Peñarol vs. Boca, en el segundo capítulo

20 may. 2007 - El bahiense cumplió una tarea notable y fue decisivo en el éxito de los Spurs ante Phoenix; hoy, el prime
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Domingo 20 de mayo de 2007

La final de la Liga Nacional

Los playoffs de la NBA

Manu, en toda su dim mensión El bahiense cumplió una tarea notable y fue decisivo en el éxito de los Spurs ante Phoenix; hoy, el primer partido por la final del Oeste ante Utah

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AN ANTONIO.– Como siempre, apareció en los momentos decisivos y brilló en la etapa crítica de una serie durísima. Emanuel Ginóbili desplegó lo mejor de su juego y colaboró con una actuación superlativa en San Antonio Spurs, que le ganó a Phoenix Suns por 114-106, sentenció el duelo por 4-2 y se clasificó para la final de la Conferencia Oeste de la NBA. Sin tiempo para festejos ni respiros, el equipo de Gregg Popovich saldrá hoy al cancha para el primer capítulo ante Utah Jazz, que será transmitido desde las 16.30, por ESPN. El escolta bahiense fue el máximo anotador del conjunto texano; en 36 minutos, generó 33 puntos (7-9 en libres, 7-10 en dobles y 4-7 en triples), 11 rebotes, 6 asistencias y 4 recuperos. “Eso es lo que hace Manu. Es un jugador experimentado; está con mucha confianza y acostumbrado a esta clase de partidos”, dijo Popovich. Para derrotar a Phoenix, los Spurs también necesitaron de sus otras dos figuras: el francés Tony Parker anotó 30 puntos, 6 asistencias y 2 rebotes, y Tim Duncan aportó 24 puntos, 9 tapas y 13 rebotes (ocho ofensivos y cinco defensivos). El cordobés Fabricio Oberto comenzó como titular, y en poco más de diez minutos registró un doble, tres rebotes y una asistencia. En el comienzo, la propuesta de cortar el circuito entre Steve Nash y Amare Stoudemire –regresó tras su ausencia por suspensión en el quinto match– le dio resultados a los Spurs, pero los Suns emparejaron el score cuando promediaba el tercer cuarto, hasta adelantarse 59-58. En poco más de tres minutos, el conjunto de Popovich reaccionó con un parcial de 14-2, incluidos dos triples de Manu, para recuperar la delantera y entrar con ventaja al último parcial. Faltando nueve minutos, los texanos estaban 92-72. Nash, que hasta allí sólo había sumado tres puntos, apareció con una ráfaga de diez tantos de su cosecha para acortar otra vez las diferencias. Pero el ataque de los Suns llegó tarde. Ni siquiera les alcanzó con lo hecho por Stoudemire (38 puntos y 12 rebotes). Manu cerró una gran noche con 12 puntos en el último cuarto. Dos libres del bahiense, con el score 106-101, a 33 segundos del epílogo, terminaron por liquidar las aspiraciones de Phoenix. El equipo de Gregg Popovich accede a una final de conferencia por tercera vez en cinco años; en dos, San Antonio llegó a la gran final y se adueñó de los preciados anillos. Un dato importante: como San Antonio es el equipo de mejor récord en la temporada regular entre los cuatro que siguen en carrera, tendrá la ventaja de la localía en la definición del Oeste, y si avanza, también en la gran final. Ahora, ya hay que pensar en los Jazz. Utah vive una etapa de resurgimiento, casi una década después de su época dorada, cuando contaba con John Stockton y Karl Malone como estandartes; hoy, su figura es el ala pivot Carlos Boozer. Por el Este, el cruce será entre Detroit Pistons y los Cleveland Cavaliers, que vencieron a New Jersey por 88-72 y cerraron la semifinal por 4-2. www.nba.com

Emanuel Ginóbili / Para LA NACION

Empecé a embocar y crecí en confianza SAN ANTONIO.– Me preguntan qué cambió en mi juego en pocos días y la verdad es que la única diferencia que advierto es que empecé a embocar. Quizá no estaba tan fino con el aro, algo que arrastraba ya desde el final de la etapa regular. Y parecía que esa tendencia iba a continuar. Por suerte, no fue así: crecí en confianza y pude alcanzar un rendimiento que me dejó satisfecho, sobre todo en los dos últimos partidos de la gran serie con Phoenix. Hemos pasado una dura etapa. Eso sí: es una equivocación creer que porque les ganamos a los Suns ya estamos en la final de la NBA. Recuerdo que el año pasado sucedió lo mismo cuando nos tocaba enfrentar a Dallas: todos decían que era la final del Oeste anticipada. Cada rival merece respeto. Utah, con el que ya mismo empezamos la definición de la Conferencia Oeste, es difícil, áspero, joven y atlético. Los partidos con Phoenix son increíbles y desde adentro se siente que todo puede suceder. Si estás 15 puntos arriba, cualquiera puede pensar: “Listo, ganamos”. Y a los dos minutos el partido está empatado. Suele haber ráfagas de tantos para uno y

