
después
de
la
presentación
del
dictamen
de
la
Comisión, algunos diputados militares celebraron una reunión en la sección quinta del Congreso con el fin de dar unidad a los trabajos parlamentarios propósito
de
militares.
A
que
cada
realizar este
acto
uno para
de
los
allí
combatir
asistieron
los
los
congregados proyectos
generales
tuviera de
el
reformas
Harrando,
Dabán,
Salcedo y López Domínguez que lo presidió; los brigadieres Ochando, Bugallal y O'Lawlor, y los jefes Portuondo, Sánchez Campomanes, Suárez Inclán, Sanz y Orozco (415). 506
Se plantearon los aspectos más censurables del proyecto y se marcaron las líneas a seguir para combatirlos. El resultado -a decir del Resumen- fue muy positivo, tanto más cuanto que se puso de relieve la
coincidencia
de
criterios
en
la
apreciación
de
los
proyectos,
superándose las diferentes filiaciones de los militares reunidos (tres ortodoxos, un republicano, tres reformistas y el resto de la mayoría) (416).
A lo largo de estos meses van definiendo las principales figuras de la milicia. Dabán y Ochando confirman su adhesión al servicio general obligatorio, pero expresan gran desacuerdo con la forma en que estaba planteado el proyecto. Martínez Campos dispuesto como estaba a combatir las reformas militares, anunció su dimisión en los primeros días
de
(417)
mayo
pero,
según
el
periódico
reformista,
algunos
miembros del gabinete, especialmente Alonso Martínez "que en todo gobierno
de
Relaciones
que con
forma los
parte
capitanes
se
reserva
generales",
el
negociado
procuraron
llamado
de
convencer
al
Capitán General de Madrid a fin de que desistiera de su propósito, insinuando "con cierta habilidad" que las reformas no llegarían a ser leyes, pues aún en la hipótesis de que el proyecto fuera discutido en el
Congreso,
no
lo
sería
en
el
Senado.
Parece
que
inicialmente
D.Arsenio fue convencido aunque recalcó que si el proyecto iba a la Cámara Alta recabaría su libertad de acción para presentar la dimisión a fin de combatir los proyectos y votar contra ellos. 507
Por
su
contenido
parte,
del
López
proyecto
Domínguez
veremos
más
-cuyas
opiniones
detalladamente
acerca
en
el
del
epígrafe
siguiente a través de "su voz más autorizada"- anunció su oposición desmintiendo las informaciones ofrecidas por cierta prensa en las que se afirmaba que no iba a promover campaña parlamentaria alguna contra las
reformas
del
ministro
porque
sólo
difería
de
ellas
en
algún
detalle (418). Este testimonio será refrendado por Gabriel Maura, quien aseguraba que el jefe reformista "apercibíase a resistir las reformas con tanto mayor ímpetu cuanto que en gran parte estaba conforme con su contenido" (419).
Junto a estos profesionales de las armas, otros nombres aparecen combatiendo los proyectos reformistas. Entre ellos podemos citar a Jovellar, Primo de Rivera, Weyler, Pieltain, Ochando y Chumillas, Azcárraga, Ceballos, Salamanca, Negrete y Julián Suárez Inclán (420). Mientras éstos centraron su atención en los artículos específicamente profesionales y técnicos, la opinión civil, demostró más interés por la cuestión del servicio obligatorio.
Sagasta evitar
el
se
choque
esforzó
en
frontal
detener con
los
las
discrepancias
principales
surgidas
generales
de
y la
Restauración, especialmente con el pujante Martínez Campos. El Resumen critica
el
(Cassola)
a
doble
juego
continuar
del
con
primer
las
ministro,
reformas, 508
y
pues
mantiene
"anima con
a el
uno otro
(Martínez Campos) que las reformas son impracticables..". A su modo de ver, la clave de la política de Sagasta está "en los aplazamientos, las nebulosas, en una palabra en el embrollo sin otro fin, ni objetivo que el de vivir al día" (421).
El distanciamiento que va a producirse entre el ministro y la jerarquía castrense, tiene su máximo exponente en la lucha desatada por
el
Director
de
Infantería
-Fernado
Primo
de
Rivera-contra
su
superior en el gobierno, combatiéndole "con tal exceso que desbordaba la disciplina" como observa J.R.Alonso (422). El Resumen recoge sus impresiones
desde
el
momento
en
que
se
presentan
las
primeras
discrepancias hasta el relevo del general.
Según
describe,
Cassola
se
hizo
eco
de
los
comentarios
que
circulaban sobre la disconformidad que su subordinado había expresado tras conocer el contenido del proyecto, y le convocó a una entrevista para pedirle explicaciones (423). Aunque Primo de Rivera desmintió en un principio tales informaciones, las relaciones entre ambos fueron deteriorándose
cada
existencia
conflicto
de
día,
de así
tal
manera
como
la
que
a
necesidad
nadie de
escapaba
la
solucionarlo.
Reiteradamente la prensa habla de dimisión, aunque también de que Cassola había pensado en "dimitirle" ofreciéndole la presidencia del Consejo de Redenciones y Enganches en la seguridad de que Primo de Rivera no iba a aceptar. 509
Ante el rumor de que éste hubiera pedido su cese, La Opinión reconocía que no había podido comprobar la exactitud de la noticia, pero que no le sorprendería porque asiduamente había asistido a las discusiones del Congreso y desde los asientos de los diputados de la minoría conservadora, a pesar de ser senador, tomaba "parte moral en la
impugnación
de
los
proyectos
militares"
(424).
Sin
embargo, El
Resumen insiste en que todo son conjeturas y que lo único seguro era que Primo de Rivera esperaba tranquilo a que el Gobierno le relevase, mientras el general Cassola "por grandes que sean sus deseos (y lo son mucho) de destituir al general (...), no lo ha conseguido hasta ahora" (425).
La caída del Director de Infantería se aplazó hasta el 3 de julio,
y
fue
interpretada
como
un
atentado
a
la
investidura
parlamentaria de los generales senadores. El mismo Primo de Rivera precipitó este desenlace al planear la presentación en la Cámara Baja de una proposición, insistiendo en que los militares con asiento en las Cortes pudieran manifestar sus opiniones contrarias a las del Ministro
de
Guerra
cualesquiera
que
fueran
los
cargos
que
desempeñaran. Parece que sus palabras eran suscritas de antemano por seis senadores más, todos ellos tenientes generales (426).
Sólo
ante
parlamentaria
el
el
hecho
gobierno
de
acusó
anunciar signos 510
de
la
citada
nerviosismo.
iniciativa El
propio
Sagasta
decidió
que
intervendría
personalmente
en
el
Senado
para
tratar de evitar el agrio debate que se presumía. No hubo ocasión para ello, pues en última instancia Primo desistirá de su idea una vez realizadas sucesivas consultas con Cánovas y Martínez Campos (427). El Director de Infantería contó con el respaldo incondicional de ambos e incluso con el del jefe de gobierno quien parece llegó a un acuerdo con el líder conservador para impedir que se cumplieran las amenazas proferidas
por
Cassola
contra
su
subordinado.
El
Resumen
pone
de
relieve el malestar que -a su juicio- despertó en el gabinete tal iniciativa al no estar de acuerdo algunos ministros con "el Pacto entre Sagasta y Primo" y acusar un profundo hastío por las "eternas injerencias de Martínez Campos" (428).
Cuando parecía al Resumen que la marea había pasado y quedaba el asunto zanjado gracias a las múltiples reuniones de esos días, Cassola sorprenderá a la clase política con unas manifestaciones realizadas en el Senado, que son interpretadas como un adelanto de su propósito de relevar a Primo de Rivera (429). Lo que vino a decir en esa Cámara es que los senadores y diputados que fuesen funcionarios públicos del orden militar, no podían votar en contra del Gobierno conservando sus cargos.
En
opinión
del
diario
reformista,
esta
intervención
fue
considerada por todos los ahí presentes como una "provocación" del ministro y un "espectáculo bochornoso" que puso sobre la mesa las diferencias entre la izquierda y la derecha de la fusión. Confirma sus 511
presagios sobre las graves consecuencias que pudieran derivarse del debate y opina que "fue una derrota para todos, absolutamente para todos" (430).
No es ese el sentimiento que se desprende de los comentarios realizados por otras fuerzas políticas. El Resumen se hace eco de ellos
y
comenta
adjudicaban
los
que honores
los de
demócratas la
jornada
de a
la
mayoría,
Cassola;
los
contentos martistas
llamaban al general "su hombre"; Los sagastinos hacían copartícipes de las energías de Cassola a Sagasta. Campistas, gamacistas y algunos elementos de la derecha se mostraban recelosos y reservados; y entre el gobierno, el más batallador, el más pesimista, el más desfavorable hacia el ministro de Guerra, era Alonso Martínez. Por el contrario, "los más desapasionados" observaban que había sido un espectáculo tristísimo aún cuando Cassola -con sus energías un poco tardías- había mejorado mucho su desairada situación dentro y fuera del gabinete, sin que por ello se mitigaran los síntomas de crisis "El gobierno -decían- ha actuado torpemente y (con ello) se las ha
arreglado de modo que el debate en que queda airoso un
Ministro, viene a aumentar en uno más el número de quebrantos y tristezas
con
la
peculiaridad
que
a
medida
que
de
relieve
aparezca la figura de ese ministro, mayor será el quebranto del Gabinete" (431).
512
Por último, alude el periódico al ambiente que se respiraba entre los conservadores. Son -dice- los "especialmente vencidos", como confesaban todos ellos al censurar a la minoría ortodoxa en el Senado por haber dejado abandonado a Primo de Rivera. El Estandarte reflejaba el
estado
espiritual
de
sus
correligionarios
en
los
siguientes
términos:
"La jornada buena para el General Cassola. Desdichadísima para el Gobierno. Triste para los generales que habían firmado conjuntamente la proposición incidental del General Primo de Rivera, quienes han sido destituidos moralmente á la vez que esa dignísima autoridad militar, por más que conserven sus puestos por obra y gracia del General Cassola, que les habrá agradecido el abandono en que han dejado al ilustre compañero..." (432).
Tras finalizar la sesión, tuvo lugar un Consejo de Ministros en el que no se planteó la crisis, pero sí se acordó la ejecución de los propósitos
de
Cassola:
la
destitución
de
Primo
de
Rivera
con
la
propuesta de que fuera O'Ryan el que le sustituyera. Desde la llegada de Cassola al Ministerio hasta que adoptó esta determinación, la vida política sufrió continuos avatares. Las palabras del Resumen son muy elocuentes y reflejan su punto de vista en relación con el juego protagonizado por las fuerzas políticas. Dice así: 513
"Por miedo á lo que pudiesen hacer los liberales, dejaron el gobierno en las alamedas del Pardo, los conservadores. Por miedo á los conservadores, no gobiernan con sus ideas propias los liberales.
Por
miedo
á
irse
solos,
no
se
van
del
partido
liberal, muchos que pasan la vida censurando en voz baja cuanto hace su partido. Por miedo á que se vayan, no rompe de una vez con
ellos
el
jefe
de
la
situación.
Por
miedo
al
merecido
prestigio militar de un adversario, aceptó Sagasta las reformas de Cassola. Por miedo á la popularidad y á la fuerza que el General Cassola empezaba á adquirir, los cuatro días que ha durado el error de creerle un gran carácter, determinó el señor Sagasta deshacerse del Ministro de Guerra. Por miedo á perder el Ministerio bajó la cabeza Cassola y se resignó á que no le votasen las reformas. Por miedo á lo que pudiese hablar Primo, no se decidió ni el Ministro de guerra ni Sagasta a relevarle, por lo menos hasta que no se cerrasen las Cortes. Por miedo á esta proposición de Primo se reunió ayer el Consejo y tuvo en conmoción durante diez ó doce horas á todo el mundo político. Por miedo á que los generales firmasen la proposición, cayó la situación á los pies de Cánovas y hubo tratos y embajadas, hasta que el monstruo se tuvo también miedo a sí mismo y envainó el machete" (433).
514
A
raíz
del cese de Primo de Rivera se abrió nuevamente un
interrogante sobre cual debía ser la actitud de los militares en la vida política y, concretamente, la de aquellos que ocupaban escaños en las Cortes. El Día, periódico independiente "benévolo con la fusión", se preguntaba si los generales que tenían asiento en el Parlamento y desempeñaban además cargos de su carrera podían o no disentir de las opiniones del Gobierno y combatirlas como senadores y diputados, sin renunciar por ello al cargo que desempeñaban o por el contrario, como había
ocurrido
con
Cassola,
lo
perderían
en
virtud
de
relevo
o
destitución. Esta práctica constituye -según el diario- una novedad en el partido liberal y está en pugna con lo que han hecho repetidamente los generales de esa formación respecto de otros gobiernos. "Con los conservadores -dice-, generales como Salamanca no dejaron un día de hacer
actos
de
oposición.
Con
la
izquierda,
en
participación
con
amigos de Sagasta, generales afectos á este hombre hicieron actos parlamentarios frente á frente del poder y ni dimitieron ni fueron relevados" (434).
El Resumen opina al respecto que al exigir esa rígida disciplina a
los
altos
mandos
militares
se
les
convertiría
en
generales
de
partido, cosa "absurda e impropia sobre todo del partido liberal, y más valdría para eso cerrar las puertas del Parlamento á toda clase de militares"
(435).
López
Domínguez
ya
se
había
manifestado
en este
sentido a raíz de la dimisión de los señores Pieltain y Tassara, ambos 515
militares discrepantes con la política gubernativa. Entonces, el líder reformista formuló idéntica pregunta al ministro de Guerra, y acusó al gobierno de seguir "el funesto criterio de mezclar el ejército con la política".
¿Cómo
queréis
-se
preguntaba-
que
el
ejército
no
sea
político si debe votar siempre con el gobierno? (436).
Apostillando las palabras del jefe reformista, el periódico, deduce que "el gobierno se inclina ó mejor dicho sustenta la teoría de que los diputados militares están obligados a votar cuanto el gobierno presente", y destaca la muy distinta doctrina mantenida por López Domínguez cuando tuvo ocasión de ocupar esa cartera. El Resumen invita a la opinión pública a que juzgue quién contribuye más a separar el ejército de la política, si el general -dice- con su criterio liberal y dialogante, o este gabinete con su actitud.
Desde la editorial del día 25 de marzo refrenda los criterios de su jefe -relativo al libre voto de los generales que son diputados- y argumenta que es "la única forma compatible con las buenas doctrinas militares y con las buenas doctrinas de gobierno". Se inclina por acabar con prácticas habituales tales, como el "ejército de partido" que afortunadamente -dice- estaba desapareciendo, aunque con posturas como las del ejecutivo se propician. Señala además la relación que existe entre el voto afín al gobierno y la ocupación de determinados cargos por esos militares. 516
Enlazando con el tema es interesante exponer su punto de vista sobre el militarismo, asunto sobre el que se había pronunciado con anterioridad,
asegurando
que
los
miembros
del
ejército
tenían
y
"tendrán" gran influencia en la política de España mientras no se diera solución a importante problemas tales como la organización de la institución y el sostenimiento del orden público, "en peligro -había dicho-
siempre
que
mandan
los
que
se
dejaron
sorprender
por
la
sublevación de Badajoz y por el motín de Madrid". Estas eran las verdaderas cuestiones a atajar, y no el hecho -como parecía decir el órgano fusionista El Correo- de que los militares intervinieran en la política a través de cargos electivos de representación en las Cortes, situación totalmente respaldada por El Resumen.
Añade
conclusiones
que
no
dejan
de
resultar
sospechosas
y
contradictorias con la práctica que a su entender debían mantener los militares políticos. De este tenor eran las palabras en cuestión:
"Las épocas de más prosperidad, de paz más inalterable y de beneficios más evidentes para el país, han sido aquellas en que los gobiernos de España han estado presididos por militares" (437).
517
Volviendo a la actividad parlamentaria, el día 23 de junio se habían iniciado los debates sobre la cuestión militar en el Congreso, una vez concluida la discusión del jurado (votado el día 14) y los presupuestos
(438).
La
Cámara
Alta
presenció
las
acaloradas
intervenciones de los diputados en sucesivos días hasta el 5 de julio, fecha
en
aprovechó
que
quedan
la
ocasión
clausuradas para
las
sesiones
levantar
bandera
(439). política
La
oposición
contra
las
reformas y dar la batalla al Gobierno acusándolo de hacer prevalecer los intereses de partido sobre los generales de la Nación. Castelar y Romero Robledo también insistirán en esta idea (440).
Ante la anunciada clausura de las Cortes justificada por la estación estival, El Resumen publica un artículo en el que califica de "huida" la decisión gubernativa y acusa a sus miembros de falta de valor para afrontar el término de la legislatura en las condiciones pactadas. Considera que el prestigio de Cassola se ve lastimado por su propia actitud, ya que ha sido el primero en darse a la fuga cuando debería afrontar la batalla, y llegado el momento -dice- ha ido a esconderse tras un decreto de suspensión, olvidando que en sucesivas ocasiones
condicionó
su
permanencia
en
el
cargo
al
debate
a
la
totalidad de sus reformas dentro del período legislativo vigente (441).
Observa con cierta sorna la paralización de la vida política tras producirse el cierre parlamentario: 518
"..aquí parece no haber pasado nada. Dicen que los ministros están satisfechos y contentos pensando en sus vacaciones. Que Martínez
Campos
ya
se
ha
calmado.
Que
Alonso
Martínez,
se
sacrifica y permanece en el Gabinete. Que en definitiva, no hay crisis (442).
Sin embargo, al comenzar el año 88 se reanudaban las discusiones (443) con el mismo tono de crispación, dejándose sentir especialmente durante los meses de marzo y abril. En total se pronunciaron cerca de 200 discursos sobre el tema y fueron planteadas más de 300 enmiendas, 42 a la totalidad (444). Cassola encontró escasos apoyos (445) y se generó a lo largo de las sesiones grandes enemistades, a pesar de volcar en el hemiciclo todas sus buenas artes parlamentarias. Tuvo que enfrentarse tanto a los grupos de oposición como al de la mayoría y también a los miembros del gabinete -sólo Moret y López Puigcerver apoyaron las reformas-(446).
En esta situación, solicitará el cese el 24 de enero, pero Sagasta desestimó la petición convenciéndole de que su determinación era extemporánea y podría constituir un triunfo para los que con tanta saña combatían sus proyectos (447). En junio, la crisis del Ejecutivo era
irreversible
(448),
y
el
presidente
aprovechará
el
conflicto
abierto entre Cassola y Martínez Campos por un hecho casi anecdótico 519
para
zanjar
la
cuestión,
destituyendo
a
ambos
de
sus
respectivos
cargos (449). El día 12 se admite en Consejo de Ministros la dimisión del Capitán general al ser desautorizado por Cassola para dar el santo y seña en ausencia de la Regente que visitaba, junto a los miembros del
gabinete,
la
Exposición
Universal
de
Barcelona.
Se
desató
inmediatamente la crisis porque los responsables de las carteras de Marina -Rodríguez Arias-, Justicia -Alonso Martínez-y Fomento -Navarro y Rodrigo-, pidieron a la vez el cese del ministro de Guerra (450)
Por lo que se refiere al Capitán general de Madrid, la decisión del presidente del gobierno fue la vía más rápida que encontró para sacudirse
la
poderosa
influencia
ejercida
por
aquel
en
el
ámbito
político. El Imparcial se hizo eco de esa situación calificándola de anómala "postración" de los Poderes públicos al ilustre caudillo (451).
Sagasta no había logrado conciliar los intereses antagónicos surgidos al calor de las reformas militares, y en última instancia, pudo más el temor a perder el apoyo de las grandes figuras militares así como que se cuestionara su política general, que la defensa de uno de los miembros de su gabinete, por ello eludió hacer de las reformas una cuestión de confianza. Observa un entendido en la materia, que D.Práxedes supo, desde un plano intelectual, apreciar en su justo valor las reformas de Cassola pero no estaba dispuesto a "arriesgar su futuro político en una confrontación con los generales" (452). 520
El Resumen había advertido con antelación, que el enrarecido estado de cosas al que se había llegado no iba a resolverse sin víctimas ministeriales, y aunque la opinión había señalado al Ministro de Guerra, "ya veremos -dice- si cae solo ó le acompañan alguno o algunos o todos sus compañeros de Gabinete" (453). Efectivamente, el cambio en la cartera de Guerra, llega acompañado de una remodelación parcial del gobierno. Los nuevos responsables son: marqués de Vega Armijo
(Estado),
López
Puigcerver
(Marina),
Ruiz
Alonso
Martínez
(Hacienda),
y
Capdepón
(Justicia),
Canalejas
(Ultramar),
Moret
(Fomento), y
Tomás
(Gobernación),
Rodríguez
O'Ryan
y
Arias
Vázquez
(Guerra). Pocos meses después, en diciembre, nuevos síntomas de crisis harán
necesario
otros
cambios
en
Guerra,
José
Chinchilla
(454);
Justicia, Canalejas; Hacienda, González; Fomento, Conde de Xiquena y Ultramar, Becerra.
Cuando, en noviembre de 1888, comienza la cuarta legislatura, Sagasta da a conocer sus intenciones acerca de las reformas militares y adelanta que continuarían su discusión en las Cortes alternándolas con los debates sobre el sufragio universal. La aparente derrota de Cassola,
quizá
no
hubiera
sido
tal
de
haberse
mantenido
una
trayectoria continuista con las ideas del general. Sin embargo, no ocurrió así más que en los aspectos relativos a ascensos, grados y empleos, dejando de lado otros más controvertidos.
521
Mediante
decreto
promulgado
el
17
de
octubre
de
1889,
se
suprimieron los empleos honoríficos y los grados superiores; se impuso la escala cerrada resultando que hasta el grado de coronel y en tiempo de paz, los ascensos serían por rigurosa antigüedad (455), aún cuando las
armas
especiales
lograran
después
sustituir
el
ascenso
correspondiente a los méritos de guerra por la Medalla de la Reina María Cristina (456). El cuadro quedará completo con la supresión del dualismo y el establecimiento de la proporcionalidad en las vacantes de general, que contemplaba la Ley Adicional a la Constitutiva del Ejército de 1878, rubricada el 19 de julio de 1889 por la Regente y el ministro de la Guerra, José Chinchilla (457).
En lo relativo al Cuerpo de Estado Mayor no se producen cambios sustanciales hasta 1.931 en que Manuel Azaña concluye los proyectos de Miguel Primo de Rivera y de Dámaso Berenguer. La Ley Constitutiva de 1.889,
presenta
como
novedad
respecto
al
texto
de
Cassola,
la
inclusión en su articulo quinto del Cuerpo de Estado Mayor como uno de los que constituyen el Ejército de la nación (458), recuperando la vieja tradición -que se remontaba a la época de Carlos III- de citar en primer lugar a los que servían más cerca del Rey, y después a tenor de la antigüedad del arma o cuerpo.
También
sobrevivirá
la
división
territorial
existente
hasta
1893, y asimismo el sistema de reclutamiento que permanece sujeto a la 522
dinámica prescrita por la Ley de Reclutamiento del 85, hasta las variaciones
introducidas
por
Canalejas.
En
1912
y
tomando
como
referencia la ley francesa de 1905 pretendió establecer un servicio corto y universal, sin embargo se preservó el sistema de redención financiera excepción
utilizado venía
por
-una
los
vez
llamados
más-
a
"soldados
subvertir
de el
cuota".
Tal
principio
de
universalidad permitiendo que los hijos de la burguesía hicieran el servicio sin obligación de pernoctar en los cuarteles (459).
Los esfuerzos por reformar el ejército durante los primeros años de
la
Regencia
fracasaron.
No
fue
posible
puentear
los
intereses
corporativos y clasistas en la medida que permitiera constituir un ejército efectivo y homologable con otros europeos, de manera que, sin representar
una
carga
económica
excesiva,
respondiera
a
las
expectativas estatales tanto en el orden de la defensa institucional, como en el de la política internacional (460). Cassola había aportado un
proyecto
coherente
con
los
principios
éticos
que
impregnan
su
pensamiento, en la seguridad de que una mayor satisfacción propiciaría la operatividad militar. Sin embargo, no tuvo presente las realidades concretas que podía exigir la intervención del ejército (461).
Al fin Cassola, cayó y con él los ideales planteamientos que le acompañaron en su trayectoria. Sus reformas fueron vilipendiadas por los enemigos políticos y profesionales, dudosamente interesados en la 523
buena marcha del ejército, si ello significaba un atentado a sus privilegios
o
el
riesgo
de
romper
la
alianza
instaurada
con
la
política civilista.
