Persevera sin fin Yoandys López Pérez

Victoria es una palabra pequeña pero se escribe con letras grandes. Ser victorioso es mi deseo y seguro también es el suyo. Cada persona tiene sus estrategias y cualidades que le hacen permanecer en la ardua pelea de la vida; las armas de alguno pueden ser su sabiduría, valentía o muchas otras, pero, de seguro, estará de acuerdo conmigo en que la diferencia entre victoria y derrota comienza con P de perseverancia. Alejandro Magno, uno de los conquistadores más prestigiosos de todos los tiempos, lo sabía. Se cuenta que en una de sus grandes conquistas desembarcó en la playa de un lejano país y después de reagrupar sus hombres hizo que estos observaran como incendiaba los barcos que aseguraban su medio de transporte. Quizás sus hombres le miraron sorprendidos a lo que Alejandro exclamó: es necesario vencer y ya sabemos que la única forma de regreso es con la victoria. Esa es la que se logra después de mucha constancia. Una sabia mujer escribió: ¨ La mayor grandeza del hombre estriba en persistir sin que lo arredren los peores contratiempos; y en hacerlo en forma tal que aún para él mismo sea motivo de sorpresa lo firme de su perseverancia¨. La vida es difícil en sí misma y más aun cuando hemos decidido olvidarnos a nosotros en la intención de seguir a Jesús. Pues, no solo la vida cristiana es una larga carrera sino que en la mayor parte de esta se compite en terreno escabroso. Los recursos para vivirla los tenemos, nuestro buen Dios nos dice y muestra que he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. y que: ninguna cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Pero sí que quiere de nosotros la perseverancia y es que como dice la frase: Entre más camino más tropiezo y mientras más tropiezo más aprendo a caminar. La perseverancia que nos impulsa adelante cuando al parecer todo está perdido, esa fidelidad que hace que nuestro gran amigo diga de nosotros: Grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y es que lo bueno nunca es fácil y lo grato siempre cuesta. Quizás la pregunta de Jesús a nosotros no sea si deseamos vencer, sino si estamos dispuestos a proseguir. Ese es mi reto y tal vez también el tuyo. Mí exhortación es que no importa cuanto cueste aún con temor lucha, ya sin fuerza no importa, persevera. Pues, la verdad y sin temor a equivocarme ¡Vale la Pena!. Usado con permiso. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.