RESCATO LA ACTITUD MENTAL Fue una serie muy especial con Phoenix. Jugamos muy bien con la cabeza para cumplir con lo que nos propusimos: ser fríos y no perder la concentración en discusiones con los árbitros. Pero a no equivocarse: no fue la final del Oeste adelantada. Utah será un rival duro y áspero

otro lado. Si miramos los cotejos 4° y 5°, fueron un calco: en uno llevábamos una buena diferencia y lo perdimos, y en el siguiente los Suns parecían tener la victoria en el bolsillo y lo dimos vuelta. El 6° juego se resolvió con una de esas ráfagas impresionantes, en el tercer cuarto (14-2). Y después jugamos muy bien con la cabeza. Fue, de punta a punta, una eliminatoria muy especial, con situaciones que provocaron reacciones en los jugadores y el público. Empezó con la nariz ensangrentada de Nash; después, con mi ojo morado y el foul de Horry al mismo Nash. Cuando digo que jugamos muy bien con la cabeza me refiero a que respetamos lo que nos propusimos: ser fríos, no perder la concentración en discusiones con los árbitros. Manejamos mejor los tiempos y no perdimos la cordura, cosa que sí le sucedió a Phoenix en el último partido. El tan comentado incidente de Horry y Nash no me pareció tan grave; es probable que haya impresionado más porque se cayó sobre la mesa de control. Se jugó duro, sí, pero porque nadie quiere despedirse del torneo tan temprano. No hubo mala fe. En absoluto. Fue muy bueno el aporte de Fabricio Oberto. No pudo jugar muchos minutos por las características de Phoenix, que tiene cuatro hombres bajos, más Stoudemire, lo que te obliga a poner en la can-

cha un esquema similar en cuanto a la ncontextura física. Pero cuando le tocó en trar, lo de Fabri fue muy productivo. Con n seguridad que ante Utah tendrá más posibilidades por el estilo del equipo. Lógicamente lo ideal hubiese sido tener más horas de descanso, pero no vamos a llorar por los calendarios. Me dor-mí muy tarde después de la clasificación n y estas horas hay que aprovecharlas al máximo, durmiendo y alimentándose bien. Contra Utah habrá que jugar más con la cabeza que con el físico. Es posible que en el primer partido tengamos alguna desventaja porque ellos contaron con cuatro días libres y además, en promedio, es un equipo más joven que ell nuestro. Pero los partidos hay que jugar-los y ahora estamos con mayor confiano za. Quizá la serie regular de San Antonio no haya sido brillante, pero ya pasamos dos obstáculos complejos, como Denver y Phoenix. Estamos en el nivel esperado, repuntamos mucho en marzo y abrill respecto de enero, y seguimos teniendo el objetivo de ser campeones. Ninguno see conforma con haber llegado hasta acá.

www.manuginobili.com

OPINION Miguel Romano De la Redacción de LA NACION

Otra página gloriosa para el verdadero Ginóbili

Este es el verdadero Manu. El que escribió tantas páginas gloriosas; con la de anteanoche, una más. Este del rostro afilado, los ojos hundidos y las ojeras prominentes, aunque provoque cierta compasión, es el mismo que vimos en la durísima serie final de 2005, cuando rompió todos los moldes de los Pistons para sumar su segundo anillo o aquel que eligieron como el mejor basquetbolistas de los Juegos Olímpicos de Atenas tras llevarse la medalla dorada. Es que Manu, cuando se enchufa firmemente, cuando entra en tono y ritmo de playoffs, especialmente cuando se involucra hasta los huesos con su equipo y lo único que pretende es el triunfo, no puede descansar todo lo necesario y deseado. La adrenalina lo revoluciona durante 24

horas. “Anoche me habré dormido a las 5 o 6 de la mañana”, señaló después de embocar aquel milagroso doble contra los yugoslavos en aquel debut en Atenas. Pero lo dijo a las 11 de una soporífera mañana en la Villa Olímpica, al regresar del centro de Internet... En San Antonio, después un olvidable sexto playoff suyo (derrota ante Detroit que puso la final 3-3), se supone que directamente no durmió. Por eso siempre habla de agotamiento, de cansancio. Es su talón de Aquiles. No puede sobreponerse. Cuando lo logra, no es el mismo en la cancha. Su desgaste es inevitable. Por eso Gregg Popovich le pide que pare la máquina, que se tome vacaciones. Es así. “¿Estás comiendo bien?” se le preguntó muchas veces.