III.3.1.-
LAS
CRITICAS
DEL
RESUMEN
A
LOS
PROYECTOS
MILITARES
DEL
GENERAL CASSOLA.
El Resumen "que lleva en la prensa la voz del general López Domínguez" va perfilando día a día su postura. A su juicio, la reforma más profunda y transcendental planteada es la que trata de modificar el servicio militar, lo que hace de las reformas una cuestión de interés nacional, no únicamente del ejército. En este sentido -ya lo hemos
observado
anteriormente-
se
muestra
partidario
de
que
sea
obligatorio aunque ello signifique pasar por alto "ciertos intereses y privilegios de algunos sectores sociales". Explica cuáles son las razones
para
defenderlo.
No
se
adhiere
a
cambio
a
la
idea
del
voluntariado por un año (462).
Comienza su defensa del sistema obligatorio recordando que casi todos
los
países
europeos
con
exclusión 524
de
Inglaterra,
Portugal,
Holanda y España, lo habían adoptado, e insiste en que nada tiene que objetar
en
cuanto
equiparación
en
al
esta
principio materia
o
del
filosofía ejército
del
proyecto.
español
con
La
otros
extranjeros era -a su entender- necesaria por razones históricas, de justicia,
equidad,
y
conveniencia
política,
independientemente
de
otras puramente técnicas. Opina sobre el servicio general obligatorio que "es medio del Estado; pero consistiendo en un hecho como todos los medios del Estado, es á su vez fin de la actividad del mismo. Es decir,
que
debiendo
justificar
el
fin
la
oportunidad
y
utilidad
relativa del medio, el servicio militar general y obligatorio empezará á ser medio del Estado cuando haya llegado á realizarse como fin" (463).
Para servicio
la
consecución
obligatorio
una
de
este
mera
objetivo,
ficción
-pues
evitando en
este
hacer caso
del sería
preferible "cualquier sistema, por injusto que sea, al falseamiento de un principio que, justo en su esencia, produciría el descrédito de la verdad permitiendo que a la sombra de ella, se cometan las más grandes injusticias"- habría que dejar resueltas cuestiones tales como 1) la educación militar de la juventud en el amor a la patria y no en "los provechos egoístas de un utilitarismo grosero que todo lo invade", 2) las modificaciones en el servicio interior de los cuerpos, 3) las reformas
en
el
acuartelamiento,
4)
la
preparación
de
las
clases
inferiores de la milicia para el mando de gentes ilustradas, y 5) el 525
establecimiento del tiro nacional.
Una
vez
formulados
los
requisitos mínimos para, en opinión del periódico, hacer eficaz la medida
proyectada,
reitera
su
apoyo
al
principio
que
inspira
el
servicio obligatorio pues entiende que es democrático y en el orden profesional "la única solución posible á los enormes efectivos que para los ejércitos exige la guerra moderna" (464). Añade, sin embargo, su escepticismo sobre la validez de la reforma por el hecho de haberse planteado "de golpe y porrazo" sin haber anticipado otros cambios complementarios.
Sobre el voluntariado de un año, objeta que es una institución desacreditada. Una vez más trata de apoyar su criterio utilizando el ejemplo francés (465), italiano y el prusiano, del que era originario el voluntariado y cuya constitución respondió al deseo de favorecer a los jóvenes que tuvieran instrucción sobresaliente y crear oficiales para
los
landwer
(segunda
reserva).
En
Alemania
se
exigía
a
los
voluntarios efectuar unas pruebas para acreditar sus conocimientos en lenguas, matemáticas, historia, geografía, física..., por lo que la fórmula del voluntariado perdía el carácter de una redención a precio reducido.
Esto
interpretación clases
es es
acomodadas
lo
que
difícil las
que
opina
de
El
sostener
más
Resumen, pues
fácilmente
sin
embargo
evidentemente podrían
son
superar
su las
estos
exámenes y por lo tanto las beneficiadas con el recorte de tiempo y dinero. 526
Después de considerar como un gran "error" el establecimiento de este sistema en Alemania -país que todavía no ha podido superar las dificultades que le plantea-, y en otros estados que le secundaron, expresa
la
fórmula
más
adecuada
para
el
caso
español
según
la
propuesta realizada por un oficial del cuerpo de ingenieros, Sr.Banús, al que cita recordando sus palabras:
"Si
alguna
vez
se
establece
en
España
el
servicio
militar
obligatorio, creemos, que no debe adoptarse el voluntariado por un año, porque no es posible en tan poco tiempo adquirir la suficiente instrucción militar, y además es difícil establecerlo de modo que ni sea un privilegio ilusorio ni una ventaja muy fácilmente asequible. En vez de esto -añadía-, creemos podría dar buenos resultados el licenciar al cabo de dos años á los que tuvieron título de licenciado ó doctor en alguna facultad con notas
superiores
á
las
puramente
indispensables
para
adquirirlos, así como á los ingenieros de caminos, minas, montes etc.,
siempre
y
cuando
fueran
aprobados
en
un
examen
de
Ordenanza, táctica de armas, reglamento del servicio de campaña y de contabilidad y de topografía; además sólo podrían aspirar á estos exámenes los que durante los dos años hubiesen observado buena conducta y tuvieran completa su instrucción militar, y en particular la referente al tiro.." (466)
527
Suscribe el periódico este procedimiento u "otro análogo", en el que se contemple el buen comportamiento y la asiduidad en los actos del servicio como condición para el recorte de la permanencia en filas.
En orden de preferencias se interesa en segundo lugar por la nueva división territorial, de cuya "acertada solución depende que el organismo militar responda al fin para que ha sido instituido" (467). Sin embargo, a pesar de ser una cuestión de "grandísimo interés", opina que se ha planteado de forma imprecisa y poco clara, pues el articulado 66 recoge la división en 8 grandes regiones y éstas en zonas militares -tantas como reclame el ordenado reclutamiento de las fuerzas y la rápida movilización del ejército- pero se pregunta el periódico cuáles son esas regiones y qué razones hay para que sean 8. Añade que está también muy oscuro lo tocante a la distribución de las fuerzas militares porque "como no se expresa la extensión superficial que ha de abarcar cada región y el número de provincias que han de formarlas, es imposible adivinar la composición y los efectivos de cada cuerpo del ejército..".
Conecta en este terreno con la opinión del general Bermúdez Reina,
miembro
del
partido
reformista,
que
en
su
día
redactó
un
proyecto de división territorial como ponente en la Junta Superior Consultiva de Guerra en el que tomaba a consideración tres aspectos 528
formulados en el importante trabajo de la Junta general de defensa del Reino. Estos eran:
1)
que
la
división
en
regiones
ha
de
hacerse
en
sentido
perpendicular a la frontera.
2) que la división no debe subordinarse a los números, buscando la igualdad en los elementos constitutivos de cada región, sino que debe hacerse de la manera más conveniente estratégica y tácticamente.
3) que en los Pirineos deben formarse tres cuerpos de ejército para proteger la frontera, y por lo tanto tres regiones en esa zona.
Difiere categórica"
también como
se
del
artículo
determina
que
66 el
en
la
personal
manera de
"expresa
las
y
secciones
armadas, regimientos, brigadas, y divisiones de cuerpo del ejército que guarnezca cada región se reclutaría en las zonas militares de la misma.
Este
sistema
"regional
puro"
también
conocido
por
"localización" es coherente a su entender con los buenos principios militares, pero -"aparte de que no se practica en ningún país por modo absoluto"-, aplicado en el nuestro podría entrañar peligros graves según se desprende de las palabras de un reconocido tratadista, el barón von der Goltz, quien decía en 1883 que la localización sólo es practicable a condición de que el Estado sea sano y la autoridad del 529
gobierno esté bien cimentada. "Allí -añade- donde no se halle bien asegurada; allí donde sean de temer levantamientos ó defecciones, no se podrá, á pesar de las grandes ventajas militares que resultarían, dejar los cuerpos de ejército en el territorio donde han nacido los hombres que los forman.." (468).
No le pasa inadvertido al Resumen que las personas interesadas en el tema de la división territorial, ya fueran extranjeros como el citado tratadista, o españoles como el señor Banús, el general San Román (469) o Bermúdez Reina, hubieran proclamado en un momento u otro el ideal de la localización, pero tampoco que ninguno se atreviera a llevarla
"del
libro
al
proyecto
de
ley",
ya
fuera
por
juzgarlo
prematuro o excesivamente temerario.
En conclusión, viene a suscribir las opiniones de Bermúdez Reina en el sentido de que las regiones han de ser base de la recluta, pero los
soldados
reclutados
en
ellos
saldrían
en
su
mayor
parte
de
aquellas para instruir batallones de otra región inmediata y de fácil comunicación con la primera, con el fin de no apartarse sino en lo absolutamente
indispensable
de
un
sistema
que
tantas
ventajas
proporciona, para pasar rápidamente los cuerpos del efectivo de paz al pié de guerra...Las reservas sí podrían localizarse sin inconveniente alguno (470).
530
La cuestión de los ascensos ocupa un espacio importante en las páginas del diario, consciente de que es un tema que preocupa y "hace hervir la sangre" a los afectados. Piensa que sobre tan importante asunto, es fundamental analizar la cuestión en profundidad aunque sin demora, pués no se debiera permitir que "envejezcan los oficiales en los empleos subalternos". En clara alusión a los pronunciamientos, las palabras de López Domínguez recogidas en este periódico, vienen a corroborar
su
impresión
sobre
la
nefasta
incidencia
que
tiene
el
sistema de promoción vigente en la moral castrense, hasta el punto de arrancar algunas "salidas de tono" de los elementos militares (471).
Como parlamentario, el jefe reformista dejará oír su voz para defender la escala cerrada en las armas especiales, tanto en tiempo de paz como en guerra, con una salvedad para esta última situación: que sus
miembros
disfrutar
pudieran
de
todas
"ser
las
recompensados
ventajas
que
con
les
empleo
pudiera
personal"
reportar
y
(las
insignias, el sueldo, los derechos pasivos), "pero con la prohibición absoluta
de
pasar
á
ningún
arma,
con
la
prohibición
absoluta
de
alternativa de mando, con la prohibición absoluta de que este oficial, llegando á la clase de coronel, pudiera ser ascendido á general más que en la proporción que le correspondiera á su arma" (472).
Respecto
a
las
armas
generales,
opina
que
hay
razones
suficientes -tales como el exceso de personal y la falta de unidad de 531
procedencia- que obligan a pensar en soluciones específicas para ellas sin necesidad de igualarlas a las especiales. Aún reconociendo que sus miembros son víctimas de injusticias y favoritismos en los ascensos, no cree que en nada beneficiara al servicio el sistema propuesto por Cassola,
teniendo
en
cuenta
la
especificidad
de
infantería
y
caballería -armas de combate-, por lo que sus jefes de seguir la fórmula más lenta del ascenso por antigüedad, alcanzarían el mando de unidades tácticas superiores con una edad poco adecuada para esas funciones.
De ahí que concluya su discurso defendiendo el mantenimiento de la "elección", aunque fundamentada "en principio determinado de ley, al cual no pueda faltar nadie" (473).
No resulta nada novedosa la alternativa cassolista en lo que atañe a la reestructuración del Estado Mayor. Desde hace tiempo -nos comunica El Resumen- se viene estudiando este problema, y existen muchos
textos
de
tratadistas
militares
franceses,
italianos,
austriacos o alemanes que vienen a demostrar la postura favorable de los ejércitos extranjeros a mantener el carácter de servicio para sus Estados Mayores (474). La solución planteada por el ministro liberal choca frontalmente con la opinión del periódico quien aunque reconoce que desde un punto de vista eminentemente teórico y doctrinal el concepto de "servicio" es correcto, y esta bien apoyado en ejemplos 532
extranjeros, no tiene la virtualidad que se le pretende, pues entiende que si no se considera al Estado Mayor como un Cuerpo Especial, éste debe desaparecer para dar lugar a una profunda reorganización del mismo bajo la base de abrir el ingreso a toda la oficialidad en grado de
igualdad,
evitando
así
favoritismos
y
anquilosamiento
en
los
puestos de mando e integrando la experiencia obtenida en los cuarteles o en la guerra para tal destino.
Relacionado militar,
El
con
Resumen
la
importancia
publica
una
que
serie
va
de
tomando
cartas
la
(v.
cuestión
Apéndices)
firmadas por Luis Vidart. Este militar ocupó un asiento en el Congreso durante la legislatura de 1872-73, desde donde pidió la inmediata reforma del ejército, defendiendo un proyecto que con anterioridad había formulado en su libro, Ejército Permanente y armamento nacional, así
como
en
diversos
artículos
publicados
por
El
Imparcial.
Sus
propuestas reunían -a su juicio- los dos requisitos necesarios para hacerlas efectivas: eran justas y practicables. En síntesis, éstas eran 1) modificación del sistema de quintas para evitar que todo el peso de la defensa recayera en aquella clase que "menos tiene que defender"; 2) Equiparación de los derechos civiles del militar con los del
resto
de
la
ciudadanía;
3)
Desaparición
de
las
Direcciones
generales de las armas, -son una "rémora", dice- y refundición de ellas en el ministerio de la Guerra; 4) Establecimiento de un sistema remunerativo igual para todos los jefes y oficiales, ya desempeñaran 533
funciones en el Ministerio, ya mandaran tropa; 5) Reconversión de las academias existentes en una sola; y 6) Supresión de las capitanías generales de distrito y organización de "tres ó cuatro cuerpos de ejército", en función de las necesidades estratégicas (475).
En 1873, Vidart había presentado -ante la Comisión que presidía el Teniente General Orozco para entender en la reorganización militarun
voto
particular
a
favor
del
servicio
militar
voluntario
476
,
considerando que, en tiempo de paz, el ejército permanente debían ser "poco numeroso" y constituirse sobre la base del voluntariado y de una reserva "formada por todos los ciudadanos hábiles para empuñar las armas". No niega la validez del ejército permanente, que define como "la
parte
de
fuerza
que
el
Estado
ha
de
tener
permanentemente
organizada para hacer cumplir el derecho", pero considera que a menudo los gobiernos desvirtúan el sentido de esta institución, utilizándola únicamente para "hacer cumplir su voluntad". Sobre ello -dice- habría que
rectificar,
como
también
-entre
otras
cuestiones-
sobre
la
obligatoriedad del servicio de las armas, precepto que aunque está dentro de la legalidad constitucional, debe desarrollarse "dentro del límite que sea necesario para asegurar el orden y la paz interior del país y su vida exterior como nación independiente" (477).
Conocidas
algunas
de
sus
opiniones,
pasamos
a
comentar
el
contenido de las cartas publicadas en el periódico en relación con los 534
proyectos de Cassola. En una de ellas, dirigida a López Domínguez, expresaba su deseo de poner al amparo del líder reformista el examen detenido e imparcial de las reformas militares y dejaba constancia de las dificultades encontradas en otros órganos de prensa para publicar sus opiniones así como de las razones de tal acogida:
"A mi me parecen bien, más aún, á mi me parecen excelentes las ideas reformistas del señor ministro de la Guerra; pero á mi me parece muy poco meditada, la forma en que están desarrolladas estas ideas en el articulado de los proyectos de ley. De aquí resulta,
que
periódicos reformas
mis
escritos
conservadores
militares,
y
no
pueden
porque
tampoco
tener
alabo
pueden
cabida
en
los
el
espíritu
de
las
tener
cabida
en
otros
periódicos que entusiasmados con las ideas reformistas no paran mientes en que la lógica de los hechos es tan inflexible como la que rige el mundo de la razón; y así como una premisa verdadera falsamente justa
que
desenvuelta sea,
si
conduce se
al
absurdo,
establece
mal,
una
reforma,
ocasiona
por
grandes
perturbaciones.." (478).
El firmante no va a sentirse defraudado ya que sus ideas son recogidas en el diario, pero además se abre una correspondencia fluida con el mismo director, Augusto Suárez de Figueroa. Con fecha de 5 de mayo se hace pública una de estas misivas, en la que Vidart pide al 535
periódico que se defina más claramente sobre su posición respecto a algunos aspectos de la reforma pues, a su entender, no estaba muy claro
si
apoyaba
la
conservación
del
Cuerpo
de
Estado
Mayor,
introduciendo en su organización variaciones o si, por el contrario, entiende que este cuerpo debe transformarse en "servicio". Asimismo, adelanta su opinión a favor del mantenimiento del actual Cuerpo, pero reformando las condiciones de ingreso en la escala y la clase de servicios que ha de desempeñar, tanto en tiempo de paz como en guerra (479).
Seguidamente, explica su posición sobre el sistema de ascensos, pero no sin antes manifestar que carece del "mal llamado espíritu de cuerpo" y por tanto su procedencia artillera nada incide en el juicio que le merece lo relativo a las armas especiales. Estima de suma gravedad la apertura de la escala en Artillería e Ingenieros, por entender que en tiempo de paz hay acciones dignas de recompensa al igual que en la guerra y no debe obviarse el premio. Añade algunas observaciones
sobre
la
fórmula
de
reclutamiento
proyectada
por
Cassola, que considera injusta en los ejércitos de Ultramar ya que dice-
favorece
a
los
ricos
y es imposible en el ejército de la
Península por falta de presupuestos (480).
La
contestación
de
Augusto
Suárez
de
Figueroa
a
través
del
periódico que dirige, es una síntesis sumamente esclarecedora de la 536
línea mantenida desde sus páginas en relación con el tema de las refomas
militares
(481).
Aunque
inserto
el
documento
completo
en
Apéndice, adelanto aquí algunas de las opiniones extraídas.
Este "periodista político, de la clase de paisanos" como se define él mismo, expone con cierta humildad -"no aspiro á que nadie dé el más mínimo valor á mi pobre opinion"- sus puntos de vista: 1) Valora "poco y mal meditada" la posible modificación del Cuerpo de Estado Mayor; 2) Cree que no habría peor mal para Cassola que ver sus proyectos aprobados sin rectificación ni enmienda de las Cortes, y encontrarse por tanto en el trance de tener que aplicarlos desde el Ministerio de la Guerra; 3) Considera las reformas como "una mezcla informe de antigüedades que resucitan sin razón y novedades que no sabemos si habrá que enterrar á toda prisa.."; 4) No tiene el ministro en
consideración
los
derechos,
las
tradiciones,
los
obstáculos
y
dificultades que indudablemente se va a encontrar.., y barre con todo "robinsoneando no poco en esa vasta compilación de ideas propias y ajenas que llama proyecto de ley constitutiva"; 5) Asume prerrogativas que no le competen, de tal forma que no bastándole con declarar el servicio militar obligatorio, lo desarrolla "invadiendo atribuciones del ministerio de Gobernación, ...de donde han salido siempre las leyes
de
reemplazo";
6)
Trata
de
dar
carácter
permanente
a
la
disposición sobre retiros, obviando que son las circunstancias las que deben determinar la edad para la jubilación, negando por tanto a los 537
miembros
del
ejército
una
"ley
especial"
de
retiros
así
como
de
ascensos y recompensas; 7) El general Cassola ha tratado de meter en una, varias leyes afanándose "en hacerlo todo ley constitutiva" y modificando de una sola vez; 8) De lo dicho resulta que, aunque no duda de la buena voluntad de Cassola, él mismo se sorprendería de los "estragos" causados en caso de que se aplicaran sus proyectos, aunque, el que escribe, no cree posible este "peligro" e incluso pone en duda que las reformas "hayan venido á las Cortes para que las voten, cuando acaso no han venido ni para que las discutan". "Las tengo desde el primer día -puntualiza- por una especie de programa; por un artículo ó una serie de artículos de periódicos".
Hasta aquí lo que trata de procedimiento, pero no desearía que quedaran
sin
mencionar
las
críticas,
más
técnicas,
a
cuatro
importantes cuestiones contempladas en estas páginas. Se trata del servicio obligatorio, el voluntariado, los ascensos y el Cuerpo de Estado Mayor. Cualquiera de las modificaciones previstas en estos terrenos,
tal
y
como
han
sido
planteadas
por
Cassola
-dice-
son
impracticables e irreales, señal de que no han sido muy meditadas.
Al artículo 14 que dice "todos los españoles servirán tres años en las filas con las armas en la mano", contesta Suárez con cifras sobre el excesivo aumento de efectivos que tal medida representaría
538
"..si cada año hay cien mil hombres disponibles, los tres años darán casi cuatro veces la suma de nuestro ejército permanente; de manera que á los ocho ó nueve meses de servicio efectivo, habrá que mandar el sobrante á sus casas con licencia ilimitada, so pena de no llamar más que los necesarios, como sucede ahora, con lo cual vendríamos á parar á lo de siempre: al sorteo para nutrir las filas y á la desigualdad entre los ciudadanos" .
A tenor de estos cálculos, no cree el autor que Cassola pueda explicar cómo piensa componérselas para que los contingentes de tres años pasen por las filas y se cumpla efectivamente el principio de obligatoriedad
del
servicio.
De
no
ser
así,
consecuentemente
la
normativa sobre voluntariado tampoco funcionaría, porque "si el que venga por fuerza va á despachar con ocho ó nueve meses, cobrando en vez de pagar, ¿quién será tan bobo que se adelante á la hora del servicio y se enganche por un año, pagando en vez de cobrar?.
"Vago" y "descabellado" son las expresiones utilizadas en este artículo
para
descalificar
el
proyecto
reformista
en
cuanto
a
ascensos. Representa -según el firmante- un verdadero atropello para las armas especiales a las que se les niega el dualismo "sin ninguna compensación" y se les abre la escala para los tiempos de guerra trastornando
con
ello
su
particular
"manera
de
ser
y
vivir".
En
resumen, su crítica parece dirigida a evitar que dichas armas pierdan 539
sus privilegios, aunque intenta demostrar que son otras las cuestiones que
le
preocupan,
como
el
hecho
de
que
el
proyecto
perjudique
igualmente a la Infantería y Caballería. No explica, sin embargo, en que medida se van a ver dañadas éstas últimas.
Sobre la reforma del Estado Mayor, indica una vez más, su apoyo a las tesis de López Domínguez que implican la introducción de cambios para este cuerpo pero sin tomar como punto de partida la condena del E.M. como cuerpo especial, y rechaza el modelo alemán entendiendo que por ese camino se primaría más el favoritismo que la suficiencia y que en adelante "no tendríamos ni cuerpo ni servicio".
Concluye proyecto
de
sus las
críticas Cortes
y
con
la
sugiere
petición que
en
de
que
adelante
se las
retire
el
reformas
militares se hagan no desde el ministerio de la Guerra sino desde la presidencia del Consejo.
Mientras
Cassola
estuvo
en
Guerra,
El
Resumen
sumó
a
las
críticas del proyecto, la reiterada afirmación sobre el papel que podía y debía jugar López Domínguez con sus correligionarios, en el sentido de que sólo esta fuerza era capaz de dar solución al pavoroso problema de la reorganización militar. El ejército -apunta- no tendrá reformas "sino es porque se las de el partido liberal reformista" (482). Uno de sus miembros, Linares Rivas, reconocía legítimas las 540
aspiraciones reformistas de alcanzar el poder, por el hecho -decía- de ser la única opción política que había empuñando tal bandera, "no de ocasión y por las circunstancias, como otras, sino cuando no se podía sospechar que este momento llegara, cuando no veía las cosas más desde lo alto, atento a las necesidades de la patria" (483).
Estas opiniones son contestadas en los círculos políticos desde donde se profieren comentarios descalificadores que son difundidos por cierta prensa. Así por ejemplo, un diputado fusionista observaba que Cassola había dejado fuera de juego a López Domínguez y su partido al "quitarle su bandera", aserto que el general desmintió señalando que los proyectos del ministro no eran ni con mucho las reformas que él tenía pensadas. Sin embargo, no parece que pasaran por alto esta posibilidad cuando en el Círculo reformista se hablaba de los intentos fusionistas
por
absorber
buena
parte
de
sus
tesis
sobre
política
militar (484).
En las páginas de importantes diarios (485) se apuntaba que las críticas
reformistas
estaban
motivadas
por
los
celos
y
les
recriminaban que habiendo expresado gran satisfacción en los primeros momentos por las reformas, ahora vinieran a echarse atrás. A ellos responde El Resumen diciendo que la minoría reformista aplaudió la decisión de acometer el problema militar y "eso sigue aplaudiéndolo", e incluso algunos de los principios adoptados por Cassola, pero "desde 541
el primer día viene encontrando en los proyectos más de malo que de bueno", lo que justifica sus críticas, pues el hecho de que defienda las reformas en el ejército no significa -dice- que estén obligados a aceptar cualquier cambio o proyecto. Además recuerda que junto a los reformistas, otros grupos como los conservadores, muchos fusionistas y la mayoría de la opinión republicana, contestaban el plan de Cassola.
Independientemente de estas diatribas, lógicas en un momento de gran acaloramiento por la propia naturaleza de las reformas, el tiempo vendrá
a
demostrar
el
verdadero
alcance
"reformista"
de
López
Domínguez. En diciembre del 92 se le presenta la oportunidad esperada y, hasta marzo de 1895, tendrá tiempo para concretar en la práctica los cambios que tanto había promovido. Durante esta etapa se hicieron algunas
reformas
en
un
esfuerzo
por
racionalizar
la
organización
militar y poner a punto el ejército (486).
Una de ellas, quizá la única que puede ser valorada como tal en un sentido progresista, fue la reestructuración del territorio militar mediante Real Decreto aprobado el 22 de marzo de 1893. En él se contemplaba un recorte en el número de regiones militares, pasando de trece a siete, "a cada una de las cuales corresponderá, en tiempo de paz un cuerpo de ejército" (487). Tomarían los siguientes nombres: 1) Castilla la Nueva y Extremadura, 2) Sevilla y Granada, 3) Valencia, 4)
542
Cataluña, 5) Aragón, 6) Burgos, Navarra y Vascongadas y 7) Castilla la Vieja y Galicia (art.2).
Las
dependencias
de
sus
Estados
mayores
generales
quedaron
establecidos en Madrid, las del primer cuerpo; Córdoba, el segundo; Valencia,
el
tercero;
Barcelona,
el
cuarto;
Zaragoza,
el
quinto;
Miranda del Ebro, el sexto; y León, el séptimo (art.14). Fija asímismo la
graduación
correspondiente
a
los
mandos
y
el
ámbito
de
su
jurisdicción (art.7 y 8) así como la distribución regional de las 60 zonas de reclutamiento en que estaba dividido el territorio de la Península (art.5).
El citado decreto pretendía el reagrupamiento de los regimientos y
brigadas
según
un
esquema
a
la
europea,
más
racional
y
menos
costoso. Comenzaría a regir desde el 1 de julio, pero su aplicación no se hará sin resistencias. La supresión de anteriores capitanías como las de Pamplona, Vitoria y la Coruña, engendró una fuerte contestación produciéndose "sangrientos motines" (488). En el estudio, sobre la conflictividad social, realizado por el profesor Gil Novales, señala las consecuencias que tuvo en Vitoria, donde la población protestó por la pérdida de sus guarniciones y las ventajas que les reportaba la presencia de instalaciones militares (489). En otras partes también se pasó por situaciones parecidas y algunas de las ciudades o provincias
543
obtuvieron buenos resultados, tal es el caso de Galicia que acabó constituyendo la octava capitanía general.
López Domínguez completó su labor ministerial disponiendo el cierre
de
la
Academia
Militar
General,
medida
que
algunos
historiadores no han dudado en calificar de "contrarreforma" (490). El Real Decreto de 8 de febrero de 1893 en su artículo tercero (491), contemplaba
la
supresión
del
centro,
y
enumeraba
las
academias
e
institutos con los que nutrir de oficiales a las diferentes Armas y Cuerpos (art.1). Asimismo, se determinaban los requisitos necesarios para el acceso (art.7), la duración de los estudios (art.10) -tres años para Infantería, Caballería, y Administración Militar, y cinco, Artillería
e
Ingenieros-,
el
coste
mensual
"para
gastos
de
entretenimiento" u otros (derechos de examen) (art,18), los requisitos del profesorado, la composición de las plantillas...etc.
En realidad significaba una vuelta diez años atrás, y pasaba por alto una vez más el espíritu unificador que había caracterizado la Ley del
82.
López
Domínguez
razonó
su
decisión
alegando
motivos
económicos, los mismos que le llevaron a presentar un "presupuesto de paz" con un 5% menos en la partida de gastos militares, y un efecto especialmente negativo sobre la soldadesca (492).
544
Concluyendo, podemos afirmar que las medidas impulsadas desde la cartera
de
Guerra
en
algo
más
de
dos
años,
no
van
a
tener
la
trascendencia social de las promovidas anteriormente por el general murciano:
ni
entran
en
la
entraña
misma
del
problema
militar
(masificación, corporativismo, favoritismos, falta de preparación..) ni
mucho
menos
contraataca
el
general
con
el
servicio
militar
obligatorio que tantas veces había propugnado (493). Por el contrario, dejó constancia de su sentido de cuerpo con el cierre de la Academia (494),
permitiendo
así
que
las
armas
facultativas
siguieran
constituyendo una "elite" en el conjunto de los cuerpos y armas del ejército.
545
NOTAS
1.- Cepeda Adán, J.: "La doctrina militar en las Cortes de Cádiz y el reinado de Fernando VII" en Las Fuerzas Armadas. Historia institucional y social, Madrid, 1986, volúmen III, pp.11-46; Alonso Baquer, M.: "La doctrina militar de los diputados de Cádiz" en Revista de Historia Militar, Madrid, 1972, n.33, pp.139-154. 2.- Seco Serrano, C.: Militarismo Contemporánea, Madrid, 1984, p.27.
y
Civilismo
en
la
España
3.-Pérez Garzón, J.S.: "Ejército nacional y milicia nacional" en Zona abierta, número 31, abril-junio 1984, p.183. 4.-Solé Tura, J.: Constituciones y periódos constituyentes en España (1808-1936), Madrid, 1978, p.18. La articulación de las milicias se perfiló en el Reglamento provisional del 15 de abril de 1814. 5.- Christiansen, E.: Los orígenes del poder militar en España 18001854, Madrid, 1974, p.18. 6.- Fortes Bouzán, J.: prólogo al libro de E. Christiansen Los orígenes del poder militar en España 1800-1854, Madrid, 1974, p.XIX. 7.- Christiansen, E.: op.cit., p.163. En su trabajo sobre el poder militar a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, destaca las reivindicaciones de los distintos sectores castrenses como una constante que se halla en el tranfondo de sus iniciativas intervencionistas.
546
8.- Artola, M.: La España de Fernando VII, Madrid, 1968, p.617; Gil Novales, A.: "Liberalismo: Reforma y contrarreforma en el siglo XIX (Chile, Perú, México, Venezuela, España y Portugal) en Siglo XIX, Revista de Historia, Año II, Número 3, enero - junio de 1987, p.140. Pone de relieve como "al querer volver el absolutismo al ejército aristocrático del Antiguo Régimen, paralizando la promoción de los oficiales de otra extracción, era lógico que éstos se sintiesen dispuestos a la acción". 9.- Cardona, G.: El problema militar en España, Madrid, 1990, pp.2425. 10.- Gil Novales, A.: Rafael del Riego. La revolución de 1820, día a día. Cartas, Escritos y Discursos. (Cabezas de San Juan, 1 enero 1820. Palabras a los oficiales D.José Rabadán y D.Carlos Hoyos). Madrid, 1976, p.34. 11.- Casado Burbano, P.: "El pensamiento político-militar de Riego" en Trienio. Ilustración y Liberalismo, (Homenaje al General R. del Riego), Madrid, 1988, pp. 186-195. 12.- Sobre la actividad de estos artífices de la revolución ver los trabajos de Alberto Gil Novales: El Trienio Liberal, Madrid, 1980 y Rafael del Riego..op.cit. 13.- Pérez Garzón, J.S.: op.cit., p.182. 14.- Christiansen, E.: op.cit., Madrid, 1974, p.10. Puntualiza que "el papel del militar en la España del siglo XVIII era tan importante en la administración como después lo sería en la política" y por lo tanto "suponer que la importancia social de los militares era una consecuencia de su intervención activa en los asuntos públicos, después de 1808, es olvidar cómo había gobernado la antigua monarquía" ; Durante ese siglo se pone de manifiesto la tendencia a militarizar la cúspide de la administración de justicia, aunque se intenta minimizar por la Corona especificando que "a pesar de estar reunidos el mando militar y la Presidencia de las Audiencias en las manos de los capitanes generales y comandantes generales, éstos, cuando tengan que ir a las mismas, irán en calidad de presidentes de Audiencias y no como capitanes o comandantes generales con mando en tropas"; A.H.M., sección Consejos, legajo, 4.822 vid. Garrigós Picó, E.: "Organización 547
territorial a fines del Antiguo Régimen" en La economía española al final del Antiguo Régimen. Instituciones, Madrid, 1982, tomo IV, pp. 855-86. 15.- Alonso Baquer, M.: El modelo español de pronunciamiento, Madrid, 1983, p.9. Para este autor la frecuencia del conflicto políticomilitar en nuestra historia es tal, que puede considerarse como "algo epidémico". 16.- El profesor Seco Serrano apunta las diferencias entre ambos términos y sus formulaciones prácticas en el contexto de la realidad española. op.cit., pp.13-14. Otros historiadores han contribuído a precisar el sentido del término "militarismo", v. Finer, S.E.: Los militares en la política mundial, Buenos Aires, 1969, p.37; Tunón de Lara, M.: Estudios sobre el siglo XIX español, Madrid, 1972, pp.180181. 17.- Fernández Bastarreche, E.: El Ejército español en el siglo XIX, Madrid, 1978, p.4. 18.- Busquets Bragulat, J.: Pronunciamientos y golpes de estado en España, Barcelona, 1982, p.56. 19.- Balmes, J.: "La preponderancia militar", en Obras Completas. Escritos políticos, Madrid, 1950, volúmen VII, pp.569. 20.- Fortes Bouzán, J.: op.cit. p.XVI. 21.- Tres son las causas que baraja en este sentido: la primera, viene dada por la guerra carlista y el liderazgo que alcanzan en ella una serie de personalidades militares en las que la opinión pondrá sus expectativas como hombres públicos; la segunda, la necesaria adaptación a una situación de paz después de una prolongada guerra, 1808-1839, "de las armas y de los espíritus", debería venir de la mano de los hombres más idóneos, y teniendo en cuenta que no se había eliminado la amenaza de las armas como recurso para resolver los problemas políticos, aquellos saldrían de las filas del ejército, asumiendo los generales más carismáticos dicha labor. Por último, puesto que eran constitucionales, propiciarían la implantación y el afianzamiento del nuevo régimen constitucional, Pabón, J.: "El régimen 548
de los generales" en La subversión contemporánea y otros estudios, Madrid, 1971, pp.241-47. Seco Serrano, nos remite a dicho análisis, en las páginas introductorias a la obra miscelánea Narváez y su época, Madrid, 1983, p.39-41. 22.- Seco Serrano, C.: op.cit. p.81. 23.- Soldevilla, F.: Historia de España, Barcelona, 1973, volumen VII, pp.163 y ss. 24.- Carr, R.: "Militares y política en España (1840-1923)" en Revista Historia 16, número 2, Junio 1976, p.40. 25.- Christiansen, E.: op.cit., p.3. 26.- Seco Serrano, C.: op.cit., p.133. El autor, apunta anteriormente ciertos planteamientos civilistas entre los generales moderados Narváez y Fernández de Córdova. Pero por lo que se refiere al duque de Valencia, articula medidas que tienden a vincular al ejército a su persona, confiriendole atribuciones en la nueva fuerza militarizada que se crea para sustituir a la Milicia -la Guardia Civil- o dándoles un cupo importante en la representación de la Cámara Alta, pp.105-109. 27.- Idem, op.cit., pp.132-133. 28.- Gil Novales, A.: La Zaragoza, 1980, pp.48-56.
Revolución
549
de
1868
en
el
Alto
Aragón,
29.- Seco Serrano, C.: op. cit. p.168. Dice que el capitán general de Madrid, Manuel Pavía Rodríguez de Alburquerque, simpatizante de los radicales de Ruiz Zorrilla, aceptó como uno más y aún siendo monárquico, la solución republicana después de la abdicación del monarca saboyano, pero fue enemigo acérrimo, como el radicalismo, del republicanismo federal. 30.- Bajo la presidencia de Castelar se restablecen totalmente las Ordenanzas, se restaura el arma de artillería que había sido disuelto a raiz de la crisis protagonizada por este arma, y se potencia el ejército con una quinta forzosa, Seco Serrano, C.: op.cit., p.166. 31.- Heers, M.Louise: El mundo contemporáneo (1848-1914), Madrid, 1985, p.102 (edición en castellano de la obra original Du printemps des peuples à l`affrontement des nations (1848-1914)). 32.- Seco Serrano, C.: op.cit., p.163-164. 33.- Jover Zamora, J.M.: "La época de la Restauración. Panorama político-social, 1875-1902" en Revolución burguesa, Oligarquía y Constitucionalismo (1834-1923), Historia de España dir. por Manuel Tuñón de Lara, Barcelona, 1985, volumen VIII, p.281. 34.- Payne, S.G.: Los militares Contemporánea, Madrid, 1986, p.51.
y
la
política
en
la
España
35.- Llorca, C.: Emilio Castelar. Precursor de la democracia cristiana, Madrid, 1966, p.211. Castelar, conociendo la posición de Pavía ante un resultado desfavorable al gobierno en las Cortes, había pedido su palabra de que respetaría las decisiones que ahí se tomaran, y éste se la ofreció. 36.Fernández Almagro, M.: Historia política de la España contemporánea, Madrid, 1968, vol.I, p.612; Carr, R.: "Militares y política..", p.42. Señala que Cánovas del Castillo "hubiera preferido una restauración civil, pero se vió forzado a aceptar el golpe de Martínez Campos en Sagunto y la proclamación de Alfonso XII gracias al "gesto" de un brigadier inquieto e impaciente".
550
37.- Varela Ortega, J.: Los amigos políticos. Partidos, elecciones y caciquismo en la Restauración, Madrid, 1977, p.72. 38.- Tuñón de Lara, M.: España: la quiebra de 1898 (Costa y Unamuno, en la crisis de fin de siglo), Madrid, 1986, p.9. 39.- Martínez Cuadrado, M.: La burguesía conservadora (1874-1931), Madrid, 1976, p.36. 40.- Seco Serrano, C.: op.cit., p.144. 41.- Carr, R.: "Militares y política...", p.43. 42.- Véanse como ejemplo los siguientes trabajos: Blázquez y Delgado Aguilera, A.: La Administración militar española. Apuntes bibliográficos, Avila, 1886, y su Historia de la Administración militar, Madrid, 1897; González de Mesa, N.: Reorganización del Cuerpo Administrativo del Ejército, La Habana, 1883; Moltó y Díaz-Berrio, R.: Apuntes sobre algunas reformas de...necesidad en el ejército, Madrid, 1881; Navarro Muñoz, F.: Apuntes para un ensayo de organización militar en España, Madrid, 1884; Vidart y Schuch, L.: Las reformas militares, Madrid, 1887; Córdova, J.de D. de: "Necesidad que hay de reformar la organización del ejército" en Revista Científica Militar, número 12, tomo VI, Madrid, 28 diciembre 1883..., y algunos otros que irán apareciendo a lo largo del texto. 43.- Entre 1877 y 1890 salen a la luz otras publicaciones de ésta índole tales, como: la Revista científica militar, el Memorial de Artillería, la Revista militar española, la Revista técnica de Infantería y Caballería, La Ilustración Militar y El Mundo naval ilustrado.., Payne, S.G.: op.cit., p.62, n.8; Asenjo, A.: La prensa madrileña a través de los siglos, Madrid, 1933, pp.61 y 63.
551
44.- Sobre este conflicto, véase la segunda parte del trabajo. 45.- Gómez Aparicio, P.: op.cit., pp.102, 503-504. Este diario subtitulado "Periódico defensor de los intereses militares" y aparecido en Madrid en 1888, adopta un tenaz apoyo a las reformas planteadas por Cassola, y junto a publicaciones como El Correo Militar, o La Correspondencia Militar, es reflejo de la politización del ejército en la prensa. 46.- Tuñón de Lara, M.: La quiebra..., p.33. 47.- Después del desastre del 98, los militares "al renunciar a arreglar el ejército, decidieron salvar a la patria", Salas Larrazábal, R.: "Ejército y Marina" en Enciclopedia de Historia de España. Instituciones Políticas. Imperio, dirigida por Miguel Artola, Madrid, 1988, volumen II, p.310. 48.- El texto de la Real Orden decía: "El rigor de las reales ordenanzas y de la disciplina militar es y debe ser todavía mayor en las altas graduaciones del ejército que en las inferiores...; que los jefes, oficiales y soldados deben abstenerse en tomar parte en las contiendas de los partidos, y los generales mismos, cualquiera que sea la elevación de su empleo. Exigen esto los buenos principios militares, y aun los de derecho público, hasta en tiempo normales, y hoy lo exigen además y de un modo más extricto, el peligroso estado de guerra en que se encuentra la nación...Debiéndose, en caso de contravención, proceder a la detención de los que incurriesen en semejante falta.", Payne, S.G., op.cit., p.60. 49.- Seco Serrano, C.: op.cit., p.14.49. 50.- Gil Novales señala distintas situaciones en que los mandos castrenses trataron de hacer prevalecer su autoridad sobre la civil, para atajar la conflictividad social de estos años, véase su artículo "La conflictividad social bajo la Restauración", pp.73-217.
552
51.- Lleixa, J.: Cien años de militarismo en España: funciones estatales confiadas al ejército en la Restauración y el Franquismo, Barcelona, 1986, p.61-3. 52.- Payne: op.cit., p.64. 53.- Discurso de Sesiones de las Cortes, 6 enero de 1883, p.3.329, citado en Payne,S.G.: op.cit., p.64. 54.- El Resumen, 1 marzo de 1885, "El Mundo militar", `La opinión pública y los asuntos militares'. 55.- En los mismos términos se pronunciaba el teniente coronel de artíllería, Fabián Muñoz Navarro, señalando que la organización del ejército era "un problema nacional" al que debían contribuir todos los españoles y todas las formaciones políticas, Apuntes para un ensayo de organización militar en España, Madrid, 1884, pp.9-10. 56.- El Resumen, 8 abril de 1885, "El Mundo Militar", `La verdadera Razón'. 57.- El Resumen, 3 marzo de 1885, "El Mundo militar", `Nuestro estado actual'. 58.- Ruiz Dana, P.: Estudios sobre la guerra civil en el Norte de 1872 a 1876, Madrid, 1876, p.9; Mayoral y Zaldívar, N.: Conceptuación de Oficiales, Logroño, 1902, p.79. 59.- El Resumen, 3 marzo de 1887.
553
60.- Ibidem. 61.- El Resumen, 29 junio de 1886. Véase el Discurso del general López constestando al Mensaje de la Corona. 62.- Salas Larrazábal, R.: op.cit., p.303. Comentando la evolución del generalato, cifra en 835 los generales españoles al final de la guerra de la Independencia, 135 durante la etapa absolutista, y unos 500 antes de la primera guerra carlista. 63.- Reguera y Urrutia, E.: Colección Legislativa Militar, Madrid, 1893, vol.8, pp.18-21; Diario de las Sesiones de Córtes, Congreso, Legislatura 1882-83, 17 de abril de 1883, apéndice tercero al número 111, pp.1-2. Véase texto completo de la ley en Apéndice 64.- Las cifras que se barajan son en éste y otros casos muy confusas y no siempre coinciden en las fuentes. Daniel Headrick, presenta un cuadro de los generales existentes entre 1816 y 1900, del que hemos extraído el número correspondiente a los años 1885-88. El total de los activos sumando todas las armas era el siguiente: en el año 1885, 335 generales; en el 86, 315; en el 87, 309 y en el 88, 297 generales, v. Ejército y Política en España (1866-1898), Madrid, 1981, Cuadro 5, pp.275 y 276. Sin embargo, el profesor Seco Serrano, contabiliza para el año 1885, 456 generales en total, incluyendo la reserva, frente a los 507 que menciona Headrick, y asímismo, El Resumen, que dice utilizar la misma fuente que éste último autor -la Guía Oficial de España- cita 307 generales en el año 1887. v. Seco Serrano, C.: Militarismo..., p.207 y El Resumen, 7 agosto de 1887. 65.- El Resumen, 23 marzo y 8 junio de 1885; Escalafón del Estado Mayor General del Ejército, 1 enero de 1885, Madrid, Ministerio de la Guerra, 1885. 66.- Ibidem. 67.- Según los datos que baraja el brigadier Ochando, extraídos de los correspondientes escalafones de las armas, cuerpos auxiliares e institutos del ejército, que publicaban las Direcciones del Ministerio de la Guerra, el total de oficiales para la Península en el año 1887, 554
era de 19.372 (14.971 en activo y 4.401 en la reserva), Diario de las Sesiones de Córtes, Congreso, Legislatura 1887-88, volúmen IV, número 67, 9 marzo de 1888, p.1719. 68.- El Resumen, 20 mayo 1885 y 8 junio 1886. Aprovechando la votación en las Cámaras austro-húngaras de la ley sobre el Landsturm (tercera reserva) que da a Austria 400 mil soldados más, menciona el número de efectivos militares, 268.556 hombres, y 17.867 oficiales en tiempos de paz. Ese país ocupa el cuarto lugar después de Alemania, Francia y Rusia, en cuanto a efectivos. 69.- La relación variaba según se computara en tiempo de paz o de guerra, de tal modo que, en el último tercio de siglo y para el primer caso, los 6/10 soldados por oficial en activo, crecieron en el segundo caso hasta 20/25 coincidiendo con las guerras de Cuba y el conflicto carlista. Estas últimas cifras se aproximan a las mínimas correspondientes de países como Alemania (24/1), Francia (20/1), Italia 18/1 y el Imperio Austro-húngaro (17/10), Headrick, D.R.: op.cit., pp.74-75. 70.- El Resumen, 20 febrero de 1887. Se afirma que para un ejército como el nuestro y dadas las proporciones que hoy guarda la cifra de oficiales con la de efectivos, Alemania, sólo pagaría 4.500 oficiales; Francia, 6.500; Austria, 6.700; Bélgica, 8.800 e Italia, 9.600, muy por debajo de los 14.105 citados en la Península, sin contabilizar la reserva. 71.- El Resumen, 10 junio de 1885. 72.- Navarro Muñoz, F.: Apuntes..., pp.51 y 52. 73.- Banús Cómas, C.: Estudios de Arte e Historia militar, Barcelona, 1881, p.366. 74.- Teóricamente este sistema estaba más próximo al presupuesto burgués de "carrera abierta al talento", pero en la práctica significó favoritismo e incitó a la rebelión, v. Headrick, p.89.
555
75.- Desde que Félix Gazola fue Director General de Artillería, en tiempos de Carlos III, la regla que rige para los ascensos en el arma es la antigüedad, Lanuza Cano, F.: Para la Historia de la Artillería. Datos y notas curiosas, Madrid, 1951, pp.20 y 35. 76.- El Resumen, 31 marzo de 1885. 77.- El Resumen, 16 abril de 1885. 78.- Córdova, J. de D. de: "Necesidad que hay de reformar la organización del Ejército" en Revista Científico Militar, Madrid, 28 de diciembre de 1883, número 12, tomo VI, pp.353-54. 79.- Los tenientes según el Real Decreto de 13 de diciembre de 1883 vigente, podían pasar a la reserva una vez cumplidos los 34 años, Reguera y Urrutia, E.: op.cit., volúmen 8, pag.148. 80.- El Resumen, 24, 25, 26 marzo 1885. El día 26 de abril publicaba las siguientes cifras relativas a la oficialidad del arma de Infantería de la escala activa: 92 coroneles, 168 tenientes coroneles, 342 comandantes, 707 capitanes, 1.146 tenientes y 700 alféreces. Hay unos 1.252 oficiales de reemplazo y 1.845 de reserva; Escalafón General del Arma de Infantería en 1 de enero de 1885, Madrid, Ministerio de la Guerra, 1885. 81.- Reguera y Urrutia, E.: op.cit., vol.8, pp.147-150. Véase la ley completa en Apéndice. 82.- El Resumen, 18 abril de 1885. 83.- "Proyecto de ley presentado por el Sr.Ministro de la Guerra, creando la situación de reserva en infantería y cuerpo de estado mayor de plazas facultando al Gobierno para hacerla extensiva al arma de caballería", en Diario de las Sesiones de Córtes, Senado, Legislatura 1884-85, volúmen V, 23 abril de 1885, Apéndice primero al número 107, p.1-2. Véase contenido del proyecto en Apéndice.