“Si, muy sano, como siempre, todo a base de pollo y pastas”, ha respondido con reiteración. ¿A qué viene todo esto? Más allá de la impresión que dejó anteanoche su rostro en la pantalla de televisión, tiene que ver con lo que comenzará hoy. Porque si bien la serie con Phoenix fue “la final anticipada del Oeste”, no hay que olvidar que San Antonio es el equipo con mayor promedio de edad de la NBA (31 años), que gastó mucha energía en seis playoffs intensos y complicados. Y volverá a jugar hoy, 41 horas después de un partido crucial, contra un equipo que descansa desde el martes. Por otra parte, Utah, que se encuentra en plena reconstrucción tras los retiros de sus dos hombres insignia du-

rante muchos años, J Jojn Sto y Karl Malone, es un n equipo lético y potente, que puede a de los Sp se al juego pausado d depende mayoritaria amente Boozer y el turco Meehmet O ro que también disfrruta en e yoffs del resurgimien nto del r drey Kirilenko y el ta alento e de Deron Williams, d decisivo que ganaron por 4-1 ante Go te. Por si le faltara allgo, su té rry Sloan, es, de los a activos, años de experiencia suma en conoce muy bien la ffilosofía ga Popovich. No será á una se para los Spurs y tam mpoco pa que por conseguir ottro título zó a dejar la piel en eel parqu

Juan Locatelli, de Peñarol, avanza ante la marca de Gustavo Oroná

// MAURO RIZZI

Peñarol vs. Boca, en el segundo capítulo Tras el primer triunfo xeneize por 61-57, los marplatenses buscarán la recuperación en la serie, otra vez en su estadio Por Miguel Romano Enviado especial

// AF P

MAR DEL PLATA.– “Cada partido de playoff es diferente.” Esa frase que se repite siempre en el basquetbol es a la que se aferra Peñarol después de haber padecido su peor actuación de la temporada en el primer choque de la serie final de la Liga Nacional Movistar ante Boca (61-57) y pocas horas antes de afrontar el segundo capítulo hoy, a las 22, nuevamente en el Polideportivo de esta ciudad. “Todo jugador y todo equipo tiene derecho a tener una mala noche”, fue el tranquilizador mensaje que les dejó a sus jugadores en el vestuario el técnico Carlos Romano, del conjunto marplatense. “El 70 por ciento de la derrota es culpa nuestra, nos ganaron los nervios y la ansiedad. Fue nuestro peor partido en la Liga. No convertir nos fue llevando a la desesperación y Boca supo esperarnos y aprovechar”, agregó el entrenador. Si bien las estadísticas son elocuentes y demuestran el bajísimo porcentaje de aciertos que tuvo Peñarol (11 de 43 en dobles -26%-), lo cierto es que el entumecimiento físico y mental, la falta de convicción para cumplir con sus pautas y la pobre actuación de los líderes anotadores (Josh Pittman 2 de 6 dobles, Jason Osborne 1 de 10 y Gabriel Mikulas 4 de 14) enterraron cualquier intento de victoria ante un rival con más oficio y calma. Con un cacique como Leo Gutiérrez, de cuyo temperamento y actitud gana-

dora se contagian todos sus compañeros, Boca sacó a flote un partido difícil, en el que tampoco lució (exceptos en algunos aspectos defensivos) y que logró definir con tres triples decisivos en los últimos 4 minutos, cuando la sequía de goles y el show de errores hizo de la final un espectáculo impresentable. Pareció un choque entre principiantes. “Logramos que Peñarol no nos atacara rápido, que es donde ganan confianza ofensiva; igual en estos partidos hay muchos factores psicológicos que influyen”, señaló con serenidad, sin siquiera una mueca de felicidad, el coach de Boca, Gabriel Piccato. El cubano Lázaro Borrell, lo vio así: “No creo que en otros partidos la efectividad pueda subir tanto. Estos partidos son muy luchados y a veces no muy lindos”. De todos modos, se sabe, los dos pueden ofrecer muchísimo más esta noche, sin dudas. “Tenemos que limpiar la cabeza y no repetir errores”, dijo Tato Rodríguez, el base local. “Fue increíble, no entró nada de lo que tiramos, estábamos muy trabados y tuvimos graves problemas ofensivos”, acotó su compañero Mikulas. El segundo capítulo será diferente, lo que no quiere decir que el triunfo se encuentre más cerca de Peñarol. “En los playoff cualquier cosa puede ocurrir”, escribió Manu Ginóbili en una de sus últimas columnas. Y algo sabe de esto. Una posibilidad abierta e intrigante que deja una buena expectativa para esta noche, seguramente otra vez ante 7000 simpatizantes marplatenses y con una fiesta digna de un torneo serio y profesional en el parquet del Polideportivo.