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84.- El Resumen, 27 abril de 1885. 85.- El Resumen, 29 abril de 1885. 86.- En la formación del expediente intervendría el Consejo Supremo de Guerra y Marina. 87.- El Resumen, 2 mayo de 1885. Coincide La Correspondencia con este periódico en señalar la confusión generada por dicho artículo. Dedica al asunto estas palabras: " Para apreciar estos casos, están previstos los expedientes que deben instruirse, así como para aquellos otros que los reglamentos determinan. Pero sin formacion de expediente, y sólo á propuesta de los inspectores en revista, ¿quiénes son los jefes y oficiales que deberán pasar á la escala de reserva?. ¿Quiénes se creerán seguros?. Esto es lo que nadie se explica satisfactoriamente y lo que todos se alegrarian ver aclarado, porque hasta para los de conducta merecedora de castigo, está por ley ordenada la formacion de expediente gubernativo, mientras no llegan las faltas por su número ó importancia á los casos previstos en el nuevo Código. Creemos que sólo á falta de claridad pueda atribuirse las interpretaciones y alarmas que ese artículo ha producido. Creemos que en el fondo no tiene ni puede tener el alcance que se le atribuye. Creemos que es sólo cuestion de prosodia; pero de prosodia que es bueno la entiendan todos para su tranquilidad". 88.- El Resumen, 1 mayo de 1885. 89.- El Resumen, 10 julio de 1885. Este día se refleja en la sección "Bocetos Parlamentarios" la retirada del proyecto.
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90.- El Resumen, 23 abril de 1885. 91.- Ley 6 de agosto 1886, Martínez Alcubilla, M.: Diccionario de la Administración española. Compilación de la Novísima Legislación de España Peninsular y Ultramarina en todos los ramos de la Administración Pública, Madrid, 1888, Apéndice 1886, pp.187-188. 92.- El Resumen, 22 junio de 1886. 93.- Martínez Alcubilla, M.: op.cit., Apéndice, Año 1886, Madrid, 1888, p.187. 94.- El Resumen, 22 junio de 1886. 95.- El Resumen, 24 enero de 1886. En esta fecha presenta unas cifras superiores a las que aparecen en abril del año anterior, probablemente porque en aquella ocasión se contabilizaron todos los jefes y oficiales estuvieran en situación activa, de reemplazo o reserva. 96.- El Resumen, 24 enero de 1886. 97.- Fernández Bastarreche, F.: op.cit., p.117. 98.- El coste de la Academia General Militar era de 25 pesetas en concepto de matrícula, más 5 pesetas mensuales y otras 3 diarias por pensión completa, a lo que había que sumar los gastos de uniforme y equipo. Los hijos y huérfanos de militares tenían descuentos importantes y por tanto un motivo más para entrar en el ejército por la vía del autoreclutamiento, Headrick, D.R.: op.cit., pp.82-83.
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99.- El Resumen, 10 febrero de 1887. 100.- El Resumen, 13 junio de 1887. La Infantería cuenta con 780 comandantes, 2.049 capitanes, 3.920 tenientes, y 939 alféreces. La Caballería con 191 comandantes, 420 capitanes, 589 tenientes y 499 alféreces. 101.- Martínez Alcubilla, M.: op.cit., Apéndice 1887, pp.21-22. 102.- El Resumen, 20 febrero de 1887. 103.- El Resumen, 6 y 10 mayo de 1888. 104.- El Resumen, 13 junio de 1887. 105.- El Resumen, 20 febrero 1887; idem.,7 junio 1886. 106.- Fernández Bastarreche, F.: op.cit., p.86. Expone un cuadro de los salarios percibidos por la oficialidad correspondientes a los años 1828, 1850, 1863, 1871 y 1888, que demuestran una tendencia salarial inmovilista desde los años sesenta por lo que a generales y jefes se refiere, mientras dejan entrever pequeñas subidas en el caso de los oficiales de menor graduación y de los suboficiales. 107.- La política salarial de Narváez buscó incentivar a la oficialidad militar, pero no le pasó inadvertida la precariedad de los salarios que cobraban los suboficiales por lo que se aumentó en cien reales/mes las cantidades a percibir por los ayudantes, subtenientes y tenientes, Alonso, J.R. Historia política del Ejército Español, Madrid, 1974, pp.291 y 360; Fernández Bastarreche, F.: op.cit., p.88, extraído de El propagador del arte militar, 4 agosto de 1872, número 10.
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108.- El Resumen, 7 junio de 1886. 109.- Palafox Gámir, J.: "Atraso agrario y modernización económica (1874-1931)" en España entre dos siglos (1874-1931).., p.171, cuadro 3. 110.- Véase el artículo "Un concepto equivocado" que firma un soldado en la Revista Militar Española, Madrid, 1881, Tomo III, Año II, primer semestre, pp.189-91. Este individuo de la clase de tropa, rompe una lanza en favor del ejército negando la supuesta incompetencia de sus miembros en las tareas intelectuales, razón -dice- de que la opinión suela pronunciarse en el sentido de que los militares sólo saben dar mandobles y cuchilladas, desdeñando siempre el provechoso aprendizaje de doctrinas y teorías encaminadas á un desarrollo intelectual. Como ejemplo de que se equivocan quienes piensan que el ejército entraña en sí mismo apego al oscurantismo, y actúa "contra la marcha progresiva de la sociedad", cita a Garcilaso, Ercilla, Moncada, Cervantes, Calderón, Cadalso y el marqués de Santa Cruz. 111.- El Resumen, 13 abril de 1885. `El Espíritu Militar'. 112.- El Resumen, 18 mayo de 1885. Carta remitida con fecha de 13 de mayo de 1885 desde Berlín. Su autor firma como X.X. 113.- El Resumen, 31 mayo de 1885. 114.- El Resumen, 7 julio de 1886. 115.- Cardona, G.: El problema militar..., p.98. 116.- El Resumen, 1 y 13 de agosto 1885.
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117.- Banús y Cómas, C.: Estudios..., p.366. 118.- La sustitución consistía en "el cambio de número o de situación para el servicio del ejército", pudiendo verificarse solamente entre hermanos si el destino fuera la Península, pero los sorteados y destinados a Ultramar podrían sustituirse "con individuos de su misma zona en cualquier situación ó con licencidos del ejército", Martínez Alcubilla, M.: op.cit., volúmen 8, p.767, Ley de Reclutamiento y Reemplazo del Ejército de 11 de julio de 1885; Diario de las Sesiones de Córtes, Congreso de los Diputados, Legislatura 1884-85, volumen 12, 9 de julio de 1885, Apéndice al número 193. Véase contenido de la ley en Apéndice. 119.- Con el fin de evitar el reclutamiento de sus hijos, algunos padres organizaron sociedades para recaudar dinero destinado a la redención. El Resumen, informaba el 4 de diciembre de 1886 sobre los días y locales en los que debían formalizar el pago de 500 pesetas todos los asociados y "los que aspiren a serlo" para su inmediato depósito en el Banco de España, según participan las juntas de gobierno de las sociedades constituídas en las tres zonas militares que comprenden esta capital por los padres de los soldados cuyo sorteo ha de verificarse el día 12 de diciembre. 120.- Martínez Cuadrado, M.: La burguesía..., pp.231-232; Sales, de Bohigas, N.: "Servei militar i societat a L'Espanya del segle XIX" en Recerques, Barcelona, 1970, número 1, pp.176-178. Para el período comprendido entre 1860-71, confirma los porcentajes máximos de redimidos y sustituídos en las provincias mencionadas. 121.- Sales de Bohigas, N.: op.cit. pp.149-155. Durante la década de los sesenta, el pago de alquiler de un sustituto osciló entre 1.000 y 7.000 reales, según la coyuntura económica y la oferta de parados. 122.- Salas Larrazábal, R.: op.cit., p.248; Canales Gili, E.: "La deserción en España durante la Guerra de la Independencia" en AAVV: El Jacobinismo. Reacció i revolució á Catalunya i á Espanya, 1789 y 1837, Barcelona, 1990, pp.211-217. Este último, cita distintas fórmulas utilizadas por los llamados a filas para evitar la "contribución de sangre" exigida durante la guerra contra Francia, tales como retrasos en el alistamiento, exenciones fraudulentas, deserciones, dispersión y abandonos de los frentes de guerra, prácticas constatadas por las reiteradas órdenes que dirigieron las autoridades centrales y locales 561
para castigar a los que incurrían en ellas. 123.- Navarro Muñoz: Apuntes..., p.19, cit.1. 124.- Martínez Madrid, 1887.
Alcubilla,
M.:
op.cit.,
pp.703
y
706,
volúmen
8,
125.- Barado y Font, F.: La vida militar en España, Barcelona, 188889, p.5 126.- Ibidem., pp. 4 y 28. 127.- Christiansen, E.: op.cit., p.169. Apunta que Espartero era partidario del reclutamiento voluntario, pero este posicionamiento teórico no podía materializarse porque "el Ejercito no era esparterista". 128.- Jover Zamora, J.M.: op.cit., p.302. Para la exención se utilizaban distintas argucias, como la simulación previa de inutilidad o la insuficiencia de talla. Christiansen y Seco Serrano destacan como clave de la reacción popular en favor de los pronunciados de 1820 y 1868, las promesas respectivas de no enviarles a América, reducir el servicio y abolir las quintas. 129.- Martínez Alcubilla, M.: op.cit., p.704, volúmen 8, Madrid, 1887. 130.- Martínez Cuadrado, M.: op.cit., p.252. 131.- Navarro Muñoz: Apuntes..., pp.19-26.
562
132.- Headrick, D.R.:Ejército .., p.101; Palafox Gamir, J.: en "Atraso agrario...", pp.164-165, cifra el salario semanal de un maestro en Madrid en torno a las 30,17 pesetas, es decir 1.448,16 pesetas/año, y el de un oficinista de provincia (Málaga) en 24 pesetas semana, que hacen 1.152 pesetas al año. 133.- Ruiz Pons, E.: Sessió de Corts, 29 octubre de 1855, en Sales, N.: op.cit., p.148. 134.- Suárez Inclán y Aravaca, P.: El problema del reclutamiento en España, Madrid, 1905, p.51. Los que se prestaron para integrar el cuerpo de voluntarios que debía luchar contra los carlistas, eran según el autor "la escoria social que vagaba sin oficio en las ciudades y creyeron encontrar un modo de vida cómodo y conveniente", obteniendo por su servicio dos pesetas diarias. 135.- Ibidem., p.56. 136.- Banús destaca los requisitos que debe reunir todo soldado: edad no muy avanzada, condiciones físicas favorables (robustez, agilidad), inteligencia y cierta instrucción para que fuera más fácil su adiestramiento en materia militar dentro de un plazo breve, Estudios.., p.367. 137.- Reglamento unido a la Ley de 8 de enero de 1882, y publicado en la Gaceta, el 14 de febrero del mismo año. Martínez Alcubilla.., pp.717-725. 138.- Ley de Reclutamiento y Reemplazo del Ejército de 11 de julio de 1885, capítulo VII, artículo 63. En este apartado se apunta la exclusión total de los mozos, mientras que en el capítulo VIII, se señalan los casos de excepción únicamente del servicio activo, por lo que se les daba el pase inmediato como soldados condicionales a los depósitos, para su llamamiento en caso de guerra. Martínez Alcubilla, M.: op.cit., pp. 752-753 y 755-757.
563
139.- A priori, López Domínguez defiende el servicio militar obligatorio, aunque la defensa de los intereses de las armas facultativas le enfrentan al único ministro que trató de hacer realidad dicho principio, Alonso Baquer, M.: El Ejército en la sociedad española, Madrid, 1971, p.187. 140.- Discurso y rectificaciones del Excmo. Sr.D.José López Domínguez pronunciados en el Congreso de los Diputados los dias 9 y 10 de Julio de 1883 en el debate sobre la política general del gobierno, Madrid, 1883, Imprenta de los Hijos de J.A. García, p.10. 141.- Reseña Geográfica y Estadística de España, por la Dirección General del Instituto geográfico y estadístico, Madrid, 1888, p.134. Según el cuadro que presenta para el año 1884, el número total de procesados por distintos motivos fue de 8.811 -6.857 en la Península y 1.954 en Ultramar- siendo el distrito de Valencia el que refleja las cifras mayores (944), seguido por Castilla la Nueva (899), Granada (643), y Andalucía (625). 142.- El Resumen, 24 enero de 1886. 143.- El Resumen, 22 enero de 1886. Esboza las medidas propuestas por el presidente de aquel país, en favor de dar más vigor a la disciplina y a la vez "tratar mejor" al soldado, algo parecido a lo que se propugna desde este periódico: "ni abusos ni debilidad" en el mando. Idem., 21 marzo 1885. 144.- Suárez Inclán, P.: op.cit., p.53. 145.- Martínez Alcubilla, M.: op.cit., p.747, volúmen 8, Madrid, 1887, Ley de Reclutamiento....11 de julio de 1885, capítulo II, artículo 26. 146.- Martínez Alcubilla, M.: op.cit., p.704, volúmen 8, Madrid, 1887. El ejército activo comprendía además del servicio activo, con una duración de tres años que podía reducirse bajo prescripción ministerial, la licencia ilimitada ó reserva activa y la clase de reclutas disponibles o en depósito.
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147.- El Resumen, 26 diciembre de 1888. Normalmente el ejército costeaba el pan, pero el resto de la dieta debían pagarla los soldados restándolo de su sueldo. 148.- Barado y Font, F.: La vida militar.., p.29. El soldado recogía en mano 15 céntimos, que era el sobrante una vez descontado lo correspondiente a comida y 13 céntimos que dejaba "en fondo ó masita". 149.- El Resumen, 7 diciembre de 1885. 150.- El Resumen, 11 octubre de 1887. 151.- El Resumen, 15 agosto y 29 junio 1885. 152.- El Resumen, 6 marzo de 1887. 153.- Ibidem.; Headrick coincide en esta apreciación, y recoge datos para 1898 que aseguran una mortalidad en la Península hasta siete veces mayor que la de otros ejércitos europeos, ext. de Isern, D.: Del desastre nacional y sus causas, Madrid, 1899, p.256 154.- Martínez pp.766-769.
Alcubilla,
M.:
op.cit.,
155.- El Resumen, 22 abril de 1885. 156.- El Resumen, 12 mayo de 1885.
565
Madrid,
1887,
volúmen
8,
157.- El Resumen, 21 febrero de 1887. En este número, polemiza sobre la disposición ministerial para embarcar hacia Ultramar a 1.950 soldados del segundo reemplazo de 1885. No comparte este criterio porque entiende que este envío de fuerzas es totalmente innecesario y además causa gran desaliento a unos soldados que "con razón debían creerse ya libres del penoso deber de servir bajo aquel insano clima". 158.- Martínez Alcubilla, M.: op.cit., Ley de Reclutamiento..11 de julio de 1885, art.18, p.746. 159.- El Resumen, 3 marzo de 1887. 160.- Se refiere al cuadro de exenciones del servicio militar y excepciones del servicio activo.
al de
161.- El Resumen, 20 junio de 1885. A título personal, un articulista del periódico comentará tiempo después "la necesidad de abreviar el tiempo de permanencia en las filas", Idem, 6 marzo de 1887. 162.- El Resumen, 28 enero de 1887.
163.- El Resumen, 11 febrero de 1887. La convocatoria era para el día 13. 164.- Memoria sobre la organización militar de España, Volúmen XI, Madrid, 1886 y volúmen XII, Madrid, 1887. 165.- El Resumen, 18 junio y 8 agosto de 1886. Martínez Alcubilla cita la ley de 6 de agosto de 1886 por la que se fijaban en 99.784 hombres la fuerza del ejército permanente de la Península; en 19.858 la de Cuba; y exactamente las mismas cifras para Puerto Rico y Filipinas. En total contabiliza 303 hombres más que el periódico.
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166.- El Resumen, 18 abril de 1885. Una muestra del baile de cifras nos la da este periódico, al asegurar, en esta fecha, que España contaba con 86.000 soldados en la Península y 47.000 en las provincias de Ultramar. Dos días después, situaba la cifra de españoles en el ejército y la marina en torno a 156.795, más 7.218 retirados, y el 12 de mayo, extraía de los debates presupuestarios para el año 85-86, la cantidad de 92.000 hombres en el ejército. Sin especificar la fecha concreta, Almirall, baraja la cifra de 70.000 hombres en servicio activo y únicamentee en la Península, op.cit., p.46. 167.- El Resumen, 18 febrero de 1887. 168.- Valenti Almirall opina sobre el desfase entre las cifras de reclutamiento efectivamente necesarias -no más de 30 a 35.000 hombres en cada quinta- y las que dipone en última instancia el gobierno, achacando el aumento de los quintos llamados a filas a los importantes ingresos que recauda el gobierno en concepto de redención, que suman entre "12 y 25 millones de francos", op.cit., p.123; En torno a 40.000 hobres fija un autor anónimo la cantidad suficiente para el servicio militar de la Península, y añade que un ejército más numeroso plantea el problema de cómo dirigirlo, ya que "no hay general español que prácticamente sepa mandar mas de veinticinco mil hombres", D.P.: Los ejércitos permanentes y el servicio militar obligatorio, Gijón, Imprenta del Comercio, 1887, p.7. 169.- El Resumen, 1 y 11 marzo de 1885. Calcula en unas 13.200 las bajas de ultramar. 170.- El Resumen, 10 marzo de 1885. 171.- El Resumen, 7 febrero de 1886. 172.- El Resumen, 7 febrero de 1886.
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173.- El Resumen, 22 febrero de 1886. Los siguientes párrafos textuales que aparecen sin cita, han sido extraídos del mismo número.
174.- El Resumen, 23 En otro lugar afirma unos 4.500 hombres, Resumen, 23 julio de
febrero de 1886, `Justicia y sólo justicia', p.3. que la empresa del señor Felip había contratado a produciéndole más de 13 millones de reales, El 1886.
175.- El Resumen, 9 marzo de 1886. 176.- El Resumen, 4 marzo de 1885. En el recorrido que hace el periódico para determinar el origen del sargento y la evolución de sus funciones, recala en el libro de Francisco de Valdés, Diálogo Militar, impreso en 1591, del que extrae Almirante sus conclusiones aceptando la etimología latino-francesa del término. 177.- Vázquez Illa, R.: "La unidad de procedencia. La clase de sargentos" en Revista Científico-Militar, Barcelona, Octubre 1883, Tomo VI, número 4, p.110. 178.- Headrick, D.R.: op.cit., p.99. Según los datos de que dispone este autor, el salario de un sargento era superior al de un bracero y de menor cuantía que el percibido por un obrero industrial. En cifras concretas oscilaba entre 435 y 700 pesetas/año. 179.- El Resumen, 4 marzo de 1885. 180.- Vázquez-Illa, op.cit., p.112. 181.- El Resumen, 4 marzo de 1885.
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182.- Ibidem. 183.- Colección Legislativa..., vol.7, pp.407-410; Diario de las Sesiones de Córtes, Congreso, Legislatura 1884-85, vol.XII, 8 de julio de 1885, Apéndice tercero al número 192, pp.1-2. Véase texto íntegro de la ley en Apéndice. 184.- "Reglamento para la aplicación de las leyes de 3 de julio de 1876 y 10 de julio de 1885 aprobado por Real Orden de 10 de octubre de 1885", en Colección Legislativa.., vol.VII, pp.417-428. Véase Apéndice. 185.- El Resumen, 28 febrero de 1885. 186.- El Resumen, 2 marzo de 1885. 187.- El Resumen, 10 marzo y 18-19 abril de 1885. 188.- El Resumen, 4-5 mayo de 1885. 189.- El Resumen, 5 mayo de 1885. 190.- El Resumen, 7 mayo de 1885. 191.- Headrick, D.R.: Ejército y Política..., p.99, extraído del Archivo Histórico Nacional, "Sección de Presidencia del Gobierno. Sargentos", legajos 1-4. 192.- Martínez Alcubilla, M.: Diccionario..., Madrid, 1886, tomo IV, pp.260-66. De momento, la clase de tropa de artillería, ingenieros, así como los obreros de la administración militar y sanitaria, deberían organizarse según las reglas vigentes. El 17 de agosto de 1885, se aprobó la correspondiente normativa para el arma de caballería, pp.266-67.
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193.- El Resumen, 17 julio de 1885. 194.- Alpert, M.: La Reforma militar de Azaña, Madrid, 1982, pp.86-87; Seco Serrano, C.: Militarismo..., op.cit., p.208. 195.- Por R.O. de 16 de agosto de 1886, se dispuso la apertura de la Academia especial de sargentos con sede en Zamora, Muñoz Cuéllar, M.: Diccionario legislativo militar, Madrid, 1922, Tomo I, p.45. 196.- El Resumen, 29 enero de 1886. 197.- El decreto iba dirigido a solucionar el problema de los alféreces de las armas generales que lo eran ya al terminar la guerra en 1876, y después de diez años seguían en la misma situación. Para favorecer su promoción a la escala de tenientes, el gobierno pensó disminuir un alférez en la plantilla de cada compañía y aumentaría otro en el empleo superior, El Resumen, 28 octubre de 1886. 198.- Ibidem. 199.- Cardona, G.: El Problema militar.., p.107; Artículos 15 al 20 del Real Decreto de 27 de octubre de 1886. Martínez Alcubilla, M.: op. cit., Apéndice, Año 1886, Madrid, 1888, p.190. 200.- El Resumen, 28-31 octubre y 11 noviembre de 1886. 201.- En 1878, Cristino Martos que tenía en España la representación de Ruiz Zorrilla, se encargó de buscar apoyos para la revolución, preparando una entrevista entre Serrano y el líder republicano. Aunque fue fallida la intentona, "no quedaron -según anota García Ladeveseinterrumpidos los trabajos de conspiración. Nunca -continúa- se pasaban dos meses sin que algún nuevo elemento se ofreciera á levantar la bandera republicana", García Ladevese, E. Memorias de un emigrado, Madrid, 1892, pp.35-36 y 43; Busquets, J.: Pronunciamientos..., pp.7273. Su libro incluye un cuadro de todos los pronunciamientos de las dos últimas centurias con una relación de sus jefes, grados, lugar, tipo, y resultados de tales movimientos.
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202.- Sobre la fecha en que se constituye la asociación hay cierta confusión y mientras unos señalan el mes y año que indica el secretario organizador de la A.R.M. -el teniente Miguel Pérez- es decir 1880, otros se remiten a la fecha en que se crea el comité directivo, sobre la que tampoco hay coincidencia, barajándose la de diciembre de 1882 o enero de 1883, "Siffler 725" (pseudónimo del Teniente Miguel Pérez): Don Manuel Ruiz Zorrilla ante la A.R.M. Noticias sobre la formación y desarrollo de la misma. Historia de la conspiración militar que produjo la sublevación de Badajoz y la Seo de Urgel, y detalles interesantes al Ejército, Madrid, 1883, pp.5-7 y 17; García Ladevese, op.cit., p.56. 203.- Ladevese, señala el error en que había caído la opinión pública al creer que era la falta de generales lo que impedía el triunfo revolucionario, sin embargo, cita únicamente a cuatro de éstos: Lagunero, Merelo, Acosta, y otro -dice- "que todavía vive y ocupa un alto puesto bajo la actual Regencia", op.cit., p.48. 204.- Prieto y Villareal, E.: Ruiz Zorrilla desde su expulsión de España hasta su muerte (1875-1895), Madrid, 1903, p.78. Sobrestima la incidencia de la Asociación Republicana Militar, de ahí que afirme: "tenía minado el Ejército, y ella sola habría asegurado el éxito, si las influencias de algunos hombres civiles no la hubieran hecho ineficaz". 205.- En un relato anónimo que reedita el periódico, se habla de la Asociación Republicana Militar y se baraja la cifra de afiliados para 1883 en torno a 14.000, sobre los 3.000 que en esa fecha contabilizan los organizadores de la asociación. También se da cuenta de la adscripción profesional de sus miembros entre los que se encuentran oficiales del ejército, sargentos, cabos, empleados de ferrocarril, correos y telégrafos. No resulta extraño que, ante tan abultado número de socios y considerando el momento de la publicación, La Epoca acusara al Resumen de hacer apología de los sucesos del 19 de septiembre, y más si tenemos en cuenta que tanto Serrano como López Domínguez tuvieron en algún momento contacto con Ruiz Zorrilla y la A.R.M., Headrick, D.R.: op.cit., p.231; El Resumen, 22 octubre de 1886; La Epoca, 21 octubre de 1886; Payne, S.G.: op.cit., p.65.
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206.- Muñoz Epelde, M.: Memorias de un amnistiado, Badajoz, 1901, p.97. Cifra los rebeldes de Badajoz fugados en ocho coroneles, 87 oficiales, 54 sargentos, 725 soldados y 50 paisanos. 207.- El Resumen, 16-17-18 julio de 1885. 208.- El Resumen, 2 noviembre de 1885; García Ladevese, E.: op.cit., p.172. 209.- La Derecha aparece en junio de 1881 como órgano vinculado al posibilismo de Castelar, y luego se pasa al fusionismo. Deja de publicarse en agosto de 1901. El Diario de Zaragoza, se publicó en 1797 y hasta 1907. Uno de sus colaboradores fue el periodista zaragozano D.Mariano de Cavia, Gómez Aparicio, P.: op.cit., pp. 516 y 668. 210.- El Resumen, 19 julio de 1885. 211.- El Resumen, 2 octubre de 1885. 212.- Martín Alonso, A.: op.cit., p.17. 213.- El Resumen, 11 enero de 1886. 214.- El Resumen, 12 enero de 1886.
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215.- El Resumen, 13-18 y 19 enero de 1886. 216.- El periódico Le Temps, reproducía el día 12 de noviembre las protestas indignadas de la prensa zorrillista por las acusaciones vertidas sobre ese grupo, y afirmaba que el jefe de la operación era un carlista. 217.- El Progreso insiste en que el grito de los sublevados fue el de ¡Viva Isabel II!, y que un banquero moderado había aportado 7.000 duros para costear la operación, El Resumen, 12 enero de 1886. 218.- El Resumen, 26 enero de 1886. 219.- El Resumen, 19 enero de 1886. 220.- Cardona, G.: El problema militar..., p.106. Según este autor, la asociación republicana no apoyó la iniciativa del 31 de octubre ni tampoco la que se produce nuevamente en Cartagena al comenzar el año 86 (9 de enero); Payne, S.G.: Los militares..., pp.65-67, duda también de esa implicación, y pone de relieve la falta de paga y de mando que sufrieron algunos oficiales y suboficiales una vez concluída la guerra carlista. 221.- Cuatro o cinco días antes de la sublevación el señor Solís emprendió un viaje al extranjero, desplazamiento que fue interpretado por El Resumen como muestra de que era totalmente ajeno al movimiento, op.cit. 24 septiembre de 1886. 222.- Manuel Villacampa y del Castillo, nació en Betanzos el 17 de febrero de 1872. Nieto del general Pedro de Villacampa, señalado liberal que fue perseguido por el absolutismo. Destacó no como hombre de letras ni como político -según señala el autor-, pero sí por su brillante aunque infravalorada carrera militar. El talante de este hombre queda patente con su participación durante la Vicalvarada, pero también en la represión que años después ejerce sobre los socialistas de Granada. Enemigos fueron además los carlistas a los que combate en Valencia y Castellón cuando ocupaba el cargo de gobernador militar en esa provincia. En 1877 fue separado del ejército y tuvo que cumplir condena en la prisión del Castillo de Bellver (Mallorca) por su republicanismo. Por varias veces se reincorpora a la Institución, 573
hasta que en 1883 fue pasado a la reserva, Piñeiro, Santiago: "La sublevación de Villacampa" en Revista Historia 16, Año III, número 30, Octubre, Madrid, 1978, pp.37-38; García Ladevese hace notar la trayectoria republicana de Villacampa de quien dice que había intentado ya proclamar la República en Valencia, pero fracasó y tuvo que huir a París, fijando luego su residencia en la frontera española, op.cit., p.44. 223.- Testigos de los hechos -el comandante Prieto y el capitán Casero- nos han legado sus impresiones a través de escritos como: Recuerdos de un revolucionario, pp. 5-64 de Carlos Casero Ruiz y la obra anteriormente citada de Prieto Villareal, pp.87-251. 224.- Martín Alonso, A.: op.cit., p.35. Se refiere a la delación de unos republicanos "indiscretos" que advirtieron de la conjura al gobierno. 225.- El Resumen, 22 septiembre de 1886. Adelanta una primera relación de detenidos en las provincias siguientes: Orense: quedaron incomunicados los señores Vicente Vázquez, Alfonso Rodríguez, Juan Manuel Amor, Eladio Ferreiro, José Cuanda, Alfonso Quereizaeta, Mariano Ugas, Facundo Santalla, José Benito Sánchez y otras personas menos significadas. Entre los detenido figuraban dos empleados de la Diputación provincial, y el ex-diputado Sr.Diéguez Amoeiro, que estaba enfermo, quedó bajo vigilancia policial. Murcia: detenidos los señores Bojart, cuñado del gobernador y presidente del comité zorrillista D. José María Melgarejo, primogénito del conde del Valle de San Juan; D.Jerónimo Poveda, uno de los prohombres del cantón de Cartagena en 1873; D.Saturnino Tortosa, un cuñado de Antoñete Gálvez y otros. Lérida: miembros del comité zorrillista. Sevilla: Los señores Mariano Casos, Montánchez, Juan y José Serrano, Manjón, Solana, Balbontin (hijo), Fernández Luque, Mingorance, Ariza, Gandullo, Lara, Ponce (Juan y José), Narciso Castro, Carreró, Corona, Páez (Ramón e Isidro), Aguirrevengoa, y García Arias. Badajoz: Narciso Vázquez, Rubén Lauda, Vicente Martínez, Francisco Carpintero, y varios oficiales del ejército. Málaga: Mesa, González y Jiménez. Lugo: Mosquera, Lequerica, Hermida, Alvarez, Vila, Ducás, Barreira, Ramón Rodríguez, Luis Bergne, Manuel Paz, y el capitán Reguera. Santander: Antonio María Coll y Puig (director de La Voz Montañesa), Manuel Leita (individuo federal del ayuntamiento), Restituto Collantes Obregón y José Suárez Quirós (abogados), Miguel Pérez Martínez (federal e individuo del ayuntamiento), Santos Landa (catedrático de 574
instituto), Policarpo Lasso (piloto mercante y presidente comité zorrillista), Vicente García (director del periódico La Coalición Republicana), Ernesto Ruiz Huidobro (federal e individuo del ayuntamiento). También se dijo que el señor Robert, concejal del ayuntamiento y afiliado al partido republicano federal, fue preso en Santoña. León: Eduardo Lozano y Pascual Pallarés.
226.- El Resumen, 22 y 24 septiembre de 1886. 227.- El Resumen, 20 septiembre de 1886; La aparente ineficacia del ejército leal en ésta como en anteriores rebeliones, es puesto de relieve por Daniel R.Headrick: op.cit., p.229; también ver el trabajo de Juan de Dios de Córdova: "Necesidad....", p.401. 228.- El Resumen, 29 junio de 1886. 229.- Ibidem.; El redactor del periódico, Augusto de Figueroa, destaca en palabras de López Domínguez el sentimiento de horror que le produce la política de los cuarteles y la idea de sublevar batallones contra la monarquía, Idem., 6 agosto de 1887. 230.- El Imparcial, 21 septiembre de 1886. La falta de apoyo es un hecho constatado no sólo por lo que se refiere a la jerarquía militar, acomodada al régimen vigente, sino también al conjunto del cuerpo social. Headrick explica este retraimiento por la desconfianza reinante entre los conspiradores y los civiles, dado que aquellos temían un debilitamiento de la disciplina, y además no se identificaban con las premisas ideológicas de los sectores obreros y campesinos más revolucionarios, p.231. 231.- Dos periódicos de provincias, El Graduador y La Unión Democrática, vinculados con el progresismo, condenaron enérgicamente el movimiento revolucionario, pero responsabilizaban del estado político existente y sus contingencias a la nobleza española, suponiendo que la conspiración se había hecho en sentido isabelino.
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232.- Estas declaraciones fueron hechas por Castelar al periódico de provincias El Eco de San Sebastian, y reproducidas por El Globo y El Resumen los días 23 y 24 septiembre. 233.- El Resumen, 24 septiembre de 1886. 234.- El Resumen, 24 septiembre de 1886. 235.- Cuando el día 9 de noviembre se termine la vista de las causas seguidas a los insurrectos militares de los sucesos del 19, doscientos dieciseis sargentos, cabos y soldados de Albuera y Garellano serán condenados a reclusión militar perpetua, y tres mayores de 15 años y menores de 18, a doce años y un día, El Resumen, 10 noviembre de 1886; AA.VV.: Manuel Alonso Martínez. Vida y Obra, Burgos, 1991, p.204. 236.- El Resumen, 3 octubre de 1886. 237.- El Resumen, 3 octubre de 1886. 238.- Ibidem. 239.- El Liberal, 3 octubre de 1886; El Resumen confirma la adhesión de los carlistas, y destaca periódicos como El Globo, El Imparcial, o el mismo Liberal, entre los que han pedido clemencia, op.cit., 4 y 5 octubre de 1886. 240.- Sobre las razones que motivan la maniobra sagastina en el asunto del indulto, hay pareceres distinos. Mientras Carr afirma que intentó embaucar a su gabinete para perdonar a Villacampa con idea de provocar la ruptura de la conjunción electoral entre Salmerón y Zorrilla, op.cit., p.349; Martín Alonso, habla de la gran influencia que ejerció la reina sobre el jefe del gabinete, op.cit., p.40, y Gómez Aparicio de la presión ejercida por la masonería, op.cit., p.481.
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241.- El Globo, El Resumen, El Imparcial, El Liberal y La Opinión en sus ediciones del día 5 octubre de 1886. 242.- El día 5 a las 7 horas de la noche la Regente acordó el indulto cuyo texto oficial fue publicado como noticia de última hora en las páginas del diario reformista. Su contenido era el siguiente: "Reunido el Consejo de Ministros, el señor presidente dió cuenta de que habia enterado a S.M. la Reina del acuerdo adoptado anoche para que se cumplieran las sentencias dictadas por el Consejo Supremo de Guerra, y de que S.M. le rogó que nuevamente se deliberase y se viera si era posible conciliar los deberes del Gobierno con la benignidad que Su Majestad recomienda con el mayor empeño. En consecuencia el consejo, después de madura deliberacion, y oídos los pareceres de los ministros, acordo por mayoría proponer a Su Majestad la conmutacion de la pena de muerte impuesta á los reos (...) por la inmediata de reclusion perpetua que cumplirán en nuestras colonias de Africa y las accesorias que correspondan y por unanimidad: 1-Que se procure por cuantos medios estén al alcance del gobierno auxiliar la accion de los tribunales á fin de que se descubra y castigue con todo el vigor de la ley á los autores de los asesinatos cometidos en las personas del brigadier D.Clemente Velarde y del coronel Conde de Mirasol. 2-Que apenas se abran las Cortes, se someta á su deliberacion un proyecto de ley, por el cual se conceda á las viudas de aquellos distinguidos militares una pension que con la comodidad legal á que tienen derecho, complete el sueldo que disfrutaban los pundonorosos jefes víctimas del cumplimiento del deber. 3-Que se proceda inmediatamente y activamente á la averiguacion, persecucion y castigo de las personas responsables de la noticia falsa que han publicado los periódicos de la mañana sobre los acuerdos adoptados en el consejo de anoche..".
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243.- El Globo y El Liberal, 6 octubre de 1886. 244.- La República, 6 octubre de 1886. 245.- El Liberal, 25 septiembre de 1886. 246.- El Resumen, 23 octubre de 1886. 247.- Derivado de las excepcionales circunstancias y en cumplimiento del mandato de la autoridad militar, varios diarios políticos dieron a conocer su decisión de suspender la publicación por unos días (El Progreso), o por lo menos, ciertas secciones destinadas a noticias sobre los sucesos más culminantes (El Resumen, El Correo..), 24 septiembre de 1886. 248.- El Resumen, 23 y 26 septiembre de 1886. 249.- La Epoca, 29 septiembre de 1886. 250.- El Globo, 30 septiembre de 1886. 251.- En los primeros momentos se comentó que, tanto El Correo como La Correspondencia habían quedado fuera de la acción punitiva promovida por las autoridades, lo que -a decir del Liberal- demostraba las preferencias del Ministerio de Gobernación. Pero poco después La Correspondencia de España rectificaba parte del error incluyéndose en la lista de periódicos que publica El Resumen, 6, 7 y 8 octubre de 1886. 252.- Cuando el día 15 se da a conocer el fin del estado de guerra y se rompe el mutismo oficial, la versión que ofrece de los hechos del 19 no difiere casi nada de la dada por la prensa en los primeros días -según comentan diarios como El Resumen o El Imparcial- y además, tampoco aclara las dudas que se tenían sobre el modo de obrar del gobierno y la dirección militar en la prevención y posterior represión del movimiento. Las responsabilidades, pués, quedaban pendientes, op.cit., 15 y 16 de octubre. 578
253.- Años después (1892), Juan de Madariaga fundaba el Centro del Ejército y la Armada, con el fin de extinguir de una vez por todas las cuarteladas o pronunciamientos, abriendo una vía de debate e intercambio de opiniones a través de "asociaciones tranquilas de las ideas", que permitieran esbozar las líneas generales de una política satisfactoria para el ejército, Torre-Vélez, conde de (Juan Madariaga y Suárez): El bandolerismo político, Madrid, 1917, p.373. 254.- En la noche (10 h.) del día 5 de enero, se produjo la fuga de 9 sargentos encerrados en la prisión militar de San Francisco a raíz de la intentona fallida del 19. Tanto el Ministerio de Guerra como el gobierno civil de la provincia tardaron casi cuatro horas en conocer la noticia, demora que fue muy criticada por algunos periódicos como El Imparcial, y El Resumen quien aprovecha para calificar al ministro responsable y al gobierno en general de "ignorante, torpe, inepto e incapaz", y recordarle que, a juzgar por los hechos, la fuerza orígen del motín de Villacampa no había sido abatida todavía, op.cit. 6, 7 y 8 de enero de 1887. 255.- Ibidem. 256.- En el Congreso se leyó el programa de reformas relativo a los ministerios de Guerra, Marina y Ultramar. Los temas citados fueron: retiros, división territorial, reforma administrativa militar, cuadro de la oficialidad, creación de fuerzas navales, establecimiento de industrias para fabricación de material, y una ley provincial para Cuba y Puerto Rico, El Resumen, 18 Noviembre de 1886. 257.- El Resumen, 29-30 septiembre de 1886.
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258.- Ibidem. 259.- Estas declaraciones fueron hechas por el general a un corresponsal francés del Journal des Desbats, y publicadas por el órgano reformista, 10 noviembre de 1886. 260.- En agosto del año siguiente, se constituyó con el nombre de "Villacampa" un grupo de librepensadores en Burdeos, bajo los auspicios de la liga anticlerical universal, rama española. Acogió en su seno tanto a civiles como a militares, todos ellos afines a Ruiz Zorrilla. Esta información fue publicada por el órgano, monárquico, liberal e independiente, El Dia y recogida en las páginas del Resumen, 5 agosto de 1887. 261.- D.P.: Los Ejército permanentes..., pp.4-5. 262.- Headrick, D.R.: op.cit., p.47. 263.- Cardona, G.: "El imposible reformismo militar de la Restauración (1875-1931)" en España entre dos siglos (1875-1931) Continuidad y Cambio, VII Coloquio de Historia Contemporánea de España dirigido por M.Tuñón de Lara, Madrid, 1991, p.40. El reformismo de López Domínguez no fue más allá que el de sus antecesores en el cargo. En 1892, cuando ocupaba la cartera de Guerra se aprobó un "presupuesto de paz" recortando los gastos de material, instrucción, sueldos, equipo y número de soldados. La reducción del presupuesto fue leve y no superó los 25 millones. 264.- Estadística de los presupuestos generales del Estado y de los resultados que ha ofrecido su liquidación, Años 1850-1891, Madrid, 1891, pp.24-25; Fernández Bastarreche, F.: El Ejército..., pp.76-78. Presenta una tabla de presupuestos desde el año 1843 a 1874, en términos de millones/reales, y cifra en 550 millones de reales (algo más de 137 mill/pesetas) la cantidad destinada al ministerio de Guerra al final de los años ochenta. Headrick utilizando las estadísticas eleva esa cantidad hasta 152 millones/pesetas, lo que significa que una vez más hay disparidad en las cifras, op.cit., p.273.
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265.- Estadística de los presupuestos..., pp.18-19 y 24-25; Romanones aporta los gastos del ministerio de la Guerra señalando los pagos ejecutados: en 1884-85, 145.311 pesetas; en 1885-86, 156.002 ptas.; en 1886-87, 159.754 ptas.; en 1887-88, 156.456 ptas. y en 1888-89, 152.861 pesetas, Obras Completas, volúmen II, p.533. 266.- El Resumen, 11 marzo y 8 abril de 1885. 267.- El Resumen, 12 mayo de 1885. 268.- Fernández Almagro, Historia política..., volúmen II, pp.32 y 33. 269.- El Resumen, 4 mayo de 1886. 270.- Camacho había tramitado su dimisión el 30 de julio y fue sustituido por Joaquín López Puigcerver, v.Fernández Almagro, Historia..., volúmen II, p.34. 271.- La ley de 2 de agosto de 1886, viene a suprimir las cajas especiales al disponer que "desde el 1 de julio de 1886 se declaran obligaciones del Estado las contraídas por el Consejo de gobierno y administración del fondo de redenciones y enganches del servicio militar y del de premios para el servicio de la Marina, así como también los gastos de personal y material para la administración de los servicios que hoy tienen, y continuarán desempeñando con sujeción á las leyes y reglamentos especiales por que se rigen, y en su consecuencia se incluirán en los presupuestos generales del Estado los créditos necesarios para el pago de dichas atenciones", Colección Legislativa, vol.7, pp.765-66; Fernández Almagro, Historia..., vol.II, p.33. 272.- El Resumen, 6-7 mayo y 10 julio de 1886.
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273.- El Resumen, 29 mayo de 1886, "Bocetos parlamentarios". 274.-El Resumen, 11 junio de 1887. El presupuesto de Fomento para el período 87-88 fue de 103.912.367 millones, v. Martínez Alcubilla, op.cit., Apéndice 1887, p.250. 275.- El Resumen, 6 abril de 1887. 276.- El Resumen, 6 de abril y 4 junio de 1887. 277.- El Resumen, 31 mayo de 1887. 278.- El Resumen, 1 junio de 1887. 279.- El Resumen, 22 y 25 de junio de 1887. 280.- El Resumen, 19 mayo de 1885. 281.- Alonso, J.R.: Historia Política..., p.418; Martínez Alcubilla, Apéndice 87, p.249-50 ; El Resumen, 7 abril de 1888. 282.- El Resumen, 6 junio de 1886. 283.- El Resumen, 22 enero y 27 febrero de 1886. 284.- Carr, R.: op.cit., p.248.
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285.- Michel Alpert analiza y define una tipología de los modelos de ejército tomando como base los existentes en Suiza, Francia y Alemania, todos ellos con servicio universal, La Reforma militar..., p.14. 286.- El Resumen, 31 mayo de 1885, `Carta de Berlín'; Para los conservadores, el modelo ideal era el francès, mientras los liberales buscan su referencia en el prusiano, con ciertos toques suizos e italianos, Puell Villa, J.M.: "Las reformas del General Cassola" en Revista de Historia Militar, Madrid, 1979, Año XXIII, núm.46, pp.15051. 287.- Alonso Baquer, M.: Aportación militar a la cartografía española en la historia contemporánea, Madrid, 1972, p.169. Este autor señala los recelos de algunos ideólogos españoles que vieron en el modelo prusiano un peligro para la supremacía del poder civil. 288.- No podemos olvidar el contencioso entablado entre España y Alemania por el control del archipiélago de Las Carolinas, problema que el arbitraje de la Curia romana consigue mitigar con los acuerdos de 1888, aunque no satisface plenamente al partido acaudillado por López Domínguez, ni tampoco a políticos del conservadurismo como Romero Robledo, El Resumen, 1 febrero de 1887. 289.- Juvè y Sierra, J.: El ejército español al nivel de los demás de Europa. Ejército permanente sin quintas ni servicio militar obligatorio y dignificación del soldado. Reformas indispensables en la organización de nuestro ejército... Defensa nacional 2.328. 905 combatientes, Valencia, 1888, pp. 363-365. 290.- Navarrete, J.: Las llaves del Reconquista de Gibraltar, Madrid, 1883. 291.- Ibidem., p.XII.
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Estrecho.
Estudio
sobre
la
292.- Ibidem., p.XV. 293.- El Resumen, 7 abril de 1885. 294.- El Resumen, 18 abril de 1885. 295.- El Resumen, 3 y 6 julio de 1885. El presupuesto correspondiente a este año para Cuba era el siguiente: Los gastos: 31.169.653'49 pesos, de cuya suma deducida la de 382.143'79 que se reclaman para formalizar pagos por ejercicios anteriores, queda un total líquido de gastos a satisfacer de 30.787.509'70. Los ingresos para cubrir las obligaciones se calculan en 30.790.109'70 pesos, Diario de las Sesiones de Córtes, Ley sancionada por S.M. y publicada en el Senado sobre presupuestos generales del Estado en la Isla de Cuba para el año económico 1885-86, Madrid, 1886, Apéndice trigésimocuarto al número 3, p.1. 296.- Gayoso, J.: Estudios sobre la marina militar, Madrid, 1860, p.103. 297.- Durán, N.: La Unión Liberal y la modernización de la España isabelina; Una convivencia frustrada (1854-1868), Madrid, 1979, p.156; 298.- Cervera Pery, J.: Marina y Política en la España del siglo XIX, Madrid, 1979, p.143. 299.- Maura Gamazo, G.: Historia crítica del reinado de Alfonso XIII durante su menoridad bajo la regencia de su madre Dña. María Cristina de Austria, Barcelona, 1919, vol.I, pp.96-97. 300.- Fernández Almagro, M.: Política naval de la España Moderna y Contemporánea, Madrid, 1946, p.175.
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301.- Almirall, V.: op.cit., p.125; Costa, J.: Marina española o la cuestión de la escuadra, Huesca, 1912, p.46. Durante el dictámen emitido en el Congreso español de Geografía colonial y mercantil sobre el tema señalado, Costa se pronunció en los siguientes términos: "... España ha retrocedido tan largo trecho desde Trafalgar, que sus marinos ni siquiera pueden ser derrotados, pués hasta para ser derrotado hace falta poseer una escuadra, y España no la tiene". 302.- El Resumen, 2 marzo de 1885. Se refiere presumiblemente al acorazado encargado a la empresa gala Forges et Chantiers. 303.- El Resumen, 28 febrero de 1885. 304.- El Resumen, 21 mayo de 1885. El artículo 12 del proyecto de reforma de las fuerzas navales, será nuevamente redactado, quedando la infantería de marina como ejército colonial dependiente del Ministerio de Marina. Hay sobre esta cuestión puntos de vista diferentes y piensa este periódico que la mayoría de los almirantes ni quieren que la infantería de marina desaparezca ni creen que ya no tenga nada que hacer a bordo. En contra de esta opinión está la del izquierdista Sr.Moret y del entonces fusionista Sr.Antonio Maura, partidarios de suprimirla. Por su parte El Resumen discrepa del Sr.Moret -a quien cuestiona su competencia sobre los asuntos militares- y afirma estar convencido de que esa fuerza era tan necesaria como la artillería, caballería e ingenieros, que de Guerra pasarían a la Marina, teniendo ésta el total gobierno militar de las colonias, v. idem. 5-6 junio 1885. 305.- El Resumen, 26 mayo de 1885. Desde sus páginas se muestra proclive a establecer una Academia general, porque cree que se economizaría y además cohexionaría a los miembros de los diferente cuerpos. Propone que el ingreso se produzca a partir de los 14 años hasta los 18. 306.- El Resumen, 9 abril de 1885, "El Mundo Militar" `Reformas de Marina'.
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307.- El Resumen, 1 marzo de 1885. Valenti Almirall, afirma que por estas fechas, la marina no disponía de un sólo acorazado de combate en buen estado de servicio, y las pocas fragatas existentes se habían quedado anticuadas, op.cit.,p.125. 308.- El Resumen, 16 septiembre de 1885. 309.- Matías López fue el fundador de la casa de chocolates que lleva su nombre (ampliamente anunciados en las páginas del periódico), y vocal del Consejo de Administración del Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Madrid. Ocupó un escaño como senador vitalicio, cargo que juró el 10 de enero de 1884, Sánchez Ortiz, M. y Berastegui, F.: Las primeras Cámaras de la Regencia. Datos electorales, estadísticos y biográficos, Madrid, 1886, p.67; Guía Oficial de España, Madrid, 1886, p.661. 310.- Los Ejércitos permanente..., por D.P., p.8. 311.- El Resumen, 22 abril de 1885. 312.- El Resumen, 18 junio de 1885. 313.- El Resumen, 9 junio de 1885. 314.- El Resumen, 24 julio de 1885. 315.- D.José María Beranger y Ruiz de Apodaca fue ministro del ramo hasta diez veces, tanto en gobiernos de signo liberal como conservador, Fernández Almagro, M.: Política naval..., p.176. 316.- El Resumen, 1 mayo de 1886.
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317.- El Resumen, 10-13 febrero y 16 marzo de 1886. 318.- El Resumen, 6 diciembre de 1886. Parece que en la aprobación de este crédito se contempló además el pago de las obras ya iniciadas del acorazado "Pelayo", v.Cervera Pery, J.: op.cit., p.146. 319.- El 17 de junio de 1886 fue presentado el proyecto Beranger en el Congreso, y el 2 de diciembre en el Senado, Fernández Almagro, M.: Política naval..., p.177. 320.- El Resumen, 28 noviembre de 1886. 321.- Torre Vélez, op.cit., pp.14 y 15. La biografía de este marino y ministro durante la Primera República, deja entrever un gran interés por los asuntos de la armada, cuyo fomento y reforma solicita en el folleto titulado Estudios sobre Marina que se publica en 1882. 322.- Salas Larrazábal, R.: op.cit., p.309. Explica que los fondos destinados a la realización de nuevos navíos, se "dilapidaron" y se cubrió el déficit comprando "un saldo de buques extranjeros sin considerar sus tipos, clases o características, y mucho menos su armamento". Esta imprevisión tendrá un coste muy alto, cuando España deba defender sus dominios de Ultramar enfrentándose a la potente escuadra de acorazados americana. Cervera Pery se remite a la Gaceta para describir el contenido de la ley y el coste total de la reforma: 19.000.000 de pesetas cada año, op.cit., p.147. 323.- El Real Decreto fue dado en Palacio el 30 de abril de 1886 y publicado en la Gaceta oficial los días 1 y 2 de mayo, El Resumen, 1 mayo 1886; Martínez Alcubilla, Apéndice 1886, pp.430-431. 324.- Alonso, J.R.: op.cit., p.419.
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325.- El Resumen, 24 julio de 1885, `El nuevo barco'. 326.- El Resumen, 20-24 y 25 septiembre de 1885. La Correspondencia Militar en colaboración con el Centro del Ejército y de la Armada abrió una suscripción para la construcción del torpedero "Ejército". El Secretario de la Junta directiva de la Sociedad "Gran Peña", D.Antonio Benavides, consideró el proyecto "noble y patriótico" y se comprometió a poner en conocimiento de los socios militares (la mayoría son civiles) la iniciativa, por si de forma individual desearan contribuir. 327.- El Resumen, 31 agosto de 1885. Reprocha la decisión del gobierno de armar la muy deteriorada fragata "Concepción", gastando 25.000 duros en un momento en que lo que se necesita es material nuevo y actualizado. Hace un llamamiento al ejecutivo para que sus iniciativas vayan dirigidas a proponer lo mejor -"no cascajos remendados"-, y solicita que se sume esta cantidad a la de los suscriptores para construir un nuevo barco. 328.- Armiñán, L. de: De actualidad. La Patria, los políticos y el ejército. Cartas y juicios del general Cassola, París, 1898. 329.- Fernández Bastarreche, F.: op.cit., p.40. 330.- Alvarez Builla, J.: Los dos primeros años de la Regencia, Madrid, 1889, pp.294-96. Hace un repaso de la conducta mantenida por las minorías de oposición ante las reformas de Cassola, comenzando por los conservadores y siguiendo con los republicanos y reformistas. 331.- El Resumen, 8 abril de 1885. 332.- Martínez Alcubilla, op.cit., tomo IV, pp.207 a 211; Reguera y Urrutia, op.cit., vol.7, Apéndice, pp.184 a 191. Véase texto completo de ambas leyes en Apéndice.
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333.- Martínez Alcubilla, M.: op.cit., Madrid 1886, p.239, volúmen IV. El artículo primero de este decreto, confirma la creación de una Academia "para todas las armas é institutos del ejército bajo la base de la actual Academia de Infantería". En el resto del articulado (8 artículos en total), se perfila la composición del profesorado con el número de titulares para cada arma: 2 de estado mayor, 4 de ingenieros, 6 de artillería, 6 de caballería y el resto de infantería; el número de alumnos, no más de 400; la organización de academias de aplicación para caballería, administración militar, estado mayor, artillería e ingenieros "para los oficiales de la general que pasen á hacer sus estudios en dichos Cuerpos" (art.3). La Academia General debía nutrir a las especiales pero si no lo hiciera en número suficiente, "éstas seguirán admitiendo libremente á concurso jóvenes de todas las procedencias como en la actualidad" (art.4). La redacción de los programas de ingreso y de estudio, no especificados aquí, correrían a cargo de la Dirección general de Instrucción militar, así como la duración de los estudios en las Academias especiales y se prórrogaba la entrada en vigor de dicho decreto para su aplicación a partir del concurso de 1883. El Reglamento de la A.G.M. se aprobó el 5 de marzo de éste último año, fijándose la edad de ingreso -entre 15 y 18 años-, las materias comprendidas en el examen de acceso -Geografía, Historia, Gramática, Matemáticas, Francés y Dibujo-, y la duración de los cursos -dos comunes y un tercero de preparación para ingreso en las respectivas academias de armas-, Busquets Bragulat, J.: El Militar de carrera en España, pp.40 y ss. Este autor ha estudiado la evolución de esta academia desde su creación hasta su tercera reapertura ordenada por decreto-ley de 27 de septiembre de 1940. 334.- Cardona, G.: "El imposible reformismo..", p.38. En cuanto al centro de instrucción creado por D.Arsenio para aproximar oficialidad de las distintas armas y cuerpos, fue disuelto en 1892 por López Domínguez, siguiendo el criterio de reducir gastos, y restaurado durante la dictadura de Primo de Rivera. 335.- El Resumen, 22 junio de 1886. Días después, se leían en el Senado unos proyectos sobre ascensos, recompensas y Estado Mayor para ser sometidos a debate, idem.18 julio de 1886. 336.- Ibidem.
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337.- El Resumen, 19 junio de 1886. 338.- El Resumen, 22 junio de 1886. 339.- El Resumen, 29 junio de 1886. 340.- "Somos el país -decía Cánovas del Castillo- que más ha alterado, que más a modificado su legislación en todo lo que va de siglo..", Discursos pronunciados por el Excmo.Sr.D.Antonio Cánovas del Castillo sobre el Proyecto de Ley Constitutiva del Ejército presentado al Congreso de los Diputados, por el General Cassola, Ministro de la Guerra, Madrid, 1888, p.12. 341.- Alonso Baquer, M.: "La Estructura del ejército en la época de Cassola", en Revista de Historia Militar, Madrid, 1988, Año XXXII, número 64, p.188. 342.- Puell Villa, F.: "El General Cassola, reformista militar de la Restauración", en Revista de Historia Militar, Madrid, año XXII, 1978, número 45, p.190. 343.- Según palabras de Javier Paredes, Cassola sí formó parte de la división expedicionaria que fue al citado país centroamericano, v. Paredes, J.: "Cien años de las reformas militares de Cassola" en el Suplemento semanal del períodico Ya, Madrid, 21 octubre de 1990, Año IV, número 155, p.30. 344.- José María Cassola había nacido en Hellín, el día 27 de agosto de 1838, Puell Villa, "El General Cassola..., p.189. 345.- El Resumen, 24 junio de 1887.
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346.- Puell Villa, "El General Cassola...", pp. 190-93. 347.- Alonso, J.R.: op.cit., p.414. 348.- Paredes, J.: op.cit., p.30; Payne, S.: op.cit., p.68. 349.- Martín Alonso, A.: op.cit., p.46; Alvarez Builla, .: Los dos primeros años, p.285; Cardona, G.: El problema militar..., p.108. 350.- El Resumen, 9 marzo de 1887. Este día anunciaba la reciente toma de posesión del nuevo ministro. 351.- El Resumen, 1 y 3 abril de 1887; El Imparcial, 16 abril de 1887. 352.- Diario de las Sesiones de Córtes. Congreso de los Diputados, "Proyecto de ley, presentado por el Sr.Ministro de la Guerra, referente á la constitutiva del ejército", Legislatura 1887, Apendice 6 al número 74, pp.1-14; Ibidem. "Proyecto de ley, presentado por el Sr.Ministro de la Guerra, suprimiendo las retenciones sobre los sueldos de los jefes, oficiales y clases asimiladas del ejército, y creando un Banco militar de préstamos", Apéndice sétimo al número 74, pp.1-3 (véase ambos textos en Apéndice); Puell Villa, "Las reformas del general Cassola" en Revista de Historia Militar, Madrid, año XXIII, 1979, número 46, pp.143-148. 353.- El Resumen, 21 abril de 1887; También el general Dabán veía el peligro de una dictadura militar si se permitía a los políticos intervenir en las cuestiones militares dejando estos asuntos en manos de gobiernos cambiantes, E.C. y J.P. de V.: Cassola. Reformas militares, Madrid, 1888, p.68-72. 354.- El Resumen, 23 abril de 1887.
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355.- Coincide La Epoca en que el fin es bueno, pero "impracticable" la vía diseñada para alcanzarlo. "No es posible -dice- hacer del ejército una colectividad aparte de las demás que contribuyen á la vida oficial del país, en cuyo servicio se confunden como uno solo todos los organismos del Estado. Con igual razón podrían pedir los empleados de la Administración civil que se crease para ellos una institución análoga, y esto sería demasiado...", op.cit., 23 abril de 1887. 356.- El Resumen, 22 y 23 abril de 1887. 357.- Pi y Margall consideraba la facultad de redención en metálico como la principal causa de proletarización de las clases medias y de la desaparición de los pequeños capitales en España, v. Sales, N.: Servei militar..., p.148. 358.- El Resumen, 23, 25 y 27 abril de 1877. 359.- La Epoca, 22, 23 abril de 1887. Hace una pequeña reseña de los puntos más importantes comprendidos en el proyecto y, después de avisar que añadirá un suplemento al número ordinario correspondiente para dar a conocer el texto íntegro, expone sus opiniones al respecto. 360.- Discursos pronunciados por (...) Cánovas del Castillo..., pp.3235 y 65-66. Esta alocución tuvo lugar el 7 de marzo de 1888. 361.- Busquets, J.: El militar de carrera en España, Barcelona, 1982, p.20-21. Cassola no era ajeno a la oposición que iban a ofrecer ciertos grupos sociales contrarios a que sus vástagos convivieran con "los hijos del pueblo" en las mismas y deficientes instalaciones militares, e hizo un intento de aproximación afirmando que "entendía la resistencia que oponen la aristocracia y una parte de la clase media, por haber malos cuarteles, pero el sistema obligatorio se puede ir estableciendo de manera que algunos puedan dormir en sus casas y no en los cuarteles. En cualquier caso asegura que "se puede establecer este servicio obligatorio sin reconocer privilegios a nadie", El Resumen, 6 abril de 1887.
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362.- La Epoca, 23 abril de 1887. 363.- Martín A.: op.cit., p.49. 364.- Los Ejércitos Permanentes..., p.3 y 7. 365.- Ibidem., p.5. 366.- Ibidem., pp. 15-16. 367.- La utilización de la bibligrafía no me ha permitido identificar a esta persona, pero sí corroborar que no se trata del ministro de Ultramar en el gabinete de Posada Herrera (1883) cuyo nombre era Estanislao. Tampoco de ninguno de los hijos de éste, Félix y Julián. El primero abogado, diputado por el partido liberal en 1886 y doblemente ministro de Agricultura (1902) y de Hacienda (1912). El segundo, militar y académico de la Historia. Sin embargo, el común apellido parece establecer cierta relación de parentesco con los anteriores, v.Suárez Inclán y Aravaca, P.: El problema del reclutamiento en España, Madrid, 1905. 368.- Suárez Inclán, P.: op.cit., p.49. 369.- Ibidem., p.52. 370.- Ibidem., pp.67 y 81-83. 371.- A fines de Agosto había hecho público un pequeño folleto con el título Los principios de elección y de antigüedad, en su aplicación á los ascensos de los Jefes y Oficiales del Ejército, citado en Discusión..., Madrid, 1886, p.6.
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372.- Ibidem, p.1. 373.- Ibidem, p.7. 374.- Publicación de tendencia gambettista (1880-1901), v. Histoire Générale de la Presse Française, París, 1972, vol.3, p.384. 375.- Progrès.., 4 Septiembre de 1886, cit. en Discusión..., p.10. 376.- Discusión sobre sistemas de asccensos..., p.11. 377.- Ibidem, pp.45-46. 378.- D.Julián González Parrado, coronel de infantería, fue otro acérrimos defensor del ejército permanente nutrido mediante el servicio obligatorio, al que consideraba como "el único sistema justo y razonable", v. Divagaciones militares. Colección de artículos de ..., Manila, 1898, p.19. 379.- González Parrado: Divagaciones..., p.157. 380. Ibidem., pp.159-169. 381.- Payne, S.: Los militares..., p.70; Busquets, J.: El Militar.., p.25. 382.- El Resumen, 18 mayo de 1887. En la jornada anterior, recordaba tan significada fecha, a la vez que comentaba el indulto que la reina daría con ocasión del primer aniversario del nacimiento de su hijo, conmutando penas a los soldados sentenciados por el delito de rebelión del 19 de septiembre, Ibidem. 17 mayo de 1887.
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383.- Ibidem.; Alvarez Builla, p.297. 384.- Alvarez Builla, p.297. En palabras del autor, el diputado Sánchez Campomanes fue el que más hostigó al ministro de la Guerra por no castigar severamente el intento de constituir una Asociación militar para la defensa del principio monárquico y de los intereses y prestigio del Ejército. 385.- El Resumen, 12, 14 abril y 4 mayo de 1887. 386.- El Resumen, 4 mayo de 1887. 387.- La Epoca, 14 abril de 1887. 388.- El Resumen, 14 de abril de 1887. 389.- El Liberal, 5 mayo de 1887. 390.- El Resumen, 18 mayo de 1887. 391.- Alonso, J.R.: op.cit., p.415-416. 392.- El Resumen, 30 abril de 1887; Headrick alude a un rumor que, de ser verdad, podría interpretarse como síntoma de cierta división en las armas facultativas. La información recogida en un diario madrileño, mencionaba la presentación por aquel colectivo de una solicitud para la aprobación inmediata de las reformas, op.cit., p.238 cit. La Epoca, 29 septiembre de 1888.
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393.- El Resumen, 1 mayor de 1887. 394.- El general de Estado Mayor Julián Suárez Inclán fue uno de los que alzaron su voz contra este aspecto del proyecto particularmente, por considerarlo como una afrenta a su honor. En palabras suyas, la reforma militar es conveniente y además urge, pero no coincide con la fórmula proyectada por el ministro, de ahí que salga en defensa del Cuerpo de Estado Mayor, al que ve amenazado, o defienda el dualismo existente por entender que no lesiona los intereses de ningún arma del ejército, "Discurso del Sr.Suárez Inclán para alusiones el día 21 febrero de 1888" v. Diario de las Sesiones de Cortes, Congreso, Legislatura 1887-88, Tomo III, número 52, pp.1313-1317. 395.- Romanones, Obras..., Tomo II, p.361. 396.- El día 25 de abril se hicieron los nombramientos en el Congreso, quedando victoriosa la candidatura oficial. Esta había sido presentada por el Sr.Alix frente a la del general Dabán quien, despechado, afirmó desde ese momento su libertad de acción. Los miembros de la comisión resultante fueron: los señores D.José Canalejas, D.Juan Muñoz Vargas, D.Andrés Mellado, D.Antonio García Alix, D.Federico Laviña, D.A.Domínguez Alfonso y D.Agustín de Laserna, El Resumen, 25 abril de 1887. 397.- Véase el discurso pronunciado por Canalejas el día 1 de marzo de 1888 en pro del proyecto de ley constitutiva del ejército, donde resalta los principales problemas de la institución militar, tales como su deficiente organización, el bajo nivel cultural de la tropa, la falta de una clase de suboficiales, los reducidos sueldos, los problemas de ascensos, el anticuado material y la ineficaz organización regional, Diario de las Sesiones de las Cortes. Congreso de los Diputados, Legislatura de 1887-88, tomo IV, número 60, pp.15211542. 398.- Alonso Baquer, M.: Estructura del Ejército...,p.198. 399.- Puell de la Villa, J.M.: "Las reformas...", pp.153-56.
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400.- Proyecto de Ley,...referente á la constitutiva del ejército en Diario..., p.12. 401.- El Resumen señala como habían circulado todo tipo de opiniones en relación con el grado de acuerdo alcanzado por la Comisión respecto a las propuestas de Cassola. Así mientras El Imparcial afirmaba que las modificaciones eran sólo de "detalle", especialmente las introducidas en el tema del servicio obligatorio, no falta quien asegura que las variaciones del proyecto son de tal importancia que modifican sustancialmente el pensamiento del ministro excepto en lo referente al servicio militar, op.cit., 21, 22, 24 y 25 mayo de 1887. 402.- Ese día reproduce el diario las intervenciones de Romero Robledo, López Domínguez, Moret y Cassola. El amplio discurso de Romero -esencialmente político y no técnico, según Moret- versó sobre los males del ejército y algunas de sus consecuencias, recordando lo acontecido el 19 de septiembre último. También aprovechó para denunciar la discriminación ejercida por el gobierno contra ciertos militares por razón de ideas. 403.- El Resumen, 23 mayo de 1887. 404.- El 19 de abril se aprobó a instancias del ministro de Ultramar, Víctor Balaguer, un contrato de prestación de servicios postales para Filipinas que beneficiaba ampliamente a la compañía adjudicataria. Este motivo era ya suficiente para levantar ampollas, pero peor fue el empeño del presidente en que se aprobara el proyecto haciendo de ello una cuestión de gabinete, y más cuando de todos era conocido que Gamazo respaldaba la idea. Gómez Aparicio señala que cierta prensa emprendió entonces una campaña "furibunda" -como haría poco después con la cuestión militar- e interpretó esta concesión como fruto de la excesiva influencia ejercida por Gamazo sobre el jefe del Ejecutivo. "La dictadura de Gamazo es un hecho -decía El Liberal- (...) Gamazo es Dios y Sagasta su profeta", Gómez Aparicio, op.cit., p.501 ext. del Liberal, 20 abril de 1887. 405.- El Código Civil fue aprobado dos años después, el 26 de mayo de 1889, Fernández Almagro, Historia..., volúmen II, p.54.
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406.- El Resumen, 30 abril de 1887. Pasado el tiempo, Alonso Martínez presentó sus quejas a Sagasta por la dilación que habían sufrido sus proyectos lo que -a su juicio- puso en juego su credibilidad ante la opinión pública que esperó ocho meses de legislatura sin ver aprobadas las reformas. Efectivamente, al cerrarse las sesiones quedaron pendientes de aprobación dos importantes cuestiones, amén de la militar: el estableciemiento del Jurado y los proyectos sobre el derecho de asociación, 30 junio de 1887. 407.- El Resumen, 10, 11, 12 de mayo de 1887. 408.- El Resumen, 13 y 30 mayo de 1887. 409.- El Resumen, 21 mayo de 1887. 410.- La Iberia se refiere a López Domínguez como uno de los políticos opuesto a la discusión de las reformas, lo que El Resumen, no tarda en desmentir diciendo que son sólo rumores para tapar el verdadero problema: la división en las filas fusionistas, 27 mayo de 1887. En opinión de Martín Alonso, una vez que los proyectos fueron puestos a discusión en las Cortes, Romero Robledo mostró verdadero empeño en que no fueran aprobados, "haciendo los debates interminables", op.cit., p.64. 411.- Para el órgano reformista, ese periódico reflejaba con exactitud el estado de opinión del presidente de gobierno, porque -a su entender-, "Sagasta piensa que el tiempo, las oposiciones y los sucesos se encargaran de poner fuera de juego los proyectos de Cassola", El Resumen, 26 mayo de 1887. 412.- El Resumen, 27 mayo y 3 junio de 1887. 413.- El Resumen, 11 mayo de 1887.
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414.- El líder del partido conservador, señala como muestra de la falta de unidad en el partido liberal, el hecho de que hubieraa tenido tres ministros de la Guerra y cada uno de ellos con distinto pensamiento sobre las reformas militares,v.Discursos pronunciados por el Excmo.Sr.D.Antonio Cánovas del Castillo sobre el proyecto de Ley Constitutiva del Ejército presentados al Congreso de los Diputados por el Sr. General Cassola, Mtro de la Guerra, Madrid, 1888, pp.6-7. 415.- El Diario Español, señala que los diputados ministeriales Ochando y Suárez Inclán llegaron a hacer suyas las enmiendas retiradas por los conservadores, para responder a los deseos del general Martínez Campos, colocándo a Cassola en una incómoda situación, Idem., 17 abril de 1888. 416.- El Resumen, 24 mayo de 1887. Un día después se refiere en una nota a la reunión de los diputados militares ortodoxos y los señores Dabán, Portuondo y Pando. También -informa- que asistió Laserna. El objeto era idéntico al de la reunión presidida por López horas antes: reparto de turnos y otras cuestiones...Explica que los tres turnos contra la totalidad del dictámen de la ley constitutiva, los consumirían Dabán, Orozco y Salcedo. Si se concedía un cuarto, intervendría López Domínguez, y los relativos al servicio militar obligatorio al igual que los ascensos, quedarían a cargo de Sánchez Bedoya, Ibidem., 25 mayo de 1887. 417.- Según publica El Resumen los banquetes celebrados por las armas generales indujeron a Martínez Campos a solicitar su dimisión. Aunque otros períodicos desmienten la noticia, el diario reformista dice que no otra cosa se desprende de las palabras del Capitán general de Madrid. A saber que, "lo ocurrido con motivo de los banquetes le colocaba en una situacion que no quería mantener por más tiempo" y que condenaba tajantemente tales celebraciones admitiendo la necesidad de castigar a los que habían asistido, Ibidem., 19 mayo de 1887. La iniciativa militar de respaldo a Cassola obligó a Martínez Campos a intervenir para evitar el enfrentamiento entre las armas, prohibiendo los actos promovidos por ingenieros y artilleros.
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418.- El Resumen, 12 mayo de 1887. Tales palabras fueron extraídas de La Correspondencia en su edición del 11 de mayo. Respondió López Domínguez diciendo que "...sólo concuerda con el criterio del general Cassola en algun detalle". 419.- Maura, Historia crítica..., volúmen I, p.65. También Alvarez Builla, insiste en afirmar que la prensa reformista había valorado inicialmente las reformas del ministro como "un plagio ó una copia disfrazada de los planes del General López Domínguez", aunque bien es verdad que después las combatiría "sañudamente", Alvarez Builla, op.cit., p.295-296. 420.- Desde el día 26 circula en la prensa la idea de que un director del Ministerio de Guerra se proponía combatir alguna de las reformas de Cassola. La Opinión, periódico ministerial, publicaba el 27, en relación con esos rumores, el nombre del director general de la Administración militar, señor Weyler, al que añade El Resumen el de otros militares discrepantes, Martínez Campos y Jovellar. También se hace eco de la solicitud presentada por Polavieja para abandonar su puesto al frente del distrito militar de Andalucía al no estar de acuerdo con el ministro, y asímismo, de la renuncia anunciada por el general Velasco al cargo de Subsecretario para el que había sido propuesto. Los periódicos ortodoxos se ocupan de destacar esta noticia afirmando que era ya el tercer general que había declinado el primer puesto de confianza cerca del ministro, El Resumen, 27 y 30 abril, 28 y 31 mayo de 1887. 421.- El Resumen, 9 y 10 mayo de 1887. Menciona que otros militares están dispuestos a secundar a Martínez Campos presentando su dimisión. Cita al brigadier Ochando. 422.- Alonso,J.R., op.cit., p.417. 423.- El Resumen, 16 mayo de 1887. 424.- El Resumen, 26 junio de 1887. 425.- El Resumen, 28 junio de 1887.
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426.- Los firmantes eran: Salamanca, Prendergast, San Román, Tassara, Pieltain y Fuentefiel. El Resumen, 30 junio de 1887. 427.- El Resumen, 30 junio, 1 y 2 julio de 1887. 428.- El Resumen, 2 julio de 1887. 429.- El Resumen, 4 julio de 1887. 430.- El texto de la sesión senatorial queda reproducido en la tercera página del número correspondiente al 3 de julio, un día después de que se efectuara. 431.- El Resumen, 4 julio de 1887. 432.- Al día siguiente La Epoca desmentía esas palabras asegurando que en ningún caso los conservadores habían dejado solo al Director de Infantería, El Resumen, 3 julio de 1887. 433.- El Resumen, 1 julio de 1887. 434.- El Día, 3 julio de 1887. 435.- El Resumen, 4 julio de 1887. 436.-El Resumen, 24 marzo 1887. La intervención de López Domínguez tuvo lugar en el Congreso y fue reproducida en el diario tres días después, el 27 de ese mes.
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437.- El Resumen, 8 febrero de 1887. 438.- En la noche del día 22 terminaba en la Cámara popular la discusión de los presupuestos generales del Estado, y el 28 en el Senado, El Resumen 23-28 junio de 1887. La ley de jurado no se promulga hasta abril del año siguiente, Fernandez Almagro, Historia..., volúmen II, p.50. 439.- El 6 de julio es la fecha señalada por el periódico a raiz de los informes que obtiene de la conferencia ministerial reunida el 28 de junio. El objeto de tan "inesperado" consejo según la versión oficial era acordar el indulto a un reo que el mismo día entraba en capilla, pero para El Resumen, ocultaba la necesidad de poner fin a la situación irregular en que se encontraba el Gobierno, una vez evidenciado que las reformas militares no se discutirían al haber anunciado los senadores que, finalizados los debates presupuestarios, estaban decididos a no discutir ni votar ninguna nueva ley, Idem, 28 junio de 1887. 440.- Romero Robledo dirigió la campaña de la minoría reformista contra los proyectos del ministro sin escatimar medios para hostigarle, Alvarez Builla, pp.295-6. 441.- Sobre el cierre de sesiones también comenta las divergencias surgidas entre los "martistas" y los "elementos conservadores de la mayoría". Opina que mientras los primeros no querían exponer al fracaso a Cassola y por tanto aspiraban a que las Cortes se cerraran trabajando para que el decreto se leyera a primera hora del día; los segundos, hacían lo imposible en sentido contrario pués todavía confiaban que las oposiciones hicieran trizas la personalidad política del ministro y por eso deseaban que las sesiones continuaran dos o tres días más, El Resumen, 4 julio de 1887. 442.- El Resumen, 6 julio de 1887. 443.- También están presentes otros asuntos tales, como las nuevas leyes relativas al matrimonio y Código Civil así como la cuestión del Jurado, sancionada en marzo, Martín Alonso, op.cit., p.63.
602
444.- Alpert, M.: p.88; Martín Alonso, A.: op.cit., p.64. 445.- Entre sus defensores dos períodicos: La Correspondencia Militar y El Ejército Español. Este último se fundó el 2 de enero de 1888 con el único propósito de "defender los intereses militares" que veían recogidos en los proyectos de Cassola. Su promotor era el jefe de la Administración Militar, Eugenio Olavarría y Huarte, Gómez Aparicio, p.503. 446.- Seco Serrano, op.cit., p.213. 447.- Martín Alonso, p.64. 448.- El Resumen abría su edición del día 12 planteando la crisis sobre la base de los comentarios surgidos en el Consejo de Ministros de la noche anterior. Según este periódico, Cassola se había dirigido a sus correligionarios diciendo que si salía del Ministerio, tendría que ser por las reformas militares y por tanto el gobierno debería proclamar que "no las quiere" aún después de haberlas declarado cuestión de gobierno y hasta programa del Partido Liberal. Sagasta le respondió que esto no era posible; que todos coincidían en que debía haber crisis pero que no se le podía dar ese carácter, 12 junio de 1888. 449.González Goyeneche, sustituye al general general de Madrid, El Resumen, 15 junio de 1888.
en
la
Capitanía
450.- Fernández Almagro, Historia política..II, p.60. Martín Alonso, pp.70 y 71. 451.- El Imparcial, 14 junio de 1888.
603
452.- Headrick, p.238. 453.- El Resumen, 30 junio de 1887. 454.- El Resumen opina del recien llegado ministro de Guerra que aún sin pertenecer a partido alguno, "posee una reputacion acentuadísima de liberal y reformista". Ante la posible candidatura de Chinchilla, para reemplazar al señor Calleja en el mando de Cuba, el periódico se congratulaba diciendo: "Ese nombramiento sería acertadísimo por haber en España pocos generales que reunan las condiciones de carácter y mando que distinguen al actual Capitán General de Aragón", 11 diciembre de 1888 y 3 abril de 1887. 455.- A partir de 1893, algunos jefes y oficiales de artillería renunciaron a los ascensos no obtenidos por antigüedad, Vigón, J.: Historia de la Artillería española, Madrid, 1947, Apéndice II, volúmen III, p.297. 456.- Alonso Baquer, Estructura.., p.201;. 457.- Reguera y Urrutia, E.: Colección legislativa..., vol.7, pp.497506 (v.Apéndice); Alpert, M.: op.cit., p.90.; Cardona, G.: El problema militar.., p.109. 458.- Reguera y Urrutia, op.cit., p.498. 459.- Alpert, op.cit., p.95; Pérez Garzón, op.cit., p.157. 460.- Alonso Baquer, M.: Aportación militar..., 461.- Martínez Cuadrado, La Estructura.., pp.202 y 203.
burguesía...,
604
p.170. p.247;
Alonso
Baquer,
462.- El Resumen, 23, 26 y 27 abril de 1887. 463.- Ibidem., 26 abril de 1887. 464.- Ibidem., 27 abril de 1887. 465.- El Resumen se remite a una publicación profesional francesa, Spectateur Militaire, que en 1878 opinaba sobre el tema en este sentido: "Es una institucion antipopular y antimilitar; impopular, porque es un privilegio disfrazado que el Gobierno proporciona al rico; antimilitar, porque se priva al ejército de jóvenes que podrían ser buenos suboficiales y que por más que se haga no seran otra cosa que "petits militaires prétentieux..." 466.- El periódico extrae estas palabras del libro de Carlos Banús y Comás: Estudios de Arte e Historia militar, El Resumen, 27 abril 1887. 467.- Ibidem., 28 abril de 1887. Se refiere a los artículos 66, 68 y 70 del proyecto que tratan expecíficamente del tema. 468.- Goltz, Rüdiger von der (Züllichau 1865- Kinsegg, Schongau 1946). General alemán y ayuda de campo del Kaiser Guillermo II. En los años veinte se lanzó a la agitación nacionalista presidiendo en 1924 las Asociaciones patrióticas alemanas unificadas, Diccionario Larousse de Historia Universal, Barcelona, 1988, vol.III, p.1.586; El Resumen, 30 abril de 1887. Cita una de las obras de ese militar titulada Das Volh in Waffen, Berlín, 1883. 469.- Se cita la obra del Teniente general marqués de San Román: "El estado militar de España y sus necesidades" en Revista hispanoamericana, tomo I, números 1 y 4 , julio y agosto de 1881. También, el escrito de Banús: Organizacion de los ejércitos en operaciones, Barcelona, 1886, p.197.
605
470.- El Resumen, 30 abril de 1887. 471.- El Resumen, 8 marzo y 20 julio de 1887. 472.- "Discurso, por Excmo.Sr. López Domínguez sobre el proyecto de ley constitutiva del ejército, presentado al Congreso de los diputados por el Sr.General Cassola, Ministro de Guerra", v. Diario de las Sesiones de Cortes. Congreso, Legislatura 1887-88, 5 marzo de 1888, volúmen IV, número 63, p.1621. 473.- Señala como ejemplo de las condiciones que podrían requerirse a los aspirantes, el concurso, la instrucción, o la selección entre el primer tercio de la escala, Ibidem., pp.1619-20. 474.- Cita trabajos de: Lewal, Conde de Saint-Germain, coronel Bronsart Von Schellendorff, Henry, mariscal Bazaine, Berthier, Andressy, Rogniat, Ferraro, Haxo, Meriage, Arcon, Brack, barón de Lahure, Fay y Prevat, El Resumen, 1 mayo de 1887. 475.- Vidart y Schuch, L.: La Instrucción obligatoria. Estudios sobre la organización de la fuerza armada, Madrid, 1873, pp.5-7. Este proyecto de reforma apareció en El Imparcial el 18 de junio de 1872. 476.- Suárez Inclán, p. 62. 477.- Vidart: La instrucción militar..., pp.8-13. 478.- El Resumen, 9 mayo de 1887.
606
479.- Ibidem., 6 mayo de 1887. 480.- Ibidem., 11 y 14 mayo de 1887. 481.- Ibidem, 10 mayo de 1887. 482.- El Resumen, 6 junio de 1887. 483.- El Resumen, 5 abril de 1887. Discurso pronunciado inauguración de la nueva sede del Círculo Liberal Reformista.
en
la
484.- El Resumen, 6 julio de 1887. El día 5 se había celebrado en la sede del Círculo de la Carrera de San Jerónimo la Junta general, con objeto de dar cuenta de los resultados que había ofrecido la suscripción abierta en socorro de las víctimas del incendio en la Opera de París. Pero las sucesivas intervenciones dieron juego además a otros temas: las reformas militares, el malestar y división en la institución armada, así como el dualismo observado en el gobierno. 485.- Se cita El Imparcial y El Liberal, 11, 18 y 23 mayo de 1887. 486.- Vigón: Historia..., volúmen II, p.143. 487.- Reguera y Urrutia, vol.8, p.1.848-1.852, (véase Apéndice). 488.- Martín Alonso, op.cit., p.157. 489.- En Vitoria, se desencadenaron los primeros incidentes el 7 de agosto prolongándose la tensión hasta que, el 6 de septiembre, se levantó el estado de sitio decretado por las autoridades, quienes no habían evitado tampoco recurrir a la intervención directa de la Guardia Civil. Paisanos y miembros de los gremios formaron una "Junta de defensa de los intereses locales" y alentaron una manifestación de protesta ante el paso del Ministro de la Guerra por la localidad, v. Gil Novales, "La conflictividad social...", pp.108 y 109; Martín Alonso, p.157. 607
490.- Alonso Baquer, Estructura.., p.201; Headrick, Ejército.., p.240. 491.- Reguera y Urrutia, vol.8, pp.1.839-1.848. 492. Payne, Los militares..., p.73. 493.- Jover Zamora, J.M.: "La época de la Restauración...", p.370; 494.- Pocos años después el coronel de Infantería, Gonzalez Parrado, mostraba su disconformidad con esa medida ministerial, convencido de que se debía centralizar todo el plantel de oficiales del ejército activo en una única academia, porque -dice- "no encontramos posible el evitarlo sin que subsista la heterogeneidad de procedencias y el pretexto de alejamiento entre unos y otros oficiales...". Defiende pués la uniformidad en la instrucción y el fin de los privilegios, y para mejorar el sistema educativo militar, propone algunas nociones vitales de un proyecto de reforma que, en esta materia, considera imprescindible realizar, v.González Parrado, J.: Divagaciones..., pp.127-131.
608
CONCLUSIONES
El
objetivo
inicial
del
presente
trabajo
de
investigación
consistía en acercarnos a uno de los aspectos quizás más relevantes de nuestra
historia
contemporánea,
esto
es,
la
política
de
reformas
militares generada en la época de la Restauración, que obedece al deseo de la sociedad civil de canalizar la denominada preponderancia del
ejército
en
la
vida
política
nacional.
Efectivamente
es
una
realidad incuestionable la adopción de fórmulas intervencionistas y mecanismos de suplantación del poder civil que adopta el ejército durante gran parte del siglo XIX, y asimismo la importancia capital que esa actitud tuvo en la evolución de la experiencia revolucionaria burguesa.
Frenar
ese
proceso
evitando
que
volvieran
a
producirse
situaciones semejantes, es el objetivo declarado del gran inspirador del régimen de la Restauración y su consecución es lo que propicia las sucesivas medidas adoptadas para dar satisfacción a la institución castrense, en la lógica de que atenuados los problemas profesionales del ejército -a tenor de la sensibilidad que se había despertado entre algunos
de
sus
miembros-
se
abriría
un
cauce
de
entendimiento
y
supeditación respecto a las instancias civiles lo cual impregnaría de 609
sentido
civilista
el
nuevo
régimen
monárquico.
Por
ende,
el
relanzamiento de la fuerza militar española en un momento en que era poco
competitiva
en
el
contexto
internacional
y
estaba
-no
injustamente- desprestigiada, a juzgar por los comentarios arrancados a los propios elementos militares y también civiles, podría contribuir a situar a España en el lugar que antaño ocupara dentro del ámbito internacional.
Pero resultaría simplista aludir a una única causa para explicar el protagonismo militar, pues la Historia nos demuestra, que en éste como en otros casos, son diversas las razones que confluyen en el desencadenamiento
de
los
hechos,
aun
cuando
actúan
con
distinta
intensidad. Es por ello que carece de rigor el planteamiento del fenómeno "militarista" si olvidamos penetrar en las responsabilidades civiles por cuanto éstos aglutinan en torno a sí a los elementos militares que le son afines -no hay que menospreciar sus inclinaciones ideológicas- para acabar instrumentalizándolos y con ello abren los primeros cauces de la dinámica intervencionista. Tal es la dificultad de la burguesía en minar y erradicar los pilares del Antiguo Régimen instaurando mecanismo legales propios del sistema representativo para el
cambio
en
el
poder,
en línea más acorde con la doctrina que
propugnaba esa clase ascendente.
610
Si bien es cierto, que no todas las situaciones históricas se nos presentan ajustadas a este esquema, pues no podemos pasar por alto que en
los
prolegómenos
del
constitucionalismo
español,
no
existen
recursos legales para la oposición al régimen y por tanto la única vía posible era tomar las armas, pero desde la instauración formal del régimen
liberal
tras
la
muerte
de
Fernando
VII,
es
la
propia
incapacidad sistemática de las fuerzas burguesas para eliminar los vicios que impregnan el sistema parlamentario -escasa participación de los españoles- y liberal -excesiva intervención de la Corona- sin lograr además dinamizar el desarrollo de las fuerzas productivas, lo que
permitirá
situaciones
anómalas
en
las
que
el
Ejército
se
constituye en institución muy poderosa. Debo añadir la incidencia que tuvieron
las
guerras
carlistas
y
los
conflictos
coloniales
como
condicionantes del carácter militar, dado la relevancia que adquieren los miembros del ejército en dichas confrontaciones.
Es precisamente el fantasma del espadón el que reaparece para devolver el trono a la dinastía borbónica en la figura de Alfonso XII, y sin embargo no era esta la fórmula deseada por los defensores civiles cuestión
del
trono
quienes
vía
pacífica.
por
preparaban Desde
ese
el
terreno
momento
para
habrá
resolver que
la
intentar
devolver a los militares a sus cuarteles, lo que no se lograría sin resistencia como tampoco sin compensaciones, algunas de las cuales, de gran
alcance,
se
contradicen
con 611
el
espíritu
civilista
que
se
propugnaba, de tal modo que aun consiguiendo durante unos años frenar el intervencionismo militar en sus formas anteriores no se acaba con su
deseo
de
protagonismo
alimentado
por
la
importante
función
de
vigilante del orden público que se le encomienda.
Paralelamente como señalamos en un principio se observa cierto empeño reformista tanto desde las filas del partido que lidera Cánovas como del liberal sagastino. Sin duda esta labor iba a resultar harto complicada,
más
si
consideramos
los
defectos
que
arrastraba
la
organización militar, algunos casi endémicos y totalmente arraigados privilegios,
macrocefalia,
corporativismo-
pero
no
insalvables
de
haberse revelado una mayor receptividad en los miembros del ejército y una más contundente voluntad de cambio en los gobernantes.
La política militar durante los años que nos ocupan, 1885-1888, varió a tenor de las fuerzas que integraban el ejecutivo, con medidas de
mayor
o
menor
alcance
según
los
titulares
de
Guerra
en
ese
período: el conservador Quesada y los liberales Jovellar, Castillo, Cassola,
O'Ryan
prioridades
de
y
Chinchilla.
cambio
dentro
Cada
del
uno
ejército
de y
ellos trabajó
definió para
las
hacerlo
efectivo, alcanzando diferentes resultados. Así nos hemos encontrado que, una vez definidas las líneas maestras para la organización del ejército en la Ley Constitutiva del 29 de noviembre de 1878, y tras los
proyectos
impulsados
por
Martínez 612
Campos
y
López
Domínguez
dirigidos a crear una Academia General Militar, reorganizar el Estado Mayor General y el arma de Infantería, otros les secundan inspirados por
el
ministro
Quesada
y
Jovellar,
para
reducir
las
escalas
de
Infantería y Caballería -mediante la creación de nuevas situaciones de reserva-, para mejorar el estado de la suboficialidad - facilitando destinos civiles a los sargentos- o alusivas a la clase de tropa definiendo fórmulas de reclutamiento y reemplazo-. A éstas siguió el Proyecto de Ley Constitutiva del Ejército impulsada por Manuel Cassola y la Ley Adicional a la Constitutiva aprobada en 1889 durante el mandato de Chinchilla.
Sin excepción los historiadores hoy reconocen un mayor nivel de compromiso
reformista
en
Cassola
-lo
que
explicaría
la
fuerte
contestación que desató- al que se cita junto a Manuel Azaña como verdaderos exponentes de cambio en el ejército. Efectivamente, hasta que entró en escena aquel general, las reformas que se plantearon tocaban
-sin
arriesgarse-
aspectos
parciales
y
secundarios
de
la
problemática militar tratando de desarrollar mediante leyes especiales lo prescrito en la ley del 78, mientras que con el proyecto del general murciano se propuso abordar los problemas de la institución armada en toda su plenitud tomando como punto de partida aquella ley pero introduciendo principios definidos y soluciones concretas a cada uno de ellos de tal manera que conformaran un cuerpo de doctrina y la base de una ambiciosa reforma estructural en la institución armada. 613
Son
conocidas
las
resistencias
a
este
plan
cuyas
líneas
directrices respondían a una concepción distinta en el enfoque del problema alejándose de la práctica habitual más proclive al "parche", pero además tomaba como objeto de las reformas aspectos esenciales ascensos, servicio militar- y por tanto más sensibles a la polémica. Años después, durante la República, el ministro de turno D.Manuel Azaña retomará la cuestión militar enfrentándose a nuevos problemas derivados de los acontecimientos producidos en el interim, tales como la pérdida colonial cubana, la derrota española en Annual, el apoyo dado a la dictadura de Primo de Rivera por algunos elementos del ejército
y
su
antirrepublicanismo
visceral.
Partiendo
de
esas
realidades pasadas y de las presentes que le tocaron vivir, luchará por constituir un ejército competente para la guerra defensiva según el modelo francés que advierte técnicamente más adecuado, y en ese esfuerzo deberá bucear nuevamente en todas y cada uno de los temas organizativos de la institución. Los resultados se concretaron en la reducción de la macrocefalia, del tiempo de servicio militar, del número de unidades militares, y la apertura de una vía legal para la promoción de los sargentos, pero su política no pudo concluirse por falta de tiempo y tampoco logró disminuir la oposición al régimen republicano,
haciendo
del
ejército
institución no partidista.
614
-como
hubiera
deseado-
una
Retomando
el
tema
concreto
que
nos
ocupa,
varias
son
las
cuestiones que se han barajado en este trabajo cuyo resultado es fruto del
estudio
y
reflexión
sobre
aspectos
tales
como
las
medidas
reorganizativas realizadas por los gobiernos de la Restauración, su alcance,
los
fallos
en
que
incurrieron
los
reformadores
y
las
alternativas si las hubo. En este sentido, debo decir que la oposición se mantuvo alerta en el seguimiento de las reformas y expuso en cada momento su crítica a los responsables de la política militar como lo hará
en
otros
terrenos.
No
obstante,
habrá
también
propuestas
concretas a temas puntuales.
El análisis de esas cuestiones se ha realizado desde la óptica del periódico El Resumen -interlocutor válido para conocer la política sustentada por el general López Domínguez y el partido que lidera- y aun constituyendo una información parcial, por tanto poco objetiva y limitada,
ofrece
un
enfoque
novedoso
del
problema
con
el
que
he
pretendido aportar una página más al conocimiento de dicha realidad.
Como se ha podido observar en las páginas de esta investigación El Resumen se configuró como un diario político y de noticias, editado en Madrid, de periodicidad diaria y con tirada verpertina de ámbito nacional.
Su
soporte
físico
sigue
los
moldes
de
otros
periódicos
madrileños de la época, tanto por lo que se refiere al voluminoso tamaño que va a hacerse mayor con el paso del tiempo, número de 615
páginas, y disposición de columnas y secciones. Comienza su andadura de la mano de un partido y de su jefe político en clara continuidad con la prensa madrileña aparecida en la primera mitad del siglo XIX. Actúa de nexo entre esa fuerza y su electorado y carece por tanto de independencia en los primeros años de su existencia hasta que los mismos vaivenes del sistema partidista acaban por abrir una fisura entre él y su promotor el general López Domínguez.
No obstante puede ser calificado de prensa informativa en la medida en que supera los márgenes puramente doctrinales y alcanza a desarrollar una labor de información, que trata de captar un público cada vez más numeroso. Además el momento histórico en que hace su aparición coincide con la tendencia, ya extendida fuera de España, a desarrollar los medios de comunicación en un sentido empresarial y dentro del juego de mercado, lo que significaba adecuar el contenido del periódico dándole mayor proyección social y redefinir las fórmulas de financiación.
En
esta
periodística
dirección sustentada
el por
diario tres
se
cauces:
configura mediante
como la
empresa
emisión
de
acciones y obligaciones, la venta por suscripción o en la calle y fundamentalmente con los ingresos obtenidos de la publicidad en la cuarta plana, que llenará con anuncios acordados mediante contrato con la Sociedad General de Anuncios Española. 616
Aunque los precios fijados para la adquisición del Resumen son competitivos y equiparables a los de otros periódicos de gran tirada como El Liberal, La Correspondencia de España, El Imparcial o El Globo, ello no revierte en su capacidad de difusión, de manera que aun alcanzando
una
buena
media
en
el
ranking
de
la
prensa
política
madrileña -sexto o séptimo lugar- tal como indican, con la consabida inexactitud, las cantidades pagadas en concepto de timbre, la suma global es muy inferior a la que liquidaron los grandes de la prensa.
Algunos estudiosos de la prensa española del diecinueve, han encontrado
en
este
diario
un
ejemplo
muy
claro
de
prensa
sensacionalista por el tratamiento que da a sus noticias, pero sin negar
la
validez
de
este
aserto,
debo
matizar
que
únicamente
he
observado señas que puedan corroborar esa opinión ante algunos hechos, de por sí más llamativos, como es el caso del Crimen de Fuencarral, en cuya detallada información intervinieron otros periódicos no tachados de amarillismo.
A cambio sí resaltaría su interés por la temática militar y de ahí que sus páginas cedan un lugar preeminente a las noticias de esta índole. No sorprende el sentido de este empeño, dado que entre los promotores del diario había varios sujetos vinculados a la profesión militar, empezando por su director Augusto Suárez de Figueroa, por lo 617
que
podemos
afirmar
que
dentro
de
los
periódicos
civiles
de
ese
género, El Resumen destaca por su matiz eminentemente militar, lo que le
confiere
un
sentido
patriótico
que
queda
contemplado
en
sus
escritos.
Reivindica su papel como portavoz oficial y autorizado de la Izquierda Liberal Dinástica y se proclama demócrata e izquierdista, en coherencia con la doctrina que predica el partido, cuyos miembros desde la ruptura con el fusionismo en noviembre del 82- demandarán un espacio
que
consideran
natural
dentro
del
abanico
partidista
del
momento como aglutinante de todas las fuerzas liberales que en su día estuvieron exigiendo
unidas por
por
tanto
la
el
programa
implantación
revolucionario del
sufragio
del
Sexenio,
universal
y
la
revisión de la Constitución del 76 con la incorporación de la tabla de derechos reconocidos en la del 69.
En estas reivindicaciones cifraba el partido de López Domínguez la panacea del buen gobierno, y salta a la vista hasta donde llega su supuesto izquierdismo, habida cuenta que era un partido claramente burgués y liberal, sin ningún tipo de connotaciones socialista. En realidad su programa se agotó con la obra realizada por el Partido Liberal, una vez democratizado el régimen en 1890 (excepción de las mujeres),
instaurado
el
Jurado
(1889)
y
reconocido
el
derecho
de
asociación, mientras en cuestiones tan cruciales como la religiosa se 618
alineaba con los conservadores reconociendo en la fórmula adoptada por la constitución vigente la más idónea para un pueblo católico como el español.
La
izquierda
liberal
quiso
ser
una
alternativa
al
grupo
de
Sagasta, pero en realidad su "corpus doctrinal" no plantea diferencias programáticas, únicamente es una cuestión de ritmo y procedimiento, y a lo sumo de talante personal en el ejercicio del poder.
Aunque en 1884, beneficiándose de su recién salida del gobierno, el partido liderado por Serrano - más tarde por López Domínguez-, obtendrá cinco escaños más que los fusionistas de Sagasta, el declive de esta formación no se hace esperar, de modo que los resultados electorales de 1886 demostrarán lo impracticable de esa pretensión y ni la forzada alianza con los heterodoxos romeristas les permitirá remontar posiciones si bien, por el contrario, quedan relegados a un cuarto puesto tras los republicanos. En el tránsito, se producirán sucesivos abandonos en sus filas e importantes personalidades como Moret, Montero Ríos, Martos o Víctor Balaguer entrarán en el juego de la conciliación incorporándose al Partido Liberal. En él acabará pasado el tiempo- el general López Domínguez, quién podrá detentar, aunque brevemente, la parcela de poder que tanto había ambicionado, primero como ministro de la Guerra en 1892 y después en la jefatura del gobierno en 1906. 619
Al
iniciar
la
alianza
con
los
disidentes
conservadores
que
culmina en la creación del Partido Reformista, se puso en juego la reforma
constitucional
con
uno
de
los
principios
doctrinales
más
importantes del programa de la izquierda, tal era la demanda del sufragio universal, a la que los romeristas eran totalmente ajenos. Por ello, debemos entender que si hubo algunos puntos coincidentes entre ambos como la defensa de la monarquía, esa institución estaba ya arropada por las principales fuerzas canovistas y sagastinas, por lo que era preciso ofrecer a los electores un programa coherente, menos vago y con postulados diferenciadores capaz de atraerse a la opinión.
Sus
contemporáneos
auguraron
ya
escasa
proyección
al
nuevo
partido e incluso, como observaron los posibilistas, la fusión de ambos grupos les restó credibilidad anulando la posibilidad de una tercera fuerza que hubiera actuado como contrapeso a un bipartidismo, por ende viciado. En mi opinión la unión con las huestes conservadoras fue
contraproducente
y
con
ella
quemó
el
último
cartucho
que
le
quedaba a la izquierda liberal.
Al general
López
Domínguez
le
faltó visión política y sobró
incoherencia. El bien de la Patria, la defensa de la Libertad y la Monarquía defecciones
fueron
sus
demostrarán
objetivos la
primordiales,
falta
de
apoyos
y
pero la
las
continuas
debilidad
de
su
política. Por otra parte incurrió en contradicciones, al tratar de 620
recabar
nuevos
correligionarios
a
toda
costa
y
relegar
lo
que
constituía la parte esencial de su programa cuando todavía faltaba largo camino por recorrer en esa dirección.
Este hombre, monárquico convencido, buscó el equilibrio político y social dentro de unas coordenadas de orden como buen liberal que era, y así optó por anteponerlo a las urnas en momentos tales como el golpe de Pavía, que acogió de sumo grado. En esa ocasión se tambalea el
espíritu
continuará
democrático
actuando
como
que
pretendía
paladín
de
la
defender,
sin
democracia
y
embargo, por
tanto
exigiendo la ampliación del sufragio. Ahora bien, resulta interesante comprobar
la
casi
total
ausencia
de
críticas
-por
parte
de
la
izquierda liberal y su líder- al sistema de "encasillado" vigente durante la Restauración, muestra inequívoca del alcance que tenían sus compromisos. En este terreno no había grandes diferencias respecto a conservadores y sagastinos.
Como
militar,
respondió
a
las
expectativas
profesionales
y
defendió los valores propios de la institución castrense, tales como la disciplina y el don de mando. Tales conceptos influyeron en su forma de entender la política y en su toma de posición ante los distintos acontecimientos que hubo de presenciar. Como miembro del ejército,
dejó
sentir
su
corporativismo
demandando
en
alta
voz
soluciones inmediatas para los problemas de la institución y muchas de 621
sus opiniones fueron fielmente recogidas por El Resumen e influyeron en la línea defendida por este diario ante la polémica abierta en el terreno militar.
A lo largo de este trabajo he podido conocer cuáles son los criterios
que
baraja
el
diario
sobre
el
ejército,
comprobando
el
relevante papel que le asigna como columna vertebral de la sociedad -a la que pide una mayor sensibilidad sobre el tema- y garante del Derecho. Es evidente que no concibe un buen funcionamiento de las sociedades modernas sin este elemento disuasorio.
En
su
páginas
reconoce
la
legitimidad
de
las
aspiraciones
militares, convencido de que no son demandas caprichosas sino, por el contrario, males que le aquejan tanto en el orden moral como material (exceso
de
personal,
míseros
sueldos,
falta
de
incentivos
profesionales, dificultad de movilización, material obsoleto..). Busca responsabilidades y las encuentra en la reiterada falta de voluntad política que venían demostrando los gobernantes para sacar al ejército del abandono en que estaba sumido, y por el contrario es excesivamente complaciente con el general López Domínguez cuya labor reformista, realizada durante la etapa en que se hizo cargo de la cartera de guerra, es considerada muy positiva. Justifica sus exiguos cambios por la
brevedad
del
mandato
del
general,
sin
embargo,
como
se
puede
observar en este estudio y reconociendo las limitaciones de tiempo, 622
hay que admitir que entonces ya faltó un plan -tan ambicioso y deseoso de erradicar los males desde su raíz- como el que propondrá Cassola. Igualmente
justificativo
se
muestra
con
los
miembros
del
ejército, a quienes ve como "víctimas" y casi nunca como "verdugos"", excepción hecha de los elementos militares que habían intentado en los últimos años transgredir la ley por la vía del pronunciamiento y la cuartelada, e incluso en este caso, les resta culpa asegurando que su falta de disciplina y espíritu militar era achacable al descontento profesional en que se encontraban y al que no habían dado respuesta los
poderes
"militarismo"
civiles. que
no
Este duda
será en
a
su
rechazar
entender
el
calificándolo
origen de
del
"crimen
vergonzoso" para el país. En este sentido he de señalar que tanto López Domínguez como sus correligionarios del partido, dieron entonces muestras de apoyo al régimen monárquico y expresaron su repulsa a estos métodos, pero a cambio el general no condenará el ataque que sufre El Resumen por parte de un grupo de oficiales en 1895, hecho que efectivamente no puede compararse con las iniciativas republicanas de los años ochenta, pero sí es un dato significativo para interpretar la posición de López Domínguez ante una posible ampliación de las atribuciones militares en el ámbito jurisdiccional relativo a los delitos de imprenta. Después de ver la insistencia con que el partido y su líder venían pidiendo reformas en el cuerpo militar, no deja de sorprender el acoso que ejercen sus miembros en el hemiciclo al ministro Cassola 623
artífice de un proyecto -sin duda el más estructural de los propuestos en esos años- con el que planteó abordar una nueva reestructuración del
ejército
sobre
la
base
más
racional
de
eliminar
algunos
privilegios y desigualdades existentes en su seno, preparándolo para cumplir con mayor eficacia su cometido. Si bien es verdad que, según nos consta por El Resumen, fue buena la acogida que se brindó al nuevo responsable críticas
de
no
Guerra
tardan
y
en
grandes
las
formularse
expectativas
haciendo
objeto
que de
abrió, ellas
las
temas
puntuales recogidos en el proyecto. Los aspectos más polémicos del proyecto se centran en torno a la obligatoriedad del servicio militar, la paridad de los ascensos para todas las armas y cuerpos del ejército, la nueva división territorial con la reducción de las regiones militares y la conversión en servicio del Cuerpo de Estado Mayor. Una vez reconocido el buen espíritu que inspiró el proyecto, se pasó a expresar la opinión que merecían los nuevos
cambios
contemplados.
Así
se
apoyó
desde
el
periódico
el
principio de obligatoriedad en el servicio de armas, como la fórmula más conveniente política y técnicamente hablando, además de justa y democrática. Pero se reivindica cambios complementarios antes de dar un
paso
tan
trascendental,
alegando
que
era
un
y
período
rechaza
el
insuficiente
voluntariado para
obtener
de
un
una
año, buena
instrucción. En el fondo de su crítica subyace un transfundo elitista y el afán de proteger a los hijos de las clases medias librándoles, como deseaban también los conservadores, del mal trago que suponía el 624
paso por cuarteles en condiciones precarias y de la prolongación de su actividad militar. Acusa al ministro de incurrir en imprecisiones respecto a la nueva división territorial y se pregunta cual es la razón de que sean ocho las regiones militares. Desaconseja el sistema de "localización" que
considera
levantisca
y
bueno, el
pero
peligro
no
de
para
España
defecciones.
dada
Tampoco
su
trayectoria
coincide
con
las
modificaciones planteadas sobre ascensos y recompensas, incentivo que cree
muy
necesario
para
mantener
la
moral
castrense,
pero
cuyo
tratamiento debería ser más meditado de lo que parece la propuesta de Cassola y, en cualquier caso, reconocer la especificidad de cada arma a
la
hora
claramente
de
su
promoción.
continuista
y
muy
Adopta poco
en
esta
renovadora
materia
una
resaltando
posición más
los
perjuicios derivados del cambio que las ventajas que ofrecería un sistema de ascensos más racional y menos expuesto a favoritismos y actitudes endogámicas. Como se ha venido viendo a lo largo de estas líneas, la oposición de este grupo significó una barrera -no la única ni la determinanteque el ministro Cassola debió franquear para hacer del proyecto una ley refrendada por los representantes nacionales tal y como era su deseo.
Sin
embargo,
no
ocurrió
así,
ni
tampoco
fue
el
partido
disidente de la izquierda liberal el que articuló una vía alternativa al
proyecto,
sin
caer
en
los
mismos
vicios
y
defectos
que
ya
arrastraba el ejército, lo más sugirió pequeños cambios -más formales 625
que profundos- en parte del articulado cuando no adoptó de plano una política destructiva solicitando la vuelta del texto al lugar de donde había partido.
626
APÉNDICES I Portada del Resumen correspondiente al primer número
627
II Ejemplar del periódico que incluye un Sumario
628
III Titular "sensacionalista" con ocasión del crimen de Archidona
629
IV Tipo de titular a media plana
630
V Cuadro de timbres para los años 1885-88
631
VI Relación de colaboradores del diario
632
633
VII Relación de secciones más frecuentes correspondientes a marzo y octubre de 1885-88
634
VIII Cartas de La Granja: el general de Salamanca y sus proyectos para Cuba
635
IX Ratificación de José Gutiérrez Abascal y contestación al general de Salamanca
636
X Texto relativo al abandono de la dirección del periódico por Adolfo Suárez de Figueroa
637
XI Texto relativo al abandono de varios colaboradores del periódico
638
639
XII Publicidad en la tercera y cuarta planta
640
XIII Publicación en el diario de la Ley de garantías
641
642
XIV Lista de socios del Círculo Reformista
643
XV Carta de Luis Vidart al director del Resumen pidiendo aclare su posición respecto a los cambios proyectados en el Cuerpo de Estado Mayor
644
645
XVI Contestación de Figueroa a Vidart
646
XVII Cartas de D. Luis Vidart a D. José López Domínguez exponiéndole sus ideas sobre distintos aspectos relativos a las reformas militares
647
648
649
650
651
652
653
654
655
656
657
658
659
660
661
XVIII Ley de 14 de mayo de 1883 relativa al Estado Mayor
662
663
XIX Real Decreto de 13 de Diciembre de 1883 relativo a la creación de la escala de reserva del Arma de Infantería
664
665
666
667
XX Proyecto de Ley presentado por el ministro Sr. Quesada creando la situación de reserva en el Arma de Infantería
668
669
XXI Ley de 6 de agosto de 1886 organizando de nuevo la escala de reserva del Arma de Infantería
670
671
XXII Ley de 11 de julio de 1885 sobre reclutamiento y reemplazo del ejército
672
673
674
675
676
677
678
679
680
681
682
683
684
685
686
687
688
689
690
691
692
693
694
695
XXIII Ley de 10 de julio de 1885 sobre provisión de empleos civiles a los sargentos
696
697
XXIV Reglamento aprobado por R.O. de 10 de octubre de 1885 para la aplicación de la ley de 10 de julio de ese año
698
699
700
701
702
703
704
705
706
707
708
709
XXV Ley Constitutiva del Ejército de 29 de noviembre de 1878
710
711
712
713
714
715
716
717
XXVI Real Decreto de 20 de febrero de 1882 creando la Academia militar general
718
XXVII Proyecto de Ley presentado por el Mtro. Sr. Cassola referente a la Constitutiva del Ejército
719
720
721
722
723
724
725
726
727
728
729
730
731
732
XXVIII Proyecto de Ley presentado por el Mtro. Sr. Cassola creando un Banco militar de préstamos
733
734
735
XXIX Ley adicional de la Constitutiva de 19 de julio de 1889
736
737
738
739
740
741
742
743
744
745
XXX Real Decreto de 22 de marzo de 1893 relativa a las nuevas regiones militares del territorio peninsular
746
747
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- VIDART Y SCHUCH, Luis: La instrucción militar obligatoria. Estudios sobre organización de la Fuerza Armada, Madrid, Imp. de Pedro Abienzo, 1873. - : Las reformas militares, Madrid, 1887.
- VIGON Y SUERO DIAZ, Jorge: Historia de la Artillería española, Madrid, 1947, 3 volúmenes.
- : Un personaje español del siglo XIX (El cuerpo de artillería), Madrid, 1947.
- VV.AA.: Las Fuerzas Armadas Españolas. Historia institucional y social, (dirigido por Mario Hernández Sánchez-Barba y Miguel Alonso Baquer), Madrid, 1986, 8 volúmenes.
II.- FUENTES IMPRESAS Y HEMEROGRAFICAS
a) Documentos oficiales
- Anuario Militar de España, publicado por el Estado Mayor Central del Ejército, Madrid, 1892.
- Diario de Sesiones de las Córtes Constituyentes de la República española, Congreso de los Diputados, Legislatura 1873-74, volumen I, 788
"Discurso pronunciado por el Sr.Romero Robledo el día 3 de julio de 1873", número 30, pp.516-523. - Ibidem..., "Discurso pronunciado por el Sr.Romero Robledo el día 4 de julio de 1873", número 31, pp.534-538.
-
Diario
de
las
Seseiones
de
Congreso
Córtes,
de
los
Diputados,
Legislatura 1882-83, 17 abril de 1883, "Ley sancionada por S.M., y publicada en el Congreso, sobre el Estado Mayor General del ejército, Apéndice tercero al número 111.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Senado,
Legislatura
1884-85,
volumen V, 23 abril de 1885, "Proyecto de Ley presentado por el Sr.Ministro
de
la
Guerra,
creando
la
situación
de
reserva
en
infantería y cuerpo de estado mayor de plazas y facultando al Gobierno para hacerla extensiva al arma de caballería", Apéndice primero al número 107, pp.1-2.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Ley
sancionada
por
S.M.
y
publicada en el Senado sobre presupuestos generales del Estado en la Isla de Cuba para el año económico 1885-86, Madrid, 1886, Apéndice 34 al número 3, p.1.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Congreso
de
los
Diputados,
Legislatura 1884-85, volumen XII, 9 julio de 1885, "Ley sancionada por 789
S.M., y publicada en el Congreso, sobre reclutamiento y reemplazo del ejército", Apéndice al número 1993, pp.1-23.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Congreso
Córtes,
de
los
Diputados,
Legislatura 1884-85, volumen XII, 8 julio de 1885, "Ley sancionada por S.M., y publicada en el Congreso, sobre provision de empleos civiles en los sargentos, y demás clases de tropa del ejército que reunan las condiciones que se determinan, Apéndice tercero al número 192, pp.1-2.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Congreso
de
los
Diputados,
Legislatura 1886-87, volumen IV, 22 abril de 1887, "Proyecto de Ley, presentado
por
el
Sr.Ministro
de
la
Guerra,
referente
á
la
constitutiva del ejército", Apéndice sexto al número 74, pp.1-14.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Congreso
de
los
Diputados,
Legislatura 1886-87, volumen IV, 22 abril de 1887, "Proyecto de Ley, presentado
por
retenciones
el
sobre
Sr.Ministro los
sueldos
de de
la
los
Guerra, jefes,
suprimiendo
oficiales
y
las
clases
asimiladas del ejército, y creando un Banco militar de préstamos", Apéndice sétimo al núm.74, pp.1-3.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Congreso
de
los
Diputados,
Legislatura 1887-88, volumen IV, "Discurso pronunciado por el General Cassola el día 8 de marzo de 1888", número 66, pp.1677-1700. 790
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Congreso
de
los
Diputados,
Legislatura 1887-88, volumen IV, "Discurso pronunciado por el General Cassola el día 9 de marzo de 1888", número 67, pp.1714-1728.
-
Diario
de
Legislatura
las
Sesiones
1887-88,
de
volumen
Córtes, III,
Congreso
"Discurso
de
los
Diputados,
pronunciado
por
el
Sr.Suárez Inclán para alusiones el día 21 de febrero de 1888", número 52, pp.1312-1320.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Congreso
de
los
Diputados,
Legislatura 1887-88, volumen IV, "Discurso pronunciado por el Sr. Canalejas
el
1
de
marzo
de
1888
en
pro
del
proyecto
de
ley
constitutiva del ejército", número 60, pp.1521-1542.
-
Diario
de
las
Sesiones
de
Córtes,
Congreso
de
los
Diputados,
Legislatura 1887-88, volumen IV, "Discurso pronunciado por el Sr. López
Domínguez
el
5
de
marzo de 1888 sobre el proyecto de ley
constitutiva del ejército...", número 63, pp.1614-1622.
- Escalafón del Estado Mayor General del Ejército en 1 de enero de 1885,
791
- Escalafon[es] del Estado Mayor General del Ejército..y Escalas de los Coroneles de las Armas, Cuerpos e Institutos, Madrid, Ministerio de la Guerra, 1896, 6 volúmenes. - Escalafón General del Arma de Infantería en 1 de enero de 1885, Madrid, Ministerio de la Guerra, Dirección General de Infantería, 1885. - Escalafón General del arma de Caballería en 1885, Madrid, Mterio. de la Guerra, Dirección General de Caballería, 1885.
-
Estadística
resultados
que
de ha
los
presupuestos
ofrecido
su
generales
liquidación,
del
Estado
Madrid,
y
de
Ministerio
los de
Hacienda, 1891, 2 volúmenes.
- Memorial del Depósito de la Guerra, Madrid, Imprenta del Depósito de la Guerra, 1871-1899. -: año 1884, volumen IV (XI de la Memoria sobre la organización militar en España), Madrid, 1886. -: año 1885, volumen V (XII de la Memoria sobre la organización militar en España), Madrid, 1887. -: año 1888, volumen VIII (XV de la Memoria sobre la organización militar en España), Madrid, 1890.
- Reseña Geográfica y Estadística de España, Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico, Madrid, 1888. 792
b) Fuentes manuscritas
- Expediente personal y militar del general José López Domínguez, Archivo General Militar de Segovia, Sección primera, Legajos, 1.369, 1.330, 1.331, 1.332, 1.333, 1.334.
- Expediente personal del teniente general Cassola. Archivo General Militar de Segovia, Sección Personal. Legajo, C-1935.
- Hoja de servicios del teniente general Cassola, Archivo General Militar de Segovia, Sección de Personal. Legajo, C-1935.
c) Publicaciones periódicas
- El Resumen, "Diario político y de Noticias con los ultimos sucesos de la tarde", Madrid, (1885). Años completos: 1885, 1886, 1887 y 1888. Ejemplares sueltos: 1, 2, 20, 23, 24, 28 de enero, 5, 27, 28 de abril, 30 de mayo, 1 de julio y 15, 16, 17 de octubre de 1889; 1 de enero, 15, 16, 17 y 18 de marzo, 4 y 5 de mayo, 1 y 30 de junio y 1 de julio a 31 de diciembre de 1890; 1 de julio a 31 diciembre de 1891; 1 de enero, 30 de junio y 2 de julio de 1892; 1 de enero, 2 de febrero y 8 de mayo de 1893; 1 de enero, 13, 14, 20 y 26 de marzo, 6, 7 y 29 de
793
abril, 2 de mayo, y 22, 30 de junio de 1895; 28 y 29 de junio de 1897; 1 de enero a 12 de noviembre de 1900.
- El Diario Español Político y Literario, Madrid, (1852). Ejemplares sueltos: 1 a 30 de abril de 1888.
- El Imparcial, "Diario Liberal", Madrid, (1867). Ejemplares sueltos: 1 a 6 de enero, 28 de febrero y 1 a 6 de marzo de 1885; 21 de septiembre, 5, 15 y 16 de octubre de 1886; 16 y 22 de abril de 1887; 14 de junio de 1888.
- La Epoca, Madrid, (1849). Ejemplares sueltos: 1, 2 y 3 de enero, 28 de febrero y 1 a 6 de marzo de 1885; 21 de octubre de 1886; 14, 22 y 23 de abril de 1887; 25 de abril y 29 de septiembre de 1888.
- El Liberal, Madrid, (1879). Ejemplares sueltos: 1 y 6 de enero, 28 de febrero y 1 de marzo de 1885; 3, 4, 5 y 6 de octubre de 1886; 14 de enero, 20 de abril, 5 de mayo y 28 de junio de 1887; 8 de abril de 1889.
- El Globo, "Diario Ilustrado, Político, Científico y Literario", Madrid, (1875). Ejemplares sueltos: 1 a 6 de enero de 1885; 23, 24 de septiembre y 5, 6 de octubre de 1886; 14 de enero y 4 de mayo de 1887.
794
- La Correspondencia de España, "Diario Universal de noticias. Eco imparcial de la opinión y de la prensa", Madrid, (1860). Ejemplares sueltos: 1 a 6 de enero, 28 de febrero, 1-6 de marzo de 1885.
- El Correo, Madrid, (1880). Ejemplares sueltos: 1 a 6 de enero de 1885; 13 y 14 de enero de 1887.
- La Iberia, "Diario Liberal", Madrid, (1868). Ejemplares sueltos: 1 a 6 de enero de 1885; 28 de junio de 1887.
- El País, "Diario Republicano Progresista", Madrid (1887). Ejemplares sueltos: 22 de junio a 31 diciembre de 1887; 28 de abril de 1888.
- La República, "Diario Federal", Madrid, (1884). Ejemplares sueltos: 6 de octubre de 1886.
- La Opinión, Madrid, (1886). Ejemplares sueltos: 26 de junio de 1887.
- Gaceta de Madrid, Imprenta Nacional, Madrid, 1885, 1886, 1887 y 1888:
Número 76, tomo I, primer trimestre (17 marzo 85). Ibid. 106, tomo II, segundo trimestre (16 abril 85). Ibid. 138, tomo II, segundo trimestre (18 mayo 85). 795
Ibid. 171, tomo II, segundo trimestre (20 junio 85). Ibid. 199, tomo III, tercer trimestre (18 julio 85). Ibid. 228, tomo III, tercer trimestre (16 agosto 85). Ibid. 260, tomo III, tercer trimestre (17 septiembre 85). Ibid. 290, tomo IV, cuarto trimestre (17 octubre 85). Ibid. 321, tomo IV, cuarto trimestre (17 noviembre 85). Ibid. 351, tomo IV, cuarto trimestre (17 diciembre 85). Ibid.
17, tomo I,
primer trimestre (17 enero 86).
Ibid.
47, tomo I,
primer trimestre (16 febrero 86).
Ibid.
74, tomo I,
primer trimestre (15 marzo 86).
Ibid. 107, tomo II, segundo trimestre (17 abril 86). Ibid. 136, tomo II, segundo trimestre (16 mayo 86). Ibid. 168, tomo II, segundo trimestre (17 junio 86). Ibid. 200, tomo III, tercer trimestre (19 julio 86). Ibid. 229, tomo III, tercer trimestre (17 agosto 86). Ibid. 260, tomo III, tercer trimestre (17 septiembre 86). Ibid. 289, tomo IV, cuarto trimestre (16 octubre 86). Ibid. 320, tomo IV, cuarto trimestre (16 noviembre 86). Ibid. 352, tomo IV, cuarto trimestre (18 diciembre 86). Ibid.
19, tomo I, primer trimestre (19 enero 87).
Ibid.
48, tomo I, primer trimestre (17 febrero 87).
Ibid.
75, tomo I, primer trimestre (16 marzo 87).
Ibid. 110, tomo II, segundo trimestre (20 abril 87). Ibid. 139, tomo II, segundo trimestre (19 mayo 87). 796
Ibid. 171, tomo II, segundo trimestre (20 junio 87). Ibid. 199, tomo III, tercer trimestre (18 julio 87). Ibid. 227, tomo III, tercer trimestre (15 agosto 87). Ibid. 260, tomo III, tercer trimestre (17 septiembre 87).
- Guía Oficial de España, Madrid, Imprenta Nacional, Años 1885, 1886, 1887 y 1888.
797